Capítulo 4
—¡ANÍMATE!
—exigió Junsu a Jaejoong. Gritaba por el fuerte sonido de la música—. ¡Cambia la
cara! Esta noche… ¡estamos de festejo! —agregó con entusiasmo mientras sacudía a
su amigo.
Ambos se
hallaban sentados en los sofás de una discoteca. Tras el divertido comentario de
Junsu, Jaejoong apenas sonrió, sin tiempo para pensar una respuesta porque su
amigo lo tomó de la mano y lo puso de pie de un salto. Estaba dispuesto a
obligarlo a bailar hasta olvidar todos los problemas de aquella semana difícil.
En ese
momento, unos jóvenes se interpusieron entre los dos amigos y comenzaron a
bailar uno con uno, el otro con el otro.
—¿Cómo te
llamas? —preguntó el que había tocado en suerte a Jaejoong.
—Si te
pidiera que adivinaras, no acertarías —bromeó él en respuesta.
—Entonces
no me lo pidas —replicó él. Conservaba una mirada risueña. Jaejoong se inclinó
hacia el chico y este agachó la cabeza para poder oírlo.
—¿Escuchaste
alguna vez hablar de Eneas?
—No —negó
él, con la palabra y también con la cabeza.
—Bueno, yo
soy su esposo: Jaejoong.
El chico se
echó hacia atrás. Alzaba ambas cejas.
—¿Eres
casado? —indagó, sorprendido. Él soltó una carcajada ante la desilusión que
experimentaba el bailarín.