CAPÍTULO 18
—YOOCHUN, DÉJAME en paz —gritó Junsu al vanirio cuando no dejaba que diera un paso
sin Yoochun detrás de él.
—No me grites —replicó él con calma.
—Después de lo que nos has contado, no dudes ni por un minuto de que puedas
librarte de nosotros.
—Yunho, nos estas pasando —Junsu
miró a su hermano que estaba impertérrito observando los jardines a través de
la ventana de su salón. De ahora en adelante lo iban a vigilar muy de cerca,
pues sabían que también corría peligro.
—Olvídame, Junsu —dijo su hermano
muy tenso apoyándose en el sofá. —Por tu culpa Jaejoong no habla conmigo. Le
has enseñado a protegerse y...
— ¿Perdona? —dijo su hermano
asombrado cortándolo. — Jaejoong no te quiere hablar porque eres un bruto, no
porque yo le haya enseñado nada, hermanito. Yo también estaría muy mosqueado
contigo si mi cáraid fuera un mandón dictatorial como tú que además me oculta
cosas y no tiene paciencia conmigo. — Yunho no respondió.
Ya había atardecido y desde que Yunho
había llegado de ver a Jaejoong no se había movido de la butaca. Llevaba horas
oyendo discutir a Junsu y Yoochun por lo mismo.
Yoochun iba a ser su guardaespaldas
particular y Junsu no lo quería tener a menos de dos metros, mientras que Jong
Hyun se reía entretenido de verlos enfurecidos el uno con el otro.
Yunho, sin embargo, tenía la mente
en otro sitio. Pensaba en Jaejoong.
Cuando había llegado con el coche y
lo había visto en el jardín de la casa de Junsu de pie, bajo la luz del sol,
herido y con los ojos llorosos, algo se deshizo en su endurecido corazón.
Quería consolarlo y cuidar de él. Jaejoong
había demostrado ser valiente y muy protector de los suyos, incluyendo a Junsu en
ese grupo de personas.
Jaejoong sólito, sin ayuda de nadie más,
había cuidado de su hermano, peleado como un tigre y además sangrado por Junsu.
Y él no había hecho nada para prepararlo, ni siquiera para explicarle la clase
de poderes que poseía. No, no lo había hecho porque no lo quería peleando a su
lado. No se lo perdonaría nunca si Jaejoong resultase herido o muerto en una
batalla y él no hubiese podido salvarlo. Como pasó con su padre, su madre y con
Seong Hun. Pero mira por dónde, había resultado herido igual.
No dejaba de pensar en Jaejoong. Lo
admiraba. Admiraba su coraje para luchar por lo que era justo según sus
principios y, por lo que Jaejoong le había demostrado, tenía unos principios
muy valiosos. Para un hombre como Yunho, uno que mandaba sobre los demás, uno
que tenía siempre la última palabra, que era respetado y querido por su clan,
encontrarse con Jaejoong no sólo era aterrorizante sino que además era
subyugante. Sólo podía hincarse de rodillas ante Jaejoong y ponerse a su entera
disposición. Jaejoong, con su carácter desafiante, con sus caricias y su
aceptación, con sus sermones y sus riñas, le estaba devolviendo parte de la
humanidad que había ido perdiendo con los siglos. Y sí, estaba asustado.
Asustado porque todos aquellos a los que había estado ligado y había querido por
encima de sí mismo habían desaparecido, y él, con toda su fuerza, con todo su
poder, no había podido hacer nada para evitarlo.
Si perdía a Jaejoong, se volvería
loco. Jaejoong estaba en su piel, en su sangre, en su corazón. Y lo estaba por
méritos propios.
Junsu se había salvado por él. Y
resultaba turbador, darse cuenta de que su pareja, había dado la vida por
alguien de su familia. Jaejoong ahora era su familia. Su vida. Su compañero.
Lo quería. Quería a Jaejoong. Era un
adicto a él y no por el sabor de su sangre sino por todo lo que venía en el
paquete. Su compasión, su sentido de la justicia, su lealtad, su sentido del
humor... su calor.
Se levantó del sofá y se acercó al
ventanal. El sol ya se había escondido y sólo quedaban en el cielo los colores
eléctricos de un precioso atardecer.
Jaejoong estaba muy enfadado con él.
Y no era para menos. Se comportaba como un egoísta y no estaba siendo
comprensivo con Jaejoong. Hacía sólo cinco días que se había convertido, era un
cachorro, un bebé necesitado de mucho cariño y arropo, y él sólo le exigía
cosas, como muy bien le había echado Jaejoong en cara.
Esa actitud defensiva y machista se lo
provocaba el miedo a perderlo. Desde el momento en que lo había visto, aun
sabiendo que Jaejoong era su enemigo —o al menos creyéndolo entonces, —
Jaejoong lo había encarado y lo había puesto en su lugar más de una vez y,
desde que se cruzaron sus miradas, Yunho lo había deseado y reclamado como suyo.
Y ahora que había estado en su
cabeza, que se conocían más íntimamente, todo le gustaba de Jaejoong. Incluso
cuando se enfadaba con él y se ponía como una fiera, eso no sólo le gustaba
sino que lo ponía erecto como un mástil.
Pero cómo reconocer todas esas
cosas, cómo admitirlas. Yunho no se atrevía a ceder el control a nadie y menos
a aquel que más poder tendría sobre él, Jaejoong.
¿Podría confiar en Jaejoong como
para entregarse por completo? Y lo más importante: ¿Podría Jaejoong llegar a
amarlo y confiar en él?
Seguro que no, si seguía siendo un
hombre manipulador, cruel y posesivo. No le extrañaba nada que Jaejoong no
quisiera ser parte de él, debía recordarle a Min Ki.
Soltó un gruñido de impotencia. Ryu
Jin seguía sin aparecer. Min Ki seguía vivo y según había contado Junsu, Goon
había hablado por teléfono con Jaejoong. Perseguían a su cáraid, lo atacaban y
encima sabían dónde vivía su hermano. ¿Y ellos a cambio qué tenían? Nada.
Con más rabia de lo que quería
admitir, Ryu Jin cada vez parecía más sospechoso. Tenía el presentimiento de
que esa noche, en dos horas exactamente, todo empezaría a aclararse. Pero ¿qué
pintaba Ryu Jin en todo eso exactamente?
Se aclararía incluso su relación con
Jaejoong. Sobre todo su relación con ese descarado de ojos lilas que no hacía
más que decirle cosas feas y dolorosas, y que lo enfurecía y lo debilitaba por
igual en un abrir y cerrar de ojos. Después de lo que habían planeado para The
Ivy, iría a ver a Jaejoong.
*
* *
María curaba las heridas de Jaejoong
con mimo y determinación. Jaejoong hacía esfuerzos por no quejarse y asustarla,
pero cada puntada de la aguja en su hombro era tan lacerante y dolorosa como la
anterior.
—Changmin y Heechul se han quedado
dormidos. Les di un té relajante, receta de mi madre, que es mano de santo.
—Gracias, María, por todo —agradeció
con sinceridad.
—No se merecen, niño. Tus amigos te
quieren mucho y creo que esta visita a Londres no la van a olvidar nunca. ¿Se
va a quedar aquí para siempre, joven Jaejoong?
No lo sabía. De hecho, tenía varias
propiedades interesantes que ver. Sin embargo, aunque ahora corría peligro
estando allí, Londres no le desagradaba. A excepción del clima, la ciudad le
encantaba.
—Sí, por ahora —contestó frunciendo
los labios para no gritar de dolor.
—Me alegra oír eso. Me gusta verlo
aquí. Santa madre de Dios, chiquito —murmuró la mujer muy preocupada. —Su padre
venía con estas heridas y a veces pensaba que lo que fuera que hiciese por las
noches debería de ser muy importante para que valiera la pena ser maltratado de
ese modo.
—Llámame Jaejoong. Tutéame, por
favor. ¿Tú... lo curabas?
—Huy, sí —contestó María dando otra
puntada. —Aunque no servía de mucho mi ayuda, porque después de dormir todo el
día, sus heridas habían cicatrizado completamente como por arte de magia.
Deseo, mi niño, que a usted... que a ti te pase lo mismo porque esto tiene que
dolerte.
Jaejoong apretó la mandíbula para
soportar la última estocada. No, a él no le pasaría lo mismo hasta que Yunho no
lo alimentara. Su padre había sanado porque hasta entonces todavía no había
conocido a su madre y no habían realizado el perteneciente cambio de sangre
para la vinculación. Jaejoong sí. Y lo necesitaba con todas sus fuerzas.
Deseaba tomar a Yunho y morderle por todo el cuerpo, beber de él, de todos
sitios. Al imaginárselo desnudo y él encima de Yunho saboreándolo, sintió que
los pezones se le endurecían. Maldiciendo entre dientes se levantó de la silla
del tocador y dejó a María con el hilo y la aguja en la mano.
— ¿Qué te sucede, pequeño? —preguntó
la mujer.
—Necesito un baño... —susurró
acalorado apartándose el pelo de la cara.
—Está bien —asintió recogiendo el
botiquín de enfermería. — ¿Quieres que te prepare la bañera?
—No, me apetece estar solo. Muchas
gracias.
—Como quieras —se acercó a Jaejoong
y sin mediar palabra lo abrazó y lo besó en la mejilla. —Yo cuidaré de ti
mientras él no lo haga.
Jaejoong dio un respingo entre los
brazos de la mujer.
—Soy una mujer, niño —le explicó
acariciándole la cara. —Y percibo muchas cosas.
Jaejoong apartó la mirada, más
avergonzada de lo que deseaba.
—Yunho te necesita y tú lo necesitas
a él. Es muy sencillo.
—No lo es.
—Claro que lo es —insistió ella. —No
se puede luchar ante el verdadero amor. Por él, se arriesga todo, todo —repitió
María misteriosamente.
—Eres una mujer muy extraña, María
—la miró fijamente a los ojos y entonces percibió algo de ella. Había sido
hermosa y todavía lo seguía siendo. Sus ojos negros parecían infinitos y eran
realmente magnéticos. — ¿Qué eres, María? ¿Quién eres? Tú... sabes cosas. No me
engañas.
—Sólo soy una mujer que ha aceptado
todas las realidades que conviven en nuestro mundo. No me da miedo lo que eres,
como tampoco me dio miedo tu padre. Supongo que he aceptado que humanos y seres
de otras procedencias viven juntos y que lo único importante a saber sobre
ellos es la verdadera naturaleza de su corazón. No me parece nada descabellado
saber que hay muchas razas de seres. ¿Y a ti? —arqueó las cejas amagando una
sonrisa de complicidad. —Tampoco tengo interés en saber qué eres tú. Sólo me
importa saber que estás en el bando de los buenos. Yo lo estoy —le guiñó un ojo.
— ¿Lo estás tú?
Jaejoong entendió que María iba a
ser muy importante en su vida y deseó tenerla a su lado para siempre.
Agradecido por aquellas palabras, la abrazó con ternura.
—Sí, por supuesto. Eres un regalo,
María. Entiendo que mi padre confiara tanto en ti.
María asintió y sonrió.
—Nunca te traicionaré, Jaejoong.
Podrás confiar siempre en mí. Ahora — le tomó la barbilla con dulzura — te
llenaré la bañera, le pondremos sales arrutadas y descansarás en tu camita.
—Pero no puedo... —replicó Jaejoong.
—Tengo que salir esta noche.
—Ni hablar, jovencito —lo recriminó
ella. —Ahora mismo te metes en el jacuzzi y luego a la cama.
—No lo entiendes. Tengo que ir al
centro de Londres. He quedado allí con...
—No has quedado con nadie. Yunho ha
llamado —lo empujó suavemente hasta hacerlo entrar en el baño y abrió el agua.
—Nos ha prohibido que te dejemos salir.
— ¿Qué...? —gritó él enfurecido. —
Yunho puede decir misa, pero yo...
—Jaejoong —María lo tomó dulcemente
de la cara— no lo contradigas en eso. Lo primero es tu seguridad.
A Jaejoong le temblaba la barbilla
de la impotencia. Yunho estaba empeñado en controlarlo y parecía que todos lo
obedecerían a Yunho antes que a él.
—Pero... esta noche —susurró
acongojado — va a haber una pelea... y quiero estar ahí.
— Tranquilo, niño —lo ayudó de un
modo maternal a descalzarse y a quitarse los pantalones. —No le va a pasar
nada. Es muy fuerte.
—No me preocupo por él —se apresuró
a contestar. María alzó las cejas con incredulidad y sonrió.
—Eres orgulloso como tu padre y muy
cabezota, pero no me engañas. Sólo estás resentido con él por algo que te ha
hecho, pero sé que lo quieres, La primera noche que llegaste aquí —recordó
meneando la cabeza con gesto risueño— lo supe. Yunho te miraba como si fueras lo
más hermoso del mundo y tú a él lo mirabas de un modo... ufff... Tendrían que
haberles hecho una foto.
—Te equivocas.
—No, cariño, no lo hago —una vez
desnudo lo ayudó a meterse en la bañera de hidromasaje. —Con cuidado no
resbales. Así, muy bien —le dio al botón de encendido y el agua empezó a
burbujear. Seguidamente tomó sales de baño de aroma afrutado y lo vertió dentro
de la bañera.
El cuerpo de Jaejoong se estremeció
ante el agua caliente, pero enseguida pudo estirarse sin que el hombro se
sumergiera del todo y al instante se relajó. El olor a frutas subió hasta su
nariz. María pasó una esponja de agua caliente por el rostro de Jaejoong y
limpió la sangre seca de su cara.
—Yunho ha mandado a diez hombres
hasta aquí. Ahora están vigilando la casa entera. Yo tengo órdenes estrictas de
cuidar de ti hasta que todo se solucione.
Yunho no se fiaba de él y Jaejoong
sonrió al darse cuenta de que lo empezaba a conocer bien. Era Jaejoong el que no
lo conocía del todo. Frustrado por no poder desafiarlo ni doblegarlo con
ninguna de sus decisiones, graznó como un animal.
—Estúpido —golpeó el agua con el
puño cerrado. —Estúpido. Estúpido. Yo tenía que estar ahí... Esta noche se van
a pelear por mí, machista arrogante... Cuando lo coja lo mato... —gruñó entre
dientes. —Voy a cogerle esa cara tan bonita y se la voy a aplastar... Aaaaarg
—gritó rendido.
María lo miró mientras sostenía la
esponja en el aire. Entonces estalló a carcajadas intentando coger aire a cada
bocanada.
—Jesús, niño —rió María. —Vaya
carácter.
Jaejoong se obligó a tranquilizarse,
pero permaneció callado pensando mentalmente en lo que iba a hacerle a ese
hombre cuando volviera a verlo. Tenía que beber de Jaejoong y él de Yunho.
Pensó que Yoochun vendría antes del anochecer para sacarle sangre y traerle la
de Yunho, pero se angustió al ver que eran las ocho y media de la tarde y nadie
había aparecido por su casa. Vestido sólo con una bata de seda amarilla, su
pelo descansaba seco y reluciente sobre los hombros, extendiéndose hasta la
mitad de su columna vertebral.
Cruzado de brazos, miraba a los
berserkers y vanirios que rondaban los alrededores de su casa y pensó en Yunho.
Lo mantenía encerrado. ¿Y si...? ¿Y si Yunho no venía esa noche a buscar su
sangre? ¿Y si se atrevía a beber de alguien mas?
Apretó la mandíbula ante esa
dolorosa idea. No. No aguantaría que Yunho se acercara a él con el olor de otro.
Más preocupado de lo que le apetecía
estar, se vio sentándose en el saliente interior de la ventana, cogiéndose las
rodillas y apoyando su frente en el frío cristal.
Rezó para que Yunho regresara a salvo
y rogó que nadie más que él pudiera alimentarlo. Pero sobre todo imploró por la
fuerza necesaria para no ceder ante el deseo persistente, la necesidad
abrumadora de contactar con su mente. Habían decidido no comunicarse entre
ellos como hacían las parejas, había sido el deseo de Yunho, y antes tendrían
que matarlo para romper ese pacto. Si Jaejoong cedía, lo dejaría más a la
merced de Yunho. Jaejoong era el débil. Yunho parecía el fuerte. Si Jaejoong no
le demostraba que él también podía ser fuerte, entonces estaba perdido y tenía
que marcar su territorio con Yunho, porque si no, un hombre como Yunho lo
ocuparía todo.
Le empezaban a sudar las manos, el
corazón corría con la intención de salírsele del pecho y tenía el estómago
encogido por un dolor sordo y agonizante que no le dejaba siquiera respirar sin
aliviar un sollozo.
Lo necesitaba. Dependía de Yunho.
Estaba enamorado y ya no podía negarlo por más tiempo. Pero debía luchar contra
eso porque no era aconsejable entregarle el corazón a alguien tan posesivo y
abusón como él.
Nunca se lo entregó a Min Ki cuando
creía que era su padre, nunca luchó por su amor. Y mucho menos iba a hacerlo
ciegamente con alguien a quién sí anhelaba porque entonces Yunho lo anularía y Jaejoong
sería infeliz.
Pero ese hombre estaba debajo de su
piel, dentro de su alma y poco a poco robaba parte de su corazón. Una noche
compartida con él había sido suficiente como para rendirse a todos sus
encantos.
Yunho le había traído a su perro y a
sus amigos. Había volado con él, lo había hecho rico e independiente. Había
hecho el amor con Yunho y no dejaba de pensar en volver a hacerlo.
Sentía que con sus cuerpos
entrelazados, Yunho dejaba caer todas sus barreras y se mostraba como el hombre
de buen corazón, dulce y tierno que era. Un hombre que lo quería, lo deseaba y
lo protegía por encima de sus propias necesidades. Y Jaejoong anhelaba
reencontrarse con esa parte otra vez.
Sin embargo... el día había ido a
peor y Yunho le había ocultado lo más importante para él desde su conversión:
saber qué les había pasado a sus padres. Y Yunho lo había engañado al decirle
que se había abierto a él por completo. No era cierto.
Pero incluso ahora, herido tanto por
fuera como por dentro como se encontraba, deseaba perdonarle y dejar que Yunho
le diera consuelo. Que lo abrazara, lo besara y lo acariciara para calmarlo.
Sin duda estaba teniendo un ataque de ansiedad. Era como tener el mono de una
droga, pero la droga era Yunho.
Exhalando un suspiro trémulo, hundió
la cara en sus rodillas y dejó de luchar contra Yunho. Iba a ser una noche
larga y dolorosa y su único pensamiento cuerdo entre todos los temblores
físicos que provocaba la necesidad de estar con su cáraid era que Yunho
regresara a él. Su único deseo, que Yunho no resultara herido y que volviera a
buscarlo.
*
* *
Covent
Garden, Restaurante The Ivy. 20:50 h.
Yunho y As miraban a través de la
ventana de la cocina del restaurante como la mesa reservada seguía sin
llenarse. Hacía una hora que habían llegado. Tras ellos, estirados en el suelo
de la cocina, estaban los camareros y el chef del solícito lugar, dormidos plácidamente
unos encima de los otros. Nada más llegar, Yoochun los había incitado a que
cerraran los ojos, de ese modo ellos tendrían la cocina para observar todo
cuanto acontecía en el comedor.
El restaurante The Ivy, de primera
clase, albergaba a los clientes más selectos de la ciudad. Se necesitaban casi
tres meses de antelación para adquirir una mesa. Actores y actrices populares
así como importantes diseñadores estaban entre su clientela más habitual. Ya
había gente sentada en las mesas, esperando a que los sirvieran. Estudiaban las
cartas con gran entusiasmo. Las puertas del restaurante se abrieron y dos
parejas más, los hombres visiblemente mayores que las mujeres, dejaron que el
recepcionista, previamente hipnotizado por Yunho, guardara sus abrigos y los
guiara a sus reservados.
Jong Hyun se colocó detrás de Yunho
y As y estudió la situación cruzándose de brazos.
—Tienen que estar al caer —murmuró. Yunho
asintió sin mirarlo.
— ¿Mi hermano está bien?
—Yoochun no lo deja ni a sol ni a
sombra —contestó con una sonrisa de suficiencia.
Yunho apretó la mandíbula. Su
hermano no tendría que estar corriendo peligro alguno y sin embargo estaba
allí. En teoría sólo tenía que estar allí para que los lobeznos pudieran
asegurar al oler su esencia que Junsu estaba presente.
Ni Goon ni Min Ki aparecían todavía,
pero después de todo lo que le habían hecho a su Jaejoong no creía poder
controlarse muy bien cuando los viera.
Todos se habían rociado con sprays
que anulaban sus olores peculiares, de ese modo no podrían detectarles. Si
aquellos humanos venían acompañados de lobeznos y nosferátums como se esperaba,
no podrían rastrearlos. Gracias a Yoochun y al estudio que había hecho
previamente sobre los artefactos que utilizaban contra ellos para darles caza,
ahora ya sabían que esos mismos artefactos podían utilizarlos en su contra. Y
así habían hecho. Cada uno de ellos llevaba una bolsa negra anudada en el
cinturón del pantalón, donde guardaban remedios de urgencia a utilizar si los
alcanzaban con alguna de sus sustancias.
—Hay que evacuar el restaurante
—ordenó As. —Hay muchos humanos.
—Yo los evacuaré —dijo Jong Hyun alzando
una ceja arrogante. —Los atraeré mentalmente hasta la salida del restaurante y
los sacaré de aquí, pero tenemos que esperar hasta que ellos entren.
As miró hacia atrás para asegurarse
que entre berserkers y vanirios los ánimos estaban calmados. Diez de cada clan,
unos a un lado y otros al otro, delineando por una línea imaginaria su
separación, esperaban las órdenes de atacar de sus líderes. Para los berserkers,
As. Para los vanirios, Yunho.
Al fondo, se oía la aireada
discusión de Yoochun y Junsu, como única nota discordante de aquel sepulcral
silencio en la cocina.
—No te me acerques mucho más, Yoochun
—siseó Junsu seriamente irritado.
—Deja de comportarte como un niño
¿quieres? —contestó Yoochun cruzándose de brazos delante de él. —No intentes
alejarte, no podrás escapar. Te estoy protegiendo. Todos aquí lo hacemos. Así
que intenta no echar el plan por tierra.
—No necesito tu protección. No te aguanto
—giró la cabeza hacia otro lado.
Yoochun lo miró de arriba abajo y
dibujó una sonrisa torcida con sus labios.
—En realidad te gusta que esté
pendiente de ti —aseguró él alzando la barbilla y animándolo a negar lo que
decía. —Así puedes vengarte —susurró en su oído. —Me rechazas una y otra vez,
me hablas mal, me insultas, me tratas con desdén... eso es porque todavía sientes
algo por mí. Te tengo calado, Junsu.
Junsu apretó la mandíbula y cerró
los ojos con fuerza.
—Eso es lo que tú quisieras —contestó
más indignado de lo que le hubiera gustado parecer. —Tenerme detrás de ti, como
antes... Como un niño estúpido, ingenuo e infantil que velaba los vientos por
ti. ¿Te acuerdas? —le preguntó achicando los ojos con resentimiento. —Era tonto.
Un estúpido. Babeaba con sólo verte y pensaba que tú... que entre tú y yo...
—volvió a apretar la mandíbula para no decir las palabras que empujaban a
través de sus dientes. Resopló y relajó los hombros. Lo miró con sus ojos
fascinantemente con una total inexpresión. —Por suerte, eso ya pasó. Tú te
encargaste de quitarme la venda de los ojos.
Lo miró desafiante y observó con
satisfacción como a Yoochun le palpitaba un músculo de la barbilla.
—Pronto dejaré de molestarte
—sentencio Yoochun. Si Junsu lo oyó o no, no le importó. Se apartó de Junsu lo
suficiente como para dejarle un metro de espacio.
—Silencio —la voz de Yunho se alzó
entre todos ellos, ni muy floja ni muy fuerte, pero con el tono necesario para
hacer callar a un coliseo completo.
Junsu y Yoochun obedecieron a
regañadientes, aunque Yoochun no le quitó los ojos de encima ni un solo
instante.
Por la puerta del restaurante
entraron un grupo de diez hombres, de piel pálida, ojos grandes y negros, y
pelo negro muy corto. Todos ellos vestidos solemnemente con ropa oscura, con
amplias gabardinas de Armani y zapatos negros brillantes y lustrosos.
—Joder... —murmuró As. —Vampiros.
— ¿Y quienes vienen detrás? —susurró
Jong Hyun excitado por las ansias de pelea.
Tras ellos, vestidos elegantemente,
aparecieron dos personas más.
Un joven con gafas, vestido con
traje y chaqueta negra y camisa blanca.
A su lado, un hombre de melena
blanca, con labios finos y mirada aguileña. Corpulento y seguro de sí mismo,
revisaba el restaurante de cabo a rabo y se relamía los labios al posar sus
ojos sobre los humanos.
—Min Ki —murmuró rabioso Yunho,
apretando los puños hasta hacer petar los huesos.
— ¿Me equivoco o Min Ki ahora tiene
colmillos? —preguntó Jong Hyun alzando las cejas.
—Yoochun, llévate a Junsu —ordenó Yunho.
—Los vampiros ya saben que está aquí. Lo acaban de detectar —afirmó mientras
observaba como alzaban la barbilla los diez hombres para husmear a su hermano.
Sí. Lo habían detectado.
Yoochun agarró a Junsu de la muñeca,
abrió la puerta del sótano y se lo llevó a la fuerza de allí.
—Yunho, también puedo luchar...
—gritaba queriéndose zafar de las manos de Yoochun. Junsu era un guerrero como
él. Había visto a Jaejoong pelear. Sabía lo que eran capaces de hacer. No
podían relegarlo de esa manera.
Yunho lo ignoró y dejó que Yoochun
se lo llevara.
—Jong Hyun, cuando lleven a esos
desgraciados a su reservado, ordenas a todos los humanos del salón que se vayan
del restaurante.
—Enseguida, Yunho. Por cierto ¿puedo
preguntarte algo? — Yunho lo miró y asintió.
—Tú y Jaejoong todavía no están
vinculados —observó mirándolo fijamente. —Pensé que al haber pasado la noche
juntos, ya se habría aparecido la señal.
—Tenemos problemas —contestó
receloso.
— ¿Necesitas algún consejo? Sé que
no soy el más indicado...
—Tú eres un libertino, Jong Hyun.
¿Qué sabrás de parejas? —rió más relajado.
—Poco —se encogió de hombros. —Pero se
algo y todos buscan lo mismo, y te aseguro que no es sólo lo que tenemos entre
las piernas.
—Ya lo sé. Gracias por la
información.
—Te digo esto —insistió— porque a
ojos de los demás Jaejoong no tiene la marca de exclusividad que debería tener,
por lo tanto, todavía no está del todo emparejado y Jaejoong es... cómo lo
diría... una bomba que además llama mucho la atención.
— ¿Crees que no lo sé? —gruñó
furioso. —Yo tampoco tengo la marca y estoy deseando que nos sellen de una vez
mañana, en las hogueras. No dejo de pensar en Jaejoong, sólo respiro tranquilo
cuando lo veo, no soporto que otros se le acerquen... y... quiero... necesito
que me acepte. Jaejoong ahora lo es todo para mí.
—Así que va a venir a las hogueras
—repitió divertido. —Le va a gustar.
—Eso espero.
—El amor, tío... —le dio una palmada
compasiva en la espalda, —vaya mierda.
Yunho asintió algo derrotado y Jong
Hyun decidió dejarlo solo para recuperarse.
El recepcionista les indicó a los
vampiros el salón privado reservado sólo para ellos, y una vez los llevó ahí se
dirigió hacia la cocina. Con una orden mental, el joven metre cogió su chaqueta
y salió por la puerta de entrada del restaurante y así le siguieron los demás
clientes dejando las mesas solas y vacías.
El restaurante se sumió en el más
pesado de los silencios. Yunho empujó las puertas de la cocina con furia y se
adelantó con paso seguro hacia la habitación privada.
—Vamos —ordenó.
*
* *
Min Ki fruncía el ceño observando
todo cuanto lo rodeaba. Tenía mucha hambre, demasiada a su parecer, y no había
nada que pudiera llenarle el estómago ni siquiera cinco minutos. Estaba
desesperado.
Sólo la sangre humana parecía calmar
sus apetitos, pero ni así. El beber ese líquido rojo lo instaba a seguir
anhelando más y más, hasta que cada cuello latente que pasara por su lado se
convertía en un menú delicioso y suculento.
Se pasó la lengua entre los dientes
hasta rozar con ella sus colmillos. No le desagradaban, esa era la verdad.
Desde que había sufrido la conversión su vida no había cambiado en demasía.
Seguía siendo igual de oscura que siempre, sólo que la luz del sol era mortal
para él y que morder cuellos era lo único que podía darle un poco de paz ante
la vida sobrenatural que se erguía cada noche ante sus ojos. Sí, aquella era su
nueva vida. Su cojera había desaparecido.
Su conversor le había dicho que al
ser transformado por alguien que no iba a ser su pareja, él carecería de
alguien fijo que lo alimentara. El hambre lo obligaría a beber sangre de otros
cuellos y cuando rebasara la cantidad de su propio peso se convertiría en un
vampiro.
Pero antes, esperaba encontrar
aquella solución mágica que pudiera curar esas debilidades. Por eso, aquel
desgraciado lo había transformado. Le había dicho que llevaba demasiado tiempo
trabajando para él y que sin embargo no había encontrado esa vacuna mágica que
haría de los vanirios seres invencibles. Entonces el individuo en cuestión lo
había convertido, excusándose en el hecho de que si él sufría en sus propias
carnes cuáles eran las debilidades de esa raza, antes encontraría la solución.
Su conversor lo había hecho por eso
y porque si no, lo hubieran matado y no podían permitirse el lujo de perder al
mejor científico que tenía la organización.
—Él está aquí —susurró Min Ki entornando
los ojos. El perfume corporal de un vanirio era algo irresistiblemente
enloquecedor para sus recién incorporados sentidos. — ¿Dónde está el lobezno?
—Ahora mismo tiene que llegar
—contestó Goon moviéndose inquieto. —Se ha oído la puerta de la calle varias
veces. Seguramente esté dirigiéndose hasta aquí.
Oyeron varios pasos acercarse con
paso ágil y determinado. Los vampiros se pusieron de pie a la vez, alargando
sus colmillos y ennegreciendo por completo sus pupilas.
— ¿Qué les pasa? —preguntó Goon
agrandando los ojos y poniéndose alerta.
Min Ki se levantó poco a poco de la
silla y colocó las manos sobre la mesa.
—Son vanirios —dijo uno de los
vampiros.
—Y berserkers —susurró otro con la
voz teñida de asco, como si pronunciar esas palabras le ensuciara el aliento de
por vida.
La puerta salió despedida y tras ella
apareció el cuerpo amenazador de Yunho seguido de As y Jong Hyun.
En ese momento los vampiros sacaron
sus pistolas y se pusieron a disparar a diestro y siniestro.
Uno de ellos se abalanzó sobre Yunho,
pero éste le dio una fuerte patada en el estómago. Yunho se echó una mano
detrás del pantalón, desenfundó su daga y colocándose detrás de él le rebanó la
garganta tirando de su cabellera con fuerza y separándole la cabeza del cuerpo.
Su cara fue salpicada con la sangre del vampiro. Inmediatamente tomó la daga por
el mango y la lanzó contra el cuerpo de Min Ki con tanta fuerza que al
clavársela en el hombro lo lanzó contra la pared.
Min Ki gritó de dolor y alargó sus
dientes.
El resto de vampiros disparaban a
los demás, mientras estos se protegían cómo podían de las balas. Ya habían sido
informados por Yunho de lo que contenían las balas y a ninguno de ellos les
apetecía tener que someterse a una terapia de choque de ese tipo.
As gritó con todas sus fuerzas y se
transformó. Sus músculos crecieron, sus huesos se desarrollaron dándole la
apariencia de un gigante. Uno de los vampiros se quedó sin munición y el berserker
se lanzó de un salto por él, hundiéndole un puño en el corazón y arrancándoselo
al momento.
Min Ki miraba con ojos fríos todo lo
que se estaba desencadenando en ese lugar, mientras se arrancaba no sin
esfuerzos la daga del cuerpo. Ese vanirio moreno y de ojos increíblemente
salpicados de odio lo buscaba como un perro rabioso y lo había alcanzado con su
puñal. Estaba maravillado por la fuerza bruta que contenía ese espécimen. Si
tan sólo se lo pudiera llevar a su laboratorio... Tuvo que recordarse a sí
mismo que él también era uno de ellos ahora.
Mesas y sillas volaban y chocaban
contra las paredes de la sala. Los cuchillos salían volando dirigidos a los
cuerpos de unos y de otros.
Su convertidor ya le había
mencionado que los vanirios y los vampiros tenían poderes telequinésicos muy
fuertes. Min Ki lo intentó, pero no le salió nada. El era más débil.
Goon corrió a esconderse debajo de
la única mesa que estaba vacía y se tapó la cabeza con las manos,
acuclillándose en el suelo.
Entonces, una mano fuerte lo alzó
del cuello de la camiseta.
—Buu —dijo Yunho maliciosamente.
Goon lo miró de hito en hito.
—Por favor... no me mates... yo...
—Cállate —espetó Yunho con el rostro
pétreo.
Miró hacia donde estaba Min Ki
resguardado por tres vampiros que todavía seguían en pie intentando protegerle.
Jong Hyun se dirigió hacia uno de
los vampiros y éste saltó hacia él como un gato a punto de arañar. Jong Hyun se
impulsó también hacia arriba y los dos cuerpos colisionaron en el aire, pero el
cuerpo más poderoso del vanirio lo acabó anclando a la pared y con un
movimiento ágil de su daga deslizó la hoja hasta alcanzarle el corazón. El
resto de vampiros habían muerto a manos del resto del pelotón.
Min Ki, al verse herido y obviar que
iban a ir por él y que no se iba a librar de morir allí mismo, metió una mano
en el bolsillo del pantalón y sacó un cilindro de cristal. Lo agitó y apretó un
botón.
—Te toca Min Ki —dijo Yunho con la
mirada llena de odio mientras mantenía sin esfuerzo el cuerpo en vilo de Goon.
Los dos vampiros que quedaban se
agazapaban en el suelo, dispuestos a pelear como fieras.
—Así que eres Yunho... —dijo Min Ki
afirmando en vez de preguntarlo.
— ¿Quién te ha convertido? —preguntó
Yunho con un gruñido. —Deberías estar muerto. Te vimos morir en Corea.
—En cierto modo lo estoy ¿no crees?
—alzó las cejas ligeramente canosas. —Ahora soy como tú.
—No es verdad —dijo Yunho negando
con la cabeza. —Estás tomando sangre humana para paliar el hambre. Pronto serás
un vampiro. Lo que me hace pensar que quién te ha transformado no tenía
intención de emparejarte a él o a ella. ¿Quién lo ha hecho? ¿Ha sido Ryu Jin?
Él te mordió.
Min Ki husmeó agitando las aletas
nasales y sonrió como si tuviera un as en la manga.
—Se han echado mis propios productos
para confundir su olor. Pero hueles a él. Hueles a Jaejoong.
Yunho gruñó como un tigre con ansias
de liberación. No permitiría que ese animal lo nombrara siquiera. Jaejoong era
suyo. Y Min Ki tendría que lavarse la boca antes de pronunciar su nombre.
As gruñó detrás de él y le enseñó
los dientes deseosos de acabar con él.
—No te atrevas a nombrarlo. Vales
menos que nada —graznó Yunho dando un paso hacia él y deteniendo a As.
Min Ki negó con la cabeza
reprendiendo su lenguaje tan hosco.
—Por fin ha hecho su transformación.
Pensé que no lo haría nunca — murmuró Min Ki para sí mismo.
—No te importó nada drogarlo cuando
era sólo un niño. No querías que él recordara quién era —recriminó un Yunho
cada vez más furioso.
Min Ki se encogió de hombros en un
gesto indiferente y sonrió. Se puso unas gafas de sol con mucha rapidez, cuqueó
el botón del cilindro de cristal y una luz tan potente como el sol iluminó todo
el restaurante. La luz salía a través de las ventanas del edificio como si
fuera un faro.
Todos se cubrieron con las manos y
Min Ki corrió a través del salón aprovechando el factor sorpresa, no sin antes
decirle a Yunho.
—Te lo quitaremos, Yunho. Jaejoong
será nuestro y no te imaginas como lo vamos a disfrutar. Ahora ya no soy su
padre, así que no habrá incesto. En fin, como si eso me importara.
—Eres hombre muerto —le gritó Yunho
intentando palparlo, dando golpes al aire con su brazo libre. Goon bailaba colgado
de su otro brazo de un lado al otro. —Te mataré antes. ¿Me has oído?
—Min Ki, no me dejes aquí — Goon
sacó una pequeña pistola de dardos de su cinturón y disparó a Yunho en el
pecho.
Éste sintió el pinchazo y lo tiró
por los aires haciéndole caer en cualquier dirección. Se oyó un chasquido. Y
después de eso, silencio.
Al cabo de unos segundos la luz
desapareció, pero no así sus efectos. Yunho estaba con una rodilla clavada en
el suelo, frotándose los ojos. As mantenía sujeto el puente de su nariz y agitaba
la cabeza intentando enfocar la vista.
—Me cago en la puta —musitó Jong
Hyun entrando a trompicones y a tientas en el salón. — ¿Yunho?
— ¿Y Goon? —murmuró Yunho que poco a
poco recuperaba la visión.
Jong Hyun miró a la pared de
enfrente y se encontró a Goon con el peroné de su pierna derecha desplazado y
el rostro pálido compungido de dolor. Sus gafas estaban rotas en el suelo.
—Creo que le has roto la pierna,
pero lo tenemos vivo —contestó orgulloso.
— ¿Min Ki ha escapado?
—Ese tío es como McGyver. Tiene unos
aparatos increíbles —comentó Jong Hyun.
—Joder, no me siento las manos —
Yunho intentaba mover los dedos pero no lo lograba.
—Déjame ver —lo inspeccionó Jong
Hyun. —Mierda, Yunho. Te han disparado —retiró el dardo de su pecho.
—Dame esa mierda, Jong Hyun, la
terapia de choque.
—No creo que sea bue...
—Cállate y dámela. Jaejoong necesita
protección y yo no me puedo quedar como un vegetal. Rápido, dámela —le instó
con una mano.
As se acercó a ellos, con la vista
parcialmente recuperada.
Jong Hyun se agachó, tomó la bolsa
de remedios del vanirio y sacó una jeringa pequeña. La clavó en el cuello de Yunho.
—Pronto te recuperarás — Jong Hyun asintió
mirando con preocupación a su amigo.
—Las balas han alcanzado a tres de
mis chicos —dijo As. —Se acaban de inyectar el veneno que nos recomendó Yoochun
—le ayudó a levantarse.
— ¿Se encuentran mejor? —preguntó Yunho
frotándose la nuca.
—Van a necesitar una serie de
atenciones femeninas para expulsar el veneno... ya sabes —murmuró algo
avergonzado. —El veneno es muy excitante.
—Está bien, As — Yunho no quería
saber más.
Jong Hyun sonrió y le dijo:
—Tenemos a Goon. Lo vamos a hacer
cantar como a una soprano — palmeó su espalda con camaradería. —Vete a
descansar, Yunho. Necesitas alivio —miró a su entrepierna ahogando una
carcajada. —As y yo nos encargamos del restaurante y de Goon.
Yunho miró como su verga empezaba a
palpitar y un hormigueo cálido recorría su columna vertebral. Intentó
controlarse y cerró los ojos.
—No lo intentes, chicho —sugirió As
compadeciéndose de Yunho. —Cuando recogí a Yong Hwa y a Siwon esta mañana, a
duras penas podía retenerles en el coche para que no saltaran encima de
cualquier mujer u hombre. Nunca había visto a unos hombres sufrir tanto por una
liberación. Hoy no han venido hasta aquí porque todavía están en faena.
Yunho apretó la mandíbula. Pero es
que él no quería a cualquiera para liberarse. El quería a Jaejoong, a Jaejoong y
a nadie más. No le hacía falta tener ese veneno pululando en su sangre para
excitarse por él, pero si además de su apetito sexual por su cáraid se le
añadía un afrodisíaco, entonces la mezcla era explosiva.
—Aprovéchalo, Yunho —rió Jong Hyun
cogiendo a Goon por los hombros y alzándolo como un saco de patatas. —Tú tienes
un cuerpo calientito esperándote.
—Cuidado —le amenazó As. —Estás
hablando de mi nieto.
—Nos vemos más tarde —murmuró Yunho
saliendo del restaurante.
—Eso sí sobrevives... —gritó Jong
Hyun divertido.
Yunho no contestó a ninguno de los
dos. Ya no les escuchaba. Lo único que deseaba era hundirse en el cuerpo de Jaejoong.
Tomarlo de todas las maneras posibles. Calmar el hambre y la sed que tenía de él.
Sólo pensaba en eso cuando se alzó
sobre las nubes. Sabía cuál iba a ser la reacción de Jaejoong al verlo.
Aunque estaba enfadado con él, Jaejoong
tenía hambre y seguramente estaba sufriendo por ello. Pero también estaba
dolido por todo lo que había pasado esa mañana entre ellos.
Yunho lo había rechazado y le había
ocultado lo que había descubierto sobre sus padres. Pero le daba igual que estuviera
furiosa con él, Yunho podía canalizar esa furia en la cama, pero Jaejoong tenía
que rendirse antes. Tenía que domar a la fiera.
Se tensó más dentro de los
pantalones hasta provocarle dolor. En su estado ni Yunho mismo podía controlar
sus apetitos por Jaejoong pero tenía que conseguir a Jaejoong, él debía
entregarse a Yunho.
Con esa fijación en mente aterrizó
sobre la planta superior donde dormía su pareja, su compañero. Sólo lo quería a
él.
Sobreexcitado como nunca,
descubrió que una de las amplias ventanas de su dormitorio estaba ligeramente
abierta.
OMG SUN Yunho esta que revienta los pantalones >///< ... Ah!unnie porque nos dejas con la miel en los labios !! ... espero que subas pronto el siguiente capitulo :3
ResponderEliminarwaaaaaaaaaa my God ojala JJ no se resita e.e
ResponderEliminarsi no yo le ayudo a yunho *O* xDD me encanto el capo !!
espero q se reconcilien de una buena vez sdadsada
Goon es un maldito traiciono a JJ se merece lo q le hagan e.e
y a min ki tambn espero yunho lo atrape y lo mate ><
adadsa gracias x la actu esta genial !!
Ahjjj ojala q jaejoong este intacto en su cama y qie bese a yunho y se entrgen juntos, aunqe la veo dificil es tan terco y cabeza dura, pero ambos lodesean
ResponderEliminarYunho debe ser comprensible con jaejoong
Maldito minki pronto morira ><
va a morir grrr
Ahora solo qiero ver la reaccion de jaejoong, cuando vea a Yunho en su ventana
!Waaaa que capitulo estuvo lleno d accion!
ResponderEliminaryuhno debe buscar a su jaejoong y que cure esa dolorosa ereccion
ambos se necesitan se ve a leguas eso , pero no qieren ceder
yunho es posesivo y mandon
y jaejoong es necio y no le gusta que nadie le mande , odia eso
pero ¿que pasara ahora?
!Por favor actualiza pronto!
por dios actualiza pronto >o< seguro jaejoong al final mandara su terqeda a un carajo >o< y se entregara a yunho ,los dos lo necesitan q no sean necios <o<
ResponderEliminaramo esta historia
Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa estan geniall!!
ResponderEliminarno puedo esperar
waaa actua >o<
gracias
REGRESÉ.
ResponderEliminarYA ME PUSE AL DÍA! \o/
OH POR DIOS QUIERO MÁS T__T
por que nos dejas así de emocionadas por la reacción de jae al ver a yunho que ara ojala y no se haga el difícil que tome en cuenta que si no es el sera otro el que quiera que le brinque y lo devore pero claro yunho no creo que lo engañe por que a el único para yunho es jae a un jae no lo cree así pero esta bien que se ponga celoso y así seria mas fácil para yunho que se deje querer por sus dudas de que otro podría quedarse con yunho aaaaaah espero que actualices a la brevedad posible me encanta y me emociona sobre manera saber que mas seguirá y que pasara con ese par de hombres tercos
ResponderEliminarEse sujeto al parecer sabe mucho sobre las investigaciones que realiza min ki... si sabe lo que le hacen a los de su propia raza porque no los previene????
ResponderEliminarque esta tramando el viejo baboso de minki???
El arrugado de minki dio a entendee q qiere abusar sde jaejoong, maldito bastardo se salvo de q yunho lo matara al patan ><grrrr
ResponderEliminarJaejoong ya no te enojes con yunho sw lastiman los dos q loco eso
Kyaaaaaaa!!
ResponderEliminarYo que Jae me voy preparando para la dura pero increible faena que va a tener con Yuhno jajajaj. Ya me imagino lo que sera ese encuentro, la verdad Jae no puede ser mas afortunado jajajaja
Vamos a ver como reacciona Jae frente al sexy y deslumbrante macho que es Yunho
OMG! Pobres pantalones están a punto de estallar...
ResponderEliminarAl fin tienen a goon...
Maldito min ki se transformo... Pero al parecer no será un vanirio ser a un vampiro porque esta bebiendo sangre humana... Eso es por maldito
O_O Min Ki es un vampiro ?! pero como habrá sucedido ?!
ResponderEliminarese viejo asqueroso para que querrá a jaejoong ojala lo maten de una buena vez...
ahora que han atrapado a Goon ojala que le saquen toda la información necesaria para que caigan de una vez todos esos científicos locos ...
yunho herido nooo.. :( pero ahora tiene que ir a desahogarse con jaejoong *Q*
omg..... viene Yunhotrón a la acción.
ResponderEliminarmás excitado aún de lo que siempre está??
dejará a Jae caminando en cuatro patas. jajaja
gracias
ajaj me encanta la relación del yoosu xD YC que quiere cuidarlo y JS que no se deja xD que habrás hecho en el pasado YC para q se aleje de ti >_> ?
ResponderEliminarYunho con las justas se aguantaba antes cuando tenia a Jae cerca ahora con afrodisiacos encima pobre Jae no va poder ni levantarse
ResponderEliminarJejeje q divertida esta su cura, son tan pasionales estos muchachos, haber como reacciona jj
ResponderEliminarJejeje q divertida esta su cura, son tan pasionales estos muchachos, haber como reacciona jj
ResponderEliminarYunho está que revienta y aunque Jae esta igual, de seguro lo dejará sufrir un poco.
ResponderEliminarGracias!!!
Cada que llegó aquí siendo más asco de ese tal MinKi es tan asqueroso!!!!!
ResponderEliminarMaldito minki asqueroso...yunho no dejes que lo toque!!! No dejes que se acerque a Jae
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