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Thief: Capítulo 2

Capítulo 2

Presente

Llamo a mi cita. Él está retrasado, como de costumbre. Lo he visto dos veces a la semana durante los últimos tres meses. Llegó como una sorpresa lo mucho que disfruto de su compañía, sobre todo después de lo que pasó con Luhan. Me sentí harto, de la compañía, pero creo que soy un adicto.
Acordamos reunirnos en casa de Jaejoong en vez de conducir juntos. Le mando un mensaje de texto con la dirección de Jaejoong mientras me rasuro la barba. Voy por James Dean y me pongo jeans azules y una camisa blanca. Todavía hay una línea de bronceado donde mi anillo de matrimonio solía estar. Durante el primer mes después del divorcio, me encontré constantemente susceptible por el anillo, teniendo un momento de pánico cada vez que veía mi dedo vacío y pensando que lo había perdido. La verdad siempre me ahogaba, como una boca llena de algodón. Perdí mi matrimonio, no mi anillo, y había sido mi culpa. Para siempre se convirtió en cinco años, hasta que la muerte nos separe se convirtió en diferencias irreconciliables. Todavía lo echo de menos, o tal vez la idea de el. Mi madre siempre decía que había nacido para estar casado. Froto en el lugar vacío, mientras espero el ascensor en su edificio.
Él todavía está en el mismo apartamento. Vine aquí una vez durante el juicio de Luhan. Es cerca de tres veces el tamaño del mío, con ventanas de piso a techo con vista al océano. Es un creído. A Jaejoong ni siquiera le gusta el mar. Lo más cerca que lo he visto acercarse es para meter en su dedo gordo del pie. Está en el último piso. Agarro la botella de vino mientras el ascensor hace ping y la puerta se abre. Es el único en este piso.
Tomo inventario del pasillo, un par de tenis de hombres, de él; una planta, de él; una placa en la puerta que dice ¡Aléjate!, de él. La miro con recelo. Tendría que estar en mi mejor comportamiento, no coqueteo, no tocar, no desvestirlo con mis ojos. Sólo tendría que enfocarme en mi cita, y eso no debería ser un problema. Sonrío para mis adentros mientras anticipó la reacción de Jaejoong. La puerta se abre antes de que pueda llegar al timbre. Un hombre llena el espacio. Nos miramos el uno al otro durante unos diez segundos y tengo un breve momento de incomodidad. ¿Él se olvidó de decirle que iba a venir? Luego él se pasa la mano por su cabello semi húmedo, y su cara se vuelve una sonrisa.
—Yunho —dice.
Le doy un vistazo por encima. Es un par de centímetros más alto que yo, pero él es fornido, bien construido. Pelo oscuro, corto. Es un hombre atractivo.
—Changmin. —Extiende su mano. Sonrío mientras la sacudo. La ironía de que ambas de nuestras manos han tocado a su esposo me da un poco de una ventaja media.
—Él me envió aquí para recoger estos —dice, tomando los zapatos tenis—. No le dejes saber que los viste. Él es un nazi sobre el desorden.
Me río por el hecho de que su marido lo está llamando nazi y lo sigo dentro. Veo el vestíbulo. Es diferente de la última vez que estuve aquí. Él reemplazó todos los fríos blanco y negro con colores cálidos. Luce como una casa, suelos de madera, alfombras, objetos decorativos. Los celos irrumpen en mí, y los empujó a un lado mientras él viene trotando de la cocina quitándose un delantal.
Lo tira a un lado y me abraza. Para un segundo de mierda se siente bien, él viniendo hacia mí con tal determinación. Entonces mantiene su cuerpo rígido, en lugar de dejar que se derrita en mí. No puedo dejar de sentirme frustrado. Tengo que disminuir mi sonrisa, que siempre se propaga con fuerza y rapidez cuando él está cerca. Changmin nos está mirando, así que le entrego el vino.
—Hola, Du… Jaejoong. No estaba seguro que había de cenar, así que traje tinto.
—Malbec —dice él, sonriendo a Changmin—. Tu favorito. —Veo un afecto genuino en sus ojos cuando él lo mira. Me pregunto si así es como veía a Luhan, y cómo Jaejoong lo soportó por todos esos meses durante el juicio.
—Tenemos cordero —dice él—. Así que, es simplemente perfecto.
Suena el timbre. Inmediatamente me siento más alegre. La cabeza de Jaejoong se dispara hacia mí y él me mira a los ojos, tratando de decidir lo que estoy haciendo. Permito que una lenta sonrisa se extienda en mi cara. Finalmente voy a conseguir mi respuesta. Él o siente lo que hago, o no. Changmin se retira unos pasos para abrir, y nos quedamos con nuestros ojos fijos. Su cuerpo está congelado, tenso, anticipando lo que estoy a punto de entregar. Oigo la voz de mi cita detrás de mí. Los ojos de Jaejoong saltan más adelante de mí, al lugar donde Changmin está bloqueando temporalmente la vista de mi cita, entonces él se hace a un lado, y veo lo que estaba esperando. Jaejoong sorprendido, Jaejoong desarmado, Jaejoong enojado. El color se drena de su rostro, y su mano se dispara a su clavícula para agarrar a su collar, un diamante simple en una cadena. Changmin llega a mi hombro, y me vuelvo para sonreír a Karam.
—Karam, te acuerdas de Jaejoong —le digo.
Él asiente y genuinamente sonríe al villano de pelo negro que lo arrojó fuera de mi vida como si fuera un juego de bolos.
—Hola, extraño —dice él. Él se tambalea hacia adelante y abraza a Jaejoong en un abrazo sorpresa—. Largo tiempo sin verte.
Karam me encontró en Facebook. Me envió un mensaje para decirme que estaba viviendo en el área de nuevo y quería reunirse para tomar una copa. Estaba borracho cuando leí el mensaje y respondí con mi número. Nos encontramos al día siguiente en el bar Louie. Él lucía igual. Mi gusto de la universidad todavía me atraía, y lo mismo hizo su personalidad, la cual era sorprendentemente aún más dulce de lo que recordaba. Necesitaba una buena y larga dosis de dulce después de las dos últimas víboras que amé. Ninguno de los dos sacó el tema del bebé, pero le dije acerca de Estella. Lo que deduje era que no tenía idea de la parte de Jaejoong en nuestra ruptura. Nos vimos regularmente después de eso. Aún tenemos que compartir una cama.
Observo la cara de Jaejoong sobre el hombro de Karam. Siempre ha tenido la habilidad del auto-control. Y luego hace la cosa más loca. Él se ríe y abraza a Karam de regreso, como si fueran viejos amigos. Estoy en tal estado de conmoción que casi doy un paso hacia atrás. Changmin está mirando todo desarrollarse con leve curiosidad. Todos somos sólo personajes para él, sin duda.
—Adelante, pasen. —Nos pasa a la sala y me lanza una mirada de triunfo. Me doy cuenta de que no es una mejor persona, sólo mejor actor.
Touché.
Todavía hay diversión por tener.
Karam sale corriendo para ayudar a Jaejoong en la cocina, lo que nos deja a Changmin y a mí con un plato de Brie y galletas. Nosotros hacemos una pequeña charla durante unos diez minutos. El tema de salida de los hombres es el deporte... mariscales de campo, entrantes, lanzadores, cosas que ya no me importan un carajo.
— ¿Te sientes incómodo?
Lo miro con sorpresa. Él lo sabe. Bueno, mierda. Pero, la honestidad me lo facilita, al menos.
— ¿No lo estarías tú? —Acepto el whisky que me entrega. De malta, etiqueta negra, decente.
Se sienta frente a mí y sonríe—. Por supuesto.
No lo molesto, así que ¿cuánto podría realmente saber? A menos... a menos que este tan seguro en su relación que se sienta que no hay nada de qué preocuparse. Me siento y miro la situación con una nueva perspectiva. Él no es el tipo celoso, obviamente.
—Si tú no tienes un problema con esto, yo tampoco —le digo.
Él lanza su tobillo sobre su rodilla y se instala de nuevo en su silla.
— ¿Me mandaste a investigar?
—Verificación de antecedentes en tres países diferentes. —Tomo un sorbo y hundo mi lengua alrededor de su sabor.
Changmin asiente como si esperara esto.
— ¿Encontraste algo que no te gustó?
Me encojo de hombros—. Te casaste con mi primer amor, ya no me agradabas.
Llena un rincón de su boca en una sonrisa de complicidad y asiente con la cabeza lentamente.
—Te preocupas por él, Yunho. Eso está bien para mí. Tú y yo no tendremos ningún problema, siempre y cuando mantengas tus manos fuera de mi esposo.
Los chicos entran. Nos ponemos de pie. Jaejoong puede sentir que ha habido un intercambio. Sus alguna vez fríos ojos viajan entre los dos.
Elíjeme.
Su mirada se posa en Changmin. Su intimidad me da celos. Rabioso. Rechino mis dientes hasta que Jaejoong lo nota. Me detengo, tan pronto como sus ojos se trazan en mi mandíbula, pero es demasiado tarde. Él ha visto lo que estoy sintiendo.
Una ceja perfecta se arquea hacia arriba.
Dios. Odio cuando hace eso.
Quiero azotarlo.
El cordero está demasiado cocinado y los espárragos están blandos. Estoy tan impresionado que sus rencorosas pequeñas manos están cocinando, que limpio mi plato. Él bebe tres vasos de vino tan casualmente que me pregunto si se ha convertido en un hábito o si esta cena lo está poniendo nervioso. Hablamos de sus clientes y tiene a todos riendo. Changmin está claramente enamorado de él. Él mira todo lo que hace con una ligera sonrisa en los labios. Me recuerda a mí mismo. Le hace a Karam preguntas acerca de lo que ha estado haciendo con su vida. Me pone incómodo. Soy cuidadoso de no hablar sólo con él, de no mirarlo demasiado, de no mirar hacia otro lado cuando interactúa con Changmin, porque me molesta. Es difícil no estudiar su dinámica. Él está realmente enamorado de él. Noto que su personalidad es más suave cuando él está cerca. Él no ha maldecido ni una vez desde que entré por su puerta, que es el tiempo más largo que su boca ha estado limpia en la historia de Jaejoong.
Su boca.
Changmin tiene una de esas raras personalidades que tienen un efecto calmante sobre una posible situación estúpida. No puedo evitar que me agrade el hombre a pesar de que tiene a mi chico. Él tiene las agallas para amenazarme también.
Mientras decimos adiós en su vestíbulo, Jaejoong se niega a mirarme a los ojos. Él se ve agotado, como si la noche lo hubiera pasado factura emocionalmente. Él está de pie cerca de Changmin, y lo veo alcanzar su mano. Quiero saber lo que está sintiendo. Quiero ser el que lo consuela.
Karam viene conmigo a casa y pasa la noche. Mi madre ha dejado cuatro mensajes preguntando sobre mi traslado a Londres.
* * *
Me despierto con el olor del tocino. Puedo escuchar el sonido metálico de las ollas y el agua corriendo en el lavabo. Ando desnudo a la cocina. Karam está haciendo el desayuno. Me inclino sobre el mostrador y lo observo. Estuve casado con un hombre durante cinco años y no creo que alguna vez lo viera partir un huevo. Él está usando una de mis camisetas. Es muy sexy. Miro sus piernas, son larguísimas. Soy un chico de piernas.
Las de Karam son incomparables.
Me siento mientras que me da una taza de café y sonríe tímidamente como si nunca hubiéramos hecho esto antes. Realmente me gusta. Lo quise una vez, sería fácil caer con este hombre de nuevo. Es hermoso, más hermoso que Luhan, más hermoso que Jaejoong.
¿Puede alguien ser más hermoso que Jaejoong?
—No quería despertarte —dice él—. Así que me mantuve ocupado con alimentarte.
—Alimentarme —repito. Me gusta eso.
—Me gusta hacer cosas por ti. —Él sonríe tímidamente—. Te he echado de menos, Yunho.
Parpadeo varias veces mirándolo. ¿Qué hubiera pasado si él me hubiera dicho que estaba embarazado, en vez de ir a hacerse un aborto? Tendríamos un niño de diez años.
Tiro de él hacia mí y lo beso. Él nunca lucha, nunca actúa como si no me quiere. Lo llevo al sofá y dejamos que la tostada se queme.
Más tarde, estoy sentado en el café calle abajo, tomando un café expreso. Karam tuvo que ir a trabajar. Mi teléfono suena, señalando un mensaje de texto.
J: ¿Y bien?
Sonrío para mis adentros y termino mi expreso antes de contestar.
Bien, ¿qué?
Hay una larga pausa. Está pensando en cómo extraer la información sin que parezca que le importa.
J: ¡No juegues!
Recuerdo la última vez que me pediste que no lo hiciera. Creo que estábamos en un campo de naranjos.
J: Vete a la mierda. ¿Qué piensas de Changmin?
Agradable ¿Qué piensas de Karam?
J: La misma zorra estúpida.
Me carcajeo. Los otros clientes de la cafetería se voltean a ver de qué me estoy riendo.
Recojo mis cosas para salir. Él siempre llegó directo al punto. Estoy casi en mi auto cuando mi teléfono suena de nuevo.
J: No te enamores de él.
Me quedo mirando ese mensaje durante mucho tiempo. Un minuto, tres. ¿Qué es lo quiere de mí? No respondo. Me siento como si me golpeara.
Y eso es todo. No escucho de él durante otro año.

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