Capitulo 21
Los números en la pantalla fueron
remplazados por un nombre cuando el teléfono empezó a sonar, y los ojos de Yunho
se ampliaron cuando leyó la pantalla. Con un borroso movimiento, él ya tenía el
teléfono junto a su oreja.
— ¿Shi Hoo? —Una risa de sorpresa se
escapó de sus labios, y una sonrisa estalló en su rostro mientras me miraba—.
¡Es Shi Hoo! —Abrí la boca y apreté su brazo mientras él hablaba—. ¿Dónde
estás? ¿Qué quieres decir con que estás en los dormitorios? Estaré allí en un
segundo, ¡ni se te ocurra moverte!
Me lancé hacia adelante, mis pies
luchando para mantenerse al paso de Yunho mientras corría a través del campus,
arrastrándome detrás de él. Cuando llegamos a los dormitorios, mis pulmones
gritaban por aire. Shi Hoo bajó corriendo las escaleras, chocando contra
nosotros.
— ¡Hermano! ¡Pensé que estabas tostado!
—dijo Shi Hoo, abrazándonos con tanta fuerza que no me dejaba respirar.
— ¡Idiota! —dijo Yunho empujando a su
hermano lejos—. ¡Pensé que estabas malditamente muerto! He estado esperando por
los bomberos para llevar tu cuerpo carbonizado!
Yunho le frunció el ceño a Shi Hoo por un
momento y luego lo empujó en un abrazo. Su brazo salió disparado, buscando a
tientas hasta que encontró mi camisa, y entonces me empujó en un abrazo
también. Tras unos momentos, Yunho liberó a Shi Hoo, manteniéndome cerca, a su
lado.
Shi Hoo me miró con un gesto de disculpa.
—Lo siento, Jae. ¡Me entró el pánico!
Yo sacudí la cabeza.
—Sólo estoy feliz de que estés bien.
— ¿Yo? Hubiera sido mejor estar muerto si
Yunho me hubiera visto salir de ese edificio sin ti. Traté de encontrarte
después de que saliste corriendo, pero luego me perdí y tuve que encontrar otra
manera. Caminé alrededor del edificio para encontrar esa ventana, pero me
encontré con unos policías y me obligaron a salir. ¡Me he estado volviendo loco
por aquí! —dijo él, pasándose una mano por el corto cabello.
Yunho amplió mis mejillas con sus pulgares, y
entonces levantó su camiseta, usándola para sacar el hollín de su rostro.
—Salgamos de aquí. Los policías van a
estar arrastrándose por aquí pronto.
Después de abrazar a su hermano una vez
más, nos dirigimos al Honda de Junsu. Yunho miraba la hebilla del cinturón de
seguridad y luego fruncía el ceño cuando tocía.
—Tal vez debería llevarte al hospital y
conseguir que te chequeen.
—Estoy bien —dije, entrelazando mis dedos
con los suyos. Miré hacia abajo, y vi un profundo corte a través de sus
nudillos—. ¿Es eso de la pelea o de la ventana?
—La ventana —respondió, frunciendo a mis
uñas ensangrentadas.
—Salvaste mi vida, sabes —Sus cejas se
juntaron.
—No me hubiera ido sin ti.
—Sabía que vendrías. —Sonreí, apretando
sus dedos entre los míos.
Nos sujetamos las manos hasta que
llegamos el departamento. No podría haber dicho de quién era la sangre mientras
lavaba el color carmesí y las cenizas de mi piel en la bañera. Cayendo en la
cama de Yunho, pude aún oler el humo y la piel ardiente.
—Aquí –dijo él, alcanzándome un pequeño
vaso con un líquido ámbar—. Te ayudará a relajarte.
—No estoy cansado.
Mantuvo el vaso cerca para mí. Sus ojos
lucían exhaustos, inyectados de sangre y pesados.
—Sólo trata de descansar un poco, Boo.
—Estoy casi asustado de cerrar los ojos
—dije, tomando el vaso y tragándome el líquido.
Tomó el vaso de mis manos y lo puso sobre
la mesita de noche, sentándose a mi lado. Nos sentamos en silencio, dejando que
las horas pasaran nadando. Cerré los ojos con fuerza cuando los recuerdos de
los gritos aterrorizados de las personas atrapadas en el sótano, llenaron mi
mente. No estaba seguro de cuánto tiempo me tomaría para olvidar, o si lo haría
alguna vez.
La mano cálida de Yunho sobre mi rodilla
me sacó de mi sueño consciente.
—Una gran cantidad de gente murió esta
noche.
—Lo sé.
—No sabremos hasta mañana cuántos fueron.
Shi Hoo y yo pasamos a un grupo de chicos en el camino. Me pregunto si ellos lo
hicieron. Parecían muy asustados…
Sentí las lágrimas llenar mis ojos, pero
antes de que tocaran mis mejillas. Los sólidos brazos de Yunho me rodearon. Inmediatamente
me sentí protegido, cálido contra su piel. Sintiéndome tan como en casa en los
brazos que una vez me aterrorizaron, pero sólo en ese momento. Estaba tan
agradecido de poder sentirme tan seguro después de experimentar algo tan
horroroso. Sólo había una razón para que yo me pudiera sentir de tal forma con
una persona.
Pertenecía a él.
Fue ahí cuando lo supe. Sin ninguna duda
en mi mente, sin preocupación de lo que otros podrían pensar, y no teniendo
miedo de los errores o consecuencias, sonreí por las palabras que iba a decir.
— ¿Yunho? —dije contra su pecho.
— ¿Qué, nene? —susurró en mi cabello.
Nuestros teléfonos sonaron al unísono,
alcancé el suyo para él mientras contestaba el mío.
— ¿JAE? —chilló Junsu.
—Estoy bien, Junsu. Estamos todos bien.
—Lo acabamos de escuchar. ¡Está todo
en las noticias!
Pude escuchar a Yunho explicándole a Yoochun
junto a mí, y traté de hacer lo mejor para tranquilizar a Junsu. Contestando
miles de sus preguntas, tratando de mantener mi voz tranquila mientras
recordaba los momentos más horripilantes de mi vida, me relajé cuando Yunho
cubrió mi mano con la suya.
Parecía como si estuviera contando la historia
de alguien más, sentado en el cómodo departamento de Yunho, un millón de millas
lejos de la pesadilla que pudo habernos matado. Junsu lloró cuando terminé,
dándome cuenta de cuán cerca estuvimos de haber perdido nuestras vidas.
—Voy a empezar a empacar ahora. Estaremos
en casa a primera hora de la mañana —susurró Junsu.
—Junsu, no te vayas tan pronto. Estamos
bien.
—Tengo que verte. Tengo que abrazarte
para saber que estás bien —lloró.
—Estamos bien, puedes abrazarme el
viernes.
Él sorbió por las narices otra vez.
—Te amo.
—Yo también. Diviértanse.
Yunho me miró y apretó más el teléfono
contra su oreja.
—Mejor abraza a tu chico, Yoochun. Suena
enojado. Lo sé, amigo… yo también. Te veo pronto.
Colgué segundos antes de que Yunho lo
hiciera, y nos sentamos en silencio por un momento, todavía procesando lo que
había ocurrido. Después de un tiempo, Yunho se inclinó sobre su almohada, y me
puso contra su pecho.
— ¿Junsu está bien? —preguntó, mirando el
celular.
—Está molesto. Pero está bien.
—Estoy feliz de que no estuvieran allí.
Choqué mis dientes. Ni siquiera había
pensado sobre qué hubiera pasado si ellos no se estuvieran quedando con los
padres de Yoochun. Mi mente me dio una imagen fugaz de las asustadas
expresiones de las chicas en el sótano, peleando con los chicos para poder
escapar. Sentí nauseas al pensar acerca su hermoso cabello sucio y quemado
junto con el resto de los órganos tendidos en el césped.
—Yo también —dije con un temblor.
—Lo siento. Has pasado por mucho esta
noche. No debería agregar nada más a tu matrícula.
—Tú estabas allí también, Yunho.
Estuvo callado por algunos minutos, y
justo cuando abrí mi boca para hablar otra vez, él tomó un profundo respiro.
—No me asusto muy a menudo —dijo,
finalmente—. Estaba asustado la primera mañana en que desperté y tú no estabas
allí. Estaba asustado cuando me dejaste después del viaje. Estaba asustado
cuando pensé que iba a tener que decirle a mi papá que Shi Hoo había muerto en
esa construcción. Pero cuando te vi a través de las llamas en ese sótano…
estaba aterrorizado. Llegué a la puerta, estaba a pocos metros de la salida, y
no pude irme.
— ¿Qué quieres decir? ¿Estás loco? —dije,
mi cabeza dando vueltas cuando miré sus ojos.
—Nunca había estado tan seguro de nada en
mi vida. Me di la vuelta, hice mi camino a ese cuarto donde estabas, y allí
estabas. Nada más importaba. Ni siquiera sabía si lo lograríamos o no, sólo
quería estar donde tú estuvieras, donde sea que eso signifique. De la única
cosa de la que estoy asustado es de una vida sin ti, Boo.
Me levanté, besé sus labios tiernamente.
—Entonces no tienes nada de qué estar
asustado. Estaremos juntos para siempre.
Él suspiró.
—Lo haría todo otra vez, sabes. No
cambiaría ni un segundo si eso significara que estaríamos aquí, en este
momento.
Mis ojos se sintieron pesados, y tomé un
respiro profundo. Mis pulmones protestaron, seguían quemando por el humo. Tosí
un poco, y luego me relajé, sintiendo los cálidos labios de Yunho contra mi
frente. Su mano se deslizó por mi cabello húmedo y pude escuchar el latido
constante de su corazón contra su pecho.
—Esto es —dijo con un suspiro.
— ¿Qué?
—El momento. Cuando te veo dormir… ¿esa
paz en tu rostro? Eso es. No lo he tenido desde que mi madre murió, pero lo
puedo sentir nuevamente. —Tomó otra profunda respiración y se acercó más—. Yo
supe en el momento en que te conocí que había algo en ti que yo necesitaba.
Resultó que no era algo de ti. Eras sólo tú.
La esquina de mi boca se levantó mientras
enterraba mi rostro en su pecho.
—Somos nosotros, Yunho. Nada tiene
sentido a menos que estemos juntos. ¿No has notado eso?
— ¿Notarlo? ¡Te he estado diciendo eso
todo el año! —él bromeó.
—Es oficial. Peleas, rompimientos, Changmin…
incluso incendios… nuestra relación puede soportar cualquier cosa.
Levanté mi cabeza una vez más, y noté la
alegría en sus ojos mientras me miraba. Era similar a la paz que había visto en
su rostro luego de haber perdido la apuesta sobre quedarme con él en su
departamento, después de que le dije que lo amaba por primera vez, y de la
mañana de baile de San Valentín. Era similar, pero diferente. Esta era absoluta
y permanente. La cautelosa esperanza había desaparecido de sus ojos, la
confianza incondicional tomaba su lugar.
Lo reconocí sólo porque sus ojos
reflejaban lo que yo estaba sintiendo.
— ¿Y si viajamos?
Frunció el ceño al no saber dónde me
dirigía.
— ¿Sí?
— ¿Has pensado en viajar?
Sus cejas se alzaron.
—No creo que sea una buena idea para mí.
— ¿Y qué si saliéramos sólo por una
noche?
Miró alrededor de la oscura habitación,
confuso.
— ¿Una noche?
—Cásate conmigo —dije sin vacilar. Me
sorprendió la rapidez y la facilidad con que las palabras salieron. Su boca se
expandió en una gran sonrisa.
— ¿Cuándo? —Me encogí de hombros.
—Podemos fijar un vuelo para mañana. Son
las vacaciones de primavera. No tengo nada para mañana. ¿Y tú?
—Yo me encargaré de todo —dijo él,
alcanzando su teléfono. Observando mí reacción de cerca mientras estaba al teléfono—.
Necesito dos boletos, por favor. Mañana, humm. — Hablo diciendo nuestro destino.
Me miró, esperando a que cambiara de opinión—. Dos días, ida y vuelta. Lo que
tenga.
Descansé mi mejilla contra su pecho,
esperando a que terminara de reservar los boletos. Cuanto más tiempo le permití
quedarse en el teléfono, más amplia se hacía su sonrisa.
—Sí, uh, espere un minuto —dijo él,
apuntando a su billetera—. Podrías alcanzar mi tarjeta, Boo? —Él espero
nuevamente por mi reacción.
Con mucho gusto me incliné, saqué su
tarjeta de crédito de su billetera y se la entregué.
Yunho leyó los números para el agente,
mirándome después de terminar cada serie. Cuando le dio la fecha de
vencimiento, él apretó los labios.
—Er, sí señora. Los recogeremos en el
mostrador. Gracias.
Me dio su celular y me senté en la mesa
de noche, esperando a que hablara.
— Me acabas de pedir que me case contigo
—dijo él, aun esperando que yo admitiera algún tipo de truco.
—Lo sé.
—Ese es un asunto real, sabes. Sólo pedí
dos boletos para mañana temprano. Entonces eso significa que nos casaremos
mañana en la noche.
—Gracias. —Sus ojos se achicaron.
—Vas a ser el Señor Jung cuando empieces las
clases el lunes.
—Oh —dije, mirando a todas partes.
Yunho levantó una ceja.
— ¿Tienes dudas?
—Tendré que cambiar serios papeles la
próxima semana.
Él asintió con lentitud, con una
esperanza cautelosa.
— ¿Te vas a casar conmigo mañana?
—Sonreí.
—Uh huh.
— ¿Hablas en serio?
—Sip.
— ¡Te amo, maldita sea! —Agarró cada lado
de mi cara, cerrando sus labios con los míos—. Te amo demasiado, Boo —dijo él,
besándome una y otra vez.
—Sólo recuerda que en cincuenta años
todavía estaré pateando tu trasero en el Póker —bromeé.
Él sonrió triunfante.
—Si significan sesenta o setenta años
contigo, nene… tienes todo mi permiso para hacer lo que quieras.
Levanté una ceja.
—Tú no quisiste decir eso.
— ¿Quieres apostar?
Apareció en mi rostro la sonrisa más
perversa que pude hacer.
— ¿Estás lo suficientemente confiado como
para apostar la brillante moto que está afuera?
Sacudió su cabeza, una expresión seria
reemplazando la sonrisa burlona que tenía unos segundos antes.
—Pondría todo lo que tengo en tus manos.
No me arrepiento de ningún segundo contigo, Boo, y nunca lo haré.
Le tendí la mano y él la tomó sin
vacilar, agitándola una vez y luego llevándola a su boca, y presionando sus
labios tiernamente contra mis nudillos. La habitación estaba en silencio, sus
labios dejando mi piel y el aire que escapa de sus pulmones era el único
sonido.
—Jung Jaejoong —dijo, con una sonrisa
radiante a la luz de la luna.
Apreté mi mejilla contra su pecho
desnudo.
—Yunho y Jae Jung. Tendrá un bonito
anillo para él
— ¿Anillo? —dijo él, frunciendo el ceño.
—Nos preocuparemos de los anillos
después, bebé. En cierto modo te arrojé esto encima.
—Uh… —se interrumpió, observando a que reaccionara
de la forma que él esperaba.
— ¿Qué? —dije, sintiéndome tenso.
—No te enojes —dijo mientras se movía
nervioso. Su agarre apretado a mí alrededor—. Yo… como que ya me hice cargo de
esa parte.
— ¿Qué parte? —dije, estirando mi cuello
para mirarle la cara.
Se quedó mirando el techo y suspiró.
—Vas a enloquecer.
—Yunho…
Fruncí el ceño mientras él alejaba un
brazo de mí, agarrando el cajón de la mesita de noche. Él toqueteó adentro por
un momento y yo soplé el flequillo húmedo fuera de mis ojos.
— ¿Qué? ¿Compraste más condones?
Él rio una vez.
—No, nene. —Sus cejas se juntaron cuando
hizo más esfuerzo para alcanzar algo en el cajón. Una vez que encontró lo que
él estaba buscando, su enfoque cambió y él me miró mientras sacaba una pequeña
cajita de su escondite secreto.
Miré hacia abajo mientras colocaba la
pequeña cajita cuadrada de terciopelo sobre su pecho, y descansó su cabeza
sobre su brazo.
— ¿Qué es eso? —pregunté.
— ¿Qué es lo que parece?
—Está bien. Déjame volver a decir la
pregunta… ¿Cuándo conseguiste eso?
Yunho inhaló, y mientras lo hacía,
también la cajita rosa con su pecho, y sentí cuando espiró el aire de sus
pulmones.
—Hace un tiempo.
—Yunho…
—Sólo lo vi un día… y supe que sólo había
un lugar al que podía pertenecer… en tu perfecto dedo meñique.
— ¿Un día, cuándo?
— ¿Importa? —rebatió. Se retorció un
poco, y yo no podía dejar de reír.
— ¿Puedo verlo? —Sonreí, repentinamente
sintiéndome un poco mareado.
Sonrió también, y miró la caja.
—Ábrelo.
La toque con un dedo, sintiendo el
exuberante terciopelo debajo de mi yema. Agarré el sello de oro con las dos
manos, poco a poco fui tirando de la tapa para abrirla, hasta que un destello
me llamó la atención. Y cerré la tapa.
— ¡Yunho! —me lamenté.
—Sabía que ibas a enloquecer —dijo,
sentándose y poniendo sus manos sobre las mías.
Podía sentir la caja presionando contra
las palmas de mis manos, sintiendo como si fuera una granada espinosa que podía
detonar en cualquier momento. Cerré los ojos y sacudí la cabeza.
— ¿Es que estás loco?
—Lo sé, sé lo que estás pensando, pero
tenía que hacerlo. Era único. ¡Y tenía razón! No he visto uno así que sea tan
perfecto como este.
Mis ojos se abrieron y en lugar del
ansioso par de ojos que me esperaba, él estaba lleno de orgullo. Gentilmente él
levantó la tapa de la caja con sus manos, y tiró el anillo de la pequeña ranura
que lo mantenía en su lugar.
El gran diamante redondo brillaba aún en
la penumbra, captando la luz de la luna en todas sus facetas.
—Es… Dios mío, es increíble —le susurré
mientras tomaba mi mano izquierda en la suya.
— ¿Puedo ponerlo en tu dedo? —preguntó,
mirándome.
Cuando asentí, él presionó sus labios,
deslizando la banda de plata por mi dedo, sosteniéndolo en el lugar por un
momento y luego soltándolo.
—Ahora es increíble.
Ambos observamos mi mano por un momento,
igualmente sorprendidos por el contraste del gran diamante puesto en mi pequeño
y delgado dedo. La banda se extendió por la parte inferior de mi dedo,
partiéndose en dos en cada lado hasta que se juntaba y hacían una, diamantes
más pequeños revestían cada franja de oro blanco.
—Tú pudiste haber pagado la cuota inicial
de un auto con esto —dije en voz baja, incapaz de inculcar ninguna fuerza en mi
tono de voz. Mis ojos siguieron a mi mano mientras Yunho se la llevaba a los
labios.
—Me había imaginado cómo se vería en tu
mano un millón de veces. Ahora que está ahí…
— ¿Qué? —sonreí, observando cómo miraba
mi mano con una sonrisa emocionada.
Miró hacia mi rostro.
—Pensé que iba a tener que sudar cinco
años antes de sentirme de esta manera.
—Lo quería tanto como tú. He tenido un
infierno con la cara de póquer. —Sonreí al presionar mis labios contra los
suyos.
me encanto el capitulo se salvo el hermano de yunho
ResponderEliminary jae le propuso matrimonio a yunho creo si fue el verdad bueno eso entendí
y se casaran espero que para el próximo capitulo
ahora si que tendré dulces sueños XD
me dio mucho gusto que todo este bien y que no murió ninguno de ellos y lo mejor que por fin pusiste un capitulo después de mucho tiempo de esperar
GRACIAS hasta pronto bye
el hermano de YH esta vivo!!! que bueno me hubiera sentido mal, si algo le pasaba y la parte romantica es comica.........xD
ResponderEliminarLa verdad nunca hubiera esperado que fuera JJ quien le pidiera a YH matrimonio y El apenas escucho la frase no sabia si eso un sueño.........^^
Que lindo YH, esperaba guardar su anillo por 5 años, pero ahora la oportunidad se aparecio y lo aprovecho, que pasara ahora...........^^
kyaaaaaa!!! después de un tiempo de espera por fin puedo leer el siguiente capitulo :)
ResponderEliminarRealmente me quedo con mucha pena al pensar que el hermano de Yunho había muerto en el incendio pero felizmente pudo salvarse sin ningún daño. Yunho estaba mas que feliz de haber salvado a Jae y que su hermano haya salido a salvo del edificio aunque ambos quedaron muy afectados.
Pero lo mas importante y sorprendente de este capitulo es que Jae le pidio matrimonio a Yunho kyaaaa!!! se van a casar. Yunho no se lo podía creer hasta yo estaba pensando que era una broma, encima le regala un diamante 0_0 quede sin palabras, cuando lo habrá comprado? bueno lo mas importante es que ambos estén juntos y a salvo.
Gracias por la actualización, estaré esperando la continuación con ansias :)
waaaa se casan se casan !!!!! al fiin despues de todo lo q han pasado pueden estar juntos y felices y fue jae quien se lo pidio *u*
ResponderEliminaruff pense q el hermano de yunho estaria muerto q bueno q logro salir
gracias por la actu!! me encantan tus adaptaciones ^^
kyaaaaa se salvo el hermano de Yunho, yo sabia que iba a encontrar la manera *O* Yunho volvió de la salida para salvar a Jae kyaaaa y un 3º kyaaaaaa se casan... Se Casaaaan!!!! No pensé que tan pronto esos se propondrían, mucho menos que Jae fuera el que le pidiera a Yunho *O* Que emoción!!! Aaaaw Yunho iba a guardar el anillo por 5 años inclusive hasta que llegara el momento correcto kyaaaaa ^ ^
ResponderEliminarMuchas Gracias por la actu!!! :D
que bueno que el hermano de yh este bien n,n
ResponderEliminarque lindos esos dos como se aman ahsbdhsba
muchas gracias actualiza pronto byeee
Awwwwwwww me encanto el capooo <3 realmente me siento feliz de saber que se van a casar los bebos :') su hermanito se salvo waaa gracias al cielo realmente fue un buen capo gracias y nos estamos leyendo *-*
ResponderEliminarQue hermoso capitulo donde afianzan su amor, al fin para siempre juntos 'se van a casar', que alegría y descanso para todos los demás con esta pareja tan explosiva...
ResponderEliminarQue bueno que se salvó el hermano de Yunho.
Pobre Yoochun y Junsu el susto que se llevaron al ver las noticias, por algo pasan las cosas y gracias a adiós ellos no se encontraban ahí...
Gracias
Como amo cuando Yun se pone tan romantico ... Ahh es tan linda la reconcilación. jajaja si que son rápidos, hasta para la boda se apuran xD
ResponderEliminarGracias por compartir.
Que romántico <3 jae le pidió matrimonio a yunho ** y yunnie esta FELIZ
ResponderEliminarEs un alivio que el hermano d yunnie se salvara.