Yunho
Hace varios meses
Estaba
todo allí en blanco y negro, en la parte delantera y en el centro, sin relleno.
Aunque
los datos estaban asimétricos y The Korea Times se había descuidado una
vez más publicando mi foto, el daño a mi firma —Yeo & Hart, estaba hecho ahora. Y
sabía exactamente lo que iba a ocurrir, paso a paso.
Lo
había visto suceder en esta ciudad muchas veces.
En
primer lugar, los mejores clientes que juraron permanecer siempre a mi lado
llamarían para decir que "de repente" encontraron una nueva
representación. Luego, los empleados podrían presentar cartas de reasignación
—el saber que tendrían una firma contaminada en sus expedientes obstaculizaría
sus carreras. Después, los inversores llamarían —pretendiendo simpatizar
mientras me denunciarían públicamente en los medios de comunicación y de
inmediato retirarían toda la financiación.
Por
último, y para más desgracia, estaba seguro de que me convertiría en otro
abogado pez gordo que arruinó su carrera incluso antes de que pudiera comenzar.
—¿Cuánto
tiempo crees que serás capaz de salirte con la tuya acechando a Jihye? —El
investigador privado que contraté pasó a mi lado.
—Es
mi hija. No voy a acosarla.
—Ciento
cincuenta y dos metros. —Encendió un cigarrillo—. Eso es lo lejos que se supone
que debes estar.
—¿La
están tratando bien durante la semana?
Suspiró
y me entregó una pila de fotos.
—Preescolar
privado, clases tempranas de claqué, y fines de semana en el parque, como
puedes ver claramente, está bien.
—¿Aún
llora por la noche?
—A
veces.
—¿Todavía
ruega verme? ¿Ella…?
Dejé
de hablar una vez que los ojos de Jihye se encontraron con los míos en los
columpios. Chillando, saltó de su asiento y corrió hacia mí.
—¡Papiii!
¡Paapii! —gritó, pero fue recogida antes de que se acercara más. Se la llevaron
y la pusieron dentro de un auto justo cuando se puso a llorar.
Joder…
Inmediatamente
me senté en la cama, dándome cuenta de que no estaba en el parque en Seúl. Me
encontraba en Daegu, y estaba teniendo otra pesadilla.
Echando
un vistazo al reloj de la pared, vi que era un poco más de la una. El
calendario que colgaba directamente sobre él solo confirmó que había estado
viviendo aquí durante demasiado tiempo.
Toda
la investigación que había hecho hace seis años —sopesar los pros y los
contras, el control de los registros de todas las empresas principales y el
aguantar las mentiras de los perfiles de los hombres en Date-Match, era ahora
aparentemente nulo: el condominio que compré era un mero remanente de lo que se
había anunciado, solo había una empresa digna de mi tiempo, y la piscina de hombres
dignos para follar disminuía día a día.
Hace
apenas unas horas, había ido a una cita con un hombre que me dijo que era
maestro de jardín de infancia con una inclinación por el color rojo y por los
libros de historia. En realidad, era del doble de mi edad, daltónico, y solo
quería "recordar cómo se sentía una buena polla”.
Frustrado,
me deslicé de la cama y caminé por el pasillo —enderezando los marcos
"J" y "Y"
que colgaban en la pared, tratando de no parecer demasiado duro.
Iba
a necesitar algo más que uno de mis pocos tragos habituales para soportar esta
noche, y empezaba a cabrearme mucho por no haberme follado a alguien en lo que
parecían siglos.
Me
serví dos tragos de whisky y me los tomé consecutivamente. Antes de que pudiera
verter otro, mi teléfono vibró. Un correo electrónico.
Hero.
Asunto:
Calidad del Desempeño.
Estimado
U-know,
Estoy
seguro de que en este momento estás en medio de otra jodida conquista, y a
pocos segundos de darle tu infame línea de "Una cena. Una noche. Sin repeticiones”,
pero estaba pensando en algo y TENÍA que enviártelo por correo electrónico…
Si
te gusta el sexo tanto como dices, ¿por qué solo insistes en una noche? ¿Por
qué no una estricta relación de amigos con beneficios y así no tendrías que
tener tantos períodos de sequía? (Me refiero, ¿este es el trigésimo día de la
"Operación: Todavía sin Culo" para ti, no?)
De
hecho, estoy empezando a preguntarme si la única razón por la que das una noche
es porque ya sabes que tu rendimiento no será el suficiente para prometer otra
buena…
Tener
una polla mediocre no es el fin del mundo.
—Hero.
Negué
y escribí una respuesta.
Asunto:
Re: Calidad del Desempeño.
Estimado
Hero,
Por
desgracia, no estoy en medio de otra jodida conquista. En vez de eso, estoy
ocupado escribiéndote una respuesta a tu último ridículo correo electrónico.
Este
es, de hecho, el trigésimo día de tu apropiado nombre de "Operación:
Todavía Sin Culo", pero desde que te follé por teléfono e hice que te
corrieras, no ha sido un completo fracaso…
Disfruto
del sexo, mi polla tiene un apetito insaciable por él, pero ya te he dicho una
infinidad de veces que no estoy en relaciones. Jamás.
Me
niego a abordar siquiera tu último párrafo, ya que nunca he recibido ni una
solo queja sobre mi "rendimiento" y mi polla está lejos de ser
mediocre.
No
obstante, tienes toda la razón en tu discurso de clausura: tener una polla
realmente infame no es el fin del mundo.
Tener
un culo no follado sí que lo es.
—U-know.
Mi
teléfono sonó inmediatamente.
—¿En
serio? —espetó Hero cuando le contesté—. ¿Tu mensaje en realidad dice lo que yo
creo que dice?
—¿De
repente olvidaste cómo leer?
—¡Eres
ridículo! —Se echó a reír—. ¿Qué pasó con tu cita de esta noche?
—Era
otro mentiroso de mierda.
—Ayy.
Pobre U-know. Realmente esperaba que el trigésimo día fuera el definitivo.
Puse
los ojos en blanco y me preparé otra bebida.
—¿Vivir
vicariamente en mi vida sexual es tu afición recién descubierta?
—Por
supuesto que no. —Su risa flotó a través la línea, y pude escuchar el sonido de
papeles mezclándose en el fondo—. He querido preguntarte, ¿de dónde eres?
—¿Qué
quieres decir con, de donde soy?
—Exactamente
lo que te pregunté —dijo—. No puedes ser del sur. No arrastras las palabras, y
ni siquiera tienes una pizca de acento en tu voz.
Dudé.
—Soy
de la ciudad de Seúl.
—¿Seúl?
—Su voz se elevó una octava—. ¿Por qué saliste de allí para venir a Daegu?
—Es
personal.
—No
puedo imaginarme algún día queriendo irme de Seúl. Parece tan perfecto. Y hay
algo en cuanto a las luces y las vidas de las personas que se alojan allí, la
forma en que todos deben tener esos grandes sueños y…
Desconecté
y me bebí mi trago. Su alabo poético sobre ese desolado lugar tenía que ser
detenido. Rápidamente.
—¿Y
los bufetes de abogados en Seúl no son mucho más atractivos que los de aquí?
—Seguía hablando—. Como uno de mis favoritos…
—¿Cuál
es el nombre de ese ballet para el que vas a hacer un casting este año? —lo
corté.
—El
Lago de los Cisnes. —Siempre
dejaba el tema si yo decía algo sobre el ballet—. ¿Por qué?
—Solo
preguntaba. ¿Cuándo es la audición?
—Dentro
de unos meses a partir de ahora. Me estoy esforzando tanto como puedo para
equilibrar mis clases. —Se aclaró la garganta—. Quiero decir, me estoy
esforzando mucho para equilibrar mis casos con mi tiempo de prácticas.
—¿Por
qué no le preguntas a tu jefe si puedes trabajar los fines de semana a cambio
de un par de días a la semana libres?
—Estoy
bastante seguro de que no va a funcionar.
—Por
supuesto que va a funcionar —dije—. Hay un abogado en mi empresa que trabaja de
sábados a miércoles para poder dedicarse a la música. Si la empresa para la que
trabajas merece malditamente la pena, van a ser flexibles contigo.
—Sí,
bueno, supongo que tendré que investigar eso.
Silencio.
—¿En
qué empresa trabajas? —pregunté.
—No
puedo decirte eso.
—¿Cuáles
son los nombres de los socios?
—Tampoco
puedo decírtelo.
—¿Pero
si me puedes decir lo profundo que quieres que mi polla se entierre dentro de
ti más tarde esta noche?
Contuvo
una corta respiración, un sonido atractivo que me volvía loco cuanto más lo
oía.
—¿Cuánto
tiempo crees que voy a aguantar solo hablando contigo por teléfono, Hero?
—Durante
el tiempo que quiera que aguantes. —Su voz sonaba más segura ahora.
—¿Crees
que voy a hablar contigo dentro de un mes sin poder follarte? ¿Sin ser capaz de
verte en persona?
—Creo
que me has hablado durante varios meses sin follarme. De hecho, creo que me has
hablado durante años sin follar conmigo porque soy tu amigo, y los amigos…
—Si
no te follo en el próximo o próximos dos meses, no vamos a ser amigos nunca
más.
—¿Quieres
apostar?
—No
tengo que hacerlo. —Colgué y cogí mi ordenador portátil, dispuesto a darle otro
intento a Date-Match. En el segundo que hice clic en el hombre más bonito de la
página, un correo electrónico de Hero apareció en mi pantalla.
Asunto:
Confía en mí.
Tú
y yo todavía seremos amigos en unos meses desde ahora, y te parecerá
completamente bien el no ver mi cara.
Ya
verás.
—Hero.
Asunto:
Re: Confía en mí.
Tú
y yo vamos a follar en unos meses desde ahora, y la única razón por la
que me parecerá bien el no ver tu cara, será porque vas a estar montando mi
polla mientras inclino tu culo sobre la mesa.
Ya
verás.
—U-know.
Testimonio (s.):
Evidencia oral o declaración dada por los
testigos bajo juramento en respuesta a las preguntas formuladas por los
abogados en un juicio.
Yunho
—Señor
Kim, ahora puede intervenir y cuestionar al señor Jung —dijo el señor Greenwood
desde el otro lado de la sala.
Era
el último día del mes, lo que significaba que finalmente usaríamos la sala de
audiencias del millón de dólares que se encontraba en el piso superior de GBJ.
La sala no era necesaria, pero ya que la firma tenía demasiado dinero y no
sabía qué hacer con él, utilizaban el espacio para los simulacros de casos de
los internos.
El
“juicio” de hoy era sobre algún idiota que estafó a los empleados de su propia
empresa, dejándolos sin seguro médico, y por desgracia, yo interpretaba al
acusado.
De
pie frente a la mesa de la defensa, Jaejoong agarró su cuaderno y tomó la
palabra. No hablábamos desde que lo eché de mi apartamento hace dos semanas,
pero por lo que pude ver, parecía imperturbable.
Sonreía
con bastante frecuencia, era muy agradable, y cada vez que me entregaba mi
café, lo hacía con una sonrisa, diciendo: “Realmente espero que disfrute de
este café, señor Jung”.
Había
estado deteniéndome en la cafetería que se encontraba calle abajo desde
entonces.
—Señor
Jung —dijo, alisando su ajustado traje azul—, ¿es verdad que usted engañó
previamente a su esposa?
—Nunca
la engañé.
—Mantén
el personaje, Yunho —susurró el señor Bach desde el asiento del juez.
Rodé
los ojos.
—Sí.
Engañé a mi esposa por un tiempo.
—¿Por
qué?
—¡Objeción!
—vociferó uno de los internos—. Su Señoría, ¿realmente necesitamos conocer los
detalles sobre la vida amorosa de mi cliente? Este simulacro de juicio es sobre
su participación en una conspiración.
—Si
me lo permite, su Señoría —intervino Jaejoong antes de que el “juez” pudiera
decir algo—. Creo que la valoración de cómo se comporta el señor Jung en sus
asuntos es una buena forma de evaluar su carácter. Si tratáramos con un cliente
que abandonó a su compañía por incompetencia, no estaría fuera de lugar que le
pregunte acerca de sus relaciones personales anteriores, sobre todo si nuestro
cliente falso es de alto perfil.
—Denegado.
Jaejoong
sonrió y miró su cuaderno.
—¿Tiene
problemas con el compromiso, señor Jung?
—¿Cómo
puedo tener un problema con algo en lo que no creo?
—Así
que, ¿cree en tener solo relaciones de una noche durante el resto de su vida?
—Su
Señoría… —El interno que representaba a la defensa se puso de pie, pero
levanté la mano.
—No
es necesario —dije, estrechando mis ojos en dirección a Jaejoong—. Responderé
al inapropiado interrogatorio del señor Kim< Creo en vivir mi vida como me
dé la gana y en tratar con mujeres u hombres sólo cuando quiera hacerlo. No
estoy seguro de por qué esto tiene algo que ver en este simulacro de caso de
conspiración, pero ya que estamos hablando de mi vida sexual, debe saber que
estoy feliz y satisfecho. De hecho, tengo una cita esta noche. ¿Quiere que les
informe de los detalles a usted y al jurado mañana?
Los
internos que conformaban el jurado rieron cuando la sonrisa de Jaejoong se
desvaneció. Incluso cuando se obligó a sonreír de nuevo, pude ver un atisbo de
dolor en sus ojos.
—Así
que… —Respiró hondo—. En relación con el caso…
—Qué
bueno que finalmente llegue al tema.
Los
miembros del jurado rieron de nuevo.
—¿Cree
en la moral, señor Jung? —preguntó.
—Sí.
—¿Cree
que usted posea una?
—Creo
que todo el mundo lo hace hasta cierto punto.
—¿Permiso
para acercarme al testigo? —Miró al señor Bach y él asintió.
—Señor
Jung, ¿puede leer la parte resaltada de este documento, por favor? —Colocó una
hoja de papel delante de mí, y noté una pequeña nota escrita a mano en la parte
superior de la página:
Jodidamente
te odio y desearía no haberte conocido nunca.
—Sí
—dije, tomando una pluma de mi bolsillo—. Dice que mi empresa no estaba al
tanto de los cambios en la política de seguros.
Cuando
él le entregó una copia del documento al jurado, escribí una respuesta a su
nota:
Lamento
que te arrepientas de nuestros encuentros, ya que no me arrepiento de
conocerte, sólo me arrepiento de follarte más de una vez.
Me
pidió que leyera otra sección para el tribunal, y entonces tomó el papel,
mirándome una vez que leyó mis palabras.
Traté
de apartar la mirada para centrarme en otra cosa, pero la forma en que me
miraba lo impidió. El traje que llevaba era altamente inadecuado, demasiado
ajustado en sus muslos.
—Tengo
tres preguntas más para el señor Jung, su Señoría —dijo.
—No
tiene un límite, señor Kim. —Él sonrió.
—Correcto…
—Dio un paso adelante y me miró a los ojos—. Señor Jung, usted y su compañía le
hicieron creer a sus empleados que se preocupaban por ellos, que cuidaban de
sus intereses, y que literalmente les comunicarían los cambios qué harían antes
de que sucedieran. ¿No están esas promesas en el manual de su empresa?
—Lo
están.
—Entonces,
¿cree que merece ser multado o sancionado por dar a sus empleados falsas esperanzas?
¿Arrastrándolos a una situación que usted supo todo el tiempo cómo acabaría?
—Creo
que hice lo que era mejor para el interés de mi compañía —dije,
ignorando el hecho de que mi corazón latía con fuerza contra mi pecho—. Y en el
futuro, cuando esos empleados se desplacen a nuevos lugares, tal vez se
den cuenta de que mi empresa no era la mejor opción para ellos, de todos modos.
—¿No
cree que les debe una simple disculpa? ¿No cree que al menos debería darles
eso?
—Una
disculpa implica que hice algo mal. —Apreté los dientes—. Sólo porque no
están de acuerdo con lo que hice, no significa que no hice lo correcto.
—¿Cree
en la duda razonable, señor Jung?
—Dijo
que sólo tenía tres preguntas que ya me ha hecho. ¿Las matemáticas elementales
han cambiado recientemente?
—¿Cree
en la duda razonable, señor Jung? —Su rostro enrojeció—. ¿Sí o no?
—Sí.
—Apreté la mandíbula—. Sí, creo que eso es una disposición común para todos los
abogados en este país.
—Así
que, dado el caso actual que estamos discutiendo… ¿cree que alguien como usted,
alguien que trataba a sus empleados tan terriblemente, jamás podría cambiar en
el futuro ahora que sabe el daño que le ha hecho a los demás?
—La
duda razonable no se trata de sentimientos, señor Kim, y sugiero que
consulte el diccionario jurídico más cercano que pueda encontrar, porque estoy
bastante seguro de que hemos tenido esta discusión una vez antes.
—No
recuerdo eso, señor Jung, pero…
—Citando
sus propias desafortunadas pero correctas palabras, ¿no me dijo una vez, en su
primera entrevista aquí en GBJ, que ciertas mentiras son dichas y ciertas
verdades son retenidas? ¿Y que la condena final depende de quién pueda
discernir cuál es cuál? —Lo miré de arriba abajo—. ¿No es la definición exacta
que proporcionó para la duda razonable?
Me
miró fijamente con la misma mirada de dolor que tenía cuando lo eché de mi
casa.
—No
hay más preguntas, su Señoría —murmuró.
El
señor Greenwood aplaudió ruidosamente desde el fondo de la sala. El señor Bach
y los otros internos siguieron el ejemplo.
—¡Muy
buen trabajo, señor Kim! —gritó el señor Bach—. Esa fue una línea muy directa,
pero aun así convincente, de preguntas.
—Gracias,
señor. —Evitó mirarme.
—Oficialmente
es el primer interno que consiguió irritar a Yunho. —Sonrió, aparentemente impresionado—.
Definitivamente necesitamos mantenerlo alrededor. Infiernos, podemos llamarlo
cuando necesitemos que nos recuerden que él es capaz de mostrar alguna emoción.
Más
risas.
—¡Gran
trabajo, todo el mundo! —Se echó hacia atrás en la silla del juez—. Vamos a
repasar sus presentaciones finales esta semana y les enviaremos por correo
electrónico los resultados el próximo jueves. —Golpeó su mazo—. La Corte queda
en receso.
Los
internos salieron de la habitación y Jaejoong me miró por encima del hombro por
última vez, lanzándome una mirada enojada.
También
le dediqué una mirada furiosa, agradecido de tener una cita por la noche para
poder sacarlo a él y a sus preguntas estúpidas de mi mente.
Las
siete no podían llegar lo suficientemente pronto…
***
Esperé
unos minutos antes de dirigirme al ascensor y traté de recordar mi calendario
para el resto del día. Esta tarde tenía dos consultas con los propietarios de
pequeñas empresas, y tenía que hacer una carrera a Starbucks antes de que Jaejoong
me trajera mi próxima taza de café.
Abrí
la puerta de mi oficina y encendí las luces, preparándome para llamar a Heechul,
pero Karam estaba de pie delante de mi biblioteca.
—¿El
refugio para desamparados no se encontraba abierto? —pregunté.
—Vine
aquí para darte finalmente lo que pediste.
—Es
demasiado temprano para saltar de un puente.
—Estoy
hablando en serio.
—Yo
también. —Pasé junto a él y envié rápidamente un mensaje de texto en mi
teléfono—. Si saltas antes del mediodía, el equipo de noticias no será capaz de
relatar la historia durante el horario estelar.
Se
puso delante de mi escritorio y dejó una carpeta.
—No
voy a arrastrar más tu nombre pos tribunales, no presentaré más petitorios o
requerimientos judiciales, y no haré afirmaciones falsas acerca de tu carácter
he terminado de mentir.
—Estoy
seguro. —Recogí los papeles—. En otras palabras, hay algún tipo nuevo al que
estás ansioso por follarte. ¿Sabe cómo eres realmente?
—¿En
serio? Estás consiguiendo tu ansiado divorcio. ¿Por qué te importa?
—No
lo sé. —Me puse las gafas de lectura y miré por encima de los documentos—. ¿No
hay solicitudes de pensión alimenticia, reclamos de abuso, o demandas de
propiedad? ¿Me estoy perdiendo alguna página?
—Te
lo dije. Ya terminé de mentir.
No
lo creí ni por un segundo, pero tomé mi teléfono y llamé al notario, diciéndole
que era una emergencia.
—Sabes…
— Karam se apoyó en mi escritorio—. Recuerdo el pastel que me compraste para
nuestro aniversario de boda. Era blanco y azul claro, y tenía todos estos muy
pequeños adornos de Seúl. También tenía capas de diferentes sabores. Uno por
cada año que estuvimos juntos. ¿Te acuerdas de eso?
—Te
recuerdo follando a mi mejor amigo.
—¿No
podemos tener un momento agradable antes de terminar las cosas bien?
—Tú
y yo terminamos hace mucho tiempo, Karam. —Traté de mantener mi voz plana,
monótona—. Cuando algo ha terminado, las palabras finales, buenas o malas, no
hacen ni una puta diferencia.
Suspiró
y me di cuenta de lo terrible que se veía. Tenía los ojos inyectados en sangre,
y aunque el traje azul que llevaba se le ajustaba perfectamente, no había
intentado plancharlo.
—¿De
qué se trata este llamado de emergencia, señor Jung? —La notaria entró en la
sala, sonriente—. ¿Está solicitando que compremos otra cafetera de mil dólares?
—Ella dejó de hablar una vez que vio a Karam.
—Señorita
Kannan, este es Karam, mi futuro ex-esposo. Necesito que atestigüe la firma de
los papeles del divorcio, haga tres copias, y selle una de ellas para que sea
enviada.
Asintió
y sacó un sello de su bolsillo.
—¿Te
diste cuenta de que te di voluntariamente nuestro apartamento? —preguntó Karam.
—¿El
apartamento que yo compré? —Firmé con mi nombre—. Qué generoso.
—Tenemos
un montón de recuerdos en esa casa.
—Firmar
los documentos no requiere conversación —dije.
Tomó
la pluma y puso su firma encima de la mía, tomándose tiempo extra para añadir
un doble remolino hasta en la última letra.
—Estaré
de vuelta con sus copias. —La señorita Kannan evitó mirarnos cuando salió de la
habitación.
—Por
lo tanto, eso es todo, supongo —dijo Karam—. Estoy oficialmente fuera de tu
vida.
—No.
—Negué con la cabeza—. Desafortunadamente, todavía estás en mi vista.
—¿Te
mataría desearme lo mejor? ¿Al menos desearme buena suerte?
—Viendo
que vas a volver a prisión, supongo que sería apropiado. —Me encogí de
hombros—. Buena suerte. Las autoridades están fuera esperando por ti, así que
tómate todo el tiempo que necesites. Incluso hay una máquina expendedora en el
pasillo si quieres probar la libertad por última vez…
—¿Jodidamente
me delataste? —Su rostro se puso blanco cuando levanté mi teléfono, mostrándole
el mensaje que envié al segundo en que lo vi en mi oficina—. ¿Cómo pudiste
hacerme esto?
—¿Cómo
podría no hacerlo?
—¿De
verdad te lastimé tanto, Gook Dae?
Yo…
—Nunca
me vuelvas a llamar así, joder.
—¿Te
he lastimado tanto? —repitió, sacudiendo la cabeza.
No
le respondí.
—Esto
es… esto es acerca de Jihye, ¿no? —siseó—. ¿Eso por eso? ¿Todavía sostienes esa
mierda sobre mi cabeza?
—Lárgate
de aquí. Ahora.
—Han
pasado seis años, Gook Dae. Seis. Jodidos. Años. Necesitas dejarlo ir. —Abrió
la puerta y una astuta sonrisa se extendió por su cara—. Ese tipo de cosas
sucede todo el tiempo aunque fue lamentable, te ayudó a ser el hombre que eres
hoy, ¿no?
Tomó
todo lo que había en mí permanecer sentado y no lanzarme tras él.
Furioso,
esperé a que saliera y me acerqué a mi ventana, mirando cuando salió al
estacionamiento levantando las manos en el aire mientras los oficiales le
gritaban.
Entonces,
al igual que hace seis años, sonrió cuando le colocaron las esposas y se rio
cuando lo arrojaron a la parte trasera del auto.
Finalmente
se alejaron, y una familiar punzada golpeó mi pecho.
Agarrando
mis llaves, corrí al estacionamiento y me metí en el auto, mi subconsciente me
decía que fuera a casa, pero conscientemente conduje hacia la playa más
cercana.
Puse
mi teléfono en silencio cuando salí a la carretera, y los segundos se
disolvieron en horas, mientras la ciudad desaparecía en el espejo retrovisor.
Los edificios parecían más y más lejanos, y, finalmente, la única cosa que veía
fuera de mi ventana eran árboles y arena.
Cuando
por fin llegué a una bahía aislada, estacioné mi auto delante de una roca. Abrí
la guantera y saqué la carpeta roja que Jaejoong una vez intentó abrir.
Entonces salí y me senté en el banco más cercano.
Tomando
una respiración profunda, saqué las fotos y me prometí a mí mismo que esta
sería la última vez que las miraría: yo y mi hija caminando por la orilla de la
playa de Seúl bajo la puesta de sol. Su sonrisa mientras levantaba una concha
marina y la sostenía contra su oído. Llevándola sobre mis hombros y apuntando a
un estrellado cielo nocturno.
A
pesar de que sabía que hacer esto inevitablemente me traería sudores fríos y
pesadillas, continué pasando las fotos.
Incluso
en las que yo no salía; en las que ella se veía triste y solitaria en el parque,
con la mirada perdida en la distancia, en algo o alguien, que no estaba
allí.
Jihye…
Mi
corazón se encogió con la foto final. Era ella jugueteando con su paraguas,
llorando. Estaba molesta porque la obligaron a entrar, porque no entendían que
aunque le gustaba estar en el parque a plena luz del sol, prefería jugar afuera
en la lluvia.
Me rompió el corazón lo último xq creo entender q la hija de Yunho murió y el no podia estar con ella x una orden de restricción q el maldito karam puso.....como sufrio mi Yunni...con razón no quiere saber de nada a largo plazo...la va a tener duro Jae y más q se está portando como niño con rabieta...
ResponderEliminarpobre yunho lo bueno de todo esto es que por fin se a librado de ese Karam y estará fuera de su vida de una buena ves por todas y Jae es el único que le podrá ayudar con ese dolor que tiene es solo que se decida por amarlo y el sanara ese corazón adolorido
ResponderEliminarGracias
Pobre Yunho sufrio mucho por su hija y todo por culpa de karam bien merecido el odio que le tiene,espero que Jae lo ayude con su dolor
ResponderEliminarY todavía preguntas si le hiciste daño ósea no hombre no ves como celebra a diario...
ResponderEliminarEs por eso que Yunho tiene tanto rencor a Karam, por su hija.
ResponderEliminarGracias!!!
Por eso odia las mentiras, pobre YH, creo que su hija murió, quien sabe pasó, y parece que a la ex-esposa no le importa nada. Con razón que la odia tanto.
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