Capítulo
13
Había un hombre en su cama.
Jaejoong encendió la máquina de café en
la quietud del amanecer, las acciones familiares y el olor consolándole. Algo
normal a lo cual aferrarse mientras luchaba con sus pensamientos desordenados.
Estaba en medio de un territorio
emocional desconocido.
Como hacer el café para un hombre. Oh, lo
había hecho para Junsu, pero eso era diferente.
Había tenido relaciones sexuales con Yunho.
No sólo sexo, había sido... un despertar.
Respirar el aroma de granos colombianos
hacía su magia, le preocupaba que, dada la oportunidad, Yunho podría fácilmente
abrumar su sentido, quién era y quién estaba trabajando tan duro para llegar a
ser. Fuerte e independiente, capaz de participar en una vida sexual sana con un
hombre, tal vez compartir algunas comidas y reírse, pero sin perder de vista
sus propias metas y sueños. Había trabajado para Ryu Jin en el laboratorio de
su familia y se había perdido a sí mismo. Su mayor alegría no había sido el
anillo o la planificación de la boda, había estado investigando las panaderías
para encontrar el pastel de bodas perfecto. Su pasión era la creación de
recetas y hacerlas obras de arte, pero no había ido tras él. En cambio, había
tratado de ser lo que todo el mundo alrededor quería de él. Su única salida
para eso había sido encontrar un pastel para su boda. Triste y patético.
Pero él y Yunho no eran más que amantes
durante el tiempo que ambos quisieran. Mientras mantuviera ese pensamiento en
su cabeza, podía manejarlo.
La energía nerviosa zumbaba en sus venas.
Tenía que ir a trabajar donde tendría un par de horas de tranquilidad para
procesar sus sentimientos. De pie en su mesa de trabajo en la cocina de Sugar
Dancer´s, con las manos trabajando la masa para bollos de canela, tendría la
tranquilidad que necesitaba y el propósito que anhelaba para mantenerse centrado.
Tomando un par de tazas de viaje, las llenó de café. Manipuló la suya, puso las
tapas y las llevó al dormitorio.
Deteniéndose en la puerta, miró a Yunho
tendido sobre la cama boca abajo, con los brazos abiertos, con una pierna
doblada. La sábana descansaba en sus caderas, dándole una visión tentadora de
su espalda. Piel bronceada se extendía sobre sus hombros poderosos y el
estrecho valle sexy de su columna que quería recorrer. Él ocupaba la mayor
parte de la cama con su gran cuerpo.
Exactamente la forma en que podría ocupar
demasiado espacio en su cabeza, si le dejaba. Y su corazón si era estúpido.
—¿Vas a seguir mirándome o me traerás el
maldito café?
Jaejoong casi saltó.
—No sabía que estabas despierto.
Rodando con una gracia ridícula para un
hombre tan grande, Yunho se sentó y arrebató el teléfono de la mesita de noche.
Sus cejas de cuervo se arrugaron.
—Jesús, ni siquiera son las 5 a.m. —Le
observó mientras se movía hacia Yunho — Y estás vestido.
Vestido y deseando poder subir de nuevo a
la cama con Yunho.
—Tengo que irme, llego tarde. Tengo que
ir a la panadería.
—Es domingo. —Gruñó mientras tomaba la
taza— Gracias.
Una rara incertidumbre se retorció en su
estómago.
—Lo puse en una taza de viaje.
Un destello de humor arrugó sus ojos.
—Sutil, nene. —Dejó la taza sobre la
mesa, se quitó las mantas y se levantó.
Desnudo. Potente. Pasó la mirada
codiciosa por el pecho por encima de su estómago surcado por su enorme
erección. Un pequeño desvío de su mirada revelaba sus fuertes muslos y
pantorrillas, pero su enfoque se mantenía arrastrándose de nuevo a su polla. Larga,
gruesa y muy atractiva.
—Mirándome no vas a llegar al trabajo más
rápido.
Correcto. Trabajo. Jaejoong dio un paso atrás, pero su rodilla se dobló. Cedió por
completo, derribándole.
Su taza de café cayó al suelo de madera
mientras Yunho apretaba las manos debajo de sus codos y lo estabilizaba.
Un rubor comenzó en su pecho y subió a su
cuello. Odiaba cuando esto sucedía, la pérdida total de control sobre su propia
pierna y equilibrio.
—Gracias. Lo siento.
Continúo abrazándole, se acercó más,
dándole una vista de su ira.
—Te presionaste demasiado con tu rodilla
anoche.
Porque quería aprender, maldita sea. Cada
vez más, Jaejoong tenía la sensación de que tenía que tomar el control de su
vida ahora y no después. Así que sí, tal vez había exagerado al levantarse y
girar sobre su pierna mala para golpear las rodillas de Yunho. ¿Pero que su
rodilla cediera? Esta era su realidad.
—Mis piernas se doblan a veces. Pasa.
Sigo adelante. —Tenía un aparato ortopédico en el trabajo si tenía un mal día.
—Confío en que te detengas cuando tu
pierna necesite un descanso. —Su mandíbula palpitó— Deberías habérmelo dicho
antes de que te follara en la ducha y de nuevo en la cama.
La ira superó su vergüenza.
—Follar es de lo que se trata esto. Mi
pierna es mi asunto. —Apretando los dientes, agregó—: no debí dejarte pasar la
noche aquí. —Tirando de sus brazos, agarro la jarra en el suelo. Había cerrado
la tapa, así que no había derrames que limpiar. Todo con lo que tenía que
lidiar era con su orgullo dañado y un hombre desnudo muy ceñudo.
—¿Arrepentido? —preguntó en voz baja.
Cerró los ojos, sorprendido por la
facilidad con que veía a través de su enojo. Soltando el aliento, le miró.
—Más bien con el nerviosismo del día
después. —Y un infierno de confusión— Es que... tengo que ir a trabajar.
Yunho le acarició el pelo.
—Si te hace sentir mejor, esto es nuevo
para mí también. No suelo pasar la noche con nadie. —Se dirigió al cuarto de
baño.
¿Mejor? Intenta con aterrorizado. ¿Quería algo más de él? No, ¿por
qué iba a hacerlo? Era un panadero con una pierna mala y bastante equipaje para
llenar su limusina de lujo. Habían acordado las condiciones. Acababan de pasar
la noche juntos, porque se había hecho tarde. O tal vez Yunho estaba empujando
un poco sus propios límites. Bueno, eso funcionaba para Jaejoong.
Con manos nerviosas, rápidamente hizo la
cama, aunque una parte de Jaejoong quería subirse de nuevo y... no. Si iba a
mantenerse fuerte, tenía que cortar esos pensamientos de raíz.
Yunho salió del baño y tiró de Jaejoong por
un beso.
Jaejoong probó su pasta de dientes y el
sabor más rico y oscuro de Yunho. Se echó hacia atrás y sonrió.
—Buenos días. He utilizado el cepillo de
dientes. Cámbialo si eres remilgado.
El beso desató una oleada de deseo,
revolvió su ingenio y le hizo olvidar sus angustias. ¿Cómo hacía eso con tanta
facilidad? ¡No contestes eso! Concéntrate en cosas prácticas.
—Uh, te llevaré a casa.
Sacó su teléfono y comenzó a enviar
mensajes de texto.
—¡Tienes que ir a trabajar! Será más
rápido si voy contigo a la panadería. Kang Joon me puede recoger allí.
Eso funcionaría mejor para Jaejoong.
—Está bien.
—Voy a conducir.
Como el infierno lo haría.
—Es mi coche. Yo voy a conducir.
—Recogiendo sus cafés, le dio el suyo.
Se inclinó más cerca.
—¿Quieres mis manos ocupadas conduciendo
o mientras estás conduciendo? Tu elección.
Jaejoong resopló y los condujo por su
pasillo, a través de su pequeña sala de lavandería al garaje.
—¿Sabes el concepto de juego limpio?
Le tendió la mano pidiendo las llaves.
—Yo juego para ganar, chico panadero.
Cada maldita vez.
Jaejoong le dio las llaves y se preguntó
si le estaba dando demasiado. Demasiado de sí mismo. Tenía que recordar esto
como un arreglo, una proposición.
Una vez que estuvieron en el camino,
dijo:
—Si te dejo conducir, tienes que
responder a algunas preguntas. —Quería saber más acerca de Yunho. Siempre
hablaban de él.
Yunho le miró.
—Eso no estaba en las negociaciones.
—Lee la letra pequeña la próxima vez.
—Tramposo.
Se echó a reír.
—Dado que conociste a mi familia, dime
sobre la tuya.
Apretó las manos en el volante.
—No hay nada que contar. Mi padre fue un
donante de esperma que huyó. Mamá aparecía a veces. Otras veces estuve en
hogares de acogida.
Jaejoong se apoderó de la taza del viaje
negra que había descansando entre sus muslos.
—¿Hogares de acogida? Lo siento. —Eso
tenía que ser duro. Su familia podría estar jodida, pero habían estado allí
cuando los había necesitado. ¿Yunho tenía alguien allí para él? —. ¿Tu madre
todavía está viva?
Guiando su pequeña camioneta a través de
las calles de la tranquila mañana, mantuvo sus ojos en el camino.
—Sí.
—Oh. —Estaba haciéndole sentir incómodo,
pero quería saber más, entenderle mejor. Bueno, tenía que saber que había
alguien que cuidaba de él si lo necesitaba—¿Está cerca ahora?
—No. — Yunho giró la cabeza, sujetándole
con la mirada—. Déjalo ir, Jaejoong.
Bien. Jaejoong se movió de su madre a
otra familia.
—¿Algún hermano?
Yunho apretó su boca.
El silencio se espesó hasta que casi le
dolió. Cediendo, dijo:
—Lo siento, no es asunto mío. —No lo era.
Sí, había conocido a su familia la noche anterior, pero él le había llevado
allí. Jaejoong había abierto esa lata de gusanos, no Yunho. Eso no le daba un
pase libre para interrogarle.
—No me gusta hablar de mi crecimiento.
—Está bien. —Jaejoong no olvidó el hecho
de que Yunho no había respondido a su pregunta sobre los hermanos. Ni idea de
lo que significaba eso. Estaban en esto por comodidad y sexo, no compartían
conocimientos personales y dolorosos. No era su lugar el preocuparse por que no
tenía a nadie que le ayudara si lo necesitaba. — Entonces, ¿qué pasa ahora? ¿Me
llamas cuando quieras que vaya a un lugar contigo? —Si todavía quería hacerlo.
Una vez que le preguntó por su familia, se había vuelto frío y distante, lo que
provocó su inseguridad.
Sus hombros se relajaron un poco.
—¿Tienes un traje de cóctel? Si no es
así, consigue uno. Hay una cata de vinos, aperitivos y cena en una bodega el
sábado de la semana próxima. Es un negocio. Haré que mi asistente te de los
detalles sobre el evento. —Se metió en el estacionamiento de la panadería.
Jaejoong se quedó helado.
—Consigue el maldito traje. —Empujando su
puerta, salió.
Recogiendo su bolso y cambiando su café,
aceró la mano a la puerta.
Su puerta se abrió antes de que la
tocara. Yunho la abrió.
—Balancea tus piernas.
—Sé cómo salir de un auto. —Se dio la
vuelta, entonces se dio cuenta de que la limo gris oscuro de Yunho estaba en el
estacionamiento. Se detuvo en el otro lado, cerca de la calle, esperando.
Las manos de Yunho estaban envueltas
alrededor de su cintura y sin esfuerzo lo levantaron del suelo. Jaejoong contuvo
el aliento.
Cerró la puerta, le entregó las llaves y
dijo:
—Vas a comprar un traje de cóctel y a
usarlo.
Oh sí, lo conseguiría justo después de
que prendiera su pelo en llamas.
—¿Por qué estás tan enojado por eso?
Apretó la mandíbula.
—Por lo general no me molesto. Pero,
maldita sea, me haces algo.
Tal vez no era el único que necesitaba un
poco de equilibrio.
—Voy a usar lo que yo quiera.
Yunho entrecerró los ojos.
—¿Te pedí algo especifico?
—No me has pedido que haga nada. Estás
dando órdenes.
Yunho dio un paso atrás y relajó
visiblemente sus hombros.
—Tienes razón. Mierda. —Se pasó una mano
por el pelo.
Se apoyó en el auto. Sintió el frío metal
en su espalda, mientras que la taza del viaje era cálida en su mano.
—No sé si puedo hacerlo.
Puso una mano en el techo y le miró.
—No, lo malo es que pienses que tienes
algo que ocultar.
Sus palabras de aliento no ahogaron los
recuerdos o la humillación que le trajeron. La niña que se echó a llorar cuando
vio las cicatrices de Jaejoong y la anfitriona de la fiesta en la piscina
pidiéndole que las ocultara o se fuera. O la vez que él y Ryu Jin trataron de
tener relaciones sexuales, pero él no fue capaz de mantener su erección y culpó
a su discapacidad.
Pero esas eran excusas, ¿no? Cubriendo la
verdad, odiaba pensar lo que había perdido. Le espetó:
—Llevaba pantalones cortos la noche que
fuimos atacados. No quiero volver a sentirme expuesto y vulnerable de nuevo. —
Jaejoong levantó una ceja— ¿Hablas de mi cicatriz emocional mientras te niegas
a hablarme de cosas básicas como de tu familia? —Oh, bueno, la perra estaba de
vuelta en servicio.
Yunho dejó caer su cabeza, sus hombros se
flexionaron. Casi pasó un minuto antes de que él levantara la mirada.
—El tatuaje es mi cicatriz. La M es por Mi
Ja, mi hermana. Ella murió. —Miró su brazo— No voy a olvidarlo. Nunca.
El aturdimiento le golpeó primero.
Entonces sus palabras se hundieron y el dolor por Yunho le arrancó el corazón.
Le ardían los ojos. Ahora entendía por qué no quería hablar de su familia, le
dolía demasiado. Pero lo había compartido con él, porque Jaejoong había
compartido su cicatriz con él. Poniendo su mano sobre su pecho, sintió el ritmo
lento y brutal de su corazón.
—Lo siento.
Yunho cubrió su mano con la suya,
sosteniéndola con fuerza.
—No puedo…
Jaejoong negó con la cabeza.
—No estoy pidiendo que digas nada más. —Mi
Ja era suya, la hermana que había perdido. Eso era todo lo que podía compartir
con él. Y era suficiente.
Tal vez incluso demasiado.
Tiempo para que los dos pusieran una
cierta distancia. Tenía que ir a trabajar, entrar a su lugar seguro, donde
pudiera pensar. Porque si se quedaba allí mucho tiempo, iba a caer en un
peligroso terreno emocional con Yunho. A pesar de su mano cubriendo la suya, Jaejoong
sabía que él no quería eso.
Ninguno de los dos. Es por eso que tenían
un acuerdo.
Para Yunho, respondió:
—Voy a pensar.
Le soltó la mano.
—Me parece bien... —comenzó, cuando sonó
el teléfono. Sacándolo, miró la pantalla. Luego se inclinó y lo besó— Ve a
trabajar, chico panadero. —Dio un paso atrás, puso el teléfono en su oreja y
respondió—: Aquí Jung.
Jaejoong se alejó, buscando las llaves para
abrir la puerta de la panadería mientras hacía malabares con su café. Pasó
junto a la limusina esperando, pero apenas le prestó atención, de inmediato
sintiendo los ojos de Yunho en él, incluso mientras continuaba su conversación
telefónica. El sol estaba saliendo, proyectando largas sombras. El
estacionamiento estaba al lado de la panadería, la parte delantera del edificio
daba a la calle. Tenía una puerta trasera, pero el frente era más seguro cuando
no era plena luz todavía.
Una farola iluminaba la ventana del
frente de la panadería. Jaejoong se detuvo, observando. El nombre de la
panadería Sugar Dancer Bakery ardía en el vidrio de colores brillantes.
La S al comienzo y la Y al final se curvaba en la silueta de una bailarina.
Cada vez que lo veía, Jaejoong sentía ese golpe de alegría.
Mío. Había
trabajado duro y ahora tenía su propia panadería.
Ya era hora de encender sus hornos.
Volviendo de nuevo a la puerta, deslizó la llave.
Una mano cayó pesadamente sobre su
hombro.
Jaejoong saltó, dejando caer la taza de
viaje. Su corazón se disparó a su garganta. Jaejoong se dio la vuelta y miró al
hombre que estaba allí.
Ryu Jin.
¿Qué estaba haciendo aquí? No tenía
sentido. La piel alrededor de los ojos estaba hundida. ¿Había dormido en toda
la noche? ¿Qué le pasaba? Ansiedad apretó su pecho.
Movió su mano a su brazo.
—Vamos a hablar, Jaejoongie. Sin
interrupciones en esta ocasión. Abre la puerta.
Sus dedos comenzaron a zumbar adormecidos
y los bordes de su visión comenzaron a tornarse grises. Su mano se deslizó de
las llaves que colgaban de la cerradura.
Tomando aliento, se dijo que mantuviera
la calma y el control.
—No, suéltame, Ryu Jin. Ahora.
Su labio se curvó con desdén.
—Deja de ser infantil. Tenemos que hablar
acerca de tus recuerdos. Hay cosas que no entiendes. —Le apretó el brazo— Pero
tienes que decirme exactamente lo que recuerdas.
Esto no estaba bien. De pronto aparecer y
exigir información después de haberle dejado solo durante años.
—Dije que no. —Su voz era más fuerte y un
pequeño núcleo de orgullo le calentó—. Si tienes algo que decirme, saca tu mano
de encima, retrocede y a continuación voy a escuchar.
Él tiró de Jaejoong.
—Entra. No tengo la intención de estar
aquí para que tu novio pueda jugar al héroe. Ahora abre la puerta.
Cuando un hombre no saca sus manos de ti
después de le dijeras que te soltara, considéralo una amenaza.
Las palabras de Yunho resonaban en su
cabeza y reaccionó. Inclinó el codo debajo de donde Ryu Jin le abrazaba. Luego
se giró con su brazo, rompiendo el control y sacando su mano de encima.
Funcionó. Así como Yunho le había
mostrado. Enorgulleciéndose con su éxito, alzó la vista mientras Ryu Jin se
lanzaba, agarrando sus hombros.
Sus pupilas estaban contraídas, su
respiración acelerada. Manchas de color moteaban su rostro.
—Tienes que salir de esto solo. He estado
tratando de protegerte. Mantén la boca cerrada y acepta que nos asaltaron esa
noche.
Jaejoong se echó hacia atrás. Su sentido
de control desapareció. El miedo estalló en sus venas.
—¡Aléjate de mí! —Salió ronco y profundo
en las sombras de su mente, un recuerdo apareció, un bate de béisbol
balanceándose hacia él.
Dios, ¡detente!
Consecuencia, Dr. Lim.
Niebla gris comió su visión, hasta que
sólo podía ver a través de un túnel. El lodo se elevó en su pecho, cortándole
el aire. Zumbando en sus oídos.
La boca de Ryu Jin se movió, pero no le
oyó.
¡Lucha! ¡Rompe su dominio!
Desesperadamente, perfeccionó ese hilo de
voz. Se obligó a respirar, hacer retroceder el pánico. Sus manos estaban
entumecidas, pero tenía que intentarlo. Doblando los codos, metió las manos
entre las suyas que estaban en los hombros y empujó para romper su agarre.
Ryu Jin golpeo su espalda contra la
puerta. Dejando caer sus puños justo por encima de sus codos, le cubrió los brazos
para que Jaejoong no pudiera luchar contra él, enviando su golpe en una
vorágine de pánico.
¡No! No
dejaría que esto sucediera. Yunho le había dicho que la lucha era tanto mental
como física. Piensa. Sus brazos estaban inmovilizados, así que haría uso
de sus piernas. Golpe en la rodilla.
Equilibrando su pierna buena, le dio una
patada, con el objetivo de su rodilla. Pero Jaejoong se golpeó la espinilla. Un
choque del dolor irradió en su pierna. Retorciéndose para escapar de él, gritó:
—¡Vete! —la ira le incitó y golpeó de
nuevo.
Le atrajo hacia Jaejoong y lo golpeó
contra la pared.
—¡Basta! —Apretó los dedos alrededor de
los brazos— No estás escuchando lo que estoy…
Un rugido bajo y vicioso, le interrumpió.
Antes de Jaejoong pudiera asimilar que Ryu Jin era arrancado de él, levantado y
arrojado.
Jaejoong se encogió ante el sonido de él
golpeando el pavimento y gritando.
Yunho de regreso llenaba su visión.
Llevaba la misma camisa de la noche anterior, sólo que ahora las costuras de la
tela estaban tensas en sus hombros mientras se flexionaban.
—¡Me atacaste! —le gritó Ryu Jin a Yunho—.
¡Voy a llamar a la policía!
Tragando aire, Jaejoong se inclinó
alrededor de la forma grande de Yunho para ver a Ryu Jin levantarse y limpiar
la sangre de un rasguño en su brazo. En ese momento, deseaba desesperadamente
haberle golpeado. Lamentó no haber estrellado su puño en su nariz y hacerle
sangrar. Él se quejaba de que Yunho le había herido, cuando le había estado
sacudiendo como un perro de trapo, aterrorizándole. ¿Qué demonios le había
pasado? Antes del asalto nunca le había arrojado contra una pared.
Yunho dio un paso hacia Ryu Jin.
—Haz eso, idiota. Te vi con las manos
sobre Jaejoong. Lo mismo hizo mi conductor en la limusina. Vas a ir a la
cárcel.
—¿Yo? —La cara de Ryu Jin estaba en
shock— ¡Estoy tratando de ayudarle!
Las manos de Yunho se hicieron puños a
sus costados y sus brazos se flexionaron y se hincharon. Incluso sus antebrazos
se ondularon.
—Le sacudiste. Le golpeaste contra la pared.
Tienes suerte de que no te rompiera la mandíbula por eso. —Haciendo una pausa,
añadió en un tono suave y mortal—: La próxima vez que lo toques, lo haré.
Ryu Jin se tambaleó hacia atrás,
agarrándose a un poste de luz. Sus ojos estaban muy abiertos, con la mirada
moviéndose alrededor como si buscara ayuda. Jaejoong lo vio todo, algo así como
si estuviera viendo un programa de televisión. Algo brilló en su mente, una
imagen de otra escena. Otra vez. Alguien agarrándole, manteniéndole mientras
Ryu Jin sostenía el poste de luz... dolor...
Luego se desvaneció y la realidad le
devolvió a su lugar, dejándole sudoroso y mareado. Sus dedos se estremecieron.
Recuerdos del ataque hace seis años. Por
lo general, se producían en sus pesadillas. Pero no podía aferrarse a ellas, siempre
se escabullían.
El movimiento le llamó la atención. Ryu
Jin corrió y desapareció. Yunho se volvió y se dirigió hacia Jaejoong.
—Déjame ver tus brazos donde te agarró, Jaejoong.
¿Estás herido?
—¡No! —Desesperado buscando el control,
dijo—: No te acerques. —Todo se acercaba a él. Los recuerdos, el pánico, su
incapacidad para luchar contra Ryu Jin y una rabia fea quemando su vientre. No
sabía lo mucho que había llegado a odiar a Ryu Jin. Odiaba cuando había estado
indefenso, no podía recordar lo que había sucedido la noche del ataque, no sólo
le había mentido, sino a su familia. Esta mañana lo demostraba, estaba
desesperado porque no recordara.
Y Yunho se alzaba allí, más grande que la
vida, después de haberle rescatado otra vez. Si le tocaba, él se hundiría,
perdería el control. Se arrojaría en sus brazos, en busca de la fuerza que le
faltaba.
Sólo la idea le daba náuseas. Dejaría de
ser Jaejoong, el hombre que estaba luchando muy duro para llegar a ser y
volvería a Jaejoongie, desesperado por una pizca de cariño.
Yunho se detuvo a unos metros de
distancia y extendió las manos a su lado.
—No me acercaré más. Sólo dime si estás
bien.
Su bondad, su comprensión, casi le empujó
al borde. Lágrimas calientes amenazaban con salir y su garganta se sentía espesa.
Podía disolverse fácilmente en la debilidad, dejando que otros se preocupen por
él, tomaran sus decisiones...
Jaejoong sería nada. Exactamente lo que
su familia pensaba que era.
Se aferró, enderezándose.
—Se supone que me enseñas a cuidar de mí
mismo. No a combatir mis batallas. Ese no es el trato. — Jaejoong confiaría en
Yunho y cuando terminaran las cosas entre ellos, Yunho se iría...
Y todas las grietas en él se romperían.
Incapaz de soportarlo, se dio la vuelta y se detuvo ante un destello de dolor
caliente en su rodilla. Una vez pasado lo peor, vio las llaves colgando en la
cerradura. Rápidamente, abrió la puerta, cojeando hacía el interior, cerrando
con llave.
Bloqueado a Yunho, Ryu Jin y al mundo.
Se encerró en el interior.
Sin mirar atrás, se fue a la cocina,
encendió una luz y se sentó en el taburete con su bolso todavía colgando de su
hombro. Temblando, puso sus manos sobre su mesa de trabajo de acero inoxidable.
En la comodidad de su cocina, su pánico
salvaje se calmó y sus pensamientos giraban más lento. Su pecho se relajó y su
visión volvió.
Jaejoong había fracasado. Había dejado
que Ryu Jin le atrapara en una esquina y luego tuvo un ataque de pánico en toda
regla. En vez de usar lo que Yunho estaba enseñándole efectivamente, utilizo
torpemente las lecciones, incluso pateándole con la pierna equivocada.
Perdiendo su señal.
Y lo peor, mucho peor, cuando oyó la
enfurecida voz de Yunho y vio que le sacaba a Ryu Jin de encima, había sido
relevado. Alegremente.
Se había metido en esto con Yunho, con la
esperanza de llegar a ser más fuerte. Aprender a cuidar de sí mismo.
Para no depender de un hombre. Cualquier
hombre. Alguna vez.
Su teléfono sonó con un mensaje de texto.
Ignorando el latido persistente en su pierna, deslizó el bolso de su hombro y
sacó su teléfono. El mensaje era de Yunho.
Necesito saber si estás bien.
Se quedó viendo el texto durante unos
minutos. Finalmente, escribió su respuesta:
No estoy herido.
Su pierna no contaba eso, eso era sólo
parte de lo que era ahora. Lo envió y se preguntó dónde estaba Yunho. ¿Le había
dejado? ¿Estaba sentado en el frente?
Su teléfono sonó de nuevo.
Jaejoong miró el texto y palideció. ¿Se
trataba de un error? ¿Era lo suficientemente fuerte como para manejar el ser
poseído por Yunho Jung? Volvió a leer el mensaje:
Él te toca de nuevo y voy a hacerle daño.
Mientras estemos juntos, eres mío. Protejo lo que es mío.
Fin
****
Katherine Miranda. Si efectivamente los sentimientos están creciendo entre ellos, y que bueno que te esta gustando. Gracias por comentar.
Yunho Kim. Si que bueno que te dejo tranquila , es una historia que me gusto mucho así que espero que te siga gustando Fer. Muchas gracias por leerme y comentarme Fer.
Adara. los padres de Jae no dejan de sorprender por preferir a alguien que no sea su hijo, eso molesta bastante. Pero gracias por seguir aquí y por tu comentarios muchas gracias.
Lidia Tun Mex. A mi también me encanto como se comprenden a pesar de que inician y como se conocen a pesar del poco tiempo, espero que siga pareciéndote emocionante. Gracias por tu comentario.
Y bueno es el fin de la primera parte.
Por fin salio el Yunho sobreprotector apareció en el momento justo en el que Ryu Jin le iba hacer mas daño a Jaejoong ya qué él se congelo y no pudo hacer nada en contra ese desgraciado gracias Patricia por este capítulo final esperare la segunda parte
ResponderEliminarme dio gusto que yunho no se hubiera alejado y pudo ver a ese desgraciado lastimando a su Jae ahora le quedara bien claro que no lo tiene que tocar o morirá pues yo creo que no hubo asalto ese desdichado lo a de haber agredido y dijo que fue un asalto por eso no lo deja de molestar para que no logre recordar el ataque y termine por darse cuenta que no fue asalto si no que fue ese Ryu Jin quien lo lastimo pero cuando se de cuenta de ello yunho espero que lo destroce para que no lo vuelva a lastimar
ResponderEliminarGracias por compartirla
y como no leerte Pao si son hermosas las historias que nos compares saludos y bendiciones para ti tu familia
Eso es todo Yunho! proteje y reclama lo que es tuyo.
ResponderEliminarExcelente capítulo.
Saluditos.
Jae tuvo relaciones con Yunho y aunque al principio estaba con sus inseguridades pero Yunho lo apoyo.
ResponderEliminarJae esta dudando y alejando a Yunho el debe de entender que a Yunho no le importa lo de su pierna.
Con lo sucedido de verdad que Ryu jin fue el culpable del accidente de Jae,a pesar de que Jae se siente mal porque no pudo defenderse y aplicar bien lo que Yunho le ha enseñado pero es un gran avance al menos lo intento y no se quedo quieto.
Yunho esta decidido en proteger a Jae y eso me gusta,Jae tiene que confiar mas en si mismo y en Yunho.
Espero con ansias la 2da parte.
Increíble me siento igual que jj
ResponderEliminarYh fue a salvarlo pero ninguno de los dos quiere reconocer que se necesitan o todavía no lo ven
Me gusto mucho mucho
Gracias
Hola
ResponderEliminarDisculpa en algunas historias no se ve bn las letras de la historia se ve a la mitad si no es mucho pedir podrias arreglar eso por favor!!!
Por más que Yunho trata de evitar meterse en la vida de Jae para no tener una relación más estrecha, no lo puede evitar. Parece que Jae recordó lo que pasó en el ataque de su ex-novio, haber de que manera lo perjudica o haber si ahora si le creen sus padres.
ResponderEliminarGracias!!!
De cierta manera que bueno que esté ahí para Jae... Pero si pensamos como Jae que no quiere depender de nadie... Y ahora está confundido por qué necesita un abrazo de Yunho... Yo pienso que no es debilidad... Pero como está en proceso de asimilarlo no lo entiende aún... Es normal que quieras sentir el cariño de alguien a tu lado es tu complemento y lucha internamente ya que sabe que lo que tienen no es duradero..
ResponderEliminarMaldito Ryu jin...lo sabía!! El tiene toda la culpa!!
ResponderEliminarJaejoong se puso muy nervioso cuando le apareció por sorpresa
No se lo esperaba! Menos mal que yunho estaba allí para
Ayudarle!! ❤️
Este es el fin? quedaron muchas interrogantes. Que pena que es el fin.
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