Capítulo 13
Presente
Todo es sombras sin Jaejoong.
Constantemente estoy deseando su luz. No he sabido nada de él desde que salí de
su apartamento la noche en que me habló de Changmin. Ha pasado un mes y no sé
qué decidió. Sé lo que he decidido.
Le envío un texto.
Su texto llega casi de
inmediato.
J: Vete a la mierda.
¿Estás en el trabajo?
J: ¡Sí!
Estaré allí en diez
J: ¡No!
Apago el teléfono y
espero. Ya estaba en el estacionamiento cuando envié el primer mensaje. Me
quedo en el auto por un minuto, pasando el dedo sobre mi labio inferior.
Sé lo que va a hacer a
continuación, por lo que cuando lo veo caminar rápidamente fuera del edificio,
Sonrío. Él está tratando de salir antes de que yo aparezca. Salto del auto y
camino hacia él. No me vio hasta el último minuto. Él tiene afuera las llaves
del auto y sus zapatos golpean el concreto, mientras intenta hacer su escape.
—¿Vas a alguna parte?
Sus hombros se sacuden y
se da vuelta.
—¿Por qué siempre vienes
tan condenadamente temprano?
—¿Por qué tratas de
escapar?
Me da una mirada sucia,
los ojos lanzándose como dardos a diestra y siniestra, como si estuviera
tratando de encontrar una manera de escapar de mí. Le extiendo mi mano.
— Vamos, duque.
Él lanza una rápida
mirada por encima del hombro antes de poner su mano en la mía. La halo hacia mí
y sus pequeños pasos de pájaro saltan para mantenerse al paso con los míos. No
dejo ir su mano y él no trata de alejarse. Cuando miro hacia él, se está
mordiendo el labio. Se ve aterrorizado. Debería. Me detengo para abrirle la
puerta, luego me voy hacia la mía. No me ha mirado desde que entró en el auto,
sino que está enfocado en sus pies. Lindo. Su cabello cae a su alrededor como
agua negra.
No pregunta dónde vamos.
Yo conduzco a la playa y estaciono en un lugar a una cuadra. Él espera a que le
abra la puerta y toma mi mano mientras lo ayudo a salir. Caminamos tomados de
la mano hasta llegar a la arena. Se detiene allí para quitarse los zapatos,
usando mi hombro para mantener el equilibrio. Se cuelga en las puntas de sus
dedos mientras llega a mí con su mano libre. La tomo y entrelazamos los dedos.
Se considera que es invierno, así que sólo hay un puñado de bañistas, la
mayoría de ellos del norte y con el pelo blanco. El área de la playa en la que
estamos pertenece a un hotel. Hay lonas cubriendo glorietas con sillas de
césped debajo de ella. Nos encontramos con una vacía, me siento y estiro las
piernas. Jaejoong hace como a tomar una a mi lado, pero lo halo sobre mi silla.
Se sienta entre mis piernas y se inclina hacia atrás contra mi pecho. Pongo un
brazo alrededor de él y el otro sobre mi cabeza. Mi corazón se acelera. No lo he tenido en mis brazos por mucho
tiempo. Se siente tan natural
estar así con él. Digo su nombre sólo para ver cómo suena. Él me clava en las
costillas con el codo.
—No hagas eso.
—¿Hacer qué? Le digo al
oído.
—Bueno, hablarme con esa
voz.
Me obligo a no reírme.
Puedo ver la piel de gallina en su piel expuesta. Obviamente, mis viejos trucos
siguen funcionando.
—Por lo tanto, ¿Tienes
un fetiche con la mano y te enciendes por el sonido de mi voz?
—¡Nunca dije que tenía
un fetiche con la mano!
—¿En serio? ¿Entonces
sólo te enciende el sonido de mi voz?
Él se mueve para
alejarse de mí y tengo que usar ambos brazos para sostenerlo en su lugar
mientras me río.
Cuando por fin se relaja
de nuevo, agarro su cabello y lo paso por encima de su hombro izquierdo. Le
beso la piel expuesta de su cuello, y él se estremece. Beso unos centímetros
por encima de el y su cabeza se inclina para darme un mejor acceso.
—No debería… Nosotros…
—Su voz se apaga.
—Te amo —le digo al
oído. Él trata de zafarse, pero mis brazos todavía están envueltos a su
alrededor.
—No, Yunho…
Él de repente salió de
su pequeño aturdimiento. Sus piernas bien formadas están luchando por hacer
palanca para poder alejarse de mí.
—No ¿Por qué?
—Porque no es correcto.
—¿No es correcto que yo
te ame? ¿O no es correcto que tú también me ames?
Él está llorando, lo
escucho sorber.
—Ninguna de las dos.
Su voz, que contiene
mucha emoción, se rompe. Rompe mi reserva, rompe mi juego, rompe mi corazón.
Cuando hablo, mi voz es
ronca. Miro hacia el agua.
—No puedo estar lejos de
ti. Lo he estado intentando desde hace diez años.
Él solloza y deja caer
su cabeza. Ya no está intentando alejarse de mí, sino que está tratando de
poner distancia entre nosotros. Se inclina hacia delante y de inmediato siento
una pérdida. He estado tantos años sin él que me niego a permitirle que me
aleje. Lo he atrapado y voy a aprovecharme. Envuelvo mis manos en su pelo,
envolviéndolo alrededor de mi puño, y luego tiro de él suavemente hacia mí, hasta
que su cabeza está descansando sobre mi hombro. Me permite hacerlo y no parece
recordar el bondage.
Bondage. Me encantaría darle al amor de mi vida unos azotes bien merecidos.
Beso su sien, la única cosa que puedo
alcanzar, y entrelazo nuestros dedos, envolviendo mis brazos alrededor de él.
Se acurruca contra mí y ese familiar deseo nace en mi pecho.
—Peter Pan —digo.
Hay cinco segundos de
silencio antes de que él diga:
—Cuando estoy contigo,
cada emoción que posiblemente pueda sentir se derrama. Me ahogo en ellas.
Quiero correr hacia ti, y quiero salir corriendo.
—No… no huyas. Podemos
hacer esto.
—No sabemos cómo amarnos
el uno al otro correctamente.
—Chorradas —digo contra
su oreja—. Estás tan lleno de amor que no puedes escapar. No puedes decir algunas
cosas. Estoy bien con eso ahora. Sé que está ahí. Nos hemos hecho daño el uno
al otro. Pero ya no somos niños, Jaejoong. Te quiero—. Lo dejo ir y lo hago
girar alrededor, por lo que está arrodillado entre mis piernas. Ahueco su cara
con mis manos, entrelazando mis dedos en su pelo y extendiéndolos detrás de su
cabeza. Él no puede apartar la vista de mí, ahora.
—Te amo. —Lo he dicho
antes, pero no lo entiende. Todavía piensa que lo abandonaré. Como hice.
Su labio inferior
tiembla.
—Quiero tus bebés, y tu
ira, y tus fríos ojos… —Me ahogo con mis palabras y soy el único que aparta la
mirada. Puedo volver a mirarlo a la cara y me doy cuenta de que si no puedo
convencerlo ahora, nunca seré capaz de hacerlo—. Quiero ir a las cenas de
aniversario contigo, quiero envolver los regalos de Navidad contigo. Quiero
pelear contigo por cosas estúpidas y luego mantenerte en la cama y hacer las
paces contigo. Quiero tener más peleas de pastel y viajes de campamento. Quiero
tu futuro, Jaejoong. Por favor, vuelve a mí.
Todo su cuerpo está
temblando. Una lágrima se desliza con su mejilla y yo la recojo con el pulgar.
Agarro la parte posterior de su cuello y lo acerco a mí para que nuestras
frentes se toquen. Paso las manos por su espalda, arriba y abajo.
Sus labios se están
moviendo, está tratando de formular palabras, y por la mirada de su cara no
puedo decir si quiero escucharlas. Nuestras narices están paralelas, si inclino
mi cabeza media pulgada hacia delante, nos besaremos. Lo espero.
Nuestros alientos se
mezclan. Él tiene sujeta mi camiseta con un férreo control entre sus manos.
Entiendo su necesidad de aferrarse a algo. Está tomando cada onza de mi
autocontrol no aplastarnos juntos.
Nuestros pechos están
subiendo y bajando juntos, como olas. Golpeo su nariz con la mía, lo que parece
romper su reserva. Envuelve sus brazos alrededor de mi cuello, abre su boca y
me besa.
No he besado a mi chico
en meses. Se siente como si fuera la primera vez. Él está sobre sus rodillas,
inclinado sobre mí, así que tengo que inclinar mi cabeza hacia atrás para
llegar a sus labios. Mis manos están debajo de su ropa, en la parte posterior
de sus muslos. Puedo sentir el material contra mis dedos, pero aun así no puedo
detener mis manos.
Nos beOh Joongos
lentamente, sólo con nuestros labios. Seguimos alejándonos para mirarnos a los
ojos. Su cabello crea una cortina entre
nosotros y el mundo. Nos beOh Joongos detrás de ella, mientras éste cae
alrededor de nuestras caras, bloqueándolo todo menos a nosotros.
—Te amo —dice en mi
boca. Sonrío tanto que tengo que pausar nuestros besos para recomponer mis
labios. Cuando empezamos a usar nuestras lenguas, las cosas se calientan
rápidamente. A Jaejoong le gusta morder cuando besa. Eso realmente, realmente me provoca algo.
Tengo el corazón en la
garganta, el cerebro en mis pantalones y las manos sobre su ropa. Él se aleja
de mí y se levanta.
—No hasta que el
divorcio acabe —dice él—. Llévame de vuelta. Me levanto y lo acerco a mí.
—Todo lo que he
escuchado ha sido llévame.
Envuelve sus brazos
alrededor de mi cuello, con sus dientes mordiendo su labio inferior. Estudio su
cara.
—¿Por qué no te
ruborizas? No importa lo que diga, nunca te ruborizas.
Él sonríe—. Porque soy
un hombre jodido.
—Sí, lo eres —digo en
voz baja. Le beso la punta de la nariz.
Volvemos a mi auto. Tan
pronto como cerramos las puertas, el teléfono de Jaejoong suena. Lo saca de su
bolso y su rostro se oscurece de inmediato.
—¿Qué pasa? —pregunto.
Me mira ausentemente, su
mano congelada en el aire, sin soltar e teléfono.
Es Changmin. Quiere
hablar.
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