Capítulo 16
Rayé el frente de mi cuaderno, haciendo
cuadrados en los cuadros, conectándolos entre sí para formar rudimentarias
cajas 3D. Diez minutos antes de que la clase comenzara el aula aún estaba
vacía. La vida estaba en las primeras etapas de lo normal, pero aun así me tomó
unos minutos mentalizarme a mí mismo el estar cerca de alguien que no fuera Ji
Yong y Junsu.
―Sólo porque no estemos saliendo, no
significa que no puedas usar la pulsera que te compré ―dijo Changmin mientras
se deslizaba en la mesa junto a mí.
Sonrió, inclinándose para añadir un arco
en la parte superior de uno de los cuadros en el papel.
―Fue un regalo, Jae. Yo no doy regalos
con condiciones.
La profesora volteó su cabeza mientras
tomaba asiento a la cabecera de la clase, hurgando en los papeles sobre su
desordenado escritorio. La habitación de repente, era un hervidero de parloteo,
haciéndose eco de la gran lluvia salpicando contra las ventanas.
―Me enteré de que Yunho y tú rompieron
hace un par de semanas. ― Changmin levantó la mano al ver mi expresión de
impaciencia―. No es de mi incumbencia. Sólo que parecías tan triste, y quería
decirte que lo siento.
―Gracias ―dije, dando vuelta a una nueva
página en mi cuaderno.
―Y también quería disculparme por mi
comportamiento anterior. Lo que dije fue… cruel. Estaba enojado y arremetí
contra ti. No fue justo, y lo siento.
―No estoy interesado en salir, Changmin
―le advertí.
Se rió entre dientes.
―No estoy tratando de sacar ventaja.
Seguimos siendo amigos y quiero asegurarme de que estás bien.
―Estoy bien.
― ¿Vas a casa para las vacaciones?
―Me voy a casa con Junsu. Usualmente paso
Acción de Gracias en su casa.
Changmin comenzó a hablar, pero la profesora
comenzó su conferencia. El tema de Acción de Gracias me hizo pensar en mis
planes anteriores para ayudar a Yunho con un pavo. Pensé sobre cómo habría
sido, y me encontré preguntándome si pedirían una pizza una vez más. Una
sensación de abatimiento se apoderó de mí. Al instante la empujé de mi mente,
haciendo mi mejor esfuerzo para concentrarme en cada palabra de la profesora.
Después de clase, mi rostro enrojeció
cuando vi a Yunho correr hacia mí desde el estacionamiento. Estaba bien
afeitado una vez más, llevaba una sudadera con capucha y su gorra roja favorita,
agachando la cabeza lejos de la lluvia.
―Nos vemos después de las vacaciones, Jae,
―dijo Changmin, tocando mi espalda.
Yo esperaba una mirada airada de Yunho,
pero no parecía darse cuenta de Changmin mientras se acercaba.
―Hey, Boo.
Me ofreció una sonrisa incómoda, y metió
sus manos en el bolsillo delantero de su sudadera.
―Yoochun dijo que vas a ir con él y Junsu
mañana.
― ¿Sí?
― ¿Pasarás todas tus vacaciones donde Junsu?
Me encogí de hombros, tratando de parecer
casual.
―Soy realmente cercano con sus padres.
― ¿Qué pasa con tu mamá?
―Ella es una alcohólica, Yunho. No sabe
que es Acción de Gracias.
De repente se sintió nervioso, y mi
estómago arrancó con la posibilidad de una segunda ruptura pública. Un trueno
retumbó por encima de nosotros y Yunho miró hacia arriba, entrecerrando los
ojos mientras gruesas gotas caían sobre su rostro.
―Necesito pedirte un favor ―dijo―. Ven
aquí. ―Me arrastró bajo el toldo más cercano y yo accedí, tratando de evitar
una nueva escena.
― ¿Qué clase de favor? ―Pregunté,
receloso.
―Mi uh… ―cambió su peso de un pie a
otro―. Papá y los chicos todavía te están esperando el jueves.
―Yunho ―me quejé.
Miró a sus pies.
―Dijiste que ibas a venir.
―Lo sé, pero… es un poco inapropiado
ahora, ¿no crees?
No pareció afectarle.
―Dijiste que ibas a venir.
―Todavía estábamos juntos cuando estuve
de acuerdo con ir a casa contigo. Tú sabías que no iba a ir.
―Yo no lo sabía, y ya es demasiado
tarde, de todos modos. Neely está volando hacia acá y Sang Bum dejó el trabajo.
Todo el mundo está deseando verte.
Me encogí, girando las hebras de mi pelo
húmedo alrededor de mi dedo.
―Ellos iban a venir, de todos modos, ¿no?
―No todo el mundo. No hemos estado todos
nosotros ahí para Acción de Gracias en años. Todos hicieron un esfuerzo por
estar allí ya que les prometí una comida real. No hemos tenido a nadie en la
cocina desde que murió mamá y…
―Eso es difícil de escuchar.
Yunho inclinó la cabeza.
―Eso no es lo que quise decir, Boo,
vamos. Todos te queremos allí. Eso es todo lo que estoy diciendo.
―No les has dicho sobre nosotros…
¿verdad? ―dije en el tono más acusador que podía manejar.
Se inquietó por un momento, y luego negó
con la cabeza.
―Papá preguntaría por qué, y no estoy
dispuesto a hablar con él sobre eso. Nunca podré sacarme de la cabeza lo
estúpido que soy. Por favor, ven, Boo.
―Tengo que poner el pavo a las seis de la
mañana. Tendríamos que salir de aquí alrededor de las cinco…
―O podríamos quedarnos allí.
Mis cejas se alzaron.
― ¡De ninguna manera! Ya es bastante malo
que vaya a tener que mentirle a tu familia y pretender que todavía estamos
juntos.
―Te comportas como si te estuviera
pidiendo prenderte en fuego.
― ¡Deberías haberles dicho!
―Lo haré. Después de Acción de Gracias…
les diré.
Suspiré, mirando a otro lado.
―Si me prometes que este no es un truco
para tratar de volver a estar juntos, yo lo haré.
Yunho asintió con la cabeza.
―Te lo prometo.
A pesar de que estaba tratando de
ocultarlo, podía ver una chispa en sus ojos. Apreté los labios, tratando de no
sonreír.
―Te veré a las cinco.
Yunho se inclinó para besar mi mejilla,
sus labios persistentes en mi piel.
―Gracias, Boo.
* * *
Junsu y Yoochun me encontraron en la
puerta de la cafetería y entramos juntos. Tiré la vajilla de su soporte y luego
dejé caer mi plato sobre la bandeja.
― ¿Qué te pasa, Jae? ―preguntó Junsu.
―No voy a ir con ustedes mañana.
La boca de Yoochun cayó abierta.
― ¿Vas a ir donde Jung?
Los ojos de Junsu se lanzaron a los míos.
― ¿Tú qué?
Suspiré y le entregué mi dinero a la
cajera.
―Le prometí a Yunho que iría cuando
estábamos en el avión, y él les dijo a todos que yo estaría ahí.
―En su defensa ―comenzó Yoochun ―, él
realmente no creía que ustedes iban a romper. Pensó que volverías. Era
demasiado tarde en el momento en que se dio cuenta de que ibas en serio.
―Eso es mentira, Chun y lo sabes ―hirvió Junsu
―. No tienes que ir si no quieres, Jae.
Junsu estaba en lo cierto. No era como si
yo no tuviera otra opción. Pero no podía hacerle eso a Yunho. Ni siquiera si lo
odiaba. Y no lo hacía.
―Si no voy, va a tener que explicarles
por qué no me presenté, y no quiero arruinar su Acción de Gracias. Todos están
volviendo a casa pensando que voy a estar ahí.
Yoochun sonrió:
―Realmente les gustas a todos, Jae. Suk Hwan
estaba hablando con mi padre acerca de ti el otro día.
―Genial ―murmuré.
―Jae tiene razón, bebé ―dijo Yoochun―. Si
él no va, Suk Hwan pasará el día quejándose con Yunho. No hay sentido en
arruinar su día.
Junsu puso su brazo alrededor de mis
hombros.
―Todavía puedes venir con nosotros. Ya no
estás con él. No tienes que continuar salvándolo.
―Lo sé, Junsu. Pero es lo que hay que
hacer.
* * *
El sol se fundió en los edificios fuera
de la ventana, y me paré en frente de mi espejo, cepillándome el pelo mientras
trataba de decidir cómo iba a fingir con Yunho.
―Es sólo un día, Jae. Puedes manejar un
día ―le dije al espejo.
Fingir nunca había sido un problema para
mí, es por lo que iba a pasar cuando estuviésemos fingiendo por lo que estaba
preocupado. Cuando Yunho me dejara después de la cena, iba a tener que tomar
una decisión. Una decisión que podría estar sesgada por una falsa sensación de
felicidad que se presentaría para su familia.
Toc, toc.
Di media vuelta, mirando hacia la puerta.
Karam no había vuelto a la habitación en toda la noche, y sabía que Junsu y Yoochun
ya estaban en la carretera. No me podía imaginar quién podría ser. Puse mi
cepillo sobre la mesa y abrí la puerta.
―Yunho ―suspiré.
― ¿Estás listo?
Levanté una ceja.
― ¿Listo para qué?
―Dijiste que te recogiera a las cinco.
Crucé los brazos sobre mi pecho.
― ¡Quise decir cinco de la mañana!
―Oh ―dijo Yunho, parecía decepcionado―.
Creo que debería llamar a papá y hacerle saber que no vamos a estar ahí después
de todo.
― ¡Yunho! ―Gemí.
―Traje el coche de Yoochun, así que no
tenemos que lidiar con las maletas en la moto. Tienen un dormitorio disponible
en el que puedes dormir. Podemos ver una película o…
― ¡No me quedo en casa de tu
padre!
Su cara cayó.
―Está bien. Yo eh… te veré en la mañana.
Dio un paso atrás y cerré la puerta,
apoyada contra ella. Todas las emociones que tenía se mesclaron dentro y fuera
de mi interior, y lancé un suspiro de exasperación. Con la expresión
decepcionada de Yunho fresca en mi mente, abrí la puerta y salí, vi que estaba
caminando lentamente por el pasillo, marcando su teléfono.
―Yunho, espera ―giró y la mirada
esperanzada en sus ojos hizo que me doliera el pecho―. Dame un minuto para
empacar algunas cosas.
Una sonrisa de alivio, agradecida, se
dibujó en su cara y me siguió hasta mi habitación, mirándome meter un par de
cosas en una bolsa frente a la puerta.
―Todavía te amo, Boo.
No levanté la vista.
―No lo hagas. No estoy haciendo esto por
ti.
Yunho contuvo el aliento.
―Lo sé.
Viajamos en silencio a la casa de su
padre. El coche iba cargado de energía nerviosa, y era difícil quedarse quieto
frente a los fríos asientos de piel. Una vez que llegamos, Shi Hoo y Suk Hwan salieron
al porche, todos sonrientes.
Yunho llevó nuestro equipaje desde el
coche, y Suk Hwan le dio unas palmaditas en la espalda.
―Es bueno verte, hijo ―su sonrisa se
amplió cuando me miró―. Kim Jaejoong. Estamos viendo si adelantamos la cena de
mañana. Ha sido mucho tiempo desde que… bueno. Ha sido un largo tiempo.
Asentí con la cabeza y seguí a Yunho a la
casa. Suk Hwan puso la mano sobre su vientre protuberante y sonrió.
―Los puse a ambos en el dormitorio de
invitados, Yunho. No pensé que quisieras pelear con el gemelo en tu habitación.
Miré a Yunho. Era difícil verle luchar
para hablar.
―Uh Jae… él va a… va a tomar la
habitación de invitados. Yo voy a quedarme en la mía.
Shi Hoo hizo una mueca.
― ¿Por qué? Él se ha estado
quedando en tu apartamento, ¿no es cierto?
―No últimamente ―dijo, tratando
desesperadamente de evitar la verdad.
Suk Hwan y Shi Hoo intercambiaron
miradas.
―La habitación de Neely ha sido el
almacén por años, por lo que iba a dejar que tomara tu habitación. Supongo que
él puede dormir en el sofá ―dijo Suk Hwan, mirando los raídos cojines
descoloridos en la sala de estar.
―No te preocupes por eso, Suk Hwan.
Estábamos tratando de ser respetuosos ―sonreí, tocándole el brazo.
Su risa rugió en toda la casa, y me
acarició la mano.
―Has conocido a mis hijos, Jae. Tú debes
saber que es casi malditamente imposible ofenderme.
Yunho asintió con la cabeza hacia las
escaleras, y yo lo seguí. Abrió la puerta con el pie y dejó nuestras bolsas en
el suelo, mirando a la cama y luego se volvió hacia mí. La habitación estaba
llena de paneles de color marrón, la alfombra marrón más allá del desgaste
normal. Las paredes eran de un blanco sucio, la pintura desconchada en algunos
lugares. Sólo vi un cuadro en la pared, encerraba una imagen de Suk Hwan y la
madre de Yunho. El fondo era un retrato tipo estudio de color azul, luciendo
plumas en el pelo y rostros jóvenes, sonriendo. Tenían que haber sido tomadas
antes de que tuvieran los niños, ninguno de ellos podría haber tenido más de
veinte años.
―Lo siento, Boo. Voy a dormir en el
suelo.
―Por supuesto que dormirás en él ―le dije
―. No puedo creer que me metieras en esto.
Se sentó en la cama y se frotó la cara
con frustración.
―Esto va a ser una mierda. No sé en qué
estaba pensando.
―Yo sé exactamente lo que estabas
pensando. No soy estúpido, Yunho.
Yunho me miró y sonrió.
―Pero aun así viniste.
―Tengo que tener todo listo para mañana
―le dije, abriendo la puerta.
Yunho se puso de pie.
―Yo te ayudaré.
Pelamos a una montaña de patatas,
cortamos las verduras, pusimos el pavo a que se descongelara, y comenzamos la
masa de los pasteles. La primera hora fue más que incómoda, pero cuando
llegaron los gemelos, todo el mundo parecía congregarse en la cocina. Suk Hwan
contaba historias sobre cada uno de sus muchachos, y nos reímos de los cuentos
de otras desastrosas Acciones de Gracias cuando intentaron hacer algo más que
pedir una pizza.
―Mi esposa era un infierno de cocinera
―reflexionó Suk Hwan―. Yunho no recuerda, pero no tenía sentido tratar después
de su muerte.
―Sin presiones, Jae ― Shi Hoo se rió
entre dientes, tomando una cerveza de la nevera―. Vamos a jugar a las cartas.
Quiero intentar recuperar algo de mi dinero que Jae tomó.
Suk Hwan apuntó con el dedo a su hijo.
―Nada de póker este fin de semana, Shi
Hoo. Bajé las fichas de dominó, ve a ordenarlo. Nada de apuestas, maldita sea.
Lo digo en serio.
Shi Hoo negó con la cabeza.
―Está bien, viejo, está bien.
Los hermanos de Yunho serpenteaban de la
cocina, y siguiendo a Shi Hoo, deteniéndose para mirar hacia atrás.
―Vamos, Yunho.
―Estoy ayudando a Boo.
―No hay mucho más por hacer, bebé ―le
dije―. Adelante.
Sus ojos se suavizaron ante mis palabras,
y me tocó mi cadera.
― ¿Estás seguro?
Asentí con la cabeza y se inclinó para
besar mi mejilla, apretando mi cadera con los dedos antes de seguir a Shi Hoo a
la sala de juegos.
Suk Hwan vio a sus hijos desfilar por la
puerta, negando con la cabeza y sonriendo.
―Esto es increíble, lo que estás
haciendo, Jae. No creo que te des cuenta de lo mucho que lo aprecio.
―La idea fue de Yunho. Me alegro de poder
ayudar.
Se inclinó sobre el mostrador, tomando un
trago de cerveza mientras reflexionaba sobre sus siguientes palabras.
―Yunho y tú no han hablado mucho. ¿Están
teniendo problemas?
Apreté el jabón para lavar platos en el
fregadero mientras lo llenaba con agua caliente, tratando de pensar en algo que
decir que no fuera una descarada mentira.
―Las cosas están un poco diferente,
supongo.
―Eso es lo que yo pensaba. Tienes que ser
paciente con él. Yunho no recuerda mucho al respecto, pero era cercano a su
madre, y después de haberla perdido nunca fue el mismo. Pensé que él crecería
sin eso, ya sabes, con él siendo tan joven. Fue difícil para todos nosotros,
pero Yunho… dejó de tratar de amar a la gente después de eso. Me sorprendió que
te trajera aquí. La forma en que actúa a tu alrededor, la manera en que te
mira; yo sabía que eran algo especial.
Sonreí, pero mantuve mi mirada en los
platos que estaba fregando.
―Yunho tendrá un tiempo duro. Va a
cometer un montón de errores. Creció en torno a un montón de niños sin madre y
con un solitario y malhumorado hombre viejo como padre. Todos estábamos un poco
perdidos después de mi esposa murió, y creo que no ayudé a los niños hacer
frente en la forma en que debía hacerlo. Sé que es difícil no echarle la culpa,
pero tienes que amarlo, de todos modos, Jae. Tú eres a quien ama. No sé lo que
voy a hacer con él si lo dejas, también.
Me tragué las lágrimas y asentí con la
cabeza, incapaz de responder.
Suk Hwan apoyó su mano en mi hombro y
apretó.
―Nunca lo he visto sonreír como lo hace
cuando está contigo. Espero que todos mis hijos tengan un Jae algún día.
Sus pasos se desvanecieron en el pasillo
y me agarré al borde de la pileta, tratando de recuperar el aliento. Sabía que
pasar las vacaciones con Yunho y su familia, sería difícil, pero no pensé que
mi corazón se rompiera de nuevo. Los hombres bromearon y se rieron en la
habitación de al lado mientras yo lavaba y secaba los platos, poniéndolos a un
lado. Limpié la cocina y luego me lavé las manos, haciendo mi camino a las
escaleras para pasar la noche.
Yunho me agarró la mano.
―Es temprano, Boo. ¿No vas a la cama, o
si?
―Ha sido un día largo. Estoy cansado.
―Estábamos a punto de ver una película.
¿Por qué no bajas y pasas el rato?
Miré hacia arriba a las escaleras y luego
a su esperanzada sonrisa.
―De acuerdo.
Me llevó de la mano al sofá, y nos
sentamos juntos mientras pasaban los créditos de apertura.
―Apaga esa luz, Young Bae ―ordenó Suk
Hwan.
Yunho pasó su brazo por encima de mí,
apoyándolo sobre el respaldo del sofá. Estaba tratando de seguir fingiendo,
mientras me apaciguaba. Había sido muy cuidadoso de no tomar ventaja de la
situación, y me encontré en conflicto, agradecido y decepcionado. Sentado tan
cerca de él, oliendo la mezcla de tabaco y su colonia, era muy difícil para mí
mantener distancia, tanto física como emocional. Tal como me temía, mi decisión
estaba vacilando y luché para bloquear todo lo que Suk Hwan había dicho en la
cocina.
A mitad de la película, la puerta
principal se abrió y Neely rodeó la esquina, con maletas en la mano.
― ¡Feliz Día de Acción de Gracias! ―dijo,
poniendo su equipaje en el suelo.
Suk Hwan se levantó y abrazó a su hijo
mayor, y todo el mundo, menos Yunho, se puso de pie para saludarlo.
― ¿No vas a saludar a Neely? ―susurré.
No me miró mientras hablaba, mirando a su
familia abrazarse y reír.
―Tengo una noche contigo. No voy a perder
ni un segundo de ella.
―Hola, Jae. Es bueno verte de nuevo
―sonrió Neely.
Yunho me tocó la rodilla con su mano y
miré hacia abajo, y luego a Yunho. Al darse cuenta de mi expresión, Yunho sacó
su mano de mi pierna y entrelazó sus dedos sobre su regazo.
―Uh oh. ¿Problemas en el paraíso?
―preguntó Neely.
―Cállate, Neely ―se quejó de Yunho.
El estado de ánimo en la sala cambió, y
yo sentía todos los ojos en mí, esperando una explicación. Sonreí nervioso y
tomó la mano de Yunho entre las mías.
―Estamos cansados. Hemos estado
trabajando toda la noche en la comida ―dije, inclinando mi cabeza en el hombro
de Yunho.
Miró nuestras manos y luego apretó, sus
cejas tirando un poco.
―Hablando de cansado, estoy agotado
―suspiré―. Voy a la cama, bebé ―miré a los demás―. Buenas noches, muchachos.
―Buenas noches, hermanito ―dijo Suk Hwan.
Todos los hermanos de Yunho me desearon
buenas noches y me fui por las escaleras.
―Voy a la cama, también ―oí decir a Yunho.
―Apuesto a que sí ―se burló Shi Hoo.
―Bastardo suertudo ―se quejó Sang Bum.
―Hey. No vamos a hablar de tu hermano de
esa manera ―advirtió Suk Hwan.
Mi estómago se hundió. La única familia
real que había tenido en años fueron los padres de Junsu, y aunque habían
estado pendientes de mí con verdadera bondad, eran prestados. Los seis
rebeldes, mal hablados y adorables hombres de abajo me habían recibido con los
brazos abiertos, y mañana les diría adiós por última vez.
Yunho cogió la puerta de la habitación
antes de que yo la cerrara y luego se congeló.
― ¿Quieres que espere en el pasillo
mientras te vistes para dormir?
―Voy a saltar a la ducha. Me vestiré en
el baño.
Se frotó la nuca.
―Está bien. Voy a hacer una cama,
entonces.
Asentí con la cabeza, haciendo mi camino
hacia el baño. Me fregué fuertemente en la ducha en mal estado, centrándose en
las manchas de agua y espuma para luchar contra el miedo abrumador que sentía
tanto por la noche como por la mañana. Cuando volví a la habitación, Yunho
lanzó una almohada en el suelo en su improvisada cama. Ofreció una débil
sonrisa antes de pasar por mi lado para tomar su turno en la ducha.
Me metí en la cama, tirando de las
sábanas hasta mi pecho, tratando de ignorar las mantas en el suelo. Cuando Yunho
regresó, miró a la improvisada cama con la misma tristeza que yo, y luego apagó
la luz, situándose en su almohada.
Estuvo en silencio por unos minutos, y
luego escuché a Yunho dar un miserable suspiro.
―Esta es nuestra última noche juntos,
¿no?
Esperé un momento, tratando de pensar en
lo que debía decir.
―No quiero pelear, Yunho. Sólo duerme.
Al oírle voltear, me volví en un lado
para mirarlo hacia abajo, presionando mi mejilla en la almohada. Apoyó la
cabeza con su mano y me miró a los ojos.
―Te amo.
Lo observé por un momento.
―Lo prometiste.
―Prometí que no era un truco para volver
a estar juntos. No lo era ―levantó su mano para tocar la mía―. Pero si eso
significa estar contigo otra vez, no puedo decir que no lo consideraría.
―Me preocupo por ti. No quiero que salgas
lastimado, pero deberías haber seguido mi instinto en primer lugar. No podría
haber funcionado.
―Me amabas, sin embargo, ¿no?
Apreté los labios.
―Todavía lo hago.
Alzó la vista con ojos llenos de lágrimas
y apretó mi mano.
― ¿Puedo pedirte un favor?
―Estoy como en medio de lo último que me
pediste que hiciera ―sonreí.
Sus rasgos fueron enseñados, no afectados
por mi expresión.
―Si esto es real… si estás realmente
terminando conmigo… ¿me dejas abrazarte esta noche?
―No creo que sea una buena idea, Yunho.
Su agarre se apretó.
― ¿Por favor? No puedo dormir sabiendo
que estás sólo a unos centímetros de distancia, y nunca voy a tener la
oportunidad de nuevo.
Miré sus desesperados ojos por un momento
y luego fruncí el ceño.
―No voy a tener sexo contigo.
Yunho negó con la cabeza.
―Eso no es lo que estoy pidiendo.
Busqué en la poco iluminada habitación
con mis ojos, pensando en las consecuencias, preguntándome si podía decirle que
no a Yunho si él cambiaba de opinión. Cerré los ojos con fuerza y luego me
aparté de la orilla de la cama, bajando la manta. Se arrastró en la cama a mi
lado, tirando de mí a toda prisa apretándome en sus brazos. Su pecho desnudo
subía y bajaba con respiraciones irregulares, y me maldije por sentirme tan
pacífico contra su piel.
―Voy a extrañar esto ―le dije.
Besó mi pelo y tiró de mí hacia él,
incapaz de acercarse lo suficiente hacia mí. Hundió la cara en mi cuello y yo
apoyé mi mano en su espalda en comodidad, a pesar de que estaba tan afligido
como él lo estaba. Respiró hondo, y presionó su frente contra mi cuello,
presionando sus dedos en la piel de mi espalda. Tan miserables como estábamos
la última noche de la apuesta, esto era mucho, mucho peor.
―Yo… yo no creo que pueda hacer esto, Yunho.
Tiró de mí más fuerte y sentí la primera
lágrima cayendo de mi ojo por mi sien.
―No puedo hacer esto ―le dije, apretando
los ojos cerrados.
―Entonces, no lo hagas ―dijo sobre mi
piel―. Dame otra oportunidad.
Traté de impulsarme por debajo de él,
pero su agarre era demasiado sólido para cualquier posibilidad de escape. Me
cubrí la cara con ambas manos mientras mis sollozos nos sacudían a los dos.
Yunho me miró, sus ojos húmedos.
Con sus dedos grandes, suaves, sacó mi
mano de mis ojos y me besó en la palma de la mano. Tomé una respiración
escalonada mientras miraba a mis labios y luego de vuelta a mis ojos.
―Nunca voy a amar a nadie de la forma en
que te amo, Boo.
Inhalé y toqué su cara.
―No puedo.
―Lo sé ―dijo, con voz rota―. Nunca me
convencí de que yo fuera lo suficientemente bueno para ti.
Mi rostro se arrugó y sacudí la cabeza.
―No eres sólo tú, Yunho. No somos buenos
el uno para el otro.
Sacudió su cabeza, queriendo decir algo,
pero pensándolo mejor. Después de un largo y profundo suspiro, apoyó la cabeza
contra mi pecho. Cuando los números verdes del reloj de la habitación dieron
las once, las respiraciones de Yunho finalmente se hicieron más lentas y
niveladas. Mis ojos se abrieron grandes, y parpadeé varias veces antes de caer
fuera de la conciencia.
* * *
― ¡Ay! ―Grité, sacando mi mano de la
estufa y automáticamente atendiendo la quemadura con mi boca.
― ¿Estás bien, Boo? ―preguntó Yunho,
arrastrando los pies por el suelo y deslizando una camiseta sobre su cabeza―.
¡Mierda! ¡Los pisos están jodidamente helados! ―ahogué una risita mientas lo
veía saltar en un pie y luego al otro hasta que las plantas de sus pies se
aclimataron a las baldosas frías.
El sol apenas asomaba entre las cortinas,
y el resto de los Jung dormían plácidamente en sus camas. Empujé la bandeja de
hojalata antigua en el horno y luego cerré la puerta, girando para enfriar mis
dedos debajo del fregadero.
―Puedes volver a la cama. Sólo tengo que
poner el pavo dentro.
― ¿Vienes a la cama? ―preguntó,
envolviendo sus brazos alrededor de su pecho para protegerse del frio en el
aire.
―Sí.
―Muéstrame el camino ―dijo, barriendo su
mano hacia las escaleras.
Yunho se arrancó la camisa mientras ambos
empujábamos las piernas bajo las sábanas, tirando de la manta hasta el cuello.
Apretó sus brazos alrededor de mí mientras tiritábamos, esperando a que nuestro
calor corporal calentara el pequeño espacio entre nuestra piel y las mantas.
Sentí sus labios contra mi pelo, y luego
su garganta se movió mientras hablaba.
―Mira, Boo. Está nevando.
Me volví para hacer frente a la ventana.
Los copos blancos sólo eran visibles a la luz de la lámpara de la calle.
―Es algo que se siente como Navidad
―dije, mi piel finalmente calentándose contra la suya.
Suspiró y me volví para ver su expresión.
― ¿Qué?
―No vas a estar aquí para la Navidad.
―Estoy aquí, ahora ―levantó unas de las
esquinas de su boca y se inclinó para besar mis labios. Me eché hacia atrás y
sacudí la cabeza. ― Yunho…
Su agarre se apretó y bajó la barbilla,
sus ojos castaños determinados.
―Tengo menos de veinticuatro horas
contigo, Boo. Voy a besarte. Voy a besarte un montón hoy. Todo el día.
Cada vez que pueda. Si quieres que me detenga, sólo di la palabra, pero hasta
que lo hagas, voy a hacer que cada segundo de mi último día cuente.
―Yunho… ―Pensé en ello por un momento, y
razoné que él no tenía ninguna desilusión sobre lo que sucedería cuando me
llevara a casa. Yo había llegado allí para fingir, y tan duro como fuera para
los dos más tarde, no quería decirle que no.
Cuando me vio mirando sus labios, la
comisura de su boca se elevó otra vez, y se inclinó para presionar su suave
boca contra la mía. Comenzó dulce e inocente, pero en el momento en que sus
labios se abrieron, acaricié su lengua con la mía. Su cuerpo se tensó
instantáneamente, y tomó una respiración profunda por la nariz, apretándose
contra mí. Dejé caer la rodilla hacia el lado y él se movió por encima de mí,
sin apartar su boca de la mía.
No perdió el tiempo en desnudarme, y
cuando no había más tela entre nosotros, se apoderó de las viñas de hierro de
la cabecera de la cama con las dos manos, y en un rápido movimiento, estaba
dentro de mí. Me mordí fuerte el labio, ahogando el grito que estaba arañando
su camino hasta mi garganta. Yunho se quejó contra mi boca, y yo apreté los
pies contra el colchón, anclándome, de ese modo podía levantar las caderas para
encontrar las suyas.
Una mano en el hierro y la otra en mi
nuca, se mecía contra mí una y otra vez, y mis piernas temblaban con sus firmes
y determinados movimientos. Su lengua buscó mi boca, y podía sentir la
vibración de sus profundos gemidos contra mi pecho mientras seguía a su promesa
de hacer memorable nuestro último día juntos. Podría pasar miles de años
tratando de bloquear ese momento de mi memoria, y seguiría grabado en mi mente.
Había pasado una hora cuando apreté mis
ojos cerrados, cada uno de mis nervios se centró en el temblor de mis entrañas.
Yunho contuvo el aliento mientras
empujaba dentro de mí una vez más, me dejé caer sobre el colchón, completamente
agotado. Yunho exhaló con respiraciones profundas, mudas y bañado en sudor.
Podía escuchar las voces abajo y me tapé
la boca, riendo por nuestra mala conducta. Yunho se volvió de lado, escaneando
mi cara con sus dulces ojos marrones.
―Dijiste que sólo ibas a besarme ―sonreí.
Mientras estaba tirado al lado de su piel
desnuda, viendo el amor incondicional en sus ojos, deje ir mi decepción y mi
rabia y mi obstinada determinación. Yo lo amaba, y no importa cuales eran mis
razones para vivir sin él, sabía que no era lo que quería. Incluso si no hubiera
cambiado de opinión, era imposible para nosotros mantenernos alejados el uno
del otro.
― ¿Por qué no nos quedamos en la cama
todo el día? ―sonrió.
―Yo he venido aquí a cocinar, ¿recuerdas?
―No, viniste aquí para ayudarme a
cocinar, y no me presentaré a trabajar durante ocho horas.
Toqué su cara, las ganas de terminar
nuestro sufrimiento se hicieron insoportables. Cuando le dijera que había
cambiado mi opinión y que las cosas volvieron a la normalidad, no tendríamos
que pasar el día fingiendo. Podríamos pasar celebrando, en su lugar.
―Yunho, creo que…
―No lo digas, ¿de acuerdo? No quiero
pensar en eso hasta que tenga que hacerlo ―se levantó y se puso los
calzoncillos, caminando hacia mi bolso. Tiró la ropa sobre la cama y tiró de su
camisa sobre su cabeza―. Quiero recordar esto como un buen día.
* * *
Hice los huevos para el desayuno y
sándwiches para el almuerzo, y cuando el juego comenzó, empecé a comer. Yunho
estaba parado detrás de mí en cada oportunidad, sus brazos alrededor de mi
cintura, sus labios en mi cuello. Me sorprendí a mí mismo mirando el reloj,
impaciente por encontrar un momento a solas con él para decirle mi decisión.
Estaba ansioso por ver la expresión de su rostro, y para volver a donde
estábamos.
El día estuvo lleno de risas,
conversación, y un flujo constante de quejas de Sang Bum sobre la constante
muestra de afecto de Yunho.
― ¡Consigue una habitación, Yunho! ―Gimió
Sang Bum.
―Estás volviéndote una espantosa sombra
verde ―bromeó Neely.
—Es porque me están enfadando. No estoy
celoso, idiota. —se burló Sang Bum.
—Déjenlos en paz, Sang Bum —advirtió Suk
Hwan.
Cuando nos sentamos a cenar, Suk Hwan insistió
en que Yunho cortara el pavo, y sonreí con orgullo cuando él se puso de pie
para hacerlo. Estaba un poco nervioso hasta que los elogios llegaron a mí. En
el momento en que serví el pastel, no había ninguna pisca de comida sobre la
mesa.
— ¿Hice suficiente? —Reí.
Suk Hwan sonrió, tomando su tenedor para
estar listo para el postre.
—Hiciste un montón, Jae. Sólo queríamos
abastecernos hasta el próximo año… a menos que quieras hacer esto de nuevo en
Navidad. Eres un Jung, ahora. Espero que estés con nosotros en cada día de
fiesta, y no para cocinar.
Miré a Yunho cuya sonrisa se había
desvanecido, y mi corazón se hundió. Tenía que decirle pronto.
—Gracias, Suk Hwan.
—No le digas eso, papá, —dijo Shi Hoo —. Él
tiene que cocinar. ¡No he tenido una comida decente desde que tenía cinco años!
—Se llevó un bocado de pastel de nuez a la boca, gimiendo con satisfacción.
Me sentía como en casa, sentado en una
mesa llena de hombres recostados en sus sillas, frotándose la barriga.
La emoción me embargó cuando fantaseé con
la idea de las festividades, y cada otro día de fiesta que pasaría con ellos.
No quería nada más que formar parte de esta rota y fuerte familia que adoraba.
Cuando los pasteles se terminaron, los
hermanos de Yunhio comenzaron a limpiar la mesa y los gemelos se dirigieron al
fregadero.
—Yo lo hago. —dije, poniéndome de pie.
Suk Hwan sacudió la cabeza.
—No, no lo harás. Los chicos pueden
encargarse de eso. Yunho y tú vayan al sofá a descansar. Has trabajado duro,
hermano.
Los gemelos se salpicaron el uno al otro
con el agua y Shi Hoo maldijo cuando se resbaló en un charco y dejó caer un
plato. Neely les llamó la atención, tomando la escoba y el recogedor para
barrer los vidrios.Suk Hwan les dio unas palmaditas a sus hijos en los hombros
y luego me abrazó para retirarse a su habitación.
Yunho puso mis piernas sobre su regazo y
me quitó los zapatos, masajeando las puntas de mis pies con los pulgares.
Incliné mi cabeza hacia atrás y suspiré.
—Este ha sido el mejor Acción de Gracias
que hemos tenido desde que mamá murió.
Levanté la cabeza para ver su expresión.
Estaba sonriendo, pero estaba teñida de tristeza.
—Me alegro haber estado aquí para verlo.
La expresión de Yunho cambió y me preparé
para lo que estaba a punto de decir. Mi corazón latía con fuerza con mi pecho,
con la esperanza de que me preguntara que volviera con él para poderle decir
que sí. Lo que sucedió parecía una eternidad, sentado en el hogar de mi nueva
familia.
—Soy diferente. No sé lo que me pasó. Ése
no era yo. Estaba pensando en todo lo que podría comprar con ese dinero, y eso
fue en todo lo que estaba pensando. No vi lo mucho que te dolía el de volver
allí, pero en el fondo, creo que lo sabía. Merezco que me dejes. Merecía todas
las noches sin dormir y todo el dolor que he sentido. Necesitaba eso para darme
cuenta de lo mucho que te necesito y lo que estoy dispuesto a hacer para
mantenerte en mi vida.
Me mordí el labio, impaciente por llegar
a la parte en la que diría que sí. Quería que me llevara de regreso al
departamento y pasar toda la noche celebrando. No veía la hora de relajarme en
su nuevo sofá con Taepoong, ver películas y reír como antes.
—Has dicho que has terminado conmigo, y
lo acepto. Soy una persona diferente desde que te conocí. He cambiado… para
bien. Pero no importa cuánto lo intente, parece que no puedo hacer las cosas
bien contigo. Fuimos amigos primero, y no te puedo perder, Boo. Siempre te
amaré, pero si no puedo hacerte feliz, no tiene sentido tratar de recuperarte.
No puedo imaginarme estar con alguien más, pero voy a ser feliz siempre y cuando
seamos amigos.
— ¿Quieres ser amigos? —Pregunté, las
palabras quemándome la garganta.
—Quiero que seas feliz. Sin importar qué.
Mis entrañas se contrajeron ante sus
palabras, y me sorprendió el dolor abrumador que sentía. Me estaba dejando
libre y era exactamente cuando no lo quería. Le podría haber dicho que había
cambiado de opinión y él retiraría todo lo que acababa de decir, pero sabía que
no era justo para ninguno de los dos volver justo en el momento en el que él me
había dejado salir.
Sonreí para luchar contra las lágrimas.
—Cincuenta dólares a que me lo
agradecerás cuando conozcas a tu futuro esposo.
—Esa es una apuesta fácil. El único
hombre con el cual deseo casarme acaba de romperme el corazón.
No pude fingir una sonrisa después de
eso. Me sequé los ojos y luego me levanté.
—Creo que es hora de que me lleves a
casa.
—Vamos, Boo. Lo siento, eso no fue
gracioso.
—No es eso, Yunho. Estoy cansado, y estoy
listo para ir a casa.
Él respiró hondo y asintió con la cabeza,
poniéndose de pie. Abracé a sus hermanos despidiéndome de ellos, le pedí a Shi
Hoo que le digiera adiós a Suk Hwan por mí. Yunho estaba en la puerta con
nuestros bolsos mientras todos se ponían de acuerdo para volver a casa para
Navidad, y yo contuve la sonrisa el tiempo suficiente hasta salir por la
puerta.
Cuando Yunho me acompañó a los
dormitorios, su expresión todavía era de tristeza, pero el tormento había
desaparecido. Este fin de semana no fue un truco para ganarme de vuelta,
después de todo. Era una clausura.
Se inclinó para besar mi mejilla y
sostuvo la puerta abierta para mí, mirando mientras caminaba al interior.
—Gracias por hoy. No sabes lo feliz que
hizo a mi familia.
Me detuve en la puerta inferior de las
escaleras.
—Les dirás mañana, ¿no?
Yunho miró hacia el estacionamiento y
luego a mí.
—Estoy casi seguro que ya lo saben. No
eres el único con una cara de póquer, Boo.
Lo miré fijamente, sorprendido, y por primera vez desde que lo había conocido, se alejó de mí sin mirar atrás.
Lo miré fijamente, sorprendido, y por primera vez desde que lo había conocido, se alejó de mí sin mirar atrás.
que triste fue esto y yo que pensé que si se arreglarían las cosas con ellos espero y pronto solucionen su problema y ya puedan estar como antes amándose y sin problemas de separarse nunca mas
ResponderEliminarGRACIAS por actualizar lo esperaba con muchas desesperación pues te demoraste bastante pero ya esta aquí y me da gusto que por fin regreses espero y no desaparezcas por mucho tiempo por favor sube mas pronto siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii :) GRACIAS BYE BYE espero :)
no no no quiero q terminen !! waa porq T.T
ResponderEliminarespero q se arreglen las cosas pronto entre ellos y
puedan estar juntos S:
gracias x la actu!!
Ahh creo que es momento que yunho se aleje de el, ademas siento que hard exagera /; yunho pensaba en el y such futuro.
ResponderEliminarPero jae nose que diablos piensa. Si el alfinal qiere esto, yunho se lo ha dado. No creo q pRa yunho sea facil ser amigos. Ya yunho sigue adelante talvez alejandote vera de lo que se ha perdido. Ya ha hecho mucho yendo tras el y rogandole. Incluso le pidio otra oportunidad y al final jae qeria regresar con el
Qeria q yunho se lo pidiera pero ps no fue asi.
Yunho esta sufriendo mucho y jaejoong se lastima x lastimar a yunho. Yunho debe mejoe alejarse por el momento.
ResponderEliminarGracias por actualizar pense q ya no lo harias.
Taeny
Ese jaejoong no dijo nada es cobarde pudo abrirse a yunho y no le dijo nada y el pobre yunho ya se resigno.
ResponderEliminarpor fin actualizas y para que para romperme el corazón.... quiero llorar........ToT........
ResponderEliminarNo es cierto gracias por actualizar, no sabes cuanto e esperado esto gracias....
Quiero golpear a jaejoong, porque lastima a yunho se esa forma? ne el mismo sabe lo que realmente necesita y se lastima de igual forma, no quiero que esto continue así, ellos deben reconciliarse T_T gracias por actualizar, llevaba tiempo esperando por ello, gracias!!!
ResponderEliminarNoooooo, yo quería que en este capítulo se arreglaran las cosas T^T
ResponderEliminarQue triste fue, no quiero que estén separados cuando los dos se quieren tanto T-T y la historia de la familia de YH ;;
Justo en el momento que Jae decide darle otra oportunidad, Yunho decide dejarlo libre con tal de tener su amistad.... hay algunas veces no entiendo a Jae dice que lo quiere lejos pero despues le da alas para que siga a su lado y cuando cambia de opinion Yunho ya no quiere seguir asi .... ahora solo lo va a dejar otra vez en vez de se mas sincero con sus sentimientos...
ResponderEliminarSiempre es Yunho quien esta rogandole y apoyandolo pero Jae no lo hace de la misma forma :(
Jae... waaaaa xq no dijiste nadaa!!! y yo que ya estaba teniendo esperanzas de que iban a reconciliarse u.u Nose como van a estar ahora siendo amigos, va a ser muy difícil para ambos...
ResponderEliminarPorque? Sise aman con pasión, locura y frenesí... Jae dile que lo amas, que lo necesitas y no puedes estar sin el...
ResponderEliminarGracias
Oh Dios, no puedo llorar mas,no se puede ser solo amigos con ese amor tan grande....bueno veremos gracias
ResponderEliminarOh dios, voy a llorar ;-; porque tiene que ser tan triste u.u... justo cuando a jae le pica el mosquito de la reconcilación, Yun acepta la ruptará .. por què?? T-T ... Tiene que haber reconcilación
ResponderEliminarGracias por compartir.
Ahhhhh: ( yunho una vez mas y jae te hubiese aceptado. Pero jae tambien debió detenerlo, decirle q lo quiere de vuelta.
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