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El Oportunista: Capítulo 2

Capítulo 2



En algún momento durante el quinto grado, vi un asesinato/misterio en la televisión. El detective, con quien tenía un enamoramiento ridículo, era llamado Follagyn Beville. Un Jack el Destripador moderno tenía como objetivo prostitutas. Follagyn lo estaba cazando. Estaba interrogando a una prostituta de aspecto especialmente andrajoso, con el cabello rubio fibroso que estaba manchado negro en las raíces. Estaba acurrucada en un sofá color amarillo mostaza, sus labios chupando con avidez un cigarrillo. ¡Vaya, qué gran actriz! recuerdo que pensé. Ella debería como, ganar un Emmy por ser tan patética. Sostenía un vaso bajo en su mano, y tomaba rápidos sorbitos de whisky. Observé sus movimientos, con hambre por el drama, memorizando todo lo que hacía. Más tarde esa noche llené un vaso con hielo y Pepsi. Me tomé mi trago de nuevo en el alféizar y llevé un cigarrillo  imaginario a mis labios.
—Nadie me escucha —dije en voz baja de modo que mi aliento helara el vaso—. Este mundo... es frío. —Tomé un sorbo de Pepsi, asegurándome de que hacía repiquetear el hielo.
Una década y media más tarde y todavía tengo mi sentido de lo dramático. El día después de mi pleito con Yunho, un huracán arrasó la ciudad y me salvó de  tener que hacerme pasar por enfermo en el trabajo. Estoy en la cama, con mi cuerpo acurrucado posesivamente alrededor de una botella de vodka.
Alrededor del mediodía, ruedo de la cama y arrastro los pies hasta el baño. Todavía hay electricidad a pesar del huracán de categoría tres que está sacudiendo mis ventanas. Aprovecho la oportunidad de darme un baño de tina. Cuando me siento en  el agua humeante, reproduzco todo el asunto en mi mente por millonésima vez. Todo termina con, él me olvidó.
Mi pug, Pickles, se instala en mi alfombra de baño y me mira con cuidado. Ella es tan fea, sonrío.
— Yunho, Yunho, Yunho —lo digo para ver si todavía suena igual.
Él solía tener el extraño hábito de revertir nombres de las personas cuando los oía por primera vez. Yo era Aivilo y él era Belac. Pensé que era ridículo, pero eventualmente me encontré haciendo la misma cosa. Se convirtió en un código secreto que utilizábamos cuando chismeábamos.
Y ahora él no me recuerda. ¿Cómo podías olvidar a alguien que amabas, aunque le hiciera trizas el corazón? Vierto un poco de vodka en mi agua del baño. ¿Ahora cómo iba siquiera a sacarlo de mi cabeza? Podría convertir mi trabajo a tiempo completo el estar deprimido. Eso es lo que hacían los cantantes de música country. Podría ser un cantante de música country. Entono un par de versos de “Achey Breaky Heart” y tomo otro trago.
Halo la cadena del tapón con el dedo del pie y escucho el murmullo del agua en el desagüe. Me visto y camino lentamente hacia la nevera, con el licor barato dando vueltas en mi estómago vacío. Mi suministro de alimentos de emergencia de huracán consiste en dos botellas de aderezo ranch, una cebolla, y un bloque de queso cheddar. Corto el queso y la cebolla y los echo en un tazón vertiendo el aderezo ranch sin grasa en la parte superior. Lo pongo en la cafetera y pulso el botón “Reproducir” en el estéreo. En este está el mismo CD que le había dado a Yunho en el Mushroom Music. Bebo mucha más vodka.
Me despierto en el suelo de la cocina con mi rostro presionado a un charco de baba. En mi puño está una foto de Yunho que ha sido rasgada y unida de nuevo con cinta adhesiva. Me siento bastante bien a pesar de que hay un leve latido en mis sienes. Tomo una decisión. Hoy iba a empezar de cero. Me iba a olvidar de cómo-se-llame y a comprar mierda saludable para comer y a seguir adelante con mi maldita vida. Limpio mi desorden de borracho, deteniéndome brevemente para tirar la foto rasgada y pegada con cinta adhesiva a la basura. Adiós ayer. Agarro mi bolso y me dirijo a la tienda de alimentos saludables más cercana.
La primera cosa que hace la tienda donde venden mierda saludable es soplar aire perfumado a pachulí en mi rostro. Arrugo la nariz y contengo la respiración hasta que paso el punto de atención donde una chica de mi edad está mascando chicle y meditando detrás de un mostrador.
Agarrando un carrito, me dirijo hacia la parte trasera de la tienda, pasando las botellas de Limpiador Aura de Madame Deerwood (no funciona), el ojo de tritón, y las bolsas  de Gota Kola.
En lo que a mí respecta, este es un supermercado normal y no un refugio de alimentación para cada rarito de la nueva era en un radio de treinta kilómetros. Yunho y yo nunca estuvimos aquí juntos, haciendo al Mecca Market una zona libre de recuerdos para mí.
Lanzo algunas galletas de algas y papitas horneadas en el carrito y me dirijo hacia el pasillo de helados. Paso a una mujer usando una camiseta que dice: “Soy Wiccana, mira mi Escoba.” No está usando zapatos.
Girando en el pasillo de helados, me estremezco.
— ¿Tienes frío?
Me doy la vuelta tan rápido que mi hombro vuelca un exhibidor de conos de galleta. Veo con horror como se estrellan en el suelo, esparciéndose y deslizándose como mis pensamientos.
¡Yunho!
Lo veo recoger las cajas una por una, apilándolas en su mano libre. Me sonríe y me da la sensación de que está divertido por mi reacción.
—Lo siento, no era mi intención asustarte.
Tan educado. Y ahí estaba ese maldito acento nuevo.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —Las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas.
Se ríe.
—No estoy acosándote, lo juro. En realidad, quería darte las gracias por la sugerencia de música en la tienda el otro día. Me gustó... mucho en realidad. —Tiene las manos en los bolsillos y está rebotando arriba y abajo en sus talones.
—Vino —dice, haciendo girar el anillo en su pulgar con el dedo índice. Solía hacerlo cuando estaba nervioso.
Lo miro fijamente sin comprender.
—Me preguntaste qué estaba haciendo aquí —dice con paciencia, como si estuviese hablando con un niño—. A mi novio le gusta este vino y uno sólo puede conseguirse aquí... Orgánico. —La última palabra le hace reír.
¿Novio? Estrecho mis ojos. ¿Cómo es que lo recuerda a él y no a mí?
—Entonces —digo casualmente, abriendo uno de los refrigeradores y agarrando lo primero que veo— ¿Recuerdas a tu novio? —Estaba tratando de sonar indiferente, pero no podría haber sonado más estrangulado si él tuviese las manos alrededor de mi garganta.
—No, después del accidente... no lo recuerdo.
Me siento un poquito mejor.
De inmediato pienso en la primera vez que puse mis ojos oscuros en él, hace tres años, cuando estaba realizando el ritual de espionaje de la post ruptura. Decidí que tenía  que ver a mi reemplazo para el cierre. Era una locura realmente, pero todos tenemos derecho a un poco de acoso.
Yo llevaba el sombrero hongo rojo de mi abuela porque tenía un borde ridículamente ancho que escondería mi rostro, y era tan melodramático como mi personalidad. Llevé a Pickles como apoyo.
Luhan. Ese era el nombre de la pequeña bestia. Él era tan rico como yo era pobre, tan feliz como yo me sentía miserable, tan pelirrojo como yo era de cabello oscuro. Yunho lo conoció en una fiesta elegante cerca de un año después de que nos separamos. Al parecer, ellos se llevaron bien inmediatamente, o tal vez lo hicieron enseguida, no puedo estar seguro.
Luhan trabajaba en un edificio de oficinas a diez minutos de mi apartamento. Para el momento en que deslicé mi auto en un puesto del estacionamiento, tuve una  hora libre antes de que su turno hubiese terminado. La pasé convenciéndome a mí mismo de que mi comportamiento era normal.
Luhan salió del edificio exactamente a las seis y cinco, con un bolso balanceándose alegremente. Él caminaba como un hombre que sabía que tenía el mundo mirando hacia su pecho. Observé su caminar a lo largo de la acera, mientras yo estrangulaba el volante. Odiaba su cabello rojo. Odiaba la manera en que se despidió de sus compañeros de trabajo con un tintineo de sus dedos. Odiaba el hecho de que me habían gustado sus zapatos.
Mirándolo a los ojos en busca de respuestas, y tratando de sacar mi cabeza del pasado, pregunto:
—Entonces, ¿qué? ¿Ustedes están todavía juntos a pesar de que no sabes quién es  él?
Espero que sea defensivo, pero en lugar de eso sonríe con picardía.
—Él está realmente destrozado por todo el asunto y es un gran chico por quedarse conmigo a través de todo esto. —No me mira cuando dice “esto”.
Como si cualquier chico en su sano juicio, le permitiría a él irse —excepto yo por supuesto— pero nunca he afirmado estar en mi sano juicio.
— ¿Te gustaría tomar una taza de café? —Pregunta—. Puedo ponerte al día con toda mi triste historia.
Siento un cosquilleo comenzando en mis pies y abriéndose camino por todo mi  cuerpo. Si él recordara cualquier cosa sobre mí, esto no estaría sucediendo. Esto era una locura... exactamente el tipo de situación del que podría tomar ventaja por completo.
—No puedo. —Me siento tan orgulloso de mí mismo que me paro un poco más alto. Él toma mi respuesta de la misma forma que había tomado todos mis rechazos en los años que salimos, sonriendo como si yo no pudiera estar hablando en serio.
—Sí, sí puedes. Piensa en ello como un favor hacia mí.
Inclino la cabeza.
—Necesito algunos amigos nuevos... buenas influencias.
Mi boca se abre y deja salir un extendido sonido de Pffffffff.
Yunho levanta una ceja.
—No soy una buena influencia —digo, parpadeando rápidamente.
Me muevo de un pie al otro, distrayéndome con un frasco de cerezas marrasquino. Podría tomar el frasco, lanzárselo a la cabeza y correr, o podría ir por un café con él. Después de todo era sólo café. No sexo, no una relación, sólo alguna charla amistosa entre dos personas que supuestamente no se conocían entre sí.
—Está bien, café. —Oigo la emoción en mi voz y tiemblo.
Soy. Repugnante.
—Bien —dice sonriendo.
—Hay una cafetería a dos cuadras de aquí, en la esquina noroeste. Puedo encontrarte allí en treinta minutos —digo, calculando el tiempo que me tomaría llegar a casa y des-desaliñarme. Di que no puedes hacerlo. Di que tienes otras cosas que hacer...
—Treinta minutos —repite, mirando mis labios. Los frunzo para provocar un efecto y Yunho agacha la cabeza para ocultar una sonrisa. Me doy vuelta y camino tranquilamente por el pasillo. Puedo sentir sus ojos en mi espalda, haciéndome cosquillas.
Abandono mi carrito de compras tan pronto como estoy fuera de la vista y galopo hacia el frente de la tienda. Mis sandalias golpean contra mis talones mientras corro.
Llego a casa en tiempo record. Mi vecina Rosebud está tocado en mi puerta con una cebolla en la mano. Si Rosebud me atrapa, estaré metido en dos horas de conversación unilateral sobre su Bertie y su lucha con la gota. Me oculto en los arbustos. Cuando se da por vencida cinco minutos después, mis muslos están ardiendo por estar agachado y necesito hacer pipí.
Lo primero que hago cuando atravieso mi puerta es rescatar la foto de Yunho de la basura.  Sacudiéndole  cáscaras  de  huevo,  la  empujo  en  mi  cajón  de  los  cubiertos.
En quince minutos, estoy saliendo de la puerta sintiéndome tan nervioso que tengo que hacer un esfuerzo consciente para no tropezar sobre mis propios pies. Las tres cuadras que conduzco son tortuosas. Me insulto y dos veces cambio de dirección hacia el retorno para ir  a  casa.  Llego  al  estacionamiento  con  un  caso  leve  de  latigazo.  La cafetería está llena de paredes de color azul oscuro y patrones de mosaico. Es intenso, depresivo y cálido todo al mismo tiempo. Con un Starbucks a sólo tres  cuadras de distancia, este lugar es reservado para una multitud más seria, del tipo de artístico-extravagante quienes se ciernen sobre sus MacBooks.
—Hola, Jae. —El pequeño chico punk quien trabaja en el mostrador me saluda con la mano. Le sonrío. Mientras paso la pizarra de anuncios, algo atrapa mi mirada. Una impresión del rostro de un hombre está clavada con tachuelas entre los folletos. Camino acercándome, sintiendo cosquilleos de reconocimiento. A lo largo de la parte inferior de su rostro la palabra SE BUSCA resalta en letras negritas. Era el hombre del Music Mushroom, ¡el de la sombrilla!
Dobson Scott Orchard, nacido el 17 de septiembre de 1960.

Buscado por secuestro, violación y asalto.

Rasgos distintivos: marca de nacimiento en la frente.
¡El lunar! Esa era la marca de nacimiento de la que el poster se refería. ¿Qué habría pasado si me hubiera ido con él? Sacudo la imagen fuera de mi cabeza y memorizo el número en la parte inferior de la página. Si no hubiera visto a Yunho ese día, podría haberlo dejado acompañarme a mi auto.
Dobson escapa de mi cabeza cuando veo a Yunho.
Me está esperando en una mesa pequeña en el rincón del fondo mirando distraídamente la superficie de la mesa. Levanta una taza de porcelana blanca a sus labios, y tengo un recuerdo rápido de él haciendo lo mismo en mi apartamento hace años. Mi corazón se acelera.
Me ve cuando estoy a unos metros de distancia.
—Hola, te conseguí un latte —dice poniéndose de pie. Sus ojos me barren de mis pies a mi cara en un rápido movimiento. Estoy nervioso, mis manos están temblando. Cuando extiende una mano hacia mí, titubeo antes de estrechársela.
—Jung Yunho —dice—. Diría que normalmente digo mi nombre antes de pedirles salir por un café, pero no lo recuerdo.
Sonreímos torpemente con su terrible broma mientras permito que mi pequeña mano sea tragada con la de él. La sensación de su piel es tan familiar. Cierro mis ojos por un breve segundo y dejo que lo absurdo de la situación me inunde.
—Kim Jaejoong. Gracias por el café.
Nos sentamos torpemente y comienzo a servir azúcar en mi taza. Observo su cara.  El solía burlarse de mí sobre que mi café era tan dulce que hacía que los dientes dolieran.
Él toma un té caliente, de la forma que los británicos lo toman. Solía pensar que era encantador y distinguido, de hecho todavía lo hago.
— ¿Entonces qué le dijiste a tu novio? —pregunto, tomando un sorbo. Estoy balanceando mi zapato con la punta de mi pulgar lo cual es algo que solía fastidiarlo cuando estábamos juntos. Veo sus ojos alcanzar mi pie y por un segundo, creo que va a agarrarlo para detener el movimiento.
—Le dije que necesitaba algo de tiempo para pensar. Es una cosa horrible  de decirle a un chico, ¿verdad? —pregunta.
Asiento.
—De cualquier forma, estalló en lágrimas en el minuto que las palabras salieron de mi boca y no supe que hacer.
—Lo siento —Miento. Fresa cara de pecas se está acurrucando con el rechazo esta noche. Es una cosa maravillosa.
—Así que —digo—, amnesia.
Yunho asiente, bajando la vista hacia la mesa. Distraídamente traza un patrón de círculos con su dedo.
—Sí, es llamada Amnesia Selectiva. Los doctores, ocho de ellos, me han dicho que es temporal.
Absorbo pensativamente la palabra “temporal”. Podría significar que mi tiempo con él es temporal como mi tinte de cabello, o un golpe de adrenalina. Decido que tomaré ambos. Estoy tomando un café con un hombre que anteriormente me odiaba, “temporalmente” no tenía que ser una palabra sucia.
— ¿Cómo pasó? —pregunto.
Yunho aclara su garganta y mira alrededor de la habitación como que está  evaluando quien pudiera oírnos.
— ¿Qué? ¿Muy personal? —Contengo una carcajada de mi voz. Se siente extraño  que esté dudando decirme. Cuando estábamos juntos, él me decía todo—incluso las cosas que la mayoría de los hombres estarían avergonzados de compartir con sus novios. Todavía puedo leer sus expresiones después de todos estos años y puedo decir que está incómodo compartiendo los detalles de su amnesia.
—No lo sé. Parece como que deberíamos comenzar con algo simple antes de decirte mis secretos. Como mi color favorito.
Sonrío.
— ¿Recuerdas cuál es tu color favorito?
Yunho sacude su cabeza. Ambos reímos.
Suspiro y muevo nerviosamente mi taza de café. Cuando al principio comenzamos a salir le había preguntado cuál era su color favorito. En vez de sólo decirme, me había forzado a entrar en el auto diciendo que necesitaba mostrármelo.
—Esto es ridículo, tengo un examen por cual estudiar —me quejé. Manejó por veinte minutos, sonando muy fuerte la terrible música de rap que le gustaba escuchar y finalmente nos detuvimos al lado del Aeropuerto Internacional.
—Ese, es mi color favorito —dijo, señalando a las luces revistiendo la pista de aterrizaje.
—Ese, es azul —dije—. ¿Y qué?
—Es no es solo cualquier azul, es azul aeropuerto —dijo—. Y nunca lo olvides.
Me giré de nuevo hacia la pista de aterrizaje para estudiar las luces. El color era inquietante,  parecía  como  fuego  cuando  ardía  en  su  más  caliente  y  encendido azul.
¿Dónde iba a encontrar una camisa en ese color?
Lo miré ahora, el recuerdo claro en mi mente y se ha ido de la de él. ¿Cómo sería olvidar tu color favorito? ¿O al chico que destruyó tu corazón? El azul aeropuerto me encantó. Se volvió una marca para mí, la marca registrada de nuestra relación rota, y mi fracaso para seguir adelante. Jodido azul aeropuerto.
—Tu color favorito es el azul —digo—, y el mío es el rojo. Ahora somos los mejores amigos, así que dime que pasó.
—Azul es —dice sonriendo—. Fue un accidente de auto. Un colega y yo estábamos en un viaje de negocios. Estaba nevando mucho y estábamos en nuestro camino a la junta. El auto derrapó fuera de la carretera y se aplastó en un árbol. Sufrí unas heridas serias en la cabeza... —lo recitó de un tirón como si estuviera aburrido con la historia. Me imagino que ya la ha recitado cientos de veces. No necesito preguntar en qué trabaja. Él es un banquero inversionista. Trabaja para la compañía  de su padrastro, y es rico.
— ¿Y tu compañero de trabajo?
—No lo consiguió. —Sus hombros se desplomaron. Muerdo mi labio. No soy bueno con la muerte y las palabras que se supone que tienes que ofrecer como  condolencias.
¡Cuando mi madre murió la gente dijo cosas estúpidas que me hicieron enojar! Suaves y revestidas palabras que no llevaban peso; "lo siento" —cuando claramente no era su culpa, y "si hay algo que pueda hacer" —cuando ambos sabíamos que no había nada. Cambio de tema al azar a ofrecer palabras vacías.
— ¿Recuerdas el accidente?
—Recuerdo despertar después de que pasó. Nada antes de eso.
— ¿Ni siquiera tu nombre? Sacude su cabeza.
—Las buenas noticias es que los doctores dicen que recordaré. Es sólo una cuestión de tiempo y tener paciencia.
Las buenas noticias para mi es que él no recuerda. No estaríamos hablando si lo hiciera.
—Encontré un anillo de compromiso en el cajón de mis calcetines. —Su confesión es tan repentina, que me atraganto con mi café.
—Lo siento. —Me da unas palmaditas en la espalda y aclaro mi garganta, con los ojos llorosos—. De verdad necesito decirle a alguien esto. Me estaba preparando para pedirle que se casara conmigo, y ahora no sé siquiera quien es él.
¡Guau...guau! Siento como si alguien justo me hubiera enchufado y lanzado a la tina. Sabía que había continuado con su vida, lo había espiado suficiente para saber eso, ¿pero matrimonio? Me hacía sentir picor sólo de pensar en eso.
— ¿Qué piensan tus padres sobre tu condición? —pregunto, conduciendo la conversación a una dirección más agradable. El pensamiento de Luhan en un traje blanco me hacía querer reír. Luhan era más adecuado para la ropa de zorra y una  vara de stripper.
—Mi madre me mira como que la he traicionado de alguna manera, y mi padre me sigue dando golpecitos en la espalda, diciendo, "regresarás pronto, colega, todo va a estar bien, Caleb. —Imita a sus padres perfectamente y sonríe.
—Sé que suena egoísta, pero sólo quiero que me dejen en paz para resolver las cosas—¿sabes?
No lo sabía, pero asiento.
—Sigo preguntándome por qué no puedo recordar. Si mi vida era tan genial como todos continúan diciéndome que era, ¿por qué nada de eso se siente familiar?
No sé qué decir. El Yunho que yo conocía siempre estaba en control. Tenía sentido de la moda, pero muy genial para importarle. Este Yunho está confundido y roto y escupiéndole toda la verdad a alguien que él piensa es un perfecto extraño. Quiero besar su cara y suavizar las arrugas en  su ceja. En su lugar, estoy sentado congelado en mi silla, luchando con las ansias de decirle todo lo que nos destrozó en primer lugar.
— ¿Y qué hay de ti, Kim Jaejoong? ¿Cuál es tu historia?
—Yo...uhh...no tengo una. —Me agarra con la guardia muy baja con su pregunta, mis manos comienzan a temblar.
—Vamos... yo te he dicho todo —suplica.
—Todo lo que recuerdas  —señalo—. ¿Cuánto tiempo has tenido amnesia?
—Tres meses.
—Bueno, por tres meses de mi vida no he hecho nada más que trabajar y leer. Ahí está tu respuesta.
—De alguna forma, pienso que hay algo más para ti que eso. —Le echa un vistazo a mi cara y tengo la impresión de que está generando una historia de lo que ve ahí.
Ojalá no estuviera haciendo eso, tratando de ver más allá de mis muros. Nunca fui hábil para pretender con él.
—Mira, cuando tengas tu memoria de vuelta y puedas divulgar todos tus secretos del pasado, tendremos una pijamada y te diré todo; pero, por lo que a mí respecta, hasta que ese día llegue, ambos tenemos amnesia. —Se echa a reír con una risa plena y oculto mi sonrisa contenida detrás del borde de mi taza de café.
—Bueno, eso no suena tan mal para mi entonces —se burla.
— ¿Oh, por qué es eso?
—Bueno, porque me acabas de dar permiso para verte otra vez y ahora tengo una pijamada que esperar.
Me sonrojo y decido que nunca puedo decirle. El recordará finalmente y toda esta fachada se derrumbará alrededor de mí como un mal juego de Jenga. Hasta entonces, lo tengo de regreso y me voy a aferrar a eso mientras pueda.

9 comentarios:

  1. quien sabe y a lo mejor el anillo de compromiso que Yunho encontró en su cajón era para Jae y no para su novio Luhan y por eso no quiere estar junto de el y se siente mejor con Jae solo espero que cuando recuerde no este molesto con Jae y se enamore de el mas en este tiempo que pasen Juntos
    Gracias

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  2. Tener de nuevo una oportunidad con tu ex novio amnesico ... esto no es propiamente otra oportunidad solo un tiempo fuera Jae tiene ventaja ahora y si lo quiere de vuelta tiene que jugar bien sus fichas sino una vez que el tiempo limite termine ... lo unico que va a quedar es un corazon aun mas destruido.
    Gracias por actualizar!!!

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  3. Owwww a pesar que yunho no recuerde nada , se ve que siente un cariño especial por Jae :)
    Gracias me encanta la historia .❤

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  4. Owwww a pesar que yunho no recuerde nada , se ve que siente un cariño especial por Jae :)
    Gracias me encanta la historia .❤

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  5. *w* creí que no continuarían esta historia..^^

    Quiero saber que fue lo que pasó con Yunho y Jae para que terminará su relación.. al parecer fue Jae quien cometio algún error?) Espero que ahora haga las cosas bien si quiere a Yunho de regreso :/ pero lo más importante es ...como reaccionará Yunho cuando recupere la memoria ?? Ese anillo de compromiso pudo ser para Jaejoong??*0*
    Gracias por compartir la historia ^^/

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  6. Un accidente o.o tuvo suerte d salir con vida.cuando recupere sus recuerdos jae tiene q estar preparado

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  7. Así fue como perdió la memoria ok pero que pasado realmente para que terminaran porque como dice Jaejoong Yunho fue quien lo término pero para que haga eso es que Jae hizo algo o no porque dice si recordara no estarían como ahora ...pero Jaejoong no lo a superado significa que aún tienen sentimientos por el pero que paso ><

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  8. De la que se salvo Jae de ese secuestrador ...
    Ese anillo era para Jae estoy aegiraw XD por que Yunho y Jaejoong habrán terminado .... Que curiosidad

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  9. Ohh, un accidente con la pérdida de memoria de Yunho, un intento de secuestro a Jae, un anillo de compromiso, seguro era de o era para Jae, pero que hizo Jae para que terminarán.

    Gracias!!!

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