Mi lista de blogs

Nada mas que una noche: Capitulo 1


NADA MÁS QUE UNA NOCHE




Esta es mi alma que grita.

Yunho, sanas tus heridas convirtiéndote en papel.

Ellos están en mí y yo en ellos.

Concretamente en él.

Y en ella está él, por eso a él se la dedico.

Le agradezco por todo lo que vivimos,

Que sirvió de inspiración, como mi vida.

Y aunque quizás hoy él ya no me recuerde,

Le pido perdón.




“Precisamente porque el destino

Es inmutable, la suerte depende de

Nosotros mismos”.

 André Maurois













Capítulo 1


PARADÓJICAMENTE el destino es ese algo inmutable al que, sin embargo, una sola decisión, un solo instante, pueden cambiar para siempre. Y aunque depende de otros, nunca deja de depender de nosotros mismos.

El único testigo de todo aquello, siempre sería el viento.

Corrían las tres de la madrugada cuando el moreno entró a la habitación de los hijos de su novia. Tenía dos para elegir, pero tuvo que elegirlo a él.

En contraposición con los presagios de la madre, Jaejoong había resultado mucho más hermoso que Karam, y también era mayor. Según el juicio del moreno en ese momento de la noche, de la bebida y de las drogas, sus dieciséis años le habrían otorgado mayores atributos que a su hermano, cinco años menor. O al menos pensaba que los hallaría desarrollados en el punto justo en que harían bullir su instinto sexual.


Se introdujo en el cuarto a hurtadillas, con las risas de sus amigos como testigos enmudecidos por un par de manos sobre las bocas mullidas. Jaejoong dormía en su cama y su hermano, en la otra.

Una grotesca mano de hombre cubrió la boca de Karam. El muchacho, con sus cabellos castaños muy enredados, se retorció. Cuando pudo abrir los ojos, encontró que un sujeto de rostro desconocido se hallaba sobre su cuerpo y le impedía moverse. Desvió la mirada: Lee se establecía sobre la cama de su hermano.

Jaejoong despertó. Al ver al novio de su madre sobre su indefenso cuerpo, intentó gritar, pero pronto un golpe lo obligó a guardar silencio. Además, era tanto el horror que no le salía la voz.

El viento lo ayudó a recuperar el sentido. Distinguió por fin, o por desgracia, el rostro del hombre que se desprendía el cinturón sobre su cuerpo adormecido y que luego le bajo el pantalón de la pijama.

—Si no te dejas… sabes lo que voy a hacer con tu madre, ¿no? —rió, y él se vio obligado a callar.

El viento que se escabullía por la ventana abierta meció con violencia la cortina color azul marino y luego su cabello, negro como la noche, en ese momento enmarañado.

Él se bajó los pantalones y le quitó la ropa interior. Después le cubrió la boca con la otra mano e intentó salirse con la suya, pero Jaejoong luchó para gritar de nuevo y esta vez lo consiguió. Tras el grito, los pulmones le negaron el aire, el miedo se hizo presa de su cuerpo y se desmayó.

Cuando Lee Jung se dio cuenta de que estaba a punto de penetrar un cuerpo inerte, se apartó, se subió los pantalones asustado, pensando que quizás el chico había muerto del susto, y se retiró por la ventana por la que había entrado. Lo mismo hicieron sus dos amigos, quienes al menos no pretendieron abusar de Karam, siendo que la escena los había dejado sedientos de algo más. Al parecer Lee había sido lo suficientemente decente como para dejar bien claro que él sería el único con acceso al cuerpo de el hijo mayor de su novia.

Karam, que había observado la agresión a su hermano con ojos angustiados, se levantó. Se arrodilló junto a la cama de Jaejoong, lo movió con desesperación y esforzándose consiguió que se despertara. Entonces se hundió en el hueco de su hombro, sollozando la inocencia que se le iba de las manos. Jaejoong, que ahora estaba sentado sobre el colchón húmedo, le acarició el cabello con resignación. Aquella fue la última vez que los hermanos se dieron un abrazo. Era la primera vez que un novio de su madre intentaba aprovecharse de su juventud y de su belleza.

Lee Jung había observado a Jaejoong con deseo desde el primer día que Hyun Young lo había llevado a su casa en los monoblocks. Ya en la mesa navideña, el moreno no le había sacado los ojos de encima: el cabello negro le enmarcaba el rostro blanco y angelical, matizado con unos pómulos y labios rosados exquisitos y unos ojos grandes rasgados y negros cual prado de la Antigüedad. Su cuerpo bien formado ya contaba con nalgas formadas, una estrecha cintura y tenía en sus movimientos un encanto enigmático y dócil. Difícilmente lucía como una criatura del bajo mundo, más bien se parecía a un hombre de la realeza.

Lee gozó viéndolo traer una bandeja con pollo en Nochebuena, la primera que pasaba junto con los hijos de su novia. Jaejoong le parecía una figura de ensueños, con sus vaqueros muy ajustados y una blusa sin mangas que le dejaba los hombros al descubierto y ayudaba a que su pecho se asomara tímido por el escote recatado. Todo él era un pequeño hombre, vergonzoso y callado, bello y responsable. Sin dudas, todo una divinidad.

A partir de esa noche, el moreno se convirtió en la pareja estable de su madre. Hyun Young había sido alguna vez una mujer muy bella y también muy desprejuiciada. Mientras terminaba la escuela secundaria a los dieciocho años, se había enamorado, o más bien encaprichado, con su profesor de Historia: Kim JunHawn.

JunHawn era un hombre de treinta años, atractivo y bien parecido, que pasaba su tiempo libre en obras de caridad. Solía trabajar en escuelas marginales, como el colegio al que asistía Young. Era un hombre honesto y bueno, tan bueno que el ayudar a los demás era su prioridad en la vida, por eso era pobre. Era pobre en cuanto a dinero, pero terriblemente rico en amigos.

Un día Young consiguió que el la invitara a su casa. Se suponía que leerían juntos acerca de mitología, tema que, arguyó ella, le interesaba sobremanera. Ambos sostendrían en secreto el encuentro, ya que estaba prohibido mantener cualquier tipo de vínculo entre alumnos y profesores fuera del horario escolar. Después de todo, quedaba apenas un mes de clases, luego Young habría terminado la escuela, y él no quería ser como la mayoría de los profesores: JunHawn deseaba con el alma que sus alumnos adquirieran un mejor estilo de vida, y eso resultaba imposible conservando la educación entre los inflexibles muros de una escuela.

Pasaron un mes reuniéndose los sábados, conversando la tarde entera de dioses y monstruos, mitos y teorías antiguas sobre la formación del mundo moderno y de las cosas, entre los libros y los apuntes que él solía tomar cuando estudiaba en la Universidad Nacional.

Jaejoong nunca supo si su madre lo había amado realmente o si solo había querido satisfacer un capricho adolescente — ¡y vaya que se lo cuestionaba!—, pero sin dudas él se había enamorado como un loco de ella. Tanto que una lluviosa tarde de sábado, una semana después de que las clases habían acabado, el profesor y la ex alumna hicieron realidad sus fantasías en ese pequeño apartamento donde reinaban el aroma y el desorden que solo pueden caracterizar a un profesor de alma, a un amante de la historia y del arte, y a un hombre íntegro. Muy diferente, por cierto, del resto de los hombres que habían desfilado, antes y después de él, por la vida de Young.

Tras unos pocos encuentros románticos, Young quedó embarazada y JunHawn se casó con ella, aun en contra de la voluntad de sus padres, que la veían menor y ligera. Los Kim siempre habían intentado persuadir a su hijo de que cambiara su estilo de vida, de que aprovechara la pequeña fortuna familiar forjada por generaciones de médicos y se dedicara a otra cosa, pero JunHawn jamás había hecho caso. Amaba el pasado. Lo amaba porque era el presente y era el futuro, y su pasión por la historia y por el arte lo había convertido en un apasionado en todos los ámbitos de su vida.

Después de tres años y medio de matrimonio, JunHawn partió una mañana a su trabajo en la escuela a la que había asistido Young. En el corto trayecto en colectivo, dos hombres lo habían asaltado y, quizás por robarle unos pocos pesos o por un ajuste de cuentas equivocado —que no era nada extraño en un barrio como el del colegio—, JunHawn había perdido la vida en manos de aquellos dos extraños de rasgos extranjeros que nadie jamás encontró.

Así había sido Young con JunHawn, pero con Lee Jung era muy diferente. Él gastaba el dinero de su pensión, la que Young cobraba tras la muerte de JunHawn, en alcohol y drogas; y ella ni siquiera le exigía alimentos para su pequeño hijo Changmin.

La muerte de JunHawn quedó en el pasado, así como la fatídica noche en que Jaejoong había conocido el inicio de un acto sexual mediante un secreto intento de violación. Sin embargo, Lee jamás había podido tocarlo de nuevo. Después de aquella madrugada, Jaejoong se había dedicado a practicar todo tipo de deportes que le confirieran una posibilidad de autodefensa, y había conseguido el respeto y el temor del hombre.

Se había transformado en un hombre que le temía a muy pocas cosas en realidad, ni siquiera a los hombres. Solo un viento suave y noctámbulo lograba aún provocarle algún escalofrío en la espalda, tal vez temiendo que ese testigo silencioso hablase.


* * *


Nueve años después de la fatídica noche.

«Tengo que reclamar las telas a Seo», se repetía Jaejoong en la mente mientras subía las escaleras, atestadas de personas que fumaban y conversaban entre sí.

Como se había quedado trabajando en su tienda inaugurada hacía apenas tres meses hasta tarde, llegaba a casa en un horario poco habitual.

No había rastros de su familia. Ante una noticia tan grata, se dirigió a la cocina, abrió la canilla y se sirvió un vaso de agua. Pero su paz interior no duró demasiado, se vio perturbada cuando unos dedos calientes le rozaron sin querer queriendo el antebrazo. Con clase y a la vez cierta advertencia en la voz, ordenó:

—No me toques.

Del mismo modo clavó la mirada negra en los ojos de su oponente, negros como su conciencia. Lee lo observó un momento y después, respetando su seguridad y su belleza, apartó los dedos. Jaejoong volvió a lo suyo. También él.

DESCRIPCIÓN                                                   SIGUIENTE

17 comentarios:

  1. Aigooo este fic suena inetresante continualo please
    me gusta tu forma de narrarlo XD

    ese lee jung es un maldito asqueroso
    conti conti XD

    ResponderEliminar
  2. Me encanta!!!!!
    me acaban de pasar este blog y ya me enamoro este fic *-*

    Estúpido y mañoso lee jung ㄱㄱ

    ResponderEliminar
  3. debido a que me lo pasaron hace unos dos días lei ayer juju, hermoso, bastante interesante y Jaejoong tiene una vida dificil, ire a comentar el siguiente :D
    por cierto ese hombre lee merece morir eishh viejo asqueroso

    ResponderEliminar
  4. o,,,,,,l se lee interesante continuare leyendo >,,,,,<

    ResponderEliminar
  5. dios, bendito por un momento creí que ese hombre abusaría de jae..

    gracias por el fic

    ResponderEliminar
  6. uy qué bueno pinta ésto.

    seguiré leyendo, muchas gracias

    ResponderEliminar
  7. me ha gustado!! pobre jae, que vida tan difícil!!!

    ResponderEliminar
  8. Queeeeeee desgraciado ese sujeto como se atreve a tratar de abusar de Jae, que jamas se atreva a volver a intentarlo. Solo espero que pronto aparezca Yunho para que defienda a su Jae.

    Voy a serguir leyendo la continucion para ver como transcurre la historia que pinta interesante. bye.

    ResponderEliminar
  9. Me gusta la trama de este fic... Se ve muy interesante,,.
    La verdad q que hombre tan despreciable es ese lee jung en serio
    Continuaré leyendo el fic para ver como va la historia.. ^^

    ResponderEliminar
  10. uff...!!! de la que se salvo jaejoong como la mama de jaejoong puede estar con ese bastardo pervertido :(

    parece que esta historia va estar interesante *w* ...
    continuare con la lectura.. ;)

    ResponderEliminar
  11. Pobre de los bellos niños, que hombre mas asqueroso, esta historia esta muy buena seguire leyendo ^^

    ResponderEliminar
  12. Ahhhh asqueroso hombre o.ó!!! Gracias a Dios a la mera hora JJ no salió lastimado físicamente (aunq si psicológicamente T-T)

    ResponderEliminar
  13. Ahhh asqueroso hombre o.ó!!! Gracias a Dios JJ no salió lastimado físicamente (aunq si psicológicamente T-T)

    ResponderEliminar
  14. que interesante, Jae tendrá que defenderse como puede del tal Lee, ojala nunca cumpla sus propósitos -
    Gracias

    ResponderEliminar
  15. Pobres!!! Espero Karam no tenga trauma también!!! :(

    ResponderEliminar
  16. wooo esta muy interesante. Me confundi un poco con lo de Karam y Min, osea que tienen tres hijos? ahh en fin, me gusta que Jae no sea tan debil.
    Gracias por compartir.

    ResponderEliminar
  17. Que bueno que no pasó nada más horrible, aunque tan so el intento ya es traumante suficiente.

    ResponderEliminar

Thief: Capítulo 16

Capítulo 16 Presente   Dejo a Jaejoong en su oficina. En el camino hacia allí, apenas me dice dos palabras. Después de lo que acababa ...