CAPÍTULO 19
ERA LA tercera ducha fría que tomaba
esa misma noche. Volvió a ponerse la bata de color amarillo delante del espejo.
El hombro le martilleaba y el labio le escocía. Pero eso no era impedimento
suficiente como para no sentir el volcán que rugía en su interior. Un volcán
hecho de deseo. Sentía la piel hipersensible, la bata rozaba sus pezones y los
acariciaba como si fueran alas de mariposas. Se sentía arder y los colmillos le
dolían.
No había podido dormir nada. Pensaba
en Yunho a cada segundo, a cada minuto, a cada hora.
Lo había intentado. Durante cinco
minutos se había sentado sobre la cama en posición de loto y había intentado
meditar, dejar su mente en blanco para no pensar en Yunho. El resultado fue
humillante. Había acabado hecho un ovillo sobre la cama ahogando los
silenciosos sollozos en la colcha y con el cuerpo temblando de frío.
¿Y si le habían hecho daño? ¿Y si lo
habían herido? ¿Qué había descubierto? Estaba absoluta e irremediablemente
perdido. El descubrimiento de que sin Yunho, él no iba a poder ni sentir ni
vivir ni querer... lo descolocó.
¿Y si él no era su cáraid? ¿Y si Yunho
estaba en lo cierto? ¿Qué iba a hacer él entonces? ¿Debería reclamarlo? Jaejoong
sabía mejor que nadie que si hubiese sido Yunho quién se hubiera ofrecido a él,
habría saltado sobre Yunho y lo habría violado. Jaejoong lo deseaba. Anhelaba
el contacto con su cuerpo casi tanto como el de su mente.
Cuando habían hecho el amor había
descubierto algo inquietante. Y esas horas sufriendo y pidiendo a gritos su
compañía le habían abierto los ojos.
El momento más completo y feliz de
sus 22 años lo había encontrado en brazos de Yunho. Ese momento de mutua
entrega había sido pura luz, pura energía, pura simbiosis entre dos almas. Y
pedía a Dios, si es que Dios estaba allí arriba en el cielo, que nada hiciera
daño a Yunho y que Yunho regresara a él, aunque sólo fuera para alimentarse.
¿Estaba enamorado entonces? Conectar
con Yunho a los niveles en que lo habían hecho había creado un vínculo muy
fuerte entre ambos. O al menos eso creía Jaejoong, porque al parecer Yunho no
lo había visto así después.
Sin embargo, Jaejoong también tenía
su orgullo y no iba a suplicarle nada. Si Yunho quería pedirle algo, adelante,
él se lo iba a dar, pero si Yunho no le iba a dar nada a él, él no le iría
detrás.
Al menos con la sangre de Yunho, Jaejoong
podría ir tirando, porque, de hecho, se habían vinculado y ya no había marcha
atrás. Pero no se imaginaba compartiendo su cuerpo con nadie más que no fuera Yunho.
Y herviría de celos si Yunho tocara a alguien más como lo había tocado a él
horas antes. ¿Y entonces? ¿Se iba a pasar la eternidad sin disfrutar de Yunho?
¿Deseándolo?
Jaejoong,
¿es que no tienes dignidad? Te llamó calienta pollas. Te dijo que no eras
suficiente. Despierta.
Jaejoong salió del baño. Se abrazó
el cuerpo intentando calmar los estremecimientos que sentía. Su pelo húmedo se
enganchaba a su cara y humedecía parte de la bata. Una ráfaga de aire le erizó
la piel, cosa que agradeció porque la piel le quemaba como si estuviera a
cuarenta de fiebre. Pero, ¿de dónde venía el aire? Había cerrado todas las
ventanas y entonces lo vio.
Yunho. Estaba agazapado en el
balcón, casi a cuatro patas, el viento removía su melena y la mirada de
depredador estaba fijada en Jaejoong, como un animal. Su rostro estaba tenso,
sus músculos se marcaban bajo la camiseta de tirantes negra que llevaba. Los
bíceps, el pecho, los hombros dignos del mejor boxeador del mundo. Sus ojos destilaban
pequeños centelleos y lo repasaban ávidamente de arriba abajo. Jaejoong era una
fantasía andante. Y lo tenía todo para él.
A Jaejoong se le secó la boca. Yunho
era una amenaza en el más literal de los sentidos. Exudaba peligro por todos
los poros de su piel.
Estaban a casi cinco metros de
distancia en una habitación donde la única claridad que entraba era la de las
lámparas del jardín y los reflejos de la luna y, aun así, Jaejoong pudo
observar cómo Yunho tenía la boca entreabierta y pasaba la lengua por sus
colmillos. Luego lo miró y sus ojos contactaron.
Entonces Yunho alzó la comisura de
sus labios y sonrió como si fuera el ganador de un premio.
Jaejoong no estaba preparado para
verlo ni tampoco para sentir que algo se relajaba por completo en su interior.
La preocupación había desaparecido dando paso a una alegría y a una excitación
desmesurada. Pero junto con eso, otros sentimientos contradictorios
colisionaron y lo obligaron a dar un paso hacia atrás.
A Yunho se le fue la sonrisa de la
boca cuando vio la duda y el retroceso en la actitud de Jaejoong. Una sombra
cruzó su mirada. Dio un salto digno del mejor antílope y lo acorraló contra la
puerta de la habitación.
Jaejoong miró sorprendido su nueva
ubicación. Hacía un segundo había distancia entre ellos y ahora estaba contra
la pared y con las manos de Yunho a cada lado de su cara, encarcelándolo.
Jaejoong tragó saliva y Yunho siguió
con concentración el movimiento de su garganta.
— ¿Qué haces aquí? ¿Ha ido todo
bien? —preguntó Jaejoong con voz débil. Yunho parecía no escucharlo, pero
finalmente asintió. — ¿Está bien mi abuelo?
—Sí.
— ¿Y Yong Hwa y Siwon?
—Sí.
— ¿Y... Junsu?
—También.
Se quedaron en silencio. Yunho
detuvo su mirada en la herida de su hombro y en su cara magullada.
— ¿Te duele? —preguntó con
preocupación sin retirar los ojos de su pómulo y de sus labios. Luego deslizó
los nudillos por su cuello, hasta rozar el hombro magullado. Lo miró a través
de sus pestañas. Había pesar y dolor en sus ojos. —Nene...
Iba a matarlos a todos.
Jaejoong se estremeció ante la
caricia. No sabía qué hacer con las manos, así que para reprimir las ansias de
tocarlo, las colocó detrás de su espalda y las dejó aprisionadas por su propio
cuerpo contra la pared. No quería contestarle, pero entonces Yunho volvió a
dejarlo otra vez sin guión. Hundió su cara en su cuello y soltó un gemido de
lamento, de reprobación hacia sí mismo. Si él hubiera estado con Jaejoong
seguramente no lo habrían herido.
Jaejoong sentía el aliento de Yunho
en el cuello y se obligó a cerrar los ojos y a recordarse que debía respirar.
¿Se lo imaginaba o Yunho estaba temblando también?
—Hemos cogido a Goon —le explicó Yunho
rozando su garganta con los labios. —Mañana lo vamos a interrogar.
Jaejoong lo escuchaba con atención. Dios mío. Goon.
— ¿Y Min Ki? —no pudo evitar que le
temblara la voz y las rodillas se le aflojaran cuando Yunho lo acarició de ese
modo.
—Min Ki iba con él pero se ha
escapado —se apartó de su yugular para ver la reacción de Jaejoong. Jaejoong lo
miró con sus ojos lilas pidiendo más información. —Él ya no es el mismo. Él... Jaejoong...
Alguien ha convertido a Min Ki. Ahora es como yo.
A Jaejoong se le cortó la
respiración.
— ¿Qué quieres decir?
—Alguien lo ha mordido y ha hecho un
intercambio de sangre con él.
— ¿Quién? ¿Ryu Jin? —susurró Jaejoong
ahogadamente.
—Es posible —dijo Yunho dándole la
razón.
— ¿Estaba él allí?
—No. Pero esperamos interrogar a Goon
para averiguar hasta qué punto Ryu Jin está involucrado en todo esto. Sé que él
es el responsable de todo.
—Lo sé. Pero ¿por qué? O ¿para qué?
Hay que averiguarlo.
Jaejoong apretó la mandíbula y a Yunho
se le tensó más el pantalón si cabía.
Madre del amor hermoso... Era un dios
lleno de carácter y fuerza. Volvió a apretarse contra Jaejoong y se frotó
descaradamente contra su sexo.
— ¿No vas a preguntarme como estoy
yo? ¿Tengo que soportar como preguntas por todos menos por mí? —comentó
irritado.
Jaejoong sintió su frustración. Lo
estudió.
—Tienes sangre en la cara —observó Jaejoong
no sin preocupación.
—Nosferátum —murmuró Yunho y se
limpió rápidamente y entre maldiciones con el dorso de la mano.
Jaejoong lo observó intentando
reprimir la excitación sexual que Yunho activaba en todo su cuerpo.
—Estás temblando, vanirio —le dijo
en un susurro ronco que no pretendía expresar.
—Tengo frío. Dame calor —le pidió Yunho.
— ¿Qué estás haciendo? —dijo Jaejoong
intentando apartarse y retirando la cara.
—He venido a alimentarte —susurró Yunho
contra su oído.
— ¿Me has traído... la botellita?
—preguntó con ciertas reservas e intentando simular indiferencia.
Yunho hundió los dedos en la pared
haciendo profundos boquetes y se enderezó como si le hubiesen dado un latigazo.
— ¿Es eso lo que quieres? —contestó
sin apartar la cara de su cuello.
—Quedamos en que ése sería nuestro
modo de beber el uno del otro.
—No, Jaejoong... —levantó el rostro
y lo miró rozando con su nariz la de Jaejoong. —Así quedaste tú, yo no di mi
aprobación. Si tienes hambre ya sabes dónde tienes que clavar los colmillos —se
quitó la camiseta de un solo tirón dejando todo su torso al descubierto y se
acercó a Jaejoong, aprisionándolo con su cuerpo contra la puerta.
Jaejoong empezó a respirar
descontroladamente. Su pecho subía y bajaba a destiempo y miraba el pectoral,
el cuello y el rostro de Yunho como si fuera lo más importante en la vida.
—Muérdeme —le ordenó Yunho.
—No —contestó Jaejoong con
debilidad. Le costaba el más grande de los sacrificios no acariciarlo.
—Muérdeme, Jaejoong —pasó una de sus
fuertes manos alrededor de su nuca y lo acercó a él hasta que su cara se hundió
en su pecho. Yunho sabía que Jaejoong estaba sintiendo los golpeteos de su
propio corazón. ¿Sabría lo mucho que lo deseaba? ¿Sabría cuánto lo necesitaba o
todavía lo vería como un déspota dictador? Con todo el deseo frenético que
sentía en sus venas, antes de hacerle nada, antes de arrancarle esa bata
provocadora, esperaba que Jaejoong bebiera lo suficiente como para que
cicatrizaran sus heridas.
—No —murmuró Jaejoong con un gemido,
frotando su nariz contra su pecho. Olió su piel, buscando inconscientemente
rastro de otro olor. No percibió nada, sólo el olor afrutado de Yunho. Se
regocijó en ello y sintió alivio por la revelación.
—Quiero que me escuches —susurró. —Si
quieres saber todo lo que he descubierto sobre tus padres, todo lo que ha
pasado hoy en el restaurante, sólo tienes que beber de mí.
—Bebí de ti antes y me ocultaste
cosas. Ahora también puedes hacerlo.
—Jaejoong —murmuró él con los labios
acariciándole la coronilla. —No estuvo bien, lo sé — Yunho apretó toda su
virilidad contra Jaejoong y Jaejoong murmuró algo ininteligible contra su piel.
—Nene, ahora estoy muy descontrolado y tienes que recuperarte de tus heridas.
Bebe —ordenó sin inflexiones.
Jaejoong tragó saliva con dificultad
e intentó zafarse de la mano que lo tomaba por la nuca.
—No voy a beber —peleó con Yunho.
Yunho gruñó y se apartó de Jaejoong
para no tener que violarlo contra la pared.
—No lo hagas más difícil —suplicó
pasándose las manos por la cabeza y tirándose del pelo desesperado.
— ¿Qué diablos quieres ahora?
—explotó realmente enfurecido. No lo entendía, no entendía a Yunho y eso lo
frustraba. —Yo no soy tu cáraid —levantó la barbilla de modo desafiante y sus
ojos lilas se humedecieron y brillaron con la luz de la luna que entraba por
las ventanas. —Así que por muchas ganas que tenga de hacerlo, no voy a
morderte.
Esa negación rebeló a Yunho lo
dolido que estaba su pareja con él por haber puesto en duda su pertenencia y su
exclusividad. Yunho había querido hacerle ver lo doloroso que era que entre
compañeros se negaran el uno al otro. Ahora se reprendía al verlo tan
vulnerable y tan ofendido.
Jaejoong sí era su cáraid y Yunho se
lo haría ver.
—No. No vas a morderme —insinuó Yunho
provocativo. —Te voy a morder yo.
Con estas palabras Yunho se cernió
sobre Jaejoong y lo inmovilizó echándole los brazos a la espalda y obligándolo
a inclinar el cuello.
—No, para —gritó Jaejoong desgarrándose
la garganta.
A Yunho se le helaron todos los
sentidos al oír la súplica de Jaejoong. Jaejoong permanecía con el cuello
echado hacia atrás. Los ojos cerrados no habían logrado encarcelar las lágrimas
que ahora se deslizaban por sus mejillas. Yunho se retiró y poco a poco lo
soltó.
Plan B. Tendría que provocarlo.
Cogió el puñal del pantalón y se cortó en el cuello. Jaejoong agrandó los ojos
al ver la sangre deslizarse hasta su pecho y más abajo, llegando casi al
ombligo.
—Bebe... — Jaejoong tenía que beber
para que todo su cuerpo se resarciera de la paliza que le habían dado y Yunho
entonces pudiera hacerle el amor como realmente deseaba. —Esta mañana me
dijiste que no eras mi pareja ¿Tú lo puedes decir y yo no? ¿Es eso, Jaejoong?
—le preguntó acercándose a él con cautela. —Yo sólo me limité a repetir lo que
tú decías, cariño.
— ¿Te limitaste? —repitió Jaejoong con
los ojos oscurecidos y perdidos en el hilo de sangre que recorría su pecho. —No,
Yunho. Yo no diría que te limitaras mucho. Esta mañana te has cebado conmigo
—recriminó con tono amargo.
—Entonces... ¿No te ha gustado lo
que te he dicho? ¿Por qué no? Pensaba que te alegraría oír lo que tú mismo
afirmabas con tanta seguridad.
Jaejoong alzó la mirada con serias
dudas sobre cómo debía actuar. Yunho parecía acorralarlo para que él volviera a
humillarse, a entregarse a Yunho. Para que declarara lo herido que se sentía
por lo que Yunho le había dicho y entonces Yunho pudiera volverse a reír de su
debilidad. Para que confesara la necesidad tan fuerte que sentía hacia Yunho,
de sus ganas de acariciarlo, de abrazarlo, de besarlo y de compartir con él,
sólo con él, todo lo que tenía.
— ¿Me quieres avergonzar otra vez?
—preguntó lleno de incertidumbre.
— ¿Qué? No, yo no... — Yunho frunció
el ceño. No esperaba que Jaejoong contraatacara con esa pregunta.
— ¿Quieres insultarme? ¿No has
tenido suficiente humillándome esta mañana? —repitió con los ojos lilas llenos
de dolor.
—No, Jaejoong...
—No, claro. Tú nunca tienes
suficiente —se apartó de su lado y corrió a coger una copa de cristal de
bohemia. El corazón le dolía tanto que le costaba hasta respirar. —Olvidaba que
eres un auténtico cabrón saboteador —se cortó la muñeca con los dientes ante la
mirada atónita de Yunho y empezó a llenar la copa con su sangre. —Acabemos con
esto rápido... —sentenció con un siseo de dolor y de horror ante lo que estaba
haciendo. —No vas a reírte más de mí —cuando la copa estuvo suficientemente
llena, miró a Yunho y sintió una punzada de arrepentimiento al verlo con tan
poco autocontrol.
A Yunho se le oscurecieron tanto las
pupilas. Aquello era doloroso y ruin a partes iguales. Furioso con Jaejoong y
consigo mismo, apretó los puños con fuerza cuando Jaejoong le ofreció la copa
con su sangre vital.
Jaejoong estaba tan o más nervioso
que Yunho.
— ¿Crees que esto va a calmarme?
—gruñó Yunho entre dientes.
—Debería —afirmó Jaejoong con todo
el temple del que fue capaz. —No hay nada por lo que puedas descontrolarte, Yunho.
No entiendo qué puedes querer más de mí si, como bien has dicho esta mañana,
soy sólo un niño caprichoso y miedoso, uno que se ha sobrevalorado mucho, que
me creo irresistible y que por lo visto no tengo lo que hay que tener para
hacer que te caigas de rodillas ante mí. Seguro que no soy tu cáraid entonces
—se encogió de hombros aparentando indiferencia.
Yunho dejó escapar un largo suspiro
y todo su cuerpo empezó a temblar.
Jaejoong observó cómo todo Yunho se
estremecía, como si estuviera a punto de estallar y liberar algo muy peligroso.
—Me dijiste que estaba cachondo y
que actuaba como un... como un... —cerró los ojos y tragó saliva. Era incapaz
de repetir todas las palabras venenosas que Yunho le había escupido.
La copa de sangre desapareció de sus
manos para ir a parar directamente a la boca de Yunho. Éste cerró los ojos de
modo placentero y disfrutó al sentir que el sabor de Jaejoong se deslizaba por
su garganta. Se relamió y tiró la copa con furia contra la pared, por lo que se
rompió en pedazos diminutos.
—A la mierda el vaso.
—Tú... maldito hijo de... —gritó Jaejoong
enfurecido con Yunho.
Yunho tomó a Jaejoong por los
hombros y lo llevó a rastras hasta la otra esquina de la habitación. Jaejoong intentó
soltarse, pero Yunho no lo dejaba. Cuando lo aplastó contra la pared, lo obligó
a darse la vuelta con brusquedad y lo dejó de espaldas a Yunho.
Jaejoong sintió cómo Yunho se
aplastaba contra él y deslizaba una de sus manos por sus muslos para cerrarla
sobre la bata amarilla y alzarla con descaro.
— ¿Qué haces? —susurró Jaejoong. No
tenía miedo, no estaba asustado.
Sólo sentía que la ira lo arrollaba
con una pasión fogosa que corroía sus entrañas. Lo odiaba. Y, sin embargo,
deseaba todo lo que Yunho pudiera darle.
—No te he dado las gracias por
salvar a mi hermano.
—No lo he hecho por ti...
—Jaejoong... —ronroneó Yunho contra
su oído mientras apretaba su verga contra las nalgas de Jaejoong. —Ya lo sé.
Hoy me han dado con uno de esos paralizantes de los que hablamos esta mañana
—le explicó hundiendo la nariz en su pelo. Jaejoong se quedó quieto ante la
noticia. — Dios, que bien hueles —coló su inmensa mano por debajo de la bata,
recorrió todo su muslo hasta la cadera en una larga y lánguida caricia. Tocó su
piel suave y tersa, levantó la prenda con ese movimiento e hizo que se
arremolinara toda sobre su cintura.
Yunho quería verle las nalgas desnudas
pero se encontró con unos bóxers de seda del mismo color que la bata.
—Suéltame, Yunho...—le chilló él
desesperado. —No... No me hagas esto, por favor.
Yunho no atendía a nada que no fuera
el cuerpo de aquel hombre. Le acarició las nalgas con posesividad y sonrió. Yunho
era el dueño de esas carnes tan bien puestas. Yunho era el único que podía
disfrutar de Jaejoong.
—Por suerte —continuó sin dejarlo de
acariciar, —tu abuelo me administró el otro veneno de choque.
— ¿El otro...? —susurró Jaejoong frunciendo
el ceño y envarándose al recordar. —Madre mía... Suéltame ahora mismo.
—Sí. Podría ir a desahogarme con
cualquiera. Pero estoy aquí porque el único en quién puedo pensar y el único a
quién deseo eres tú —coló los pulgares entre sus bóxers y los deslizó poco a
poco por sus piernas, dejando al aire ese trasero tan sexy y respingón. Su
respiración se dificultó. —Cálmame, Jaejoong. Alí... alíviame... Demuéstrame
que eres mi cáraid —rozó con los dientes su garganta. —No me queda autocontrol
—apoyó la cabeza en la nuca de Jaejoong. —Sé que tú también me deseas, Jaejoong.
Con una fuerza que incluso asusta. Lo sé porque a mí me pasa lo mismo.
Jaejoong quiso salir de ahí antes de
que fuera tarde, pero Yunho lo aprisionó con más fuerza. Con un movimiento
rápido se mordió la parte interna del antebrazo y la colocó delante de Jaejoong.
Jaejoong se quedó paralizado ante la
visión y sintió cómo los colmillos se agrandaban en su boca.
—Cuidado, Yunho. O soy un niño o soy
un hombre. Elige, no puedo ser las dos cosas. Tú me dijiste que no era un
hombre y eso te convierte en un pederasta, ¿sabes?
—Eres mi pareja. Te necesito.
—Pero según tú, yo sólo estoy
cachondo —recordó Jaejoong con despecho. —Necesito unas cuantas duchas frías.
—Sí —contestó Yunho acercando el
antebrazo a los labios de Jaejoong. —Y has seguido mi consejo. Tienes el pelito
mojado y la piel fresca y... y suave... —gruñó para sí cuando deslizó los bóxers
por los tobillos y se los tiró a un lado. —Pero no es suficiente. Me necesitas
a mí, Jaejoong —pronunció su nombre con un lamento doloroso y frotó su nariz
contra el hombro sano.
— ¿Qué quieres que haga? —graznó Jaejoong
inclinándose hacia su antebrazo.
Su sangre, su olor, su fortaleza, su
voz... todo en Yunho lo hechizaba y lo doblegaba a su voluntad.
—Bebe de mí. Por favor... Por favor,
Jaejoong... —suplicó deslizando el otro brazo por su estómago y apretándolo
contra él. —Estás herido y quiero curarte. Déjame entrar en tu mente, no te
cierres a mí. No lo soporto.
—Y yo no te soporto a ti —contestó
como una fiera.
—Por favor...
Jaejoong negó con la cabeza. El nudo
que tenía en la garganta le dolía incluso al tragar saliva. El torso de Yunho
desprendía calor y calentaba su espalda.
—No soy un calientapollas, ¿me oyes?
—Sí, te oigo. Lo sé.
—Dilo.
—No eres un calientapollas.
—Me has hecho sentir sucio, Yunho.
Yunho apoyó la frente en su hombro y
se lo besó con dulzura.
—Perdóname. Quería molestarte porque
me estabas rechazando. No pensaba nada de lo que dije.
Jaejoong cerró los ojos e inspiró.
—Bebe, mi chico hermoso. Toma lo que es tuyo —rogó Yunho.
No fue consciente del hielo que se
había depositado en su corazón hasta que Yunho, con esa voz grave y seductora,
le había dicho eso. Todo el hielo frío se había deshecho ante su reclamo.
Su mente se trasladó a los recuerdos
de Seong Hun y Jade.
Una noche los espió haciendo el
amor. Seong Hun le susurraba eso al oído de su madre Jade. Mi chica hermosa.
Su chico hermoso. Él era el de Yunho,
pensó mientras Yunho lo abrazaba rodeándole el vientre con más fuerza.
Su cuerpo entró en calor. Su mente
contactó con su cuerpo y con su corazón y se deshizo en los brazos duros y
llenos de promesas sensuales de Yunho. Todas las barreras mentales
desaparecieron y entonces se fundió con él. Sintió que su hogar regresaba, que
retomaba sus orígenes y que, por fin sabía, a quien pertenecía.
— ¿Qué quieres de mí, Yunho? ¿Qué?
—susurró Jaejoong abatido, pasando los labios por la sangre del antebrazo de Yunho.
Cómo le gustaba su sabor. Cómo lo necesitaba.
Yunho cerró los ojos y suspiró de
placer cuando Jaejoong lamió descaradamente la marca de sus incisivos.
—Todo,
bello mio.
— ¿Todo? Pero yo no soy lo que tú
quieres —musitó contra la herida, contrariado por lo que deseaba hacer y por lo
que suponía que no debería hacer.
—Basta, Jaejoong —le pidió con la
voz desgarrada. —Olvida lo que te he dicho esta mañana. Sé muy bien quién eres
y qué significas para mí, pero tienes que demostrártelo a ti mismo —lamió el
lóbulo de su oreja y lo mordisqueó provocando que Jaejoong se estremeciera. —Necesito
que me calmes, porque esta mierda que me han dado —deslizó la mano del vientre
hasta su pecho, —me está volviendo loco. Y yo sólo puedo pensar en meterme
dentro de ti —le masajeó el pecho con la mano y luego la deslizó hasta su
cadera. Allí tomó la bata, que estaba arrugada sobre su cintura, y la deslizó por
sus hombros mientras besaba la piel que poco a poco se iba descubriendo.
A Jaejoong le costaba respirar. Yunho
lamía y besaba su espalda y a Jaejoong le temblaban las piernas. Un beso en la
columna, un lametón en la espalda, un pequeño mordisco en la nuca.
Yunho acabó sacándole la bata y
dejándolo completamente desnudo delante de él. Volvió a apoyar la mano derecha
en la pared y acercó su pecho a la espalda de Jaejoong.
Jaejoong dirigió sus labios a la
herida sangrante de Yunho. Sabía que estaba desnudo de espaldas a él y no se
atrevía a girarse y encararlo. Estaba completamente vulnerable y sensible a
cualquiera de sus acciones.
Yunho se deleitó en las curvas de su
cuerpo, en su piel y gruñendo de placer se apretó contra Jaejoong.
—Deseo ser parte de ti —murmuró
deslizando la mano izquierda hasta su vientre. —No quiero volver a pelearme
contigo porque eso me destroza. Voy a ser paciente y comprensivo. Quiero
aprender a estar junto a ti. Ha sido tanto tiempo sin depender de nadie, tanto
tiempo tomando yo todas las decisiones, que me cuesta compartir, me cuesta
delegar. Pero quiero hacerlo contigo, quiero hacerte feliz... y voy a luchar
por ello.
—Yunho...
—Y para empezar, quiero llegar hasta
donde me deje tu cuerpo, hasta donde tú me permitas —deslizó los dedos mas
debajo de su vientre. —Darte un placer sublime, ese placer que sólo se consigue
entre las parejas vanirias. ¿Me dejas entrar?
Jaejoong inspiró profundamente y le
acarició el antebrazo con la mejilla. ¿Qué podía hacer ante Yunho, ante sus
súplicas sinceras? Sintiéndose impotente y completamente a su merced le clavó
los dientes en la parte interna de la muñeca y bebió de él sin ser gentil ni
delicado.
Toda la rabia, todo el dolor por ser
tan débil frente a Yunho fue expresado en ese mordisco.
Yunho sintió que su erección crecía
tanto que hasta le dolía. Tensó la mano sobre el sexo de Jaejoong y lo apretó,
jadeando de placer y haciendo que Jaejoong se quejara al sentir el tirón.
Jaejoong dio un respingo al sentir
cómo Yunho lo amarraba y cerraba el puño sobre su sexo y decidió beber más,
tirando de su piel y clavando los colmillos con más fuerza, reteniendo el brazo
de Yunho con sus manos. Mientras bebía, sentía cómo el hombro cicatrizaba por
sí solo y cómo la mejilla y el labio dejaban de escocerle. Yunho lo estaba
curando.
Yunho gimió y apartó el antebrazo.
Se hizo un desgarro y provocó que Jaejoong casi sollozara de la frustración. Lo
seguía teniendo cogido por sus partes más íntimas, pero esta vez había movido
su mano y extendido uno de sus dedos por la apertura.
Jaejoong sentía que estaba húmedo y
le dio igual. Necesitaba a Yunho.
Yunho se echó la mano a la bragueta
del pantalón y liberó su pene, que palpitaba y señalaba las nalgas de Jaejoong como
si fuera un Conquistador. Deslizó la mano del brazo herido, que todavía
palpitaba por el furioso mordisco de Jaejoong, y lo dirigió por detrás de sus
muslos, alzando su pierna derecha en un ángulo de noventa grados respecto a su
pierna izquierda, mientras que con la otra mano seguía humedeciéndolo, masajeando
su miembro de forma continuada.
—Poco a poco, mi nene. Sé que estás
enfadado. No pienses que te privo de mí —le dijo dulcemente. —Pero no puedes
beber demasiado ahora, cariño —se apretó contra Jaejoong y colocó la punta de
su pene en la entrada de Jaejoong. —El veneno corre por mi sangre y no quiero
que te sientas tan mal como yo. Necesito que tú me mantengas en tierra, ¿me
entiendes?
Jaejoong se apoyó con las dos manos
en la pared y dejó caer la frente hacia delante. Así logró permanecer en
equilibrio, pues sólo se sostenía con la pierna izquierda. Intentó tomar aire
de manera trémula.
—Estás enojado. Yo también lo estoy
conmigo mismo, ¿sabes? —acarició los labios internos con su glande.
— ¿Por qué? — Jaejoong se sentía
inseguro en esa posición. Así lo hacían los animales, no parecía muy decoroso.
— Yunho... ¿qué me haces?
—Porque eres lo más bonito que me ha
pasado en toda mi larga existencia y no sé cómo hacerte sonreír. No dejo de
estropearlo todo y quiero que tú te sientas bien conmigo.
Jaejoong quiso llorar al oír su
declaración.
Yunho alzó un poco más su pierna, se
pegó a su espalda y lo empaló de un solo empujón.
Jaejoong ahogó un grito y colocó una
mejilla contra la pared. Seguro que no era decoroso, pero en esa posición lo
sentía hasta el fondo y el placer venía acompañado de ligeras punzadas rozando
el umbral del dolor.
Yunho le dio pequeños besos
calmantes en la barbilla, en la ceja, en la comisura de los labios. Tenía que
acostumbrarse a él.
— ¿Te sientes bien? —se apretó más
contra Jaejoong, deslizándose hacia fuera y metiéndose de nuevo. — ¿Te duele en
esta posición? — Yunho lo seguía acariciando y lo penetraba a la vez con su
sexo ardiente y lujurioso.
—No... No me duele —inspiró larga y
profundamente.
Yunho profundizó más la embestida y
casi lo levantó del suelo. Jaejoong dejó caer la cabeza hacia atrás y se apoyó
en el hombro de Yunho.
—No sé si me puedo controlar
—susurró Yunho acariciándole el pelo con la mejilla. Estaba temblando de la
agonía y necesitaba liberarse. —El veneno me hace pensar en cosas... me nubla
la razón.
Jaejoong lo miró a los ojos por
encima de su hombro.
Yunho estaba cogiendo grandes
bocanadas de aire, moviéndose en su interior y frunciendo el ceño para
controlarse. Estaba sufriendo y a Jaejoong no le gustaba verlo así. La agonía
de Yunho era también la suya.
Jaejoong cerró los ojos y supo qué
tenía que hacer. Derribó sus barreras mentales para que ambos compartieran sus
pensamientos y lo dejó entrar en su cabeza. Yunho rugió de satisfacción al
poder iniciar de nuevo la comunicación mental con él.
Por el amor de Dios... Ese vanirio
atrevido se lo quería comer entero. Sólo pensaba en vaciarse dentro de el, en
practicar el kamasutra por completo.
Yunho intentó salir de su mente al
ver que Jaejoong se asustaba ante lo que él estaba pensando, ante la fuerza de
lo que sentía. Era consciente de que su mente conjuraba con crudeza todo tipo
de imágenes lujuriosas, el veneno lo mantenía sobreexcitado. Para calmarse, se
mordió él mismo en el brazo. El dolor lo mantendría cuerdo e impediría que
hiciera daño a Jaejoong con su comportamiento un tanto depravado.
—Quieto... —le suplicó Jaejoong tomándolo
de la cara y obligándolo a que lo mirara. —No te hagas eso.
Yunho tenía los labios manchados de
su propia sangre y sus ojos lo miraban desesperados por advertirlo del peligro
que corría en sus manos.
—No quiero hacerte daño... yo... yo
te deseo demasiado, Jaejoong. Y tú no sabes nada de sexo. Te... te asustarás
—meneó la cabeza con impotencia.
—Ese veneno te está haciendo daño a
ti —murmuró Jaejoong acariciándole la mejilla. —Tu mente es un infierno de
perversión, Yunho—confesó Jaejoong con una chispa de diversión y preocupación
en los ojos.
Yunho quiso retirarse de su mirada
oscurecida de anhelo. Seguro que le desagradaba por completo lo que había
visto. Seguro que él lo disgustaba.
Tampoco podía sentir qué era lo que Jaejoong
veía en él, porque el afrodisíaco lo tornaba un egoísta y hacía que sólo se
interesara y se centrara en sus necesidades.
—Jaejoong. Aún estás a tiempo. Si te
avergüenzo sólo tienes que rechazarme abiertamente y...
Jaejoong tensó todo su cuerpo y lo
atravesó con la mirada.
—Chist —ciego de dolor por la
insinuación de Yunho, cubrió su boca con la mano. —No me avergüenzas. Eso
nunca.
Yunho sonrió y sus ojos se
oscurecieron y brillaron victoriosos. Jaejoong se equivocaba. Jaejoong lo
deseaba. Tomó la mano de Jaejoong y la retiró de su boca para guiarla a la
pared. Jaejoong miró estupefacto cómo Yunho entrelazaba sus dedos con los de él
y apoyaba la mano sobre la suya, encarcelándolo en la pared.
Si Yunho lo provocaba para saber si
sentía algo por él, Jaejoong había caído como un tonto.
—Apóyate bien, pequeño —susurró Yunho
mientras se clavaba más adentro de él.
Jaejoong apretó los dientes para no
insultarle y decirle todo tipo de soeces verduleras. Aquello era una invasión
en toda regla, sólo que esta vez, él aceptaba todo lo que Yunho pudiera darle.
—Ya has decidido —dijo Yunho rodeándole
el pecho. —No hay vuelta atrás. Ahora vas a aliviarme. ¿Vas a demostrarme que
eres mi cáraid, mi caramelo? —lo embistió de nuevo.
Jaejoong buscó la mano que Yunho
tenía en su pecho y entrelazó los dedos con los de Yunho para llevárselos a la
boca.
Yunho lo observó hipnotizado. Jaejoong
lamió y besó sus dedos, uno por uno y Yunho volvió a penetrarlo con más dureza,
sin perder de vista sus propios dedos largos y morenos que desaparecían en la
hermosa boca de Jaejoong. Luego Jaejoong le plantó un beso tierno y lleno de
admisión en el centro de su mano para llevarla definitivamente sobre su pecho,
a la altura del corazón, y mantenerla cautiva. Yunho dejo su mano con la mano
de Jaejoong encima de la suya.
—Jaejoong —se movía más rápido en su
interior. —Lo quiero todo, ¿me oyes? Tómame como quiero.
—Toma todo lo que quieras de mí, Yunho.
No me voy a romper y no te tengo miedo. Me entrego todo. Te lo doy todo. Todo. —repitió
mientras dejaba que Yunho lo invadiera de un modo profundo y frenético. —Sé que
no me harás daño, así que... hazlo, Yunho—ordenó Jaejoong moviendo las caderas
para acoplarse a su ritmo. —mordisco a
mordisco.
Santo Dios... Jaejoong le ordenaba
que lo tomara «mordisco a mordisco».
Yunho hundió su cara en el cuello de él, liberó la mano de Jaejoong que
sostenía contra la pared y deslizó la suya por debajo de su rodilla levantando
la pierna y abriéndolo más a su violenta invasión.
Yunho gemía descontrolado, se hundía
en él de un modo rudo y posesivo. Jaejoong lo aceptaba y lo dejaba hacer,
siguiendo sus embestidas, arqueándose en el momento adecuado, apretando cuando
tenía que apretar. No era suave ni tierno, sino duro y castigador. Pero a Jaejoong
le gustaba, lo encendía como una llama.
El calor llegó a su interior, un
cosquilleo placentero. Luego la explosión que tensó sus cuerpos por completo y
los liberó de cualquier inhibición.
Yunho clavó sus colmillos en el
hombro de Jaejoong, sano y completamente cicatrizado, y lo sostuvo dominante
como un animal mientras seguía embistiéndolo. Jaejoong gritó de dolor y de
placer y se dejó caer hacia atrás hasta apoyarse en el sudoroso cuerpo de Yunho.
Yunho ardía y Jaejoong también.
Yunho soltó su pierna y llevó su
mano a su vientre, apretándolo y obligándolo a sentir cómo él se movía a la altura
de su ombligo, obligándolo a sentir sus propios espasmos musculares. Yunho no
cesaba en su ritmo, no parecía agotarse, y Jaejoong se sentía hinchado y
sensible. Yunho desclavó los colmillos del hombro de Jaejoong, liberándolo,
pero no detuvo sus envites.
Jaejoong siseó y volvió a apoyar la
cabeza en el hombro de Yunho. Tomó la mano de Yunho que seguía sosteniendo
sobre su corazón y la llevó hasta su entrepierna. Inclinó la cabeza hasta el
mentón obstinado del vanirio y deslizó sus labios suavemente hasta su boca
entreabierta buscando un beso.
Yunho giró la cabeza en su dirección
y rozó su mejilla con la nariz. Jaejoong tomó aire. Yunho estaba sacudiendo su
cuerpo tenía un animal afrodisíaco en su sangre, pero Yunho seguía ahí con Jaejoong
intentando ser tierno, intentando darle placer. No le haría daño. Eso lo
tranquilizó.
Jaejoong guió la mano de Yunho hasta
su miembro y lo instó a que hurgara en el placer de él. Al mismo tiempo,
levantó un poco la cabeza y apresó su labio inferior, lamiéndolo y
succionándolo. Yunho abrió la boca y le ofreció la lengua perversamente y Jaejoong
la aceptó también ofreciendo la suya. Luego los labios se juntaron y se unieron
en un beso húmedo y arrollador que los llenó de más inquietud y anhelo.
Jaejoong se apartó para poder
respirar y reclamó su atención con los ojos entrecerrados, moviendo las caderas
para frotar su miembro contra la mano de Yunho.
Yunho, que seguía moviéndose sin
tregua en su interior, alzó una ceja divertido, pero no movió ni un solo dedo.
— ¿Qué quiere mi guerrero? —su voz
sonaba enronquecida por el placer.
—Acaríciame —musitó contra sus
labios sin ninguna vergüenza. —Acaríciame aquí —apretó la mano de Yunho contra
su entrepierna.
Yunho se deshizo ante su ruego.
—Lo que tú desees —lo besó con tanta
fuerza que Jaejoong creyó que iba a perder el conocimiento. Su mano encontró
diestramente el miembro hinchado y resbaladizo y lo froto. —Todo lo que desees,
todo, te lo daré.
Jaejoong gimió y permitió que Yunho
lo tocara aún más profundamente. Las llamas recorrieron su cuerpo.
El viento entró a través de las
ventanas y los refrescó, pero no había nada que pudiera detenerlos, nada que
pudiera apagar el fuego de sus cuerpos acoplándose.
Los músculos internos de Jaejoong palpitaron
con tanta fuerza en su orgasmo que provocaron que Yunho eyaculara
violentamente. Gritó contra la espalda de Jaejoong y a ambos les flaquearon las
rodillas. Se deslizaron de la pared al suelo, todavía unidos.
Jaejoong permanecía sentado sobre
los muslos de Yunho. Yunho estaba dentro de Jaejoong como una estaca y
respiraba agitadamente contra su espalda. Tenía los dos brazos apretándole el
pecho de manera acaparadora, casi cruel.
Jaejoong respiraba fuertemente,
intentaba recuperar el conocimiento con el cuello echado hacia atrás y apoyado
por completo en el hombro de Yunho. Abrió los ojos y vio los ojos famélicos
(*hambrientos*) e implorantes de Yunho
que lo miraban pidiendo más.
Yunho se meció de nuevo en su
interior, sin pedirle permiso, simplemente tomando de él cuánto quería, y Jaejoong
se rindió.
Yunho deslizó una mano de nuevo
hasta su parte más íntima y volvió a frotar su entrepierna, pero Jaejoong siseó
al sentirlo demasiado estimulado.
—Espera —le pidió Jaejoong deteniendo
su mano.
—No puedo —contestó Yunho
levantándose con Jaejoong encima y llevándolo al baño. Con una orden mental
abrió el agua de la ducha de multichorros y lo metió.
Con cuidado dejó que Jaejoong hiciera
pie en el suelo y se salió de su interior exhalando el aire dolorosamente. Jaejoong
se apoyó en la pared y dejó que el agua humedeciera todo su cuerpo, pero los
chorros lo estimulaban más que lo relajaban. Estaba demasiado excitado.
Oyó a Yunho tirar algo al suelo. Jaejoong
se giró para verlo y se encontró con Yunho a un centímetro de él. El agua
corría por su piel, como la corriente de un río sobre las rocas. Volvía a
arrinconarlo contra la pared y su erección seguía como un mástil impertérrito,
tocando su ombligo. Jaejoong sonrió. Era como un león, no dejaba a su presa
hasta que acababa con ella.
Yunho lo miró de arriba abajo, como
quién ve un pastel y no sabe por dónde empezar a comérselo. Lo apresó por la
cintura y lo alzó.
—Yunho... —gimió Jaejoong cuando lo
levantó y lo obligó a rodearle la cintura con las piernas.
—Ya no tengo pantalones —susurró Yunho
colocándolos a los dos en un chorro que los bañaba de arriba abajo. Lo abrazó
con fuerza y apoyó su frente en el cuello de Jaejoong para pedirle consuelo.
Cómo le gustaba sentir la piel de Jaejoong contra la suya, completamente
abrazados.
Jaejoong se quedó sin habla. Levantó
una mano y le acarició el pelo, húmedo y liso. Lo mimó y lo acarició.
Yunho seguía temblando.
Jaejoong deslizó sus labios por la
curva de su cuello y llegó hasta su oreja. Sabía lo que le estaba pidiendo el
vanirio. Sonrió al darse cuenta de que Yunho lo reclamaba de nuevo. Era
completamente insaciable.
— ¿Qué quieres? ¿Quieres más?
—preguntó Jaejoong seductor plantando un dulce beso en su oreja.
Yunho levantó la vista y juntos
volvieron a enardecerse con sólo mirarse.
—Más... más... —dijo Yunho
recorriendo sus muslos con las manos. Pasó los antebrazos por debajo de sus
rodillas y colocó las manos bajo sus nalgas, reteniéndolo. Aquella posición lo
alzaba más y colocaba su cuerpo en una mejor inclinación para la penetración.
—Yunho... —gimió Jaejoong dejándose
invadir y mordiéndose el labio mientras se estremecía. —Con cuidado...
—Tsss... Tranquilo, pequeño —murmuró
Yunho sobre su boca. Yunho mismo lo movió arriba y abajo con sus propias manos
y, orgulloso, sentía cómo Jaejoong se cerraba en torno a él y respondía con
descaro a sus penetraciones. —Te tengo.
Jaejoong enredó los dedos en su
pelo, se enderezó pegando su pecho al de Yunho y lo besó. Fue un beso que
implicaba la entrega absoluta de una pareja y Yunho le respondió con el mismo
ímpetu.
—Sí... me tienes... —susurró Jaejoong
deslizando los labios por su mandíbula y llegando a su cuello. —Y yo te tengo a
ti —jugó con su lengua sobre la carótida y lo mordió, apretándolo contra él,
tirándole del pelo como de alguien exigente, necesitado de la fortaleza y el
cobijo de su pareja.
Yunho gruñó de placer, clavó los dedos
en sus nalgas e imprimió un ritmo devastador a sus caderas, hasta que los dos a
la vez volvieron a correrse.
Jaejoong desclavó los dientes y
sollozó echando la cabeza hacia atrás, dejando que el agua mojara su rostro.
Yunho se quedó muy quieto en su interior
y volvió a apoyar a Jaejoong de nuevo contra la pared mientras se deslizaba más
a poco a poco.
Se maravillaba de lo receptivo que
era su chico, de lo bien que lo acariciaba con sus paredes y lo ordeñaba.
Estaba fascinado por cómo Jaejoong lo aceptaba y le agradaba estar dentro de
Jaejoong, de hecho, era el mejor lugar que él podía visitar. Su casa. Su hogar.
Jaejoong.
— ¿Me quieres matar? —preguntó Jaejoong
abrazándolo y hundiendo la cara en su cuello. Estaba temblando.
—Perdona —musitó Yunho besándolo en
el hombro. —Ven, vamos a secarnos.
Sin soltarlo, salió de la ducha y
tomó una toalla enorme de color amarillo. Se fue hacia la cama, dio un salto y
los colocó a ambos sobre ella. De repente, Yunho se arrodilló y se sentó sobre
sus talones. Jaejoong seguía rodeándole la cintura con las piernas y seguía
ensartado por Yunho.
Yunho pasó la toalla por su espalda
y los tapó a ambos con ella.
Jaejoong se movió incómodo,
intentando sacarlo de él, se sentía un poco irritado, pero entonces Yunho lo apresó
de las nalgas manteniéndolo en el mismo sitio.
—No —dijo con un tono de soberanía.
Jaejoong deslizó la mirada hacia
abajo y luego volvió a mirarlo a Yunho interrogándolo con sus ojos lilas. No
podía ser que quisiera más.
—No me saques de ti, por favor —le
pidió Yunho más suave.
—Yunho, no creo que pueda otra vez...
yo... estoy un poco dolorido...
—Sí puedes —lo animó Yunho
moviéndose en su interior. Esta vez con lentitud y paciencia. —Lo haré con
cuidado. Sí. Así, cariño. No, no te cierres seré... suave.
Jaejoong cerró los ojos, apoyó la
frente en la de Yunho y dejó que Yunho con su fuerza manipulara su cuerpo.
—Dame un descanso —pidió Jaejoong
abatido. Pero Yunho ya lo estaba haciendo llegar al límite de nuevo con sus
movimientos.
—Voy a entrar un poco más... —pidió Yunho
contra su cuello.
Jaejoong tuvo ganas de echarse a
reír. Cómo si Jaejoong hubiese podido negarse... Nada le gustaba más que hacer
el amor con Yunho.
Yunho colocó los antebrazos debajo
de sus rodillas y embistió con dureza hacia dentro.
Jaejoong volvió a gemir y se le
saltaron las lágrimas. Nunca se había sentido tan tenso, tan lleno.
Esta vez la profundidad de sus
embestidas era casi desgarradora. Justo cuando creía que Yunho no podía llegar
más lejos, la estocada era más profunda.
—Jaejoong —Yunho le apartó el pelo
de la cara y lo besó entrelazando la lengua con la de él. —Siento haberte
mentido.
Jaejoong abrió los ojos y vio cómo Yunho
estaba realmente arrepentido.
— ¿Me perdonas? —preguntó sin dejar
de mirarlo.
Jaejoong tragó saliva y exhaló el
aire trémulamente.
—No vuelvas a hacerlo —sugirió Jaejoong
abrigándolo más con la toalla y respondiendo a sus embestidas.
—Y siento lo que te he dicho esta
mañana. También te mentí —lo apretó más contra él y mordió suavemente su labio
inferior.
Jaejoong sacudió la cabeza y rozó
sus labios con los de Yunho.
—No... No vuelvas a insultarme. Y no
vuelvas a reírte de mí —susurró acongojado sobre su boca.
—No, nunca más. No lo haré. Tú me
heriste al rechazarme.
—No te quiero rechazar.
—Bien — Yunho le miraba la boca
hipnotizado ante sus labios gruesos e hinchados por los besos.
—Yo también te he mentido —cogió
aire. —También he protegido a Junsu por ti. No quería que... —se mordió el
labio y cerró los ojos para no ceder al placer. No antes de decirle lo que quería.
—No quería que te hicieran daño y, si hacen daño a Junsu, también te lo hacen a
ti.
Yunho no lo dejó hablar. Lo besó
hasta dejarlo casi sin respiración. Con dificultad, Jaejoong se retiró para
tomarle la cara con las manos.
—Y ahora dime en qué me has mentido
exactamente antes de que muera por combustión espontánea. De todas esas
horribles cosas que me dijiste... — perdió el hilo de sus pensamientos cuando Yunho
lo tomó de las axilas y lo levantó ligeramente para poder morder a placer uno
de sus pezones. Morder, que no besar.
Yunho succionó, lamió y se llenó de
él. Jaejoong siseó y gritó de placer. Había chupado de su pezón y nada le había
parecido tan erótico como aquello. Luego volvió a penetrarlo.
—Mírame —le ordenó Yunho tomándolo
del pelo con dulzura.
Jaejoong pensó que iba a morir si
ese hombre seguía invadiéndolo y haciéndole el amor de ese modo. Lo miró a los
ojos y volvió a ver deseo irrefrenable en ellos. Jaejoong se estremeció de
nuevo.
—Me tienes de rodillas, Jaejoong.
Míranos —recorrió sus cuerpos con los ojos. Sí, Yunho estaba de rodillas y Jaejoong
estaba encima de él. —Tú eres el único que puede tener ese poder sobre mí. Y
ahora quiero que me escuches y que me creas cuando oigas todo lo que quiero
decirte. No eres ningún niño, sino todo un hombre —acarició sus formas con
reverencia para acabar rodeándole la cintura con los brazos y darle un abrazo
protector. —Un hombre que me vuelve loco y me quita el aliento con sólo mirarlo.
No eres ningún cobarde, sino todo lo contrario. Has salvado a mi hermano cuando
yo no podía hacerlo y te has entregado a mí cuando menos razones tenías para
ello. Eres valiente y hermoso. Y me estás... me estás volviendo loco...
Jaejoong no podía hacer otra cosa
que mirarle los colmillos y los ojos mientras Yunho se sinceraba.
— ¿Me crees? —preguntó Yunho sobre
su boca.
Jaejoong sin parpadear,
completamente a su merced, asintió lentamente con la cabeza.
Después de esa confesión, volvieron
a sucumbir al placer y llegaron juntos de nuevo al éxtasis. Besándose,
aferrándose el uno al otro, acariciándose.
Yunho quedó tumbado de espaldas con Jaejoong
encima, recostado sobre su pecho. Apenas tenían fuerzas para seguir respirando.
Yunho buscó su cara con las manos y
tiró de Jaejoong hasta ponerlo a la misma altura que sus ojos.
Jaejoong lo miraba con las pestañas
húmedas. Había llorado en el último orgasmo y se veía lánguido y quebrado en
sus brazos.
Yunho le acarició con los labios su
tan sexy barbilla y luego lo besó en la boca.
Jaejoong se incorporó ligeramente,
desparramando su hermoso pelo azabache sobre Yunho para poder devolverle el
beso con más comodidad.
—Dame una oportunidad —le sonrió
dulcemente mientras acariciaba su espalda, lo abrazaba con ternura y le daba
toda su protección. —Dilo.
—Está bien, Yunho —estaba abatido.
—No vuelvas a alejarte de mí,
pequeño. Puede que discutamos más de una vez, pero no voy a permitir que te
largues de nuevo.
Jaejoong lo miró a los ojos y luego
a la boca. Estaba sopesando lo que Yunho decía.
—Entonces no vuelvas a hablarme del
modo en que lo has hecho esta mañana, Yunho. No lo permitiré. Si vuelves a
hacerme daño, si vuelves a herirme de algún modo, vanirio abusón, te mataré
—dejó caer su cabeza sobre el cómodo pecho de Yunho y frotó su nariz como un
gatito saciado y feliz.
Yunho sonrió y la habitación se
iluminó.
—Jaejoong, quiero que te duermas
así, conmigo dentro —murmuró sobre su pelo.
—Así no voy a poder —besó su tetilla
con plena confianza y volvió a mirarlo a los ojos. — ¿Todavía no te he saciado?
—Me siento pleno y lleno de ti —sonrió.
—No, cariño —dijo arrastrando las
palabras dulcemente. —Yo sí que estoy lleno de ti —levantó la ceja y sonrió
ampliamente. —Tengo el vientre ardiendo... —susurró escondiendo la cara en su
pecho. —Me gustaría ir a limpiarme.
— ¿Te sientes sucio? —preguntó Yunho
a la defensiva.
—No, Yunho —volvió a alzarse y a
besarlo en los labios, mordiéndolos y succionándolos a placer. —Estás muy
susceptible —bromeó al besarle la nariz. —Pensaba que querrías...
—No —contestó Yunho masajeándole la
espalda. —Me gusta tenerte así. Si te noto rodeándome, siento alivio, bello —posó
sus manos sobre sus nalgas y lo apretó contra él. —No me eches.
— ¿Es una orden? —preguntó Jaejoong acariciando
su piel con los labios y alzando sus perfectas cejas para mirarlo.
—No. No lo es — Yunho lo miró a su
vez. —Te lo estoy rogando. Jaejoong, por favor...
Jaejoong alargó su mano y colocó los
dedos sobre su boca para silenciarlo. Si tuvieran más luz, Yunho habría jurado
que Jaejoong se mordía el labio para no echarse a reír.
—Cállate, pequeño —le espetó
imitando su modo de hablar. —Nunca he dormido así, no sabía ni que se podía
realmente, pero creo que nada me gustará más que dormirme contigo en mi
interior, tonto.
Miró directamente las ventanas y
ordenó que se cerraran. Luego ordenó a las persianas que se bajaran por
completo.
—No queremos que el sol de la mañana
te achicharre, ¿verdad? —le susurró Jaejoong con una sonrisa. Le dio un ligero
beso en los labios y se apoyó en Yunho.
Jaejoong cerró los ojos sobre su
pecho y, aunque Yunho no le hubiera dejado, Jaejoong tampoco sintió ganas de
apartarse de Yunho. Yunho los tapó a los dos con la sábana, sonrió al oír las
palabras de Jaejoong teñidas de satisfacción sexual, lo besó en la coronilla y
sucumbieron al sueño.
*
* *
Quedaban dos horas para el amanecer.
Yunho no dejaba de observar a ese chico temperamental y hermoso que tenía entre
sus brazos. Seguían unidos, pero de lado, uno enfrente del otro. Una de las
firmes piernas de Jaejoong descansaba sobre la cadera de Yunho.
Yunho lo miraba embobado. Jugaba con
un mechón de pelo negro entre sus dedos. Inclinó la vista hasta su pecho.
Estaban rojo por la fricción y los besos, y el pezón izquierdo tenía delineadas
las hendiduras de sus colmillos. Sopesaba si cerrarle esa marca territorial con
su propia lengua o si debía dejarla semi-cicatrizar. Le gustaba la idea de que Jaejoong
llevara en su cuerpo restos de la pasión que compartían. Jaejoong era suyo,
maldita sea.
Jaejoong tampoco le había cerrado
las heridas, pero Jaejoong no sabía que su saliva era cicatrizante si lamía el
cuerpo de su pareja con esa intención.
Yunho sí. Deslizó el índice por su
barbilla y sonrió con orgullo. Quería que Jaejoong llevara sus mordiscos, pero
antes le preguntaría. En otros tiempos, Yunho hubiera decidido sin preguntar,
pero ese hombre era tan importante para él que no permitiría que su arrogancia
y sus ganas de dictarlo todo estropearan la pequeña confianza que parecía
haberse forjado entre ellos en aquel interludio amoroso.
Nunca había tomado a nadie de ese
modo, tan avaro y codicioso. Pero Jaejoong le había correspondido en cada uno
de sus movimientos. Se había desinhibido con él. Sólo de pensar en las veces
que se habían corrido a la vez, sintió que se le ponía dura de nuevo. Sus
gemidos, el modo de morderse el labio, su tono de voz turbio por el deseo.
Menudo hombre...
Acercó el cuerpo de Jaejoong al de
él, aunque tuvo que apretar la mandíbula cuando el interior de Jaejoong lo
aferró de nuevo en un gesto inconsciente. Yunho ahogó una carcajada gutural.
Todavía dormido, su cáraid no quería que se apartara de él. Una ola de satisfacción y algo parecido a la más profunda ternura lo abrigó. Se sentía vivo de nuevo.
Todavía dormido, su cáraid no quería que se apartara de él. Una ola de satisfacción y algo parecido a la más profunda ternura lo abrigó. Se sentía vivo de nuevo.
Nota: Espero les guste la reconciliación.... Gracias niñas por comentar.
=Q_____
ResponderEliminar*//¬//* eso si que fue intenso pero me alegro mucho q se hallan contentado....falta q jae se despierte porq con ellos nunca se sabe.. algunas veces son como el agua y el aceite y otras tan sexys *W*
Vaya reconciliación!!!! Estuvo muy muy candente este capitulo. Muchas gracias por actualizar, realmente esta historia me gusta, ya muero de ganas por saber que pasará con todos.
ResponderEliminarWaaaaa por un momento creei. Q jaejoong se negaria pero al final
ResponderEliminarCedio y lo hicieron tres veces explosivamente wow
Esperoo q ya tengan una relacion seria
me fascino esa reconciliación muy muy candente por poco y se incendia ese cuarto con ellos dentro de tanto calor y fuego que despedían cada uno de ellos que bueno que yunho pudo convencer a jae de que lo perdone y lo acepte sino que doloroso seria para los dos si de por si ya la estaban pasando mal y con el veneno asiendo de las suyas también los estaba matando de hambre y deseo asía su pareja muchas gracias por subirlo pronto espero sigas así claro si puedes estaré esperando con impaciencia el siguiente hasta pronto BYE BYE
ResponderEliminarQue reconciliación taaan hot *~*
ResponderEliminarya veremos cuanto les dura ya que ellos no pueden vivir sin pelear xDDD
muchas gracias por actualizar!!!!
Ellos tan intensos ya no pudieron aguantarse mas
ResponderEliminarEs que ya pedia a gritos sus cuerpos contacting fisico y yunho jamas se rindio, acorralo a jaejoong con todas sus ganas xD
Pero se nota que habra muchas peleas por delante
Aunq si habra este tipo de reconcilaciones xD
q peleen siempre xD
me encantan sus reconciliaciones xD
ResponderEliminarespero q cuando despierten no se peleen de nuevo e.e
dasdada por fin yunho entendio q no puede actuar como hombre neandertal con JJ
no le funciona del todo bien >< pero seguro q no pasaran mucho tiempo tranquilos xD
gracias x la actuu espero el sig con ansias *-*
siempre he dicho
ResponderEliminar¡LO MEJOR DE LAS PELEAS SON LAS RECONCILIACIONES!
me encantan estos chicos, fue un capítulo sexual.LLeno de todo.
Bueno esperaré la otra pelea e_e
Gracias :3
>o< qiero leer mas capitulos melosos entre esos dos , aunque jaejong es bien fiera con Yunho , le dice de todo y ambos.
ResponderEliminarni uno qiere ceder , pero la pasion le gana a todo xD
ojala fuera mas detallista a la hora de hacerlo xD
ame el capitulo
Eso fue ardiente , me encanto
ResponderEliminaractualiza pronto todos tus fics me fascinan
*|M|E|**|E|N|C|A|N|T|O|**|E|L|**|C|A|P|I|**|S|U|P|E|R|**|H|O|T||n|,|n|
ResponderEliminargracias por actualizar rápido n,n
Morí, estos dos tan tercos y obstinados, que se resisten pero al final ceden ante la magnitud de lo que siente, pensé que Jaejoong huiría y le diría más cosas a Yunho pero que bueno no fue asi, y "alivio" a yunho, que vaya que lo necesitaba, 3 veces, omg! ame el capítulo, gracias !
ResponderEliminarSi me gusto la reconciliación ... Ja!! me fascinó y no solo porque pensé que iba a demorar un poquito mas, sino también porque esta vez si se entregaron totalmente waa ... ya quiero el siguiente capitulo ... quiero ver que pasa una vez los dos estén despiertos porque aunque hayan hablado en plena sesión de sexo >///< ... tienen que aclarar sus puntos mmm como podría decirlo ... veamos cuerdos? ok XD
ResponderEliminarGracias por el capitulo <3
misa-chan
COMO DICEN POR ALLI ACTUALIZACION, ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION, ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION, ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION, ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION, ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION, ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION, ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION, ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION ACTUALIZACION POR FISSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
ResponderEliminarOMG estuvo hotsisimo que tal reconciliacion y wooo jae durmio
ResponderEliminarcon yunnie dentro de el **
WOW!! ya me imaginaba esa intensa reconciliacion, la verdad fue genial, al fin parace que ya se van entendiendo, solo espero que no lo arruinen con sus tonterias.
ResponderEliminarMe encanto este capitulo ahora vamos a ver como continua.
Q reconciliación .... Q intenso todo...
ResponderEliminarEllos si que saben como hablar en medio de tal situación Hihi..
Lo bueno es que ya arreglaron todo.... Por ahora(? Hihi
*Q* no hay nada mejor que la reconciliación como no se reconcilian todos los días XD!
ResponderEliminarwaaa ese yunho me dejo con la boca abierta jajaja pobre jaejoong lo que tuvo que aguantar ;)
me imagino que todos en la casa ya estarán al tanto de esa noche llena de pasión XD!
espero que estén bien y no estén pelando a cada rato que sea una relación linda *w*
ufff qué intensa esta reconciliación, como todo lo que rodea a esta pareja,
ResponderEliminarhermosos los dos realmente, sienten un amor muy puro y profundo, eso sí ,con una pizca de posesividad y celos.
gracias
Segunda súper recontra apasionada reconciliación *Q* !!!
ResponderEliminarMendrugos mira que dormirse UNIDOS >\\< !!! JJ te envidio T-T!!!
A ver si no vuelves a meter la pata una tercera vez YH >_> ....
WAUUUUUUU me encanto que reconciliacion tengo los pelitos de punta, cuanta pasion gracias.
ResponderEliminarEste fue EL CAPITULO !!! WOWWWWW!! Que tal reconciliacion espeto y no se vuelvan a pelear todo esta tan lindo como esta
ResponderEliminarQ suculenta reconciliación >//< jajajaja amo q el yunjae sea tan tan hot, sin puro amor y fuego , muy genial cap , gracias
ResponderEliminarQ suculenta reconciliación >//< jajajaja amo q el yunjae sea tan tan hot, sin puro amor y fuego , muy genial cap , gracias
ResponderEliminarPreciosa reconciliación tan candente, ahora si que están. sanos al 100%, jajaja.
ResponderEliminarMe preocupa cuando investiguen mas a fondo todo, de que puedan hacerles daño. Tengo el presentimiento que su mamá y quizás el padre de Jae vivan, que solo los tengan encerrados al igual que los niños desaparecidos.
Gracias!!!
Wow jeje esos dos son pura pasión
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