Capítulo 5
Presente
─Pásame la mantequilla,
por favor.
Maldita sea.
Le paso la mantequilla,
pero no antes de evaluar la densidad de esa solicitud. Cuando le estás pasando
a un chico la mantequilla sobre la mesa, estás en algo serio. Agarro su brazo
bronceado mientras que él se extiende por ella y beso la parte interior de su
muñeca. Huele a ropa limpia. Me sonríe, está siempre sonriendo. Tiene hoyuelos,
mientras más hondo sonríe, más profundos salen. Karam y yo no vivimos
oficialmente juntos, pero alternamos entre los lugares de cada uno. Sobre todo
estamos aquí, pero eso es porque me gusta mi propia cama. Lo veo poner
mantequilla a su tostada mientras juega con su iPad. Tenemos una pequeña cosa
agradable pasando. Todavía me siento como una tierra estéril por dentro, pero él
lo hace mejorar.
—Pásame la sal, por
favor. —Pruebo esto. Ver cómo se siente. Pasa el salero sin levantar la vista,
y frunzo el ceño. Todo el mundo sabe que no se pasa la sal sin la pimienta. Son
un par. Incluso si alguien sólo pide uno. Le pasas ambos. Ahora voy a tener que
romper con él.
Es broma.
Nos preparamos para el
trabajo y nos besamos cuando el elevador llega abajo.
—Yunho —dice, mientras
estoy alejándome.
— ¿Sí?
—Te amo.
Wow. Ok.
—Karam —le digo—. Yo…
—No tienes que decirlo
de vuelta —dice —. Sólo quiero que lo sepas.
—Está bien —le digo,
lentamente—. Te veré esta noche, ¿sí?
Él asiente con la
cabeza.
Ocho meses, una semana,
es el tiempo que ha pasado desde que pasó la noche en mi casa por primera vez.
Lo que él acaba de decir se siente extraño, pero no puedo determinar el por
qué. Quizá sea hora de vivir juntos. Me subo a mi auto y pongo el aire
acondicionado al máximo. A él le gusta mi vello facial. Luhan no toleraría el
vello facial. Decía que irritaba su cara. Cuando utilizaba la palabra "irritaba"
quería divorciarme de él. O tal vez sólo siempre quise divorciarme de él.
Cuando pienso en Luhan, me siento enfermo. No a causa de él, ya tiene muy poco
poder sobre mí. Es esa pequeña niña.
Pongo mis pensamientos
lejos de eso. Cuando llego al trabajo, mi madre está en la oficina, visitando a
Sang Woo.
—Él ya nunca está en
casa, y tú casi difícilmente vienes de visita —dice ella, abrazándome—. Tengo
que venir aquí a ver a mis dos hijos.
No menciona a mi
hermano. Ella es tan enojada con él como yo lo estoy por dormir con mi ex esposo.
Luhan tiró esa pequeña
bomba sobre mí la misma noche en que me dijo que no era un padre. Estaría
mintiendo si no hubiera pensado un millón de veces que Estella podría ser suya.
Eso duele más.
— ¿Cómo está Karam?
—pregunta mi madre.
Yo medio sonrío y ordenó
un poco a través de los papeles en mi escritorio. Ella ha tomado asiento en mi
oficina, así que sé que está aquí para platicar. Si no le doy algo, no va a
desaparecer.
—Me dijo que me amaba
esta mañana.
—Bueno, ¿lo dijiste de
vuelta?
—No.
Ella está en silencio
durante unos minutos.
—Realmente me gustaba Luhan
—dice—. Cuando perdiste la memoria, él realmente se quedó contigo. Como madre,
me gustó eso. —Suspira—. Pero sé que todavía amas a ese chico.
Mi turno de suspirar.
—No sé de qué me estás
hablando. E incluso si lo hiciera, no me gustaría hablar de ello. Así que habla
de algo más. ¿Cómo están tus rosas?
—Ni siquiera lo
intentes, —dice ella—. Karam es genial, Yunho. Realmente, lo es. Pero, quiere
un compromiso. Lo sabes, ¿verdad?
—Sí.
— ¿Quieres casarte de
nuevo? ¿Tener... niños?
Me estremezco.
—En realidad no.
—No puedes permitir que
un hombre robe lo que eres.
Aprecio a mi madre, lo
hago. Pero, no tiene idea de lo que está hablando.
Mi corazón todavía está
roto. Estoy tratando de encontrar la manera de vivir sin lo que realmente
quiero. Esto incluye ir viejos sueños y hacer algunos nuevos. Creo, de todos
modos.
—Ya no quiero esas cosas
—digo firmemente.
—Vi a Estella.
Me congelo.
— ¿Qué?
—En el centro comercial.
Me encontré con Luhan y estaba con ella.
Estoy tranquilo. No sé
qué decir. ¿Cómo está? ¿Estaba hablando? ¿Qué aspecto tiene? Dirijo una mano
por la parte de atrás de mi cuello y me quedo mirando el reposabrazos de su
silla.
—Ella era mi nieta. Yo la
amo. —Su voz cae al final, y por primera vez, considero los sentimientos de mi
madre en todo esto. Perdió a Estella también. —Ella es tuya, Yunho. Lo siento.
—Madre, ya basta...
—No, no lo haré.
Consigue una prueba de paternidad. Hay algo que no está bien.
Dejo lo que estoy
haciendo y me siento.
— ¿Por qué me mentiría
sobre eso? Ella pierde la manutención del niño, niñera, y derechos sobre mí,
por mentir.
—Oh, Yunho. Luhan es el
tipo de chico que valora la venganza más que la practicidad. Me pone la piel de gallina. Lo juro por Dios.
Niego con la cabeza.
─Tú quieres que eso sea
cierto. Yo también. Pero, no lo es. Hay una buena probabilidad de que ella sea tu nieta. Habla con tu hijo.
Ella aprieta su boca. La
hace parecer mayor.
—Sólo piensa en ello
—dice—. Si él se niega, puedes conseguir que el juez ordene una. —Ella se
inclina hacia adelante. —Yunho, ella tiene tu nariz.
—Joder. Bien, hemos
terminado. —Nunca maldigo en frente de ella.
Me pongo de pie y la
acompaño a la puerta.
Antes de la empujarla
hacia fuera, la beso en la mejilla.
—Eres una buena madre.
Pero, soy un adulto. Ve a entrometerte en la vida de Sang Woo.
Ella sonríe, acaricia mi
mejilla y se ve más preocupada que antes.
—Adiós, hijo mío.
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