Capítulo 7
El pasado
Conduje a un sombrío Karam
a la clínica el sábado en la mañana como estaba programado. El día era
apropiadamente deprimente y él miró fijamente por la ventana la mayor parte del viaje, haciendo
un comentario de vez en cuando
acerca de una tienda que pasábamos o un restaurante al que Yunho lo había llevado.
Me estaba preguntando si él era capaz de hablar de cualquier otra cosa que no
fuese Yunho cuando él señaló una valla publicitaria de Calvin Klein y dijo que Yunho
era mucho más sexy que el hombre modelando la ropa interior. Me lo imaginé en
sus bóxeres dando vueltas en la piscina y de repente me sentí mareado. Lo era. Asqueroso cabrón fecundador de novio.
La clínica era lujosa,
definitivamente no uno de esos sombríos lugares dentro de la ciudad que está
escondido en una tienda. Este era el lugar donde los niños ricos venían a
deshacerse sus indiscreciones.
La sala de espera estaba
llena de muebles de gran tamaño y arte enmarcado. Elegí un asiento en el rincón
más alejado y me quedé mirando intensamente a un matero de macramé mientras Karam
hablaba con la recepcionista. Él vino a sentarse a mi lado mientras llenaba un
montón de formularios. El chirrido del lapicero sobre el papel era el único
sonido en la sala. Antes de que la enfermera lo llevara a la parte de atrás, me
miró con los ojos enormes y dijo:
— ¿Crees que estoy
haciendo lo correcto?
Un nervio en mi ceja comenzó
a crisparse. Yo sólo era el conductor. No quería ser su entrenador de
conciencia. Si le decía que “no” nos iríamos de inmediato de aquí, él estaba
buscando una razón para irse, y si le decía que “sí”... bueno... eso me hacía un
cómplice.
Pensé en Yunho. Él haría
lo correcto y se casaría con él si conservaba el bebé. Ellos probablemente
estarían divorciados en cinco años. Un hogar roto, corazones destrozados... yo
sin él. Tragué con fuerza.
—Absolutamente, sí —dije
asintiendo.
Él sonrió ampliamente y
tomó mi mano.
—Gracias, Jaejoong —dijo
apretando. Saqué mis dedos suavemente y metí mis manos debajo de mi bolso.
¡Oh Dios mío, oh Dios mío, oh Dios mío!
Se puso de pie para irse
y tuve el impulso de agarrarlo de la mano y correr hacia el auto. ¿Qué estaba
haciendo? ¡Yo podía hacerlo cambiar de opinión! Él dio un paso, dos, y el
momento de bondad pasó, secuestrando mi conciencia a su paso. La enfermera guió
a Karam a través de un conjunto de puertas dobles y luego se había ido. Me sentí
enfermo... como si toda la sangre en mis venas se hubiese convertido en
vinagre. ¿Qué había hecho? ¿Y por qué? ¿Él? ¿Realmente pensaba usar esta
información para conseguir lo que quería? Me mecí hacia adelante y hacia atrás
con mis brazos envueltos alrededor de mi vientre.
— ¿Estás bien? —preguntó
la recepcionista, mirando alrededor del bloque de vidrio esmerilado tras el
cual se sentaba.
—Algo que comí —dije.
Ella asintió como si
entendiera y me indicó la dirección del baño. Me escondí en el cubículo para
discapacitados durante treinta minutos con mi espalda apoyada contra la puerta,
convenciendo a mi magullada conciencia de que todo esto era su elección y yo no
tenía nada que ver con eso. Cuando pasó el tiempo suficiente me deslicé de
nuevo en la sala de espera y me senté.
Hojeé un par de revistas
y me mordí las uñas. Otra chico llegó durante mi torturado tiempo allí. Parecía
tener unos dieciséis años y era escoltado por su madre, que estaba
escondiéndose detrás de un par de gafas oscuras. La madre corrió hacia la
ventana mientras su hijo se encorvaba en una silla y comenzaba a enviar
mensajes de texto en su teléfono, con los pulgares moviéndose como rápidas
máquinas sobre su teclado. Aparté la mirada. Mi madre me habría hecho
conservarlo. La recuerdo diciéndome: “Estaré
condenada si un hijo mío se aleja de su responsabilidad. Hazlo una vez y lo harás
para el resto de tu vida”. Realmente extrañaba a mi madre. Tal vez si ella
estuviera viva, yo no sería tan despreciable.
Una enfermera se acercó
a mí una hora más tarde, se inclinó para decirme algo en esos susurros que todo
el mundo seguía usando. Si hablamos en
voz baja tal vez no vamos a llamar la atención sobre lo que realmente está
pasando aquí.
—Karam está listo. Puede
estacionar su auto por la parte trasera para recogerlo.
Me estremecí. Ellos lo
estaban despachando por la parte trasera del edificio. Disimuladamente, como si
fuese mala basura. Salí corriendo y subí a mi auto contento de haberme librado
de ese lugar. Una enfermera estaba parada detrás de la silla de ruedas de Karam,
sus manos descansando ligeramente sobre sus hombros. Karam estaba pálido como
una patata pelada. Me sonrió cuando frené... una especie de aliviada sonrisa
que me hizo sentir incómodo. Salté del auto y corrí a abrir la puerta del lado
del pasajero.
Él no debe hacer trabajo
pesado ni ejercicio durante una semana —me informó la enfermera.
Asentí.
— ¿Estás bien? —le
pregunté cuando se deslizó de la silla de ruedas al asiento delantero.
Él asintió débilmente.
Me aparté de la acera
con la ansiedad irritando mi vientre.
Había logrado lo que me
propuse hacer, y ahora necesitaba alejar a Karam de mí lo más posible. Él me
hacía sentir culpable, un lujo que no podía permitirme mientras intentaba
robarle a Yunho.
Encendí la radio
mientras nos movíamos con cuidado por la autopista. Karam pasó la mayor parte
del regreso a casa mirando de nuevo por la ventana. Una parte de mí quería
preguntar lo que estaba sintiendo, si estaba triste o aliviado. Pero la parte
de mí que quería a Yunho, mantuvo mi lengua pegada al paladar. Estos eran negocios, me recordé a mí
mismo. Yo no estaba aquí para hacer un amigo.
Cuando los tejados
grises del campus aparecieron a la vista, las dos suspiramos de alivio.
Estacioné mi auto en frente del edificio y salté para abrirle la puerta.
— ¿Necesitas que te
ayude a llegar a tu habitación?
Sacudió la cabeza con un
“no” y se estremeció cuando la ayudé a salir de su asiento. Estaba pálido y sus
labios por lo general llenos parecían débiles y tímidos bajo de su congestionada
nariz. No era el Karam que apareció en el periódico de la escuela hace menos de
dos meses. Incluso su cabello estaba opaco y sin vida, colgado en grasosos
mechones alrededor de su rostro.
Él me abrazó antes de
arrastrar los pies hacia los ascensores. Lo vi pinchar el botón, inclinándose
débilmente contra la pared, envolviendo sus brazos alrededor de su torso.
Cuando el ascensor finalmente llegó, se volteó una última vez para saludarme
débilmente antes de subirse y desaparecer detrás de las puertas. Me dejé caer
contra mi auto repentinamente sintiéndome agotado. Decidí no volver a mi
habitación. Junsu estaría allí y cuando se trataba de mí, él era terriblemente
perspicaz. En cambio, conduje a un lugar para desayunar a unos pocos kilómetros
de distancia y me senté en el bar con un periódico que alguien había dejado
descartado afuera.
El artículo de portada
era sobre Laura Hilberson y la falta de pistas en su caso. El detective a cargo
del caso especulaba que la desaparición de Laura podría no haber sido un
secuestro y que toda la evidencia apuntaba a que Laura había desaparecido
deliberadamente. Sus angustiados padres estaban pidiendo que alguien se
presentara ante la policía con información.
Deseaba haberle prestado
más atención a la chica cuando compartía clases conmigo. Esos fueron mis días
pre-Yunho, cuando no me había importado nada sobre con quién estaba saliendo y
por qué. No parecía el tipo de chica que quisiera desaparecer. Ella era popular
y alegre, una estudiante de comunicaciones, según el periódico, que tenía
aspiraciones de convertirse en una presentadora de noticias. Me quedé mirando
la imagen granulada de ella y traté de imaginármela sentada detrás del
escritorio del presentador de las noticias de las seis. Ahora estaba en la
noticias de las seis. Me sentí triste por ella, dondequiera que estuviese. Algo
había ido terriblemente mal, secuestrada o no, y ahora era probable que Laura
nunca viese sus sueños convertirse en realidad.
Pensé en mis propios
sueños mientras mordía mi rosca de pan. Quería ser abogado y poner a la gente
mala en la cárcel. Ahora, yo era la mala persona porque estaba conspirando y
maquinando por un estúpido chico. Ni siquiera había pensado en mis sueños
últimamente. Era como si Yunho hubiese erradicado mi ambición y la hubiese
reemplazado con una lujuriosa obsesión. Dios, realmente iba cuesta abajo.
Terminé mi café y lancé el dinero sobre el mostrador. Si esta obsesión estaba
consumiendo mi ambición ahora, ¿qué pasaría si en realidad lo conseguía?
¿Estaría tan embelesado con Yunho que estaría satisfecho con ser su novio y
nada más? Eso significaría seguir los pasos de mi madre y ella me había
advertido contra enamorarme de un hombre antes de cumplir mis sueños.
Estaba a medio camino de
convencerme a abandonar mi obsesión por Yunho cuando llegué al campus.
Estacioné mi auto en un estacionamiento de sobrecupo de estudiantes y troté
hacia el edificio de mi dormitorio sintiéndome resuelto. Tenía que parar esta
estupidez ahora antes de que arruinara todo por lo que estaba trabajando.
Mientras subía las escaleras, oí voces haciendo eco desde rellano del tercer
piso. Reduje la marcha cuando me di cuenta de que una de ellas era la de Karam.
Él estaba arrullando, hablando con esa dulce voz delicada que los coquetos
avanzados utilizan para encantar a los hombres. Caminé lentamente tratando de
captar tanto de lo que estaba diciendo como podía.
—Hoy no. Tengo mi... ya
sabes...
Subí los últimos
escalones y giré en la esquina. Karam estaba de puntillas con los brazos
envueltos alrededor del cuello de Yunho. Estaban frente a frente y él lo estaba
mirando con adoración. Me detuve bruscamente y los dos se voltearon a mirarme.
— ¡Jaejoong! —dijo
sonando avergonzado—. Hola.
—Hola —dije mirando a Yunho.
Él miró a través de mí,
como si yo ni siquiera estuviese allí. Se volteó de nuevo hacia Karam. Ay. Karam estaba recién duchado, con el
cabello mojado. Lucía significativamente más arreglado que cuando lo había
dejado horas atrás. Se me ocurrió entonces. Yunho debía haberle insinuado el
sexo. Karam, que había recibido instrucciones estrictas de abstenerse de hanky-panky por los próximos catorce
días estaba tratando de disuadirlo con una historia sobre su período.
Arrastré mis pies
vergonzosamente. Karam tenía el rostro rojo y me miraba fijamente.
—Eh... —Señalé a la
puerta, que estaban bloqueando y levanté mis cejas para demostrar mi molestia.
—Oh, lo siento. —Karam
soltó una risita y haló a Yunho fuera del camino. Karam se aseguró de guiñarme
un ojo mientras yo me apretaba al pasar y me aseguraba de rozar la espalda de Yunho con mi brazo. Él se
apartó de un tirón de mi toque y yo
sonreí con satisfacción.
Imbécil.
Caminé rápidamente a mi
habitación con los débiles indicios de la ira empezando a elevarse en mi pecho.
¿Cómo Karam podía estar encima de él así, después de lo que acababa de hacer?
Metí de golpe mi llave en la cerradura y la giré con tanta fuerza que las
puntas de los dedos me dolieron por la violencia del movimiento. Horas después de
abortar a su bebé y él ya está envuelto alrededor de Yunho como tiras de queso.
Él era un idiota y yo tenía que tenerlo a él... tan simple como eso. Aprendería
a equilibrarlo con mi ambición. Podría tenerlos a ambos y lo haría. Irrumpí a
través de mi puerta con determinación y le dije a Junsu que se callara antes de
que tuviera la oportunidad de abrir la boca. Me tiré en la cama y fingí leer un
libro de texto. Para el final de la semana, la relación de Karam y Yunho
estaría hecha trizas y yo tendría mi segunda oportunidad.
o no Jae esta siendo todo un malote y sacando ese hombre negro que lleva dentro
ResponderEliminarpero Jae no es malo esta un poco dolido y celoso por que ve a el hombre que ama en brazos de otro y no en vuelto al rededor de el pero no desesperes Jae el regresara a ti solo esta que tu lo decidas por que el a de creer que Jae no gusta de Yunho o no es de su agrado pero cuando se enteré de que si lo es el regresara volando y muy feliz a tus brazos
Gracias
O.o jaejoong esta muy mal ciertamente el seria una especie de "complice" del aborto
ResponderEliminarOmg quiero mas mas muchas gracias estoy encantada con la historia .
❤😀😀😀😀
OMG no puedi creer que haya actu.....Gracias dios el aborto noooo jae xq espero todo mejore por fa vor un capo lo necesito gracias por regresar
ResponderEliminarPero que es lo que haces Jaejoong?? Sid Karam estaba realmente embarazado Jaejoong es cómplice del aborto que tuvo... como lo tomara Yunho cunado se entere?? Dioss creo que el único idiota aquí fue Jae :/
ResponderEliminarJaejoong o.o fue complice del aborto. Si yunho se llega a enterar no se lo va perdonar. Un hijo es un hijo y yunho tenia derecho de saber y decidir.
ResponderEliminarLa última decisión la tenia Karam y al parecer si saco cita es porque ya lo tenia claro las cosas pasa por algo pero bueno ahora Jaejoong esta sacando su lado maligno XD que hará para separarlos
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