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El Libro de Jade: Capitulo 24

CAPÍTULO 24


—YA ESTÁ. Ya se está despertando.
Oía esa voz en la lejanía. Quería moverse pero no podía. Tenía frío y se sentía drogado. ¿Dónde se encontraba? ¿Dónde estaba Yunho? ¿Qué habían hecho con él? ¿Si él estuviera muerto Jaejoong lo sentiría físicamente?
Agitándose, intentando recuperar la movilidad, se percató de que estaba atado. Una luz potente lo iluminaba y Jaejoong quiso abrir los ojos, pero esa luz lo cegó.
—Levanta la lámpara —ordenó otra voz.
¿De qué le sonaba? No. No quería que fuera cierto. Era Ryu Jin. Inspiró trémulamente, como si hubiera estado llorando durante horas, y olió a podrido. Esa peste insoportable provenía de Ryu Jin.
Tenía la boca pastosa y sabía perfectamente que lo habían drogado y que además estaba atado sobre una mesa metálica y muy fría.
—Hola, sobrino — Ryu Jin sonrió con cinismo. —Te hubiera llevado a una de mis casas, pero tus amigos las han cercado y las han quemado muy amablemente. Incorporarlo —ordenó.
La mesa metálica giró ciento ochenta grados y lo dejó en posición vertical, como si estuviera de pie. Los brazos extendidos a los lados y las piernas abiertas.
Jaejoong miró a Ryu Jin. Era un vampiro. Pálido, con los ojos ojerosos y rojos, los dientes amarillos y los labios morados.
—Suéltame —murmuró intentando vocalizar lo mejor posible. Sus músculos se despertaban poco a poco. — ¿Dónde estoy?
Ryu Jin se echó a reír.
—Míralo, Yuhno. Está aquí por tu culpa.
—En Glastonbury, mi corazón —murmuró Yunho.
Cuando Jaejoong oyó esas palabras supo que Yunho estaba con él y que si podía hablarle era porque seguía vivo. La alegría y la esperanza se desbordó en su interior.
—No has sabido protegerlo, como tampoco hiciste con nosotros hace tantos años.
—No... —gimió Jaejoong intentando enfocar la mirada. No permitiría que hiciera culpable a Yuhno de eso. Ni hablar. Suficiente acarreaba Yunho con sus recuerdos.
Jaejoong se esforzó un poco más arar ver dónde estaba. El suelo empezó a delinearse. Un suelo grisáceo, sucio. Alzó la vista y vislumbró una madera clavada en el suelo. Unos centímetros más arriba unos pies sucios y sangrantes estaban clavados por el empeine con una estaca a la madera. Jaejoong apretó la mandíbula al ver esa imagen. Siguió ascendiendo y sintió que el corazón se le partía a cada milímetro. Unos pantalones negros de cubrían unas piernas poderosas, pero ahora, sin embargo, indefensas y en muy mala posición. El torso desnudo tintado con churretes de sangre por doquier que empapaban el pantalón y los brazos abiertos en cruz se sostenían porque las muñecas estaban clavadas a la madera con unos clavos. Pensó que si seguía subiendo se echaría a llorar si además de todo eso le hubieran colocado una corona de espinas. Pero aunque el rostro de Yunho, porque era Yunho, estaba teñido de sangre y lleno de cortes no tenía ninguna corona de espinas.
Cuando lo miró a los ojos empezó a sollozar abatido.
—Yuhno... ¿Qué te han hecho?
—No llores, querido —le dijo Ryu Jin cogiéndolo bruscamente del pelo. —Se lo merecía. Ha matado a más de quince de mis hombres él solo y además te ha puesto en peligro después de decirle que si se resistía a mí te mataría.
—Yunho... ¿Estás... estás...? — Jaejoong ignoró su comentario.
—No te preocupes, mi corazón —susurró Yunho forzándose a sonreír.
Ryu Jin se giró y le dio un puñetazo en el estómago. Yunho expulsó el aire bruscamente y se quedó lívido.
—Para, maldito cerdo... —gritó Jaejoong.
Ryu Jin lo miró con los ojos encendidos de rabia.
—Ni una palabra más ¿Me has oído? A no ser que quieras que lo desfigure ante tus ojos.
Jaejoong frunció los labios. Haría lo que fuese con tal de que no le hicieran más daño.
— ¿Qué quieres de nosotros, Ryu Jin? —preguntó Yunho recuperando el aire.
—Ya te lo dije, perdedor. En realidad nada. Sólo quiero demostrar lo que he descubierto y para eso necesito a Jaejoong. Una vez muestre que mis sospechas son ciertas a ti ya no te necesitaré, pero me quedaré con Jaejoong.
Yunho gritó y aulló como un animal herido, sacudiéndose intentándose desclavar él mismo de la cruz, pero a cada tirón su carne sufría nuevos desgarros.
—Yunho... —sollozó Jaejoong. No por él, sino por ver a Yunho tan desesperado.
Jaejoong cerró los ojos e intentó entrar en comunicación mental con Yunho, pero cuando lo intentó Ryu Jin lo agarró y le dio un puñetazo en plena mejilla.
—Cabrón, hijo de puta —gritó Yunho ofendido y dolido por Jaejoong. —Te mataré si vuelves a tocarlo...
Jaejoong, que escupía sangre por el labio partido, miró de reojo a Ryu Jin.
Ryu Jin sacó una daga de su pantalón oscuro. Su puñal distintivo. Le puso la punta dos centímetros por encima del ombligo a Jaejoong y esperó a ver la reacción de Yunho. Jaejoong tomó aire y metió la barriga para adentro y Yunho enseguida se serenó.
O eso. O ver como Ryu Jin hacía daño a Jaejoong.
—Bien —sonrió Ryu Jin. —Veo que entiendes qué idioma hablo. Deja de estimularle, Jaejoong —lo miró recriminándolo. —No se te ocurra entablar comunicación con Yunho. Ni con Yunho ni con vanirios, ni con berserkers, ¿me entiendes? Yo hablo en esa frecuencia y puedo detectarlas. Si intentas alertar a alguien de lo que está pasando simplemente lo mataré —se encogió de hombros. —Pero sería una pena porque entonces no podrá ver lo que te vamos a hacer.
Min Ki apareció justo al lado de Ryu Jin. Llevaba una maleta negra consigo y estaba pálido y ojeroso. Jaejoong no había sido fácil de calmar y puesto que Ryu Jin no lo alimentaba, se veía forzado a beber sangre de humanos. La sangre lo mantenía vivo, pero al no ser el tipo de hemoglobina que él necesitaba para mantener las características vanirias lo estaba mutando a pasos forzados en un vampiro.
— ¿Por qué haces esto, Ryu Jin? —preguntó Jaejoong acongojado y asustado.
—Puede que esté hastiado de todo —contestó llanamente. —Abre la maleta, Min Ki. Puede que me harté de vivir a la sombra de la vida, esclavizado por un ser mucho más débil y menos poderoso que yo. ¿Qué sentido tiene? Llevo tantos siglos en vida que me ha dado tiempo de ver el esplendor del ser humano, y estoy harto de proteger a algo tan estúpido, ignorante y vanidoso. La raza humana debe llegar a su fin.
— ¿Así que quieres acabar con todos los humanos?
—No —sonrió sin que le llegara a los ojos. —Una de dos: o acabo mejorando la raza o simplemente los haré desaparecer.
—No eres Dios —replicó Jaejoong.
—No. Pero gracias a él, a mi Dios, hoy soy lo que soy.
—Un asesino —replicó esta vez Yunho.
—Un visionario. Yunho —se agachó y observó los instrumentos que disponía Min Ki en su maleta. — ¿Qué has logrado desde que te transformaron? ¿Has pensado alguna vez en eso? ¿Sirve de algo tantos siglos de hambre y de sufrimiento para que luego no salgas ni en los libros de Historia?
—No necesito ser recordado por nada cuando yo mismo soy más longevo que la memoria de los demás. ¿No crees?
Ryu Jin apretó la mandíbula ante su respuesta.
—Pero no te engañes, Ryu Jin —continuó Yunho. —Siempre quisiste tener el protagonismo. Siempre quisiste ser el líder y sin embargo nunca te eligieron. Un hombre que es tan vanidoso y tan egoísta no puede pensar en los demás. ¿Qué bien podrías haber hecho tú, aparte de llevarnos a guerras y más guerras entre clanes y seguramente al final entre nosotros y los humanos? Nunca fuiste conciliador y tuviste siempre una lucha particular. No odias andar bajo la sombra del ser humano. Ni odias andar baja la noche. Odias andar bajo la sombra de un hombre que fue mejor que tú en todo, tú no le llegabas ni a la suela del zapato, de ahí tu rabia. Seong Hun siempre fue el mejor de nosotros y eso te corroía las entrañas. Eres un jodido traidor.
Ryu Jin arqueó las cejas y lo desafió con la mirada.
—Yo les pude haber ofrecido muchas más cosas de las que Seong Hun les dio. Tenía conocimientos, estaba investigando sobre nosotros, sobre nuestra maldición.
—No. No es una maldición —aseguró Yunho mirando fijamente a Jaejoong.
Ryu Jin miró a Jaejoong con sus ojos casi blancos y le acarició una mejilla. Este se encogió esperando recibir otro golpe y Yuhno se tensó creyendo que llegaría.
Yuhno odiaba no poder protegerlo. Necesitaba tiempo para sacarlos de allí. ¿Cómo iba a hacerlo?
—Ahora no lo ves así porque has encontrado algo que te calmará por la eternidad —ronroneó Ryu Jin. —Qué suave es... Es realmente hermoso. En fin, yo esperaba encontrar al menos una fórmula para que nos permitiera salir bajo la luz del sol —Min Ki le ofreció un bisturí y él lo aceptó sin inmutarse.
— ¿Qué vas a hacer? —preguntó Yunho entre dientes. —No le hagas nada, por favor. Si tienes que hacer algo házmelo a mí.
—Oh, cállate. Das pena —le espetó Ryu Jin furioso señalándole con el bisturí. —Sabía que la sangre guarda fórmulas, rompecabezas que si se consiguen descifrar pueden reconstituir aquello que ha sido malogrado. Como nosotros. A nosotros nos mutaron.
—Asesinaste a berserkers, torturaste a vanirios. A niños y niñas. Mataste a Seong Hun y a Jade — Jaejoong le sentenció tirando de su amarre y la camilla se agitó. —No te escudes en tu afán de encontrar una cura para su defecto. No te cree nadie.
—Ése no era el fin. El objetivo era encontrar la fórmula perfecta que reconstituyera nuestro ADN y rectificara nuestra deficiencia. El fin era convertirnos en el clan más poderoso del mundo una vez pudiéramos salir también bajo la luz del sol. Seríamos invencibles. Seríamos reyes.
—Loki te ha tentado y no te has podido echar atrás, ¿verdad? Lo hiciste por avaricia. Todo lo has hecho por avaricia — Yunho le escupió. —Un hombre que no puede ganarse el respeto de los demás a través de su actitud y sus palabras siempre quiere hacerlo al final a través de la extorsión. Cobarde genocida. Seong Hun era el líder y tú quisiste su puesto, Seong Hun se enamoró y quisiste a su mujer. Seong Hun tuvo a un hijo y ahora quieres a su hijo. Es triste ir siempre detrás de todo aquello que no puedes tener...
— ¿Quién te ha dicho que no puedo tener a Jaejoong? Mírate —se acercó a Jaejoong y le puso una mano sobre el trasero, masajeándoselo. —Lo estoy tocando y si quiero ahora mismo le subo la bata y me lo follo delante de tus ojos. No podrías detenerme ¿Te gustaría?
Jaejoong se asqueó ante lo que le hacía Ryu Jin. Le hacía daño, era brusco y su aliento apestaba. Supo que aquello no acabaría bien si no sucediera algo que realmente sorprendiera a todos y les hiciera bajar la guardia lo suficiente como para que Jaejoong pudiera entrar en contacto con alguien... No podía hablar con vanirios ni con berserkers, sólo tenía... a Heechul. Heechul era especial. Lo había dicho tanto Junsu como Siwon. Ambos coincidían en que era poderoso mentalmente. ¿Habría una posibilidad? Y María... Aquella mujer tenía un sexto sentido para las cosas. ¿Y si lo intentaba también con ella?
Jaejoong observó a Yuhno. El irradiaba odio por sus ojos y además se sentía impotente e indefenso.
Sí, Heechul. Se anclaría a esa única salvación. Cerró los ojos con fuerza y se aisló de lo que le estaba haciendo Ryu Jin que ahora lo tocaba clavándole las uñas. Lo estaba lastimando.
—Heechul, soy Jaejoong... y están a punto de matarnos...

* * *

Heechul acababa de despertarse rodeado por dos berserkers. No estaba desnudo, simplemente dormía apoyado, o mejor desmayado, sobre el pecho de uno de ellos.
Alrededor, varios miembros del clan también se despertaban. Junsu se acercó por detrás y le dio la mano para que se levantara.
—Chico, ese hidromiel es... —comentó Heechul aceptando la mano de Junsu. Se puso una mano sobre la cabeza y apretó los ojos con fuerza. —Siento que me va a estallar la cabeza.
— ¿A sí? —sonrió Junsu. —Serías la primera persona que conozco a la que le da resaca el hidromiel.
Heechul sonrió y se limpió la ropa con las manos.
—Me pitan los oídos —murmuró meneando la cabeza.
Junsu se extrañó al oír eso.
— ¿Y Jaejoong? —preguntó Heechul. —Debo de estar hecho un guiñapo.
—No estás en tu mejor momento y llevas dos chupetones en el cuello — señaló Junsu cruzándose de brazos. — Jaejoong desapareció tras esos matorrales de allí —señaló con el dedo, —siguiendo a mi hermano, por supuesto.
—Por supuesto —puso los ojos en blanco. —Ah, joder...
— ¿Tan mal te encuentras? — Junsu lo ayudó a sentarse. Heechul se tambaleaba.
—No, nunca me había pasado.
— ¿Qué sientes?
—Es el pitido este... me molesta mucho —se tapó los oídos.
—Un pitido...
—Es como si algo quisiera entrar en mi cabeza. Es como si...
—Heechul...
—Junsu —susurró Heechul. —Siento la voz de Jaejoong...
— ¿Qué? — Junsu se alteró.
—Heechul... Ryu Jin nos ha capturado a Yuhno y a mí.
— ¿Qué? Jaejoong. Es la voz de Jaejoong —repitió Heechul sosteniéndose la cabeza con dos manos.
—Escúchame, Heechul. Tienes que avisar a mi abuelo y a Junsu. ¿Me oyes? Nos han capturado. Estamos en Glastonbury, creo que estamos en unos túneles... Quedan pocas horas para amanecer y si no se dan prisa nos van a matar. Ayúdanos, Heechul. Avisa a la gente.
Heechul se levantó como alma que lleva el diablo y cogió a Junsu por los hombros.
— ¿Qué sucede, Heechul? No me asustes.
—Jaejoong... Yuhno... Los han capturado. Hay que avisar a los berserkers y darse mucha prisa antes de que salga el sol. Los van a matar.

* * *

La mano de Ryu Jin le había subido la bata y arañado el estómago. El vampiro se pasó la lengua por los labios morados y admiró la escultural figura de Jaejoong.
— ¿Quieres ver lo que le hago, Yunho? Me lo voy a tirar aquí delante de ti, sólo para verte sufrir. ¿Te gustaría? —sus ojos blancos e inyectados en sangre.
Yunho a duras penas se controlaba. La cruz en la que estaba clavado temblaba debido a la fuerza que contenía el vanirio.
—A mí sí —contestó Jaejoong poniéndose una máscara de indiferencia. Necesitaba tiempo.
Yunho entornó los ojos hacia Jaejoong.
—No, Jaejoong. ¿Qué haces?
Ryu Jin lo miraba asombrado y Jaejoong tenía una mirada fría y calculadora. Si no lo conociera, Yuhno pensaría que Jaejoong hablaba en serio. Sin embargo, confiando en Jaejoong como ahora confiaba... Jaejoong tramaba algo. Pero eso lo pondría en peligro y Yunho no lo podría permitir.
—Basta, Jaejoong.
—Cállate. Eres penoso, Yunho. Y ya me he cansado de ti. — Ryu Jin soltó una carcajada de incredulidad. —Siempre igual —continuó Jaejoong. —Eres débil y cometes muchos errores. ¿Por qué hoy me has dejado solo? Sabías que nos iban detrás y me has abandonado. Ni siquiera me has avisado de dónde ibas. Lo has vuelto a hacer, Yunho —a Jaejoong se le rompía el corazón al ver la cara de dolor de su pareja.
Yunho gimió. Un puñetazo en el estómago no lo habría sorprendido más. ¿Jaejoong estaba actuando, verdad? Ya no estaba seguro.
— ¿Tú me habrías dejado solo hoy, Ryu Jin? —lo miró seductoramente.
—Ryu Jin, cuidado... —murmuró Min Ki atónito ante la actitud de Jaejoong.
—Cállate —ordenó Ryu Jin. —No te habría dejado solo —afirmó negando con la cabeza. —Yo soy un buen líder. No cometo errores.
—No lo dudo. Te ves seguro y firme. Dime, Ryu Jin. ¿Por qué soy importante para ti? —le preguntó Jaejoong ronroneando.
Ryu Jin dudó. ¿Jaejoong estaba jugando?
— ¿Qué te propones? — Ryu Jin achicó los ojos y dejó de manosearle el estómago.
Yunho observaba la escena como si aquello no fuera con él. Pero sí que iba con él. Se trataba de su cáraid. Y su cáraid estaba coqueteando ahora con el asesino de su padre, y lo estaba rechazando a él.
—Min Ki, explícaselo —ordenó Ryu Jin. —Tu padre te lo dirá.
Jaejoong se mordió la lengua. Tenía muchas cosas que decirle a su «padre».
—Hace dos semanas, en la última extracción de sangre que te hicimos, nos dimos cuenta de que tu ADN empezaba a mutar. Ésa era la conversión que esperábamos desde hacía años. Ryu Jin ha ido probando tu sangre religiosamente...
—Deliciosa, por cierto. ¿No estás de acuerdo, Yunho? — Ryu Jin encaró a Yunho y se echó a reír.
Yunho ya no hablaba. Simplemente se limitaba a escuchar.
—La última extracción que te hicimos confirmó nuestras sospechas — explicó Min Ki. —Después de años de búsqueda y de experimentos por fin lo tenemos.
— ¿El qué?
—Tu sangre es un antídoto a nuestra foto-dermatitis —dijo Ryu Jin centrándose de nuevo en Jaejoong.
— ¿Mi sangre? —repitió Jaejoong sin poder creerse lo que intentaban decir.
—Experimenté con berserkers. — Ryu Jin volvió a levantar su bata y acarició sus muslos. —Ellos no eran humanos y sin embargo podían salir de día. Pensé que su sangre podría darme las respuestas que necesitaba —acercó su cara a su estómago e inhaló. —Hueles tan bien...
—Continúa, por favor —suplicó Jaejoong todavía seduciéndolo.
—Los berserkers no nos dieron los resultados que buscábamos —aseguró Min Ki observando la piel blanca de Jaejoong.
—Experimenté con humanos — Ryu Jin lamió la zona del ombligo de Jaejoong y este dio un respingo que él malinterpretó como placer. Sonrió complacido. —Los humanos son más débiles que nosotros, su sangre no nos potencia los poderes, simplemente nos sacia el hambre. Entonces, cuando ya estaba en un estado de desesperación absoluto, apareció Jade — Ryu Jin acarició la mejilla contra el interior del muslo derecho.
—Mi madre —asintió Jaejoong.
—Ya sabes la historia. Goon tuvo que contártela antes de que lo mataras.
— ¿Te enamoraste de ella? — Ryu Jin dudó en la respuesta.
—Ella me tenía la mente comida. Era tan seductora. Su manera de caminar, de sonreír, de apartarse el pelo de la cara. Su tono de voz, lánguido... arrastraba las palabras. Yo la espiaba. La seguía. La escuchaba a escondidas. Me volvió loco.
—Pero apareció mi padre —dijo Jaejoong alzando las cejas y observando la reacción de Min Ki.
—Ese mal nacido de Seong Hun... —musitó Ryu Jin soltando su pierna con un gruñido. —Se la quedó él.
—Mi madre lo escogió, dirás. Tú nunca te presentaste. Nunca te hiciste conocer. Fuiste un cobarde.
—Es su manera de actuar —contestó Yuhno desafiándolo. Ryu Jin cogió el bisturí y sin avisar se lo clavó en el muslo a Jaejoong. Éste se tensó, apretó los ojos y gritó hasta que no le quedó voz ni aire. —Déjalo, Ryu Jin... Te mataré —gritó Yunho.
—Te he dicho que no juegues conmigo, Yunho. No tengo paciencia. Esto es por desafiarme antes—retorció el bisturí en la pierna de Jaejoong. —Min Ki, inyéctale un tranquilizante.
Jaejoong apretó los labios. No quería darle el gusto de que supiera que estaba haciéndole muchísimo daño.
Min Ki se acercó a Yuhno y le clavó con rabia una aguja en el centro del pecho.
—Ryu... Jin —le dijo Jaejoong entre labios. —Déjalo. Es... es un necio y un perdedor. No me castigues a mí por sus errores.
Ryu Jin alzó la vista y quiso averiguar si Jaejoong decía o no la verdad. Le desclavó el bisturí y observó ensimismado como su sangre salía a chorros de su piel.
Min Ki gruñó ante el olor, pero Ryu Jin lo advirtió con la mirada de que si intentaba probarlo antes que él era hombre muerto.
—Cuando Jade y Seong Hun huyeron yo los seguí. Más tarde descubrí que estaban esperando un niño. Me lo dijeron los humanos que tenemos trabajando. Quise llevarte conmigo nada más nacer, pero los clanes de allí estaban muy bien organizados y gozabas de la protección de todos sus miembros. Seong Hun se enteró de todo lo que había alrededor de los vanirios y los berserkers. Descubrió nuestra organización y regresó decidido a advertir a los clanes y a unirlos a todos. Por suerte, los intercepté antes.
—Yo los intercepté —rectificó Min Ki.
—Eso no importa —aseguró Jaejoong. —Los mataron.
—Con el tiempo —explicó Ryu Jin. —La primera extracción de tu sangre me dio una pequeña muestra de lo que podrías hacer cuando mutaras.
— ¿Qué puedo hacer?
—Así que viendo que Jade y Seong Hun habían creado algo como tú —ignoró su pregunta. Realmente hablaba orgulloso de sus proezas, —los obligué a tener más niños mientras estaban en cautividad. Ambos se negaban con uñas y dientes, nunca mejor dicho. Quería verificar lo que tenía entre manos y a ti podría pasarte cualquier cosa, así que... ¿Por qué no hacer más Jaejoongs?
—No pudieron —las lágrimas inundaron sus ojos lilas.
—No. No pudieron —afirmó como si diera la hora. —Cuando me encargué de tu madre personalmente intenté acostarme con ella, ella no me dejó y yo simplemente me descontrolé. Sólo recuerdo que había hundido mi puñal en su vientre. Después de eso no pudo volver a tener hijos.
— ¿Qué... qué puede hacer mi sangre? Dímelo.
—Como ellos ya no me sirvieron —prosiguió haciendo oídos sordos, —tenía que encontrar la manera de engendrar más híbridos. Por eso rapté tanto a vanirios como a berserkers y los obligué a mantener relaciones. Nacieron cinco híbridos más y los separamos de sus padres para estudiarlos. No aguantaron las pruebas. Simplemente murieron a los pocos días.
Ni Jaejoong ni Yuhno podían creerse lo que oían. Aquello era horroroso y estremecedor. Yuhno dejó de moverse. Sus músculos ya no respondían. Sus ojos era lo único que podía utilizar.
— ¿Qué descubriste la primera vez que... que tomaste de mi sangre? — tenía ganas de vomitar.
—Pude salir bajo el sol unos cinco minutos —aclaró él mirando de reojo a Yunho.
—Dios mío... ¿Y qué crees que hará ahora mi sangre?
—Tu sangre, Jaejoong, nos inmuniza ante el sol —explicó finalmente. —Contigo podemos volver a salir de día siempre que nos alimentes como es debido.
Yuhno abrió los ojos con sorpresa y buscó la mirada de Jaejoong. Cuando entraron en contacto un millón de palabras atropelladas se quedaron por el camino.
Ryu Jin cogió el bisturí ensangrentado y le hizo dos cortes verticales en ambas muñecas. La sangre empezó a manar de ellas y Min Ki se encargó de poner recipientes que la recogieran.
Jaejoong sintió la piel lacerarse, había hundido tanto el bisturí que seguramente había cortado un tendón. Le dolía hasta el hueso.
—Vamos a hacer la prueba — Ryu Jin apretó más las muñecas.
—Pero yo... —los cortes le dolían. —No soy suficiente para todos.
—No lo eres. Pero tu sangre será suficiente ahora para mantenernos bajo el sol y hacer lo que queremos hacer. Está a punto de amanecer y los vanirios no pueden salir. Los berserkers todavía duermen y descansan después de la luna llena. Los niños son nuestros. Ellos serán los próximos que nos suministren la sangre que necesitamos. Los educaremos y cuando sean suficientemente mayores como para tener hijos los utilizaremos para conseguir a los híbridos que nos mantengan de día. Seremos invencibles.
—No... —gritó Yunho explotando viendo como desangraban a Jaejoong. —No lo permitiré... —el suelo tembló ligeramente. Una sacudida pequeña pero notable.
—Yunho, detente...
— ¿Cuántas veces hay que repetírtelo? —preguntó Ryu Jin riñendo a Jaejoong rabioso. Agarró el puñal y se dirigió a Yunho. Tres estocadas firmes en el estómago. El puñal se hundió hasta la empuñadura las tres veces y Yunho quedó sin respiración.
—No, no, Yunho... — Jaejoong lloraba y gritaba, pero no había modo de librarse de todo aquello. Era una pesadilla.
— ¿No me habías dicho que querías que yo te lo hiciera delante de él? — Ryu Jin lo agarró del pelo y tiró de él con fuerza. Jaejoong echó el cuello hacia atrás y Ryu Jin inclinó la cabeza hacia su pecho. Lo mordió con dureza y al sacar los colmillos lo desgarró.
Jaejoong quedó tembloroso y pálido al sentir lo que le hacían los dientes.
—Así aprenderás —le escupió Ryu Jin. —No llores. Luego yo te curaré.
—Vas a morir, Ryu Jin —le pronosticó Yunho con la lengua casi dormida. —Yo te mataré. Lo juro —su voz llena de fuerza y afilada como sus colmillos que habían explotado en su boca.
— ¿Lo matamos ya? —preguntó Min Ki llenando el décimo vaso.
—No, espera. Me gusta ver cómo sufre por Jaejoong.
Jaejoong estaba perdiendo el conocimiento y su piel palidecía por segundos. Sus ojos lilas se quedaban sin expresión y sus labios que antes eran rosados y suculentos ahora estaban morados y secos.
—Jaejoong... — Yunho lo llamaba dolorido por las puñaladas. —Aguanta, Jaejoong...
—Llévate a veinte de mis hombres. Dales de beber. Dentro de media hora —le dijo Ryu Jin a Min Ki— saldrá el sol. Su sangre nos cubrirá unas dos horas, más o menos, debemos darnos prisa.
Min Ki asintió.
— ¿Puedo beber yo? —preguntó Min Ki mirando hambriento uno de los vasos llenos.
—Puedes —le dio la espalda y procedió a desatar a Jaejoong, que cayó sobre su hombro como peso muerto.
—Heechul... Heechul... Los niños. Protejan a los niños. Llévenselos de allí —no sabía si lo que enviaba a Heechul le llegaba de alguna manera. Pero lo que sí supo fue que aquel iba a ser el último mensaje mental que iba a enviar en su vida si no llegaba un milagro. Tras ese pensamiento se desplomó y todo se volvió negro.
— ¿Y qué hacemos con él? —Min Ki que tenía los labios rojos de beber sangre señaló a Yunho con un gesto despectivo de su cabeza.
—Está debilitado, no podrá escapar. Además, vamos a dejar que se regodee en su desgracia unos días más.
Yunho tenía la cabeza hundida y los hombros le temblaban de ira o de llanto. Ninguno de los dos supo qué provocaba que su cuerpo se sacudiera. Y tampoco les importó.
Min Ki avisó a los secuaces, entre ellos Dubv y Fynbar, y cuando bebieron todos salieron de aquel lugar dejando a Yunho clavado en la cruz como un mártir al que Dios le había dado de lado.

* * *

Ryu Jin volaba con Jaejoong colgado del hombro. El vampiro podía sentir el amanecer en su cara y sin embargo después de dos mil años la piel no le ardía ni le quemaba.
Min Ki volaba a su lado y el aquelarre iba tras de ellos.
Min Ki cargaba con una bolsa llena de bolsas de depósito negras para cubrir a los niños vanirios con ellas y así evitarles quemaduras por el sol.
—En cinco minutos me reúno con ustedes —dijo Ryu Jin a Dubv y a Fynbar.
Estos asintieron y se dirigieron sin rechistar.
Ryu Jin se desvió y llegó adquiriendo una velocidad de vértigo a la costa. Descendió hasta la playa con Jaejoong en brazos y se internó en una cueva rocosa. Una gruta.
La marea subía poco a poco, pero eso a él no le importó porque él llegaría antes de que el mar se lo llevara.
Estaba medio muerto, casi completamente desangrado. Su bata rota y ensangrentada. Su piel no ocultaba las finas y delicadas venas que se asomaban por debajo, trémulas intentando bombear una sangre que ya no estaba.
—Te dejo aquí sólo un rato, Jade —le acarició los labios resecos. —Vendré a buscarte en cuanto hayamos hecho todo lo planeado —sonrió y observó la fea herida que le había hecho en el pecho. —Vas a ser mía —luego acarició el sello de su muñeca. El bisturí no había logrado cortar ese trozo de carne. Ryu Jin gruñó. —Esta marca se te irá. Aunque tenga que cortarte la mano para ello.
Sacó su puñal. Estaba ido y malhumorado. Puso la hoja sobre la frágil muñeca de Jaejoong. Pero mientras la cortaba lo pensó mejor.
No había tiempo que perder. Tendría la eternidad para castigar a Jade por lo que le había hecho. Porque no era Jaejoong. No para él. Jaejoong ya no se movía. Tenía el cuello echado hacia atrás en muy mala posición, los brazos extendidos hacia los lados.
Ryu Jin se incorporó y salió corriendo de la gruta.

16 comentarios:

  1. ouch T,,,,,,T pobrecitos YH y JJ T,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,T
    estan muy malheridos T,,,,,,,,,T
    ojala que vengan a rescatarlos e,,,,,,,,e

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  2. ㄱㄱ Hijos de su ..... madre!!!!
    waaaa que los encuentren pronto y que los rescaten ya!!!

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  3. mrdaaaaa maldito ryu jin y su obsesión >< ahora si yunho y JJ estan en un buen lio
    espero junsu y chul logren avisar a los demas T-T awwwww
    me dejas super intrigada xfisss sube pronto el prox *u* gracias x la actu
    me encanta esta adaptacion ♥

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  4. T_T NO, NO! no puede pasar una desgracia, deben resistir, que junsu y los demás lleguen pronto y los ayuden, no me niego, ya quiero que se recuperen y maten a ryu jin es un HASBAKSD ahh esta traumado y haciendo pagar a jae por lo que el sentía por jade! ayy por favor espero actualices pronto siento que me desespero por saber que pasa, gracias!

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  5. por dios heechul apúrate en traer la ayuda rescaten a yunho para que pueda encontrar a jae que se lo han llevado y están muy mal tiene que salvarlo antes de que jae muera y yunho es su salvación esos malditos le han quitado bastante sangre y no quiero que mueran :(

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  6. Waaaaaa ese enfermo psicopata obsesiojado llego a arruinar toda la historia

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  7. en ese lapsus que deje mis lectura para mis exámenes y dije leeré.. y ahora estoy con ganas de matar al maldito de Ryu Jin
    ... ojala que heechul y el resto lleguen a tiempo para rescatarlos u.u

    mi hermoso jaejoong no puede morir ahh.. u.u

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  8. Q carajos ese desgraciado de ryu jin esta loco....
    Tiene que morir como sea...
    Maldito hijo de pu**
    Aggg ...
    Pobre Jae y Yunho también lo que deben estar sufriendo :(

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  9. jaejoong..... (>_<、)
    put* Ryu Jin como pudiste hacerle tanto daño a mi jae
    yunho sentía mucha impotencia por no poder hacer nada y ayudar a jaejoong (>_<、) yunhoo encuentra rapido a jaejoong y mata , destrozalo a Ryu Jin que sufra mucho ..! ψ(*`ー´)ψ
    menos mal que jaejoong se puedo comunicar con hechul para que lo ayudaran y ponerlos alerta ...

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  10. lo mató?' mató a Jae?? y Yunho dónde está? también murió???
    y Heechul dónde está???
    ay Dios qué nervios. malditos torturadores deben morir.
    graicas

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  11. Hijos de su RPTM !!!
    Se atrevió a lastimar a mi hermoso YJ T-T !!! Y para colmo de males deja abandonado a JJ en ese lugar casi a punto de morir T-T que no suba el agua por favor!!!

    Que impotencia ha de haber sentido YH al ver lo que le hacían a JJ >.< T -T

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  12. Agh que loco esta ryujin ya se acerca el final :O

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  13. Ayyy no!!! No pueden morir ... ese hombre esta loco!! Yunho tienes que salvar a Jae

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  14. Esos desgraciados no se van a salir con la suya, espero que a Heechul le haya llegado el mensaje de ocultar a los niños.

    Gracias!!!

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  15. Ese malvado piensa que es jade qué onda.... Está ido de verdad... Ojalá alguien pueda ayudar a Jae antes de que se lo lleve el mar... Yunho despierta Jae está en mucho peligro... Donde andan los chicos ojalá hayan guardado a los peques...

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  16. Dioos nooo...esto esta muy mal!!! Que horror!!! Que alguien llegue a salvarlos porfavor!!!

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Thief: Capítulo 16

Capítulo 16 Presente   Dejo a Jaejoong en su oficina. En el camino hacia allí, apenas me dice dos palabras. Después de lo que acababa ...