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Duda razonable: Capítulo 20

Impugnación (s.):
Evidencia presentada para contrarrestar, refutar, o contradecir la evidencia o presunción de la oposición o del argumento legal correspondiente.

Yunho
Meses después
El otoño llegó y se fue, llevándose los cambios de las hojas y el atardecer ámbar con él. Los nuevos internos llenaron las posiciones de GBJ, nuevos casos y clientes abarrotaban las agendas, y mientras el invierno envolvía la cuidad, una cosa quedó clara: Daegu se hallaba solo a un paso en la escala de mierda en comparación a la ciudad de Seúl.
Por lo menos cuando se trataba del invierno, de todas formas.
Este era el invierno más frío que había experimentado la cuidad, y ya que era una ciudad sureña, no estaban preparados. En la sala del juzgado en la que me encontraba actualmente, se exhibían mantas contra las ventanas en vez del aislamiento adecuado, y de cada enchufe sobresalían calentadores de ambiente.
Había pocos camiones de sal disponibles para controlar las calles heladas, e incluso menos personas que sabían cómo conducir con ese tipo de clima, y por alguna razón, no había disponibles muchos hombres apropiados.
—¿Yunho? —El señor Bach me tocó el hombro—. La fiscalía ha acabado con la testigo ¿Vas a redirigir el interrogatorio? Esa última frase podría haber influido en el jurado.
—Permiso para redirigir, Su Señoría. —Me levanté de la mesa.
La jueza asintió y miré a la mujer que había en el estrado. Estuvo mintiendo entre dientes desde que comenzó el juicio y yo ya había tenido suficiente.  
—Señor Kim —Me aclaré la garganta—. Quiero decir, señorita Everly, ¿cree usted que dejar a su marido en un momento de necesidad fue lo mejor para su empresa?
—Sí —dijo ella—. Y se lo dije durante nuestro primer encuentro.
—No. —Negué—. Me dijo que lo amaba y que su único motivo para dejarlo era que pensaba que no la ama. ¿No es cierto?
—Lo es, pero…
—Así que, debido a que él no dijo que la amaba bajo sus términos, porque le dijo que era realmente incapaz de amarla de esa manera, decidió dejarlo. ¿No es así?
—No. Lo dejé porque gastaba el dinero de la compañía en cosas innecesarias y me engañaba.
—¿Alguna vez pensó en sus sentimientos? —le pregunté—. ¿Pensó en preguntarse simplemente si su abandono lo afectaría, ya sea que estuvieran en buenos términos o no?
—Estaba… —Ella se estaba viniendo abajo—. Estaba engañándome.
—¿Lo estaba? ¿O simplemente usted quería más de lo que él estaba dispuesto a darle emocionalmente, señorita Everly?
—Por favor, pare.
—¿Es posible que usted pudiera haber inventado todo esto?
—No, nunca. Nunca haría…
—¿Es posible que sea una jodida mentirosa?
—¡Orden! ¡Orden! —La jueza golpeó con su mazo y el jurado jadeó.
—Abogado, a mí despacho. ¡AHORA!
Observé caer las lágrimas falsas por el rostro de la señorita Everly. Este caso se encontraba terminado.
Entré en el despacho de la jueza y cerré la puerta.
—¿Sí, Su Señoría?
—¿Está jodidamente loco?
—¿Disculpe?
—Acaba de llamar a su propia testigo jodida mentirosa.
Miré por la ventana, viendo que el alguacil le entregaba una caja de Kleenex.
—¿Tiene una receta nueva? —preguntó—. ¿Está bebiendo? ¿Fumando algo más que puros?
—¿Debido a que tengo un mal día en la corte?
—Debido a que ha tenido varios días malos en la corte.
—No recuerdo llamar a ninguno de mis otros testigos jodidos mentirosos.
—Gritó objeción durante la lectura de un veredicto.
—Tal vez no me gustó cómo sonaba.
—Tal vez, pero nunca causó un lío en mi corte. —Hizo una pausa—. ¿Alguna vez? Por favor, vaya a examinarse, señor Jung. Realmente odiaría ser la jueza que presida su primera derrota.
Hizo señas para que la siguiera fuera de su despacho. Se sentó en su silla y anunció que el juicio actual se posponía debido a una regla rara sacada a relucir por la defensa, y que seríamos reconvocados en dos semanas.
Aliviado, cerré mi maletín e ignoré el rosto enrojecido de la señorita Everly.
—Señor Bach —dijo ella, mirándome—, realmente me gustaría que ganemos este caso, así que podría, por favor…
—Ya está atendido —dijo, interrumpiéndola—. No se preocupe. —Le dedicó una sonrisa tranquilizadora y le pidió al señor Greenwood que la acompañara a su coche. Luego se volvió y me miró.
—Yunho, Yunho, Yunho— Suspiró—. Creo que necesitas algo de descanso. Me ocuparé de este caso ¿Está bien? El señor Greenwood y yo estaremos en contacto con todos tus clientes que tengan casos en las próximas semanas.
—Exageras —dije—. Es un jodido caso.
—Un jodido caso que te encuentras a punto de perder.
—Yo nunca pierdo.
—Lo sé. —Me palmeó el hombro—. Ve a casa. Nunca te has tomado unas vacaciones, de todos modos. Quizá es lo que necesitas ahora.
—No —Agarré mi maletín—. Te veré en la asesoría Reber, mañana en la mañana.
Me llamó, pero lo ignoré. Volví rápido a GBJ, preparado para sumergirme en más trabajo. Últimamente evitaba mi apartamento tanto como era posible; apenas podía soportar estar allí.
Condones sin abrir se alineaban en mi bar, un recordatorio de cuánto tiempo había pasado desde que tuve un culo, botellas de licor vacías ocupaban todos los marcos de mis ventanas, y mi colección de puros cubanos se había terminado hace tiempo.  
—¿Se encuentra bien, señor Jung? —me preguntó la secretaria principal, mientas atravesaba las puertas de la firma.
La ignoré. Demasiadas personas me hacían esa pregunta últimamente y me encontraba cansado de oírla.
Me encerré en mi oficina y arranqué el cable del teléfono de la pared. No necesitaba ninguna distracción.
Por el resto de la mañana, revisé mis archivos en absoluto silencio, ni siquiera contesté los correos electrónicos de mis propios clientes.
—¡Heechul! —Lo llamé una vez que el reloj marcó el mediodía—. ¡Heechul!
—¿Sí, señor Jung? —entró inmediatamente.
—¿Hay alguna razón por la que decidiste repentinamente dejar de organizar los archivos de mis casos por fecha? —Deslicé una carpeta sobre el escritorio—. ¿Alguna razón por la que decidiste dejar de hacer tu maldito trabajo?
—¿Realmente cree que tengo tiempo para organizar todos los archivos de sus casos por fecha? ¿Sabe cuánto tiempo toma? —Alzó la ceja—. Eso fue idea del señor Kim. Le dije que era una pérdida de tiempo, pero supongo que no. Si tengo algunas horas libres entre el caso Doherty la semana que viene trataré de hacerlo.
—Gracias. —Ignoré el hecho de que mi corazón dio un vuelco cuando dijo señor Kim—. Puedes salir de mi oficina ahora.
Saqué los papeles del archivo y comencé a reorganizarlos. Mientras juntaba todas las declaraciones de los testigos, Heechul se aclaró la garganta.
—Lo extraña ¿no? —preguntó.
—¿Disculpa? —Mi cabeza se levantó de golpe.
—Jaejoong —dijo, sonriendo—. Lo extraña, ¿no?
No dije nada. Simplemente observé cómo caminaba hacia mí.
Sonriendo, cogió mi taza de café y tomó un largo y dramático sorbo.
Heechul< —gruñí.
—No tiene que admitirlo. —Dejó caer su culo sobre mi escritorio—. Pero está claro que no ha sido el mismo por bastante tiempo.
—¿Tus nalgas están tocando mi escritorio ahora mismo?
—Ni siquiera me insulta como solía hacerlo normalmente —dijo él—. De hecho, extraño eso.
Saqué una caja de toallitas desinfectantes.
—Ya no se queda en su antiguo apartamento, ya sabe. Creo que se mudó.
—¿Qué te hace creer que me importa dónde vive un ex empleado?
—Porque la dirección que me dio para enviar el sobre y la caja roja era la de él.
—Eso era para un viejo amigo.
—Sí, bueno —Se bajó de mi escritorio—. Su viejo amigo debe compartir la dirección con Jaejoong Kim porque saqué su expediente de recursos humanos y definitivamente se alojaba allí.
Silencio.
—Eso pensé. —Sonrió—. Así que, como usted y yo somos tan cercanos<.
No somos cercanos.
—Es mi deber como amigo dejarle saber que está realmente descuidándose —Realmente se veía triste—. No se afeita, viene a trabajar todas las mañanas apestando a alcohol, y apenas le grita a los internos. No he tenido un sueño erótico sobre usted en un tiempo muy largo.
Rodé los ojos y me levanté, limpiando la parte de mi escritorio donde había estado su culo.
—Pero, ya que ahora conozco su secreto sobre Jaejoong, puede saber uno de los míos —dijo, bajando la voz—. Algunas veces, en las mañanas, cuando él le traía el café y cerraba la puerta, me paraba fuera y escuchaba —Sus ojos se iluminaron—. Y yo fingía que era…
—¿Qué fingías que eras?
—Jaejoong —dijo—. Claramente era lo suficientemente bueno para que rompieras la regla de “no follo a mis empleados”. — Caminó hacia la puerta—. Supe en el segundo que empezó a trabajar aquí que te gustaba.
—No tienes ni idea de lo que hablas.
—Por supuesto que no. —Me miró por encima de su hombro—. Pero sé que desde el segundo en que renunció, usted ha sido una sombra de lo que solía ser. Ya tiene que darse cuenta de que ha usado el mismo traje azul durante dos semanas seguidas.
***
Tomé un gran trago de whisky de la botella, mirando aturdidamente las imágenes que aparecían en la pantalla de mi televisión. Una pequeña jugaba en la lluvia, pisoteando con sus botas color rojo cada charco que podía encontrar.
—Es hora de irse, Jihye.
Hice un gesto de dolor al escuchar el sonido de mi vieja voz, pero continué mirando la escena.
—¡Cinco minutos más! —rogó con una sonrisa.
—Ni siquiera sabes lo que significa eso. Simplemente me escuchaste decir.
—¡Cinco minutos más! —Riendo, saltó a otro charco—. ¡Cinco minutos más, papi!
—Va a llover toda la semana. ¿No quieres ir a casa y…?
¡No! —Pisoteó un charco, otra vez, salpicándome. Y luego sonrió inocentemente a la cámara antes de alejarse, pidiendo que la persiguiera.
No pude soportar ver más. Apagué la televisión y lancé el reproductor de DVD al suelo.
Joder…
Caminando por el pasillo, enderecé los marcos “J” y “Y” que colgaban en la pared, esforzándome mucho para no mirar.
No necesitaba prepararme otra bebida esta noche. Necesitaba alguien con quien hablar.
Agarré el teléfono de la mesita de noche, desplazándome por mis contactos, buscando a la única persona que una vez mantuvo las pesadillas bajo control. Jaejoong.
Sonó cuatro veces y fue al correo de voz.
—Hola. Te has comunicado con Jaejoong Kim —dijo—. No puedo tomar tu llamada en estos momentos, pero si dejas tu nombre y número, te devolveré la llamada tan rápido como pueda.
El segundo tono sonó y colgué. Luego volví a llamar, solo para escuchar ese pequeño fragmente de su voz. Me dije que no estaba siendo patético por llamarlo cinco veces, sabiendo perfectamente bien que no se encontraba allí, pero cuando llamé por sexta vez, contestó.
—¿Hola? —preguntó—. ¿Yunho?
—Hola, Jaejoong.
—¿Qué quieres? —Su voz era fría.
—¿Cómo estás?  
—¿Qué quieres, Yunho? —preguntó, incluso más fría—. Estoy ocupado.
—¿Entonces por qué contestaste?
—Fue un error. —Terminó la llamada.
Respiré bruscamente, sorprendido de que me colgara. Empecé a escribir un correo electrónico, castigándolo por ser tan grosero, pero me di cuenta de que no había respondido a mis últimos tres correos en meses:

Asunto: Tu Renuncia.
Incluso aunque las últimas tres palabras de tu carta de renuncia eran ridículas y nada profesionales, me gustaría aceptar tu oferta para follarte.
Sólo di cuando.
—Yunho.

Asunto: Mi Traje.
Ya que todavía no has recogido tu último pago, ¿debo asumir que es tu forma de hacerme saber que me lo quede y reemplace el traje que arruinaste?
—Yunho.

Asunto: BALLET.
Pasé por tu salón de baile. No te encontrabas allí.
¿También dejaste eso?
—Yunho.

Decidí que tenía que reemplazarlo. Rápido.
Agarré mi ordenador portátil de mi mesita de noche y me conecté al LawyerChat, buscando a otro del tipo de Hero.
Pasé toda la noche vagando por las salas del chat, contestando preguntas a diestra y siniestra, evaluando las personalidades de los interrogadores, pero ninguno llamó mi atención. Sin embargo, un hombre que se encontraba registrado como un abogado de alto nivel, con diez años de experiencia parecía prometedor, así que hice clic en su ventana del chat.
—Si tienes diez años de experiencia, ¿por qué necesitas ayuda de este sitio? —Le escribí.
—Nunca se es demasiado viejo para aprender cosas nuevas ¿Por qué estás aquí?
—Busco un remplazo.  
—¿Buscas un empelado?
—No, sólo a alguien con quien pueda hablar y a quien hacer venirse ocasionalmente.
Me bloqueó.
Traté de hablar con algunos otros hombres, dejando mis verdaderas palabras para mí, pero básicamente sólo querían utilizarme para obtener información. No estaban abiertos para conversar sobre nada más, y ya que LawyerChat había expandido su sitio recientemente, parecía que había una afluencia de estudiantes de derecho usándolo como un tablero de queja sobre sus profesores.
Cerré el portátil y tomé otro trago de mi botella, dándome cuenta de inmediato de que solo había uno “del tipo de Hero”: Jaejoong.
Quizá cometí un error…
Por el rabillo del ojo, divisé un sobre bajo la rendija de mi puerta. No se encontraba allí cuando llegué a casa, y no se encontraba allí hace un par de horas cuando pedí la cena.
Confundido, me acerqué y lo recogí.

Era una citación judicial oficial para atestiguar en una audiencia de Seúl, pero no estaba dirigida a mi nuevo nombre. Estaba dirigida a Yeo Gook Dae. 

5 comentarios:

  1. ahora si que esta sufriendo yunho el abandono de su Jae pero el se lo buscó
    así que no le queda que aguantar hasta que encuentre de nuevo a su Jae y trate de convencerlo de que regrese a su lado
    pues así se demore un millón de años buscando no encontrara el reemplazo de su lindo y dulce Jae
    Gracias

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  2. Ahora Yunho sabe lo que es estar solo hizo sufrir mucho a Jaejoong y ahora tiene que pagar las consecuencias el debio de darse cuenta de sus sentimientos para asi poder estar junto a Jaejoong y poder ser felices pero el siempre con su terquedad lo perdio el debe darse cuenta rapido de sus sentimientos e ir a buscarlo y no perderlo ya que Jae esta lejos y frio con el gracias por este capo estuvo grandioso esperare el siguiente con ansias

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  3. Ahora Yunho esta sufriendo por la ausencia de Jae, aunque no lo quiera admitir le ha afectado muchisimo.
    Sabremos que paso para que el cambiara de nombre???

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  4. Pobre Yunho, espero que abra su corazón y saqué todo ese dolor, y así pueda tener una oportunidad con Jaejoong.

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  5. Yunho se buscó solo el abandono de Jae por como lo trato por su inseguridad, ahora sufre su abandono y desprecio, que pida perdón y le cuente todo su pasado.

    Gracias!!!

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