Suspender la sesión (v.):
Suspender los procedimientos: Suspender los
asuntos de una corte, congreso o comité indefinidamente.
Jaejoong
Semanas más tarde…
Me
puse de puntillas tras bastidores, inclinando mi cabeza hacia el techo,
ensayando el movimiento final de la producción por última vez. Debería estar
feliz y sonriente, contento por el hecho de que me hallaba a punto de debutar
en el papel principal en una producción de la Compañía de Ballet, pero no. Me
encontraba lejos de ello.
Me
sentía solo, y sabía que ninguna cantidad de aplausos o elogios alejaría esos
sentimientos.
Todavía
retenía mis últimos momentos con Yunho: El sexo mañanero en la ducha, el sexo
contra mi puerta, el sexo en la limusina de camino al aeropuerto. (Y también el
último rapidito en el baño del aeropuerto...)
Me
dijo que me amaba todo el tiempo, que no quería dejarme, pero se fue de todos
modos.
Nuestra
relación fue relegada ahora a hablar por teléfono todas las noches,
recapitulando nuestros días, haciéndonos venir entre fantasías, pero no era
suficiente. Y sabía que no sería suficiente para mí por mucho más tiempo.
Lo
necesitaba aquí.
—¡Todo
el mundo, quedan cuarenta minutos! —Un ayudante de escenario se deslizó junto a
mí—. ¡A sus lugares en cuarenta!
Tomé
una profunda respiración y caminé hacia un espejo que colgaba cerca del ala.
Mirándome fijamente, aprecié el traje de esta noche.
—¿Jaejoong?
—dijo una voz familiar detrás de mí.
—¿Mamá?
—Me di la vuelta—. ¿Qué haces tras bastidores?
—Queríamos
venir a desearte buena suerte en persona. —Asintió hacia mi padre.
—Gracias...
—También
queremos que sepas que a pesar de que todavía deseamos que continúes con la
escuela de derecho, estamos muy orgullosos de ti por perseguir tus propios
sueños.
Sonreí.
—Gracias,
otra vez.
—Y
también estamos muy, muy honrados de tenerte como nuestro hijo porque
eres una gran inspiración para todos los estudiantes universitarios que
visitarán las urnas en las elecciones de este año, estudiantes que tienen
sueños y ambiciones similares con respecto a las carreras en las artes.
—¿Qué?
—¿Conseguiste
todo eso? —Se giró a la reportera detrás de nosotros que apagaba su
dispositivo—. Asegúrate de utilizar esa última parte como un extracto para el
siguiente comercial.
—¿En
serio?
—¿Qué?
—Se encogió de hombros—. Dije en serio cada palabra, pero también es bueno tenerlo
grabado, ¿no crees?
No
me molesté en refutar.
Mi
padre dio un paso adelante y me abrazó, posando para una antinatural foto, pero
cuando el fotógrafo se alejó, sonrió.
—Estoy
feliz por ti, Jaejoong —dijo—. Creo que aquí es donde perteneces.
—Sólo
dices eso porque piensas que el que esté aquí significa que no arruinaré la
campaña en casa.
—No,
sé que el estar aquí significa que no arruinarás la campaña en casa. —Se
rió—. Pero aun así, estoy feliz por ti.
—Que
reconfortante...
—Es
cierto —chilló mi madre—. Estamos emocionados por ti.
—¡Damas
y caballeros, estamos a punto de comenzar nuestro espectáculo en exactamente
una hora! —rugió el señor Ashcroft—. Si no eres una bailarina, un bailarín, o
un ayudante de escenario, por favor, salgan de mi escenario. ¡Ahora!
Mis
padres me abrazaron, reteniéndome por un largo rato. Cuando retrocedieron, se
turnaron para besar mi mejilla antes de que se alejaran.
Comprobé
mi teléfono. Efectivamente, tenía un correo electrónico. Yunho.
Asunto:
Buena suerte.
Lo
siento, no pude llegar a tu primera noche de estreno, pero estoy deseando
escucharlo esta noche cuando me llames.
Estoy
seguro que será memorable para todos en el público.
—Yunho.
P.D.:
Te extraño.
Asunto:
Re: Buena suerte.
No
te llamaré esta noche. Deberías haber estado aquí. Pensaré sobre
recapitularlo para ti la próxima semana.
—Jaejoong.
P.D.:
Tu “te extraño” podría ser mucho más convincente si el asunto del correo que enviaste
hace dos horas no fuera “extraño tu culo”.
Asunto:
Re: Re: Buena suerte.
Sé
que debería haber estado allí. Por consiguiente, ya he mencionado una disculpa.
Y
me llamarás.
—Yunho
P.D.:
Los extraño a ambos.
Asunto:
Re: Re: Re: Buena suerte.
Realmente
te quería aquí...
—Jaejoong
Apagué
mi teléfono para no continuar enviándole mensajes. Necesitaba concentrarme.
Todos
los ensayos y clases de baile que tomé en los últimos veintidós años me habían
traído a este momento. En treinta y seis minutos, cada movimiento sería
expuesto para una de las audiencias más grandes en el mundo de la danza.
Reuniría
las opiniones de los más acérrimos críticos, la mayoría viejos admiradores del
ballet, y los periódicos tendrían las primeras críticas que podrían hacer o
romper el camino de la producción restante. Pero ahora mismo, en este momento,
nada de eso importaba.
Este
era mi sueño, finalmente lo vivía, y sólo podía asegurarme de dar lo mejor de
mí.
—¿Listo,
señori Kim? —El señor Ashcroft colocó sus manos sobre mis hombros—. ¿Listo para
mostrarle a esta ciudad que pertenece aquí?
Asentí.
—Mucho,
señor.
—Bien,
porque también estoy listo para hacerles ver eso. —Aplaudió por encima de su
cabeza, avisándole al resto de los bailarines que se reunieran.
—Damas
y caballeros, es oficialmente la noche de estreno —dijo—. Han trabajado duro
durante meses, registrado cada hora necesaria y algo más, y realmente creo que
la presentación de esta noche del Lago de los Cisnes será la mejor
presentación que esta audiencia verá jamás. —Hizo una pausa—. Si no es así, me
aseguraré de que lo paguen en el ensayo de mañana.
Hubo
gemidos. Sabíamos que no bromeaba.
—Estaré
sentado en el balcón al centro del escenario, y no ofreceré ningún elogio,
ningún indicio de aplauso, si la presentación es nada menos que perfecta.
¿Estamos claros?
—Sí,
señor —murmuramos colectivamente, aún intimidados por su poder.
—Bien.
Ahora ocupen sus lugares. —Se alejó de nosotros y chasqueó sus dedos—. Háganme
sentir orgulloso.
Tomé
mi lugar en el centro del escenario y di la espalda a la cortina,. Escuché a la
orquesta dándole a sus instrumentos una última afinación, escuché al pianista
reproduciendo el estribillo que se perdió en el ensayo de esta mañana, y luego
escuché el silencio.
Silencio
ensordecedor.
Las
luces de la galería parpadearon, lento primero y después más rápido, y todo se
volvió negro.
Cinco...
Cuatro... Tres... Dos...
El
pianista tocó la primera estrofa de la composición y las cortinas se
levantaron, apuntando el brillante reflector en mi espalda.
Se
oían los gritos de asombro de la audiencia sobre la música, pero mantuve mi
concentración.
Ilustré
el amor, desamor y la devastación a lo largo de dos horas, nunca parando para
recobrar el aliento, nunca perdiendo el ritmo.
Al
final, donde el amor de mi vida se compromete a morir conmigo, no pude evitar
desviarme de la coreografía.
En
lugar de tomar su mano y dejarlo llevarme al “agua”, salté en sus brazos,
dejándolo sosteniéndome en alto para que todos los otros cisnes vieran. Y
entonces, los dos giramos en el olvido, “muriendo” juntos.
La
música comenzó su decrescendo, medio sombrío y medio ligero, y las luces se
apagaron, dejando nada. Todo termina con oscuridad.
Y
silencio.
De
repente, surgió un ruidoso aplauso del público y elogios colectivos. “¡Bravo!”
“¡Otra vez!” “¡Bravissimo!” se hicieron eco en las paredes.
Las
luces del escenario se encendieron y saludé al público, dando una mirada al mar
de rostros bien entretenidos: El señor Petrova se hallaba al frente y al
centro, asintiendo mientras aplaudía, murmurando—: Bien hecho, Buen trabajo.
—Mi madre se limpiaba una lágrima de sus ojos y miraba a mi padre, diciendo—:
Es nuestro hijo. —Incluso el señor Ashcroft, todavía con su rostro de piedra,
se encontraba de pie y aplaudiendo, deteniéndose al momento en que sus ojos se
encontraron con los míos.
—Bravo
—gesticuló antes de alejarse.
Mantuve
una sonrisa enyesada en mi cara mientras exploraba la habitación, buscando a la
única persona que quería, la única persona que necesitaba ver, pero no
se encontraba allí.
—Gracias,
damas y caballeros, por asistir a la noche de estreno —dijo uno de los
directores que subió al escenario—. Por nuestra tradición de estreno,
presentaremos ahora a los miembros de nuestro cuerpo de baile para ustedes...
Traté
de concentrarme en las presentaciones, traté de concentrarme en alguien más
aparte de Yunho, pero cuando levanté mi cabeza de otra reverencia al público,
lo vi.
Se
encontraba allí en la primera fila, en el último asiento de la izquierda. Me
miraba y sonreía, gesticulando—: Felicitaciones.
—Y
por último, pero no menos importante, nuestro protagonista de la noche y nuevo bailarín
principal ¡Jaejoong Kim! —dijo el director en el micrófono y el público
ovacionó ruidosamente.
—¿Señor
Kim? —Me dio un codazo, susurrando—: Señor Kim, necesita hacer su saludo final
al público y dejar el escenario...
No
me moví. Seguí mirando fijamente a Yunho.
—¿Señor
Kim? —susurró, más duramente ahora—. Haga una reverencia al público y vaya tras
bastidores. Ahora…
Me
alejé de ella y caminé directamente hacia Yunho, tomando mi tiempo para bajar
los escalones del escenario. Me paré delante de él, mirando directamente a sus
ojos, ignorando los murmullos confusos de la multitud.
La
directora dijo unas palabras más, el señor Ashcroft dio sus saludos y las
cortinas se cerraron sin mí.
Mientras
la audiencia daba un aplauso final y comenzaba a salir del lugar, finalmente
encontré mi voz.
—Pensé
que dijiste que no vendrías... —susurré—. ¿Viniste sólo a ver mi presentación o
te quedarás un poco más?
—Me
quedo un poco más.
—¿Eso
significa permanentemente?
—No.
—Limpió mis lágrimas—. Significa que permaneceré aquí hasta que te des cuenta
de lo terrible que es esta ciudad, hasta que te encuentres listo para irte.
—Firmé
un contrato por tres años.
—Cada
contrato es negociable. —Sonrió y me jaló a sus brazos—. Y si no te disculpas
por arruinar los créditos de cierre esta noche, podrán tomarlo como una infracción
y despedirte.
—¿Dónde
trabajarás? —pregunté—. ¿Vas a ejercer el derecho? ¿Puedes ejercer el
derecho?
Besó
mis labios.
—Daré
clases en la universidad de Seúl.
—¿Qué?
—Mi corazón inmediatamente lo sintió por los futuros estudiantes—. ¿Por qué?
—¿Qué
quieres decir con ese por qué?
—Eres
un terrible profesor, Yunho... Todos los internos en GBJ te odiaban.
—Me
importa un carajo.
—Lo
digo en serio—Estaba realmente preocupado —. Creo que deberías reconsiderarlo. Enseñar
no es algo para todos, así que…
—En
primer lugar —dijo, cortándome y apretando su agarre a mí alrededor—, soy un
jodido buen profesor. Sólo depende de la materia... —Pasó su dedo por mis
labios—. Recuerdo enseñarte cómo hacer algo muy bien...
Me
ruboricé.
—En
segundo lugar, la última vez que comprobé, todos los internos en GBJ eran
bastante imposibles de enseñar y tontos como piedras, todos excepto uno.
—¿Ese
que era un maldito mentiroso?
—Sí
—dijo—. Ese.
—Escuché
que rompió todas tus reglas. —Levanté mi mano hasta su cara—. Escuché que
terminó con tu racha de una cena, una noche, sin repeticiones...
—Estoy
bastante seguro que no lo hizo.
—¿Es
eso cierto? —Entrecerré los ojos—. ¿Sigue sucediendo? ¿Sigue siendo tu lema
personal?
—En
cierta medida —dijo, presionando sus labios contra los míos—. Puesto que
todavía me gusta el sonido de eso, y estaré saliendo con él de aquí en
adelante, sólo reemplazaré la palabra “una” con “más”.
hay por dios esto real mente me encanto yunho regreso a el lado de Jae para quedarse con el y eso lo ara feliz pues no se separaran jamas o eso espero
ResponderEliminarGracias
Awww que lindo me gustaría que por fin se queden juntos después de tantos problemas y mentiras
ResponderEliminarGracias I love Story
Que bonito,Yunho vino a la presentacion de Jae y de quedara con el ya era hora de que tomara esa decision.
ResponderEliminarQue felicidad Yunho regreso por Jaejoong ojala que se queden juntos para siempre pero como siempre los padres de Jae quieren sobresalir como una familia feliz a costilla de su hijo pero como siempre el se dio cuenta la clase de padres que tiene que ya no les hizo caso por que ahora esta feliz por que esta Yunho con el gracias por este capitulo esperare el siguiente
ResponderEliminarEn asuntos de política los padres de Jae ven la ventaja, pero aún así demuestran a su modo amar a Jae. Yunho si su a su obra y lo mejor se quedará hasta que Jae decida regresar con él.
ResponderEliminarHermoso capitulo, gracias!!!
Tanto dolor había endurecido a Yunho.....menos mal que conoció a mi ángel y pudo volver a creer.....gracias me encanto
ResponderEliminar