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Duda razonable: Epílogo


Epílogo

Yunho
Seis años después…
Seúl.
Me encontraba de pie delante de un salón de clases en la Universidad, contando los segundos, preguntándome por qué alguna vez acepté hacer esto.
—¿Hay alguna pregunta? —Miré mi reloj.
Varias manos se alzaron.
—Sólo responderé tres. —Señalé a una joven estudiante en la fila delantera—. Sí, tu. ¿Cuál es?
—Eh—Se sonrojó—. Buenos días, profesor Jung. Mi nombre es…
—No me importa cuál sea tu nombre. ¿Cuál es tu pregunta?
—Eh, ya han trascurrido dos semanas desde que comenzó el semestre y todavía tiene que entregarnos el programa.
La ignoré y apunté a un deportista en la fila del fondo.
—¿Sí?
—Tampoco nos ha dicho cuáles libros tenemos que comprar.
—¿Alguien en este salón de clases conoce la definición de la palabra “ pregunta”? —Escogí a la última estudiante, una pelirroja sentada cerca de la ventana—. ¿Sí?
—¿Es verdad que estamos obligados a turnarnos para traerle café todos los días?
Miré la taza de café en mi escritorio, y luego a la hoja de registro que enlistaba cuál estudiante lo había traído hoy.  
—No es una obligación —dije, recogiendo la taza—, pero si pierdes tu día de traerme café, me aseguraré de que todos en la clase se arrepientan.
Gruñeron en conjunto y sacudieron la cabeza. Un par de ellos todavía tenía las manos levantadas, pero había terminado oficialmente por el día.
—Lean de la página 153 a la 260, de lo impreso para la próxima clase. Espero que conozcan las variantes de cada caso. Pueden retirarse. —Salí, sin decir nada más.
Entrando en el auto, noté un nuevo correo electrónico en mi teléfono.

Asunto: Baño.
Gracias por enviarme esa nota muy inapropiada con las flores. Ahora todos mis compañeros saben que todavía tenemos que follar en nuestro baño nuevo.
¿Por qué eres tan ridículo?
—Jaejoong.

Asunto: Re: Baño.
De nada. Espero que te hayan gustado.
Y esa no fue una “nota” la que te envié. Es una orden que será cumplida en las próximas horas.
¿Por qué niegas que te encanta?
—Yunho.

Podía imaginarlo rodando los ojos ante mi último mensaje, así que encendí el auto y aceleré hacia nuestro hogar.
Aunque había pasado los últimos seis años aquí, todavía trabajaba en tolerar las cosas que una vez odié, cosas que ahora me molestaban cada vez menos, pero todavía me quedaba un largo camino por recorrer.
Algunos recuerdos nunca pueden ser reemplazados…
Sin embargo, Jaejoong se hallaba completamente cautivado y atontado por la ciudad. En cada oportunidad que no estaba en una gira sin descanso con la compañía de ballet, insistía en que probáramos cada restaurante, teatro, y atracción turística posible, en un esfuerzo por lograr que me enamorase de todo de nuevo.
Aparqué delante de la construcción de piedra rojiza; un edificio de ladrillo comprado recientemente, y subí las escaleras.
—¿Jaejoong? —dije cuando abrí la puerta—. ¿Estás aquí?  
—Sí —dijo a la distancia—. Y no estoy en el baño.
—Lo estarás eventualmente. —Recorrí el pasillo, deteniéndome cuando lo vi colgando otro marco en su oficina.
Las paredes se hallaban cubiertas de fotos suyas de pie en medio del escenario, una foto diferente por cada noche en la que había abierto una presentación.
—¿Tengo que construir otra habitación para ti y para tus fotos? —pregunté—. Te estás quedando sin espacio.
—No, creo que ésta es la última.
—¿Todavía te retirarás para fin de mes? —Me detuve detrás de él y besé su cuello—. ¿O todavía no has cambiado de opinión?
—No cambiaré de opinión. —Se giró para enfrentarme—. Creo que es momento de concentrarme en algo nuevo.
—¿En convertirte en la versión del señor Ashcroft cuando enseñes?
—No seré tan malo —dijo—, pero necesito un descanso como dijiste, creo.
Asentí. Le había dado todo mi apoyo a lo largo de su carrera profesional, viajaba con él fuera del país para ver algunas de las presentaciones, contraté un masajista profesional que estuvo a su entera disposición y documenté todos sus logros de los periódicos.
Pero recientemente noté un cambio, un cambio en su actitud: Aunque era feliz cuando iba a las prácticas, e incluso más feliz cuando me contaba las cosas nuevas que la compañía ponía a prueba, parecía estar más interesado en una vida fuera de la compañía, así que le sugerí que se tomara un pequeño descanso.
Todavía trataba de descubrir como interpretó mi sugerencia de un “descanso” como un “retiro”.
—Me encantó bailar en Rusia. —Sonrió, señalando la foto—. ¿Recuerdas eso?
—Sí, lo recuerdo —dije, continuando mi ataque a su cuello, deslizando mi mano debajo de su camisa.
Gimió mientras frotaba mi pulgar sobre su pezón y mordisqueaba su piel. Pero luego se alejó.
—De hecho, necesito que envíes por fax mi contrato revisado a la compañía. Tengo que hacerles saber oficialmente a las cinco en punto.
Después del baño. —Tomé su mano—. Tenemos cuatro horas.  
Rodó los ojos, pero se rindió, dejándome guiarlo hacia el baño.
Giré el grifo y le saqué la ropa por la cabeza.
—Si te retiras de una vez por todas de las presentaciones y sólo enseñas, tendremos más tiempo juntos.
—¿Más tiempo para que me convenzas de abandonar Seúl?
—En realidad, no tenemos una razón para quedarnos —dije, pasando mis dedos por su cabello—. Si vas a enseñar, puedes viajar al trabajo todos los días.
—¿Y si no enseño? ¿Si decido continuar bailando?
—Compraré boletos para la temporada. —Acuné su rostro en mis manos, arqueando las cejas—. Nunca te pedí que retiraras, Jaejoong. Simplemente creo que necesitas un descanso. No te has tomado una semana libre en más de seis años.
Voy a tomarme un descanso.
—¿Va a durar más de dos días?
—Mucho más.
—¿Dos semanas?
—Serán al menos nueve meses.
—¿Qué? —Retrocedí, sorprendido. Dejamos de usar protección cuando comenzamos a vivir juntos, pero él todavía tomaba la píldora—. ¿De qué estás hablando, Jaejoong?
—Hablo de que vas a ser papá —dijo, casi susurrando—. Y creo que es una buena razón para que nos quedemos.
Estuve en silencio por varios segundos, presionando mis palmas contra su estómago plano.
—¿Estás bien? —me preguntó—. ¿Esto es algo que no querías? Quería decírtelo esta mañana, pero estabas tan apresurado, así que…
Lo interrumpí con un beso profundo y lo acerqué, acariciando su espalda desnuda.
—Estoy más que bien —Lo miré a los ojos—. Es algo que quería.
Murmuró “Te amo”, contra mis labios y le respondí de la misma forma.
Sin aliento, se inclinó contra la puerta de la ducha.
—¿Puedes enviar mi carta ahora? Sería realmente agradable, si por una vez, no terminara retrasado en algo porque no tienes autocontrol y te encontrabas muy ocupado follándome.
—Definitivamente enviaré la carta—Metí su labio en mi boca y apreté su trasero—. Después del baño.  
Él intentó alejarse una vez más, pero lo apreté contra la pared y lo besé hasta que su cuerpo se relajó.
Alejándome mientras él jadeaba por aire, levanté una de sus piernas hasta mi cintura, deslizando mi polla centímetro a centímetro en su interior.
Sus brazos se envolvieron alrededor de mi cuello al elevar sus caderas, mientras yo apretaba sus costados y lo abrazaba contra mí.
—Cuando volvamos de cenar—susurré y pasé una mano por su estómago hasta su miembro, moviendo mi pulgar alrededor—, voy a follarte hasta que ya no puedas más.
Gruñó y arrastró sus uñas contra mi piel.
Ahhh.
—Ahora que estás renunciando, estaré dentro de ti todos los días.
Yunho.
Sentí su cuerpo tensarse y levanté su otra pierna alrededor de mi cintura, presionando su espalda aún más contra la baldosa.
—Todos los días.
Su culo apretó mi polla aún más fuerte y tembló contra mí, así que lo abracé con fuerza y observé cómo llegaba a su clímax, cómo se dejaba ir por completo.
Mordiéndose el labio inferior, lo mantuve cerca de mí mientras otro orgasmo se abría paso por su cuerpo.
—Deja de luchar contra ello.
—No, no estoy…
—Jaejoong —Miré sus ojos profundamente mientras me venía segundos después que él, y ambos nos mantuvimos entrelazados por varios segundos más mientras el agua de la ducha caía sobre nosotros.
—A veces te odio—murmuró, indicándome que le soltara las piernas.
—También te amo. —Lo puse sobre sus pies gentilmente.
Tomé una esponja y lentamente la pasé sobre su cuerpo, deteniéndome cuando alcancé su estómago.
—¿Ya fuiste al doctor?
—No. —Sacudió la cabeza—. Sólo me hice una prueba. Iré mañana.
Iremos mañana.
Lucía como si fuese a decir algo más, pero simplemente gimió cuando presioné la esponja contra sus muslos.
—Ven —dijo, tomando otra esponja cuando terminé—. Déjame.
—No. —Tomé su muñeca y apunté al banco de la ducha—. Puedes sentarte.
—¿Qué?  
—Ve a sentarte.
—¿En serio? —Cruzó los brazos y entrecerró sus ojos en mi dirección—. ¿No me dejarás devolverte el favor porque estoy embarazado? ¿De eso se trata?
—Sí. —Lavé mi pecho—. Se trata exactamente de eso.
Suspiró.
—Yunho.
—No puedo perder otro. —Lo miré a los ojos—. No quiero que hagas absolutamente nada.
Asintiendo lentamente, retrocedió y se sentó en la banca, manteniendo su mirada pegada a la mía.
Cuando terminé, cerré el agua y lo envolví en una toalla. Apretando su mano, lo llevé hasta nuestra habitación.
—¿Debo poner una hoja de portada sobre tu carta? —pregunté.
—No, pero si estás en modo complaciente, preferiría que nos saltáramos tu elegante cena de la facultad.
—Eso no sucederá. —Rodé los ojos y tomé su hoja de la cama—. Tienes tiempo más que suficiente para arreglarte. Regreso en un rato.
Ignorando sus suspiros profundos, salí de la habitación y me dirigí a mi oficina de la casa. La oficina también se encontraba cubierta de cuadros con sus fotos de recitales. Y, para mi enorme molestia, había puesto una foto de nosotros besándonos justo encima de mi escritorio; una foto que siempre lograba encontrar su camino hasta allí, sin importar cuántas veces ponía mi título de leyes enmarcado allí.
Encendí la máquina de fax y saqué la bandeja, deteniéndome una vez que leí la carta:

Querido señor Ashcroft, personal de la CB y actual cohorte,
Le escribo esta carta para renunciar oficialmente como bailarín principal de la compañía. Como discutimos previamente, me gustaría tomar otro rol más instructivo durante al menos dos años, en los cuales estaré persiguiendo algunos de mis sueños personales. Tengo completamente pautado volver al escenario cuando sea el momento correcto, pero en este instante, necesito hacer lo que es mejor para mí y para mi futura familia.
—Jaejoong Kim.


Jaejoong
Ajusté mi cinturón de seguridad y miré a Yunho.
—¿Cuánto tiempo piensas quedarte en este evento esta noche?
—Hasta que termine.
Rodé los ojos, pensando en la última muy aburrida cena de la facultad a la que fuimos. La mitad de los ganadores se encontraban dormidos a sólo una hora de haber comenzado la ceremonia.
—¿Estás nominado para un premio o algo? —pregunté.
—¿Qué te hace pensar que alguien me nominaría alguna vez para un premio?
—Al ver que de alguna manera lograste ganar el “Profesor del Año” tres veces seguidas, estoy muy seguro que no es imposible.
—No. —Sonrió—. El banquete para “Profesor del Año” es la semana que viene.
—¿Y esta noche qué es?
—¿Acaso importa? —Colocó una mano sobre mi muslo expuesto, acariciándolo suavemente—. Quiero que estés aquí. ¿Cuándo planeas decirle a tus padres que estás embarazado?
—Mañana ¿Le contarás a alguien?
Estuvo en silencio durante unos minutos.
—A Heechul.
—¿Heechul? —Me reí—. ¿En serio?
—En serio —dijo—. Es un buen amigo.
No podía negar eso. Aunque en algún momento estuvo inexorablemente enamorado de él, no ha sido más que un apoyo para nosotros desde que nos mudamos a Seúl. Llamaba una vez al mes para saludar, pero también le pedía consejos de citas. Incluso a veces me preguntaba a mí.
Llevando el auto hasta el estacionamiento, me miró.
—Dejaste de tomarte las pastillas anticonceptivas hace meses, ¿no es cierto?
Asentí.
—¿Por qué?
—Porque hablabas sobre querer un hijo más de lo que alguna vez podrás admitir.
—Te dije que quería que tuvieras una carrera, que alcanzaras todo lo que querías primero.  
—Lo hice —dije mientras se estacionaba.
Acunó mi rostro en sus manos y me miró, observándome profundamente. Abrió la boca para decir algo, pero de pronto alguien tocó la ventana.
El aparcacoches.
Suspiró y retrocedió, permitiendo que un hombre en traje blanco tomara las llaves mientras otro me ayudaba a salir del auto.
—Disfruten su noche —dijeron ambos al mismo tiempo.
Yunho me abrazó y ascendimos por un camino que se encontraba adornado con luces brillantes. Mientras nos acercábamos a la entrada de vidrio del restaurante, un anfitrión asintió en nuestra dirección.
—Buenas noches, señor Jung —dijo, al abrir las puertas—. Señor Kim.
—Buenas noches —dije, preguntándome cómo sabía mi nombre.
Sentí a Yunho besarme el cabello mientras entrábamos al salón medio iluminado, donde los clientes se encontraban sentados alrededor de las mesas vestidas de blanco.
Me dirigió hasta un lugar junto a las ventanas y sacó mi silla.
Miré alrededor del salón, notando que los usuales anuncios para el evento por las nubes de la facultad no se encontraban por ningún lado. Ningún rostro se me hacía familiar, y no había mención especial de nada relacionado a la Universidad en el menú del restaurante.
Al girarme para mirar de nuevo a Yunho, para preguntarle lo que sucedía, noté que había puesto una pequeña caja en medio de la mesa.
—Iba a esperar hasta después de la cena—Tomó mis manos y mi corazón se detuvo—. Pero…
Todo a mí alrededor se empañó y tomé varias respiraciones profundas.
—Pero, ¿qué?
—Quiero darte esto ahora. Creo que he sido muy paciente en cuanto a este asunto, así que…
—Sí. —Solté sus manos—. Digo que . ¿Puedo abrirlo?
Sonrió.
—Seguro.
Respiré profundamente una última vez antes de abrir la caja, antes de sacar el…
—¿Pulsera? —pregunté, intentando mantener una sonrisa en mi rostro mientras miraba los diamantes brillantes en forma de zapatilla de ballet.  
—Sí. —Asintió, sonriendo—. Hace dos semanas mencionaste que querías unas de esas, así que pensé que con tu noticia del bebé…
Miré la joya.
—¿No te gustan? —Levantó mi barbilla.
—Sí, pero yo… pensé que… —Habían lágrimas acumulándose en mis ojos—. Sí. Sí, me gustan mucho, Yunho.
Alzó la ceja.
—¿Por qué pareciera que estás a punto de llorar?
—No voy a…—Me levanté—. ¿Podrías disculparme por un minuto?
No esperé su respuesta. Me alejé y tomé el codo de una mesera, preguntándole dónde quedaban los baños.
Me dirigí a esa dirección lo más rápido que pude, y revisé todos los compartimientos hasta dejar salir un chillido.
—¡¿Es en serio?! —lloriqueé. Luego, permití que el resto de las lágrimas cayeran por mis mejillas.
Debí haberlo sabido…
Sacudí la cabeza, sabiendo que no podría terminar la cena de esta noche sin demostrar mis emociones. Inmediatamente saqué mi teléfono y comencé a escribirle un mensaje, pero en eso entró por la puerta.
— Sal. Ahora.
—¿Para que puedas enviarme un email? —Sonrió.
—Sí. Para poder enviarte un email. —Di un paso atrás—. Casi termino con lo que tengo que decir, así que si simplemente pudieras…
—¿Por qué estás llorando, Jaejoong? —Se acercó a mí, haciéndome retroceder hasta que me encontré presionado contra la pared—. ¿Fue algo que dije?
—Estoy por tener tu bebé, Yunho. Vamos a ser padres.
—Soy consciente de ello. —Miró mi estómago y secó las lágrimas de mis ojos—. Sin embargo, estoy muy seguro de que tus hormonas no deberían estar afectándote tan rápido si apenas tienes unas semanas de embarazo.
—¿Alguna vez vas a proponérmelo? —Ya no podía aguantarme la pregunta—. Han pasado seis años…
—No recuerdo fijar un período de tiempo.
—Dijiste que cuando estuviera establecido con mi carrera y…—Suspiré mientras secaba otra ronda de lágrimas—. Sólo quiero saber si sí o no, para así no llenarme de esperanzas de nuevo. Si nunca piensas casarte conmigo debido a tu pasado, porque piensas que te lastimaré como lo hizo Karam, o si simplemente no sientes deseo de alguna vez comprometerte conmigo a largo plazo, sólo necesito que me lo digas en este instante para así yo poder…
Dejé de hablar cuando lo sentí deslizar un anillo en mi dedo.
—Sólo tenías que esperar veinte minutos más. —Besó mi frente, y bajé la mirada hasta el anillo, jadeando una vez que lo tuve frente a mi rostro.
Era un enorme diseño de corte princesa acompañado con pequeñas partes en azul zafiro alrededor de la banda de platino. Y alrededor del ajuste que mantenía la piedra principal en su lugar, una línea entrelazada de letras “J” brillaban debajo de la luz.
Lo miré en shock.
—¿Ibas a proponerme matrimonio aquí?
—No. —Besó mis labios—. En el techo.
Silencio.
—¿Ibas a arrodillarte? —Otra lágrima cayó por mis mejillas.
Asintió.
—¿Frente a otras personas?
Asintió de nuevo.
—¿Aun puedes hacerlo?
—¿Por qué lo haría?
—Por el bien de los recuerdos.
—Ya dijiste que .
—Lo sé, pero puedo quitarme el anillo temporalmente para así poder escuchar lo que sea que ibas a decir. —Lo giré alrededor de mi dedo, pero me detuvo.
—Si te quitas el anillo, asumiré que tu respuesta es no—Me lanzó una mirada—. Pero ya que sé que nunca lo dejarás pasar si en verdad no digo las palabras, las diré por el bien de los recuerdos. —Tomó mi mano y me dirigió fuera de los baños hasta unas escaleras.
Abriendo las puertas frente a nosotros, me sacó a la sección al aire libre del restaurante, donde los clientes se encontraban sentados debajo de un toldo blanco. Caminó conmigo hasta el rellano y puso su chaqueta sobre mis hombros, antes de alzarme y ponerme sobre una roca helada.
Luego, miró por encima de sus hombros hacia los comensales que ahora nos miraban con sospecha mientras él se arrodillaba.
—¿Quieres la versión editada o la no editada? —Me miró a los ojos.
—La no editada.
—De acuerdo. —Agarró mi mano derecha y la tomó entre las suyas—. Jaejoong. El inicio de nuestra relación fue una mentira, una enorme mentira, pero por alguna extraña razón, no podría estar más feliz de que ese haya sido el caso.
Se detuvo.
—Durante los últimos seis años, hemos cavado nuestro camino hacia la verdad, y por más que duele a veces, puedo decir con honestidad que todo valió muchísimo la pena.
Me sonrojé cuando las personas detrás de él guardaron silencio, mientras se enderezaban para escuchar lo que decía.
—Quería proponerte matrimonio hace varios años, pero no quería retenerte ni distraerte de tu carrera, así que compré el anillo y decidí esperar hasta que hubieses alanzado todo lo que querías, hasta que en verdad pudiésemos disfrutar algo de tiempo juntos.
Una mujer se levantó y puso una mano sobre su corazón, murmurando—: Aww<
—Y aunque me haces enojar como ninguna otra persona, y me empujas continuamente fuera de mi zona de confort. No hay nadie con quien preferiría estar, y no hay nada que me gustaría más que follar tu culo durante el resto de mi vida.
Hubo un jadeo masivo, y un coro de—: ¿Qué acaba de decir?
—Así que…—Tomó mi anillo con su pulgar—. ¿Te casarías conmigo?
Asentí, sintiendo nuevas lágrimas caer por mi rostro, mientras se ponía de pie y me atraía a sus brazos.
—¿Era muy necesario decir esa última línea? —murmuré cuando reclamó mi boca con la suya.
—Sí. —Deslizó su lengua por mis labios—. Quiero que tengas muy presente que con anillo o sin él, aún soy el mismo Yunho.
—O Gook Dae.
—No, Yunho. —Me besó de nuevo, esta vez con mucha más pasión—. Gook Dae se enamoró del hombre equivocado. “Yunho” no.
Fin

10 comentarios:

  1. Que bonito,Jae alcanzo lo que queria y Yunho pues a su manera y ahora van a ser padres,que bonito la propuesta de Yunho aunque Jae se desespero y no aguanto que se lo proponga.

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  2. Que romantico por fin van a ser felices que viva el amor y en especial el YUNJAE 😍😍😍👍

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  3. derraman miel que bello es lo bello quiero un hombre como el de Jae me re encano el final
    Gracias

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  4. Aaaaaaawwwwwww
    Kyyyaaaaaaaaaaaa
    Lo ame de verdad oficialmente es mi historia mega favorita podría leer una y otra y otra vez!
    Muchas gracias

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  5. Jajajajajajajaja adore esa declaración! Estubo genial esta adaptación, me atrapó de principio a fin. Adoro tus adaptaciones, siempre son buenas y aceptadas. Estaré esperando la próxima!!! ❤

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  6. Qué hermoso final, me encantó de principio a fin. Creo que sí Jae hubiera elegido la petición de matrimonio editada a lo mejor venía sin la última frase.

    Gracias por compartir tan hermosa historia.

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  7. La historia me atrapo la ame gracias x volver muuuchas gracias

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  8. Sencillamente hermosa historia .....gracias

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  9. OH MY GOD! Sabes que me he amanecido dos dias por leer este fin y he ido a mi trabajo hecha un zombie?? hahaha lo amé demasiado! Muy buena adaptación. Una de las cosas que más me gusta es que al adaptar una novela hetero no confundas los géneros, cosa que sucede muy a menudo en adaptaciones que hacen otras personas. Mil gracias por este fic <3

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  10. Me encantó ❤❤❤gracias por adaptarlo y compartirlo 🤗

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