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Duda razonable: Capítulo 17

Punto muerto (s.):
La incapacidad de dos partes para llegar a un acuerdo negociado.

Jaejoong
Pocos días después…
Me seguía doliendo el corazón tambaleándose, y aunque le había dicho a Yunho que nunca me volviera a llamar y que no quería saber nada de él, no podía seguir adelante hasta recibir una disculpa.
Lo necesitaba.
Me sentí mal del estómago después de darle ese reloj, y tontamente esperaba que llamara y digiera, "yo también te amo" pero actuó como si eso no significara nada.
Sin llamar, abrí la puerta de su oficina y la cerré detrás de mí.
Alzó una ceja mientras me acercaba a su mesa, pero no colgó el teléfono.
—Sí, eso estará bien —habló en el auricular.
—Necesito hablar contigo —solté—. Ahora.
Hizo un gesto para que tomara asiento, pero siguió hablando.
—Sí. Eso funcionará también.
Me senté y cruce los brazos, intentando no mirarlo demasiado duro. Era la perfección absoluta hoy luciendo más follable que de costumbre con un fresco corte de cabello y un nuevo traje gris de marca. Sus ojos me observaron intensamente como siempre, y me di cuenta de que en realidad estaba usando el reloj que le di. Incluso lo combinó con gemelos a juego.
Tal vez estoy exagerando después de todo…  
—Correcto —Se recostó en su asiento y escribió algunas cosas sobre su teclado—. Te veré a las ocho en punto de esta noche, Joong. Habitación 225.
Mi estómago cayó.
—¿Algo con lo que lo pueda ayudar, señor Kim? —Colgó el teléfono—. ¿Hay alguna razón por la cual irrumpió en mi oficina sin llamar?
—¿Te has follado a alguien ya?
—¿Es esa una pregunta sería?
—¿Te has follado a alguien ya? ¿Lo hiciste?
—¿Importaría eso?
—Sí, eso malditamente importaría —Mi sangre hervía mientras me levantaba—. ¿Te has acostado con alguien más?
—Aún no. —Entrecerró los ojos y también se levantó, acercándose a mí—. Sin embargo, realmente no veo cómo eso es asunto tuyo.
Miré su muñeca.
—¿Por qué llevas ese reloj si no sientes lo mismo que yo?
—Es el único reloj que combina con mis nuevos gemelos.
—¿En serio eres tan ciego? —Había lágrimas brotando de mis ojos—. ¿En serio?
—Te dije hace mucho tiempo que no hago eso de los sentimientos, que si alguna vez fallábamos, ese sería el final de nosotros. —Colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja—. Sin embargo, me doy cuenta de que al cruzar la línea contigo, personal y profesionalmente, un porcentaje de la culpa es mía.
—¿Un porcentaje?
—¿Te gustaría que traiga al contador de la empresa? Estoy seguro de que él puede calcular la cifra exacta.
—Yunho —Estaba a punto de perderlo.
—Ya que en realidad rompimos los límites, y éramos, de hecho, amigos antes, estoy dispuesto a volver a ese acuerdo.
Sacudí la cabeza cuando él levantó mi barbilla y me miró a los ojos.
—Todavía podemos hablar por teléfono por la noche —dijo—. Puedes hablarme acerca de tu ballet, tus padres, tu vida. Y, para ser considerado con tus sentimientos, voy a hablarte acerca de mi vida, pero voy a dejar fuera a mis ligues de una noche hasta que hayas superado por completo lo que sea que pienses que teníamos.
—Te dije que te que te amaba.  —Las palabras se precipitaron de mi boca.  
—Te dije que no deberías.
—Realmente no puedes ser una persona tan insensible y fría, Yunho.
—¿Qué quieres que te diga, Jaejoong? —Su tono cambió—. ¿Que tu culo era tan mágico que me abrió los ojos y me hizo querer cambiar todas mis maneras de ser por ti? ¿Que no puedo vivir ni respirar sin saber que estás a mi lado? ¿Es eso lo que estás esperando que diga?
—No. —Intenté no llorar—. Una simple disculpa por…
—¿Echar tu curioso culo de mi apartamento? —Me miraba fijamente—. ¿Por tratar de evitar que te sientas como lo haces en este momento? Bien. Lo siento por no hacerlo antes.
Resistí el impulso de escupirle en la cara y di un paso atrás. Oficialmente lo despreciaba.
—No eres para nada el hombre que pensé que eras.
—Bien, porque estoy seguro de que ese hombre es bastante patético. —Cerró los ojos brevemente y suspiró—. Mira, Jaejoong…
—Es señor Kim —siseé mientras caminaba hacia la puerta—. Señor. Kim. Pero no te preocupes, nunca tendrás que preocuparte por usarlo, ya que no me verás otra vez.
Cerré la puerta con tanta fuerza que tembló la ventana al otro lado del pasillo. Ignoré la sospechosa mirada de Heechul cuando irrumpí en el estacionamiento, y aceleré todo el camino hasta el banco.
Retiré cada dólar de mi cuenta de ahorros y llamé a la estación de autobuses del centro preguntando cuál era la tarifa por un billete de ida a la ciudad de Seúl.
—Eso sería setenta y nueve con ochenta y seis —dijo la operadora—. Es diez dólares más barato si compra un billete de ida y vuelta.
—No voy a necesitar un billete de ida y vuelta. —Dirigí mi coche hasta el estacionamiento de mi apartamento—. ¿Puede decirme cuándo sale el próximo autobús?
—Esta noche. ¿Le gustaría que reservara ese para usted ahora?
—Ese mismo. —Recité la información de mi tarjeta de crédito de memoria, y escuché mientras ella me contaba acerca de que tenía que dar un paseo cada vez que tuviera la oportunidad.


Al segundo en qué colgué, conseguí un taxi y le envié un mensaje de texto rápido a mi compañera de cuarto:

Algo ha surgido y tengo que irme lo más pronto posible… voy a dejarle mi mitad de la renta restante a nuestro casero y voy a encontrar una forma de hacer que me envíen mis pertenencias. Dejo mis llaves bajo esa planta rosa que hay en el cuarto de lavado —Jaejoong.

Agarrando dos grandes maletas de mi armario, las llené con todo lo que pude encontrar, y coloqué la carta de recomendación del señor Petrova en mi bolso.
Mientras me escribía un recordatorio a mí mismo ("Ese idiota aún tiene mis tangas… necesito comprar más."), llamó mi madre.
—¿Sí? —contesté.
—¿Disculpa, Jaejoong? —dijo.
Rodé los ojos.
—¿Hola?
—Mucho mejor. —Había una sonrisa en su voz—. ¿A qué hora deberíamos esperarte en The Grove esta noche?
—Ninguna. No voy.
—Ahórrame de tus berrinches, Jaejoong. Hay un montón de dinero puesto en esta primera cena. ¿Te gustaría que tu padre y yo te recojamos?
—Dije que no voy. ¿No me oíste?
—Jaejoong—Bajó la voz—. He estado intentando reprimir las últimas semanas, pero ¿sabes qué? Estoy enferma y cansada de que seas tan desconsiderado y egoísta sobre las aspiraciones de tu padre. A ninguno de nosotros personalmente nos importa un comino tus pensamientos sobre la elección, pero ya que eres un miembro de esta familia, exijo que…
—Vete al demonio. —Colgué y continué empacando, incluso más rápido ahora.

Asunto: Taxi.
Señor Jaejoong Kim,
Su taxi ha llegado a la dirección especificada. Esperará exactamente cinco minutos.
—Taxi Daegu.

Corrí al baño y llené una bolsa de plástico con artículos de aseo, y luego los puse en mi maleta y me dirigí afuera.
—Estación de autobuses, ¿verdad? —El conductor del taxi, una mujer, sonrió mientras me acercaba.
—Sí, por favor.
Tomó mis maletas y las colocó en el maletero mientras me deslizaba en el asiento trasero. Sentí mi corazón dolorido con cada segundo que pasaba, y por más que intenté bloquear los pensamientos sobre Yunho, imágenes de su rostro se infiltraron en mi cerebro de todos modos.
Estaba imaginando la última noche completa que pasamos juntos, la noche antes de que me echara de su apartamento, y sin importar lo duro que traté de darle sentido a lo que sucedió la noche siguiente, no pude. Todo lo que pude hacer fue llorar.
Mi teléfono vibró contra mi rodilla y lo volteé, esperando ver el nombre del señor Petrova, pero era Yunho.
—¿Hola? —contesté.
—¿Qué estás haciendo?
—Tengo practica de ballet los miércoles… ¿No deberías saber eso ya?
—Si estuvieras realmente en la práctica de ballet no contestarías tu teléfono.
Silencio.
—¿Jaejoong? —Sobaba preocupado—. ¿Estás llorando?
—No —mentí, subiendo el volumen de la radio de mi coche.
—¿Qué está mal?
—Nada. Acabo de decir…
—Para jodidamente de mentirme, Jaejoong —dijo—. ¿Qué está mal contigo?
—Me enviaron a casa de la práctica de hoy.
—Está bien. ¿Y?
—No hay un "Y" en esto… —Lágrimas brotaron de mis ojos—. Nunca he sido enviado a casa antes. Me hizo sentir como una mierda hoy. Incluso le dijo a la suplente que se preparara para tomar mi lugar justo enfrente de mí, y luego me dijo que no volviera hasta la próxima semana…
—Te he dicho la razón por la cual él hace eso. ¿Por qué no me crees?
—Porque realmente estuve mal hoy —admití—. Mis pies están hinchados y no los vendé correctamente, por lo que estuve fuera por un octavo de la cuenta la mayor parte del día…
Suspiró.
—Estoy seguro de que estuviste diez veces mejor que todos los demás. ¿No crees?
—No…
—Confía en mí. Estoy bastante seguro de que él solo…
—¿Puedo ir esta noche? —le interrumpí, esperando un sí, pero todo lo que oí fue silencio. Sabía que empujé mi suerte el primer par de noches que pasamos juntos, pero no quería una cosa ocasional. Quería más.  
—¿Vas a darme una respuesta, Yunho?
—Sí —dijo—. Puedes venir. ¿Dónde estás?
—Afuera de tu puerta.
La abrió segundos después y me miró de arriba abajo, levantando su ceja.
—Te habría pasado a buscar.
—Casi te pedí…
Agarró mi mano y me llevó dentro, manteniendo sus ojos fijos en los míos. A medida que la puerta se cerró, me tomó en sus brazos y sacudió su cabeza hacia mí.
—¿Qué estás haciendo, Jaejoong?
—¿Qué quieres decir?
—¿Por qué sigues insistiendo en romper cada regla que tengo?
—¿Por qué sigues dejándome?
Sin decir una palabra más, sus labios estuvieron sobre los míos y sus manos se deslizaron alrededor de mi cintura desabrochando hábilmente mi pantalón, empujándolo rápidamente hacia el suelo.
Sus manos rozaron mi trasero, buscando mi tanga, pero no había ninguna.
—Recuérdame devolverte tu colección. —Se rio en voz baja y me llevó hasta el sofá.
Me soltó la mano y luego se sentó en el suelo, mirándome. Desabrochando su pantalón, sacó un condón y lentamente lo hizo rodar por su polla.
Empecé a inclinarme para poder sentarme a su lado, pero agarró mis muslos.
—Detente —dijo—. No quiero que te sientes en el suelo.
—Está bien. —Miré por encima de mi hombro—. ¿Quieres que me siente en la mesa de café?
—No… —Arrastró sus dedos por mis piernas—. En mi rostro.
—¿Qué?
—Pon tu culo en mi rostro.
Me detuve, mudo incapaz de procesar lo que acababa de pedirme que hiciera.
Sonriendo, me acercó y me dio un golpecito en la pierna izquierda.
—Levanta esta por encima del cojín que hay detrás de mí, me ordenó con los ojos, y lentamente levanté mi pie y lo puse en el cojín.
—Buen chico. —Pasó las manos a lo largo de la parte interna de mis muslos, colocando besos en mi piel—. Agarra mi cabello…
Mis manos encontraron el camino hasta su cabeza cuando deslizó dos dedos dentro de mí, mientras lentamente los movía dentro y fuera.
Lanzó su lengua contra mi miembro y gemí.
—¿De verdad vas a seguir mis instrucciones hoy?
—Sí…
—Necesito que estés lo más quieto posible. —Una de sus manos ahuecó mi culo, palmeándolo mientras continuaba estirando mi miembro con sus dedos—. ¿Puedes hacer eso?
Asentí, dejando escapar un suave gemido de mi boca.
—¿Eso es un sí? —No me dio la oportunidad de responder. Recorrió mi hinchado miembro con su boca, haciendo que mis rodillas se doblaran instantáneamente por debajo de mí.
Cerrando los ojos, grité mientras agarraba mis caderas y me mecí ligeramente contra su boca lamiendo cada parte de mí con su lengua, lamiendo cada gota.
—Yunho… —Apenas podía escuchar mi propia voz—. Yunho…
Mi pierna derecha perdió su agarre del suelo y casi cayó hacia adelante, pero me agarró y me mantuvo quieto sin alejar su boca.
Tiré de su cabello con fuerza, rogándole que redujera la velocidad, que me dejara intentar controlar el ritmo, pero fue inútil.
Siguió follándome con su boca, ignorando todos mis gritos.
Mientras mis caderas se sacudían y los temblores comenzaban a atravesar mi cuerpo, envolvió sus brazos alrededor de mis piernas y lentamente me movió, bajándome sobre su polla.
—Ahhhh… —Respiré mientras se enterraba centímetro a centímetro—. Yo… yo…
—Tú, ¿qué? —Me besó la frente una vez que estuvo completamente dentro de mí—. ¿No me quieres montar de esta manera? ¿Preferirías que me inclinara sobre ti?
Sacudí la cabeza, y él cubrió uno de mis pezones con la boca, girando la lengua alrededor hasta que se endureció.
Sin que me lo dijera, envolví mis brazos alrededor de su cuello y me moví de arriba abajo sobre su polla.
—Más fuerte… —Me mordió el cuello—. Quiero que me folles tan duro como yo te follo…
Sacudí mis caderas contra las suyas una y otra vez, tan fuerte como pude, pero me agarró y comenzó a empujar sus propias caderas hacia arriba desde el suelo.
—Yunho, voy a co… —grité cuando se hizo cargo por completo—. Voy a…  
Golpeó mi culo cuando mi cuerpo finalmente cedió, mientras el suyo también lo hacía.
Sin aliento, me apoyé contra su pecho, pero no me dejó descansar mucho. Me sacó de su regazo y se levantó, alejándose para tirar el condón.
Cuando regresó a mí, me levantó en sus brazos y me llevó a su habitación, bajándome suavemente sobre las sábanas.
Rodé hacia el lado de la cama que prefería el lado de la ventana, y esperé a que se acostara junto a mí, pero no lo hizo. Se sentó cerca del borde de la cama y puso mis pies en su regazo.
Estaba demasiado cansado para preguntarle qué hacía, y lo siguiente que sentí fue un cálido y relajante líquido goteando sobre mi piel. Entonces sentí sus manos extendiéndose lentamente alrededor de los lugares donde más me dolía la hinchazón.
Gemí cuando sus dedos masajearon mis talones, dije su nombre mientras sus dedos acariciaban cada punto sensible.
—Shhh —susurró, haciendo que me callara mientras seguía aliviándome.
Cada pocos minutos me miraba y preguntaba—: ¿Te gustaría que me detenga?
Meneé la cabeza y mantuve los ojos cerrados, disfrutando cada momento de esto.
Después de lo que se sintieron como horas de felicidad, después de que me había dado el mejor masaje de pies que jamás había tenido, se subió a la cama junto a mí y me tiró contra su pecho.
—Buenas noches, Jaejoong —susurró—. Espero que te sientas mejor.
Eufórico, entrelacé los dedos por su cabello.
—¿No vas a insistir en llevarme a casa esta noche?
—No, a menos que sigas hablando —gruñó—. Duérmete…
—Gracias por el masaje de pies… eso fue realmente…
—Deja de hablar, Jaejoong. —Me puso encima de él—. Duérmete.
—Solo estaba diciendo gracias. ¿No puedo decir gracias?
—No. —Presionó sus labios contra los míos y me besó hasta que no pude respirar, diciendo—: No me hagas follarte hasta que te duermas—, en medio de respiraciones.
Intenté darme la vuelta, pero su agarre era demasiado fuerte.
Sonriendo, coloqué mi cabeza contra su corazón y susurré—: ¿Puedes oírme? ¿Estás durmiendo?
No hubo respuesta. Solo profundas y somnolientas respiraciones.
Dudé por unos segundos.

—Te amo… 

5 comentarios:

  1. Bueno....
    Jaejoong no esperes algo más, deja que llegue solo, siento que Jae quiere forzar todo y no es así tampoco. Osea Yunho está colado por el, solo que tiene heridas, miedos, un pasado perturbador....algo así no se puede dejar de la noche a la mañana.
    En fin, lo buscará
    Muchas gracias 😀😄

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  2. Que fue esto una despedida sin aviso para Yunho y cuando despierte estará sólo por que Jae se ira por su culpa y no sacar sus sentimientos de amor por el haber si así Yunho lo piensa bien y va por Jae y ahora si le dise cuanto le ama
    Gracias

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  3. Yunho es un desgraciado sabe que Jae lo quiere y actua como si nada,lo peor es que el siente algo mas por Jae pero no lo acepta.
    Jae se ira lehos de el y cuando se de cuenta Yunho va a valorar mas a Jae

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  4. Que bueno que Jaejoong se va es mejor asi para que pueda olvidar ya que Yunho lo ha tratado tan mal y tambien que la familia de Jae se den cuenta del daño que le hacen a su hijo al dejarlo de lado y ojala que Jaejoong pueda salir adelante solo y que demuestre que sin ellos el esta bien gracias por este capitulo esperare el siguiente con andias

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  5. Una despedida con Yunho, será?, Esta bien que Jae se vaya para curar su alma de tanta falta de amor hacia él, tanto de sus padres como de Yunho.

    Gracias!!!

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