Capítulo 22
El miércoles
por la tarde Jaejoong se secó el sudor de la cara y el pecho, después bebió de
un trago el resto de su botella de agua. Mientras recuperaba el aliento, no
podía encontrar la energía para quejarse de que Heechul no tenía la decencia de
parecer tan exhausto como se sentía Jaejoong. Echando un vistazo al reloj de
pared, se sorprendió de que la sesión hubiese durado una hora y media.
—Estoy
bastante seguro de que voy a odiarte cuando me levante de la cama por la
mañana. — Heechul metió la toalla en su bolsa, después se levantó en toda su
estatura alrededor de unos centímetros más bajo que Jaejoong.
—¿Me
odiaste el lunes?
Jaejoong
hizo una mueca de dolor, recordando la sesión de entrenamiento del domingo a
última hora de la tarde. Heechul se tomaba las artes marciales en serio.
—Planeé
tu asesinato. —Jaejoong tiró la botella vacía de agua en la basura. La sala de
entrenamiento privada en el gimnasio de Yunho estaba empezando a parecerle tan
familiar como su pastelería, salvo que Jaejoong no estaba escondiéndose aquí
cómo hizo una vez en la cocina de Sugar Dancer. No, aquí Jaejoong entrenaba para
vivir no para esconderse. El dolor era un recordatorio bienvenido del que se
volvía cada vez más fuerte—. Pero estaba demasiado dolorido para llevarlo a
cabo.
Heechul
levantó las cejas.
—No
lo creo. Tú vas a por todas. Le enseñé a Siwon el moretón en mi muslo por tu
patada con la rodilla. Estaba impresionado.
Arrugó
la nariz.
—Lo
siento.
—No
lo sientas. Te subestimé el domingo. No cometo el mismo error dos veces.
—Levantando su bolsa, negó con la cabeza—. Fue entonces cuando supe que estabas
dispuesto a aprender.
—Lo
estoy. —Después de agarrar su bolsa, siguió a Heechul fuera de la sala—. Así
que me estaba preguntando, una vez termine ésta relación entré Yunho y yo, él
no será capaz de trabajar conmigo por más tiempo. ¿Puedo contratarte?
Heechul
resopló y se giró en el vestíbulo. La música bombeaba a través de los altavoces
ocultos, pero el pasillo estaba vacío.
—Me
pagarías.
—Por
supuesto. —Debería estar pagándole ahora, pero cuando Jaejoong lo mencionó en
su primera sesión de entrenamiento el domingo, Heechul dijo que Yunho lo tenía
cubierto—. Escucha, no me gusta nada que Yunho te pague. Es un poco vulgar.
—Lo
es, ¿verdad? —Sonrió alegremente.
Jaejoong
se apoyó contra la pared.
—¿Cuánto
cobras por una hora? Te pagaré y se lo diré a Yunho. A él no le importará. —Una
completa mentira. Le estallaría una vena o algo, pero tendría que encontrar la
manera de vivir con ello.
—¿Puedo
estar presente cuándo se lo digas? Te enseñaré gratis solo para verte
enfrentarte a él.
Arqueó
una ceja. Heechul tenía todo el aspecto de un chico con la piel enrojecida por
el esfuerzo contrastaba con su cabello rubio largo hasta los hombros.
Probablemente hacía que todo hombre con pulso quisiera protegerlo, sin darse
cuenta de que podía patearle el culo y reírse mientras lo hacía.
—Yunho
no te asusta.
—No.
Sin embargo, la mayoría de las personas se sienten intimidadas por él. Pero lo
que te hace diferente es que tú realmente no quieres que él pague.
Una
ola de tristeza se asentó en su pecho. Sabía exactamente lo que Heechul quería
decir. Yunho hacía del sexo y las relaciones un acuerdo comercial. Aquellos que
le conocían probablemente pensaban que era frío e insensible. Ellos no lo
entendían. En el fondo, él no creía que un hombre pudiera amarlo a largo plazo.
Así que hacía un trato para protegerse a sí mismo, comprando vínculos
temporales sin sentido. Le dolía pensar en Yunho yendo por la vida de esa
manera.
Jaejoong
se centró de nuevo en Heechul.
—¿Lo
que Yunho me ha dado? El dinero no lo puede comprar.
Era
un regalo, uno que Jaejoong conservaría para siempre incluso cuando terminara
lo que había entre ellos. Y lo haría. Tenía su interés por ahora. Probablemente
por las razones que Heechul señaló, él era diferente a sus otros acompañantes.
Pero, ¿a largo plazo? No sería capaz de mantener el interés de Yunho Jung
permanentemente. Pero tal vez podía ayudarle a curar sus heridas emocionales
porque Jaejoong no creía que lo que tenían fuera algo sin sentido. Y cuándo Yunho
encuentre a alguien. Se le oprimió el pecho. Sí, era mejor no terminar ese
pensamiento.
—¿Qué
te ha dado?
¿Cómo
explicarlo? La forma en que había apoyado sus esfuerzos para
convertirse en el hombre que aspiraba a ser. En realidad, solo había un modo.
—A
mí. Me dio la confianza para ser yo mismo.
Heechul
contuvo el aliento.
—Young
Jae tenía razón sobre ti.
Jaejoong
no podía seguir ese repentino giro a la izquierda en la conversación.
—¿Young
Jae, el amigo de Yunho?
—Le
gustas. Dijo que eras bueno para Yunho. Se preocupa por él. Quiere que te lleve
a cenar está noche.
Más
giros a la izquierda. Se estaba mareando.
—¿Cena
en la casa de Yunho con Young Jae? Pero Yunho no está allí. No creo que sea una
buena idea.
—Young
Jae vive allí también. Puede invitar a quien él quiera. Voy a cocinar, será
divertido.
Negó
con la cabeza.
—Gracias
y dale las gracias a Young Jae. Pero no puedo hacer eso. —Ellos tenían límites…
en cierto modo. Y Jaejoong involucrándose en la vida de sus amigos estaba fuera
de lugar. Él lo sabía. Una cosa era contratar a Heechul para que le enseñase
auto-defensa, eso eran negocios. Pero ¿cenar con sus amigos, en su casa y Yunho
no tenía nada que decir? No—. Gracias por la invitación. Realmente te lo
agradezco. —Le enviaría a Young Jae algunas magdalenas o algo por pensar en él.
Mientras
caminaban hacia sus autos, Heechul dijo:
—¿Estás
seguro de que no puedo hacerte cambiar de opinión?
Maldita
sea, quería ir. Realmente quería. A pesar de que él y Junsu planeaban pasar el
rato está noche. ¿Así eran las cosas, ahora? ¿Iba a abandonar a sus verdaderos
amigos? Le gustaban Heechul y Young Jae, pero eran amigos de Yunho, no de él.
—Estoy
seguro. Divertíos.
Jaejoong
no había llegado muy lejos desde el gimnasio cuándo sonó su teléfono. Al
comprobar la pantalla, se sorprendió. Respondiendo a través del Bluetooth,
dijo:
—Yunho
¡eh! Estoy en mi auto, ¿puedes oírme?
—Sí.
Heechul me llamó.
La
euforia por el ejercicio físico se desvaneció en una ligera tensión.
—¿Ahora?
—¡Maldita sea! Ese hombre era rápido. ¿Qué estaba haciendo? ¿Informando sobre
el progreso de Jaejoong o algo así?
—Jaejoong,
si quieres cenar con Young Jae y Heechul, ve. Si Heechul prepara margaritas,
entonces duerme allí en mi cama.
Escalofríos
recorrían su piel.
—No
puedo dormir allí sin ti. —No estaba bien.
—¿No
me dijiste que podía dormir en tu casa después de que te fueras a trabajar? —Su
voz sonó baja.
—Yo…
—Había hecho exactamente eso—. No te quedaste.
—¿Te
importaría si lo hiciera?
Trampa.
Podía verla, aunque no la forma de evitarla.
—No.
—A
mí tampoco. ¿Quieres pasar el rato con Heechul y Young Jae?
Girando
en la calle dónde estaba su apartamento, Jaejoong tomó aliento.
—Yoochun
tiene trabajo en la clínica esta noche. Su y yo vamos a pedir algo y ver una
película.
—Lleva
a Junsu contigo.
Hizo
que sonara tan sencillo. Jaejoong zigzagueó y entró en el garaje.
—¿Por
qué estás presionando? Ni siquiera estás aquí y… —Se acordó de lo emocionado
que había estado Young Jae por las magdalenas. Y la desolación en los ojos de Yunho
mirando al viejo—. Esto es por Young Jae, ¿verdad? —Bueno, lo entendía—. Lo
resolveré e iré. ¿Qué le gusta a Young Jae? ¿Cuál es su postre favorito? —Con
todo lo que Yunho había hecho por él, estaría encantado de hacerlo. Junsu lo
entendería. O una vez que él volviese podían. Un golpe en la ventanilla del
lado del conductor lo hizo saltar. Estiró la cabeza, suponiendo que Junsu había
oído cómo se abría el garaje y ¡Oh mierda! — . Ryu Jin.
—¿Ahí?
¿Ahora? ¿Dónde estás?
Las
palabras aceleradas de Yunho lo ayudaron a calmarse.
—En
mi garaje, no cerré la puerta.
—Quédate
en el auto, con las puertas cerradas —ordenó Yunho.
—Jaejoongie,
abre la puerta —Ryu Jin dio unos golpecitos de nuevo—. Tengo el pendrive.
Jaejoong
bajó la ventanilla un par de centímetros.
—¿Qué
pendrive?
—El
que les pediste a tus padres. Dónde están fotos tuyas estando en el hospital.
¿Para qué las quieres?
Jaejoong
trató de mantener la calma. Le había pedido las fotos a su padre. Ana quería
una o dos para el video, aunque Jaejoong no estaba seguro de que fuera una
buena idea. Pero ahora mismo, tenía que deshacerse de Ryu Jin.
—Bien.
Dámelo y márchate.
Él
titubeó, arrugando la frente sobre sus gafas.
—¿Por
qué ahora? Nunca preguntaste por las fotos antes.
Cierto.
Pero no iba a discutirlo con él. Había intentado conseguir que le contara la
verdad sobre aquella noche, y él se había negado. Cada vez que pensaba en ello,
se enfurecía todavía más. Le había necesitado para rellenar los espacios en
blanco en su cabeza que le estaban causando una ansiedad masiva.
—Ryu
Jin, dame la memoria y márchate.
—Ya
lo has oído —dijo Junsu, saliendo por la puerta del garaje.
Ryu
Jin deslizó la memoria USB a través de los dos centímetros de espacio de la
ventanilla. La tristeza llenó sus ojos.
—No
es necesario que Junsu me mire enfurecido. Me marcharé en un minuto. Pero les
pregunté a tus padres si podía traerte esto. Quería disculparme. Cuándo te vi
en la pastelería esa mañana, estaba estresado y cansado. Los hombres que nos
atacaron nunca fueron atrapados, y parece que estás buscando problemas. Es
mejor dejarlo así.
—¿Parece
que estoy buscando problemas? —Harto, Jaejoong se quitó el cinturón de
seguridad y abrió de un empujón la puerta del auto.
Ryu
Jin se tambaleó hacia atrás, golpeando la pared del garaje.
—¡Jesús!
Jaejoongie. ¿Qué te pasa?
Su
compañero de piso se puso delante de Jaejoong.
—Lo
estás cabreando, genio. Jaejoong no te quiere aquí. Vete.
La
camiseta de Junsu no hizo nada para ocultar sus músculos. Una actitud
protectora surgió en Jaejoong. Junsu todavía estaba recuperándose de una herida
de cuchillo. Era hora de que él librara sus propias batallas.
Jaejoong
le rodeó para enfrentarse a Ryu Jin.
Los
ojos de su ex-prometido se abrieron y el ojo izquierdo parpadeó. Anteriormente
ese tic solo aparecía cuándo trabajaba demasiado y estaba exhausto. ¿Cuándo se
había vuelto crónico? Ryu Jin respiró profundamente, los huesos de sus hombros
rígidos debajo de su camisa de vestir.
—Jaejoongie,
por favor, ten cuidado. ¿Esas fotos USB de memoria? —Señaló hacia el puño
cerrado a su alrededor—. No quiero verte herido otra vez. —Él cerró los ojos—.
Eras tan joven y bonito, tan dulce, y te quebraron.
Lo
quebraron.
Eso
es lo que sus padres y Ryu Jin creían. Y durante mucho tiempo, Jaejoong también
lo había creído.
—Me
rompieron el brazo, me destrozaron la pierna y me dejaron con una conmoción
cerebral. Eso es lo que le hicieron a mi cuerpo.
Ryu
Jin abrió los ojos.
—Pero
no me quebraron, Ryu Jin. Rompieron el caparazón que me mantenía enjaulado.
Él se
quitó las gafas y se frotó los ojos.
—Me
preocupaba que veas esas fotos. Pero ahora, creo que debes verlas —Volviendo a
ponerse las gafas, dijo—. Mira por lo que pasamos y déjalo estar. Olvídalo. Fue
un atraco al azar, se llevaron tu anillo de compromiso y es hora de seguir
adelante. Utiliza un poco de sentido común a menos que quieras que te ataquen
de nuevo.
Junsu
se colocó delante de él.
—Lárgate.
Jaejoong
puso su mano sobre el brazo de Junsu. Sus músculos se tensaron por la furia. Jaejoong
sabía que él estaba justo al límite, pero también lo estaba él.
—¿Me
estás amenazando?
Ryu
Jin frotó la nuca con una mano.
—No.
—El rugido de un motor le interrumpió. Una camioneta derrapó hasta detenerse y Siwon
salió disparado.
—Jaejoong,
¿estás bien?
Siwon
llevaba una camiseta blanca, pantalones vaqueros y una expresión de
no-me-jodas. Su repentina aparición lo confundía.
—Sí,
¿pero cómo…? Oh. Yunho te llamó. —Probablemente en el momento en que supo que Ryu
Jin estaba en el garaje de Jaejoong—. ¿Cómo has llegado aquí tan rápido?
—Estaba
en la oficina del gimnasio.
Eso
tenía tanto sentido cómo cualquier otra cosa que le sucedió a él desde que
había conocido a Yunho. El gimnasio estaba cerca del apartamento de Jaejoong.
Él
mantuvo su mirada sobre Ryu Jin.
—¿Éste
es el Dr. Gilipollas?
El
apodo de Yunho para Ryu Jin se estaba extendiendo.
—Sí,
Dr. Ryu Jin Lim. Él ya se iba.
Ryu
Jin movió la cabeza hacia atrás y hacia delante.
—Jaejoongie,
¿quién es éste?
—No
es asunto tuyo. Vete a casa. —Su garaje estaba lleno de hombres. Jaejoong se
preguntaba quien más aparecería si no conseguía sacar a su ex prometido de
allí.
Ryu
Jin avanzó hacia Jaejoong.
—¿Estás
seguro de que es una buena idea?
—No.
No me toques. —Jaejoong retrocedió de un salto. Su rodilla empezaba a ceder. Jaejoong
trastabilló, extendiendo los brazos.
Junsu
lo agarró por la cintura, ayudándolo a mantener el equilibrio. El corazón le
latía contra las costillas. Parpadeó, tratando de despejar el pánico residual.
—Intenta
tocarlo otra vez y perderás esa mano. No te lo voy a repetir, Lim. Sal de aquí
y mantente alejado de Jaejoong.
La
fría voz de Siwon lo liberó de su pánico. Se había puesto delante de él, con
los brazos y el cuello abultados en clara amenaza. Ryu Jin salió del garaje, con
los hombros encorvados. La camisa colgaba de él, demostrando el peso que había
perdido recientemente. La nostalgia se retorció en su pecho. Todos sus
sentimientos románticos hacia él habían muerto, pero todavía quedaba un hilo de
preocupación allí. Odiaba ver al científico orgulloso y hecho a sí mismo al que
había admirado una vez reducido a un hombre en alguna clase de problema. Pero
el dolor en su pierna le recordaba que cualquiera que fuera el problema, él lo
había traído a él. Incluso eso lo podría haber perdonado Jaejoong, pero mentir
sobre ello más tarde cuándo él necesitaba que le contara la verdad… eso había
matado cualquier amor que hubiera sentido por él.
Junsu
le rodeó los hombros con el brazo.
—¿Estás
bien, Jaejoong?
—Sí.
— Jaejoong apartó su mirada de la figura de Ryu Jin marchándose.
Siwon
tocó ligeramente su hombro.
—¡Eh!
Jaejoong, tienes que llamar a Yunho, hace como cinco minutos. Antes de que el
SWAT se presente.
—Te
traeré el teléfono. —Junsu fue a su auto y regresó, tendiéndole el teléfono.
Atrapando
el teléfono distraídamente, miró a Siwon.
—Gracias.
Te agradezco que dejaras todo para venir corriendo aquí. — Con su mano sobre Jaejoong,
le echó un buen vistazo al tatuaje de un intrincado escudo en su antebrazo.
Él
sonrió.
—No es
necesario que me des las gracias. Rescatar damiselas en apuros hace que me
sienta importante. —Señaló con la cabeza hacia Junsu—. Aunque parece que ya
tenías refuerzos —rodeó a Jaejoong y extendió la mano—. Soy Choi Siwon.
—Junsu
Kim.
—Eres
el fisioterapeuta que Yunho mencionó. Dice que estás especializado en lesiones
deportivas.
Jaejoong
encontró el número de Yunho y marcó enviar en su teléfono. Pero su atención
estaba fija en Siwon.
—¿Yunho
te dijo eso?
El
hombretón asintió y se giró hacia Junsu.
—Me
gustaría hablar contigo sobre tu experiencia. Entreno a luchadores de artes
marciales mixtas y estoy buscando a un fisioterapeuta altamente capacitado para
trabajar con él. ¿Estarías interesado?
—Mucho.
—Los hoyuelos de Junsu se marcaron en su cara.
—¿Tienes
tiempo para una cerveza esta noche? Estoy a cargo de los niños, pero si quieres
pasarte.
La
voz de Yunho se interpuso.
—Jaejoong.
¿Estás bien? ¿Está Siwon ahí?
—Estoy
bien. Sí, está aquí. Ahora está hablando con Junsu. ¿Le hablaste de la especialidad
de Junsu?
—Sí.
¿Qué pasó? ¿Ryu Jin te hizo daño?
—No.
Solo me traía una memoria USB. Estaba más calmado, no tan nervioso como la
última vez. —Jaejoong le dio a Yunho una versión rápida del encuentro. Miró a
los dos hombres hablando—. ¿Qué le dijiste a Siwon sobre Junsu?
—Que
después del trabajo que hizo contigo y con tu pierna tenemos que echarle un
vistazo para SLAM. Junsu me dijo que se especializó en lesiones deportivas.
Todo lo que hice fue darle a Siwon mi opinión, el resto es entre ellos.
Observar
a los dos hombres hablar hizo que se le hiciera un nudo en la garganta de
ternura hacia Yunho. Entró en su apartamento y se inclinó contra la pared de su
pequeña despensa.
—Le
estás dando a Junsu la oportunidad de su vida. Gracias —sonrió ante su
silencio, tratando de adivinar sus pensamientos—. Sé que no lo hiciste por mí.
Fue una decisión de negocios. Eso es lo que lo hace tan increíble. Junsu se lo
ganó a través de su trabajo conmigo. —Separándose de la pared, él se dirigió a
la cocina—. Ahora Su va a estar ocupado ésta noche, así que ¿qué puedo hacer
para Young Jae? —No lo había olvidado.
—¿Para
recompensarme por la oportunidad de trabajo para Junsu?
La
voz demasiado suave de Yunho lo congeló en el sitio al lado de la isla de
granito.
—Uh,
no. —Intentó contener su ira—. Yo, uh… Me pediste que lo hiciera.
—¡Y
una mierda lo hice!
Los
cabellos de los brazos se le erizaron.
—Te
inventaste esa mierda creativa tú solo. Todo lo que te pedí que hicieras fue
pasar el rato con Heechul y Young Jae si querías hacerlo. Oh, y ya sabes, si
bebes y te diviertes, entonces quédate a dormir allí. Eso es lo que te pedí que
hicieras.
Dejando
caer la cabeza, miró hacia el suelo. Había hecho exactamente lo que él dijo.
—Lo
siento. Tienes razón. Lo hice sin pensar —contuvo el aliento—. Pero me alegro
de saber que fui creativo.
—Mucho.
Y para tu información, si quiero que hagas algo, te lo pediré directamente.
—O
me lo ordenarás. —Como había hecho sobre llamar a Siwon o Kang Joon —. Enviaste
a Siwon. —Para protegerlo. Tenía que admitir que no apesta completamente
sentirse protegido.
—¿Le
habrías llamado si yo no hubiera estado en el teléfono contigo?
Jaejoong
consideró decirle lo que Yunho quería oír, pero eso era estúpido.
—Todo
sucedió tan rápido, no lo sé. Ni siquiera pasó por mi mente —se dejó caer en el
taburete.
—Me
preocupo por ti, gatito. —Su voz se tensó—. Tu pierna y tus ataques de pánico
te hacen condenadamente vulnerable.
Se
le oprimió el pecho. ¿Ves eso? Directo. No hacía juegos de palabras, no
lo manipulaba. Simplemente le hablaba con rotundidad.
—No
viviré en una burbuja, pero llamaré a Siwon o Kang Joon si se presenta Ryu Jin
o cualquiera del que no esté seguro, ¿de acuerdo?
—Puedo
vivir con eso. Además, tengo respaldo ahora porque Heechul estará encima de ti
si no lo haces. Y él no es tan amable como yo.
Jaejoong
resopló y se rio al mismo tiempo.
—Noticia
de última hora, los dos sois sádicos. —Jaejoong jugueteó con el USB de memoria
que había dejado en la encimera—. Ryu Jin está perdiendo peso y su ojo
izquierdo tiene un tic. Tiene cambios de humor. Hoy estaba calmado, pero la
semana pasada en la pastelería estaba acelerado.
—¿Drogas?
Jaejoong
miró la memoria.
—O
una crisis nerviosa —giró la pequeña unidad de plástico una y otra vez—. Si
tuviera un hábito de drogas cuándo estábamos juntos, eso explicaría que Ryu Jin
mintiera sobre el atraco para cubrirse. —Pesadas rocas se amontonaron en su
estómago. ¿Podría haber estado tomando drogas y él no se había dado cuenta? —.
Si debía dinero a los traficantes de drogas, supongo que podrían haber venido
por mí para obligarle a pagar.
—Lo
que es más importante, ¿cómo te mantenemos a salvo? Estoy a cinco segundos de
perder el control sobre mi necesidad de encerrarte. Habla rápido.
Jaejoong
debería estar enfadado, pero no lo estaba.
—Como
señaló Changmin, estoy prácticamente fuera del radar. No creo que esté en el
mismo peligro ahora que cuándo estaba comprometido con Ryu Jin. Pero cómo Su
está planeando ir a casa de Siwon, iré a tu casa y me quedaré a pasar la noche.
Una
breve pausa, después Yunho preguntó.
—¿Pero?
—Voy
a ir a trabajar mañana y voy a volver a mi casa después. —Tomó aliento—. Tendré
cuidado y llamaré a tus amigos si necesito ayuda, pero voy a vivir mi vida. No
puedo volver a vivir con miedo.
—Lo
entiendo. No me gusta, pero lo entiendo.
El
calor inundó la ansiedad del tamaño de una roca en su estómago. Eso es lo que
hacía a Yunho tan sexy, Yunho realmente entendía que él quería ser fuerte.
—Gracias
por eso.
—Vamos
a hablar de ti durmiendo en mi cama esta noche. ¿Estarás desnudo? ¿Pensando en
mí? Mejor aún… —Su voz se volvió más profunda—. ¿…Tocándote mientras piensas en
mí? —Respiró hondo—. Voy a fantasear con eso esta noche.
Su
pulso se disparó. El calor brotó en su pecho y se extendió a través de Jaejoong.
—¿Esa
es tu fantasía?
—Oh
sí. Una de ellas. Volver a casa después de un viaje, entrar en mi habitación y
encontrarte en mi cama, desnudo y masturbándote. Me gustaría hacerte terminar
mientras te miro. ¿Lo harías por mí?
La
sangre palpitaba en su cabeza. Esa escena lo excitaba, sorprendiéndolo.
—Sí.
¿Qué
sentiría al tener sus ojos en él, observando? Pero sabía que Yunho siempre lo
hacía sentirse sexy y seguro. Listo para dejarse llevar. Solo tienes que
pedirlo. Si lo haces, asumiré el control y cuidaré de ti. Pero solo cuando
estés listo. Las palabras de Yunho en la limusina liberaron un revoloteo de
pequeñas mariposas en su vientre. Solo tenía que pedirlo.
—¿Yunho?
—¿Sí?
Excitación,
nervios y miedo se enredaban y agitaban en Jaejoong. Una parte de él quería
echarse atrás. Pero una parte más grande estaba cansada de vivir con cuidado,
preocupado por quien debería ser en lugar de quien podía ser. Su boca estaba
tan seca, fue a la nevera y agarró una botella de agua. El teléfono zumbó con
paciencia en su oído.
—Quiero
dejarme llevar por ti. —Después de beber un trago de agua, bajó la botella—.
¿Me azotarás? Quiero decir azotes sexuales —se quedó mirando las oscuras vetas
que atravesaban la encimera de granito. Deseó que Yunho estuviera allí ahora
para tocarlo, para hacer que fuera aceptable desear eso.
Yunho
contuvo el aliento.
—He
estado esperando que me dijeras que lo querías. Voy a enseñarte lo jodidamente
caliente que será cuando estés desnudo y a mi merced. Vas a ponerte en mis
manos y rendirte, dejando que me encargue de ti. — Yunho hizo un ruido que
viajó a través de la línea y se clavó en su pecho —. Cuidaré de ti. Todo lo que
tienes que hacer es dejarte llevar. Confía en mí —dijo suavemente.
—Lo
hago.
wawwwwww se pone mas hot que bien ya quiero leer esto me gustaría mas verlo pero eso seria demasiado pervertido de mi parte pero ni modo me tocara solo leer lastima jajaja ya ni modo
ResponderEliminarGracias Pao por tus capítulos tan buenos que me hacen querer mas saludos y bendiciones besitos y abrazos apapachadores bye bye
Que emoción que Yunho le pida a mí Jaejoong que se masturbe pensando en el ya que eso es un fetiche para él se ve que Yunho esta bien metido de cabeza por mi Jae ya es hora de que ellos se den cuenta de que están enamorados gracias Patricia por este capítulo esperare el siguiente ya que cada dia se pone más interesante
ResponderEliminarTenia que aparecer Ryu Jin lo bueno que esta vez Jae no le gano el panico y Junsu y Siwon vinieron en su ayuda.
ResponderEliminarOhhh Yunho y sus fantasias lo cual Jae no tendra ningun problema en cumplirlas.
Espero que en la cena Young Jae le de algunas pistas a Jae de lo que quiere hacer Yunho y el lo impida
Waaa se pone más emocionante cada vez Jae por fin se decidio uhhhh jajajaja lo de estoy medio loca al emosionarme pero bueno son tan apachurrables... Susu ya tiene trabajo y ahora los amigos están interactuando entre ellos eso es bueno... Y yo creo que ya mega pasaron sus límites y solo les queda decir que se aceptan el uno al otro... Xque su confesión antes de que el se vaya de viaje y su acuerdo de que se iban a olvidar de lo profundo que habían llegado las cosas y lo iban a sacar de sus sistema no creo que lo logren jejjej... Gracias por la adaptación... Mil besos espero actualices pronto...
ResponderEliminarOh wow
ResponderEliminarHermoso me he leído ya todos los capítulos de cada uno de la historia y me sigue fascinando sorry si no comento en todos
Gracias
Estos dos me ponen en fuego.. y mi mejillas coloradas…
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