Capítulo 2
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—Nadie me escucha —dije en voz baja de modo que mi aliento helara el vaso—.
Este mundo... es frío. —Tomé un sorbo de Pepsi, asegurándome de que hacía
repiquetear el hielo.
Una década y media más
tarde y todavía tengo mi sentido de lo dramático. El día después de mi pleito
con Yunho, un huracán arrasó la ciudad y me salvó de tener que hacerme pasar por enfermo en el
trabajo. Estoy en la cama, con mi cuerpo acurrucado posesivamente alrededor de
una botella de vodka.
Alrededor del mediodía,
ruedo de la cama y arrastro los pies hasta el baño. Todavía hay electricidad a
pesar del huracán de categoría tres que está sacudiendo mis ventanas. Aprovecho
la oportunidad de darme un baño de tina. Cuando me siento en el agua humeante, reproduzco todo el asunto
en mi mente por millonésima vez. Todo termina con, él me olvidó.
Mi pug, Pickles, se
instala en mi alfombra de baño y me mira con cuidado. Ella es tan fea, sonrío.
— Yunho, Yunho, Yunho
—lo digo para ver si todavía suena igual.
Él solía tener el
extraño hábito de revertir nombres de las personas cuando los oía por primera
vez. Yo era Aivilo y él era Belac. Pensé que era ridículo, pero eventualmente
me encontré haciendo la misma cosa. Se convirtió en un código secreto que
utilizábamos cuando chismeábamos.
Y ahora él no me
recuerda. ¿Cómo podías olvidar a alguien que amabas, aunque le hiciera trizas
el corazón? Vierto un poco de vodka en mi agua del baño. ¿Ahora cómo iba
siquiera a sacarlo de mi cabeza? Podría convertir mi trabajo a tiempo completo
el estar deprimido. Eso es lo que hacían los cantantes de música country.
Podría ser un cantante de música country. Entono un par de versos de “Achey
Breaky Heart” y tomo otro trago.
Halo la cadena del tapón
con el dedo del pie y escucho el murmullo del agua en el desagüe. Me visto y
camino lentamente hacia la nevera, con el licor barato dando vueltas en mi estómago
vacío. Mi suministro de alimentos de emergencia de huracán consiste en dos
botellas de aderezo ranch, una cebolla, y un bloque de queso cheddar. Corto el
queso y la cebolla y los echo en un tazón vertiendo el aderezo ranch sin grasa
en la parte superior. Lo pongo en la cafetera y pulso el botón “Reproducir” en
el estéreo. En este está el mismo CD que le había dado a Yunho en el Mushroom
Music. Bebo mucha más vodka.
Me despierto en el suelo
de la cocina con mi rostro presionado a un charco de baba. En mi puño está una
foto de Yunho que ha sido rasgada y unida de nuevo con cinta adhesiva. Me
siento bastante bien a pesar de que hay un leve latido en mis sienes. Tomo una
decisión. Hoy iba a empezar de cero. Me iba a olvidar de cómo-se-llame y a
comprar mierda saludable para comer y a seguir adelante con mi maldita vida.
Limpio mi desorden de borracho, deteniéndome brevemente para tirar la foto
rasgada y pegada con cinta adhesiva a la basura. Adiós ayer. Agarro mi bolso y
me dirijo a la tienda de alimentos saludables más cercana.
La primera cosa que hace
la tienda donde venden mierda saludable es soplar aire perfumado a pachulí en
mi rostro. Arrugo la nariz y contengo la respiración hasta que paso el punto de
atención donde una chica de mi edad está mascando chicle y meditando detrás de
un mostrador.
Agarrando un carrito, me
dirijo hacia la parte trasera de la tienda, pasando las botellas de Limpiador
Aura de Madame Deerwood (no funciona), el ojo de tritón, y las bolsas de Gota Kola.
En lo que a mí respecta,
este es un supermercado normal y no un refugio de alimentación para cada rarito
de la nueva era en un radio de treinta kilómetros. Yunho y yo nunca estuvimos
aquí juntos, haciendo al Mecca Market una zona libre de recuerdos para mí.
Lanzo algunas galletas de
algas y papitas horneadas en el carrito y me dirijo hacia el pasillo de
helados. Paso a una mujer usando una camiseta que dice: “Soy Wiccana, mira mi
Escoba.” No está usando zapatos.
Girando en el pasillo de
helados, me estremezco.
— ¿Tienes frío?
Me doy la vuelta tan
rápido que mi hombro vuelca un exhibidor de conos de galleta. Veo con horror
como se estrellan en el suelo, esparciéndose y deslizándose como mis
pensamientos.
¡Yunho!
Lo veo recoger las cajas
una por una, apilándolas en su mano libre. Me sonríe y me da la sensación de
que está divertido por mi reacción.
—Lo siento, no era mi
intención asustarte.
Tan educado. Y ahí
estaba ese maldito acento nuevo.
— ¿Qué estás haciendo
aquí? —Las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas.
Se ríe.
—No estoy acosándote, lo
juro. En realidad, quería darte las gracias por la sugerencia de música en la
tienda el otro día. Me gustó... mucho en realidad. —Tiene las manos en los
bolsillos y está rebotando arriba y abajo en sus talones.
—Vino —dice, haciendo
girar el anillo en su pulgar con el dedo índice. Solía hacerlo cuando estaba
nervioso.
Lo miro fijamente sin
comprender.
—Me preguntaste qué
estaba haciendo aquí —dice con paciencia, como si estuviese hablando con un
niño—. A mi novio le gusta este vino y uno sólo puede conseguirse aquí...
Orgánico. —La última palabra le hace reír.
¿Novio? Estrecho mis ojos. ¿Cómo es que lo recuerda a él y no a mí?
—Entonces —digo
casualmente, abriendo uno de los refrigeradores y agarrando lo primero que veo—
¿Recuerdas a tu novio? —Estaba tratando de sonar indiferente, pero no podría
haber sonado más estrangulado si él tuviese las manos alrededor de mi garganta.
—No, después del
accidente... no lo recuerdo.
Me siento un poquito
mejor.
De inmediato pienso en
la primera vez que puse mis ojos oscuros en él, hace tres años, cuando estaba
realizando el ritual de espionaje de la post ruptura. Decidí que tenía que ver a mi reemplazo para el cierre. Era
una locura realmente, pero todos tenemos derecho a un poco de acoso.
Yo llevaba el sombrero
hongo rojo de mi abuela porque tenía un borde ridículamente ancho que
escondería mi rostro, y era tan melodramático como mi personalidad. Llevé a
Pickles como apoyo.
Luhan. Ese era el
nombre de la pequeña bestia. Él era tan rico como yo era pobre, tan feliz como
yo me sentía miserable, tan pelirrojo como yo era de cabello oscuro. Yunho lo
conoció en una fiesta elegante cerca de un año después de que nos separamos. Al
parecer, ellos se llevaron bien inmediatamente, o tal vez lo hicieron enseguida, no puedo estar
seguro.
Luhan trabajaba
en un edificio de oficinas a diez minutos de mi apartamento. Para el momento en
que deslicé mi auto en un puesto del estacionamiento, tuve una hora libre antes de que su turno hubiese
terminado. La pasé convenciéndome a mí mismo de que mi comportamiento era
normal.
Luhan salió del edificio
exactamente a las seis y cinco, con un bolso balanceándose alegremente. Él
caminaba como un hombre que sabía que tenía el mundo mirando hacia su pecho.
Observé su caminar a lo largo de la acera, mientras yo estrangulaba el volante.
Odiaba su cabello rojo. Odiaba la manera en que se despidió de sus compañeros
de trabajo con un tintineo de sus dedos. Odiaba el hecho de que me habían
gustado sus zapatos.
Mirándolo a los ojos en busca
de respuestas, y tratando de sacar mi cabeza del pasado, pregunto:
—Entonces, ¿qué?
¿Ustedes están todavía juntos a pesar de que no sabes quién es él?
Espero que sea
defensivo, pero en lugar de eso sonríe con picardía.
—Él está realmente
destrozado por todo el asunto y es un gran chico por quedarse conmigo a través
de todo esto. —No me mira cuando dice “esto”.
Como si cualquier chico
en su sano juicio, le permitiría a él irse
—excepto yo por supuesto— pero nunca he afirmado estar en mi sano juicio.
— ¿Te gustaría tomar una
taza de café? —Pregunta—. Puedo ponerte al día con toda mi triste historia.
Siento un cosquilleo
comenzando en mis pies y abriéndose camino por todo mi cuerpo. Si él recordara cualquier cosa sobre
mí, esto no estaría sucediendo. Esto era una locura... exactamente el tipo de
situación del que podría tomar ventaja por completo.
—No puedo. —Me siento
tan orgulloso de mí mismo que me paro un poco más alto. Él toma mi respuesta de
la misma forma que había tomado todos mis rechazos en los años que salimos,
sonriendo como si yo no pudiera estar hablando en serio.
—Sí, sí puedes. Piensa
en ello como un favor hacia mí.
Inclino la cabeza.
—Necesito algunos amigos
nuevos... buenas influencias.
Mi boca se abre y deja
salir un extendido sonido de Pffffffff.
Yunho levanta una ceja.
—No soy una buena
influencia —digo, parpadeando rápidamente.
Me muevo de un pie al
otro, distrayéndome con un frasco de cerezas marrasquino. Podría tomar el
frasco, lanzárselo a la cabeza y correr, o podría ir por un café con él.
Después de todo era sólo café. No sexo, no una relación, sólo alguna charla
amistosa entre dos personas que supuestamente no se conocían entre sí.
—Está bien, café. —Oigo
la emoción en mi voz y tiemblo.
Soy. Repugnante.
—Bien —dice sonriendo.
—Hay una cafetería a dos
cuadras de aquí, en la esquina noroeste. Puedo encontrarte allí en treinta
minutos —digo, calculando el tiempo que me tomaría llegar a casa y
des-desaliñarme. Di que no puedes
hacerlo. Di que tienes otras cosas que hacer...
—Treinta minutos
—repite, mirando mis labios. Los frunzo para provocar un efecto y Yunho agacha
la cabeza para ocultar una sonrisa. Me doy vuelta y camino tranquilamente por
el pasillo. Puedo sentir sus ojos en mi espalda, haciéndome cosquillas.
Abandono mi carrito de
compras tan pronto como estoy fuera de la vista y galopo hacia el frente de la
tienda. Mis sandalias golpean contra mis talones mientras corro.
Llego a casa en tiempo
record. Mi vecina Rosebud está tocado en mi puerta con una cebolla en la mano.
Si Rosebud me atrapa, estaré metido en dos horas de conversación unilateral
sobre su Bertie y su lucha con la gota. Me oculto en los arbustos. Cuando se da
por vencida cinco minutos después, mis muslos están ardiendo por estar agachado
y necesito hacer pipí.
Lo primero que hago
cuando atravieso mi puerta es rescatar la foto de Yunho de la basura. Sacudiéndole
cáscaras de huevo,
la empujo en
mi cajón de
los cubiertos.
En quince minutos, estoy
saliendo de la puerta sintiéndome tan nervioso que tengo que hacer un esfuerzo
consciente para no tropezar sobre mis propios pies. Las tres cuadras que
conduzco son tortuosas. Me insulto y dos veces cambio de dirección hacia el
retorno para ir a casa.
Llego al estacionamiento con
un caso leve
de latigazo. La cafetería está llena de paredes de color
azul oscuro y patrones de mosaico. Es intenso, depresivo y cálido todo al mismo
tiempo. Con un Starbucks a sólo tres
cuadras de distancia, este lugar es reservado para una multitud más
seria, del tipo de artístico-extravagante quienes se ciernen sobre sus MacBooks.
—Hola, Jae. —El pequeño
chico punk quien trabaja en el mostrador me saluda con la mano. Le sonrío.
Mientras paso la pizarra de anuncios, algo atrapa mi mirada. Una impresión del
rostro de un hombre está clavada con tachuelas entre los folletos. Camino
acercándome, sintiendo cosquilleos de reconocimiento. A lo largo de la parte
inferior de su rostro la palabra SE
BUSCA resalta en letras negritas. Era el hombre del Music Mushroom, ¡el de
la sombrilla!
Dobson Scott Orchard,
nacido el 17 de septiembre de 1960.
Buscado por
secuestro, violación y asalto.
Rasgos
distintivos: marca de nacimiento en la frente.
¡El lunar! Esa era la
marca de nacimiento de la que el poster se refería. ¿Qué habría pasado si me hubiera
ido con él? Sacudo la imagen fuera de mi cabeza y memorizo el número en la
parte inferior de la página. Si no hubiera visto a Yunho ese día, podría
haberlo dejado acompañarme a mi auto.
Dobson escapa de mi
cabeza cuando veo a Yunho.
Me está esperando en una
mesa pequeña en el rincón del fondo mirando distraídamente la superficie de la
mesa. Levanta una taza de porcelana blanca a sus labios, y tengo un recuerdo
rápido de él haciendo lo mismo en mi apartamento hace años. Mi corazón se
acelera.
Me ve cuando estoy a
unos metros de distancia.
—Hola, te conseguí un
latte —dice poniéndose de pie. Sus ojos me barren de mis pies a mi cara en un
rápido movimiento. Estoy nervioso, mis manos están temblando. Cuando extiende
una mano hacia mí, titubeo antes de estrechársela.
—Jung Yunho —dice—.
Diría que normalmente digo mi nombre antes de pedirles salir por un café, pero
no lo recuerdo.
Sonreímos torpemente con
su terrible broma mientras permito que mi pequeña mano sea tragada con la de
él. La sensación de su piel es tan familiar. Cierro mis ojos por un breve
segundo y dejo que lo absurdo de la situación me inunde.
—Kim Jaejoong. Gracias
por el café.
Nos sentamos torpemente
y comienzo a servir azúcar en mi taza. Observo su cara. El solía burlarse de mí sobre que mi café era
tan dulce que hacía que los dientes dolieran.
Él toma un té caliente,
de la forma que los británicos lo toman. Solía pensar que era encantador y
distinguido, de hecho todavía lo hago.
— ¿Entonces qué le
dijiste a tu novio? —pregunto, tomando un sorbo. Estoy balanceando mi zapato
con la punta de mi pulgar lo cual es algo que solía fastidiarlo cuando
estábamos juntos. Veo sus ojos alcanzar mi pie y por un segundo, creo que va a
agarrarlo para detener el movimiento.
—Le dije que necesitaba
algo de tiempo para pensar. Es una cosa horrible de decirle a un chico, ¿verdad? —pregunta.
Asiento.
—De cualquier forma,
estalló en lágrimas en el minuto que las palabras salieron de mi boca y no supe
que hacer.
—Lo siento —Miento.
Fresa cara de pecas se está acurrucando con el rechazo esta noche. Es una cosa
maravillosa.
—Así que —digo—,
amnesia.
Yunho asiente, bajando
la vista hacia la mesa. Distraídamente traza un patrón de círculos con su dedo.
—Sí, es llamada Amnesia
Selectiva. Los doctores, ocho de ellos, me han dicho que es temporal.
Absorbo pensativamente
la palabra “temporal”. Podría significar que mi tiempo con él es temporal como
mi tinte de cabello, o un golpe de adrenalina. Decido que tomaré ambos. Estoy
tomando un café con un hombre que anteriormente me odiaba, “temporalmente” no
tenía que ser una palabra sucia.
— ¿Cómo pasó? —pregunto.
Yunho aclara su garganta
y mira alrededor de la habitación como que está
evaluando quien pudiera oírnos.
— ¿Qué? ¿Muy personal?
—Contengo una carcajada de mi voz. Se siente extraño que esté dudando decirme. Cuando estábamos
juntos, él me decía todo—incluso las cosas que la mayoría de los hombres
estarían avergonzados de compartir con sus novios. Todavía puedo leer sus
expresiones después de todos estos años y puedo decir que está incómodo
compartiendo los detalles de su amnesia.
—No lo sé. Parece como
que deberíamos comenzar con algo simple antes de decirte mis secretos. Como mi
color favorito.
Sonrío.
— ¿Recuerdas cuál es tu
color favorito?
Yunho sacude su cabeza.
Ambos reímos.
Suspiro y muevo
nerviosamente mi taza de café. Cuando al principio comenzamos a salir le había
preguntado cuál era su color favorito. En vez de sólo decirme, me había forzado
a entrar en el auto diciendo que necesitaba mostrármelo.
—Esto es ridículo, tengo un examen por cual estudiar —me quejé. Manejó por
veinte minutos, sonando muy fuerte la terrible música de rap que le gustaba
escuchar y finalmente nos detuvimos al lado del Aeropuerto Internacional.
—Ese, es mi color favorito —dijo, señalando a las luces revistiendo la
pista de aterrizaje.
—Ese, es azul
—dije—. ¿Y qué?
—Es no es solo
cualquier azul, es azul aeropuerto —dijo—. Y nunca lo olvides.
Me
giré de nuevo hacia la pista de aterrizaje para estudiar las luces. El color
era inquietante, parecía como
fuego cuando ardía
en su más
caliente y encendido azul.
¿Dónde
iba a encontrar una camisa en ese color?
Lo miré ahora, el
recuerdo claro en mi mente y se ha ido de la de él. ¿Cómo sería olvidar tu
color favorito? ¿O al chico que destruyó tu corazón? El azul aeropuerto me
encantó. Se volvió una marca para mí, la marca registrada de nuestra relación
rota, y mi fracaso para seguir adelante. Jodido azul aeropuerto.
—Tu color favorito es el
azul —digo—, y el mío es el rojo. Ahora somos los mejores amigos, así que dime
que pasó.
—Azul es —dice
sonriendo—. Fue un accidente de auto. Un colega y yo estábamos en un viaje de
negocios. Estaba nevando mucho y estábamos en nuestro camino a la junta. El
auto derrapó fuera de la carretera y se aplastó en un árbol. Sufrí unas heridas
serias en la cabeza... —lo recitó de un tirón como si estuviera aburrido con la
historia. Me imagino que ya la ha recitado cientos de veces. No necesito
preguntar en qué trabaja. Él es un banquero inversionista. Trabaja para la
compañía de su padrastro, y es rico.
— ¿Y tu compañero de
trabajo?
—No lo consiguió. —Sus
hombros se desplomaron. Muerdo mi labio. No soy bueno con la muerte y las
palabras que se supone que tienes que ofrecer como condolencias.
¡Cuando mi madre murió
la gente dijo cosas estúpidas que me hicieron enojar! Suaves y revestidas
palabras que no llevaban peso; "lo siento" —cuando claramente no era
su culpa, y "si hay algo que pueda hacer" —cuando ambos sabíamos que
no había nada. Cambio de tema al azar a ofrecer palabras vacías.
— ¿Recuerdas el
accidente?
—Recuerdo despertar
después de que pasó. Nada antes de eso.
— ¿Ni siquiera tu
nombre? Sacude su cabeza.
—Las buenas noticias es
que los doctores dicen que recordaré. Es sólo una cuestión de tiempo y tener paciencia.
Las buenas noticias para
mi es que él no recuerda. No estaríamos hablando si lo hiciera.
—Encontré un anillo de
compromiso en el cajón de mis calcetines. —Su confesión es tan repentina, que
me atraganto con mi café.
—Lo siento. —Me da unas
palmaditas en la espalda y aclaro mi garganta, con los ojos llorosos—. De
verdad necesito decirle a alguien esto. Me estaba preparando para pedirle que
se casara conmigo, y ahora no sé siquiera quien es él.
¡Guau...guau! Siento como si alguien justo me hubiera enchufado y lanzado a la tina.
Sabía que había continuado con su vida, lo había espiado suficiente para saber
eso, ¿pero matrimonio? Me hacía sentir picor sólo de pensar en eso.
— ¿Qué piensan tus
padres sobre tu condición? —pregunto, conduciendo la conversación a una
dirección más agradable. El pensamiento de Luhan en un traje blanco me hacía
querer reír. Luhan era más adecuado para la ropa de zorra y una vara de stripper.
—Mi madre me mira como
que la he traicionado de alguna manera, y mi padre me sigue dando golpecitos en
la espalda, diciendo, "regresarás pronto, colega, todo va a estar bien,
Caleb. —Imita a sus padres perfectamente y sonríe.
—Sé que suena egoísta,
pero sólo quiero que me dejen en paz para resolver las cosas—¿sabes?
No lo sabía, pero asiento.
—Sigo preguntándome por
qué no puedo recordar. Si mi vida era tan genial como todos continúan
diciéndome que era, ¿por qué nada de eso se siente familiar?
No sé qué decir. El Yunho
que yo conocía siempre estaba en control. Tenía sentido de la moda, pero muy
genial para importarle. Este Yunho está confundido y roto y escupiéndole toda
la verdad a alguien que él piensa es un perfecto extraño. Quiero besar su cara
y suavizar las arrugas en su ceja. En su
lugar, estoy sentado congelado en mi silla, luchando con las ansias de decirle
todo lo que nos destrozó en primer lugar.
— ¿Y qué hay de ti, Kim
Jaejoong? ¿Cuál es tu historia?
—Yo...uhh...no tengo
una. —Me agarra con la guardia muy baja con su pregunta, mis manos comienzan a
temblar.
—Vamos... yo te he dicho
todo —suplica.
—Todo lo que
recuerdas —señalo—. ¿Cuánto tiempo has
tenido amnesia?
—Tres meses.
—Bueno, por tres meses
de mi vida no he hecho nada más que
trabajar y leer. Ahí está tu respuesta.
—De alguna forma, pienso
que hay algo más para ti que eso. —Le echa un vistazo a mi cara y tengo la
impresión de que está generando una historia de lo que ve ahí.
Ojalá no estuviera
haciendo eso, tratando de ver más allá de mis muros. Nunca fui hábil para
pretender con él.
—Mira, cuando tengas tu
memoria de vuelta y puedas divulgar todos tus secretos del pasado, tendremos
una pijamada y te diré todo; pero, por lo que a mí respecta, hasta que ese día
llegue, ambos tenemos amnesia. —Se echa a reír con una risa plena y oculto mi
sonrisa contenida detrás del borde de mi taza de café.
—Bueno, eso no suena tan
mal para mi entonces —se burla.
— ¿Oh, por qué es eso?
—Bueno, porque me acabas
de dar permiso para verte otra vez y ahora tengo una pijamada que esperar.
Me sonrojo y decido que nunca puedo decirle. El
recordará finalmente y toda esta fachada se derrumbará alrededor de mí como un
mal juego de Jenga. Hasta entonces, lo tengo de regreso y me voy a aferrar a
eso mientras pueda.
quien sabe y a lo mejor el anillo de compromiso que Yunho encontró en su cajón era para Jae y no para su novio Luhan y por eso no quiere estar junto de el y se siente mejor con Jae solo espero que cuando recuerde no este molesto con Jae y se enamore de el mas en este tiempo que pasen Juntos
ResponderEliminarGracias
Tener de nuevo una oportunidad con tu ex novio amnesico ... esto no es propiamente otra oportunidad solo un tiempo fuera Jae tiene ventaja ahora y si lo quiere de vuelta tiene que jugar bien sus fichas sino una vez que el tiempo limite termine ... lo unico que va a quedar es un corazon aun mas destruido.
ResponderEliminarGracias por actualizar!!!
Owwww a pesar que yunho no recuerde nada , se ve que siente un cariño especial por Jae :)
ResponderEliminarGracias me encanta la historia .❤
Owwww a pesar que yunho no recuerde nada , se ve que siente un cariño especial por Jae :)
ResponderEliminarGracias me encanta la historia .❤
*w* creí que no continuarían esta historia..^^
ResponderEliminarQuiero saber que fue lo que pasó con Yunho y Jae para que terminará su relación.. al parecer fue Jae quien cometio algún error?) Espero que ahora haga las cosas bien si quiere a Yunho de regreso :/ pero lo más importante es ...como reaccionará Yunho cuando recupere la memoria ?? Ese anillo de compromiso pudo ser para Jaejoong??*0*
Gracias por compartir la historia ^^/
Un accidente o.o tuvo suerte d salir con vida.cuando recupere sus recuerdos jae tiene q estar preparado
ResponderEliminarAsí fue como perdió la memoria ok pero que pasado realmente para que terminaran porque como dice Jaejoong Yunho fue quien lo término pero para que haga eso es que Jae hizo algo o no porque dice si recordara no estarían como ahora ...pero Jaejoong no lo a superado significa que aún tienen sentimientos por el pero que paso ><
ResponderEliminarDe la que se salvo Jae de ese secuestrador ...
ResponderEliminarEse anillo era para Jae estoy aegiraw XD por que Yunho y Jaejoong habrán terminado .... Que curiosidad
Ohh, un accidente con la pérdida de memoria de Yunho, un intento de secuestro a Jae, un anillo de compromiso, seguro era de o era para Jae, pero que hizo Jae para que terminarán.
ResponderEliminarGracias!!!