Epílogo
Yunho me apretó la mano cuando contuve la
respiración. Traté de mantener mi cara tranquila, pero cuando me encogí, su
dominio se hizo más fuerte. El techo blanco estaba empañado en algunos lugares
por manchas de filtración. Aparte de eso, la habitación estaba impecable.
Ningún desorden, no había utensilios esparcidos. Todo estaba en su lugar, lo
que me hizo sentir medianamente a gusto con la situación. Había tomado la
decisión. La llevaría a cabo.
—Bebé… —dijo Yunho, frunciendo el ceño.
—Puedo hacer esto —le dije, mirando a las
manchas en el techo. Salté cuando dedos tocaron mi piel, pero traté de no
tensarme. Podía ver la preocupación en los ojos de Yunho cuando comenzó el
zumbido.
—Boo —comenzó Yunho de nuevo, pero negué
con la cabeza con desdén.
—Está bien. Estoy listo. —Sostuve el
teléfono lejos de mi oído, haciendo una mueca tanto por el dolor como por la
conferencia inevitable.
— ¡Te voy a matar, Kim Jaejoong!
—Exclamó Junsu—. ¡Matar!
—Técnicamente, es Jung Jaejoong, ahora
—dije, sonriéndole a mi nuevo marido.
— ¡No es justo! —Se quejó él, la
ira hundiéndose en su tono—. ¡Se suponía que debía ser tu padrino! ¡Se suponía
que debía ir de compras contigo y lanzar una fiesta de despedida de soltero!
—Lo sé —dije, viendo desvanecerse la
sonrisa de Yunho cuando hice una mueca de dolor otra vez.
—No tienes que hacer esto, lo sabes
—dijo, sus cejas se unieron entre sí.
Apreté sus dedos con mi mano libre.
—Lo sé.
— ¡Eso ya lo dijiste! —Gritó Junsu.
—No estaba hablando contigo.
—Oh, estás hablando conmigo —se quejó él —.
Por supueeesto que estás hablando conmigo. Nunca vas a oír el
final de esto, ¿me oyes? ¡Nunca, jamás te perdonaré!
—Sí lo harás.
— ¡Tú! ¡Eres un...! ¡Eres simplemente egoísta,
Jae! ¡Eres un terrible mejor amigo!
Me eché a reír, haciendo que el hombre
sentado a mi lado se sacudiera.
—No se mueva, Sr. Jung.
—Lo siento —dije.
— ¿Quién fue ese? —Gruñó Junsu.
—Ese fue Griffin.
— ¿Quién diablos es Griffin? Déjame
adivinar, ¿invitaste a un desconocido a tu boda y no a tu mejor amigo? —Su voz
se hacía más aguda con cada pregunta.
—No. Él no fue a la boda —dije, aspirando
una bocanada de aire.
Yunho suspiró y se movió nervioso en su
silla, apretando mi mano.
—Se supone que debo hacer esto,
¿recuerdas? —le dije, sonriéndole a través del dolor.
—Lo siento. No creo que pueda soportar
esto —dijo, con voz llena de angustia. Relajó su mano, mirando a Griffin—. Date
prisa, ¿quieres?
Griffin negó con la cabeza.
—Cubierto de tatuajes y no puede soportar
que su novio consiga una simple inscripción. Terminaré en un minuto, camarada.
El ceño fruncido de Yunho se profundizó.
—Esposo. Él es mi esposo.
Junsu jadeó una vez procesada la
conversación en su mente.
— ¿Te estás haciendo un tatuaje?
¿Qué está pasando contigo, Jae? ¿Respiraste humos tóxicos en el incendio?
Miré hacia abajo a mi estómago, a la confusa
mancha negra justo en el interior de mi hueso de la cadera y sonreí.
—Yunho tiene mi nombre en su muñeca
—aspiré otra bocanada de aire cuando el zumbido continuó. Griffin secó la tinta
de mi piel y empezó de nuevo. Hablé a través de mis dientes—: Estamos casados.
Quería algo, también.
Yunho sacudió la cabeza.
—No tenías que hacerlo.
Entrecerré los ojos.
—No empieces conmigo. Hemos hablado de
esto.
Junsu se echó a reír una vez.
—Te has vuelto loco. Te voy admitir en el
asilo al llegar a casa. —Su voz era aún perforante y exasperada.
—No es tan loco. Nos amamos el uno al
otro. Hemos estado viviendo prácticamente juntos dentro y fuera de todo el año.
¿Por qué no?
— ¡Porque tienes diecinueve,
idiota! ¡Porque te fuiste y no le dijiste a nadie, y porque no estoy allí!
—Exclamó.
—Lo siento, Junsu, me tengo que ir. Nos
vemos mañana, ¿de acuerdo?
— ¡No sé si quiero verte mañana!
¡No creo que quiera ver a Yunho nunca más! —Se burló.
—Te veré mañana, Junsu. Sabes que quieres
ver mi anillo.
—Y tu tatuaje —dijo, con una sonrisa en
su voz.
Colgué y cerré el teléfono,
entregándoselo a Yunho. El zumbido se reanudó de nuevo, y mi atención se centró
en la sensación de ardor seguido por el segundo dulce de alivio cuando limpiaba
el exceso de tinta. Yunho empujó mi teléfono en su bolsillo, agarrando mi mano
entre las suyas, inclinándose hasta tocar su frente con la mía.
— ¿Te asustaste así de mucho cuando te
hiciste tus tatuajes? —Le pregunté, sonriendo a la expresión de aprehensión en
su rostro.
Se movió, parecía sentir mi dolor mil
veces más que yo.
—Uh... no. Esto es diferente. Esto es
mucho, muchísimo peor.
— ¡Listo! —Dijo Griffin con un gran
alivio en su voz como el reflejado en el rostro de Yunho.
Dejé que mi cabeza cayera hacia atrás en
la silla.
— ¡Gracias a Dios!
— ¡Gracias a Dios! —suspiró Yunho,
acariciando mi mano.
Miré hacia abajo a las hermosas líneas
negras en mi piel enrojecida e inflamada:
Sr.Jung
—Vaya —dije, levantándome sobre los codos
para tener una mejor visión. El ceño fruncido de Yunho al instante se convirtió
en una sonrisa triunfal
—Es hermoso.
Griffin negó con la cabeza.
—Si tuviera un dólar por cada esposo tatuado
nuevo que trae a su esposo aquí y se lo toma peor de lo que él lo hace… bueno.
No tendría que tatuar a nadie nunca más.
—Sólo dígame cuánto le debo, grandísimo
idiota —murmuró Yunho.
—Voy a dejar su factura en el mostrador
—dijo Griffin, entretenido con la réplica de Yunho.
Miré alrededor de la habitación al cromo
brillante y los carteles de las muestras de tatuajes en la pared, y luego de
vuelta a mi estómago. Mi apellido nuevo relucía en gruesas letras negras
elegantes. Yunho me miraba con orgullo, y luego miró hacia abajo a su anillo de
boda de titanio.
—Lo hicimos, bebé —dijo en voz baja—.
Todavía no puedo creer que seas mi esposo.
—Créelo —dije, sonriendo.
Me ayudó a levantarme de la silla y
favorecí mi lado derecho, consciente de que cada movimiento que hacía causaba
que mi jeans rozara mi piel en carne viva. Yunho sacó su billetera, firmó el
recibo con rapidez antes de que me llevara de la mano al taxi que esperaba
fuera. Mi celular volvió a sonar, y cuando vi que se trataba de Junsu, lo dejé
sonar.
—Nos va a hacer sentir miserable por un
largo tiempo, ¿cierto? —dijo Yunho con el ceño fruncido.
—Hará puchero por veinticuatro horas,
después de que vea las fotos, lo superará.
Yunho me lanzó una sonrisa maliciosa.
— ¿Estás seguro de eso, Sr. Jung?
— ¿Alguna vez vas a dejar de llamarme
así? Lo has dicho cientos de veces desde que salimos de la capilla.
Él negó con la cabeza mientras sostenía
la puerta del taxi abierta para mí.
—Voy a dejar de llamarte así hasta que
esto termine siendo real.
—Oh, es real de acuerdo —dije,
deslizándome a la mitad del asiento para dejarle espacio—. Tengo recuerdos de
la noche de boda para probarlo.
Se apoyó en mí, corriendo su nariz por la
piel sensible de mi cuello hasta que llegó a mi oído.
—Desde luego que sí.
—Ay... —dije cuando se presionó en contra
de mi vendaje.
—Oh, maldita sea, lo siento, Boo.
—Estás perdonado —sonreí.
Rodamos hacia el aeropuerto de mano en
mano, y me reí cuando vi a Yunho mirar a su anillo de boda sin disculpas.
Sus ojos tenían la expresión pacífica a
la que me estaba acostumbrando.
—Cuando lleguemos al apartamento, creo
que finalmente me daré cuenta, y voy a dejar de actuar como un idiota.
— ¿Me lo prometes? —sonreí.
Me besó la mano y la acunó en su regazo
entre sus manos.
—No.
Me reí, apoyando mi cabeza sobre su
hombro hasta que el taxi redujo la velocidad hasta detenerse frente del
aeropuerto. Mi celular volvió a sonar, mostrando el nombre de Junsu una vez
más.
—Es implacable. Déjame hablar con él
—dijo Yunho, alcanzando mi teléfono.
— ¿Hola? —Dijo, esperando que acabara la
corriente estridente en el otro extremo de la línea. Él sonrió—. Porque soy su
marido. Puedo responder su teléfono, ahora. —Me miró, y luego abrió la puerta
del taxi, ofreciéndome su mano—. Estamos en el aeropuerto, Junsu. ¿Por qué no Yoochun
y tú nos recogen y puedes gritarnos a ambos en el camino a casa? Sí, todo el
camino a casa. Debemos llegar en torno a las tres. Muy bien, Junsu. Nos vemos
entonces. —Hizo una mueca con las duras palabras de él y luego me pasó el teléfono—.
No estabas bromeando. Está enojado.
Le pagó al taxista y luego tiró su bolsa
al hombro, tirando de la manija de mi equipaje para rodarlo. Sus brazos
tatuados se tensaron mientras empujaba mi bolso, con la mano libre buscando a
la mía.
—No puedo creer que le hayas dado luz
verde para que nos tenga por una hora entera —dije, siguiéndolo a través de la
puerta giratoria.
—Realmente no crees que voy a dejar que
le grite a mi esposo, ¿verdad?
—Te estás poniendo muy cómodo con ese
término.
—Creo que es hora de que lo admita. Sabía
que ibas a ser mi esposo más o menos a partir del segundo en que te conocí. No
voy a mentir y decir que no he estado esperando el día que lo pudiera decir...
así que voy a abusar del título. Deberías acostumbrarte a él, ahora —dijo esto
con la mayor naturalidad posible, como si estuviera dando un discurso
practicado.
Me reí, apretándole la mano.
—No me importa.
Me miró por el rabillo de su ojo.
— ¿No? —Negué con mi cabeza y me jaló a
su lado, besando mis mejillas—. Bien. Te vas a hartar de esto durante los
próximos meses, pero sólo dame un respiro, ¿de acuerdo?
Lo seguí por los pasillos, escaleras
mecánicas, y las líneas de seguridad. Cuando Yunho caminó a través del detector
de metales, un timbre fuerte se disparó. Cuando el guardia del aeropuerto le
pidió a Yunho que se quitara su anillo, su rostro se tornó grave.
—Lo sostendré, señor —dijo el oficial—.
Sólo será por un momento.
—Le prometí que nunca me lo quitaría
—dijo Yunho a través de sus dientes.
El oficial extendió la palma de su mano,
paciencia y divertida simpatía arrugaba la fina piel alrededor de sus ojos.
Yunho a regañadientes, se quitó el
anillo, lo estrelló en la mano del guardia, y luego suspiró cuando caminó por
la puerta, esa vez sin activar la alarma. Caminé a través de ella sin novedad,
entregándole mi anillo también. La expresión de Yunho era tensa, pero cuando se
nos permitió pasar, sus hombros se relajaron.
—Está bien, bebé. Está de regreso en tu dedo
—le dije, riendo ante su reacción exagerada.
Me besó en la frente, jalándome a su lado
mientras nos dirigimos a la terminal. Cuando capturé la mirada de los que
pasábamos, me pregunté si era obvio que estábamos recién casados, o si
simplemente notaban la sonrisa ridícula en el rostro de Yunho, un fuerte
contraste con su cabeza rapada, brazos tatuados y músculos.
El aeropuerto era un hervidero de
turistas emocionados, de pitidos y zumbidos de las máquinas tragamonedas en el
aire, y la gente serpenteando en todas direcciones. Le sonreí a una joven
pareja tomada de la mano, viéndose tan excitados y nerviosos como Yunho y yo lo
hicimos cuando llegamos. No me cabe duda de que se irían sintiendo la misma
mezcla de alivio y desconcierto que sentimos, llevando a cabo lo que habían
venido hacer.
En la terminal, eché un vistazo a través
de una revista, y toqué suavemente la rodilla violentamente rebotando de Yunho.
Su pierna se congeló y me sonrió, manteniendo mis ojos en las fotografías de las
celebridades. Estaba nervioso por algo, pero esperé a que me dijera, sabiendo
que estaba trabajando a nivel interno.
Después de unos minutos, su rodilla se
balanceó de nuevo, pero esta vez lo detuvo por su cuenta, y luego, lentamente,
se dejó caer en su silla.
— ¿Boo?
— ¿Sí?
Unos cuantos minutos pasaron, y luego
suspiró.
—Nada.
El tiempo pasó demasiado rápido, y
parecía que apenas nos habíamos sentado cuando nuestro número de vuelo fue
llamado a bordo. Una línea se formó rápidamente, y nos pusimos de pie,
esperando nuestro turno para mostrar nuestros boletos y caminar por el largo
pasillo hacia el avión que nos llevaría a casa.
Yunho vaciló.
—No puedo deshacerme de este sentimiento
—dijo en voz baja.
— ¿Qué quieres decir? ¿Cómo un mal
presentimiento? —dije, de repente nervioso.
Se volvió hacia mí con preocupación en
sus ojos.
—Tengo ésta loca sensación que una vez
que lleguemos a casa, me voy a despertar. Como si nada de esto fuera real.
Deslicé mis brazos alrededor de su
cintura, pasando mis manos sobre los músculos de su espalda.
— ¿Es eso lo que te preocupa?
Bajó la mirada a su muñeca, y luego miró
a la banda de plata gruesa en su dedo izquierdo.
—No puedo evitar la sensación de que la
burbuja va a estallar, y voy a estar acostado en mi cama solo, deseando que
estés allí conmigo.
— ¡No sé qué voy a hacer contigo, Yunho!
Me he desecho de alguien por ti, dos veces, he empacado y he salido contigo,
dos veces, he ido literalmente a través del infierno y de regreso, me casé
contigo y me marqué con tu nombre. Me estoy quedando sin ideas para que sepas
que soy tuyo.
Una pequeña sonrisa adornó sus labios.
—Me encanta cuando dices eso.
— ¿Que soy tuyo? —Le pregunté. Me incliné
hacia arriba, presionando mis labios contra los suyos—. Soy. Tuyo. El Señor de Jung
Yunho, por siempre y para siempre.
Su pequeña sonrisa se desvaneció mientras
miraba hacia la puerta de embarque y luego hacia abajo a mí.
—Voy a seguir jodiendo, Boo. Vas a
hartarte de mis estupideces.
Me eché a reír.
—Estoy harto de tus estupideces, ahora.
Aun así me casé contigo.
—Pensé que una vez que nos casáramos, me
sentiría un poco más tranquilo acerca de perderte. Pero siento que si subo a
ese avión...
— ¿Yunho? Te amo. Vamos a casa.
Sus cejas se juntaron.
—No me vas dejar, ¿verdad? ¿Incluso
cuando soy un dolor en el trasero?
—Juré ante Dios... que no lo haría,
¿cierto?
Su ceño se aligeró un poco.
— ¿Esto es para siempre?
Una de las esquinas de mi boca se elevó.
— ¿Te haría sentir mejor si hacemos una
apuesta?
Otros pasajeros comenzaron a caminar
alrededor de nosotros, aunque lentamente, observaban y escuchaban nuestra
conversación ridícula. Al igual que todas las otras veces, estaba manifiestamente
consciente de las miradas indiscretas, pero esta vez era diferente. Lo único
que podía pensar era en que la paz regresara a los ojos de Yunho.
— ¿Qué clase de marido sería si apostara
en contra de mi propio matrimonio?
Sonreí.
—Del tipo estúpido. ¿No escuchaste a tu
padre cuando te dijo que no apostaras contra mí?
Él levantó una ceja.
—Así que estás así de seguro, ¿eh?
¿Apostarías en ello?
Envolví mis brazos alrededor de su cuello
y sonreí contra sus labios.
—Apostaría mi primer hijo. Así de seguro
estoy.
Y luego volvió la paz.
—No puedes estar tan seguro —dijo, la
ansiedad ausente en su voz.
Levanté una ceja, y mi boca se elevó
hacia un lado.
— ¿Quieres apostar?
Fin
hay por dios como que se termino estuvo muy buena y de repente se termina sin previo aviso pero me encanto estaré esperando los que siguen y gracias hasta pronto bye
ResponderEliminarwaa que hermoso final!! gracias x compartirlo me encanto de principio a fin
ResponderEliminarame el final aunq me hubiera gustado q continuara dasdas espero q sigas adaptando mas historias cuidate espero leerte pronto ^^
waaaaaaa esto fue inesperado... ya termino?? Me dejo con las ganas u.u Pero fue realmente bello *O* Recién casaditos, Jae con nuevo tatuaje, Yunho sin creérselo aun... Un hermoso final :D Adore cada parte de esta historia!!!!
ResponderEliminarMuchísimas Gracias por compartir esta adaptación!!! ^ ^ Voy a esperar con ansias las próximas :)
Nooo ya termino :c
ResponderEliminarQuería leer mas reacciones exageradas de Junsu xDDD
Gracias por el fic ^u^
kyaaaaaaaaaaaa!!!! me enacanto de principio a fin, no puedo creerlo termino :(
ResponderEliminarwow tenia unas ganas locas de ver el encuentro con el Yoosu y en especial ver la reaccion que Junsu iba a tener al ver a su ingrato amigo volver con un anillo en su mano :) definitivamente seria un chiste leer sus tonterías y saber que diría en venganza por no haberle informado...
Que felicidad al final se casaron cual pareja fugada jajajaj muy yunjae ese final, los dos son un par de locos pero lo mas importante es que se aman :) los extrañaré
Por otro lado, me entristece leer que es el final, uno muy lindo y dulce lleno de amor, se que extrañare leer mas capítulos :( un gran trabajo de adaptación , muchas gracias por compartirlo con nosotras.
bye :)
Una de las mejores adaptaciones que he leído. Me gustó mucho esa boda en plan impulsivo que tuvieron Yunho y Jaejoong....la reacción de Junsu es divertida xD. Gracias por compartirlo
ResponderEliminarMe encanto, desde el principio hasta el fin estuvo muy emocionante, gracias por haberla publicado.
ResponderEliminarBarbara,genial ,buuenisima mi corazón contento el yunjae, no puede terminar de otra manera,genial la adaptación.gracias.
ResponderEliminarT-T Que hermoso, fue un final realmente hermoso ♡ Me hubiera gustado ver nacer a su primer baby jiji ... Gracias por la hermosa historia ^^
ResponderEliminarWaaaa q padre final. Yunho todavía no se lo cree
ResponderEliminarAhhhhh jae tratando de calmarlo
Junsu molestito por no poder estar con su amigo en ese momento tan especial pero en verdad feliz por jae.
ResponderEliminarWoooo jaejoong se tatuo <3 que hermosa historia de amor. Gracias por haber compartido con nosotras ^.^
Lo siento por comentar hasta ahora >.< pero una vez que empecé a leer no pude detenerme... ame esta adaptación Yunho cayó rendido ante el amor por Jae lo amé fue muy lindo y ese tatuaje que se hizo Jae aww Sr.Jung ♡ fue perfecto
ResponderEliminarGracias por compartir ^^/