Capítulo 5
Tengo que parar de soñar
despierto. He gastado demasiado tiempo pensando sobre el pasado y reviviendo
cómo nos conocimos. Estoy repentinamente consciente que estoy sentado detrás de
mi escritorio garabateando distraídamente en un documento que se supone que
debería estar transcribiendo a máquina,
y ésas horas han pasado.
Traje donas al trabajo y uno de los abogados de la firma está
revolviendo la caja consiguiendo ensuciarse con azúcar en su manga. Hizo su
selección y se posiciona al borde de mi escritorio golpeando un recipiente con
lápices. Me encojo, pero mantengo mis manos en mi regazo.
—Así que, ¿cómo está
yendo la escuela de leyes? —Ignora el desastre que hizo y muerde una gelatina.
Me imagino la pila de aplicaciones para la escuela de leyes en mi vestidor en
casa y suspiro. Ésta noche. Ésta noche, sería ambiciosa.
—Bien, gracias, Sr.
Gould. —No puedo soportarlo más. Tomo los lápices y los posiciono en el recipiente.
—Sabes, Jaejoong, un
chico con tu apariencia puede llegar lejos en este mundo, si juega bien sus
cartas.
Él está masticando con
la boca abierta.
—Bueno, yo esperaba que
mi talento y trabajo duro me llevara lejos en el mundo, Sr. Gould, no mi
apariencia.
Se ríe de mí.
Me veo a mí mismo
insertando un lápiz en su tráquea. Sangre. Habría demasiada sangre que limpiar.
Mejor no.
—Si alguna vez quieres
sobresalir en este campo, cariño, házmelo saber. Puedo instruirte todo el
camino hacia la cima. —Sonríe, me guiña un ojo, y mi radar para personas
desagradables se apaga. Odio que me digan cosas melosas, especialmente un macho
cabrío con uniforme a rayas.
— ¿Instruir? —pregunto
con falso entusiasmo.
El Sr. Gould, busca en
sus dientes, dándome un vistazo de su anillo de boda, lo que a él le gustaba
olvidar que simbolizaba fidelidad.
— ¿Debo deletreártelo?
—No —susurro aburridamente—
pero tendrás que deletreárselo a recursos humanos cuando les diga que me estás
acosando sexualmente—. Saco una lima de uñas de un cajón lleno de mierda y
empiezo limando mi pulgar. Cuando miro hacia arriba, su rostro ha ido de su
usual rojo tomate a una fea sombra de cagado de miedo.
—Siento que veas mi
preocupación por tu futuro como acoso sexual —dice, quitándose rápidamente de
mi escritorio.
Lo veo de arriba a
abajo, todo el camino desde sus hombros huesudos, que están sobresaliendo de su
traje Armani como dos pelotas de tenis, hasta sus lamentables pequeños pies.
— ¿Y si nos atenemos a
sólo conversaciones de trabajo y tú guardas tu preocupación por tu esposa… Mary
era su nombre, no?—Él se aleja, sus hombros rígidos. Odio a los hombres… bueno,
a la mayoría de ellos.
Mi intercomunicador
crepita.
—Jaejoong, ¿puedes venir
por un segundo? —Es Heechul.
Heechul es mi jefe y me
ama. Él es un genio en su propio derecho y un maldito buen abogado. Con un
índice de enjuiciamiento de un noventa y cinco por ciento, Heechul es mi ídolo.
—El Sr. Gould me ofreció
ayuda para avanzar en mi carrera —dije fríamente, caminando dentro de su
oficina.
— ¡Bastardo! —Golpeó tan
fuerte su escritorio que sus muñecos con cabezas movedizas saltaban a la
acción—. ¿Quieres presentar cargos, Jaejoong? Maldito bastardo con polla de
salchicha. Creo que está durmiendo con la jueza Walters.
Sacudí con mi cabeza un
“no” y me senté en una silla enfrentando su escritorio.
—Tú eres mi tipo de
asistente, chico, duro como una roca y ambicioso como el infierno.
Sonreí. Eso fue lo que
él dijo cuándo me contrató. Había tomado el trabajo sabiendo que él estaba un
poco loco pero sin importarme desde que él ha ganado casos.
— ¿Qué está pasando con
ése chico del que me estabas contando? —pregunta. Rasguña su nariz con la punta
del lápiz y eso deja un garabato en su rostro. Me sonrojo con tanta fuerza que
es una emisión inmediata de culpa.
—Sabes que eventualmente
él lo va a averiguar —dice, estrechando sus ya saltones ojos hacía mí—. No
hagas nada estúpido, puedes tener un infierno de demanda en tus manos.
Muerdo el interior de mi
mejilla.
No sé por qué le conté.
Me arrepiento ahora mientras él me mira con sus
penetrantes ojos.
—Lo sé —murmuro,
pretendiendo manosear los botones de mi camisa—. ¿Podemos sólo no hablar de eso
en este momento?
— ¿Qué pasa con este
chico? —dice ignorándome—. ¿Está bien dotado? Nunca he podido entender por qué
chicos lindos como tú van persiguiendo a los hombres. Deberías conseguir un
vibrador. Nunca volverás. Aquí, déjame escribir el nombre de uno bueno para ti.
—Garabatea algo en un post it amarrillo y me lo tiende.
—Gracias. —Miro a la
pared detrás de él y tomo el papel.
—Ningún problemilla. Te
veo luego, chico. —él movió la mano para que saliera de su oficina con su
regordeta mano, manchada de tinta.
Invité a Yunho a cenar.
Mismo perro, mismos trucos. Nuestro encuentro de café terminó abruptamente
cuando el chico con granos detrás del mostrador volteó la señal de cerrado en
la ventana y apagó las luces en el café. Nos habíamos levantado con pesar de la
mesa y vagamos hacia el exterior.
— ¿Puedo verte de nuevo?
—Estaba parado directamente en frente de un poste de luz y emitía un brillo
etéreo alrededor de sus hombros.
— ¿Qué harías si dijera
que no?
—No digas que no.
Fue otro de esos
momentos donde coqueteaba con mi consciencia y pretendía que por una vez iba a
hacer la cosa correcta.
—Ven a cenar —digo
bruscamente—. No soy muy buen como cocinero, pero, hey…
Lució sorprendido al
principio y luego sonrió.
—Me encantaría.
Y así fue como pasó.
Malo. Malo. Malo.
Antes de dejar el
trabajo, hago una rápida llamada al número en el final del anuncio de “Buscado”
de Dobson Orchard. El detective con quien hablo toma mi nombre y número y me agradece por la información.
Promete llamar si sabe algo. Luego llamo a mi restaurante Tailandés favorito y
ordeno una larga bandeja de curry rojo de vegetales… para llevar.
Pickles me está
esperando junto a la puerta cuando llego a casa, sitúo mis paquetes en el
mostrador y agarro una Coca Cola del refrigerador.
—Eres patético, Pickles
—digo, enganchando la correa a su collar—. Sabes que no tengo tiempo hoy para
esto.
Nuestros rapidito se
convierte en veinte minutos, Pickles voluntariamente me desobedece y se niega a
hacer pis cuando se lo ordeno. Para el momento en que llegamos a casa, tengo
treinta minutos antes de la prevista llegada de Yunho. Pongo el curry que
compré en una olla y lo meto al horno para mantenerlo caliente. Saco
brillo a dos copas de vino y luego le
quito el brillo a una copa de vino. Entonces saco todos los ingredientes para
hacer una ensalada y los alineo en orden alfabético en el mostrador.
Yunho llega cinco minutos
antes.
—Para ti —dice,
alcanzándome una botella de vino y una pequeña maceta con un arbusto de
Gardenia. Está floreciendo una sola flor blanca y me detengo para olerla.
—Ésta es mi flor favorita
—digo medio sorprendido.
— ¿En serio? Un golpe de
suerte.
Gruño.
Si él supiera.
Me distraigo tratando de
calmar a Pickles cuando está histérica tirándose a la pierna de Yunho. Cuando
se inclina para acariciarle la cabeza, ella ladra y sale corriendo.
—Es un tipo de cosa
“ella puede tocarte, pero tú no puedes tocarla” —le explico.
—Entonces es divertida,
justo como su dueño.
—No conoces a su dueño
lo suficiente para hacer esa afirmación. Sonrío.
—Creo que no.
Mira alrededor de mi
sala de estar, y r epentinamente me siento
avergonzado. Mi hogar es pequeño
y hay un montón de púrpura. Él ha estado aquí antes, claro, pero no recuerda
eso. Estoy a punto de explicar por qué no tengo cosas más agradables, cuando
sus ojos se alumbran.
—Solías tener el cabello
más largo —dice divagando sobre el collage de fotos en mi pared. Alcanzo y
atrapo una hebra de cabello de lo que ha quedado de él.
—Sí, en la universidad.
Necesitaba un cambio, así que corte 5 centímetros. —Aclaré mi garganta y me sumerjo en la cocina.
—Creo que empezaremos un
poco tarde la cena —digo, cogiendo un cuchillo, deteniéndome para mirarlo. Está
caminando de adorno, en adorno, inspeccionando todo. Lo miro coger un búho de
cerámica de la estantería. Le da vuelta y examina el fondo, luego gentilmente
lo deja donde estaba. Él me compró ése búho.
—Te daría un tour por mi
apartamento —le digo— pero puedes ver todo el lugar desde donde estás parado.
—Es lindo. —Sonríe—. Delicado.
Pero definitivamente tú.
Arqueo mi ceja. No sé lo
que quiere decir. No me conoce… me conoció, pero no me conoce ahora. Me estoy confundiendo.
Pico viciosamente las cebollas.
Cuatro años atrás, Yunho
me ayudo a mudarme. Pintamos juntos, mi sala de estar color canela y mi
habitación lila. Conociendo mi tendencia a la perfección, frotó un rodillo en el techo sobre mi cama para enojarme. Él
dejó una mancha púrpura, yo estaba furioso.
—Ahí, ahora pensarás en
mí cada noche antes de que cierres los ojos. —Había dicho, riendo a mi rostro
mortificado. Odiaba las imperfecciones, las odiaba.
Una mancha en la alfombra, una mancha en la taza de té, cualquier cosa que
estropeé la manera en que las cosas deben ser. Ni siquiera hubiera comido
patatas rotas. Después de que rompimos, estaba agradecido por esa gota de
pintura. Era la última cosa que veía antes de ir a dormir y la primera cosa que
veía al despertar. Miraba a esa cicatriz púrpura como si la cara de Yunho estuviera
oculta en alguna parte de ella. Yunho había sido mi imperfección, con su ligero
acento británico, y la manera en que
podía jugar cualquier deporte y citar cualquier filósofo. Él era una mezcla de
arrogante con clase, romántico e idiota,
me volvía loco.
— ¿Puedo ayudarte? —Fue
dicho como una pregunta, pero él ya estaba empujándome a un lado mientras me
quitaba el cuchillo de los dedos e iba a trabajar en los champiñones. Me detuve
en mi camino hacia el horno y lo observé rebanar lo vegetales.
—Así qué… ¿recuerdas
algo esta semana? —Saco mi cacerola del horno y la puse en la estufa.
—Lo hice.
Mi cuerpo se tensa y la
sangre se me sube a la cabeza.
—Estaba hojeando una
revista, una de esas publicaciones de viajes y había una foto de un camping, ni
siquiera sé si alguna vez acampé, por todo lo que sé, podría estar inventándolo
todo en mi cabeza, pero sentí algo cuando estaba mirando las fotos.
Aparto la mirada antes
de que mis ojos me delataran, él acampó ahí con una víbora llamada Jaejoong.
—Deberías acampar ahí,
tal vez eso podría traerte memorias especificas —me di cuenta de mi estupidez
después de que las palabras abandonaran mi boca, yo estoy en el “team amnesia”,
sus recuerdos serían el fin de mi estúpido juego.
Abre su boca para decir
algo pero el timbre de mi puerta lo corta, Yunho me mira sorprendido, su mano
suspendida sobre un pimiento.
— ¿Esperas compañía?
—preguntó.
—No a menos que hayas
invitado a tu grupo de amnésicos anónimos —seco mis manos y esquivo una seta
que me lanza mientras me dirijo a la puerta.
Quien sea que tocó mi
timbre ahora lo había remplazado con lo que sonaba como sus puños.
Desbloqueé el seguro sin
molestarme en mirar por la mirilla y abrí, un hombre estaba de pie frente a mí
con su puño en alto.
— ¿Puedo ayudarte?
Descarté a los testigos
de Jehová porque ellos siempre andan en parejas y no parecía ser un vendedor. Me miraba con una mezcla de
miedo y ansiedad. Cuando estaba a punto de decir “no, gracias” y cerrar la
puerta en su cara, noté una ordenada fila de lágrimas cayendo por sus mejillas.
Nos miramos y luego en un momento de horror lo supe, Luhan.
— ¿Luhan? —Oígo la voz
de Yunho detrás de mí mientras me estremecía—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Podría preguntarte lo
mismo —su voz tiembla mientras estudiaba
nuestros rostros
—Estoy cenando con un
amigo ¿Cómo es que tú…?
—Te seguí —dice
rápidamente— no has contestado a mis llamadas y quería saber por qué —dijo a última parte en un susurro cerrando los
ojos como para dejarme fuera.
— ¿Cómo puedes hacer
esto, Yunho? —en el momento justo, comienza a sollozar con el rostro escondido
entre las manos. Veo su nariz moqueando y retiro la mirada a otro lado con
disgusto. Tengo la peor suerte en el mundo.
—Luhan — Yunho me pasa y
lo rodea con sus brazos.
Miro desde afuera, el
miedo retorciendo mi estómago como un puño.
—Vamos, te llevaré a
casa —él se voltea para gesticular un “lo siento” hacia mí acompañándolo fuera
de la puerta.
Los vi marcharse, él se
veía infantil al lado de Yunho. Yunho nunca me hizo ver tan pequeño y frágil.
Cerré mi puerta y maldije, me sentía como si tuviera miles de años.
La siguiente noche estoy
encorvado en mi sofá, alistándome para una emocionante noche con mis
aplicaciones para la facultad de derecho, cuando suena mi timbre. Gimo y escondo
mi cara en un cojín. Rosebud, abro la puerta sin mirar por la mirilla. No era
Rosebud. Yunho. Lo miro con recelo.
—Vaya, vaya, vaya —dije—
mira lo que el novio pelirrojo arrastró.
Me sonríe tímidamente y
se pasa la mano por el cabello.
—Lo siento Jaejoong,
creo que está teniendo un momento más difícil de lo que pensé.
—Escucha, realmente no
quiero quedar involucrado en el drama de tu novio…
Realmente debo haber
tocado una fibra sensible porque él pestañeó como si un insecto hubiese volado
hasta su ojo.
—Lo entiendo —dice— él
quiere que tenga amigos, solo que lo sorprendió.
—Él no quiere que tengas
un amigo como yo Yunho, y si te dijo que estaba bien con eso, estaba mintiendo.
— ¿Amigos como tú? —dice
sonriendo—. ¿Estás insinuando que eres atractivo?
Ruedo mis ojos,
totalmente fuera de contexto
—Está bien, está bien
—dijo levantando sus manos— pero, te quiero como amigo, sin importar lo que
piensen los demás ¿eso cuenta?
Lo hice esperar.
Pretendo estar
pensándolo, muerdo mi labio y frunzo el ceño, luego me hago a un lado y lo dejo
entrar en mi casa, él luce jodidamente presumido.
Decidimos que queremos
pastel, saco recipientes para mezclar ingredientes y Yunho nos hace gorros de
chef a la moda con toallas de papel. Me maravillo ante el hecho de que hace
unas semanas creía que nunca lo volvería a ver y aquí esta él, en mi cocina.
Nos reímos un montón y cuando la mezcla estuvo lista para ponerla en el molde, Yunho
arruina el humor.
—Luhan hace el mejor
pastel de terciopelo rojo.
Lo fulmino con la mirada
porque no quería pensar en su novio de glamorosos pantalones ahora y yo nunca
he comido pastel de terciopelo rojo.
Cuando él continúa
hablando y hablando sobre eso tomo un poco de masa y la esparzo por su rostro.
—Ya sabes —dice con
sorprendente calma— realmente necesitas trabajar en tu objetivo.
Antes de saber lo que
está pasando, él vierte su bol de masa entero sobre mi cabeza.
Esparciendo masa café
por todo el piso, me rio tan fuerte que apenas podía estar de pie. Me agarro
del mostrador para mantener el equilibrio y siento mis pies deslizarse, Yunho
estira una mano para agarrarme y en lugar de aceptar su ayuda, trato de esparcir
masa sobre él. La estrello contra su cara, él grita y en segundos, mi pequeña
cocina era un campo de batalla, nos
tiramos huevos, harina y aceite y cuando se
acabaron, nos arrojamos pepitas de chocolate. En algún momento, lo abordo y
caemos al suelo, nos reímos tan fuerte que las lágrimas se mezclan con la masa
en mis ojos. Me inclino sobre él mientras yace sobre su espalda, hay huevo en
su nariz, y sus cejas están empolvadas con harina, no podía imaginarme mi
aspecto, la risa desaparece de nuestras gargantas apenas nos dimos cuenta de lo
incomodo de nuestras posiciones, podíamos besarnos, como en las películas.
Me cierno sobre él un
segundo esperando ver si hacia un movimiento, sus ojos están sin duda en mis
labios y me quedo sin aliento por la anticipación, mi corazón presiona alguna
parte de su tórax y me pregunto si podía sentirlo latiendo aceleradamente.
—Jaejoong —susurra.
Trago.
—Aún tenemos un pastel
que hornear.
¿Hornear? Miro alrededor
al desastre y gimo, ¿cómo podía pensar en hornear?
Dos horas después
estamos sentados en el piso de mi balcón, aún cubiertos de masa, comiendo el
pastel de Yunho. Saco un pedazo de pegote de mi cabello y lo tiro por el borde,
Yunho sacó otro de mi mano.
— ¿Libro favorito?
—pregunta.
—Madam Bovary.
Él ríe.
— ¿Pasatiempo favorito?
—Depresión.
— ¿Pasatiempo favorito?
—pregunta de nuevo. Habíamos estado jugando esto por las últimas horas, era muy
unilateral desde que él no podía recordar los favoritos suyos.
Rasco mi mentón.
—Comer.
— ¿Recuerdo favorito?
Me detengo ante esta,
todos mis recuerdos favoritos lo incluían.
—Había un… chico… planeó
una cita súper extraordinaria, me envió en una búsqueda del tesoro
y debía encontrar respuestas a partir de
pistas como donde
había sido nuestra primera cita. Cada vez que iba a alguno de esos
lugares había una tarjeta con otra pista, terminó conmigo yendo al lugar donde
nos besamos por primera vez. Él había puesto una mesa con cena y música,
bailamos, fue… —no sabía cómo terminar esa oración.
Yunho estaba callado,
cuando lo miré, él observaba el cielo.
— ¿Cómo se llamaba?
Niego con la cabeza
—De ninguna manera.
— ¿Por qué? Sacude mi
mundo, dime…
—Las estrellas lucen
plateadas esta noche —digo, cambiando de tema—. Tal vez pronto recordarás tus
favoritas —digo en voz baja, él se encoje de hombros.
—O, tal vez haré algunas
nuevas favoritas. Empezando por ti. —Esto debería emocionarme, pero solo me
recordaba la bomba de tiempo que parecía nuestra relación.
— ¿Puedo ser tu chico
favorito?
—Ya lo eres, Duque
Mi visión se tornó
borrosa y mi corazón dio un brinco, ¿acabo de imaginar eso?
— ¿Cómo me llamaste?
Yunho lucía avergonzado
—Duque, pero no me
preguntes por qué, solo estalló en mi cabeza, lo siento.
Mire al frente y esperé
que no notara el horror en mi cara.
—No, no, está bien —dije
suavemente, pero no lo estaba, Duque era el apodo que me dio en la
Universidad.
—Mejor me voy —dijo parándose rápidamente.
Quería preguntarle si
recordaba algo pero estaba demasiado asustado. Lo acompañé a la puerta y se
inclinó para besar mi mejilla.
—Adiós —digo.
— Adiós —y luego camina
en el aire de la noche estancada, dejándome solo.
Él recordaría, ¡y
pronto! Tenía que buscar la manera de comprarme más tiempo. Duque pensaba en
emborracharse, pero en su lugar llamo a Junsu.
— ¡Bueno, ya era hora!
—su voz suena lejana.
—Lo siento Junsu, he
estado ocupado.
— ¿Ocupado con qué? Y
pensaba que habías renunciado a las papitas fritas.
Mis crujidos se
detienen, sosteniendo mi dorito a medio comer en mi mejilla y no digo nada.
—Algo tramas —dice Junsu
después de un minuto—. Dime que es…
—Hmmm… uhhh… —murmuro,
no podía esconder nada de este chico, tenía un radar de chismes.
—Vi a Yunho, Junsu –
escupo, mordiendo mí uña nerviosamente.
Se hizo silencio en la
línea, él sabía que no bromearía con algo como esto.
—Él tiene amnesia y no
sabe quién soy… —lo oí suspirar.
—Jaejoong… dime que no lo hiciste.
—Lo hice.
— ¿Estás loco? —alejo el
teléfono de mi oído.
—Junsu, cuando lo vi,
sentí cosas tan fuertes como cuando estábamos juntos, es como si todo estuviera
igual y los pasados tres años no hubieran pasado.
—Tienes derecho a
amarlo, no es algo que puedas controlar, a lo que no tienes derecho, es a
aprovecharte de él… ¡DE NUEVO! — ¿De dónde salió este pequeño monstruo maduro?
—Me gustabas más en tu
primer año.
—Sí, bueno, algunos de
nosotros crecemos, Jaejoong, y algunos de nosotros jugamos los mismos juegos
por siempre, ¿Alguna vez has pensado que no están juntos porque no se supone
que estén destinados a estarlo? ¡Déjalo ir!
—No puedo —digo
suavemente, la voz de Junsu fue gentil esta vez.
—Jaejoong, puedes tener
a cualquier hombre que quieras ¿por qué él? ¿Qué pasa con Yunho?
— Porque… porque no
necesité nada hasta que lo conocí.
—Sabes que lo
descubrirá.
—Me tengo que ir —digo.
No quería pensar en eso. Lágrimas comenzaron a bajar de mis ojos.
—Te amo Jaejoong,
cuídate —cuelgo sintiendo mi estómago lleno de piedras. Él me olvidó. Podía
hacerle recordar, no lo que le hice, sino como se sentía por mí.
Caminé a mi closet, llegando
al estante superior y saco una caja polvorienta. Tirándome sobre la alfombra,
suavemente quito la tapa y miro su contenido, hay un par de sobres rellenos con
cartas y fotos, y una pequeña caja de madera con una flor pintada en la tapa.
Saco la caja y la abro. Mis manos se deslizaron sobre la maraña de recuerdos,
un llavero, un CD y una raída caja de cerillas. Mis manos se congelaron cuando
toco el recuerdo más importante, sacudo la caja hasta sacar todo su contenido y
puede ver el pequeño centavo ovalado.
—Tú —digo acusadoramente, tomándolo y rodándolo entre
mis dedos—. Todo esto es tú culpa.
lo siento por Luhan pero aun el sea el novio de Yunhoo Jae no sale de su corazón ni de su cerebro pues lo sigue pensando aun con amnesia y todo quiere recuerdos de ellos con Jae y no con el novio en turno r compartirlo
ResponderEliminarGracias po
Owwww pobre Jae
ResponderEliminarPobre Yunho :(
Los dos se amaban tanto :(
Que habra pasado ? Jaejoong tiene mucho ego y Yunho simplemente lo amaba :(
Ya quiero saber que mas va a pasar
Muchas gracias .
Actualiza prontooooo
❤❤❤❤❤❤❤
Ahhhh todo esta muy complicado con el yunjae apesar de que luhan es el novio de yunho,el no puede olvidarse de jae su subconsiente lo recuerda espero con ansias el siguiente capitulo. Atte: lo siento amix por no comentar seguido solamente que he tenido un año realmente estresante.
ResponderEliminarQue fue lo que pasó con el Yunjae que hasta Junsu le pide a Jae que deje ir a yunho (?) Tan malo fue lo que hizo Jaejoong?? Aish... tan complicado:/
ResponderEliminarEsa clase de maestros :/ afortunadamnete este fue puesto en su lugar.
ResponderEliminarJaejoong esta en una bomba puede que recuerde pero que es lo que realmente hizo porque al parecer fue algo muy malo aprovecharse de el de nuevo que paso ><
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