Capítulo 10
Pasado
─déjame ver ese.
Buscó dentro del
impecable maletín y sacó algo un poco más llamativo que el anterior. Los
anillos de compromiso lucen todos iguales después de un tiempo. Recuerdo que
cuando era un niño decía mi nombre una y otra vez hasta que sonaba más como un
sonido confuso que como un nombre. Empujó otra chuchería sobre la encimera,
este era más grande que la última. Yacía en un cuadrado de terciopelo negro. Lo
tomé y lo clavé en mi dedo meñique para conseguir un mejor vistazo.
—Es hermoso, realmente
lo es. Creo que sólo estoy buscando algo más…único. —Se lo devolví.
—Cuéntame de ella o el —dijo—.
Tal vez, pueda conseguir una mejor impresión del anillo correcto.
Sonreí.
—Él es salvajemente
independiente. Nunca quiere ayuda de nadie, ni siquiera de mí. Le gustan las
cosas bonitas, pero se avergüenza de eso. No quiere parecer superficial. Y no lo es. Dios, es perceptivo… y se conoce a sí mismo. Y es amable. Sólo que no sabe
que lo es. Se percibe a sí mismo como una persona fría, pero tiene un muy buen
corazón.
Cuando lo miro, sus
cejas están ligeramente levantadas. Reímos al mismo tiempo. Se inclina sobre la
encimera y cubre su rostro con ambas manos.
—Bueno, definitivamente
está enamorado —dijo.
—Sí lo estoy.
Camina unos pasos
alejándose y vuelve con otro anillo.
—Este es de nuestra
colección más costosa. Sigue siendo un solitario. Pero, como puedes ver, la
banda es bastante única.
Tomé el anillo. La
piedra central es de forma ovalada con el diamante colocado de este a oeste.
Una desviación de la norma, ya creo que le gustaría. Cuando lo miré más de
cerca, noté que la banda tenía ramas con pequeñas hojas grabadas en oro blanco.
El anillo tenía un estilo común a esos que se usaban hace un siglo.
Moderno y antiguo. Justo
como Jaejoong.
—Este es el indicado
—dije—. Es perfecto ya que nos conocimos debajo de un árbol.
* * *
Dejé la tienda y entré
en la excesiva y cálida humedad. Se sentía como si estuvieras perpetuamente
existiendo en un tazón de sopa de guisantes. Hoy, sin embargo, no me importó.
Estaba sonriendo. Tenía un anillo en mi bolsillo. El anillo de Jaejoong. Todos
pensarían que estaba loco por pedirle a un chico que se casara conmigo cuando
ni siquiera había tenido sexo con él. Esa es la razón por lo que no me importó
decirle a alguien de mis planes. Si mi familia y amigos no podían ser
comprensivos, entonces no serían incluidos. No necesitaba tener sexo con él para
saber cómo me sentía. Él podría rehusarse a tener sexo conmigo todos los días
por el resto de nuestras vidas y todavía lo elegiría. Así es lo profundo que
estaba en esto.
Los planes estaban en
movimiento. En seis semanas le pediría a Jaejoong—no—le diría a Jaejoong, que
se casara conmigo. Probablemente me diría que no, pero seguiría preguntando—o
diciéndole. Eso es lo que pasaba cuando estabas poseído por un hombre. De
repente parabas de huir del amor y comenzabas a romper todas tus propias reglas…
poniéndote en ridículo. Estaba bien con eso.
Llamé a su celular,
traté de mantener mi voz calmada.
—Hola —respiró.
—Hola, nene.
Siempre había una breve
pausa después de que decíamos nuestros holas. Me gustaba pensar en eso como la
saturación. Me dijo una vez que siempre que veía mi nombre en el identificador
de llamadas sentía mariposas. Yo sentía este dolor hinchándose en mi pecho. Era
un buen dolor, como un orgasmo del corazón.
—Estoy haciendo planes
para dentro de unas semanas. Pensé que podríamos irnos fuera por un par de días.
Sonaba emocionado—. Suena
genial.
—Es más una playa. Otro
rincón. Quiero llevarte a Europa. Pero, por ahora, pero será después.
—Yunho, sí, me gustaría
eso.
—Bien —dije, sonriendo.
—Bien —repitió.
—Oye —dijo después de
unos segundos—, no consigas habitaciones separadas. Creo que me tropecé con el
borde de la acera.
— ¿Qué?
Se rio.
—Adioos, Yunho.
—Adiós, Duque.
Estaba sonriendo de
oreja a oreja.
* * *
Después de que colgué,
me detuve por un expreso en un café al aire libre. Limpié el sudor de mi frente
mientras llamaba al hotel y hacía nuestras reservaciones. Una habitación con:
Cama King size, jacuzzi, vista al océano. Entonces llamé a un florista y ordené
tres docenas de gardenias. Preguntaron por la dirección de envío del hotel y
tuve que colgar para encontrarlo antes de devolverles la llamada. Estaba riendo
entre llamadas. Muy fuerte. La gente comenzó a mirar, pero no podía evitarlo.
Esto era loco y me hacía tan feliz. Llamé a Junsu, y entonces pensándolo mejor,
colgué. Junsu era lo más cercano que Jaejoong tenía como familia, pero su idea
de guardar un secreto… era no guardarlo. Desearía que hubiera un padre para
pedirle… no, no lo haría. Habría golpeado a su padre, probablemente en
numerosas ocasiones. Mi llamada final fue a un amigo antiguo quien me pudiera
ayudar con la última parte de mi plan. La mejor parte. No iba solo a darle un
anillo; él necesitaba más que eso para ver cuán serio era.
Me puse de pie y dejé
caer dinero en la mesa. Entonces me dirigí a la casa de mi madre. Con suerte, había suficientes sedantes
en la mansión Jung. Los iba a necesitar.
* * *
—Yunho, esto es un
error. —El rostro de mi madre era ceniciento. Estaba tirando del relicario que
usaba alrededor de su cuello. Una señal segura de que estaba a punto de
desmoronarse emocionalmente.
Me reí de ella.
No me gustaba ser
irrespetuoso, pero no me gustaba que nadie me dijera que Jaejoong era un error
tampoco. Saqué la caja del anillo de sus dedos y lo cerré con fuerza.
—No estoy aquí para
pedir tu opinión. Estoy aquí porque eres mi madre y quiero mantenerte
involucrada en mi vida. Sin embargo, ese es un tema a cambiar si insistes en
tratar a Jaejoong como si no fuera lo suficientemente bueno para mí.
—Él…
—Lo es —dije
firmemente—. En la universidad yo era el idiota que dormía con todos porque
podía. He estado con muchos, y es el único que me hace querer ser mejor
persona… y una mejor persona para él. Ni siquiera necesito ser bueno, sólo
necesito ser bueno para él.
Mi madre me miró sin expresión.
—Olvídalo —dije,
levantándome.
Agarró mi brazo.
— ¿Ya le has dicho a tu
padre?
Me sentí encogerme—. No,
¿por qué haría eso?
— ¿A tu hermano?
—preguntó.
Sacudí la cabeza.
—Ellos confirmarán lo
que estoy diciendo. Eres joven.
—No sería muy joven si
hubiera comprando este anillo para alguien más, ¿no es cierto?
Mordió su labio inferior
y jalé mi brazo de su agarre.
—Mi padre está tan en
contra del compromiso que se las ha arreglado para salir con una nueva mujer
cada mes por los últimos diez años. Sang Woo es tan huraño y neurótico; que
preferiría estar solo por el resto de su vida que tener a alguien que deje un
plato en el fregadero. No creo que vaya a pedir un consejo en relaciones a
cualquiera de ellos. Y para que conste, es tu trabajo ser comprensiva conmigo.
Todos te dijeron que no te divorciaras de mi padre y te casaras con otro. Si
los hubieras escuchado, ¿dónde estarías ahora?
Estaba jadeando para
cuando terminé de decirle eso. Miré hacia la puerta. Necesitaba salir de aquí,
rápido. Quería estar con Jaejoong. Ver su cara, besarlo.
—Yunho.
Bajé la mirada hacia mi
madre. Había sido una buena madre para mi hermano y para mí. Lo suficientemente
buena para dejar a mi padre cuando vio cuan dañina había sido su influencia en
nosotros. Para otros ella no era una mujer particularmente amable, pero yo
entendía eso. Era cortante y crítica. Era común entre la riqueza. Nunca esperé
que abrazara a Jaejoong. Pero, había esperado una reacción menos trillada. Tal
vez incluso forzaba la felicidad para mi beneficio. Yo estaba creciendo cansado
de su pronunciada malicia.
Puso su mano en mi brazo
otra vez, apretándolo ligeramente.
—Sé que crees que soy
superficial. Probablemente lo soy. Las mujeres en mi generación fueron
enseñadas a no pensar muy profundamente en nuestros sentimientos, y hacer lo
que se necesitaba que se hiciera sin diseccionarlo emocionalmente. Pero, soy
más perceptiva de lo que crees. Será tu destrucción. Él no es saludable.
Suavemente quité su mano
de mi brazo.
—Entonces déjalo que me
destruya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario