Capítulo 18
Le
tomó un segundo a Yunho recuperarse cuando Junsu abrió la puerta del
condominio. Había estado esperando a Jaejoong. Tragándose su aguda impaciencia,
se adelantó de una zancada
—¿Jaejoong
está listo?
Junsu
levantó una ceja.
—Salió
de aquí tarde y se dio una ducha. Ha estado grabando sin parar y…
—¿Grabando
qué? —Sus palabras salieron duras y frías. Tuvo que obligarse a mantener la
calma. ¿Jaejoong estuvo hablando con los medios de comunicación? Había dicho
que no lo haría. Maldita sea. Echó un vistazo al pasillo. Iría a preguntarle al
pequeño pastelero personalmente.
Junsu
lo bloqueó.
—¿Qué,
arrastrando tu trasero?
Yunho
se contuvo. Junsu había sido apuñalado hacia apenas unas semanas. Pero,
maldición, ese movimiento lo sorprendió. El otro hombre estaba en buena forma,
pero Yunho sabía cómo matar.
—¿Esta
Jaejoong hablando con los medios de comunicación? —Si lo hizo, habían
terminado. Por dos razones: primero no podría confiar en Jaejoong, segundo...
Un
escalofrío corrió por su espalda.
No
quería que Jaejoong llamase la atención de Lee Foster. El hombre que había
violado y asesinado brutalmente a Mi Ja. Lo que es peor, Yunho había mantenido
vigilado a Foster mientras estuvo en la cárcel. El bastardo se había entrenado
para pelear y matar, y guardaba rencor contra Yunho por ponerlo en prisión. La
idea de Foster poniendo sus manos sobre Jaejoong hizo helar su sangre.
Los
ojos color avellana de Junsu se iluminaron comprendiendo.
—No,
y los medios no lo han molestado. Ana, una de sus empleadas, está utilizando a Jaejoong
y Sugar Dancer como el tema en un proyecto de marketing.
Un
alivio le atravesó. Observando a Junsu, su actitud mientras él se levantaba, Yunho
dijo:
—Tú
y Yoochun os quedaréis aquí, ¿verdad? ¿Por cuánto tiempo? —Jaejoong le había
asegurado que los dos hombres insistieron en permanecer en el apartamento
después de que Ryu Jin montó esa emboscada en su panadería.
—Tres
semanas más, hasta que nuestra casa esté lista. —Junsu se dejó caer en un
taburete de la isla de granito—. Jaejoong se niega a tener otro compañero de
piso. Estoy preocupado de que viva solo.
Diablos,
ahora Yunho estaba preocupado también. Lo mejor que podía hacer por Jaejoong era
alejarse de su vida.
No
sucedería. Lo deseaba, lo necesitaba.
Ansiaba
follarlo.
Echando
un vistazo al teclado de su alarma, pensó en las opciones.
—Voy
a actualizar su sistema de seguridad a uno de alta gama. —¿Qué más? Maldición,
la pierna de Jaejoong la hacía demasiado vulnerable. No podría correr rápido y
lo suficientemente lejos—. ¿Consideraría Jaejoong tener arma?
—Ni
de casualidad.
—¿Un
perro?
—Dice
que sería demasiado. No puede llevar un perro a la panadería debido a los
códigos de salubridad.
La
frustración le desgarró.
—Voy
a conseguirle un cuidador de perros.
—No
puede permitirse ese tipo de cosas, Yunho. Ni siquiera lo sugieras. Va a estar
pagando la hipoteca sin el ingreso de mi alquiler.
—Jaejoong
no tendría que pagar por ello. —Eso era ridículo. Si Jaejoong tuviese alguna
idea de cuánto dinero se gastó él para ver a la zorra de su madre bajo
protección, se daría cuenta de que no le preocupaba el costo de algo así, como
un cuidador de perros. Pero, por supuesto, entonces, tendría que decirle por
qué su madre necesitaba protección y su acuerdo terminaría.
—Si
se lo sugieres vas a estar contento de que no tenga un arma. Pero, yendo al
grano, lo de vosotros dos es solo temporal. Jaejoong tendría que asumir los
gastos una vez que tú sigas adelante.
Seguir
adelante. A Yunho no le gustaba escucharlo. No quería perderlo. Supo
que Jaejoong sería un problema cuando poso sus ojos en él en ese salón de
baile.
—Yo…
La
puerta del dormitorio se abrió, y Yunho se olvidó de Junsu.
Había
olvidado todo, excepto al hombre que venía por el pasillo.
Tenía
que tocarlo. Incapaz de soportarlo, levantó un mechón de cabello sedoso. Todo
lo que quería era estar a solas con él y quitarle la ropa centímetro a
centímetro.
—Gatito,
te ves sensacional.
—Gracias.
Su
voz entrecortada le dio un indicio de sus nervios. Acarició con el pulgar por
encima el pulso de su garganta aleteando. Lo había hecho por él
Su
valentía le humilló.
—Jaejoong
—Junsu interrumpió—: Te ves caliente y elegante. Va totalmente contigo.
Jaejoong
sonrió a su amigo.
—Gracias,
Su. Pero todavía no te mostrado el diseño de la torta.
Su
boca tentaba a Yunho condenadamente demasiado, sus labios carnosos relucían con
una especie de brillo. Forzándose a levantar la vista, preguntó:
—¿Qué
diseño?
Junsu
gruñó.
—Jaejoong
está haciendo un pastel para nuestra fiesta de inauguración de la casa. Pero no
nos mostrará lo que está planeando. Eso está mal. Es nuestra fiesta.
Yunho
tenía la sensación de que esto era una discusión constante entre ellos dos.
Sobre todo porque los ojos de Jaejoong brillaron.
—Junsu
es un fisgón incurable Trató de averiguar cómo abrir la caja para ver mi ropa
cuando me fue entregada.
—No
lo hice —proclamó Junsu remilgadamente—. Porque Yoochun estaba aquí cuando
llegó y me habría delatado solo para conseguir las galletitas de Jaejoong.
Jaejoong
se echó a reír, un sonido intenso, con mucho cuerpo que provocó un temblor en
el estómago de Yunho. Junsu estaba burlándose intencionadamente para que Jaejoong
se relajase.
Toqueteando
con sus dedos los mechones de su cabello, le preguntó:
—¿Vas
a pedirme que sea tu acompañante para la fiesta de inauguración de la casa?
Jaejoong
levantó la barbilla.
—Oh,
no. No tienes que hacer eso.
Con
otros hombres, Yunho sospecharía que estaba jugando a ser tímido. Jaejoong no.
Jaejoong
no andaba con esos juegos. Le acarició suavemente con un dedo su mejilla.
—Quiero
hacerlo. Pídemelo.
Apoyó
su cara sobre su roce.
—Estamos
desdibujando los límites.
—Sí.
—Territorio
peligroso.
—Traicionero.
—Y lleno de minas emocionales que Yunho no sabía cómo navegar.
Su
respiración se detuvo.
—Puedes
decir no.
¿Jaejoong
creía eso? Deslizando los dedos por su nuca y lo tiró hacia sí lo suficiente
como para ahogarse en la piscina de sus ojos.
—No
a ti. Pídemelo.
—¿Te
gustaría ser mi acompañante en la fiesta de inauguración de Junsu y Yoochun?
—Mucho.
—¿Borrando las líneas? Era más bien como soplar la mierda fuera de sus límites.
Pero la necesidad de verlo, estar con Jaejoong, y dentro de él, se estaba
convirtiendo en una compulsión solo superada por su necesidad de vengar a su
hermana.
Junsu
se aclaró la garganta.
—¿Planeáis
ir al asunto de la bodega, o tengo que arrastrar la manguera del jardín y
rociaros con ella?
Yunho
quería hacerle perder la cabeza a Jaejoong entre sus brazos, llevarlo al
dormitorio y perderse dentro de él. Pero esta noche era importante.
—¿Estás
listo para salir?
—Sí.
Su
le puso la mano en su brazo.
—Voy
a asumir que no vas a estar aquí solo esta noche, así que nos quedaremos en lo
de Yoochun. Si eso cambia, me envías un mensaje de texto o me llamas. ¿Lo
juras?
Jaejoong
le beso la mejilla.
—Lo
juro. —Entonces Jaejoong sonrió—. Pero comprendo tu idea. Estas tratando de
deshacerte de nosotros para poder husmear los planes de la tarta.
Una
vez que se despidieron, Yunho lo depositó en la limusina, y estaban en camino.
—Cuéntame
sobre este proyecto que Ana y tú estáis haciendo. —Quería mantenerlo distraído.
Y a sí mismo de lo que había bajo ese traje.
—Junsu.
—Suspiró—. Tiene una boca muy grande.
—¿Es
un secreto? —Derramó sobre él parte del agua con gas que le había pedido.
—No,
en realidad no. Es que todo está sucediendo tan rápido. De todos modos, es un
proyecto para la clase de marketing de Ana.
Yunho
se quedó mirando fijamente su boca. Nuevamente.
—Sigue
hablando. O voy a besarte. Y ambos sabemos cómo va a terminar eso. — Yunho dijo.
¿Jaejoong tendría puesta tanga?
¿Una
tanga?
¿De
qué color? Tendría que ser blanco o quizá un color suave que no se
trasparentase.
Yunho
tiró de su corbata negra aflojándola de su garganta. El calor calentaba sus
venas, y su polla le dolía. Tomó un trago de agua.
—Ana
tiene un equipo de vídeo de la universidad siguiéndome para obtener imágenes de
mi trabajo. Iban conmigo para armar un pastel de bodas hoy. La semana que
viene, vamos a empezar las tomas biográficas. A partir de eso, Ana y su equipo
van a hacer dos videos. Uno de ellos será como un comercial de la pastelería
Sugar Dancer, y el segundo será una larga parte biográfica como el dueño de
Sugar Dancer. Ella tiene un plan de marketing conjunto que va con ello. —Un
color cálido hizo su cara brillar con excitación.
—¿Todo
para su clase?
—Sí
y no.
Bien,
ahora Jaejoong tenía su completa atención. Dejó el vaso en un soporte y luego
estiró el brazo alrededor de sus hombros.
—Escúpelo
todo, chico pastelero.
—Si
me gusta el producto final, el propósito es seguir adelante con el plan de
marketing de Ana y enviar los videos a tres programas de cocina que presentan
panaderos.
Sus
dedos estaban blancos alrededor de la copa que Jaejoong sostenía.
—Recuerdo
a Ana mencionar que quería tenerte en uno de esos programas, cuando la vi por
primera vez. ¿Es eso lo que quieres, Jaejoong?
Jaejoong
respiró hondo.
—Si
es que puedo hacerlo.
Ah.
Ahora sabía por qué la tensión estaba comiendo su entusiasmo.
—Tus
ataques de pánico.
—Estoy
bien haciendo las grabaciones en mi pastelería, y lo hice bien cuando me
siguieron para preparar la boda. Pero estaría bajo presión real en un estudio.
— Jaejoong se encogió de hombros bajo su brazo y levantó la cara hacia Yunho—.
Pero si puedo hacerlo, la exposición sería genial. Y entonces tal vez pueda
pensar en expandirme.
—¿Ampliar
tu tienda ya existente o abrir más pastelerías?
—Más
pastelerías Sugar Dancer. — Jaejoong tiró de su labio inferior con los
dientes—. Aunque no por algún tiempo. Pero es lo que quiero hacer algún día.
Maldición,
acababa de volverse más caliente para Yunho. Un hombre como Jaejoong con
ambición significaba que no estaba buscando a un hombre para rescatarlo.
Jaejoong
no necesitaba un príncipe azul para cuidar de él.
Jaejoong
cuidaba de sí mismo.
—También
quiero desarrollar una línea de artículos pre envasados que la gente pueda
hornear en casa. Mi idea es que me gustaría hacer videos educativos guiándolos
a través del proceso de hacer los platos. Los videos serán accesibles de forma
gratuita en mi sitio web.
—Hmmm.
—Había estado pensando seriamente en esto.
—Ana
y yo vamos a filmar algunos videos instructivos para cosas como decoración de
tartas, consejos para el hogar, cargar algo de esto en el sitio Sugar Dancer y
ver si generan algún interés. — Jaejoong arrugó la cara—. Estoy divagando. —Se
inclinó hacia delante, puso su vaso de agua en el soporte.
Yunho
tironeó su espalda contra su brazo.
—Estás
entusiasmado y me gustaría oír más. Dime los lugares en que estás pensando para
abrir más pastelerías.
La
incertidumbre brilló en sus ojos.
—Cuidado,
bebé. No quieras retirarte, pensando que voy a tratarte como tú familia. —Odiaba
esa mierda. Jaejoong era sexy como el infierno cuando se puso de pie para él.
Pero cuando se retiró, perdió el dominio sobre su temperamento, y le plantó
cara, desafiándolo.
Sus
dudas se aclararon.
—Cierto,
eres un bravucón.
—Te
encanta. Sin mentiras, Jaejoong. Te enciende cuando puedes luchar.
Yunho
unió sus dedos.
—No
tienes que tener cuidado conmigo.
—¿Como
contarte mi fantasía de spanking? Eso no fue cuidadoso.
Su
voz suave se abrió paso derecho a su ingle. Después de dar un estirón a sus
manos unidas reposando en su muslo, tomó una respiración para calmar su
lujuria.
—¿Qué
fue entonces?
—Revelador.
Mostré algo sobre mí con lo que todavía no estoy del todo cómodo.
—¿Cuál
es esa? —Quería saber, incluso más de lo que quería explorar el deseo de Jaejoong
de recibir nalgadas.
Sus
hombros se elevaron con gracia.
—La
parte de mí que quiere dejar de lado el control estricto que he tenido sobre mí
mismo.
Maldición.
Una aguda lujuria rivalizaba con un montón de emociones que Yunho no quería
examinar.
—Todo
lo que tienes que hacer es pedirlo. Si haces eso, voy a asumir el control y
cuidar de ti. Pero solo cuando estés listo. —Dios, se haría cargo de Jaejoong,
lo llevaría a alturas que nunca habría imaginado.
Tenía
que detenerse. Ahora. Antes de que se olvidase de lo jodidamente importante que
era esta noche.
—Pero
por ahora... —luchaba por mantener su voz controlada— ...tenemos que volver a
hablar sobre tu trabajo. O voy a atraparte en mis brazos.
Y
no se detendría allí. Pensó. ¿De qué estaban hablando específicamente? Oh,
cierto.
—Háblame
acerca de los lugares en que estabas pensando.
Durante
unos segundos, sus ojos se llenaron de emociones cambiantes. Luego Jaejoong se
relajó.
—Para
comenzar me gustaría ir a los lugares más importantes para abrir una segunda
pastelería Sugar Dancer.
—¿Por
qué? —Quería saber su argumentación—. ¿No te darían las áreas más pequeñas una
mejor posibilidad de llamar la atención?
—Sí,
a pequeña escala. Pero si quiero obtener mayor atención para crear una marca,
necesito lugares de alto perfil. El hecho de que son ciudades que marcan
tendencia puede funcionar para mí. Y además son áreas gourmet. Eso me daría
mucho más acceso a tener personal capacitado, etc. Una vez que consiga mejorar
la puesta en marcha, entonces puedo expandirme hacia el exterior. Tengo mucho
que aprender antes de llegar allí, sin embargo.
—Los
gastos generales serían mayores en las áreas metropolitanas. La competencia
feroz. —Yunho manejaba los desafíos de manera frontal.
Y si
Jaejoong quería hacerlo, podía ayudarlo.
Sus
ojos adquirieron el mismo brillo que Jaejoong tenía cuando estaban combatiendo
y lo presionaba a trabajar duro.
—Es
cierto que los riesgos son mayores, pero también lo son las recompensas. Si Ana
y yo podemos crear un buen revuelo con los tráiler, tener éxito con el show de
pastelería, entonces puedo construir sobre eso. Para el momento que me expanda,
voy a tener eso a mi favor.
Jaejoong
realmente había pensado en ello.
—Puedo
ayudarte a lograr tu sueño. Tengo contactos para conseguirte esos shows, así
como también ayudarte a levantar el perfil de tu panadería. Necesitarás capital
para…
Sacudiendo
su cabeza, Jaejoong retiró la mano.
—No.
Gracias, pero no.
Manteniendo
su mano sobre la suya, lo intento nuevamente.
—Jaejoong
tengo una división de entrenamiento físico en SLAM que me da excelentes
recursos económicos…
—Por
supuesto que no. —Dejó de tenderle su mano y lo miró—. Aprecio la oferta, pero
tengo que aprender cómo expandir y gestionar múltiples empresas, no tener a alguien
más haciéndolo todo por mí. Tú estás haciendo bastante con enseñarme a luchar y
conquistar mis ataques de pánico. Eso es clave. Si no puedo vencerlos, entonces
no voy a lograr el resto.
La
satisfacción se desplegó en su pecho, sorprendiéndolo. De verdad quería ayudarlo.
Lo había hecho por sus otros acompañantes. Pero Jaejoong no quería su dinero o
poder. Lo quería a él y las lecciones de defensa personal que pudiera darle.
—Además,
tengo un inversionista.
Yunho
se puso rígido.
—¿Quién?
—Mi
hermano. Dijo que si me expando, tiene algo de dinero que puede invertir y
servir de avalador de un préstamo.
—¿Changmin?
—Mientras sus padres y Ryu Jin trataban a Jaejoong con vergüenza como si
tuviese daño cerebral su hermano parecía más solícito.
—¿Cómo
sucedió eso? —Hasta donde Yunho sabía, Jaejoong no había visto a su familia.
—Quería
hablar con él acerca de Ryu Jin.
Yunho
escuchó mientras Jaejoong le relataba la conversación con su hermano.
Jaejoong
terminó con:
—Casi
me acobardé y no le digo mi teoría. No quería verlo observarme como mis padres
lo hacen.
—Entonces,
¿qué te hizo arriesgarte?
—Porque
si no lo hacía, y algo sucedía, ¿cómo viviría con esa culpa?
Yunho
no tenía una respuesta. Su sentimiento de culpa por Mi Ja lo tenía ahogado por
casi catorce años.
* * *
¿Qué
clase de bodega tenía una jaula para las artes de combate marciales mixtas
dentro de un enorme edificio con cúpula?
Jaejoong
se permitió uno o dos sorbos de vino, luchando por no sentirse fuera de lugar.
El traje negro de Yunho acentuaba su poderoso cuerpo, mientras Yunho fácilmente
dominaba la habitación entera con su presencia, incluso desde el interior de la
jaula octogonal.
Otros
cuatro hombres vestidos con trajes y miradas de muerte, estaban dispersados a
sus espaldas.
—El evento
inaugural Caged Thunder, los Pro vs Amateurs Slam, será de carácter
privado y exclusivo. No será televisado o grabado en cualquier modo. Este es un
evento único en la vida, y solo para unos pocos elegidos. Los aficionados que
entren en la jaula tendrán su oportunidad para un contrato de representación
por parte de SLAM. Será arriesgando sus propias vidas contra estos auténticos
luchadores.
Yunho
dejó caer la mano que sostenía el micrófono, su mirada escaneando la multitud
desplegada en los asientos del estadio personalizado.
Jaejoong
contuvo el aliento al ver el otro lado de Yunho.
El
intérprete público y el luchador que había luchado en frente de miles de
personas. Sabía cómo manejar una multitud. Jaejoong se inclinó hacia adelante
en su asiento, tan cautivado como todos los demás en la sala.
—Esta
noche, estamos subastando un centenar de entradas. Una vez que las entradas se
agoten, no habrá más disponibles para este evento exclusivo. Pueden hacer sus
ofertas con mi asistente, Liza… —señaló con un gesto hacia la mujer a unos
metros de él— ...esta noche hasta la medianoche. Todos los ingresos irán a
Combatientes a Mentores (programa de la asociación internacional de lucha). No
habrá costos administrativos. Rolling Thunder Winery y SLAM Inc están cubriendo
eso.
Yunho
rápidamente presentó a los combatientes que irían cada uno contra dos
luchadores amateurs. El premio final, si alguno de los combatientes era lo
suficientemente bueno, era un contrato para ser representado por SLAM inc.
—Liza
les explicará cómo hacer sus ofertas. —Yunho entregó el micrófono a su
ayudante.
Jaejoong
apenas escuchaba, fascinado con Yunho mientras saltaba de la jaula y de
inmediato fue tragado por un enjambre de gente tratando de llamar su atención.
Al
perderlo de vista, bajó la mirada hacia su vino, era un blanco impecable, pero
no podía recordar exactamente de qué clase.
Sus
pensamientos estaban llenos de Yunho. Era impresionante, imponente, haciendo
uso de su energía como una segunda piel.
Jaejoong
estaba tan fuera de su zona de confort aquí. Sin embargo, en la limusina, había
estado lo suficientemente cómodo para hablar con él acerca de sus sueños para
su pastelería y su fantasía de spanking.
Lo
hacía sentir seguro y capaz, no tonto por soñar o depravado por tener una
fantasía. Jaejoong fortaleció su resolución. Si podía manejar el hablar con Yunho
de ese modo, podría controlar este evento.
Perdió
su interés en mirar fijamente su vino cuando un par de mocasines hechos a mano
de cuero negro entró en su línea de visión.
Lentamente,
escudriñó desde los pantalones perfectamente drapeados y caderas estrechas,
hacia la camisa de seda negra cubierta por una exquisita chaqueta.
Bajo
las luces fuertes, su cara le cautivó, haciéndolo querer acariciar el contorno
áspero de su mandíbula, seguir el rastro de sus dos cicatrices, una a través de
la ceja era apenas visible que la de su boca.
Palabras
como lindo no van en la misma frase que Yunho. Impresionantemente guapo de una
manera poco regular funcionaba. Pecaminosamente sexy. Convincente y peligroso.
Yunho
lo miró como si no hubiera nadie más en la habitación.
—¿No
te gusta el vino?
Concéntrate.
—Es
muy bueno.
—No
lo estas bebiendo.
—Tristemente,
la cosecha no combina bien con mi cojera.
Yunho
se inclinó, apoyando las manos sobre los brazos de su silla.
—¿No
acabamos de hablar acerca de ti queriendo liberarte? Tú no vas a caer mientras
estés conmigo.
Sus
ojos acaramelados le quemaban. Lo hacían sentirse seguro, protegido y sexy. Le
hicieron querer dejar de preocuparse por su pierna y de avergonzarlos a ambos
por un segundo. Su corazón repiqueteaba pesadamente. Estar tan cerca de Yunho
aumentaba la intensidad de su pulso.
—No
puedo. —Lo había hecho bien hasta ahora, pero no iba a arriesgarse a tropezar y
caer. O tener un ataque de pánico. Era importante para Jaejoong no avergonzarlo
esta noche.
—Tú
puedes. —Cubriendo sus manos con las suyas alrededor de la copa, dijo—: A menos
que necesites hacerlo. Me gustaría darte de beber el vino a través de mi boca.
Jaejoong
apretó los muslos ante el calor que salió disparado como un rayo recorriéndolo.
—Es
un farol. Hay por lo menos un centenar de personas aquí.
Su
mano se cerró sobre la de Jaejoong y tiró de la copa de sus dedos.
Tomó
un trago profundo, pero la larga columna de su garganta no se movió.
Lentamente
bajo el vaso y se acercó a Jaejoong. Cuanto más se acercaba a él, menos se
quería resistir. Más ansiaba dejarse ir. La seducción de confiar en Yunho lo
derritió. Cuando estaba a solo un centímetro de él Jaejoong hundió los dedos en
su propio muslo para ahogar sus gemidos de deseo.
Un
ligero rubor causaba que la cicatriz de la boca se viese blanca e irregular.
—¿Yunho?
Una
voz femenina sensual rompió el momento.
Los
ojos de Yunho se estrecharon y sus fosas nasales se dilataron.
Por
un momento súbito, Jaejoong pensó que iba a ignorar la voz para darle de beber
su vino. Y se lo permitiría.
Entonces
Yunho tragó, se apartó hacia atrás y se levantó en toda su estatura.
Le
entregó la copa de vino a un camarero y se enfrentó a la mujer.
—Paloma.
Jaejoong
tomó aire y cerró la boca mientras una mujer en un vestido rojo fuego que
apenas rozaba sus delgados muslos puso su mano sobre el brazo de Yunho.
—Ha
pasado un largo tiempo.
Yunho
tomó la mano de Jaejoong y le ayudó a ponerse de pie.
—Este
es Jaejoong Kim.
—Encantada
de conocerte. —Las palabras fluyeron en piloto automático, mientras que el
cerebro de Jaejoong gritó: ¡Paloma la cantante!
Su
marca distintiva, el cabello rubio caía como una reluciente lámina a la cintura.
Ella esbozó una sonrisa.
—Es
un placer, Jaejoong. Estás con Yunho esta noche, ¿supongo? —Abierta curiosidad
brilló en sus suaves ojos marrones de corderillo.
—Sí.
—Yunho colocó la mano en su codo—. He oído que tienes un nuevo CD que saldrá
pronto.
Su
sonrisa se ensanchó, y se balanceo ligeramente sobre sus tacones de aguja.
—Es
increíble. No puedo agradecerte lo suficiente por toda tu ayuda.
—Encantado
de hacerlo. Disfruta tu noche. —Yunho guio a Jaejoong hacia una puerta—. Vamos
a cenar y terminar con las obligaciones, así puedo tenerte solo para mí.
Jaejoong
apenas notó el aire frío mientras salían.
—Paloma
fue tu acompañante. —Jaejoong hizo una mueca tan pronto como las palabras
salieron de su boca.
Maldita
sea, no importa.
—Por
un tiempo, sí.
Entonces
es un asunto de hecho.
—Tú
la ayudaste con su carrera.
—Es
lo que ella quería de mí.
No
era lo único. La imagen de Yunho desnudo con Paloma, con cualquier otra
mujer u hombre, tocándolos como Yunho había tocado a él, su estómago ardía ante
la idea. Oh mierda, esto era una mala señal. Los celos eran palpables, y
marcada como una propiedad cuando nadie poseía a Yunho.
Se
armó de valor ante la desagradable vena de posesividad, se centra en Kang Joon
que mantenía la puerta abierta de la limusina. Una vez sentado, le preguntó:
—¿A
dónde vamos?
—Thunder
Cage Stadium en la sección de Rolling Thunder Winery. Estaremos cenando en la
sala de degustación de vinos allí. Tan solo es un minuto en auto.
Aún
recuperándose de las emociones que Paloma había despertado en él, Jaejoong
busca algún otro tema de que hablar. Finalmente se decide por lo que Yunho
había mencionado cuando estaban en la jaula.
—¿Qué
es eso de Combatientes a Tutores?
—Justo
lo que suena. Es una organización donde los combatientes, muchos de ellos ya
retirados, se convierten en tutores de chicos.
Jaejoong
lo miró fijamente, pensando en esos años mientras crecía, muchos de ellos en
casas de acogida.
—¿Eres
un tutor?
—Hago
un poco de tutoría. Cuando tengo tiempo, paso un rato con dos chicos, Robert y
Kevin. Ayudo un poco a otros chicos. Pero algunos de estos chicos hacen un
infierno peor, como Young Jae... —Guarda silencio y se aleja. Sus dedos se
clavan en sus muslos.
Yunho
es solitario, permitía a pocas personas que se le acercaran y nunca dejaba que
su dolor saliera. Jaejoong envolvió sus dedos alrededor de su mano rígida y
tira de Yunho hasta que lo acuna entre sus manos.
—Lo
estás haciendo de nuevo, ¿verdad?
Jaejoong
lo miró.
—¿Consolarte?
¿Ser amistoso? Sí.
Entrelazó
sus dedos con los de Jaejoong.
—Si
continuas con mierdas como esas, ya no seré capaz de dejarte marchar. Nunca.
***
Lidia Tun Mex. Gracias a ti y que bueno que te este gustando.
Katherine Miranda. Gracias también a ti es lindo saber que siguen aquí.
Yunho Kim. Fer me volví a tardar un poco pero veras es difícil para mi actualizar, y gracias por desesperar eso quiere decir que hago un buen trabajo. Pero aquí sigo lenta pero segura.
LAURA CAMPOS GARCIA. Muchas gracias a ti por leer, de verdad.
Reina Sandoval. Que bueno que te siga gustando es genial para mi leerte.
el Jae es celoso pero no debería de serlo si yunho solo lo quiere a el y las de mas son historia
ResponderEliminarGracias me encanta y si que haces un buen trabajo de verdad Gracias por compartirlo con todas nosotras vale la pena la espera
Jae se puso celoso de Paloma ese es una clara señal de que quiere mucho a Yunho,Jae tiene grandes proyectos y sobre todo el lo quiere hacer solo sin la ayuda de Yunho.
ResponderEliminarGracias por actualizar
Es bueno saber qué los dos se quieren pero no estan seguro de estar juntos ya que Yunho tiene miedo a sufrir ya que el perdio a su hermana y no quiere que le pase nada a Jaejoong pero también se da cuenta del miedo que tiene Jae que no quiere arriesgarse mucho porque no quiere sufrir más gracias Patricia por este capítulo que cada día se pone mas interesante esperare el siguiente con ansias
ResponderEliminarAunque no quieran complicaciones ya las tienen
ResponderEliminarSe quieren pero a ambos están asustados de “esto"
“Esto ya no es para pasar el “momento" ya es amor...
Gracias
Pues Jae acaba de descubrir que tampoco te quiere dejar marchar... Ya sintió celos de paloma... Así que imagínate Yunho que tan profundo ya llegaste en Jae...
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