Capítulo 13
Me presentaron a la
víbora que Yunho llamaba “madre” en el primer día de septiembre, justo un par
de meses después de nuestro primer aniversario. Llegamos a la casa colonial de
dos pisos alrededor de las cuatro en punto. De inmediato comencé a retorcerme
mis manos. Yunho estacionó al lado de una gran fuente que estaba arrojando agua
bruscamente hacia mí. Aparté la vista ya sintiéndome desairado.
—Es sólo una estatua,
Duque —dijo él sonriendo al ver mi expresión—. Ella no muerde. Me he sumergido
estando ebrio varias veces en esa fuente, debería saber.
Sonreí débilmente y tomé
el camino más largo alrededor del auto para evitar mirarla.
Yunho me tomó firmemente
por el codo mientras nos acercábamos a la puerta. Tenía la sensación de que él
pensaba que yo iba a correr. Quería hacerlo.
Cuando la puerta se
abrió de golpe, me fue dado un breve vistazo de lo que pensó su madre de
conocerme.
Ella fue tomada por
sorpresa, tal vez llegamos un minuto antes de lo que esperaba. Su rostro lució
un duro ceño mientras miraba a su marido, como si justo acabaran de
intercambiar palabras amargas. Lo vi mirar hacia ella con desaprobación y supe,
una sensación visceral, que había sido de mí. Pasaron los segundos, metieron el
argumento en el aire bajo la alfombra y ambos estuvieron sonriéndonos, dándome
la bienvenida a su casa. Permanecí de pie a un lado como un accesorio olvidado
cuando Yunho abrazó a su madre, besándola en la mejilla. Ella me estaba
evaluando incluso mientras le acariciaba el cabello y se maravillaba en voz
alta sobre lo guapo que estaba. Pude saborear su disgusto en la forma en que
sus ojos se clavaron en mi cabello y de nuevo en mi rostro mientras esperaba
cortésmente a que su amado hijo nos presentara. Finalmente, Yunho le dio a su
padrastro una palmada en la espalda, afecto de hombre a hombre, y se volvió
hacia mí.
—Este es Jaejoong —le oí
decir y yo sonreí tímidamente saliendo de detrás de sus anchos hombros.
Su Querida Madre me miró
como si yo fuera un cadáver putrefacto y dio un paso hacia adelante para tomar
mi mano. Estaba molesto por su aversión inmediata hacia mí. Quería su
aprobación. Quería que le gustara que yo lo quisiera.
—Yunho, te has
encontrado al chico más hermoso —dijo su padrastro, guiñándome un ojo.
Me relajé.
—Es muy agradable
conocerte finalmente. —Su madre asintió con fuerza.
Vi a Yunho mirarme luego
a su madre, y me estremecí por dentro. Él lo sabía. Bajé la mirada a mis
zapatos baratos, en vergüenza. Los había comprado especialmente para esta
ocasión. Me hubiera gustado poder ser mejor escondiendo las cosas de él. Me
hubiera gustado poder haber comprado un par de zapatos más caros.
—La cena está casi
lista; ¿pasamos al comedor? —Ella nos indicó que la siguiéramos con un
movimiento ligero de su muñeca. El paseo al comedor fue una tortura. Me sentí
como un paria siguiéndolos al final de la fila. Madre e hijo caminaron delante
de mí, con los brazos entrelazados íntimamente mientras ella reía de todo lo
que él dijera. El padrastro de Yunho había desaparecido después que la cena
fuera anunciada solo para reaparecer una vez que nos sentamos a la mesa. Me
pregunté con amargura si se darían cuenta si yo desapareciera.
Me senté en mi silla
rígidamente mientras su padrastro me hacía preguntas corteses sobre mis
estudios, y su madre me escrudiñaba como un pavo de Acción de Gracias. Luca,
como todos la llamaban, era de apenas un metro y cincuenta, con el cabello
largo y rubio, y ojos sorprendentes. Se veía más como la hermana mayor de Yunho que su madre y yo sospechaba que había un
equipo de cirujanos plásticos en algún lugar para dar las gracias por ello.
Ella era hermosa, bien educada y obstinada, y estoy seguro de que su opinión
sería que yo no era lo suficientemente bueno para su Yunho.
— ¿Qué hacen tus padres,
Jaejoong? —me preguntó ella, dando un delicado bocado a su cordero.
Nunca había comido
cordero y estaba tratando de difamar un poco de la brillantemente colorida
jalea de menta en una parte de él.
—Mis padres están
muertos —dije.
La siguiente pregunta
fue la que siempre temía contestar.
—Oh, lamento mucho oír
eso. ¿Puedo preguntar cómo fallecieron? —Miré sus perlas y su traje de pantalón
color crema y quise decir: “no, no puede” en el mismo tono altivo que usaba
conmigo. En cambio, me mordí la lengua, por el bien de Yunho.
—Mi padre se suicidó
cuando tenía trece años y mi madre murió de cáncer de páncreas durante mi
último año de escuela secundaria. Cuando estaban vivos, mi mamá enseñaba quinto
grado, y mi padre simplemente pasaba en cierto modo de un trabajo a otro.
Ella pareció
imperturbable pero vi una ligera tensión en su mano cuando agarró el tallo de
su copa de vino. Yo no era un bueno para nada. Una mancha en la alta sociedad
en la que vive. Ella estaría mortificada si me convertía en su nuero.
— ¿Cómo lo manejaste?
—pareció genuina en esta ocasión, dulce incluso, y vi lo que Yunho: una buena
madre.
—Se sorprenderán de lo
que una persona es capaz de manejar sin otra opción. — Yunho apretó mi mano
debajo de la mesa.
—Eso debe haber sido muy
difícil para ti —dijo ella.
—Lo fue. —Me mordí el
labio, porque ahora tenía ganas de llorar.
Respondía a la dulzura
como una estúpida mosca de la fruta y ahora ella había logrado desarmarme.
—Yunho, cariño —dijo en
el mismo tono meloso—. ¿Tomaste alguna decisión sobre Londres?
¿Londres? Miré su cara. Él estaba conteniendo el aliento, sus ojos ámbar intensos.
—No. Ya hemos hablado de
esto.
—Oh, bueno es mejor que
te des prisa, una oportunidad como esa no va a durar para siempre. Además, no
veo ninguna razón por la cual no deberías ir. —Ella deliberadamente lanzó una
mirada en mí dirección.
— ¿Londres? —dije en voz
baja.
La vi levantar una ceja
por el rabillo de mi ojo. Regodeándose.
—No es nada, Jaejoong —sonrió
él débilmente, y supe que era absolutamente “algo”.
—Le ofrecieron a Yunho un
trabajo en Londres —dijo Luca, cruzando las manos bajo su barbilla—, para una prestigiosa empresa. Y
por supuesto él aún considera a Londres su hogar debido a que todos sus amigos
están ahí y la mayoría de su familia también. Estamos muy a favor de que tome
la iniciativa.
Mi mente se quedó en
blanco. Me sentí como si alguien hubiera arrojado un balde de agua fría sobre
mi cabeza.
—No quiero ir. —Él me
miró en ese momento… sólo a mí. Escrudiñé su rostro, tratando de decidir si
estaba siendo sincero—. Tal vez si ya te hubieras graduado, podrías ir conmigo.
Sería una posibilidad. Pero, mientras que tú estés aquí, es donde yo voy a estar.
Me quedé helado. Él
acababa de frustrar a su madre delante de mí y le había hecho saber que yo era
su prioridad número uno. Si hubiera un altar para Yunho, me habría encantado
idolatrarlo allí.
—Yunho, no puedes estar hablando en serio. —El
rostro de su madre se retorció mientras sus buenos modales luchaban contra su
indignación—. Apenas lo conoces. No creo que debas tomar una decisión en base a
alguna aventura.
—Ya es suficiente —dijo
con calma, pero era fácil ver que estaba molesto.
Yunho tiró su servilleta
en el plato frente a él y empujó hacia atrás su silla.
— ¿De verdad crees que
si Jaejoong era sólo una aventura lo habría traído aquí para conocerte?
—Bueno, ciertamente no
es el primer chico que has traído a casa. Fuiste muy en serio con Karam y…
—Tranquila —esta
advertencia vino de su padrastro, quien hasta ahora había estado observando
todo el intercambio en silencio—. Esto no es de tu incumbencia.
—Mi hijo es sin duda de
mi incumbencia —le espetó, alzando su pequeño cuerpo de la mesa—, me niego a
verlo tirar su vida por un oportunista hambriento…
—Vamos, Jaejoong. —Yunho
tomó mi mano y me levantó de la mesa.
Yo estaba sosteniendo un
bocado a medio masticar de papa en mi mejilla. Tragué bruscamente y miré a Yunho
en creciente confusión. ¿Realmente estaba yéndose en medio de la cena por mi
culpa? ¿Debo hacer algo?
—Nunca te he hablado con
dureza antes y no voy a empezar ahora —le dijo a ella con calma, aunque por el
conjunto rígido de sus hombros y el firme agarre que tenía en mi mano, yo sabía
que su calma era una farsa. La ira de Yunho hervía bajo la superficie como lava
caliente y cuando entraba en erupción, no había lugar para escapar—. Si no
aceptas a Jaejoong, entonces no me aceptas a mí. —Y luego me sacó de la
habitación tan rápido que casi no tuve la oportunidad de digerir lo que acababa
de suceder.
— ¿Yunho? —dije cuando
estábamos en el camino de entrada.
Él se detuvo y casi
choco contra él cuando me detuve en seco, patinando. Antes de que pudiera decir
nada más, me dio la vuelta como si estuviéramos bailando y me apretó contra su
pecho.
—Lo siento, Duque —dijo
besándome suavemente en los labios. Sus dos manos estaban en mi cara y sus ojos
estaban fijos en los míos, con tal intensidad que quería llorar.
— ¿Qué es lo que
sientes? —susurré, apoyándome de puntillas para besarlo de nuevo.
—Por eso —dijo haciendo
señas a la casa con un gesto de la cabeza—. Yo estaba esperando que ella te
hiciera pasar un mal rato, pero nada como eso. Su comportamiento fue
inexcusable. Estoy tan avergonzado que no sé qué decir.
—No tienes que decir
nada. Ella es tu madre y quiere lo mejor para ti. Yo probablemente sospecharía
de mí, también.
—Eres mi familia ahora
—dijo seriamente— y si ellos no pueden aceptar eso, entonces al diablo con ellos.
Me abrazó con fuerza y
me llevó hasta el auto. Lo seguí en silencio y temblando. Nunca nadie había
hecho algo tan tangible para hacerme saber que me amaba. La familia de Yunho
significaba el mundo para él y él me eligió por encima de ellos. Me aferré a su
mano en el auto de camino a casa y traté de darle sentido a las cosas.
Cuando llegamos a los dormitorios
él dio la vuelta al auto para abrir la puerta por mí. Caminamos hacia mi
edificio, ninguno de los dos dijo una palabra cuando Yunho se detuvo de
repente.
— ¿Quieres bailar
conmigo? —dijo tendiéndome la mano.
Mi primer instinto fue
mirar alrededor para ver quién nos estaba mirando.
—No, no hagas eso —dijo
él— sólo por una vez, no me importa.
Tomé un paso vacilante
hacia él. ¿Puedo hacer eso?
Su mano era cálida y se
tragó la mía. Puso la otra en mi espalda baja y jaló cerca de él. Podía oír
voces. Había gente alrededor e iban a vernos. Respiré hondo y cerré mis ojos.
—Sé valiente —dijo
sonriéndome—. Abre los ojos.
Lo hice. Sus pies
comenzaron a moverse y lo seguí automáticamente. Él era un buen bailarín.
—No hay música. —Estaba
tratando de ver quién nos estaba observando por el rabillo de mi ojo.
Comenzó a tararear.
Cerré mis ojos otra vez, pero esta vez de placer. Su voz era decadente.
Estaba tarareando Yellow.
—Aquí es donde nos
conocimos —dijo acariciando mi cuello—. Es el lugar donde empezó todo el
problema.
Él estaba bromeando,
pero para mí sus palabras sostenían tanta verdad.
— ¿Por qué hiciste eso?
—le pregunté, con mis ojos todavía cerrados—. No deberías haber hecho eso.
—Porque te amo. Ella
recobrará su juicio, la conozco.
—Eres un buen tipo, Jung
Yunho.
—Un hombre es tan bueno
como lo que más ama, ¿verdad? —Me estremecí.
Esperemos que eso no sea
cierto. Yo estaba casi tan podrido como un viejo huevo de hace meses.
—Tu madre es tan hermosa
—le dije en su hombro.
Se rio y cogió un puñado
de mi pelo, tirando de mi cabeza hacia atrás hasta que lo estaba viendo a los
ojos.
—Tú vas a destruirme,
¿lo sabes?
Lo sabía.
Después de que me dio un
beso de buenas noches, deambulé de regreso a mi habitación y me derrumbé en el
puf de Junsu.
Era demasiado bueno para
ser verdad. Algo bueno alguna vez duraba. Nuestro tiempo se estaba acabando.
Podía sentirlo. No faltaba mucho para que averiguara quien era realmente y no
quisiera nada que ver conmigo.
Él era luz y yo
oscuridad.
—Jaejoong, ¿qué pasa?
—preguntó Junsu, saliendo del cuarto de baño en una nube de vapor.
—Voy a perderlo, Junsu —le
dije ocultando la cara entre las manos.
—No, no —dijo
rápidamente llegando a arrodillarse junto a mí— te ama demasiado. Todo el mundo
puede ver eso.
—Oh, al diablo el amor
—dije, más para mí que él—. No siempre sobrevive a las cosas malas.
— ¿Qué cosas malas, Jae,
estás siendo dramático? —él jaló otro puf y se sentó frente a mí—. ¿Qué has
hecho?
—Junsu —dije mirándolo
con horror—. Cosas muy, muy malas. Y la peor parte es… no sé si alguna vez me
detendré.
Junsu me miró con
simpatía.
—Tú no eres tan malo
como piensas. Lo que has hecho, Yunho te seguirá amando. Tienes que dejarlo
amarte Jaejoong y lo más importante tú tienes que amarlo.
Seis meses más tarde, me
mude de los dormitorios a mi propio apartamento. Me faltaba un semestre de
escuela y estaba ansioso por terminarla. Yunho y yo habíamos empezado
cautelosamente a hablar de conseguir un apartamento juntos cuando me graduara.
Había pasado los últimos seis meses trabajando para su padrastro y estaba
viéndolo cada vez menos.
Decidimos hacer un
pequeño viaje juntos. A algún lugar cerca donde pudiéramos tomar el sol y no
hacer nada de nada. Nos instalamos e hicimos planes para que me recogiera
después de terminar con el trabajo. Las maletas estaban hechas y listas después
de mi última clase. Mi maleta estaba a mis pies y mis manos cruzadas
nerviosamente en mi regazo. Quería que este fin de semana fuera perfecto. Había
hecho mi primera visita para ropa interior a una tienda conocida y elegido algo
que pensé que le gustaría. Esta noche era la noche. Habíamos estado juntos
durante un año y medio. Junsu había llorado de emoción cuando le dije.
—Finalmente, vaca
estúpida —dijo dándome una caja de tamaño gigante de condones—. ¿Sabes cómo
funciona todo? Porque puedo encaminarte a través de los fundamentos.
—Si quisiera
asesoramiento de una zorra, llamaría un número novecientos —le dije, cogiendo
la caja. Él se había reído y repartido de todos modos.
El llamado a la puerta
de Yunho nunca llegó. Traté de llamar a su celular, que fue directamente al
correo de voz. Yunho nunca llegaba tarde, llegaba a donde quiera que iba por lo
menos diez minutos antes. Traté de frenar los pensamientos de él estando en un
accidente, sin embargo, me preocupación se llevó lo mejor de mí. Llamé al
hospital, pero me informaron que nadie por mi descripción se había admitido esa
noche. Pensé en llamar a sus padres, pero teniendo en cuenta como fue mi última
reunión con ellos, no podía conseguir marcar el número. Volví a acunar el
teléfono y me mordí las uñas en su lugar. Sólo había otra opción. Todavía
estaba en el trabajo y había perdido la noción del tiempo. Eso había estado
sucediendo mucho últimamente de todos modos, su trabajo era tan demandante que
a veces olvidaba las veces que se suponía íbamos a encontrarnos en algún lugar
o que era nuestro año y medio de aniversario y nos íbamos a comprar el uno al
otro gnomos de jardín en
celebración. No estaba enojado. Estaba
bien con eso. Sólo pasaría por la oficina para recordarle. Sí. Cogí las llaves
y corrí escaleras abajo.
El edificio de oficinas
estaba localizado en el pudiente distrito.
El edificio era también
casa de numerosos otros servicios que solamente los ricos podían costearse, así
que naturalmente había un guardia. Él me miró con los ojos hinchados que
sugerían demasiado licor de la noche
anterior y emitió un gruñido.
—El edificio está
cerrado por la noche —me lanzó con una voz irritada.
— ¿Entonces por qué sus
puertas están abiertas? —dije descaradamente, viendo las pocas personas que
deambulaban en el lobby.
Todos estaban envueltos
en sedas de colores mantequilla y trajes a la medida. Toda la escena gritaba:
"He aquí los ricos" de la más odiosa manera.
—Hay una fiesta en el
quinto piso, una fiesta privada —enfatizó—.
Las puertas están cerradas para todos los clientes.
El quinto piso era el
piso de Yunho. Me di cuenta de eso con un nudo en el estómago. Nunca me
mencionó una fiesta. Es cierto que tuvo una semana especialmente ocupada en el
trabajo, pero ¿cómo puede uno olvidar algo así?
—Bueno, lo que pasa es
que yo asisto a la fiesta —le dije con mi mejor voz esnob.
— ¿Sí? Yo no lo creo.
—Sus ojos estaban discurriendo sobre mis jeans y camiseta.
—Mi nombre está en la
lista amigo —dije rápidamente. Ni siquiera sabía que había una dije un nombre —.
Compruebalo por ti mismo. —Mi presentimiento acerca de la lista era correcto y
segundos después, él puso mi nombre falso en el papel en frente de él.
—Muy bien. Puede subir.
—No lo miré mientras me daba la vuelta e iba hacia los elevadores. Esperaba que
el verdadero no se apareciera pronto y desenmascarara mi cuartada. La subida en
el elevador fue tortuosa. Cuando escuché el “Ding”, salí tan rápido que casi
tropiezo sobre mis pies.
Parpadée con sorpresa.
No había ni rastro de escritorios, o las máquinas de fax o empleados con caras
sin expresión. Todo el piso había sido absuelto de su verdadera naturaleza, y
se sustituía por elegantes mesas con centros de velas flotantes y copas de cristal pulido. Todas las cortinas de la
oficina estaban abiertas para mostrar la vista impresionante.
Gente guapa encorvada
sobre bandejas de caviar que viajaban a través del cuarto en manos de mesoneros
con guantes blancos. Me apreté contra la pared más cercana y comencé la
exploración del espacio para ver su cara. No Yunho. No con el grupo frívolo de
secretarias que siempre me dejan en espera demasiado tiempo y no con su
padrastro, cuya sonrisa ahora se estaba volviendo a un grupo de inversionistas.
Sentí una oleada de ansiedad. ¿Y si él me estaba esperando en mi apartamento
ahora y yo aquí estaba husmeando alrededor de su oficina como un paranoico...?
Haría lo medianamente
decente e irme, antes de hacer el ridículo. Fui hacia la señal de salida con la
esperanza de encontrar la escalera. Tendría que pasar a través de un corredor
de lo que parecía oficinas, pero había pocas posibilidades que cualquiera de
ellas estaría ocupada mientras que había una fiesta en pleno apogeo. Corrí a
través de él. Estaba casi al final, tal vez tres pasos de la escalera, cuando
escuché su voz. Me pareció extraño que sobre el trino de Chopin y el zumbido
constante de una docena de conversaciones, escuché su voz.
Me detuve y ladeé la
cabeza, no para escucharlo hablar, sino por la manera en como estaba hablando,
urgente e íntimo. Me recosté sobre la puerta cerrada de su oficina y escuché la
risa gutural de una mujer. Mi corazón aceleró a tercera velocidad.
— ¿Te gustaría
descubrirlo? —su voz era claramente coqueta.
No podías equivocarte en
eso, ni siquiera en una puerta de cuatro centímetros de espesor. El Appassionato de Chopin sonaba en el
fondo, mientras me echaba hacia atrás.
¿Descubrir qué? Aguanté mi respiración y presioné el oído contra la puerta. ¿Siquiera
quería saber?
Algunas cosas son mejores dejarlas en el refrigerador —solía decir mi madre.
Me presioné más contra
ella hasta que mi cara estaba aplastada contra el revestimiento de madera. No
hubo más conversación.
Lo que sea que estaba
pasando en el otro lado de la puerta estaba pasando en silencio. Di un paso
atrás. Esta era mi señal… entra novio loco. No
todavía, me dije. Manejaré esto con
clase y decoro. Tome el pomo de la puerta, lo giré y abrí.
La puerta se hizo a un
lado como una cortina, revelando una escena que se incrustaría en mi memoria
para siempre. Lo cambiaría todo.
Lo arruinaría todo. Lo
rompería todo.
0.0 que pasoooo?????
ResponderEliminarMe mata la curiosidad o.o
Que fue lo que JJ encontro????
Me encantooo el cap cada vez tengo mas claro lo que paso
Muchas gracias por todos los capitulos ❤😉❤😉
hay por dios que paso ahí que a echo Yunho para lastimar así a Jae y por que lo estuvo engañando todo este tiempo que triste me has dejado con un hueco en el estomago y el corazón apachurrado me voy a desahogar mi triste corazón
ResponderEliminarGracias
No me jodassss :( que paso aquí??? Primero la horrible madre de Yunho siendo una completa perra malvada con Jae y ahora Yunho con otra (?) Es enserio ...?? Quiero saberrrrrrrrr
ResponderEliminarGracias por el cap^^/
Espera hacido mucho para mi este capítulo enserio no se que decir omg omg primero Jaejoong ya había cometido algo que lo tenia en dilema que hasta ahora no sabes que michi es >< ... la madre una pesada lengua de víbora y la cereza que diablos estaba haciendo Yunho no que proclamaba que lo amaba tsk tsk porque todo es un dilema y secretos que me marean XD gracias por la actu
ResponderEliminarputa nooooo T.T
ResponderEliminar