Capítulo
9
El
pasado
Le dije a Junsu sobre el
aborto cuando nos sentamos con nuestras bandejas en la cafetería.
—Estás bromeando — dijo
él mientras una papa frita caía de su boca.
—No —dije tragando el
nudo en la garganta—. Lo escuché hablando con esa chica alta, esa que se saca
costras.
Metí la última de mis
patatas fritas en mi boca y lamí la sal de mis labios.
—Sí, Nadia, pero no le puedes
decir a nadie que te lo dije Junsu, quiero decir ¿cuán horrible sería si eso se
supiera?
Estudié la cara bonito
de mi compañero de cuarto y su ceño. Tal vez, esta sería la única vez que Junsu
mantuviera la boca cerrada. ¿Qué haría entonces?
— ¿Crees que a Yunho le
importaría, me refiero, crees que él hubiera querido tenerlo?
Me quedé mirando sus
brillantes ojos y sentí un hundimiento en el estómago. Nunca había pensado en
eso. Él hubiera querido mantenerlo. Lo sabía en mi corazón. La forma en que había
hablado acerca de su familia esa noche me dijo que quería ser padre. Cerré mis
ojos malvados y suspiré.
— ¿Por qué crees que
sabría la respuesta a esa pregunta?
Junsu se encogió de
hombros.
—Tú como que lo conoces
un poco. Quiero decir, pasaste algún tiempo con él, sólo pensé…
—No sé nada de él —le
espeté, levantándome y agarrando mi bandeja. Excepto que lo quería a él más que a nada en el mundo.
Miré a Junsu y sentí
pánico. Eso fue todo.
Junsu no podía cerrar la
boca. Iba a estar sobre toda la escuela y rápido. Tenía ahora asegurado
oficialmente mi asiento en primera fila en el tren al infierno.
¡Choo, Choo!
—Voy a volver a los
dormitorios —le dije.
Quería que me siguiera
para que pudiera mantener un ojo en él. No estaba seguro de que quería...
—Ok. Voy pasar el rato
aquí por un tiempo. — Junsu me sonrió dulcemente. Su rostro parecía inocente,
pero sus ojos lucían como la maldad pura. Pude ver el monstruo chismoso
arrastrándose desde su esófago y empujando frenéticamente hacia su boca para
que lo dejara salir.
Giré sobre mis talones y
huí antes de que pudiera ver las lágrimas que se acumulan en las esquinas de
los ojos.
Choo Choo...
La noticia del aborto
dio vueltas, a través de la cadena de chismes, hasta llegar a Yunho dos días
más tarde. Fue una ex-novia la que entregó a Yunho la noticia. Tomó su primera
oportunidad de deshacerse de Karam para reconquistarlo. Había visto darle
miradas sucias a Karam las últimas semanas. Lo reconocí porque yo también se
las estaba dando.
Toda la ruptura duró
menos de diez minutos. Esto fue presenciado por gran parte de los estudiantes
que volaban por la escena como moscas sobre un cadáver. Yo no
estaba allí, pero me contó Junsu que tenía un asiento en primera fila. La ex lo
programó perfectamente, diciéndole a Yunho justo antes de que, supuestamente se
encontrara con Karam para ir a cenar, y luego colocándose a mirar. Karam se
encontró con Yunho que estaba esperándolo en las escaleras de la cafetería. El
intercambio fue breve. Karam histérico, admitió todo a Yunho, algunos dicen,
que dio un puñetazo a la pared y otros que arrojó un banco a un árbol. En
verdad, se alejó de la cara sin expresión que había puesto él y nunca le habló
de nuevo. Karam se fue a casa un día después de la conmoción y supuestamente
dejó todas sus pertenencias. Me pregunté si sabía que había sido yo, si incluso
pensó en mí después de ese día o si mi cara borrosa fue a ese lugar donde todos
los no populares pertenecen.
Llevé mi culpa por una
semana. Era como una mano firme presionando sobre la parte trasera de mi
cuello. Bajé mi cabeza por la vergüenza y me escondí alrededor de los
dormitorios como una sombra. Al octavo día, ya estaba justificando lo que había hecho.
Estaba refugiándome en
mi amor propio. Había tomado ventaja de un hombre que buscaba a alguien en
quien confiar y utilicé su situación para mi propio beneficio personal. Era el
hijo de mi padre. Me odiaba a mí mismo.
Mi padre, Kim Seung Wook,
era la peor clase de hijo de puta que una mujer podía dejar acercarse. Mi madre
solía decir que era un calco de Elvis, oscuro y atractivo, con ojos seductores.
Tenía el tipo de boca que decía cosas bonitas, pero cuando las cosas iban a
mal, se encorvaba en una sonrisa de odio y te cortaba donde más dolía. Pero,
antes de desprenderse del abrigo de encanto que llevaba, y antes de que él te
dijera que la única razón por la que estaba contigo era por el feo mocoso que
tuviste, era todo sonrisas, besos y felicitaciones. Así fue como llegó a mi
madre y esa es la forma en que siempre me vio, el feo mocoso.
Sólo estuvo durante tres
años después de mi nacimiento, hasta que se fue con su bolsa de lona sobre su
hombro. Periódicamente, a través de mi pre adolescencia se “reconciliaba” con
mi madre, se instalaba en el lado izquierdo de la cama, antes de volver a
sembrar su avena salvaje en otro lugar. Apostó nuestro dinero de comestibles, nos insultó cuando lo perdió,
y nunca nos dio una mirada culpable cuando no teníamos nada para comer, salvo
una caja de galletas saladas rancias. Mi padre.
Una vez que, nuestras
alacenas estaban vacías, y estaba royendo mi pulgar con hambre, desapareció con
el último dólar de mi madre. Mi mente de cinco años pensó que se había ido a buscar
algo de comida, pero horas más tarde, regresó con un olor tan fuerte a un
sándwich de carne, que hizo mi boca agua. A Kim Seung Wook sólo le importaba Kim Seung
Wook. Ouch. Esa había sido la gota que colmó a mi madre. Ella le dio una patada
fuera de nuestro apartamento de mierda con una serie de malas palabras que
nunca había oído antes.
La caza por Yunho
comenzó poco después de que Karam se fuera. Chicas y chicos clamaban por la
atención de Yunho como chimpancés con crack.
—Él tiene el plátano que
cada chica y chico quiere —comentó Jim, una tarde mientras veíamos a un par de rubias a su alrededor como globos de helio atados
flojamente. Yunho estaba riendo por algo que una de ellas dijo. Ella se
inclinó y le dio un beso en la mejilla que lo hizo sonrojarse y dar un paso atrás
en sorpresa. Aparté celoso la mirada. Yo no podía aguantar mucho más de esto.
Estaba mentalmente asesinando a alguien nuevo cada cinco minutos.
Mi oportunidad llegó el
mismo día que suspendí mi examen de latín. Nunca había recibido algo como una C
en toda mi carrera, por lo que una gran F en un círculo rojo y subrayado dos
veces, vino como un choque para mi cerebro. Estaba perdiendo mi agarre. No me
podía concentrar. Yunho se había arraigado en mi mente como un parásito y se
alimentaba de mis emociones y pensamientos. Algo tenía que hacer. Yo estaba
entre edificios agarrando mi prueba contra mi pecho y mirando con los ojos vidriosos
un ladrillo al azar en la pared, cuando alguien que pasaba, me metió un volante
en la mano. Normalmente lo habría tirado, pero esta vez, échale la culpa a mi
estado de shock, le di la vuelta.
FIESTA DE ZAX
¿Dónde? ¿Dónde
más?
¿Cuándo?
Sábado a las 10:00 Traer: Cerveza
Cuando regresé a mi habitación, metí el
volante en la cara de Junsu.
—Vamos a ir a esto.
Él estaba inclinado sobre una cartulina con
delineador líquido para ojos dibujando las palabras "Plan de
Negocios" en la parte superior. Miró el volante por un breve segundo y
empezó a soplar sus letras.
— ¿Tienes algún tipo de crisis de mediana
edad?
—Tengo sólo veinte años, mocoso, tienes que
estar en el medio de tu vida para tener una crisis de mediana edad. ¿Por qué no
estás usando un marcador?
—No tengo uno y no estoy de humor para
bromas. Este proyecto es para mañana y lo único que sé de negocios es cómo se
escribe.
—Bueno, tú ni siquiera sabes mucho porque te
estás olvidando de una s.
Junsu frunció el ceño ante su cartel y se fue
a trabajar en la última s.
—Necesito que vengas conmigo...
Me acerqué a mi cajón y saqué una caja de
marcadores.
— ¿Qué vas hacer en la fiesta?
Sofoqué el impulso de golpearlo y traté de
sonar agradable.
—No lo sé. Cosas normales que la gente hace
en las fiestas... como... pasar el rato.
—No tomas, no bailas, no fumas. Lo siento Jaejoong,
nadie va a querer hablar de política contigo, a menos que vayas a una fiesta de
barril en Beta Nu, y eso sería muy, muy malo.
—Puedo bailar —dije a la defensiva— y
cualquier persona puede tomar, no es necesario un talento especial para
hacerlo.
—Sí, pero se necesita un talento especial
para no actuar como un tonto cuando se está bebiendo. —Estaba dibujando
corazones en las esquinas de la lámina y haciendo caritas sonrientes en el
centro de cada uno.
Él era una pérdida de buen aire. Suspiré
dramáticamente.
—Voy a hacer el proyecto por ti, si vienes
conmigo.
Junsu rodó sobre su espalda y agitó los
brazos en el aire como si estuviera nadando estilo pecho.
— ¡Aleluya! Has dicho las palabras mágicas.
Solté un gruñido. Yo lo habría hecho de todos
modos. Que me torturen si dejo que mi compañero de cuarto haga un plan de
negocios parecido a una tarjeta del día de San Valentín.
El sábado me preparé con la precisión de un
cirujano de espina dorsal. Todo tenía que ser perfecto. Iba a ganar esta
batalla. A las diez en punto Junsu y yo estábamos flotando por las escaleras de
la casa Zax rodeadas por nubes de nicotina. La cabeza me daba vueltas y mi ropa,
que era de un tamaño muy pequeño, estaba abrazando a mi pecho como una boa
constrictora.
—Es bueno que parezcas un chico normal —dijo Junsu,
sonriéndome con aprobación.
—Normal, ¿a diferencia de qué?
Yo estaba tirando de mi ropa tratando de cubrir
lo expuesto.
Me sonrió y tiró de la ropa.
—Bueno, tienes esas por una razón, —me dio
unos toques en el trasero —. Has estado escondiéndolas en las feas ropas
obsoletas que llevas. Y el maquillaje te hace ver sexy, exótico, incluso. Puedes
reformarte muy bien mi amigo.
Eso esperaba.
— ¿Estás listo J? — preguntó Junsu apretando
mi brazo. Me sentía un poco mal de hecho pero tomé un profundo aliento y
asentí.
—Bien, porque va a ser la noche más
interesante de tu vida.
La puerta se abrió y entramos en una
habitación tan llena de cuerpos y hedor a cerveza, que mi primer impulso fue
dar un paso atrás. Junsu me empujó por la puerta, hacia una tabla llena con
botellas.
—Una bebida primero —dijo, me dio un vaso de
plástico rojo— luego, haz lo que viniste a hacer.
Junsu salpicó vodka en mi vaso y añadió un
toque tacaño de arándanos. Estaba tan nervioso. Tomé un sorbo demasiado grande
y se derramó la mezcla en la parte delantera de mi ropa.
—Cuidado, Julia Roberts. El plan es estar
tranquilo. —Junsu me miró con desaprobación y tomé otro sorbo con cuidado esta
vez. Era peor de lo que pensaba. La gente estaba sudando y tocando todo,
respirando su propio aliento de alcohol en la cara del otro... ¡los gérmenes!
¡Lujuria! Estaban actuando como animales. De repente sentí una oleada de
pánico. Era demasiado difícil ser otra persona. Tenía que haber otra manera de
hacerlo.
—No creo que pueda… —dije dándome la vuelta.
La puerta estaba a unos diez pasos de distancia. Todo lo que tenía que hacer
era esquivar un par de cuerpo y podría deslizarme en el aire frío de la noche
antes de que tuviera la oportunidad de humillarme a mí mismo.
Junsu me agarró del brazo.
—Ahí está —siseó en mi oído.
Me di la vuelta. Él estaba en una habitación
a nuestra izquierda, jugando al billar. Risas estridentes fueron llevadas hasta
donde estábamos parados y capté las palabras “vibrador y cerrajero”.
—Bueno, quizás podemos quedarnos un rato
—dije débilmente.
Era el turno de Yunho. Se inclinó sobre la
mesa con una fuerte concentración y golpeó dos bolas en sus agujeros.
— ¿Qué hago ahora?
—Tienes que llamar su atención sin llamar su
atención.
—No hablo ese idioma.
Junsu saludó a alguien al otro lado de la
habitación.
—Mira, simplemente no seas obvio —dijo él —.
No hay nada menos atractivo que un chico
que se lanza a un chico. —Esto, proveniente del mismo Junsu que frotaba aceite
de bebé en su escote cada mañana para atraer la atención sobre sus “mejores
partes” como él lo anunciaba.
— ¿Cómo demonios hago eso?
—Eras el que quería venir. Descúbrelo. —Y con
eso, me abandonó. Escoria de primer año. Me cerní sobre la mesa de bebidas por
unos minutos para después darme cuenta que debía parecer un perdedor y me
alejé. Está bien, tenía que hacer algo para llamar su atención, para dejarle
saber que estaba aquí.
Vi la cabina del DJ y una idea se formó en mi
cerebro. ¡Bailar! ¡Mi arma secreta!
Un sujeto usando una franela de “Korn” estaba
escribiendo algo en un ordenador detrás de la mesa. Él hizo un gesto con la
cabeza hacia mi cuando me aproximé y sus ojos inmediatamente encontraron mis
ropas.
— ¿Puedo pedir una canción? —grité por encima
de la música.
Él asintió hacia mí y presionó un pedazo de
papel y un lápiz en mi mano. Garabateé rápidamente el nombre de una canción y el artista en el
papel y se lo devolví.
—Mi cara está aquí —le dije extendiendo mi
mano y levantando su barbilla hasta que me estuvo mirando a los ojos. Sonrió y
me guiñó un ojo.
Degenerado. Medio me gustaba.
—La tuya es la siguiente —gritó por encima de
la música. Alzó sus pulgares, mientras me alejaba.
Miré la pista de baile con inquietud y vi que
la única persona que estaba ahí era un sujeto prematuramente borracho que
arrastraba los pies, meneando las caderas sin
un rastro de ritmo. Esto iba a matarme, pero esto era obsesión e iba a hacerlo. Tomé un gran trago, terminando lo que
quedaba de mi cóctel de vodka y convoqué el recuerdo de nuestro beso en la
piscina. La idea me dio un aumento temporal de la audacia. Quería ser besado de
esa manera nuevamente, posiblemente cada día de mi vida.
Entré a la pista de baila cuando mi canción
fluyó desde los parlantes. Me tomó como seis segundos apoderarme de la
habitación completa. Las personas simultáneamente dejaron lo que estaban
haciendo para observarme. Yo era bueno. Era realmente muy bueno.
Silenciosamente le agradecí a mi madre por los ocho años de lecciones de baile
gratuitas que le había reñido al estudio local cuando torcí mis caderas en un
complicado giro.
I’m obsessive, when just the thought of you
comes up…8
Vi el rostro de Junsu aparecer por la esquina
para ver lo que estaba pasando. Su boca hizo la forma de una “O” y me guiñó un
ojo con aprobación.
Otras personas empezaron a unirse a mí en la
pista de baile pero mantuvieron una respetuosa distancia, balanceándose
alrededor como mis bailarines personales de respaldo.
—Parece que tenemos a alguien caliente esta
noche en la casa —escuché decir al DJ por el micrófono. Cuando más gente empezó
a amontonarse alrededor para observarme, vi a Yunho y sus amigos de billar
salir del cuarto trasero. Es correcto, ven
a echar un vistazo y ver de qué se trata toda la conmoción. Dejé que mi
cabello cayera seductoramente en mis ojos y giré las caderas en su dirección.
This time, please- someone come and rescue
me…
Observé su rostro al verme y mi estómago hizo
un pequeña baile de emoción. ¡Bingo! Contacto visual. Aparte de un leve medio
cerramiento de ojos, su rostro no mostró ni un ápice de emoción. ¡Maldición!
Hice mi movimiento distintivo de la danza del
vientre y vi con satisfacción que él levantaba una ceja. Cuando Rhianna
cantó:
Just
your presence and I second-guess my sanity…
Miré directamente a Yunho y lo llamé con un
dedo. No pareció sorprendido en absoluto. Se empujó lejos de la pared y se
acercó casualmente hacia mí, las manos todavía dentro de sus bolsillos. Me
permitió bailar alrededor de él por unos segundos, sonriendo ante los gritos y
silbidos antes de agarrarme por la
cintura y bailar sincronizado a mis pasos. Era bueno, con fluidez, como había
esperado.
Cuando la canción terminó, bailamos la
siguiente, y la siguiente a esa. Mi cabello estaba húmedo y pegándose a mi nuca,
cuando Yunho me sacó finalmente de la pista de baile. Me aferré a su mano
mientras nos dirigía a través del océano de cuerpos y salíamos al pórtico. Nos
apoyamos en nuestros codos sobre la barandilla, y dejé que el aire frío pasara
sus dedos a través de nuestra piel pegajosa.
—Estás lleno de sorpresas. —Estas fueron las
primeras palabras que me había dicho en meses. Saboreé el sonido de su voz
antes de responder.
— ¿Por qué? ¿Porque puedo bailar? —Levanté mi
cabello de la nuca y lo miré a los ojos.
Yunho negó e hizo algo con sus labios que
casi me hizo desfallecer.
—No. Porque viniste… porque estás usando esa
ropa. —Sonrió, mirandome— y no porque puedas bailar, sino porque bailas.
—Crees que soy un mojigato —dije en voz baja,
mirando a una chica vomitar en unas azaleas a unos cincuenta metros.
—Todos creen que eres un mojigato.
Sabía que no lo estaba diciendo para ser
malo. Era solo un hecho, como que las manzanas verdes son agrias.
—Eres como un par de botas con tacones de
quince centímetros. Todo actitud y sensualidad, pero haces sentir a las
personas incómodas al solo mirarte.
Bueno, me había graduado oficialmente de
pasar de ser una llama a ser calzado.
— ¿Y luego de esta noche? —le pregunté,
removiendo la pintura descascarada del pasamanos.
—Creo que te rompiste un tacón y vas a usar
chanclas como el resto. —Hubo risa en su voz.
—Podría ponerme mis botas de nuevo mañana
—dije—. ¿Y por qué estamos hablando metafóricamente?
Yunho rio y luego de repente se volvió a
poner serio.
—Me gustan tus botas. Son sensuales. —Su voz
fue ronca y seductora. Sabía que él podía meter chicas, quizás incluso a mí en
su cama, solo usando su voz.
—Tengo algo para ti —dije retirándome
repentinamente del trance en el que él me estaba metiendo. Ladeó la cabeza. Ese
pequeño gesto me puso tan nervioso que olvidé lo que se supone que estaba
haciendo hacía cuestión de segundos. Agarrando
su mano, puse mi regalo en su palma. Me sonrió, casi inquisitivamente, y
bajó su mirada. Era el centavo. Lo encontré en el bolsillo de su sudadera la
mañana después de nuestro beso.
Esta vez, yo hice el primer movimiento. Me
acerqué a él, eliminando el espacio entre nosotros, mientras él me miraba. Sus
manos se envolvieron alrededor de mi cintura y con un suave movimiento, acercó
nuestros cuerpos hasta que mi espalda estuvo presionada contra la pared. Estaba
intentando proteger nuestro momento de los rezagados que vagaban por el
pórtico. Casi desaparecí detrás de su espalda, pero pude escuchar algunas
risitas y exclamaciones de sorpresa.
El beso fue diferente del primero. Nos
habíamos besado antes así que no hubo
ninguna vacilación o timidez esta vez. Hizo cosas con su boca que
deliberadamente me provocaron pensamientos picantes. Me estaba costando respirar
cuando él se retiró. Mis manos estaban apoyadas detrás de mí contra el áspero
estuco de la casa. Yunho rio, pasando sus dedos a través de mi cabello, tirando
de las puntas abiertas.
Estaba apoyado contra la pared, preguntándome
si mis piernas funcionarían si daba un paso lejos. La puerta trasera se abrió,
dejando filtrar el ruido de la fiesta.
—Vamos —dijo tomando mi mano— quiero verte
bailar nuevamente.
Me enamoré con fuerza y rápido como un
puñetazo de Tyson. Un día estaba simplemente disfrutando su compañía y al
siguiente no podía vivir sin él. Nos veíamos cada minuto libre, incluso si era
por un beso rápido y hambriento antes de clases. Cuando nuestras notas se
desplomaron, fijamos límites; no hablar por teléfono al anochecer y no vernos
durante la semana, salvo en la hora de comer. La mayoría de las veces, rompimos
nuestras reglas luego de hacerlas. Era insignificante intentar permanecer
alejado de él. Él era mi droga. Nunca podía conseguir suficiente y cuando lo
tenía ya estaba pensando cuando podría tenerlo la próxima vez.
Parecíamos más felices que otras parejas,
atrapados permanentemente en un estado de alegría tan intenso que nuestras
bocas se curvaban en sonrisas incluso en nuestros sueños. Yunho me enseñó cómo
jugar, algo que nunca había sabido en mi juventud o como adulto. Me trajo
cupcakes y luego las estrellaba en mi cara. Me llevó a hacer kayak y nos volcó
en el agua. Una vez cuando su fraternidad organizó una noche de lucha de
gelatina, me convenció de asistir y luego me retó a un duelo de lucha libre.
Hasta las rodillas en gelatina de color, cargué contra él apuntando a sus
rodillas. Tuve suerte y lo lancé fuera de balance. Ambos aterrizamos sobre
nuestras espaldas con Yunho riendo con tanta fuerza, que sonó como si estuviera
sollozando. Lo amé con todo mí ser. Me enseñó quién era yo, algo que nunca
habría sabido, sin su hábil manejo de mi personalidad.
Ese verano, tomé un trabajo a tiempo parcial
en una pequeña librería. Era el único empleao, además de la propietaria, y
trabajaba en las noches lo que me obligaba a cerrar la tienda cerca de la
medianoche. La librería compartía un estacionamiento con un bar llamado
Gunshots y la mayor parte de las noches tenía que soportar silbidos y chiflidos
de motociclistas intoxicados que se quedaban afuera. Lo odiaba y mantenía las
manos hechas puños en dirección al auto, en caso de que tuviera que pegarle a
alguien.
Había estado trabajando allí por tres semanas
cuando Yunho pasó a verme. Su rostro estaba rojo y tenso cuando pasó a través
de las puertas.
— ¿Qué pasa? —dije dándole la vuelta al
mostrador para abrazarlo. Miré por encima de su hombro, preguntándome si una de
las ratas del bar le había dicho algo que lo puso furioso. A menudo hacían
comentarios groseros a los clientes cuando ellos entraban o iban.
— ¿Estás aquí solo?
—Bueno, hay unos pocos clientes —dije mirando
alrededor de los pasillos.
—Cuando sales a la noche, ¿caminas a tu carro
solo? —Su voz era impaciente y me pregunté exactamente a dónde quería ir con
esto.
—Sí.
—No vas a trabajar más aquí —dijo, con
rotundidad.
— ¿Qué? —Mi mandíbula cayó. Él nunca me había
hablado de esa manera antes. Señaló hacia el bar.
—Es peligroso. Eres un chico. Estás solo y no
ayuda el aspecto que tienes.
— ¿Me dices que tengo que renunciar a mi
trabajo por la manera en que luzco? — Levanté una ceja y caminé detrás de la
registradora. Me estaba cabreando.
—Te estoy diciendo que no es seguro para ti
estar solo y luego caminar a tu auto solo.
—Puedo cuidar de mí mismo. —Comencé a apilar
libros que necesitaban ser acomodados en una carretilla.
—Eres un debilucho de cincuenta kilos, y esos
son unos hombres muy ebrios. Me encogí de hombros.
Yunho lucía como una bola de energía ardiendo
y me estaba poniendo nervioso.
—No voy a renunciar — dije colocando las
manos sobre mis caderas. —Tengo que trabajar. No todos nosotros tenemos padres
ricos y fondos fiduciarios para valernos a través de la vida.
Su rostro palideció. Él odiaba que alguien
mencionara el hecho de que era rico, y sobre todo yo. Caminó fuera de la tienda
sin decir adiós. Lance un bolígrafo hacia la puerta, deseando que estuviera
allí para que pudiera golpearle en la cabeza.
Más tarde esa noche, cuando estaba cerrando,
vi su auto en el estacionamiento. Camine hacia el lado de la ventana del
conductor, y golpee el cristal con mis llaves.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —dije cuando bajo
su ventana.
Él se encogió de hombros.
Molesto, caminé lejos sin decirle nada más.
De ahí en adelante, cada vez que trabajaba,
el auto de Yunho estaba aparcado en el estacionamiento cuando me iba. Nunca nos
vimos el uno al otro en el estacionamiento, y nunca hablábamos sobre ello
durante nuestras horas regulares de relación. Pero a media noche, él siempre
estaba allí, asegurándose de que yo estaba a salvo. Me gustaba.
Me tomó un tiempo acostumbrarme a la vasta
popularidad de Yunho. Quizá cinco personas en el campus sabían mi nombre, pero
el de él era un nombre que estaba grabado sobre placas de metal en el gimnasio
de la escuela.
—Siento que estoy saliendo con una celebridad
—dije una noche cuando salimos a cenar, un par de chicas lo saludaron de una
mesa cercana. Él puso los ojos en blanco y lo ignoró como si estuviera siendo
dramático. Pero mis celos tomaban su camino dentro de mi mente cada vez que
alguna rubia tonta le rendía reverencia.
Esas chicas no tenían consideración al hecho
de que era mi novio. Ellas estaban esperando la oportunidad para saltar sobre
él, justo como yo lo había hecho. Y luego estaba el problema del sexo. Nosotros
no habíamos ido tan lejos. Junsu me preguntaba en las noches sobre cuán lejos
iban nuestras sesiones de besos.
—Solo nos besamos — le dije por enésima vez.
Ambos estábamos en nuestras camas, con las luces apagadas y Junsu estaba
chupando una paleta haciendo húmedos, sonidos de sorbidos.
—Necesitas lavarte los dientes cuando
termines con eso.
— ¿Y él nunca trata de hacer más? — pregunto
ignorándome.
—No quiero que lo haga.
—Jaejoong, solo mirar a ese hombre me hace querer
tener sexo y estoy seguro que el noventa por ciento de las estudiantes
femeninas y chicos están de acuerdo conmigo. ¿Cuál es tú problema? ¡Espera! ¿Fuiste abusado?
Él lo pronunció “Abu-sado.” Puse mis ojos en
blanco.
—No, cállate. Simplemente no quiero. ¿Por qué
tengo que ser producto de un asalto sexual solo porque no estoy saltando a la
cama con él?
—Holaaa, Yunho es un hombre. Él quiere tener
sexo y si tú no se lo das, lo encontrará en otro lugar.
Me di vuelta y me negué a decir algo más. ¿Qué
sabía de todos modos Camador? ¿No eran las de primer año infames por ser
estúpidas y zorras? ¿No era mi padre famoso por “encontrarlo en otro lugar”?
No. No iba a usar a mi padre como excusa para
perder a Yunho otra vez. Yunho era fiel, atento, y nunca me había presionado
para hacer más que besarnos, porque me respetaba. Recordaba la última vez que
nos besamos. Había sido en su habitación, yaciendo sobre su cama. Todo su
cuerpo se sentía tenso, como si estuviera herido y listo para saltar al suelo.
¿Qué si él estaba usando cada onza de autocontrol cuando estaba conmigo? La
palabra “calienta pollas” resonó en mi mente y se arrastró bajo mi colcha en
vergüenza.
No era que no pensara sobre tener sexo con
él. Pensaba sobre ello todo el tiempo. Pero, pensarlo y hacerlo eran dos cosas
diferentes. No estaba listo y no sabía por qué.
Laura Hilberson fue encontrada la misma
semana que Yunho y yo nos empezamos a tocar por primera vez. La policía la
encontró merodeando el aeropuerto, descalzo, sus parpados caídos sobre ojos
turbios. La historia de Laura fue que un hombre la había secuestrado mientras
estaba trotando sobre un camino en el parque a no más de dos kilómetros de la
escuela. Pidiendo ayuda, él pretendió tener un tobillo torcido, y rogó su
asistencia. Le pidió que lo ayudara hasta su auto, el cual estaba justo allí en
el lugar. De mala gana, Laura accedió. Ella cargo con su peso y camino la corta
distancia hasta su van blanca. La van era una Astro con óxido corroyendo el
metal como cáncer. En retrospectiva Laura contó que las ventanas ahumadas y la
puerta ligeramente agrietada era una señal intermitente de advertencia.
Mientras lo ayudaba a entrar al asiento del conductor, él dejo caer sus llaves
en el césped a los pies de Laura. Cuando ella se inclinó para tomarlas, el
hombre alzó una barra de metal del asiento de pasajero y conecto con un
movimiento bastante poderoso la cien de Laura. Luego la metió en la parte
trasera y se la llevó a lo que los periódicos lo llamaron “La Madriguera del
Violador.”
Laura recuerda haber estado encerrada en un
tipo de sótano, por un tiempo que no pudo determinar, porque había sido sedada.
El hombre, a quien ella describió como “tímido”, la uso para sexo y compañía.
Luego un día, sin ningún motivo, la beso en la mejilla y la dejó en el
aeropuerto. Le dijo a la policía que su nombre era Devon. Laura Hilberson había
estado perdida por seis meses.
Mientras Laura yacía en una cama de hospital
siendo interrogada por la policía, Yunho y yo estábamos en una subasta de
caridad que la mayoría de los estudiantes de último año en su fraternidad
estaban obligados a asistir. Era una de esas ostentosas reuniones donde todos se vestían con costosos
trajes y vestidos, con mesoneros circulando el salón con copas de champán. Él
vio unas personas que estaban juntas en un apretado grupo.
—Fui a la escuela secundaria con ellos. —
dijo él casualmente, deslizando una aceituna de un palillo de dientes con su boca.
— ¿Con cuántas de esas chicas saliste? —dije
mirando hacia él grupo. La mayoría de
las chicas eran lo suficiente hermosas para estar en la portada de una
revista y varias de ellas saludaron a Yunho con una sensual familiaridad que
hacía a mi monstruo verde chasquear sus nudillos.
— ¿Por qué es eso importante? —pregunto él y
pude ver la diversión en sus ojos.
—Porque, si yo hiciera una declaración así, a
ti te gustaría saber a quién había estado besando —espeté impacientemente.
Él sonrió y accedió, inclinando su cuello
para hablar suavemente en mi oído.
—Adriana Parsevo —sus voz fue tan baja que
tuve que forzarme por escucharlo. Reposicione mi oreja más cerca de sus labios
y me estremecí cuando los sentí contra mi lóbulo. —Ella es la del pequeño
vestido plateado —dirigí mi mirada hacia una llamativa chica cuyo vestido no
lograba cubrir ni siquiera la mitad de sus interminables piernas. ¿Qué pasaba
con Yunho y las piernas?
—Salimos por un tiempo, ella era muy…
experimental —esa última palabra y la textura de su voz insinuaba a mucho más,
sentí una oleada de celos aplastar mi tráquea. Yunho, pareciendo disfrutar mi
reacción, continúo.
—La chica con la que está hablando, la que
está bebiendo la mimosa, su nombre es Kirsten si recuerdo correctamente. Ella
tiene una marca de nacimiento que se parece a África en la parte interna de su
muslo.
Soplé aire con fuerza por la nariz y lo mire.
Se echó a reír, el tipo de risa traviesa y sexy, que agitaba las mariposas
dormidas en mi vientre.
—Tú preguntaste Duque…
Me lo imaginé besando a esas chicas. Sus
dedos trazando sus marcas de nacimiento y mi respiración quedo atrapada en mi
garganta. Las odiaba y lo odiaba a él por gustarles.
— ¿Te gustaría escuchar más? — pregunto él,
sus labios rozando la parte superior de mi oreja.
—No —dije malhumorado y lo decía en serio.
Preguntarle fue un gran error.
Tan pronto como llegamos a su auto, me lance
sobre él. Lo besé duro, saltando a
través del asiento subiéndome en su regazo. Él se rio dentro de mi boca
sabiendo que su juego había tocado una fibra y ahueco sus manos alrededor de mí
trasero. Lo ignoré y seguí besándolo con intención de mostrarme seductor.
El humor de Yunho cambio rápidamente y pronto
todas las sonrisas se habían ido mientras estábamos unidos en un beso tan
intenso que ambos estábamos jadeando. Pensé que iba a morir cuando sus dedos
bajaron mi camisa que en ese momento no me di cuenta desabrocho y sentí aire
sobre mi pecho. Luego era más que aire. Sus manos y su boca me encontraron y me
pregunté porque nunca antes había hecho esto. Dije algo. No sé qué fue, pero mi
voz pareció devolverlo a la realidad, porque se apartó al momento de escucharlo
y me sostuvo a cierta distancia de su brazo. Nunca había hecho nada tan
desenfrenado, atrevido, y mostrado lo que mantenía seguro debajo de mi ropa y él
nunca había parado en un punto tan temprano de los juegos previos.
— ¿Por qué…? —estaba sin aliento y todavía
aferrado a su camisa.
Él me besó suavemente en los labios. Toda
carga sexual se había ido. Él encendió el motor.
Regrese a mi lado del auto y me hundí en mi
asiento. Fue debido a que él no quería ir hasta la mitad. No había un “solo
tocarse” con Yunho. La mayoría de los chicos estaban felices de poder obtener y
sentir tanto como pudieran. Con Yunho, era diferente. Tú o ibas todo el camino,
o te quedabas en las aguas poco profundas de solo besar. Él no alcanzaría su
camino al sexo alejándome más y más de mi castidad dándome piezas de lo que me
estaba perdiendo. Me senté de regreso en mi asiento y contemple tirar todas mis
inhibiciones al viento. ¿Dónde estaban ellas de todos modos? Apenas podía
recordar cuando pensaba en sus manos y la manera que sabían exactamente donde
tocar.
Me pregunte qué diría mi madre. Estaría feliz
de que encontré a un chico como Yunho, pero aun así sería precavido sobre él.
Mi padre nos había regalado a ambos un paquete de desconfianza que se
encontraba como un organismo de control dejando al descubierto los dientes en
nuestras mentes.
—Cuida tú corazón, así no se rompe como el
mío— mi madre decía tan seguido como dos veces a la semana.
Sheri, la mejor amiga de mi madre, le dio un
abrupto final a la vida de Kim Seung Wook un cuatro de Julio después que yo
cumplí once. Utilizó su propia escopeta calibre 22 para cometer el acto,
enluciendo su materia gris sobre toda su cortina de baño de flamenco rosado.
Sin el conocimiento de mi madre, Sheri fue una de las muchas mujeres que mi
padre usaba por sexo y dinero. Ella me recordaba a un perro cocker spaniel con
ojos húmedos con un personalidad tan viscosa como un huevo crudo. Antes de que
mi madre descubriera sobre su aventura con Sheri, yo ya sabía. En las tardes
que mi mamá trabajaba hasta tarde y mi padre me recogía de la escuela, nosotros
iríamos a visitar a sus “amigos”. Estos amigos resultaban ser todas mujeres, o
tenían acceso a dinero, drogas, o ambas.
—No vayas a decirle a tu ma estas pequeñas
visitas que has estado haciendo con tu papa — decía Sheri moviendo un dedo
hacia mí—. Ya tiene mucho sobre su plato como están las cosas, y tu papa solo
necesita un amigo para hablar.
Ellos hablaban por horas en la habitación de Sheri, a
veces con un radio tocando canciones viejas y humo de cigarrillo saliendo por
la abertura bajo la puerta. Mi papá sería realmente agradable conmigo después
que salía de la habitación. Siempre nos parábamos por helado de camino a casa.
No lo extrañé cuando se había ido. Él solo era un tipo que me llevaba a casa de
la escuela y me sobornaba con helado. Al momento de su muerte, habían pasado diez meses desde
la última vez que lo vi, y ni siquiera había llamado en mi cumpleaños. Kim
Seung Wook, murió dejándome con un montón de malos recuerdos y una cerradura
sobre mi corazón a la que solo él tenía la llave. Tenía problemas paternales
que condenaron a Yunho desde el principio.
me intriga que fue lo que dijo Jae para que Yunho se congele y baje su lívido y no termine lo que en pesaron tanto daño el padre de Jae a este que no lo deja disfrutar de su sexualidad a pleno con el hombre que ama y eso podría llevar a perder lo o que pasa con esto espero que no y todo siga bien o incuso pueda llegar a mas y Yunho lo pueda sacar de ese poso obscuro donde sus inseguridades lo han puesto
ResponderEliminarGracias
Omg que pasara? Porque yunho actuo asi? , quiero leer mas mas esta muy interesante ❤❤❤
ResponderEliminarJaejoong deberia ser mas comprensivo con Yunho , algo extraño pasa 😅
Gracias por el capitulo ❤
Esperare las actualizaciones 👍
Nos dejas en el suspenso >< hay tantas preguntas y no hay respuestas se lee que ambos se amaban mucho pero capaz Yunho no llegaba a mas porque consideraba a Jaejoong era especial diferente a los demás con los que estuvo...Jaejoong a tenido un trauma y que no ayuda tampoco lo que le decía su madre el pobre a crecido desconfiado de las personas
ResponderEliminarGracias por la actu^^
wuaaaa casi lo hacen no puedo esperar por el siguiente capitulo amo mas esta triste historia.
ResponderEliminarJae hizo de todo por quedarse con yunho.... espero una actu pronto gracias
Omo el capitulo me dejo en suspenso tengo tantas preguntas que quiero respuestas que espero poco a poco obtenerlas ahhh jae debes tener mas paciensia con yunho espero tus prontas actualizaciones amix para esta historia que esta muy buena ....bye bye....
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