Otra Oportunidad: Capitulo 6

Capítulo 6

Yoochun manejaba un Honda Civic del 95, el cual amaba con una adoración que casi competía con la que sentía por Junsu. Cuando se estacionó afuera de mi casa, sonreí al ver el color blanco del auto. Salí de la casa despidiéndome rápidamente y evitando las preguntas que seguramente mi mamá ya estaba pensando y subí al asiento del copiloto.

—Gracias por venir — le dije a modo de saludo y él asintió sonriendo un poco.

—Sabes que no habría forma de que no lo hiciera Jaejoong, sólo que aún no entiendo el porqué — replicó mientras yo miraba por la ventana, a una cierta distancia ya, un jeep se estacionaba frente a mi casa. Por esa razón.

Yunho parecía otra persona los últimos días, no podía entender cualquiera de sus actos, pensé que cuando por fin fuera libre él estaría feliz, pero comenzaba a parecer un extraño paciente de una droga que lo ponía cada vez más furioso, durante la última semana todos habían comentado su ceño fruncido sin ninguna razón aparente.

No le había comentado a nadie más que a Junsu sobre la noche que rompí mi relación con Yunho, esa noche me había sentido temeroso de su reacción. Y, un tanto poderoso, Yunho no lo había aceptado del todo, no al instante, cuando le solté que estaba terminando algo cambió en su mirada como si escuchara algo imposible, parpadeó varias veces antes de sonreír negando.

—Es una broma —dijo en voz baja, yo negué y le contesté furioso porque no me tomaba en serio.

—Somos mejor como amigos ¿no crees?, estaba equivocado, la verdad es que pensaba que te quería, pero no era real — le expliqué y únicamente yo sabía cuánto me había dolido decir esa mentira.

Yunho me miró y comenzó a negar de nuevo con la cabeza. Me fui alejando de su porche mientras Yunho parecía estar en shock, cuando levantó la vista había más de diez pasos entre nosotros.

— ¿Jaejoong? — llamó pero yo sólo miré hacia la calle y me alejé un poco más.

—Es tarde, tengo que irme —, le dije antes de salir corriendo. Gritó mi nombre una y otra vez hasta que llegué a mi casa, sabía que los vecinos habían escuchado, pero pareció no importarle, pensé que sería capaz de seguirme, pero no lo hizo.

— ¿Y bien? — me preguntó Yoochun devolviéndome al presente, me di cuenta que ya estábamos en la escuela, me sonrojé al haber olvidado por completo que iba acompañado y lo miré apenado.

—Lo siento, estaba pensando en tonterías —, admití mientras Yoochun me miraba un momento, sus ojos parecían agudos, ávidos de información.

— ¿Yunho y tú están peleados? —, preguntó y yo miré hacia los autos que empezaban a llegar al estacionamiento escolar. ¿No se había enterado de que rompimos ya?

—Algo así — admití, sin querer hablar con Yoochun de algo que aún escocía dolorosamente.

—Mira, si necesitas alejarte hasta que se le bajen los humos sólo avísame, recoger a alguien me hace sentir importante — bromeó y yo reí mientras bajábamos del auto.

—Apuesto que sentirías mucho más que importancia si mañana recogiéramos ambos a Junsu — le propuse y él se acercó a mí y pasó un brazo por mis hombros.

—Inteligente y hermoso, espero que él lo sepa — murmuró y yo desvié la mirada tratando de recomponer la sonrisa, miré sobre mi hombro cuando Yoochun bajó su mano a mi cintura e hizo un ruidito con la garganta, a unos pasos Yunho nos fulminaba con la mirada.

—Eso no era necesario —, le susurré a Yoochun y él sonrió mirándome antes de alejarse un poco.

—Créeme es necesario —, dijo al despedirse y perderse en el pasillo repleto de estudiantes.

No volví a ver ni siquiera de reojo a Yunho, mi corazón lo agradeció, pero mi cabeza no dejaba de pensar en él, en su mirada, en su voz llamándome esa noche, sonaba desesperado, lleno de temor. Moví la cabeza intentando despejarme, le dije a Junsu que pasaríamos por él al despedirnos a la salida de la escuela, Junsu comenzó a amenazar nuestra amistad mientras yo reía.

Cuando llegué a casa mamá me sonrió y me preguntó sobre el chico del auto blanco. Su entusiasmo terminó cuando mencioné por tercera vez que estaba loquito por cierta chico rebelde. Sabía que mis papás estaban preocupados, esperando que yo me deprimiera después que le dijera a la tía Ah Hyun en su siguiente llamada que había terminado con Yunho. Ellos no podían entenderlo. Dolía, mucho, pero no de la forma que mi familia creía, dolía porque yo aún le quería, porque a pesar de todas sus mentiras no había un botón que te desenamorara de alguien, no era así de sencillo, recordaba los momentos buenos cuando menos lo esperaba, recordaba sus besos y sus manos por la noche, sintiéndome extraño, pero al tenerlo de frente únicamente lograba oír las misma palabras: “…yo no lo quiero”.

* * *

Al siguiente día, a propósito, tomé el asiento trasero del auto de Yoochun mientras Junsu era obligado a no ser grosero e ir junto al conductor. Para mi sorpresa ellos permanecieron callados, a pesar de mis constantes intentos de plática, cuando llegamos a la escuela, nadie se movió.

— ¿Han oído hablar de la palabra tensión? — pregunté saliendo del auto.

Ellos permanecieron donde estaban, antes de cerrar la puerta trasera volví a meter la cabeza y los miré.

—Un consejo, digan exactamente lo que están pensando en este momento, el uno del otro, sólo digan la verdad — murmuré antes de cerrar, comencé a caminar y sonreí cuando me di cuenta que ninguno de los dos salía del auto.

Tuve que esperar hasta el almuerzo para ver a Junsu en la entrada de la cafetería, restregándose las manos en el pantalón y mordiéndose el labio.

—Cuéntame — le sonreí y él gruñó.

—Esto es tu culpa— dijo mirando hacia el pasillo.

— ¿Esperamos a alguien? — pregunté divertido y él me miró finalmente, en sus ojos había una vulnerabilidad poco vista.

—Invité a Yoochun a almorzar con nosotros— confesó mientras yo aplaudía emocionado sin poder evitarlo, Junsu rodó los ojos y volvió a mirar hacia el pasillo.

— ¿Qué le dijiste? — quise saber emocionado por él, ojalá Junsu sí pudiera tener su cuento de hadas.

— ¿En el auto?..., que me encantaban sus lentes…— admitió entre dientes. Solté una carcajada.

— ¿Y él? —seguí con el interrogatorio.

—Que amaba a RAMONES —susurró en voz baja.

Yoochun llegó unos minutos después, con bandejas en mano nos sentamos en una de las mesas de la esquina, él se colocó a mi lado, frente a Junsu. Sus miradas era divertidas, entre la timidez, el cariño y la incertidumbre, no era como si se hubieran declarado o fueran amigos ni mucho menos novios, pero al menos habían dado un paso juntos… Saqué la cámara de mi bolso sin poder evitarlo y enfoqué el perfil de Yoochun, haciéndolo reír. Junsu nos miró divertido antes de fruncir el ceño, al darme cuenta seguí su mirada sólo para observar a Yuhno a medio camino de nuestra mesa, parecía haberse quedado estático después de que tomara la foto, sin pensarlo me giré dándole la espalda y al final Junsu exclamó un “se fue” bajo y contundente, permitiéndome respirar de nuevo.

Volvimos a las clases después de que Yoochun intentara saber que pasaba entre mi “novio” y yo, sus preguntas cesaron cuando Junsu le explicó que yo había terminado con él, Yoochun frunció el ceño y se disculpó excusándose con el argumento de que no lo había escuchado por ningún lado. Me parecía extraño que nadie se hubiera dado cuenta, que nadie lo supiera, obviamente algunos en el almuerzo habían comentado la extraña actitud de Yuhno, pero todos parecían confusos y molestos conmigo, como si hubiera hecho algo mal.

Iba hacia mi última clase cuando Yunho se presentó frente a mí, sin dejarme avanzar otro paso. Miré sus ojos fugazmente, traté de esquivarlo pero tomó mi brazo suavemente, muy diferente a su mirada dura, casi violenta.

—No te vayas— pidió en voz baja cerrando los ojos y me alejé de su agarre asintiendo.

—Yunho, yo no quiero hablar, no ahora, ni aquí —, susurré, no entendía por qué él no podía seguir con su vida, ya sin ninguna carga que soportar, por qué no me dejaba en paz, por qué me seguía recordando que era tan tonto como para seguir amándole.

—Necesito decirte… muchas cosas— argumentó Yuhno mientras yo negaba.

—No me interesan— le respondí mientras Yunho cerraba los ojos de nuevo, tensando su mandíbula —. Llegaré tarde a mi clase— dije después de unos segundos, se acercó un poco más, traspasando la distancia normal, sentí su respiración, olí su suave colonia deportiva.

— ¿Sales con ese idiota? — preguntó molesto. Suponía que el idiota era Yoochun. No respondí. — Jaejoong, necesito hablar contigo, no lo entiendo, ¡yo no quiero entenderlo!, tú no puedes simplemente alejarte, no puedes… — susurró tomando mi rostro entre sus manos, mis ojos se llenaron de lágrimas que me esforcé por no derramar, su rostro se acercó un poco y el solo pensar en que sus labios me tocaran era entrar al cielo para ser expulsado al infierno al segundo siguiente.

—Suéltame, por favor— murmuré mientras Yunho maldecía y se alejaba mirándome a unos pasos de distancia.

—Lo siento Jae, yo…— comenzó pero se calló, y miró hacia el pasillo ya vacío y se giró alejándose con pasos largos.

No volvió a buscarme en el resto de la semana, apenas lo había visto a distancia, siempre serio y… triste, con sus amigos del equipo alrededor pero aún así un poco aparte. Junsu decía que estaba confuso, que por primera vez él no había sido quien decidía y tomaba el control y eso era lo que lo tenía desconcertado, quería creer eso, tenía que hacerlo porque la otra idea que se formaba en mi cabeza era absurda; Yunho no podía estar así porque le doliera perderme, no podía dolerle si no me quería.

* * *

El viernes en el almuerzo llegué mucho antes que Junsu y Yoochun así que esperé en el pasillo de la cafetería mientras varios alumnos pasaban a mi lado, Karam me miró al entrar y se rió de algo que les murmuró a sus pompones andantes.

Minutos después mi estómago gruñía y los tórtolos no-novios, no aparecían. Oía voces acercarse y luego de la nada un golpe en la espalda y un líquido frío contra mi piel, grité sin poder evitarlo y me giré para ver a los porristas reírse mientras mi ropa seguía mojándose, otros se empezaron a juntar a nuestro alrededor riéndose del estudiante con refresco encima, mis ojos comenzaron a picar, sabía que Karam había sido el causante, eran sus clásicas bromas, pero hasta que escuché su voz cerca mientras me levantaba no estuve completamente seguro.

—Ni se te ocurra llorarle a tu noviecito, quizás te das cuenta que él no quiera decirme nada feo a mí— por un momento pensé que se había hecho una idea errónea y se refería a Yoochun, pero él siguió: — Yunho sólo está contigo por lástima, pero me encargaré de eso, tú tienes que estar con tus amigos extraños, ese cuatro ojos es perfecto para ti, Yunho no— terminó mientras yo lo miraba, dolido y sorprendido a partes iguales.

¿Karam no sabía que habíamos terminado?, miré a los estudiantes reunidos alrededor luego a Junsu que se acercaba siendo contenido por Yoochun. ¿Nadie lo sabía?

Los murmullos cesaron cuando Yunho alejó a Karam de mí.

— ¡Lárgate, a ver si maduras un poco! — le gruñó en voz baja mientras Karam fruncía el ceño y se iba, todos comenzaron a dispersarse mientras Yunho apartaba el cabello de mi cara —. ¿Quieres que te lleve a tu casa? — preguntó mirando mi camisa mojada y manchada.

—Yo lo llevo— cortó Yoochun mientras me alejaba de Yunho. Junsu me tomó del brazo y dimos dos pasos más hasta que no pude evitar girarme, Yunho seguía de pie mirándonos a mitad del pasillo.

—Deberías decirle que ya no somos nada, quizás así me deje en paz.

Yunho no dijo nada y yo seguí caminando mientras me esforzaba por no volverme de nuevo y preguntarle ¿Por qué?, ¿por qué no le había dicho a nadie que era libre?…