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La proposición


Capítulo 21

Jaejoong se sentó en el asiento del copiloto de su auto. Era antes de las cinco de la mañana, y Yunho lucía increíblemente sexy en un par de pantalones cortos de entrenamiento y una camiseta, mientras conducía su Hyundai Santa Fe. No tenía derecho a verse así de bien después de tan solo tres o cuatro horas de sueño, como máximo.
—Podrías haberte quedado a dormir y que Kang Joon te recogiera en el apartamento más tarde.
—No si el Dr. Imbécil está de vuelta en la ciudad. Te voy a llevar al trabajo, me aseguraré de que entres y cierres con llave la puerta. Jaejoong se tensó. Se suponía que Ryu Jin tenía que estar de vuelta este fin de semana. ¿Intentaría hablar con él de nuevo, o lo dejaría en paz? — . He puesto los números de Kang Joon y Siwon en tu teléfono.
—¿Cuándo hiciste eso? —Agarrando el teléfono de su bolso, recorrió los números. Sí, allí estaba su chofer, Kang Joon, y su amigo, Choi Siwon.
—Cuando estabas en el baño. Le deslizó una mirada. ¿Eso supone alguna diferencia?
¿El hecho de que estaba invadiendo su vida como una apisonadora?
—Es mi teléfono. Yo no hurgo en tu teléfono.
Su tatuaje se flexionó sobre sus bíceps.
—¿Dije que hurgué en tu teléfono, Gatito?
Esa voz suave solo agudizó su ansiedad. Estaba cansado y estaba cabreado, sobre todo porque estaba pensando en Yunho yéndose por la mañana. En no entrenar con Yunho. No dormir con Yunho. No pelear con Yunho. No tener intensos y alucinantes orgasmos con Yunho. No verlo caerse en pedazos por él. Le molestaba y eso era una mierda. Pero empezar una pelea con Yunho no iba a lograr nada.  
—¿Por qué has guardado los números de tus amigos en mi teléfono?
—Si tienes algún problema con el Dr. Imbécil mientras estoy en Sudamérica, llamas a Kang Joon o a Siwon.
¿Así como así? Aplastando su vida.
—No vamos a hacer esto. —Giró la cabeza para enfrentar el parabrisas y apretó los dedos alrededor de la cálida y plateada taza de viaje acunada entre sus muslos. No voy a depender de ti. Ryu Jin es mi problema. Yo lo manejaré.
Su silencio inundó el auto.
Jaejoong se negó a dar marcha atrás.
Apretando los dedos alrededor del volante, Yunho dijo:
¿Preferirías que te pusiera un equipo de guardaespaldas?
La incredulidad corrió a través de Jaejoong.
—¿Estás tratando de asustarme o de amenazarme?
Yunho le lanzó una mirada fulminante.
—Voy a estar fuera del maldito país. Estarás fuera de mi alcance. Y en este momento, no me gusta esa mierda. Ni un poco. Tienes un idiota ex, de quien sospecho que se ha metido con la gente equivocada y ya te viste enredado una vez. Eso no va a suceder de nuevo. No lo hará. —Sus dientes se apretaron, y cada músculo y tendón se hincharon en amenaza.
El aire se escapó de sus pulmones. Un débil zumbido hizo temblar su oído. No era un ataque de pánico, pero si un shock. Esa sensación de ser arrojado limpiamente por un precipicio y sin saber lo que estaba debajo de él.
—Yo... uhm... —¿Qué?
—Y por encima de eso tengo a los periodistas tras mi culo, derramando más miseria potencial a tu vida. Así que, nene, puedes hacerlo de la manera fácil y decirme que llamarás a Kang Joon o a Siwon si el imbécil o alguien más te molesta, o pondré un equipo de seguridad encima de ti. Elije.
Jaejoong no sabía qué hacer. O decir. O pensar.
—Podría simplemente llamar a Yoochun o a Junsu.  
—Puedes llamarlos después de llamar a Kang Joon o a Siwon. Tus amigos te quieren, pero mis amigos están mejor entrenados. Así que llama a ambos si es necesario. O si no tendrás protección.
—No estás actuando de forma racional.
—Tú me haces eso. Vive con ello.
—Me estás asustando, Yunho.
—No, no lo hago. Nunca tienes miedo de mí. Jamás. Deberías haber estado asustado anoche. Te clavé a la cama en una maldita pesadilla. Deberías haber tenido miedo entonces.
—Lo tenía. Un poco.
—No lo suficiente como para darme mi espacio cuando deberías. No, viniste trotando por ahí, vistiendo mi camisa. Mi maldita camisa.
—Estás actuando como un loco.
—Soy plenamente consciente de eso, pastelero. Porque me vuelves loco. Podría darte el mundo. Autos. Barcos. Joyería. Diablos, podría comprarte casas. ¿Quieres que Sugar Dancer sea un éxito? Nene, puedo hacer que suceda.
Estaba tan confundido, enojado, casi enfermo con la idea de eso.
—No quiero esas cosas de ti. —No como Paloma y los demás.
Mientras se detenían en el estacionamiento de Sugar Dancer, sintió un sentido de propiedad y orgullo. Quería construir su negocio por sí mismo.
—Sería mejor si lo hicieras. Entonces tendríamos un acuerdo.
—Tenemos un acuerdo. —¿No es así?
—¿Ese acuerdo? —Aparcó el auto y volvió la cabeza—. Mandaste a la mierda ese acuerdo anoche.
Espera. El dolor arañó sus pulmones, haciéndolo jadear.
—¿Estás rompiendo conmigo porque usé tu camisa?
—Jaejoong, no. Jesucristo. —Contuvo el aliento—. No. No puedo dejarte ir. Sería mejor si lo hiciera. Mejor para ti. Pero no puedo. Viniste a mí vistiendo mi camisa. Lloraste por mi hermana.
—Yunho...  
—Dejaste que te abrazara y no voy a dejarte ir. Saber que estás protegido es la única manera en que puedo conseguir subirme a mi avión mañana e ir a hacer lo que tengo que hacer.
Algo estaba mal con su corazón. La forma en que estaba latiendo, cortándole el aire, volviéndose demasiado condenadamente grande, no podía estar bien.
—No voy a interferir en tu vida. Solo quiero saber que estás a salvo. No puedo respirar a menos que sepa que hay alguien cuidando de ti cuando no estoy ahí. Siwon y Kang Joon. Necesitas ayuda, llama a uno de ellos. Llama a Yoochun o a Junsu también. No me importa, esa es tu decisión. Solo prométeme que llamarás a Siwon o Kang Joon a la primera señal de que podría haber problemas.
—Yo... está bien. — Yunho lo hacía sonar tan razonable. E insano. Y aterrador—. Pero tenemos que atenernos a nuestro trato. Acompañantes. Solo soy tu acompañante. —Su piel se erizó bajo su fuerte mirada.
—¿Eso es lo que se siente al estar en mis brazos?
No, más bien como enamorarse. Con la mirada fija hacia su mano sosteniendo la de él, sus largos y gruesos dedos suavemente alrededor de los de él, no podía mentir.
—No. —El susurro dolió porque su corazón estaba condenadamente hinchado.
—Para mí tampoco.
—Tengo miedo. Esto no puede ser real.
—Nunca he tenido nada que se sintiera así de real. Jamás.
Jaejoong levantó la cabeza, sus miradas chocaron. Sintió el impacto directo en sus huesos. La conciencia de gran alcance se extendió entre ellos, y Jaejoong realmente se sintió tirando contra ello, tratando de luchar contra la atracción magnética de Yunho.
—Entonces, ¿qué hacemos?
—Yo voy a Sudamérica. Tú filmas tu video comercial. Hablamos por teléfono, y apuesto a que ambos nos convenceremos de que esto no es real.
Una burbuja de alivio apareció, dándole espacio para tomar un respiro. Cierto. Las cosas se habían puesto emocionales cuando Yunho compartió lo que le pasó a Mi Ja. Iban a estar separados durante cinco días o una semana y obtendrían perspectiva.
—Esto se desvanecerá. Nos pusimos un poco demasiado intensos. —Jaejoong abrió la puerta y bajó. Una vez que probó el peso sobre su pierna, levantó la mirada.
Yunho se quedó allí.
—¿Vas al gimnasio ahora? —Era temprano y apenas había dormido.
Colocando las manos sobre sus hombros, tocó con las yemas de los pulgares la piel desnuda de su clavícula.
—¿Cambiando de tema?
—Sí.
Yunho le sonrió.
—Una carrera y luego al gimnasio.
—Young Jae dice que entrenas como un demonio.
—Me retiré de la lucha competitiva, no de la disciplina. Me gusta entrenar. Me mantiene en forma.
Totalmente plausible, pero buscó más profundo.
—¿De verdad no quieres hacer esa cosa de la pelea para la televisión de pago que comentó Ronnie T. Devonshire? ¿Venganza Enjaulada? —¿Extrañaba la lucha de la manera que los otros combatientes retirados parecían hacerlo?
Yunho le pasó un dedo sobre la frente.
—¿Eso realmente te molestó?
¿Qué podía decir? Eso hizo que se le revolviera el estómago. Hizo su pecho doler.
—Es muy peligroso.
—No sabes lo bueno que soy. Quizá sea hora de que te lo enseñe. Tengo DVDs de mis peleas. O puedes venir a verme entrenar.
Jaejoong se estremeció.  
—No quiero verte sangrando y herido. No importa lo bueno que eres, siempre hay alguien que podría tener un golpe de suerte, o que podría ser mejor. Tú eres el que dijo que parte de la razón de retirarte es que habías tenido suerte de no sufrir una lesión grave, pero tu suerte podría agotarse. Levantó la vista hacia el cielo que se rompía con el suave horizonte del amanecer rosado—. A veces los sonidos de los golpes desencadenan algo.
—¿Recuerdos?
Bajó la barbilla para mirarlo y asintió.
—Sí. Recuerdos. —No solo estaba cansado de sus problemas, sino que no tenía derecho a decirle a Yunho qué hacer—. Tengo que ir a trabajar.
Yunho metió su mano alrededor de su nuca, se inclinó y lo besó.
Jaejoong se fundió en él hasta que gimió y levantó la cabeza. Sus ojos brillaban.
—Nos detenemos ahora, o no voy a simplemente acompañarte hasta la puerta, voy a entrar.
* * *
Yunho miró el mensaje de texto que confirmaba que su avión estaba listo y que tenía las autorizaciones necesarias mientras se dirigía a la cocina en la madrugada del lunes.
—Todavía vas a seguir adelante con esto.
Young Jae se sentó en la isla de granito. La iluminación del techo no suavizaba la manera en que el cáncer asolaba al hombre, lo hacía lucir más cerca de setenta años que de los cincuenta y tantos que tenía. El ex peleador del campeonato de Artes Marciales Mixtas una vez había cargado con 100 kilos de músculo poderoso. Pero el hombre del taburete estaba tan delgado que los huesos probablemente se entrechocarían unos con otros al caminar. Su piel tenía un tono enfermizo. Solo sus ojos no habían cambiado. Todavía eran duros y decididos. Young Jae había sido la única constante en la vida de Yunho desde que tenía quince años.
Ahora Young Jae se estaba muriendo.  
Yunho llevó una taza y la metió debajo de la máquina de café. Actuaba con normalidad, pero en el interior casi no podía respirar mientras sus tripas se retorcían, y se retorcían de rabia pura y enfado impotente con la enfermedad que estaba matando a Young Jae. Era más fácil centrarse en lo que podía hacer, en matar al hijo de puta que había violado y asesinado a Mi Ja.
—El plan está establecido. Lee Foster será uno de los amateurs elegidos para el evento de la Caged Thunder Pros vs Amateurs Event.
Young Jae negó con la cabeza.
—No va a funcionar.
—Y una mierda que no. —Yunho no había dejado nada al azar. Incluyendo el estrangulamiento desde atrás que usaría para matar a Foster. Se entrenaba con un hombre reconocido como el mejor en una versión específica de ese estrangulamiento tres o cuatro veces al año en Brasil. Se aseguró de tener negocios allí también para cubrir sus huellas—. Foster va a pagar por lo que le hizo a Mi Ja.
Los ojos de Young Jae se ensombrecieron.
—No va a cambiar nada más que a ti. Todavía llevas el recuerdo de la búsqueda, todavía sientes que le fallaste, solo entonces sabrás que tú también eres un asesino. Y eso cambia a un hombre.
Yunho echó la cabeza hacia atrás y miró al techo.
—No soy tú.
—No. Eres mejor que yo.
Yunho bajó la barbilla. La sorpresa le dio directo.
—¿De qué demonios estás hablando? —Young Jae había comenzado De Luchadores a Mentores y últimamente había salvado decenas de niños por los que nadie daba una mierda.
Los delgados hombros de Young Jae se hundieron.
—Tú te detuviste. Yo no lo hice. Ese día cuando atrapaste a Foster huyendo de la casa y empezaste a golpearlo, te detuviste.
Yunho no podía conseguir que su cabeza entendiera esto.
—Tú me sacaste de encima. —Si Mi Ja no hubiera invitado a Young Jae para comer tarta con ellos como una sorpresa para Yunho, nada le habría impedido matar a Foster. Un destello de dolor marcó su pecho con el recuerdo de Mi Ja haciendo eso por él, a pesar de que se había burlado y actuado como si fuera algo estúpido.
Young Jae inclinó sus brazos sobre el mostrador.
—Evie me pidió que me detuviera. Todavía puedo escuchar sus gritos. Pero después de lo que su padre le había hecho... —Young Jae cerró los ojos, mirando a su pasado—. Le rompió la mano y perdí el juicio. No me importaba que ella estuviera gritando. Nunca me perdonó. El arrepentimiento se arrastró sobre la piel seca y floja de la cara del hombre mayor.
Yunho se frotó en el lugar donde su nariz había sido rota un par de veces.
—No lo lamentas por el hombre que mataste, sino por su hija.
—Me llevé a su padre. Sí, él era un imbécil brutal cuando bebía, pero seguía siendo el padre de Evie. Perdí a la mujer que amaba ese día. —Young Jae se volvió hacia él—. Al igual que tu perderás a Jaejoong si haces esto.
Eso lo golpeó como una patada circular en el pecho. Jaejoong había tenido suficiente violencia. Solo la idea de ver sus viejos combates le molestaba. Su chico repostero tenía un corazón blando. No solo eso, lo tocaba donde ninguna otra mujer u hombre lo había hecho. La forma en que había llegado a él, vestido solo con su camisa, y lo había convencido para que hablara de Mi Ja. Jesús. ¿Cómo podía un hombre resistirse a alguien que lo miró de la manera en que Jaejoong lo hizo? Apretó los puños en un gesto, un involuntario instinto de aferrarse a Jaejoong. ¿Esta cosa entre los dos se acabaría? ¿Cuántas veces había jurado su madre que había encontrado el verdadero amor con su último Príncipe Maldito Encantador, tan segura como para incluso dejar a sus propios hijos a un lado, solo para que la relación se rompiera y acabara en semanas o meses?
Tenía algunas semanas hasta la pelea. Lo que le daba tiempo para encontrar una manera de... ¿qué? ¿Ocultárselo?
No me mientas. Solo no me mientas. Puedo lidiar con esto siempre y cuando me digas la verdad.
Las palabras de Jaejoong hicieron eco en su cabeza.
El asesinato de Mi Ja lo perseguía.
Yunho se sacudió. Había solo una opción. Había pasado años planificándolo, y ahora el plan estaba en marcha. No había vuelta atrás.  
Foster tenía que morir.


***
Lidia Tun Mex. Si ya es el principio de su innegable amor, gracias por leer.

Katherine Miranda. Es comprensible el miedo de Yunho, gracias a ti por leer.

Yunho. Kim. Claro el yunjae siempre a pesar de todo siempre le gana el amor, gracias a ti hermosa Fer, y ya vez me estoy apurando jajaja.

3 comentarios:

  1. tiene razón Young Jae que deje todo como esta que la vida se encargue de el y que mejor sea feliz con Jae lejos de todo ese odio y rencor que no lo dejan ver su felicidad que ese hombre fue o es malo y tarde o temprano la vida cobra todas sus maldades
    Gracias Pao si ya vi y me alegra que salgan rapidito así no dura mucho mi agonía por la espera se te agradece besos

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    1. Espero que Yunho no lo haga,si no lastinaria gravemente a Jae cuando de entere,ojala recapacute no vale la pena manchar sus manos por ese desgraciado y mas perder a Jae

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  2. No Yunho la solución no es siempre la muerte .. aunque el maldito la merezca... Te quieres deshacer de Jae y el de ti por lo que veo razones de cada uno ... Pero sus cuerpos y sus corazones no piensan así ... Qué lío jejejeje ... No todo es como pasa a los demas algunos tienen más suerte que otros ... Pero no quiere decir que xq a uno le fue mal a ti también... Piensa en ello..

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