Epílogo
Yunho me apretó la mano cuando contuve la
respiración. Traté de mantener mi cara tranquila, pero cuando me encogí, su
dominio se hizo más fuerte. El techo blanco estaba empañado en algunos lugares
por manchas de filtración. Aparte de eso, la habitación estaba impecable.
Ningún desorden, no había utensilios esparcidos. Todo estaba en su lugar, lo
que me hizo sentir medianamente a gusto con la situación. Había tomado la
decisión. La llevaría a cabo.
—Bebé… —dijo Yunho, frunciendo el ceño.
—Puedo hacer esto —le dije, mirando a las
manchas en el techo. Salté cuando dedos tocaron mi piel, pero traté de no
tensarme. Podía ver la preocupación en los ojos de Yunho cuando comenzó el
zumbido.