Capítulo 12
La voz de Yunho estaba llena de promesas pecaminosas.
Un regocijo corrió desde las raíces de su
cabello hasta la planta de sus pies. Sus pezones rozaron contra su ropa y su
ropa interior estaba embarazosamente empapada.
Ningún
hombre le había hecho sentir así de completo. En control, fuerte y
violentamente desesperado. Como si pudiera llegar a él con todo lo que tenía:
indomable hombre y podía detenerle con un solo dedo.
Pero ¿por
qué iba a hacerlo cuando lo único que Yunho quería era darle placer? Cabalgando
el momento, le espetó:
—Quiero esto.
Un estremecimiento pasó a través de Yunho.
Sacó su teléfono del pantalón y pulsó la pantalla.
—Estoy enviando un mensaje a Kang Joon.
Claro. Se había olvidado de que su chofer
le estaba esperando.
Yunho volvió hacia él y merodeo
alrededor, sus ojos marrones intensificándose.
—¿Qué?
—Tú. Tan valiente, Gatito. Naciste siendo
un hombre luchador, apasionado y te pasaste tu vida tratando de obligarte a ser
pasivo. Pero ahora estás dejando que él salga. —Apoyó su frente contra la de Jaejoong.
—Confía en ese hombre, Jaejoong. Si quieres parar, paramos.
Revoloteos salvajes golpeaban en su
corazón y por un segundo, las lágrimas escocieron. Iba más allá de la lujuria,
esto era confianza. Un vínculo formándose, que le daba miedo en lugares que
incluso sus ataques de pánico no tocaban. Yunho le veía, creía en él.
Toda su vida, Jaejoong no había sido lo
suficientemente bueno. No lo suficientemente inteligente, lo suficientemente
valioso. Y desde su lesión estaba roto. Destrozado. No sabía cómo encajar las
piezas de nuevo. Pero los profundos ojos castaños de Yunho le mostraban una
visión diferente.
Como si estuviera sanando para ser el
hombre que estaba destinado a ser.
Inclinando la cabeza, le besó.
Yunho dobló las rodillas, pasando un
brazo por la cintura y levantándole. Acunó la parte de atrás de su cabeza con
su mano y tomó posesión de su boca, llenándole con su sabor sensual.
Jaejoong enganchó sus piernas alrededor
de su cintura. Eso le dejó abierto, expuesto a la pesada y gruesa cresta de su
polla a través de sus ropas contra su centro.
Aferrándole por la cadera, le apretó
contra Yunho y gimió en señal de aprobación.
Las vibraciones y la presión estallaron
abajo en su vientre. Le deseaba, deseaba la sensación de un hombre moviéndose
en su interior. Quería sentir su piel contra la suya. Tiró de los botones de su
camisa.
Yunho rompió el beso. Sosteniéndole,
comenzó a caminar.
—Dormitorio.
—Izquierda. Al final del pasillo. —Se
movió, tirando de su camisa para sacarlo de sus pantalones.
Las largas piernas de Yunho devoraron la
distancia a su dormitorio. La luz de la luna entraba a raudales por la ventana,
iluminando su cama extra-grande con el edredón azul y montones de almohadas.
Yunho cerró la puerta de una patada, dio
zancadas hacia la cama y la puso de nuevo en el suelo sobre sus pies. En un
movimiento suave, le quitó el top.
El aire golpeó su piel desnuda y las
dudas se arrastraron de vuelta hacia Jaejoong. Yunho había estado con muchos hombres.
Habían pasado cinco años para él.
Su cálida mano se instaló en su mejilla.
—¿Quieres ir más despacio?
El resplandor de la luna enfatizaba su
belleza salvaje, sin embargo, su mano estaba apoyada suavemente sobre Jaejoong dándole
apoyo. Sintiéndose seguro, negó con la cabeza y empujó la camisa deslizándosela
por los hombros, dejando al descubierto el tatuaje en su bíceps derecho.
Remolinos de llamas alrededor de la letra M creaban una imagen poderosa. Hasta
donde Jaejoong podía decir, era su único tatuaje.
—Háblame del tatuaje.
Yunho echó un vistazo a la tinta, una
angustia impredecible restallando en sus ojos marrones.
—Más tarde.
Ese instante de vulnerabilidad se granjeó
su afecto más que cualquier otra cosa, le llenó con la necesidad de eliminar
esa chispa de dolor. Hizo trazos con el dedo sobre los músculos apretados de su
pecho, encontrando pequeñas cicatrices aquí y allá. Aprendiéndose las
pendientes y curvas de Yunho para encontrar los lugares que hacían que su
respiración se elevara y su pulso se elevara. Se inclinó y lamió un pezón.
Yunho se arqueó y gimió bajo su asalto.
Pasó al otro, sintiendo su poder sobre Yunho.
Esta vez, le rozó con los dientes, un mordisco suave.
Yunho se inclinó ante su mordida.
—Estás jugando con fuego. —Su aliento le
revolvió el pelo.— Devuelvo los mordiscos.
El calor se disparó en sus pezones,
convirtiéndolos en picos.
Una sonrisa maliciosa se curvó en la boca
de Yunho.
—¿Te gusta la idea de que te muerda? —Le
pasó los nudillos sobre las sensibilizadas puntas, enviando sacudidas
directamente a su sexo— Pero no he dicho dónde voy a morderte, Gatito. —Sus
manos quemaban un camino de fuego hacia sus pantalones.
Un hilo de la ansiedad amenazó con
arraigarse. Yunho se agachó para sacarle los pantalones y ver sus cicatrices.
Las feas heridas tenían una manera de arruinar su estado de ánimo. Para evitar
esto, Jaejoong le rodeó las muñecas.
Yunho le soltó, con preocupación nadando
en su mirada.
Queriendo que siguiera excitado, bajó la
voz.
—Permíteme. —Atrapó el botón, lo soltó,
bajó la cremallera y deslizó los pantalones por sus caderas.
—Oh sí. Sigue.
El ronco gruñido de aprobación le
envalentonó. Se quitó los zapatos planos y se movió saliendo de sus pantalones.
Quedando con un trozo de encaje negro. Un
triángulo que apenas le cubría en la parte delantera y se hundía entre las
mejillas de su culo en la espalda.
La mirada caliente de Yunho viajó hacia
abajo y quedó atrapada en ese trozo de tela. Cuando Jaejoong hundió sus
pulgares debajo de las finas tiras que montaban sus caderas, Yunho agarró sus
muñecas.
—¿Eso es un tanga? ¿No te pondrías una
falda, pero llevas puesto un tanga?
—Podría ser. —¿Alguna vez se había
sentido tan deseable? ¿Tan valiente?
—¿Por mí, Jaejoong? ¿Lo llevas por mí?
—Me pareció una buena idea en el momento.
Yunho pasó la mirada hacia abajo. Sus
fosas nasales se dilataron y su respiración se detuvo.
—La jodida mejor idea de todos los
tiempos. —Fusionando su boca a la de Jaejoong, le besó con calientes y
profundos latigazos de su lengua.
Jaejoong cayó en el beso, en un velo de
intimidad que dejaba todo fuera, excepto a ellos dos.
Yunho besó sobre su mandíbula, bajó por
la garganta, lamió su clavícula. Tentó la tierna pendiente de su pecho. La
áspera humedad de su lengua carbonizaba sus terminaciones nerviosas. Más,
quería más. Tirando de sus manos para liberarse, entrelazó sus dedos alrededor
de los pesados mechones, sedosos de su cabello.
Un gemido brotó de Yunho y cerró los
labios sobre el pezón.
Los picos de calor le recorrían hasta la
médula. Jaejoong se arqueó, tirando de Yunho más fuerte contra él. Las
sensaciones explotaron mientras le chupaba.
Su necesidad se agudizó, cada tirón en su
pezón bajaba para atormentar a su miembro. Un dolor floreció en ese manojo de
nervios.
Yunho se puso de rodillas y se sentó
sobre los talones. Con el pecho al descubierto, vio sus abdominales nudosos por
la tensión. Yunho levantó la vista, un rubor se extendía por su cara.
—Muéstrame tu tanga, Gatito. —Su voz
reducida a una indómita ronquera— Date la vuelta.
Nunca nadie le había hecho sentir así...
sensualmente saboreado. Adorado y deseado. Un embriagador entusiasmo latía en
sus venas, haciendo fácil para él seguir sus instrucciones y ponerse frente a
la cama.
Rugió un gruñido suave y deslizó sus
dedos sobre Jaejoong. Ahuecó sus nalgas, moldeando y acariciando.
—Tu culo me ha torturado durante toda la
noche en esos pantalones. —Trazó la línea de su tanga, profundizando entre los
muslos.
Sus dedos rozaron la fina tela,
provocando con pequeñas caricias hasta su miembro. Una ardiente necesidad
encharcaba su bajo vientre. Luego Yunho se retiró.
Antes de que pudiera gemir su protesta,
pasó sus pulgares por debajo de las finas tiras en sus caderas.
—Voy a quitarte esto y a mostrarte lo
caliente y alucinantemente sexy que eres.
La anticipación apretó sus muslos
mientras sentía el suave tirón. El lento descenso, viajando a la velocidad de
un par de centímetros por cada latido de su pulso, era enloquecedor.
Emocionante.
El material de seda susurró en voz baja,
mientras los dedos de Yunho calentaban un rastro de placer más áspero. Su tanga
se aferraba a su húmeda excitación, bajando con una tortura deliberada y dulce.
Una vez que la tenía en sus tobillos, dio un paso saliendo de ella.
Yunho se levantó, rodeándolo con sus
brazos y tirando de él otra vez hacia su pecho. Su calor le envolvió, le
tranquilizó. Yunho rozó sus labios sobre su oreja, mordisqueando el lóbulo,
raspando suavemente con sus dientes por encima de su hombro. Antes de que
pudiera procesar plenamente eso, jugaba con sus pezones, rodando sobre uno,
retorciendo el otro.
Se encendió, arqueándose mientras su
sangre golpeaba debajo de su tierno asalto. Su entrada florecía abierta,
rogando por su tacto.
—Yunho.
—Aquí mismo. —Trazó con una mano bajando
por su vientre y apretó sus dedos entre sus muslos, acariciando su hendidura—
Caliente. Tan receptivo. —La áspera yema de su dedo masajeaba su miembro.
Se ladeó hacia Yunho, agarrando su brazo.
—Me estás haciendo arder.
—Estoy ahí mismo contigo. —Apretando su
brazo alrededor de Jaejoong, deslizó un dedo dentro suyo, hundiéndose
profundamente— Qué entrada más apretada. —Gimió en su oído mientras se retiraba
y empujaba con un ritmo electrizante— Tan jodidamente perfecto.
Un placer surgió en espiral mientras lo
tocaba con su mano. Jaejoong estaba perdiendo la noción, sólo sentía. Su brazo
alrededor de su cintura, su pecho ardiendo contra su espalda. La cresta de su
gruesa erección presionando contra sus caderas. Sus dedos empujando dentro y
fuera, más fuerte. Más profundo.
—¡Oh Dios! —Echó la cabeza hacia atrás.
Escalofríos calientes corrían sobre su piel.
—Mírame.
Volvió la cabeza a sus órdenes.
Se encerró en Jaejoong.
—Vamos, Jaejoong. Vamos, nene. —Bajó el
pulgar hacia abajo en su miembro.
El orgasmo explotó desde su miembro, con
ondas de choque atravesando cada nervio. Clavó los dedos en el antebrazo que le
sujetaba alrededor mientras cabalgaba sobre sus dedos. Oyó un zumbido en los
oídos y la respiración áspera de Yunho.
—No es suficiente —gruñó. Le dio la
vuelta, le hizo descansar sobre la cama y se puso de rodillas, deslizando el
hombro bajo sus muslos.
Durante unos segundos, todo se ralentizó.
Incluso su ritmo cardíaco mientras Yunho le sostenía abierto, expuesto y
mirando fijamente.
—Para mí... Al igual que tu tanga, tu culito
palpitante es mío. —El hambre brillaba en sus ojos.
—Sí. —En ese momento, le daría cualquier
cosa.
Se inclinó y lo lamió, profundizando su
lengua a través de todos sus pliegues. Lamiéndolo. Con un lamido profundo,
provocó su miembro. Jaejoong era tan sensible que sólo tomó un par de minutos
antes de que estuviera retorciéndose, tratando de acercarse lo suficiente.
Empujó dos dedos profundamente dentro de
Jaejoong.
—¡Yunho! —Llamas sensuales azotaron sus
paredes interiores. El calor enrojeció todo su cuerpo. Tan cerca, la feroz
necesidad le quemó.
Yunho cerró los labios sobre el pulsante
manojo de nervios y chupó. Cuando pensó que iba a volverse loco, le mordió
suavemente y le envió a un orgasmo salvaje.
Antes de que las ondas de choque se
desvanecieran, lo dejó y se quitó la ropa restante. Estaba atrás, de pie entre
sus muslos abiertos y desenrollando un condón sobre la cabeza de su polla y
deslizándolo por el largo eje.
Yunho aferró sus caderas en sus manos y
le abrió más de piernas. Presionó un par de centímetros dentro de Jaejoong y se
detuvo. Un hambre cruda estaba tallada en su cara con un deseo brutal. Las
venas de su cuello sobresalían, marcando el esfuerzo de su moderación. Los ojos
brillaban con la necesidad de tomarle. Fuerte.
Sin embargo, se detuvo y le miró.
La confianza llenó su garganta. La que Yunho
le dio en ese momento, comprobando para asegurarse de que Jaejoong podría
manejar su furioso deseo, le sorprendió. Inclinando sus caderas para atraerlo
más cerca, le dijo:
—No te detengas. Lo quiero todo de ti.
—Decía en serio cada palabra.
Con los dedos clavados en sus caderas, le
penetró.
Demasiado lento. Envolviendo sus piernas
alrededor de Yunho, le urgió a entrar más profundo.
—Jaejoong, —le advirtió— eres estrecho.
Jaejoong apretó los puños por la
frustración. Le había dicho que se dejara llevar. Le había abrazado. Le había
dado exactamente lo que había ansiado aunque él ni siquiera lo sabía.
Necesitaba ese mismo abandono salvaje de Yunho ahora mismo. Arqueando la
espalda, exigió:
—Fóllame tranquilo.
Yunho se quedó inmóvil durante un
segundo. Un latido rápido donde los propios planos de su rostro cambiaron de
paciencia agonizante a un deseo salvaje. Se retiró y embistió. Con fuerza.
Hasta el final. Un color ardiente salpicaba sobre sus mejillas y sus dedos se
clavaron en su culo mientras lo follaba. Cerrando los ojos, bombeó con sus
caderas, conduciendo su polla dentro de Jaejoong.
Se movió, alzándole más las caderas.
—Tómalo, Jaejoong.
Su escroto pesado golpeaba contra su
culo.
—Otra vez. Más. —Lo tomaría todo,
cualquier cosa que Yunho quisiera darle.
—Sedoso. Caliente. ¡Joder! —Atacaba
dentro de Jaejoong, sus músculos golpeando. Sin contenerse nada.
Una fiebre caliente abrasaba a través de Jaejoong
y se vertía en palabras:
—Quiero sentir como te corres. —Verle
perder ese control formidable dentro de él. No, con él. Su fiebre se disparó—.
Por favor.
Se inclinó sobre Jaejoong hasta que
compartían un solo aliento.
—Esto es lo que me haces. —Sus hombros se
flexionaron. Su polla se hinchó más grande. Más dura. Más caliente mientras se
sumergía en Jaejoong. Marcándolo.
—Jaejoong. ¡Joder! —Jadeó, corriéndose
fuerte dentro de él.
Él explotó con Yunho.
* * * *
Yunho no podía conseguir meter un jodido
aliento en sus pulmones. Todavía tenía el culo de Jaejoong sujeto en sus manos,
su pene enterrado hasta las pelotas en su interior.
La cordura estaba volviendo lentamente.
La razón empezando a hacer clic, diciéndole que había perdido totalmente el
control con Jaejoong.
Y a Jaejoong le había gustado. Muchísimo,
a juzgar por el orgasmo estrujapollas que acababa de tener. Era tan hermoso
allí tumbado, su piel brillante, con los ojos cargados de satisfacción. Jaejoong
había trabajado tan duro para apartarle al principio. Pero una vez que se había
abierto él mismo, se había convertido en salvaje y honesto bajo sus caricias.
Otra réplica del placer le estremeció
ante el recuerdo.
Dejó descansar las caderas de Jaejoong en
la cama, apartándose. Mirando a su alrededor bajo la luz de la luna, vio una
puerta a su izquierda.
—¿Ese es el baño?
—Sí.
Rápidamente se dirigió al cuarto de baño,
se deshizo del condón y regresó.
Mientras que Yunho se había ido, Jaejoong
se había sentado en el borde de la cama con los pies en el suelo.
Le miró fijamente en el charco de luz
procedente del baño. Jaejoong agarró el borde de la colcha y la giró sobre su
pierna mala. ¿Sí, esa mierda de taparse? Se iba a terminar ahora. Se unió a Jaejoong
y se sentó a su izquierda.
—Vamos a terminar con esto.
Jaejoong le lanzó una sonrisa.
—Pensaba que acabábamos de hacerlo.
—Chico gracioso. Sólo hemos empezado.
Todavía no he terminado de explorarte. —Dejó caer la atención a su pecho. No
había pasado ni de cerca el tiempo que Yunho quería. Sintiendo la sangre que
comenzaba a llenar su polla, empujó ese pensamiento hacia abajo— Estás sentado
aquí desnudo y escondiendo tu pierna. —Reclinándose atrás, se palmeó en los
muslos— Gírate y pon las piernas aquí.
Jaejoong se puso rígido.
Yunho le cogió la barbilla.
—No son más que cicatrices, Jaejoong.
Enséñamelas y acabemos de una vez.
—Realmente eres un abusón.
Se inclinó, besándole.
—Pero tú no eres el frágil repostero que
tu familia cree. Es hora de enseñar y contar.
Yunho le observó decidirse. Sabía que era
un riesgo, pero así es como él vivía. Se enfrentaba y se ocupaba de las cosas,
no las dejaba simplemente quedar pendientes allí y crecer. Atacaba y vencía.
Por fin, Jaejoong apartó el edredón.
Una opresión en el pecho se alivió. Por
alguna razón, esto era difícil para él. Es por eso que quería apartarlo del
camino. Esperó mientras giraba sobre su trasero, volviéndose hacia Yunho, luego
levantó su pierna izquierda, y manteniendo la rodilla doblada, dejó caer su pie
sobre su muslo.
Su mirada fue a la derecha allí, hasta
donde se extendían sus muslos, los suaves rizos recortados se abrían y sus
resbaladizos pliegues rosados estaban expuestos para él. Su polla se engrosó,
se le hizo agua la boca.
Pasó su mano sobre su pierna, sintiendo
todos los músculos lisos y la piel suave. Entonces estiró el brazo, rodeando su
pequeño miembro hinchado.
Jaejoong tomó aire.
Apartando su mano, levantó la mirada.
—Excelente táctica de distracción.
—Puedo pensar en más. —Frotó la pierna
contra su polla palpitante.
Gimió.
—Sigue así y vamos a averiguar si te
gusta el sexo con azotes.
Sus cejas se alzaron en su frente.
—No lo harías.
Maldito fuera si sus pezones no se
contraían y ese pulso de su cuello ondeaba. Jaejoong Kim tenía una vena de chico
malo. Pero tenía razón, no lo haría hasta que tuviera su plena confianza y sólo
si él lo disfrutaba. La idea de hacer realidad sus fantasías secretas se la
ponía muy dura.
—De la manera en que yo lo veo, podemos
negociar aquí. Puedes poner tu otra pierna en mi regazo y estaré de acuerdo en
demorar lo de inclinarte sobre mis muslos y hacer que te corras con mi mano
sobre tu culo hasta que grites pidiéndolo...
—¿Pidiéndolo? —Prácticamente escupió las
palabras.
Yunho se encogió de hombros.
—Preguntar o suplicar, es tu decisión. —A
Yunho le encantaba su indignación— O puedes ponerme a prueba, al negarte a
mostrarme tus cicatrices.
—Es un farol.
No contestó. No inclinó su mano. Sólo
esperó mientras un nuevo deseo le asaltaba, uno que Jaejoong no sabía que
tenía. Era un calor tan fuera de los registros, que casi se rindió y le dejó
librarse de enseñarle la pierna.
Jaejoong se movió, poniendo sus manos
sobre la cama para sujetarse y levantó su pierna derecha.
Una mueca de dolor cruzó por su rostro.
Tuvo que reprimir la necesidad de ayudarle.
Apoyó la pierna, ligeramente doblada,
sobre él.
Yunho movió su mano hacia su pie con el
arco delgado y luego suavemente le pasó la palma de la mano por encima de su
tobillo y en parte por su pantorrilla.
Allí vio sus cicatrices. Recorrían doce
centímetros por el interior y el exterior de la pierna, desde media pantorrilla
hasta la rodilla. Las dos cicatrices probablemente significaban dos placas
sujetas al hueso con tornillos. Buenas incisiones, algunas tirando del tejido
cicatricial y había algunas otras pequeñas cicatrices apenas perceptibles en la
rodilla. Probablemente artroscópicas para romper el tejido cicatricial y
limpiar los fragmentos de hueso.
Levantó la vista hacia Jaejoong.
—¿Qué tan mal está la rótula? —La
sorpresa brilló en sus ojos— He tenido lesiones, fracturas y fisioterapia.
Aunque no tengo placas, nada tan serio. He visto a otros luchadores pasar por
mierdas así. Una vez que la rótula está involucrada, por lo general no es una
buena noticia.
Sus ojos se calmaron un poco y sus
hombros se relajaron bajando.
—No es lo suficientemente malo como para
una prótesis de rodilla, por lo menos no todavía. El rango de movimiento es
mejor para la flexión, pero no puedo conseguir la extensión completa. Podrían
ser las placas, la forma en que sanaron los huesos, la articulación o una
combinación de todo.
—Sin la extensión completa para conseguir
apoyar el talón en el suelo, cojeas. —Le pasó el pulgar por la cicatriz en su
interior. Se habían atenuado y no eran tan obvias. Desde la distancia, la gente
simplemente vería unas piernas tonificadas, no las cicatrices— Esta no es la
pierna con la que quieres dar patadas. No puedes golpear o conseguir suficiente
fuerza para hacer daño. Pero puedes equilibrarte sobre ella para patear con la
otra. —Levantó la mano hacia su cara mientras seguía acariciando su pierna. Le
gustaba tocarle.
A su polla también le gustaba.
Jaejoong miró hacia donde le tocaba, y
luego hacia su erección y volviendo a su rostro, le dijo:
—Realmente no te molestan.
—¿Las cicatrices? No. — Yunho estaba
bien, siempre y cuando no pensara en el Dr. Gilipollas dejándole a merced de
dos hombres con un bate de béisbol. Apretó la mandíbula para dejar fuera la
imagen. Jaejoong ya estaba metiéndose bajo su piel, haciéndole sentir más de lo
que quería. Tenía que centrarse en el sexo.
Acariciando sus piernas, cambió la
conversación.
—Tenemos que hablar sobre métodos
anticonceptivos. —Tendría que haber hablado con Jaejoong en el gimnasio el
domingo pasado, pero su polla se puso en el camino de su sentido común—. ¿Tomas
la píldora?
Jaejoong asintió.
Alzó una ceja.
—¿Has estado planeándolo, chico de los
pasteles?
Jaejoong se rió.
—Por supuesto. ¿Alguna otra pregunta?
Deslizó un brazo debajo de sus piernas,
luego la otra debajo de la espalda baja, levantando su culo a su regazo.
Envolvió el cabello sedoso alrededor de su mano, le miró a los ojos y le
preguntó:
—¿Te gustaría ver mi certificado de buena
salud?
―Sí.
Bien por Jaejoong.
—Chico listo. Usaré condones hasta que
consiga el informe para ti. Ahora ponte algo de ropa. Algo cómodo.
—¿Ahora? ¿Por qué? ¿Tengo que llevarte en
coche a casa?
Se levantó con Jaejoong en sus brazos y
lamentablemente lo bajó hasta el suelo.
—No te vas a librar de mí tan fácilmente. —Se
inclinó, enmarcando su rostro con las manos— Pero esta noche entraste en pánico
cuando Ryu Jin puso sus manos sobre ti. —¿El contacto de Ryu Jin siempre le
provocaba ataques? La respuesta a eso no era tan importante como enseñarle a
superar su pánico.
—No pienso en él como una amenaza. —
Jaejoong levantó las cejas— No exactamente, en cualquier caso. Simplemente no
quiero que me toque.
Yunho no quería que dudara de sí mismo.
—Cuando un hombre no te quita las manos
de encima después de que le digas que te suelte, considéralo una amenaza. ¿Me
oyes, Jaejoong?
—Sí.
Juraría que algo parecido al alivio
apareció en su expresión. Por mucho que había tratado de dejarlo ir, no podía.
—Jaejoong, la noche en que fuiste atacado,
¿qué es lo que realmente crees que pasó?
Jaejoong se dio la vuelta, dirigiéndose
hacia un aparador.
Retirándose. Distanciándose. Porque nadie
le creía. Yunho envolvió sus brazos alrededor de Jaejoong, atrayéndole contra
él.
—No retrocedas. Háblame.
—No lo sé. Sólo tengo flashes aleatorios.
Esas palabras planas le hacían rechinar
sus molares. Estaba rígido en sus brazos, su piel se había enfriado. Apoyó la
barbilla en su cabeza, su pelo sedoso contra su cuello.
Gradualmente se relajó contra Yunho.
—¿Yunho?
—Estoy aquí.
—Lo que sea que pasó esa noche, Ryu Jin
está tratando de ocultarlo. Lo ha hecho durante años. — Jaejoong suspiró— Eso
es lo que nos destruyó. La mentira, siempre estaba allí entre nosotros hasta
que no pude soportarlo más. Cosas como su teléfono. Él nunca lo dejaba en su
coche, siempre lo llevaba consigo. Es un millón de pequeños detalles que se
suman hasta una gran mentira. No sé qué pasó, sólo que no sucedió de la manera
en que él dijo que pasó.
Jaejoong se volvió en sus brazos,
mirándole a los ojos.
—Si tú todavía estás dispuesto, quiero
que me entrenes. Entré en pánico cuando Ryu Jin me tocó. —Sus ojos brillaban
con determinación, parecían gemas duras— Tengo que aprender a controlarlo.
Superarlo.
Eso es, justo ahí, ahí estaba: la
cualidad que le golpeaba en el pecho y disparaba derecho hasta su polla. El luchador
que había en Jaejoong. No le importaba que se estuviera haciendo tarde, quería
entrenar ahora. Es lo que le daba ganas de trabajar con él hasta que sudara
agotado para luego lamerle hasta un orgasmo abrasador.
—Está bien. Ponte la ropa de
entrenamiento.
****
Reina Sandoval. Espero te guste su noche de pasión jajaja.
Yunho Kim. No te preocupes sufrirá un poquito pero no tanto como suelo hacer jajaja. Tranquila Fer te gustará mucho.
Katherine Miranda. Si Jae tiene unos padres realmente fríos, sobretodo una madre, pero claro por eso esta Yunho.
Lidia Tun Mex. Créeme no le hará falta su familia a Jae para superar todo.
Adara. Si bueno me imagino que esperas la reacción cuando se enteren, aunque para eso falta aun.
Laura Campos García. Es inevitable que ellos no tengan química son la pareja perfecta, jajaja y ya veras se pondrá mejorsita.
Espero que les guste este lemonoso ojala haya llenado sus expectativas. Y gracias por comentar. Quisiera responderles con mas palabras pero voy de rápido, subo contesto y me voy. Gracias.....
Bueno parece que Yunho se ha dado cuenta de todo lo que ha pasado Jaejoong y es por eso es que el lo va ha ayudar por que aunque el no quiera ya se a enamorado de Jae y no es solamente sexo lo que quiere con el gracias Patricia cada día esta interesante esperare el siguiente capítulo
ResponderEliminaresto me gusta yunho ya esta hasta el tuétano de enamorado de Jae no permitirá que nadie lo lastime sera mejor que lo entrene bien así Jae le dará la paliza de su vida a ese Ryu Jin y que les demuestre que es el el culpable de todo lo que le a pasado a Jae así se caerá del pedestal que lo tienen los padres de Jae y se darán cuenta que yunho es el hombre perfecto para Jae
ResponderEliminarGracias Pao me dejas mas tranquila me esta gustando mas la historia Dios te bendiga cuídate hasta el próximo capitulo
Bromeas!?
ResponderEliminarEstuvo increíble tan lento pero tmbn rápido y luego suave para después hacerlo mas salvaje
Wow me ha fascinado
Algo oculta ese tal Rj...
Gracias
PURO FUEGO ,,, ESO ES LO Q PASA CUANDO LOS DOS SE JUNTAN Y TAMBIEN CREO Q EL EX ES UN COBARDE Y Q MIENTE ACERCA DEL ACCIDENTE PERO YUN YA SE DIO CUENTA DE TODO ..SOLO ESPERO Q LO AYUDE A SUPERARLO DE VERDAD DEBE SER DOLOROSO TENER PADRES ASI POR Q SE SUPONE Q TU FÁMILIA DEBE DE SER LA PRIMERA OPCION DE REFUGIO DE APOYO TU OASIS DE SEGURIDAD Y PROTECCION PETO LOS PAPIS DE JAE NO PIENSAN ASI Q PENA POR ELLOS NO POR JAE POR Q EL ES FUERTE Y ADEMAS YA TIENE A YUN Q AUNQUE SE HAGA EL Q QUIERE SOLO UN RATO CON EL YA ESTA MAS Q ENAMORADO....GRACIAS POR ACTUALIZAR BENDICIONES
ResponderEliminarAl fin Jae y Yunho tuvieron su noche de pasion,estuvo genial!!!!!!
ResponderEliminarJae aunque se relajo un poco con lo de la intimidad siempre queda 1 poco referente a su pierna,lo bueno que Yunho supo como manejar la situacion y no dejar que Jae se encierre otra vez.
Espero que ahora que Yunho ya vio su pierna se sienta mas comodo con el sin tener que preocuparse por esconder su pierna,a Yunho no le molesta.
Jae tiene la determinacion de aprender a defenderse y Yunho eso ha estado esperando que Jae tome la decision y se muestre tal cual es,sin finjer que es debil.
Me encanta la relacion que tienen,se complementan
Al fin lo hicieron y no creo que Yunho siga queriendo en no involucrar sentimientos y en eso pronto tendrá la necesidad de tener a Jae todo el tiempo y nada de una relación de solo tener sexo cuando lo requiera, jajaja...
ResponderEliminarGracias!!!
Uhhhh sí qué bueno que se reencontraron entonces... Esperemos que Jae supere todo por lo que está pasando ... Y quién más si no Yunho para ayudarle jejjeejj
ResponderEliminarUfff....que noche señores!!! Jejej...muy apasionados!!
ResponderEliminarMe gustó que yunho le dejara en claro que no le importa sus cicatrices en la pierna ❤️ punto para yunho
Insisto se complementan perfectamente, YH puede ver un luchador en JJ y el va a sacar esa fuerza y valentia a flote. Espero que durante ese proceso, YH también derribe sus paredes y se deje llevar por lo que siente por JJ y tarata de negarlo.
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