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El Oportunista


Capítulo 19

 

 

 

Changmin estaba esperando fuera del restaurante cuando mi taxi se detuvo. Antes de que pudiera alcanzar mi cartera, sacó un billete de su cartera y se lo entregó al taxista, señalando que mantuviera el cambio.

Eran cien euros.

—Te ves deslumbrante —dice, besándome en la mejilla.

—Gracias —tomo el brazo que me ofrece y floto en el más encantador restaurante que he visto en mi vida.

Estoy en Italia.

—Así que, ¿qué te parece Roma hasta ahora? —dice.

Viniendo aquí en el taxi, había visto una ciudad que era ambas, vieja y nueva. Decrépitos edificios permanecían desafiantes donde se colocaron miles de años antes, justo en el medio de la arquitectura nueva. Parecía como magia cada vez que volteabas la cabeza y tenías una visión de hace una eternidad, como el pasado estuviera elevándose de las cenizas y recordándote que todavía estaba allí. Y luego estaban las motos y los scooters y los autos pequeñamente minúsculos que viraban bruscamente  y se desviaban y hacían sonar histéricamente sus bocinas ante todo a su paso. La ropa que revoloteaba alegremente en casi todos los balcones y la manera en que mientras  la gente caminaba por la calle escuchabas la música a la deriva de aquí y allá, ofreciendo a la vida italiana con una banda sonora continua.

—Ojalá nunca tuviera que irme —lo admito—. Nunca he visto nada como esto. — Changmin asiente y espera a que me siente antes de sentarse él.

—La primera vez que estuve aquí, pensé que todo el lugar parecía un ghetto. Me tomó un par de días enamorarme, pero desde entonces, me encuentro anhelando este lugar cuando estoy en casa. Hago todo lo posible para venir tan a menudo como sea posible.

Pude ver eso pasándome a mí. No era de extrañar que Luhan quisiera hacer a su bebé aquí. Debe haber venido antes. Todos los chicos ricos hacían una  peregrinación  a Roma en algún momento de sus vidas lujosas, para ir de compras, por supuesto.

Cuando los dos teníamos una copa de vino en frente de nosotros y el camarero se alejaba con nuestra orden en su cabeza. Changmin se volvió hacia mí con una mirada de preocupación en su rostro.

— ¿Lo viste? ¿A tu Yunho?

—A lo lejos —Me río porque estaba muy lejos de ser "mi Yunho" que era ridículo—. Estaba cinco pisos más abajo, espiando a su ventana del hotel.

— ¿Ya sabes cuál es el plan de acción que vas a tomar?

Negué con la cabeza.

—No tengo ni idea, pero tengo que hacerlo. Voy a averiguarlo... Tengo un par de horas para llegar a algo.

— ¿Una cosa honesta? —se burla, ladeando la cabeza de una manera que hizo que su cabello caiga atractivamente en sus ojos.

—Sí —me río.

Era tan agradable reír.

—Tú sabes, Jaejoong. Lo que estás haciendo. Es lo correcto.

— ¿Qué? ¿Ser honesto? —Tomo un sorbo nervioso de mi vino. No había nada más incómodo que hablar de mi integridad, o la falta de ella.

—No.

Lo miro sorprendido.

—Ir tras lo que amas. A pesar de todo lo que has hecho, y no voy a endulzarlo, has hecho algunas cosas bastante malas, pero lo hiciste todo porque amas este único ser humano, tanto que no podías refrenarte. Hay una honestidad en eso.

— ¡Ja! No hay honestidad en mí, te lo aseguro.

—Te equivocas.

Incliné mi escéptica cabeza. Nadie en su sano juicio podría llamarme honesto, especialmente si habían oído mi historia.

—Nunca he conocido a alguien que sea tan honesto acerca de sus malas acciones y que hable con tanta franqueza sobre sus sentimientos. ¿Eres una mala persona, Jaejoong?

—Sí —le digo con facilidad.

—Ves. Tu comportamiento es el problema. Te permites actuar con cada sentimiento en lugar de tomarte el tiempo para ser virtuoso.

—Virtud —repito la palabra extranjera, tratando todas mis fuerzas para concentrarme en su significado. —Es curioso cómo tu vida sigue tropezandose con la suya —dice, cambiando la dirección de la conversación—. Quiero decir ¿cuáles son las posibilidades de él padeciendo amnesia y luego encontrarse contigo dos veces en veinticuatro horas?

Me encojo de hombros.

— ¿…Sólo para entablar una conversación contigo, las dos veces, y luego pedirte tomar un café? —continúa.

—Lo sé —suspiro— me compré una suscripción a la ironía el día que lo conocí.

—Hay algo más ahí, que no estás viendo.

— ¿Qué? ¿Cómo la cosa del destino? —Odiaba el destino. Era un pequeño mocoso aburrido que no podía dejar que la gente  sanara en paz.

—No lo creo.

—Entonces, ¿qué piensas? —El espacio entre sus cejas se arrugó y sus ojos estaban viendo algo por lo que me estaba muriendo por echar un vistazo.

—Creo que después de la primera vez que entregas tu corazón, nunca lo recuperas. El resto de tu vida es sólo tú pretendiendo que todavía tienes un corazón.

—Bieen…

—Así que, sólo piensa en eso —dice encogiéndose de hombros casualmente—. Él está vivo, pero está roto.

— ¿Cómo lo sabes? —pregunto. Yunho no se veía roto para mí. Parecía haberlo superado por completo.

—Porque a partir de aproximadamente el tiempo de conocerte, he decidido que nunca te olvidaré, aunque nunca hablemos una palabra entre nosotros. Dejas una impresión muy fuerte. Sólo puedo imaginar cómo ese pobre desgraciado se siente después de tantos años de mantenerse en tu compañía.

—Se siente como un golpe muy fuerte en la cabeza —me río, pero estoy tristemente serio.

Él me mira de lo que parece una eternidad y luego dice—: Pelea limpio. Sé sincero. Esa es la manera en que lo ganarás de regreso. Sin embargo, si ves que es verdaderamente feliz, dejarlo ser.

—No sé si puedo hacer eso —le digo con sinceridad—. No estoy seguro de ser capaz de alejarme.

—Eso es porque no sabes cómo amar.

— ¿Estás diciendo que no lo quiero? —Estoy conmocionado. Después de todo lo que le dije, pensé que mi amor era evidente. ¿Quién iba a luchar tan duro sin amor?

—Estoy diciendo que no lo amas tanto como te amas a ti mismo.

Silencio.

Me tomo unos segundos para cultivar mi ira.

— ¿Por qué? ¿Por qué piensas eso?

—Él se ha forjado para sí algo parecido a una vida sin ti. Estás dispuesto a arrancar  eso de raíz, tirar su vida en el caos una vez más. ¿Ha pensado en el hecho de que más de una persona saldrá lastimada? Él pertenece a Luhan ahora, también, y ¿qué pasa con el niño que ya podría haber llegado a existir?

Me estremezco. No había pensado en el bebé.

—No hay más en amar a alguien que sólo hacerte a ti mismo feliz. Tienes que querer que sea más feliz de lo que tú lo eres.

—Sería más feliz conmigo —le digo con confianza—. Estámos hechos el uno del otro.

—Pero tendría  culpa. Por abandonar su esposo, su hijo, por perderse años de su  vida. ¿Y dónde estaría la confianza? ¿Crees que no va a recordar lo que has hecho?

Me muerdo las lágrimas.

—Podemos solucionarlo. Claro, habrá cicatrices, pero habrá el amor suficiente para cubrirlas —estaba rogándole ponerse de mi lado, para que viera lo que veía. Yunho y yo, se suponía que debíamos estar juntos. Independientemente de la forma en que tratamos de permanecer separados, algo nos seguía manteniendo juntos.

—Tal vez, pero ¿estás dispuesto a hacerlo pasar por el torbellino de un sueño roto?

Inhalo.

—Jaejoong —puso su mano sobre la mía—. Hubo un tiempo para ti y Yunho. Elegiste y ahora ha pasado. Hasta ahora, has demostrado que eres capaz de casi cualquier cosa.

Me estremezco ante la verdad de sus palabras.

—Pruébate a ti mismo que eres capaz de hacer algo desinteresado.

Quiero discutir con él, rogarle que entienda que mi vida va a ser un sin sabor sin Yunho.

—Eres un hombre muy sabio, Changmin —sonrío tristemente.

Después de la cena, compartimos un taxi de vuelta al hotel. Changmin se detiene afuera para decir su adiós antes de continuar hacia su hotel.

No sé por qué, pero estoy muy triste. Siento el ardor de las lágrimas en mis ojos.

Y entonces sé sin duda que si yo fuera una persona completa, Changmin y yo hubiéramos tenido una oportunidad de estar juntos. Él es tan sabio y bueno, yo habría sido capaz de enamorarme de él y nos habríamos casado y tenido una familia. Lo vi todo en un segundo parpadeo. Changmin y yo. Tal vez él también lo vio, porque en ese momento se inclinó y me dio un beso en los labios. Fue un beso triste, lleno de que tal sí. Cuando aleja sus labios, mi cabeza da vueltas y me siento como si tuviera una garganta llena  de granadas.

—Buena suerte, Jaejoong —dice sonriendo—. Elije sabiamente.

Y entonces él se introduce en el taxi y es conducido lejos con todos mis pensamientos siguiéndolo.

Me quedo en la acera y veo las ruedas de su taxi levantar la lluvia del día. Esta lloviznando afuera, pero no me importa. Me gusta la lluvia. Decido caminar, y mientras lo hago, pienso en qué hacer. Sorprendentemente, no hay pensamientos de venganzas. Estoy pensando en mi decaimiento interior y sobre lo egoísta que siempre he sido. Cuento las veces que he tomado buenas decisiones en mi vida y termino solo con cinco. Decidir ir a esa primera cita con Yunho, decirle la verdad sobre lo que he hecho, convertirme en abogado, romper con Daniel, y venir a Roma y conocer a Changmin. Cinco buenas decisiones. Parece un número tan débil pero mi penoso montón representa una pequeña posibilidad. Changmin vio algo en mí y se tomó el tiempo para nutrirlo. Ahora, debía imprimir la verdad en mi corazón. No iba a pagar mal con mal. Luhan lo había ganado y merecía conservarlo.

Camino sin rumbo, húmedo y temblando, a la Trinitá dei Monti, la hermosa iglesia construida por San Francisco de Paola y miro al Obelisco Sallustiano. Aquí es donde tomo mi decisión final, frente a una construcción que representa a dios. Debes ir a casa antes de que se haga demasiado tarde. Esta vez el cielo no es rojo. Estaba evitando los problemas, diciendo una adiós final a ellos. Me pregunto si puedo hacer un hábito de hacer las cosas correctas, y luego sonrío porqué se cuan largo será ese viaje para

Cuando me siento listo, me dirijo de nuevo hacia De La Ville donde Yunho y Luhan se están hospedando.

El silencio de las calles habla del horario tardío. Me paro mirando a través de su ventana de nuevo, pero esta vez mi mente está decidida. Diré adiós. Pienso en Yunho como un padre y sonrío. Seria genial en eso, como lo era en todo lo demás, y luego pienso en Karam.

Ya sería un padre si no fuera por mí. Lleno mis pulmones del dulce aire italiano.

—En un sentido estoy tan ido, no sé qué decir —comienzo—. Te amo tanto y hay tantas cosas que no pude decirte. Estaba tan asustado por el modo en que me amabas, Yunho. —Limpio una lágrima que gotea de mi ojo y sigo—. Cambiaste todo. Estaba tan asustado de perderte que hice todo lo posible por alejarte. Pensé que si no lo hacía, eventualmente tu verías que estabas perdiendo el tiempo conmigo y te irías de cualquier forma. Te extraño. No, no solo te extraño, mi corazón duele cada día porque no estas allí. Siento lo que hice. Todo. Por favor, por favor no me olvides, porque esa posibilidad duele más que cualquier cosa.

—Nunca te olvide.

Me da escalofríos. Me toma un minuto para que la imposibilidad de la situación se asiente.

—Yunho —suspiro su nombre mientras me giro a mirarlo. No me siento terriblemente sorprendido ante la última broma de la ironía. Hay algo en mi vida que está unida a la de él. Seguimos cruzándonos…. no, chocando el uno al otro. Yunho está parado a unos pies de distancia con una bolsa de súper en su mano, Puedo ver una botella de vino asomándose.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta sacudiendo su cabeza con asombro.

—Vine a encontrarte —digo con honestidad—. A decirte que... —miro a su ventana para indicar el punto de mí discurso.

— ¿No ibas a decírmelo en la cara?

—No.

—Es un viaje muy largo como para decir algo tan importante por la ventana de mi hotel.

—No tenía derecho a venir —admito, encogiéndome de hombros—. Lo siento. Entre en tu casa y descubrí donde estabas.

Él cierra sus ojos y se ve como si quisiera reír.

— ¿Junsu te ayudó?

Asiento.

—Me alegra que vinieras —dice suavemente— estaba pensando en ti.

Me retuerzo en sorpresa.

— ¿Lo estabas? —Él sonríe y me mira en la cara.

—Por supuesto. Pienso en ti todo el tiempo.

Muerdo mi labio inferior con fuerza para no llorar. Estoy tan confundido que no se qué decir.

—Caminemos —dice él y camino junto a él—. Nunca te olvide —dice de nuevo.

—Bueno, lo hiciste por  un tiempo —digo estudiando el piso.

—No, eso es lo que trato de decirte. Nunca tuve amnesia. Lo fingí.

Paro de caminar.

— ¿Qué hiciste qué?

—Jaejoong —él para y me mira a los ojos—. Fingí mi amnesia.

Siento que el mundo cae bajo mis pies. Yunho y yo estamos en Roma. Estoy en Roma. Nunca tuvo amnesia. Piensa en mí todo el tiempo. Nunca tuvo amnesia.

— ¿Por qué… qué… por qué? — Quiero agarrarlo por el cuello de su camisa y sacarle  su respuesta.

En cambio, me paro con las manos en mis costados.

—Después de todo lo que paso con nosotros, traté de sanar. Sabía que necesitaba olvidarte y seguir adelante. Dolía tanto, cada día se sentía como una sentencia de muerte. Hice luto como si hubieras muerto, y entonces conocí a Luhan. Nos arreglaron en una cita a ciegas y recuerdo haber sentido esperanza ese día. Fue el primer día en un año que sentí esperanza. Tomamos nuestro tiempo para conocernos, le compré un anillo.

Me miró para ver si recordaba el iceberg.

—Y entonces, de repente, te extrañaba de nuevo. Quiero decir, nunca deje de extrañarte, pero esta vez me golpeó duro. No podía ir a dormir ni una noche sin verte en mis sueños. Comparaba todo lo que hacía Luhan a todo lo que recordaba de ti. Era como si la herida vieja se hubiera abierto de nuevo y me estaba desangrando con mis sentimientos por ti.

Cierro mis ojos a sus palabras. Palabras que quiero oír desesperadamente pero que hacen que mi corazón duela tanto que apenas puedo respirar.

—Fui a ese viaje de negocios y me alegró poder alejarme de ellas unos días. Necesitaba pensar y aclarar las cosas antes de darle el anillo. Luego ocurrió el accidente... Me desperté en ese auto con la persona junto a mí muerta y no sabía quién era. Mi amnesia fue inducida por un estrés masivo y la concusión en mi cabeza. Para cuando llegue a la habitación de emergencias, recordaba todo. Estaba en la cama del hospital y seguía pensando, si solo Jaejoong estuviera aquí. Sería feliz si Jaejoong estuviera aquí. Y luego el doctor preguntó si sabía quién era y le dije que no. Solo dije que no. Tomé esa decisión en una milésima de segundo porque no sabía quién era sin ti y sabía que tenía que intentar encontrarte. Le mentí a Luhan, a mi familia, y nada me importó porque mi amnesia me daba tiempo y excusas. Fui a todas partes a las que creí que irías. El día que me viste en la tienda de música, sabía que estarías ahí; tenía un presentimiento. Aún estaba impresionado, no porque apareciste, pero porque pasaste cerca de mí y pretendiste que no me habías visto ahí parado antes de entrar.

Sonrío. Él me conocía incluso entonces.

— ¿Pero porque no sólo me dijiste, Yunho? ¿Qué podría haber dicho después de todo lo que te hice?

Escenas pasaban por mi memoria como en una película. Yunho llamándome Duque por accidente. Yunho trayéndome mis flores favoritas la noche en que Luhan irrumpió en nuestra cita a cenar. Yunho diciendo “Nunca te olvidé” en la corte el día de mi cumpleaños. Él arrugó sus bellos labios.

—Porque quería volver al principio. Quería que empezáramos de nuevo. Y luego te fuiste…

—Y luego me fui —repito.

No iba a decirle sobre Luhan, sobre como prácticamente me llevó fuera de la ciudad. Eso no tenía sentido y sólo lo lastimaría.

—Así que ¿por qué me buscaste para ser su abogado? ¿Qué diablos te poseyó para hacer eso?

Él ríe.

—Quería torturarte. Quería que pagaras por dejarme una segunda vez. Sólo terminé torturándome a mí mismo, por supuesto.

—No, me torturaste bastante —sonrío—. Y sólo piénsalo, podría haberlo dejado en la cárcel y tenerte todo para mí.

Él me mira con asombro.

—Así que, ¿aún me amas? —bromea, estirándose y acomodando mi cabello detrás de mí oreja.

—Más que a nada —digo—.Estaba esperándote, por años. No vivó. Sólo esperaba que volvieras.

El cierra sus ojos y sé que está pensando lo mismo que yo. ¿Qué pasaría si…? Me atrae a su pecho y me mantiene ahí.

—Te amo también, Jaejoong. Más de lo que podría amar a otra alma. No ha habido una sola hora en siete años en la que no haya pensado en ti. —Lloro en su camisa.

Si solo muriera en ese momento, entonces no tendría que vivir sin él, simplemente ya no estaría.

—No llores  —dice,  levantando  gentilmente  mi  rostro  para  que  lo  mire—.  Siempre serás el que fue amado primero, nada cambiará eso.

— ¿Pero qué importa eso si no puedo estar contigo? —Me quejo—. No puedo vivir sin ti.

—Pero lo has hecho —sonríe, aunque es una sonrisa triste—. Lo has hecho y lo harás.

Asiento a medias porque es verdad. La vida siempre sigue aunque tenga que arrastrarte con ella, pateando y gritando.

—Tampoco me olvides —dice él.

Río ante la ridiculez de eso.

—Eso sería imposible.

—De acuerdo —sonríe y luego inclina su cabeza y me besa. Es el último beso real de mi vida. Siempre me aferraré a ese beso. Era adiós, y lo siento, y te amo tanto. Cuando termina,  presiona su frente con la mía una vez más y luego se ha ido. Estoy roto.

3 comentarios:

  1. Que pena ojala que Jae lo pueda olvidar y siga adelante ya que Yunho tomo su decisión estuvo bueno el capítulo espero el siguiente con ansias

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  2. noo por que no le has dicho que ese también te a sacado de su vida a base de mentiras el no es bueno para Yunho y es un egoísta y no merece el amor de Yunho dice Jae que para no lastimar de nuevo a Yunho pero lo dejo en los brazos de ese mal hombre no se pensó para lastimar a muchas personas ni a Jae ni a Yunho mismo
    quien merece la pena de estar con Yunho es Jae pues los dos se aman y serán felices con ese Luhan fuera de sus vidas no se alejen que permanezcan juntos sufro por ello y no los quiero con nadie mas
    Gracias

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  3. Si solo se dieran una oportunidad mas, te diste cuenta muy tarde Jaejoong aun se aman mutuamente al ultima vez no luchaste hiciste que el otro te apartara te alejara so solo hubieras sido fuerte otro seria la historia pero que podemos hacer cuando ambos están rotos u.u ...gracias

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