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La proposición


Capítulo 15


Dentro de su espacioso garaje, Yunho peleó por mantener su furia contra sí mismo bajo control. Había estado tan ansioso por llevarlo a su casa y tenerlo desnudo, que no se había tomado un maldito minuto para acompañar a Jaejoong hasta su lado del auto.
—¿Por qué no me llevaste a casa? — Jaejoong apretaba su suéter contra su estómago, mirando fijamente al frente.
Esto lo hizo. Salió, rodeó el auto y abrió de golpe su puerta. Tomando su mano, tiró de Jaejoong hacia fuera mientras era cuidadoso con su pierna.
Jaejoong se quedó allí de pie bajo las luces de su garaje, su rostro pálido y apretando su suéter contra su barriga. Como si eso lo protegiera de lo que había visto en su flashback.
El miedo estaba dominándolo fuerte, arrastrándolo hasta ese borroso lugar gris. No lo iba a dejar retroceder ahora, y golpeó con las manos en el techo del auto, enjaulándolo entre sus brazos.
—Los ojos sobre mí.
Jaejoong sacudió su cabeza hacia arriba.
Ahora que tenía su atención, suavizó su tono de voz y le dijo la verdad:
—Te quería aquí. Pero si quieres ir casa, te llevaré. Háblame.
Manteniendo su espalda rígida, Jaejoong retorció el suéter en sus manos.
—Lo estaba haciendo mejor —hizo una pausa—. Hasta esta noche.
Sus ojos poseídos le atravesaron. Jaejoong no vio lo mismo que Yunho.
—Te apartaste del auto y fuiste directo a una posición de pelea. —La que le había enseñado. Había tenido el pánico casi controlado hasta que el aparcaautos había venido hacia él.
Dejó quietas sus manos.  
—¿Lo hice?
—Eso es exactamente lo que vamos a trabajar. —Incluso con algo como un flashback, la reacción de pelea le daría control sobre el pánico. El orgullo que había en Jaejoong avivó su sonrisa—. Eres mi luchador. —Hilando con sus dedos entre su cabello sedoso, se esforzó por contener la fiera necesidad de tenerlo en su cama toda la noche. Después de tres días de esperar a que se decidiera, y de lidiar con toda la otra mierda que estaba pasando en su vida, lo ansiaba. Tocarlo alimentaba ese hueco vacío dentro de él—. Y eres mi amante. Es por eso que te quiero aquí. Ahora responde a mi pregunta: ¿quieres quedarte?
Algo de la tensión dentro de Jaejoong se evaporó.
—Sí.
El alivio fluyó a lo largo de sus terminaciones nerviosas.
—Bien. —Agarrando en su puño el suéter, lo liberó de sus manos y lo tiró dentro del auto, cerrando luego la puerta de golpe—. Si necesitas algo a lo que agarrarte, esta noche me tienes a mí, toda la noche. —Quería que Jaejoong se apoyara en él, no en un maldito suéter.
—¿Quieres que me quede a pasar la noche?
Mala idea. Nunca se había arriesgado a que un hombre o mujer se quedara en su casa. ¿Y ahora? El peor de los momentos. Mierda. Pero una mirada a Jaejoong, y no podía cambiar de opinión.
—Sí.
—¿Así que vamos a entrar en la casa? —Miró alrededor y luego añadió—: ¿O vamos a dormir en uno de estos autos?
Oh, iban a entrar y directos a su dormitorio. Pero primero, pretendía despejar el ataque de pánico de su cabeza.
—Necesitamos unos pocos minutos de privacidad.
Retrocediendo, Jaejoong le agarró el antebrazo.
—¿Hay alguien dentro de tu casa? Pensé que vivías solo. Me dijiste que tu conductor vivía en una casa de invitados en tu propiedad.
—No es Kang Joon. Un amigo se mudó recientemente. Él... no está bien. —Maldita sea, Yunho no estaba pensando en eso ahora—. ¿Qué hizo que tu flashback fuera uno de los malos?
Apretando las manos entre sí, frunció el ceño.  
—Ver a ese aparcaautos esta noche provocó un recuerdo rápido de alguien manteniendo abierta una puerta de auto y un tipo saliendo. Luego otro flash y mis brazos estaban detrás de mi espalda.
Suavemente, Yunho tiró de sus dedos blancos separándolos y llevó las manos de Jaejoong hacia sus costados.
—Agárrate a mí. —Una vez que Jaejoong apretó su cintura, Yunho pregunto—: ¿Nunca antes habías recordado eso? —Un pensamiento oscuro lo golpeó—. ¿Reconociste a ese aparcaautos?
Jaejoong negó con la cabeza.
—No lo creo. No vi caras, nada como eso. —Tomó aliento y fijó sus ojos en los de él—. Ryu Jin los conocía. Aparecieron y le dijeron a Ryu Jin la palabra “consecuencias.” Esa parte es como mis otros flashbacks, excepto que esta vez vi el bate.
El bate. Jesús. Qué le habían hecho... ¿Por qué no habían puesto sus padres ricos un ejército de investigadores privados en el caso y encontrado a esos hijos de puta? Si Jaejoong hubiera sido suyo, los habría rastreado hasta los confines de la Tierra.
Y los habría matado.
—Ryu Jin está ocultando algo, y lo que quiera que sea, es malo. —La ira hizo que Jaejoong entrecerrara los ojos.
Mierda. No podía verse absorbido en esto. No ahora que estaba tan cerca de su propia meta. La que lo había estado guiando desde que había descubierto el cuerpo de Mi Ja.
—Esa mañana, en la pastelería, Ryu Jin dijo: Tienes que dejar esto en paz. He estado tratando de protegerte. Mantén la boca cerrada y acepta que fuimos atracados esa noche. — Jaejoong tragó saliva y luego lo golpeó con toda la fuerza de su furiosa expresión—. No quiere que recuerde. Quien quiera que nos atacara esa noche todavía es una amenaza.
La garganta de Yunho se hizo nudos.
—Ryu Jin jodió a la gente equivocada. Mantente alejado de él. —Al menos Jaejoong ya no trabajaba en SiriX. Sus padres lo habían apartado completamente incluso de los beneficios de los negocios familiares cuando dimitió. Estaría seguro. Tenía que estarlo.
—Por ahora.
Yunho lo miró.
—Jaejoong...
Una determinación de hierro impulsó su barbilla hacia arriba.
—No es tu decisión. Estoy entrenando porque quiero ser libre para vivir mi vida. No esconderme de Ryu Jin y sus secretos. — Jaejoong sonrió, transformando toda su cara—. Entonces voy a patearle el culo y hacer que me diga la verdad.
Su fuerza y resistencia le golpearon a traición. Jaejoong había sido abofeteado por un flashback hace menos de una hora, y aquí estaba listo para devolver el golpe. Este era el trato que Yunho había hecho, enseñarle a defenderse a sí mismo. ¿Por qué estaba tan enredado por la preocupación sobre cualquier otra cosa cuando tenía a este precioso hombre en sus brazos?
—Siempre y cuando yo esté ahí para mirar.
Jaejoong era suyo por esta noche.
—Sentir. —Tragando saliva, Jaejoong acaricio con sus manos sus costados—. Quiero seguir sintiendo.
Sus ojos suplicaban, rogaban, y, por encima de todo, lo veían a él. No miraba a través de él como la gente había hecho cuando era niño, o con la astucia calculadora de sus otros acompañantes. No le había pedido ninguna otra maldita cosa excepto que le enseñara a luchar y le hiciera sentir.
Estaba encantado por eso y rozó su boca contra la de él. Bayas agrias y rico chocolate. Tirando de Jaejoong más cerca de su pecho, se hundió dentro de su boca, probando y saboreándolo. Todavía no era suficiente. Explorando bajo su ropa, desplego sus manos sobre su terso vientre para acariciar su piel sedosa.
Maldición, deseaba todo de Jaejoong. Pero no aquí.
Rompiendo el abrazo, gruñó al ver su cara sonrojada, su boca hinchada y sus ojos abiertos y ligeros por el deseo. Rozó con su pulgar sobre su labio inferior.
—No voy a follarte contra el auto en mi garaje.
El calor brilló en sus ojos.
—Eso no sería correcto. —Succionó su pulgar en su boca.  
Su lengua caliente y húmeda lamiéndole forzó otro gemido en Yunho. Pero no había pasado por algo de ese destello caliente en su mirada.
—¿Lo quieres contra una pared? ¿Quieres que meta mi polla dentro de ti tan fuerte que no sentirás nada excepto a mí hasta que te haga correrte? ¿Crees que podrás manejar eso?
Jaejoong tembló, sus dedos clavándose en sus costados.
—Sí. Puedo soportarlo. —Su respiración se elevó—. Y lo deseo.
Joder. Su sangre hirvió e hizo crecer su polla brutalmente contra su cremallera. Justo cuando estiró el brazo hacia Jaejoong, recordó su análisis de sangre.
—Mierda. —Metiéndose la mano en el bolsillo, sacó su teléfono y rápidamente encontró la pantalla que buscaba—. Los resultados de mi análisis de sangre.
Jaejoong miró por encima la pantalla.
—Te hiciste el análisis el lunes.
A primera hora de la mañana.
—No puedes asumir riesgos con el metal de tu pierna. —Una infección o enfermedad podía ser más seria para Jaejoong que para la mayoría de la gente—. Es tu decisión. Puedo usar un condón. —Jaejoong le había dicho que tomaba anticonceptivos, y, al contrario que a la mayoría, le creía. Contuvo el aliento, luchando contra su ferviente deseo de deslizarse dentro de su cuerpo sin barreras, sin nada entre ellos.
Jaejoong le devolvió el teléfono.
—Sin condón.
Su control se quebró. Yunho lo alzó en sus brazos, sacándole un chillido.
—Te tengo. —Cargó con Jaejoong hacia el interior, subiendo las escaleras hasta su dormitorio y cerrando la puerta de una patada.
Jaejoong clavó los dedos en sus bíceps.
—No me trates como si estuviera roto.
Eso pulsó su interruptor, y tomó su boca, destruyendo esa palabra. Roto. No estaba roto. Su sabor alimentaba su hambre, inflamaba su necesidad. Sujetándolo contra la puerta, le separó las piernas y frotó su erección contra su calor a través de sus ropas.
Jaejoong le succionó la lengua, montando sobre la cresta de su polla.
Cada instinto que tenía se calentó para darle lo que Jaejoong necesitaba. Hacer que se corriera. Hacer que lo sintiera a él y solo a él. Que ningún miedo lo aterrorizara.
Yunho arrancó su boca de la suya, tragando aire.
—¿Te estoy tratando como si estuvieras roto? ¿O como el hombre por el que estoy tan caliente que voy a desnudarte y tomarte contra una pared? —Justo como había deseado hacer en el gimnasio.
—No te contengas. — Jaejoong se colgó de sus hombros—. Necesito sentirme vivo. Completo. No roto. —Esa palabra otra vez. El puto flashback había fastidiado su autoconfianza. Bajándolo, Yunho le quitó de un tirón la ropa. Arrastró sus vaqueros y boxers lejos de Jaejoong. Se quitó la camisa por la cabeza y luego se detuvo.
Jaejoong estaba de pie contra la puerta, su cabello desparramándose. Su piel brillaba en la luz tenue, sus dulces y pequeños pezones se erizaban apretados. Su suave vientre bajando hasta su franja de vello. Con las piernas ligeramente abiertas, podía ver su miembro, húmedo e inflamado.
Preparado. Necesitaba esto tanto como Yunho.
Su sangre rugió y su polla presionó en sus pantalones con ansia por dárselo todo. Se quitó los vaqueros y rodeó a Jaejoong con sus brazos, su piel caliente contra la suya y nada entre ellos. Sin ropa, sin condón y sin flashbacks torturándolo. Solo ellos.
Sujetándolo contra la pared con un brazo, mantuvo sus ojos en los suyos mientras deslizaba sus dedos a lo largo de la unión de sus nalgas.
—Estas húmedo y resbaladizo. ¿Te sientes ansioso por mi polla? —Reuniendo sus jugos, hizo círculos alrededor de su entrada.
—Sí. —Las manos de Jaejoong estrujaron sus hombros, y sus parpados se dejaron llevar hasta estar entrecerrados.
Le pellizco ligeramente el miembro.
Sus ojos se abrieron de golpe lo suficiente como para que Yunho pudiera ver sus pupilas dilatándose.
Oh, ahora tenía tu plena atención.
—Yo también estoy ansioso por ti —Agarrando su polla, la presionó contra Jaejoong. Su suave humedad acarició su sensible cabeza. Poniendo rígida su espalda, luchó contra la urgencia de golpear dentro de él. Ambos necesitaban más que eso—. No solo por tu culo, sino todo de ti. —Esa verdad salió desgarrándolo—. Quiero verte cuando te haga sentir lo suficiente como para dejarte ir y correrte para mí. No apartes la mirada.
Sus preciosos ojos se fijaron en Yunho.
—Yo también quiero verte.
Plantando sus pies en el suelo para mantener el control, atravesó su sedoso culo. Nada más le había hecho sentir así jamás. Sus paredes internas se fundieron estrechándose alrededor de él como un guante, hecho para encajar. Al mismo tiempo, los ojos de Jaejoong se llenaron con anhelo y algo más grande. Más profundo. No le escondió nada.
Jaejoong clavó sus manos en Yunho mientras él embestía, lento y profundo. Era tan grande que se estrechaba a su alrededor con un ardor crepitante que le hacía gemir. Cuando hacía círculos con sus caderas, su polla rozaba contra su punto G y Jaejoong se encendía. Ráfagas de placer inflamaban sus terminaciones nerviosas. Se arqueó hacia atrás, desesperado por más, cuando recordó que Yunho lo estaba sujetando. Podría dejarlo caer.
Un destello de pánico lo atravesó.
Las manos de Yunho dieron un apretón a sus caderas. Se inclinó más cerca, sus ojos castaños moteados con llameante color siena.
—Te tengo. No te dejaré ir. Tan solo siente, nene. No te preocupes.
No lo dejaría caer. La confianza liberó otra onda de dulce y agudo deseo. Esto era lo que Yunho hacía por él, desgarrar sus filtros hasta que sentía cada caricia y palabra al máximo.
Todo lo demás desaparecía excepto Yunho. Él hizo un círculo de nuevo entrando, perforando en sus profundidades con suficiente fuerza como para disparar más sucesiones de frenético placer a través de su núcleo.  
Un gemido emanó del pecho de Yunho. Más, lo necesitaba. Lo ansiaba. Agarrándole los brazos, cerró sus tobillos alrededor de su cintura y lo cabalgó. Cada embestida construía la sensual agonía, llevándolo más alto hasta que jadeó con casi sollozos.
—Joder. Tu culo me está apretando más fuerte. Te vas a correr. —La mandíbula de Yunho se apretó, su cuello resaltaba, la piel resbaladiza por el sudor. Embistió más fuerte, más profundo.
Al mismo tiempo, sus ojos lo perforaron, viendo todo de Jaejoong.
—Déjate ir. Córrete.
Un súbito y fiero placer lo arqueó hacia atrás, golpeando su cabeza contra la puerta. Los espasmos calientes sujetaron su cuerpo onda tras onda.
—Oh, Dios. — Yunho envolvió un brazo alrededor de su cintura y los hizo girar. Sus hombros golpearon la pared. Yunho lo sujetó y bombeó fuerte y rápido, su hombro y su pecho expandiéndose. Sus fosas nasales se ensancharon, su boca abierta mientras el salvaje deseo lo sobrepasaba. Con una última embestida, su polla creció más gruesa, más rígida, lo suficientemente caliente para marcarlo, y su semilla ardió dentro de Jaejoong.
Cuando ambos se asentaron con diminutos temblores, Yunho metió la cabeza de Jaejoong contra su hombro.
—No estás roto. —Besó su cabello mientras acariciaba su espalda—. Hermoso.
Su ternura casi deshizo a Jaejoong, tocándolo demasiado profundo, alcanzando la parte de Jaejoong que estaba hambrienta por ser acariciada, elogiada y querida. Pero Yunho había sido honesto, le había dicho que él no valía para el romance y las relaciones.
Así que, ¿qué era esa calidez fluyendo como un suave rio en su pecho y estómago? Era solo un fulgor post-orgásmico. Era todo lo que podía ser.
No importaba lo bien que se sintiera.
* * *
La luz de la luna atravesaba la claraboya en el enorme cuarto de baño. Los surtidores hacían burbujear el agua templada, y el vapor subía en tirabuzones. Jaejoong estaba metido entre los muslos de Yunho, su espalda presionada contra su pecho y las manos de Yunho estaban dobladas por debajo de su pecho.
—¿Cómo era luchar en frente de toda esa gente? ¿No estabas nervioso? —Que la gente lo mirara fijamente habitualmente lo ponía inquieto.
—No exactamente. Me daba una fuente de adrenalina. Aunque una vez que estaba en la jaula, todo se trataba de ganar. Era todo lo que me importaba.
Jaejoong rozó con sus dedos a través de las burbujas de espuma y trató de encontrarle el sentido a Yunho. Sonaba frío y determinado cuando decía cosas como esa. Pero luego había sido amable y paciente después de su ataque de pánico. ¿Quién era? ¿Cuál era el verdadero Yunho?
—¿Por qué dejaste de luchar?
—Estaba listo para un nuevo desafío.
La irritación burbujeó en su pecho.
—Ahora dime el verdadero motivo.
Sus manos apenas se crisparon contra su caja torácica. Pero Jaejoong lo notó. ¿Cambiaría de tema? ¿Y por qué demonios seguía presionando para saber más de él? ¿Quería acabar esta relación con un corazón roto?
—No hubo un motivo. Parte de ello era que había evitado sufrir una lesión seria, de las que hacen terminar una carrera. Había tenido otras pequeñas, como dedos rotos. —Levantó su mano izquierda—. Me rompí el índice y el meñique. —Bajó la mano—. También tuve una nariz rota, cortes y músculos desgarrados. Pero mi suerte no duraría para siempre, no importa lo bueno que sea. —Yunho dió una palmada en el pecho de Jaejoong y se inclinó más cerca de su oreja—. Soy bueno, Jaejoong.
Sus pezones se erizaron, y sus palabras causaron escalofríos sobre su piel expuesta.
—¿Estamos hablando de luchar o de sexo?
—De ambos.
¿Estaba intentando desviar su atención? ¿Por qué? Lo presionó más.  
—Así que las lesiones fueron parte de tus razones. ¿Las otras?
—Dinero. Poder. —Hizo una pausa, mirando por encima de su hombro mientras trazaba con sus dedos por encima de su estómago—. Nunca seré ese niño desamparado nunca más. Así que busqué oportunidades de expandirme y crecer. Empecé representando luchadores. Estudié como otros hombres y mujeres poderosos tenían éxito y aprendí. También aprendí de los que fallaron. Algunas cosas funcionaron, otras no, pero me las arreglé para crear SLAM.
Dirigir su propio negocio le daba a Jaejoong el suficiente conocimiento de que eso era una hazaña espectacular. Y aún así Yunho se ponía una barrera. ¿Qué quería? Había dejado claro que no estaba buscando una familia, así que, ¿qué? Pero no era tan tonto como para preguntar eso y encontrarse volviendo a casa rápido y en silencio.
—Has alcanzado una gran cantidad de cosas en treinta años. Eres un hombre impresionante. —Así que, ¿qué estaba haciendo con él?
—¿Qué sacó a relucir el tema de mi carrera de luchador?
—Cuando estábamos en el auto, mencionaste perder peleas enfrente de miles. —Se encogió de hombros, intentando pensar en cómo dar voz a sus pensamientos—. Tú no tienes ataques de pánico.
Agarrando su barbilla, Yunho le inclinó hacia arriba su cara hacia la suya.
—Quería que la gente me viera. Quería estar justo en su cara y obligarles a verme. —Ese era el por qué demandaba atención—. Tú te escondes. Te retiras para protegerte. Cuando te vi por primera vez, estabas metido detrás de una columna.
—¿Entonces por qué me viste? —Todas esas mujeres refinadas con bonitos vestidos y Yunho se había centrado en él. No tenía sentido.
—Las mechas rosas de tu cabello.
—Lavanda.
Sus labios carnosos se sacudieron.
—Lo que sea, nene, esas mechas gritan “Mírame. Este es quién soy y si no te gusta, que te jodan.” Te deseé entonces. —Le acarició la barbilla—. Todavía te deseo ahora.
La boca de Jaejoong se secó.
—A causa de mis mechas.  
—Parecías arrinconado y aún así estabas de pie justo frente a cientos de invitados. Podrías del mismo modo haber ondeado una bandera roja delante de mi cara. —Sus ojos castaños adquirieron un brillo depredador—. Estaba decidido a encontrarte después de eso.
¿Sexy o digno de un acosador? Pero a diferencia de Ryu Jin, Yunho nunca lo tocó cuando Jaejoong le dijo que no.
—Aquí estoy desnudo en una bañera contigo. —Algo que había pensado imposible hace un mes—. Así que, ¿qué vas a hacer conmigo?
Yunho tiró de él hacia su regazo, girándolo para que se sentara sobre su pierna izquierda, capaz de verle la cara.
El agua chapoteaba y burbujeaba a su alrededor.
—Maldición, hombre, de verdad te gusta flirtear con el peligro.
—¿Yo? —Se mofó de eso—. Soy el pastelero que se esconde, ¿recuerdas?
—No conmigo. Te gusta que te tome duro contra la pared. El peligro de confiar en mí para sujetarte mientras te follo te pone cachondo. Saber que incluso mientras me corro, no te dejaría caer. —Yunho hizo una pausa—. El peligro y comprobar tus límites te excita.
Su pulso se desplomó y sus nervios se extendieron.
—Eres una mala influencia. Solía ser un buen chico.
Aunque no se equivocaba. Cuando lo desafiaba entrenando o teniendo sexo, a Jaejoong le gustaba mucho.
—No te gusta ser bueno. —Arrastró la palma de su mano por el costado de Jaejoong, acunando su cadera—. Dime algo con lo que fantasees que te haga malo.
Incluso bajo el agua, su caricia lo abrasaba. Y su voz baja y desafiante lo hacía sentir audaz.
—Solo porque fantasee sobre algo no quiere decir que lo desee.
—Así de malo, ¿eh?
¿Era realmente tan malo?
—Es tu culpa, tú me diste la idea. ¿Y sabes qué? —Resulta que tenía una imaginación para más que para hornear. Porque se lo había imaginado con bastante realismo.  
Yunho dibujó círculos sobre su vientre.
—Puedes contármelo.
Sus palabras eran tan seductoras y suaves como sus caricias sobre su estómago.
—Azotes. —Era tan opuesto a todo para lo que Jaejoong había sido criado. Culto, controlado y experto, elegante, preocupado por lo que piensan los demás—. ¿Por qué querría un hombre adulto ser azotado?
Yunho gimió. Su polla se engrosó bajo su cadera.
—Los azotes sexuales son calientes. Un poco de juego de roles, pretender que estas en peligro. Te haría desnudar y te inclinaría sobre mis muslos. Estarías expuesto y a mi merced.
Sus pliegues se hinchaban y dolían, pero al mismo tiempo, su corazón latía trepidante. ¿Podía hacer eso? ¿Por qué deseaba hacerlo?
—Los primeros golpes escuecen, y eso atraerá tu atención. Si puedes soportarlo, el dolor empujará barreras en tu mente para elevar tu placer más y más hasta que tu orgasmo golpee con una fuerza nuclear. —Tomó aliento—. Desear eso no está mal con alguien en quien confíes.
—No estoy listo para eso. — Yunho había sido honesto con él, se lo había explicado tan casualmente como hacía un movimiento de autodefensa, así que le dijo la verdad—. Me excita y me aterra.
Sujetando su barbilla, lo miró.
—¿Me lo dirás cuando quieras intentarlo?
—Estás duro, siento tu polla. Te veo respirar más rápido. ¿Es azotar algo que te gusta? —No sabía cómo se sentía acerca de eso.
Yunho lo estudió.
—No tengo ninguna necesidad de provocar dolor. No es lo mío. Pero me encanta tu culo. Así que pensar en tenerte inclinado sobre mí así, hace que mi polla se ponga dura como una piedra. —Su sonrisa se ensanchó—. Si te azoto, gatito, voy a hacer que te corras fuerte. Y luego voy a follarte y hacer que te corras de nuevo. Una vez más: ¿me lo dirás cuando estés preparado?
¿Cómo hacía esto tan simple?
—Sí.
—Ahí está mi chico malo. —Lo levantó, salió de la bañera, se secaron rápidamente y se instalaron en su cama—. ¿Te he contado mi fantasía? Tiene que ver con tu boca sobre mi polla.
Jaejoong estaba de humor para consumar su fantasía.
* * *
Jaejoong despertó solo en la cama de Yunho. Su voz llegaba a través de las puertas francesas abiertas que encaraban hacia el océano. Una ojeada al reloj le mostró que eran las cinco y media. La curiosidad lo llevó a salir de la cama. Agarró una bata y salió.
Yunho paseaba por todo lo ancho del balcón, los músculos de su espalda, hombros y brazos desnudos se flexionaban. Se había puesto un par de pantalones de deporte. Sin zapatos.
—No hables con ellos Ah Hyun. Ni una palabra, o el dinero se acaba.
Jaejoong se encogió por la furia helando su voz.
—Mantenme informado. —Giró mientras terminaba la llamada y captó la visión de Jaejoong—. Vuelve a dentro, hace frío.
Jaejoong apenas sentía el frescor. No podía apartar su atención de Yunho, de la intensidad que cincelaba sus músculos y tendones en líneas severas.
Yunho pasó su pulgar sobre la pantalla de su teléfono e hizo otra llamada.
—Liza, algunos periodistas están husmeando alrededor de la casa de Ah Hyun. Averigua quiénes son y termina con la historia.
Jaejoong se mantuvo allí de pie como un idiota, inseguro de como procesar lo que estaba pasando.
Yunho se dirigió a zancadas junto a él, más allá de la cama y siguió hasta la zona de asientos junto a la chimenea. Paró junto a un panel de pantallas montadas sobre la pared, tocó un teclado y los monitores se encendieron de golpe.
Le llevó un segundo captar lo que estaba viendo en las pantallas: media docena de diferentes vistas de la parte frontal de la casa de Yunho, incluyendo las puertas. Cámaras para vigilar las veinticuatro horas debían de ser parte de su sistema de seguridad.
—Joder. —Llevó su teléfono de nuevo a su oreja—. Kang Joon, periodistas fuera. Disuádelos. —Colgó.
Jaejoong no tenía ni idea de qué hacer. ¿Era por negocios? ¿Algo personal? Abrazando la bata más fuerte, buscó alrededor por su ropa.
—¿Café? —Yunho fue hacia la barra de granito que había en la esquina de la habitación.
Estaba equipada con un pequeño frigorífico, una cafetera y quién sabe qué más.
—¿Qué está pasando? ¿Tienes que irte? —Jaejoong cruzó entre la oscura cama de cuatro postees y la chimenea de mármol hacia la zona de asientos.
Después de poner la maquina a funcionar, Yunho sacó leche y azúcar y manipuló la primera taza de café de la forma en que a Jaejoong le gustaba.
—Mejor esperar y ver si Kang Joon puede sacarse de encima a los periodistas. No quiero que te vean.
No, no iba a ir por allí. Yunho había estado en público con él, no estaba escondiendo a Jaejoong como un secreto ilícito. Estaba bastante seguro de que Yunho se refería a que estaba protegiendo su privacidad o algo por el estilo. Tomó la taza.
—¿De qué va esto? —La curiosidad burbujeaba. Supuso que Liza trabajaba para Yunho por la forma en que le había hablado al teléfono—. ¿Quién es Ah Hyun? —Sabía tan poco acerca de la vida de Yunho.
Yunho deslizó otra taza bajo el goteo y empezó a preparar la bebida. Sus hombros se contraían con la tensión.
¿Iba a contestar o simplemente a ignorarlo? Yunho estaba cerrándose, era un hombre diferente al que había estado con él anoche. Desconcertado, sorbió el café caliente.
—Ah Hyun es mi madre. —Agarró el borde de la encimera.
Jaejoong bajó su taza.
—¿Era tu madre con la que hablabas en el balcón? ¿La llamas por su nombre de pila?
—Sí.
—El dinero se acaba —Jaejoong repitió lo que le había oído decir—. ¿Le pagas para que no hable? ¿Sobre qué? ¿Hiciste algo...?  
—Periodistas. Si pagan a Ah Hyun, podría contarles cualquier cosa. No confío en ella. Así que le pago más que cualquier otro para mantenerla callada.
Eso hacía que los problemas de Jaejoong con sus padres parecieran casi una maldita tontería. ¿Pagar a su madre para que no hable?
—No bromeabas cuando dijiste que no erais cercanos. —Pero, Yunho le había dicho que había pasado tiempo en casas de acogida. Había una buena razón por la que había ocurrido; quizás su madre había estado enferma. Pero para un niño, eso tenía que ser como la traición definitiva.
Su gran mano hizo círculos sobre la taza que quedaba, haciéndola parecer de tamaño infantil. Yunho lo encaró.
—Ni siquiera físicamente. Ella está en el único estado que evito.
Jaejoong no sabía cómo ayudarle. Yunho estaba fríamente molesto.
—Lo siento. ¿La ves alguna vez?
—Una vez al año. En el cumpleaños de Mi Ja.
Su hermana muerta, aquella cuyas iniciales se había tatuado en su bíceps derecho.
—¿Para recordar a Mi Ja?
Yunho miraba fijamente hacia fuera a través de las puertas francesas abiertas, su perfil abrupto e implacable.
—Para castigarnos el uno al otro.
—¿Pero no la ves en tu cumpleaños? —Simplemente no tenía sentido. Su madre había perdido a una hija. ¿No debería aferrarse más a Yunho?
—No celebro mi cumpleaños. —Dejó el café—. Me voy a dar una ducha. —Desapareció tras la puerta del baño.
Cerrando y dejándolo a él fuera.
Oh, Dios, ¿qué le había pasado a su hermana?

****
Reina Sandoval. Revise los capitulo y no encontré errores ya creo haberlos arreglado, espero que si lees alguno que este mal me comentes y lo corregiré de inmediato. Y muchas gracias por comentar y leer.

Katherine Miranda. Igual que tu yo también tenia la intriga, pero mas adelante y que me tengas paciencia sabrás disiparas tus dudas, muchas gracias por leerme y comentar.

Adara. Ellos al parecer se están enamorando no solo es pura pasión, me gusta que estés atenta, muchas gracias por comentar y leer. Y si sigues leyendo en grupo saludos a tus amigas también.

Camila. Espero te este gustando voy lenta pero segura jajaja. Muchas gracias por comentar.


8 comentarios:

  1. después de tremendo encuentro tan hot pasa esto que mal por ellos
    yunho esta lleno de misterios y si Jae se abre con el y le cuenta sus cosas el debería corresponder de la misma manera contando le parte de su vida y permitirle ser pare de ella
    Gracias Pao saludos

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  2. Que pena de que Yunho tenga que págarle a su madre para que no ande contando nada sobre su vida ya que ella tenia que ser pilar importante en su vida y Yunho debería de comenzar a tener confianza con Jaejoong ya que el ya es parte de su vida y tenerle confianza ya que los dis estaninvolucrados de parte y parte gracias Patricia por este capítulo esperare el siguiente

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  3. Cada vez me gusta mas la relacion de Yunho y Jae,despues de su ansiado encuentro los 2 estaban bien,Yunho hace sentir a Jae completo,hermoso y no que este roto como el se ve y lo trata como una persona normal no le importa lo de su pierna con esoJae debe de ganar maa confianza y sentirse bien consigo mismo.
    Iba tambien su encuentro y tuvo que pasar esto,Yunho guarda muchos secretos deberia de confiar en Jae como el lo hace y asi se libraria un poco de la larga de su pasado,Jae no lo juzgara lo apoyara como el hace.
    Gracias por el capitulo

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  4. Muchas gracias a ti por escuchar y atender los comentarios de tus lectora
    Cada día me gusta mucho mas es increíble
    Nunca he leído algo como esto
    Miedo/Excitación
    gracias

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  5. Hola
    Si tu dices que lo revisaste y esta bn entonces a lo mejor la que tiene el blogs mal soy yo...
    Me sigue saliendo como tipo subrayado la letra es blanca y esta subrayado con negro
    Dime si lo tengo mal por favor
    <3
    Gracias

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  6. SI TE SEGUIMOS EN GRUPO. LA HISTORIA DE VERDAD ESTA HERMOSA.AMBOS SE DESEAN Y TIENEN MUCHO EN COMUN SOBRE TODO DE SU PASADO HERIDAS Q CERRAR Y CREO Q ESO LOS UNE Y LOS VA UNIR MAS AUN .GRACIAS POR ACTUALIZAR .

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  7. Qué e abra pasado a la hermana de Yunho que provoca tanto dolor en él y el tener que pagar a la madre para que se mantenga callada, a de ser muy mala. Yunho también sufre mucho, pero cuando Jae logré que Yunho le cuente todo logrará desahogar ese dolor tan contenido.

    Gracias!!!

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  8. Changos ahora los dos se ponen barreras.,

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Thief: Capítulo 16

Capítulo 16 Presente   Dejo a Jaejoong en su oficina. En el camino hacia allí, apenas me dice dos palabras. Después de lo que acababa ...