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Duda razonable: Capítulo 14

Yunho
Hace varios meses
Estaba todo allí en blanco y negro, en la parte delantera y en el centro, sin relleno.
Aunque los datos estaban asimétricos y The Korea Times se había descuidado una vez más publicando mi foto, el daño a mi firma —Yeo & Hart, estaba hecho ahora. Y sabía exactamente lo que iba a ocurrir, paso a paso.
Lo había visto suceder en esta ciudad muchas veces.


En primer lugar, los mejores clientes que juraron permanecer siempre a mi lado llamarían para decir que "de repente" encontraron una nueva representación. Luego, los empleados podrían presentar cartas de reasignación —el saber que tendrían una firma contaminada en sus expedientes obstaculizaría sus carreras. Después, los inversores llamarían —pretendiendo simpatizar mientras me denunciarían públicamente en los medios de comunicación y de inmediato retirarían toda la financiación.
Por último, y para más desgracia, estaba seguro de que me convertiría en otro abogado pez gordo que arruinó su carrera incluso antes de que pudiera comenzar.
—¿Cuánto tiempo crees que serás capaz de salirte con la tuya acechando a Jihye? —El investigador privado que contraté pasó a mi lado.
—Es mi hija. No voy a acosarla.
—Ciento cincuenta y dos metros. —Encendió un cigarrillo—. Eso es lo lejos que se supone que debes estar.
—¿La están tratando bien durante la semana?
Suspiró y me entregó una pila de fotos.
—Preescolar privado, clases tempranas de claqué, y fines de semana en el parque, como puedes ver claramente, está bien.
—¿Aún llora por la noche?
—A veces.
—¿Todavía ruega verme? ¿Ella…?
Dejé de hablar una vez que los ojos de Jihye se encontraron con los míos en los columpios. Chillando, saltó de su asiento y corrió hacia mí.
—¡Papiii! ¡Paapii! —gritó, pero fue recogida antes de que se acercara más. Se la llevaron y la pusieron dentro de un auto justo cuando se puso a llorar.
Joder…
Inmediatamente me senté en la cama, dándome cuenta de que no estaba en el parque en Seúl. Me encontraba en Daegu, y estaba teniendo otra pesadilla.
Echando un vistazo al reloj de la pared, vi que era un poco más de la una. El calendario que colgaba directamente sobre él solo confirmó que había estado viviendo aquí durante demasiado tiempo.
Toda la investigación que había hecho hace seis años —sopesar los pros y los contras, el control de los registros de todas las empresas principales y el aguantar las mentiras de los perfiles de los hombres en Date-Match, era ahora aparentemente nulo: el condominio que compré era un mero remanente de lo que se había anunciado, solo había una empresa digna de mi tiempo, y la piscina de hombres dignos para follar disminuía día a día.
Hace apenas unas horas, había ido a una cita con un hombre que me dijo que era maestro de jardín de infancia con una inclinación por el color rojo y por los libros de historia. En realidad, era del doble de mi edad, daltónico, y solo quería "recordar cómo se sentía una buena polla”.
Frustrado, me deslicé de la cama y caminé por el pasillo —enderezando los marcos "J" y "Y" que colgaban en la pared, tratando de no parecer demasiado duro.
Iba a necesitar algo más que uno de mis pocos tragos habituales para soportar esta noche, y empezaba a cabrearme mucho por no haberme follado a alguien en lo que parecían siglos.
Me serví dos tragos de whisky y me los tomé consecutivamente. Antes de que pudiera verter otro, mi teléfono vibró. Un correo electrónico.
Hero.

Asunto: Calidad del Desempeño.
Estimado U-know,
Estoy seguro de que en este momento estás en medio de otra jodida conquista, y a pocos segundos de darle tu infame línea de "Una cena. Una noche. Sin repeticiones”, pero estaba pensando en algo y TENÍA que enviártelo por correo electrónico…
Si te gusta el sexo tanto como dices, ¿por qué solo insistes en una noche? ¿Por qué no una estricta relación de amigos con beneficios y así no tendrías que tener tantos períodos de sequía? (Me refiero, ¿este es el trigésimo día de la "Operación: Todavía sin Culo" para ti, no?)
De hecho, estoy empezando a preguntarme si la única razón por la que das una noche es porque ya sabes que tu rendimiento no será el suficiente para prometer otra buena…
Tener una polla mediocre no es el fin del mundo.
—Hero.

Negué y escribí una respuesta.

Asunto: Re: Calidad del Desempeño.
Estimado Hero,
Por desgracia, no estoy en medio de otra jodida conquista. En vez de eso, estoy ocupado escribiéndote una respuesta a tu último ridículo correo electrónico.
Este es, de hecho, el trigésimo día de tu apropiado nombre de "Operación: Todavía Sin Culo", pero desde que te follé por teléfono e hice que te corrieras, no ha sido un completo fracaso…
Disfruto del sexo, mi polla tiene un apetito insaciable por él, pero ya te he dicho una infinidad de veces que no estoy en relaciones. Jamás.
Me niego a abordar siquiera tu último párrafo, ya que nunca he recibido ni una solo queja sobre mi "rendimiento" y mi polla está lejos de ser mediocre.
No obstante, tienes toda la razón en tu discurso de clausura: tener una polla realmente infame no es el fin del mundo.
Tener un culo no follado sí que lo es.
—U-know.

Mi teléfono sonó inmediatamente.
—¿En serio? —espetó Hero cuando le contesté—. ¿Tu mensaje en realidad dice lo que yo creo que dice?
—¿De repente olvidaste cómo leer?
—¡Eres ridículo! —Se echó a reír—. ¿Qué pasó con tu cita de esta noche?
—Era otro mentiroso de mierda.
—Ayy. Pobre U-know. Realmente esperaba que el trigésimo día fuera el definitivo.
Puse los ojos en blanco y me preparé otra bebida.
—¿Vivir vicariamente en mi vida sexual es tu afición recién descubierta?
—Por supuesto que no. —Su risa flotó a través la línea, y pude escuchar el sonido de papeles mezclándose en el fondo—. He querido preguntarte, ¿de dónde eres?
—¿Qué quieres decir con, de donde soy?
—Exactamente lo que te pregunté —dijo—. No puedes ser del sur. No arrastras las palabras, y ni siquiera tienes una pizca de acento en tu voz.
Dudé.
—Soy de la ciudad de Seúl.
—¿Seúl? —Su voz se elevó una octava—. ¿Por qué saliste de allí para venir a Daegu?
—Es personal.
—No puedo imaginarme algún día queriendo irme de Seúl. Parece tan perfecto. Y hay algo en cuanto a las luces y las vidas de las personas que se alojan allí, la forma en que todos deben tener esos grandes sueños y…
Desconecté y me bebí mi trago. Su alabo poético sobre ese desolado lugar tenía que ser detenido. Rápidamente.
—¿Y los bufetes de abogados en Seúl no son mucho más atractivos que los de aquí? —Seguía hablando—. Como uno de mis favoritos…
—¿Cuál es el nombre de ese ballet para el que vas a hacer un casting este año? —lo corté.
—El Lago de los Cisnes. —Siempre dejaba el tema si yo decía algo sobre el ballet—. ¿Por qué?
—Solo preguntaba. ¿Cuándo es la audición?
—Dentro de unos meses a partir de ahora. Me estoy esforzando tanto como puedo para equilibrar mis clases. —Se aclaró la garganta—. Quiero decir, me estoy esforzando mucho para equilibrar mis casos con mi tiempo de prácticas.  
—¿Por qué no le preguntas a tu jefe si puedes trabajar los fines de semana a cambio de un par de días a la semana libres?
—Estoy bastante seguro de que no va a funcionar.
—Por supuesto que va a funcionar —dije—. Hay un abogado en mi empresa que trabaja de sábados a miércoles para poder dedicarse a la música. Si la empresa para la que trabajas merece malditamente la pena, van a ser flexibles contigo.
—Sí, bueno, supongo que tendré que investigar eso.
Silencio.
—¿En qué empresa trabajas? —pregunté.
—No puedo decirte eso.
—¿Cuáles son los nombres de los socios?
—Tampoco puedo decírtelo.
—¿Pero si me puedes decir lo profundo que quieres que mi polla se entierre dentro de ti más tarde esta noche?
Contuvo una corta respiración, un sonido atractivo que me volvía loco cuanto más lo oía.
—¿Cuánto tiempo crees que voy a aguantar solo hablando contigo por teléfono, Hero?
—Durante el tiempo que quiera que aguantes. —Su voz sonaba más segura ahora.
—¿Crees que voy a hablar contigo dentro de un mes sin poder follarte? ¿Sin ser capaz de verte en persona?
—Creo que me has hablado durante varios meses sin follarme. De hecho, creo que me has hablado durante años sin follar conmigo porque soy tu amigo, y los amigos…
—Si no te follo en el próximo o próximos dos meses, no vamos a ser amigos nunca más.
—¿Quieres apostar?
—No tengo que hacerlo. —Colgué y cogí mi ordenador portátil, dispuesto a darle otro intento a Date-Match. En el segundo que hice clic en el hombre más bonito de la página, un correo electrónico de Hero apareció en mi pantalla.

Asunto: Confía en mí.
Tú y yo todavía seremos amigos en unos meses desde ahora, y te parecerá completamente bien el no ver mi cara.
Ya verás.
—Hero.

Asunto: Re: Confía en mí.
Tú y yo vamos a follar en unos meses desde ahora, y la única razón por la que me parecerá bien el no ver tu cara, será porque vas a estar montando mi polla mientras inclino tu culo sobre la mesa.
Ya verás.
—U-know.



Testimonio (s.):
Evidencia oral o declaración dada por los testigos bajo juramento en respuesta a las preguntas formuladas por los abogados en un juicio.

Yunho
—Señor Kim, ahora puede intervenir y cuestionar al señor Jung —dijo el señor Greenwood desde el otro lado de la sala.
Era el último día del mes, lo que significaba que finalmente usaríamos la sala de audiencias del millón de dólares que se encontraba en el piso superior de GBJ. La sala no era necesaria, pero ya que la firma tenía demasiado dinero y no sabía qué hacer con él, utilizaban el espacio para los simulacros de casos de los internos.
El “juicio” de hoy era sobre algún idiota que estafó a los empleados de su propia empresa, dejándolos sin seguro médico, y por desgracia, yo interpretaba al acusado.
De pie frente a la mesa de la defensa, Jaejoong agarró su cuaderno y tomó la palabra. No hablábamos desde que lo eché de mi apartamento hace dos semanas, pero por lo que pude ver, parecía imperturbable.
Sonreía con bastante frecuencia, era muy agradable, y cada vez que me entregaba mi café, lo hacía con una sonrisa, diciendo: “Realmente espero que disfrute de este café, señor Jung”.
Había estado deteniéndome en la cafetería que se encontraba calle abajo desde entonces.
—Señor Jung —dijo, alisando su ajustado traje azul—, ¿es verdad que usted engañó previamente a su esposa?
Nunca la engañé.
—Mantén el personaje, Yunho —susurró el señor Bach desde el asiento del juez.
Rodé los ojos.
—Sí. Engañé a mi esposa por un tiempo.
—¿Por qué?
—¡Objeción! —vociferó uno de los internos—. Su Señoría, ¿realmente necesitamos conocer los detalles sobre la vida amorosa de mi cliente? Este simulacro de juicio es sobre su participación en una conspiración.
—Si me lo permite, su Señoría —intervino Jaejoong antes de que el “juez” pudiera decir algo—. Creo que la valoración de cómo se comporta el señor Jung en sus asuntos es una buena forma de evaluar su carácter. Si tratáramos con un cliente que abandonó a su compañía por incompetencia, no estaría fuera de lugar que le pregunte acerca de sus relaciones personales anteriores, sobre todo si nuestro cliente falso es de alto perfil.
—Denegado.
Jaejoong sonrió y miró su cuaderno.
—¿Tiene problemas con el compromiso, señor Jung?
—¿Cómo puedo tener un problema con algo en lo que no creo?
—Así que, ¿cree en tener solo relaciones de una noche durante el resto de su vida?
Su Señoría… —El interno que representaba a la defensa se puso de pie, pero levanté la mano.
—No es necesario —dije, estrechando mis ojos en dirección a Jaejoong—. Responderé al inapropiado interrogatorio del señor Kim< Creo en vivir mi vida como me dé la gana y en tratar con mujeres u hombres sólo cuando quiera hacerlo. No estoy seguro de por qué esto tiene algo que ver en este simulacro de caso de conspiración, pero ya que estamos hablando de mi vida sexual, debe saber que estoy feliz y satisfecho. De hecho, tengo una cita esta noche. ¿Quiere que les informe de los detalles a usted y al jurado mañana?
Los internos que conformaban el jurado rieron cuando la sonrisa de Jaejoong se desvaneció. Incluso cuando se obligó a sonreír de nuevo, pude ver un atisbo de dolor en sus ojos.
—Así que… —Respiró hondo—. En relación con el caso…
—Qué bueno que finalmente llegue al tema.
Los miembros del jurado rieron de nuevo.
—¿Cree en la moral, señor Jung? —preguntó.
—Sí.
—¿Cree que usted posea una?
—Creo que todo el mundo lo hace hasta cierto punto.
—¿Permiso para acercarme al testigo? —Miró al señor Bach y él asintió.
—Señor Jung, ¿puede leer la parte resaltada de este documento, por favor? —Colocó una hoja de papel delante de mí, y noté una pequeña nota escrita a mano en la parte superior de la página:
Jodidamente te odio y desearía no haberte conocido nunca.
—Sí —dije, tomando una pluma de mi bolsillo—. Dice que mi empresa no estaba al tanto de los cambios en la política de seguros.
Cuando él le entregó una copia del documento al jurado, escribí una respuesta a su nota:
Lamento que te arrepientas de nuestros encuentros, ya que no me arrepiento de conocerte, sólo me arrepiento de follarte más de una vez.
Me pidió que leyera otra sección para el tribunal, y entonces tomó el papel, mirándome una vez que leyó mis palabras.
Traté de apartar la mirada para centrarme en otra cosa, pero la forma en que me miraba lo impidió. El traje que llevaba era altamente inadecuado, demasiado ajustado en sus muslos.
—Tengo tres preguntas más para el señor Jung, su Señoría —dijo.
—No tiene un límite, señor Kim. —Él sonrió.
—Correcto… —Dio un paso adelante y me miró a los ojos—. Señor Jung, usted y su compañía le hicieron creer a sus empleados que se preocupaban por ellos, que cuidaban de sus intereses, y que literalmente les comunicarían los cambios qué harían antes de que sucedieran. ¿No están esas promesas en el manual de su empresa?
—Lo están.
—Entonces, ¿cree que merece ser multado o sancionado por dar a sus empleados falsas esperanzas? ¿Arrastrándolos a una situación que usted supo todo el tiempo cómo acabaría?
—Creo que hice lo que era mejor para el interés de mi compañía —dije, ignorando el hecho de que mi corazón latía con fuerza contra mi pecho—. Y en el futuro, cuando esos empleados se desplacen a nuevos lugares, tal vez se den cuenta de que mi empresa no era la mejor opción para ellos, de todos modos.  
—¿No cree que les debe una simple disculpa? ¿No cree que al menos debería darles eso?
—Una disculpa implica que hice algo mal. —Apreté los dientes—. Sólo porque no están de acuerdo con lo que hice, no significa que no hice lo correcto.
—¿Cree en la duda razonable, señor Jung?
—Dijo que sólo tenía tres preguntas que ya me ha hecho. ¿Las matemáticas elementales han cambiado recientemente?
—¿Cree en la duda razonable, señor Jung? —Su rostro enrojeció—. ¿Sí o no?
. —Apreté la mandíbula—. Sí, creo que eso es una disposición común para todos los abogados en este país.
—Así que, dado el caso actual que estamos discutiendo… ¿cree que alguien como usted, alguien que trataba a sus empleados tan terriblemente, jamás podría cambiar en el futuro ahora que sabe el daño que le ha hecho a los demás?
—La duda razonable no se trata de sentimientos, señor Kim, y sugiero que consulte el diccionario jurídico más cercano que pueda encontrar, porque estoy bastante seguro de que hemos tenido esta discusión una vez antes.
—No recuerdo eso, señor Jung, pero…
—Citando sus propias desafortunadas pero correctas palabras, ¿no me dijo una vez, en su primera entrevista aquí en GBJ, que ciertas mentiras son dichas y ciertas verdades son retenidas? ¿Y que la condena final depende de quién pueda discernir cuál es cuál? —Lo miré de arriba abajo—. ¿No es la definición exacta que proporcionó para la duda razonable?
Me miró fijamente con la misma mirada de dolor que tenía cuando lo eché de mi casa.
—No hay más preguntas, su Señoría —murmuró.
El señor Greenwood aplaudió ruidosamente desde el fondo de la sala. El señor Bach y los otros internos siguieron el ejemplo.
—¡Muy buen trabajo, señor Kim! —gritó el señor Bach—. Esa fue una línea muy directa, pero aun así convincente, de preguntas.
—Gracias, señor. —Evitó mirarme.
—Oficialmente es el primer interno que consiguió irritar a Yunho. —Sonrió, aparentemente impresionado—. Definitivamente necesitamos mantenerlo alrededor. Infiernos, podemos llamarlo cuando necesitemos que nos recuerden que él es capaz de mostrar alguna emoción.  
Más risas.
—¡Gran trabajo, todo el mundo! —Se echó hacia atrás en la silla del juez—. Vamos a repasar sus presentaciones finales esta semana y les enviaremos por correo electrónico los resultados el próximo jueves. —Golpeó su mazo—. La Corte queda en receso.
Los internos salieron de la habitación y Jaejoong me miró por encima del hombro por última vez, lanzándome una mirada enojada.
También le dediqué una mirada furiosa, agradecido de tener una cita por la noche para poder sacarlo a él y a sus preguntas estúpidas de mi mente.
Las siete no podían llegar lo suficientemente pronto…
***
Esperé unos minutos antes de dirigirme al ascensor y traté de recordar mi calendario para el resto del día. Esta tarde tenía dos consultas con los propietarios de pequeñas empresas, y tenía que hacer una carrera a Starbucks antes de que Jaejoong me trajera mi próxima taza de café.
Abrí la puerta de mi oficina y encendí las luces, preparándome para llamar a Heechul, pero Karam estaba de pie delante de mi biblioteca.
—¿El refugio para desamparados no se encontraba abierto? —pregunté.
—Vine aquí para darte finalmente lo que pediste.
—Es demasiado temprano para saltar de un puente.
—Estoy hablando en serio.
—Yo también. —Pasé junto a él y envié rápidamente un mensaje de texto en mi teléfono—. Si saltas antes del mediodía, el equipo de noticias no será capaz de relatar la historia durante el horario estelar.
Se puso delante de mi escritorio y dejó una carpeta.
—No voy a arrastrar más tu nombre pos tribunales, no presentaré más petitorios o requerimientos judiciales, y no haré afirmaciones falsas acerca de tu carácter he terminado de mentir.
—Estoy seguro. —Recogí los papeles—. En otras palabras, hay algún tipo nuevo al que estás ansioso por follarte. ¿Sabe cómo eres realmente?
—¿En serio? Estás consiguiendo tu ansiado divorcio. ¿Por qué te importa?  
—No lo sé. —Me puse las gafas de lectura y miré por encima de los documentos—. ¿No hay solicitudes de pensión alimenticia, reclamos de abuso, o demandas de propiedad? ¿Me estoy perdiendo alguna página?
—Te lo dije. Ya terminé de mentir.
No lo creí ni por un segundo, pero tomé mi teléfono y llamé al notario, diciéndole que era una emergencia.
—Sabes… — Karam se apoyó en mi escritorio—. Recuerdo el pastel que me compraste para nuestro aniversario de boda. Era blanco y azul claro, y tenía todos estos muy pequeños adornos de Seúl. También tenía capas de diferentes sabores. Uno por cada año que estuvimos juntos. ¿Te acuerdas de eso?
—Te recuerdo follando a mi mejor amigo.
—¿No podemos tener un momento agradable antes de terminar las cosas bien?
—Tú y yo terminamos hace mucho tiempo, Karam. —Traté de mantener mi voz plana, monótona—. Cuando algo ha terminado, las palabras finales, buenas o malas, no hacen ni una puta diferencia.
Suspiró y me di cuenta de lo terrible que se veía. Tenía los ojos inyectados en sangre, y aunque el traje azul que llevaba se le ajustaba perfectamente, no había intentado plancharlo.
—¿De qué se trata este llamado de emergencia, señor Jung? —La notaria entró en la sala, sonriente—. ¿Está solicitando que compremos otra cafetera de mil dólares? —Ella dejó de hablar una vez que vio a Karam.
—Señorita Kannan, este es Karam, mi futuro ex-esposo. Necesito que atestigüe la firma de los papeles del divorcio, haga tres copias, y selle una de ellas para que sea enviada.
Asintió y sacó un sello de su bolsillo.
—¿Te diste cuenta de que te di voluntariamente nuestro apartamento? —preguntó Karam.
—¿El apartamento que yo compré? —Firmé con mi nombre—. Qué generoso.
—Tenemos un montón de recuerdos en esa casa.
—Firmar los documentos no requiere conversación —dije.
Tomó la pluma y puso su firma encima de la mía, tomándose tiempo extra para añadir un doble remolino hasta en la última letra.  
—Estaré de vuelta con sus copias. —La señorita Kannan evitó mirarnos cuando salió de la habitación.
—Por lo tanto, eso es todo, supongo —dijo Karam—. Estoy oficialmente fuera de tu vida.
—No. —Negué con la cabeza—. Desafortunadamente, todavía estás en mi vista.
—¿Te mataría desearme lo mejor? ¿Al menos desearme buena suerte?
—Viendo que vas a volver a prisión, supongo que sería apropiado. —Me encogí de hombros—. Buena suerte. Las autoridades están fuera esperando por ti, así que tómate todo el tiempo que necesites. Incluso hay una máquina expendedora en el pasillo si quieres probar la libertad por última vez…
—¿Jodidamente me delataste? —Su rostro se puso blanco cuando levanté mi teléfono, mostrándole el mensaje que envié al segundo en que lo vi en mi oficina—. ¿Cómo pudiste hacerme esto?
—¿Cómo podría no hacerlo?
—¿De verdad te lastimé tanto, Gook Dae? Yo…
—Nunca me vuelvas a llamar así, joder.
—¿Te he lastimado tanto? —repitió, sacudiendo la cabeza.
No le respondí.
—Esto es… esto es acerca de Jihye, ¿no? —siseó—. ¿Eso por eso? ¿Todavía sostienes esa mierda sobre mi cabeza?
—Lárgate de aquí. Ahora.
—Han pasado seis años, Gook Dae. Seis. Jodidos. Años. Necesitas dejarlo ir. —Abrió la puerta y una astuta sonrisa se extendió por su cara—. Ese tipo de cosas sucede todo el tiempo aunque fue lamentable, te ayudó a ser el hombre que eres hoy, ¿no?
Tomó todo lo que había en mí permanecer sentado y no lanzarme tras él.
Furioso, esperé a que saliera y me acerqué a mi ventana, mirando cuando salió al estacionamiento levantando las manos en el aire mientras los oficiales le gritaban.
Entonces, al igual que hace seis años, sonrió cuando le colocaron las esposas y se rio cuando lo arrojaron a la parte trasera del auto.
Finalmente se alejaron, y una familiar punzada golpeó mi pecho.  
Agarrando mis llaves, corrí al estacionamiento y me metí en el auto, mi subconsciente me decía que fuera a casa, pero conscientemente conduje hacia la playa más cercana.
Puse mi teléfono en silencio cuando salí a la carretera, y los segundos se disolvieron en horas, mientras la ciudad desaparecía en el espejo retrovisor. Los edificios parecían más y más lejanos, y, finalmente, la única cosa que veía fuera de mi ventana eran árboles y arena.
Cuando por fin llegué a una bahía aislada, estacioné mi auto delante de una roca. Abrí la guantera y saqué la carpeta roja que Jaejoong una vez intentó abrir. Entonces salí y me senté en el banco más cercano.
Tomando una respiración profunda, saqué las fotos y me prometí a mí mismo que esta sería la última vez que las miraría: yo y mi hija caminando por la orilla de la playa de Seúl bajo la puesta de sol. Su sonrisa mientras levantaba una concha marina y la sostenía contra su oído. Llevándola sobre mis hombros y apuntando a un estrellado cielo nocturno.
A pesar de que sabía que hacer esto inevitablemente me traería sudores fríos y pesadillas, continué pasando las fotos.
Incluso en las que yo no salía; en las que ella se veía triste y solitaria en el parque, con la mirada perdida en la distancia, en algo o alguien, que no estaba allí.
Jihye…


Mi corazón se encogió con la foto final. Era ella jugueteando con su paraguas, llorando. Estaba molesta porque la obligaron a entrar, porque no entendían que aunque le gustaba estar en el parque a plena luz del sol, prefería jugar afuera en la lluvia. 

6 comentarios:

  1. Me rompió el corazón lo último xq creo entender q la hija de Yunho murió y el no podia estar con ella x una orden de restricción q el maldito karam puso.....como sufrio mi Yunni...con razón no quiere saber de nada a largo plazo...la va a tener duro Jae y más q se está portando como niño con rabieta...

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  2. pobre yunho lo bueno de todo esto es que por fin se a librado de ese Karam y estará fuera de su vida de una buena ves por todas y Jae es el único que le podrá ayudar con ese dolor que tiene es solo que se decida por amarlo y el sanara ese corazón adolorido
    Gracias

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  3. Pobre Yunho sufrio mucho por su hija y todo por culpa de karam bien merecido el odio que le tiene,espero que Jae lo ayude con su dolor

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  4. Y todavía preguntas si le hiciste daño ósea no hombre no ves como celebra a diario...

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  5. Es por eso que Yunho tiene tanto rencor a Karam, por su hija.

    Gracias!!!

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  6. Por eso odia las mentiras, pobre YH, creo que su hija murió, quien sabe pasó, y parece que a la ex-esposa no le importa nada. Con razón que la odia tanto.

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Thief: Capítulo 16

Capítulo 16 Presente   Dejo a Jaejoong en su oficina. En el camino hacia allí, apenas me dice dos palabras. Después de lo que acababa ...