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Duda razonable: Capitulo 5

Contrainterrogatorio

El interrogatorio de un testigo llamado por el oponente.


Jaejoong

No podía dejar de pensar en la manera en que el señor Jung me besó el otro día, la forma en que me atrajo hacia su pecho y folló mis labios con su boca.
Pensamientos de besarlo estuvieron invadiendo mi mente todo el día, e incluso ahora, cuando fui a dejarle su última taza de café, tuve la tentación de rodear su escritorio y retarlo a besarme otra vez. Desde que me convertí en su interno, había sido bastante malo conmigo, imprudente, pero pensé que era una técnica de entrenamiento, una manera de ver si me quebraba bajo presión.
Hasta que me besó ese día.
Hubo algo intangible en su beso; palabras no dichas, un deseo reprimido. Me hizo pensar que las miradas arrojadas a menudo en mi dirección, esas miradas de desprecio que se entremezclaban con deseo, significaban un poco más.
Puse una tapa de plástico en su taza y me aclaré la garganta.
¿Necesita algo más, señor Jung?
No hubo respuesta.   
Me mantuve firme y esperé a que me mirase; quería ver su cara.
El traje que llevaba puesto hoy uno gris oscuro de tres piezas con una corbata de seda plateada, le hacía parecer aún más devastadoramente hermoso de lo que era normalmente.
¿Hay algún problema, señor Kim? Apretó los puños sobre el escritorio, haciendo todo lo posible para actuar como si mi presencia no le molestaba. Pero lo hacía, me di cuenta.
Sabía que iba a levantar la mirada en cualquier momento, así que di un paso atrás, asegurándome de que el traje azul claro que me puse específicamente para él estuviera a plena vista, pero mantuvo la mirada baja.
—No, señor.
Entonces, salga de mi oficina. Necesitaré su informe de Brownstein con mi próxima taza de café. A las cuatro en punto.
Acaba de darme ese informe ayer. Dijo que podía tomarme todo el tiempo que necesitara.
Usted me debe de haber oído mal. Puede tomarse todo el tiempo que necesite hoy. Las cosas cambian instantáneamente por aquí, y esa es la razón exacta por la que algunos de nosotros nunca salimos temprano. Cuatro en punto.
Me quedé sin habla. De ninguna manera sería capaz de leer y resumir un informe de trescientas páginas para el final del día.
¿Perdió algo de su capacidad auditiva entre ayer y hoy? Él finalmente alzó la vista, su perfecto rostro inexpresivo. Necesito completo silencio cuando trabajo y no me puedo concentrar con su pesada respiración. Me entrecerró los ojos. Retírese, termine el informe, y tráigamelo de vuelta con mi café. Si no lo hace, está despedido.
Rápidamente decidí que era bipolar, y que nuestro beso aparentemente de conexión fue solo un error. Me di la vuelta y salí de su oficina, corriendo directamente a la sala de descanso.
No había manera de que fuera a terminar ese informe de Brownstein hoy.
Saqué mi teléfono y me desplacé a través de mis mensajes dándome cuenta de que U-know no respondió  a  mis  mensajes  de  texto  de  la mañana. Suspirando, decidí llamarlo. Necesitaba que alguien me dijera que mi vida no iba a terminar hoy cuando me despidieran.
Sonó una vez.
Sonó dos veces.
Se fue al buzón de voz.
¡¿Presionó la opción de ignorar?!
Le envié un mensaje.

 ¿Qué demonios te pasa últimamente? ¿Tu falta de sexo te obliga a actuar como un idiota conmigo? ¿La abstinencia  es  tan mala? Háblame.

Esperé una respuesta, pero no llegó ninguna, así que me dejé caer en el sofá. Ni siquiera tenía sentido intentar terminar ese informe. Solo iba a sentarme aquí, relajarme, y cuando dieran las cinco de la tarde iba a recoger todas mis cosas y a salir.
Podría encontrar otra pasantía en dos semanas, o en el peor de los casos, pedirle al jefe de departamento si podía hacer de sombra de mi madre y mi padre en torno a su firma.
Uf… Dios…
Cerré los ojos y me recosté contra el cojín, deseando poder conciliar el sueño.
¿Jaejoong? Alguien sacudió mi hombro justo cuando empezaba a ir a la deriva.
¿Sí? Abrí los ojos. Era Heechul.
He estado buscándote durante una eternidad. El señor Jung quiere hablar contigo.
Alcé la ceja.
¿Más café?
Probablemente. Se encogió de hombros. Ha estado un poco raro últimamente. Solo ve, no quieres hacerlo enojar. Abrió la puerta y me puse de pie, pasando por delante de él.
Me debatí respecto si debía ir siquiera a su oficina. Por otra parte, ver la expresión de su rostro cuando le dijera: “Vete a la mierda. Renuncio”, sería una experiencia demasiado buena como para dejarla pasar. Forcé una sonrisa y llamé a su puerta.
Adelante. Su voz era severa.
Me deslicé dentro, esperando verlo sostener una taza de café vacía, pero se hallaba sentado en su escritorio, mirándome.
Tome asiento dijo.
Me senté frente a su escritorio, esperando que me regañara por algo y diera rienda suelta a más de sus tendencias aparentemente bipolares, pero no lo hizo. Siguió mirándome.
Odiaba el efecto que tenía en mi cuerpo ahora mismo, y tanto como tenía ganas de preguntarle qué demonios quería, no pude obligar a mi boca a decir nada.
Sin dirigirse a mí, de repente se puso de pie y rodeó su escritorio, sentándose en el borde del mismo y dejando que sus rodillas tocaran las mías.
Los abogados, se supone, son personas con integridad, ¿no? susurró.
Sí.
—¿Cree que usted tiene integridad, señor Kim? —Hizo hincapié en cada sílaba de mi nombre.
Sí.
Mmm. Se inclinó hacia delante. Así que, ¿alguna vez, voluntariamente, le ocultaría la verdad a alguien que supuestamente le importa?
—Depende… Mi respiración se quedó atascada en mi garganta; mi corazón latía a mil por hora.
—¿Depende? Se echó hacia atrás un poco. ¿Depende de qué?
De si la verdad dañaría o heriría a alguien innecesariamente, entonces creo que tengo derecho a no revelarla.
¿Pero qué pasa si alguien le pidiera expresamente la verdad, varias veces? ¿Y si él dijera: quiero que me digas la verdad, no importa lo mucho que duela, o cuánto me haga enojar?
¿A dónde va con esto?
¿Se refiere a un testigo potencial cambiando su testimonio en el estrado, señor Jung?
—No… Arrastró sus dedos a través de mi clavícula, encendiendo mis nervios. Esta es una investigación personal. Necesito una opinión externa. Responda a la pregunta.
—Bueno, creo… Aspiré una bocanada de aire mientras colocaba su mano sobre mi muslo y pasaba sus dedos sobre mi pantalón . Creo que ciertas mentiras tienen que ser dichas, y ciertas verdades tienen que ser retenidas. La condena final recae en los que pueden discernir cuál es cuál.
Así que, ¿usted cree en la duda razonable?
—En algunos casos, sí…
¿Qué pasa en nuestro caso? Su mano se deslizó lentamente por mi pantalón, ascendiendo más y más por mi muslo.
¿Nuestro caso?
—Sí —dijo—. Creo que justo ahora ambos nos encontramos en una desafortunada red de engaños.
—No… —le dije, sin aliento y confundido—. No estamos en una red de engaños…
—Definitivamente lo estamos, Hero —Me atrajo hacia delante —. Es el caso de un hombre que se hizo amigo mío online, pero resultó ser alguien completamente diferente de quien me dijo que era. Así que, en este caso, nuestro caso, ¿cómo te sientes acerca de la duda razonable?
Jadeando, pude sentir todo el color drenándose de mi cara. Mi corazón no latía más; se agitaba alrededor, salvajemente listo para saltar de mi pecho, y mis ojos estaban tan abiertos como podían estar.
Has sido muy bueno en cubrir tus pistas durante mucho tiempo, así que te voy a conceder eso dijo. Pero pensé que discutimos a fondo cómo me sentía respecto a los mentirosos. ¿O no?
Murmuré y él aumentó la presión, mientras tiraba de acercándome tanto que estábamos boca a boca.
¿Planeas contestarme, Jaejoong? ¿Estás cansado de esta maldita farsa?
—Nunca pensé que… tartamudeé, tratando de apartar la mirada, pero su agarre me impidió moverme. Lo siento mucho…
No dijo nada más. Me miró a los ojos, en busca de algo que no se encontraba allí. Luego bajó la voz, y se echó hacia atrás.
Alguien que me miente una vez, está muerto para para siempre. ¿Recuerdas que dije eso?
Por lo tanto, ¿siempre has estado dispuesto a perder nuestra amistad por mentiras?
Nunca quise conocerte en persona…
Puedo ver eso susurró.
Si hubiera sabido quién eras en realidad… Me estaba rompiendo enfrente de él. Esto era demasiado para un día—. Yo nunca habría…
Guárdatelo me cortó. He escuchado suficiente acerca de tus pensamientos sobre mentir. Viendo que no compartimos los mismos puntos de vista, no eres digno de ser mi interno. Le estarás sirviendo como ayudante a mi secretario hasta nuevo aviso.
—¿Me estás degradando?
No es una degradación. Es una manera de mantenerte fuera de mi vista.
Mi corazón se cayó.   
Nuestra relación online, o lo que demonios fuera de todos modos dijo, ha terminado. No quiero saber nada de ti fuera de estas paredes de nuevo.
U-know…
Es señor Jung, señor Kim. Él me miró.  Jodidamente señor Jung.
Tienes que creer que lo siento… Nunca pensé que esto fuera a pasar.
—Tómese el tiempo que necesite con el informe de Brownstein. —Hizo caso omiso de mi disculpa y soltó su agarre—. Tiene hasta el final de la próxima semana. Y a partir de ahora, solo puede poner mi café en mi estantería. No necesito que esté en cualquier lugar cerca de mi escritorio.
—Yunho…
Definitivamente no tenemos la confianza para tutearnos. No vuelva a llamarme así.
Solo déjame explicarte…
No hay nada que explicar. Me mentiste y ya no existes. Vete. Ahora.
Sentí las lágrimas en mis ojos.
Hablaba en serio acerca de que eras mi único amigo… Los amigos se suponen que les dan oportunidades a los otros para enmendar las cosas. Solo déjame decirte por qué tuve que mentirte…
No trato con mentirosos. Nunca. Y viendo que eso es exactamente lo que eres, no me importa por qué sentiste la necesidad de engañarme. Fuera de mi oficina, permanece fuera de mi vista lo máximo posible, y haz tu maldito trabajo.
Me puse de pie y miré sus ojos, rogando para que simplemente me escuchara, para que me dejase explicarle, pero se alejó de mí. Luego cogió su teléfono.
¿Heechul? dijo. ¿Podría ayudar al señor Kim a encontrar su camino fuera de mi oficina? ¿Y podrías, por favor, hacer que el conserje compruebe si hay ese jodido súper pegamento derramado por mi suelo?
***
Me puse de pie debajo de la corriente caliente de mi ducha, llorando. Justo después de que dejé la oficina de Yunho, dije en recursos humanos que no me sentía bien y que tenía que salir durante el resto del día.
Conduje directamente hasta el salón de baile encerrándome en una habitación privada y bailando hasta que ya no pude sentir mis pies. Sabía que debía parecer un loco frente a mis compañeros de clase, sollozando entre cada giro, pero no me importaba; necesitaba despejar mi mente de todos los pensamientos sobre Yunho, U-know y Hero.
A medida que el agua continuaba arremetiendo contra mi piel, cerré mis ojos y murmuré: ¿Cuánto tiempo lo has sabido? Pensé en las últimas dos semanas, cómo "U-know" había sido menos hablador de lo normal, la forma en que me ignoró, y luego me di cuenta.
Mí entrevista…
Todavía la recordaba, porque ver a Yunho en persona me hizo darme cuenta de que ninguna imagen alguna vez podría capturar con precisión lo sexy que se veía realmente, y me sonrojé en el segundo en que sus ojos se encontraron con los míos. No pareció actuar de forma diferente a lo largo de la entrevista, pero luego me acordé de esa llamada telefónica al azar…
No me encontraba seguro de por qué me acordaba de eso ahora, pero mientras el señor Bach y el señor Greenwood simplemente se rieron de esa entrometida llamada telefónica, Yunho me había mirado como si hubiese estado en una total y absoluta conmoción. Y al final de la entrevista, cuando extendí mi mano para estrechar la suya, su mirada ya no era intrigada, era intensa.
Secándome las lágrimas, apagué el agua y salí. Me envolví en una toalla e hice lo que siempre hacía cuando me sentía triste: pedí un sándwich y me hice un par de martinis.
Justo cuando me terminaba el primero, alguien llamó a mi puerta. Noté las rosadas llaves de Barbie en el mostrador, cortesía de mi olvidadiza y "nunca paro aquí" compañera de cuarto, y supe que era ella.
Siempre se le olvida algo…
¿Te mataría comprobar dos veces si llevas estas antes de que…? Me detuve cuando abrí la puerta.
Era Yunho, y la expresión en su rostro era de pura ira. No iba vestido con un traje ahora, solo una simple camiseta fina blanca, que se aferraba ligeramente a sus abdominales, y un par de desteñidos pantalones vaqueros azules.
Intenté cerrar la puerta en su rostro, pero la mantuvo abierta y se metió a la fuerza en mi apartamento. Comencé a caminar hacia atrás y él me igualó paso a paso, arrinconándome contra la pared de mi sala de estar.
Necesitamos hablar. Su voz era plana, sin emociones.
—No, no lo hacemos. Dijiste suficiente antes. —Baje la mirada al suelo—. No te preocupes, renunciaré por la mañana. Por favor, vete.
Inclinó mi barbilla y me miró a los ojos.
—No vas a renunciar.
Mírame. —Tragué saliva—. Quiero que te vayas…
—Me gustaría creer eso, pero dices cosas que en realidad no quieres decir todo el tiempo.
La tensión entre nosotros se encontraba malditamente cerca de lo palpable, y pude sentir mi sangre calentarse cada segundo que se quedó ahí observándome. Intenté moverme, pero se apoderó de mis caderas.
Me dijiste que eras un abogado, Jaejoong … dijo, su voz llena de malicia. Me dijiste que tenías veintisiete años.
Nunca dije que tuviera veintisiete. Lo asumiste.
¡Estaba en tu puto perfil! Empujó mi espalda contra la pared. Nunca pensaste en corregirme cuando dije que era solo cinco años mayor que tú… soy diez años mayor que tú.
Nunca pensé que alguna vez te conocería en persona. Apenas me las arreglé para decir mientras presionaba su pecho contra el mío.
—¿Eso justifica tus mentiras?
Dije que lo sentía, y claramente fue un gran error hacerme amigo tuyo. Ni siquiera me diste la oportunidad de explicarme completamente.
¿No entiendes lo jodida que es esta situación?
—No… murmuré mientras nuestros labios se tocaban.
He estado deseando follar al hombre que me provocó cada noche durante casi seis meses susurró, deslizando sus dedos por debajo de mi toalla. Quería que me montara. Arrastró su mano hasta mi muslo y frotó su pulgar contra mi miembro . Mi polla y mi boca. Y quería enseñarle cómo sentirme… ¿No crees que este hombre jodió todo eso?
Negué en respuesta; no podía manejar la forma en que me miraba.
Dijiste que no eras mi tipo cuando te pregunte qué aspecto tenías. Se apartó de mi boca, pero mantuvo su pulgar contra mi miembro. Pero claramente lo eres. ¿Por qué mentiste sobre algo tan simple como eso?
No me dijiste qué aspecto tenías, así que…
Deja de desviarte siseó, y dio un paso atrás. Dime el razonamiento. Ya he averiguado tu lógica para las otras mentiras de mierda. Por cierto, ningún abogado que se respeta jamás dejaría que otro abogado hiciera su trabajo por él.
Solo un idiota egocéntrico que quiere parecer más serio de lo que es realmente se llamaría a mismo U-know.
Es bueno ver por fin la versión de ti que recuerdo. Dio otro paso atrás y cruzó los brazos. Responde mi pregunta.
Jódete me burlé. Te dije que lo sentía, te rogué que me escucharas, y ahora cuando tienes ganas de hablar, ¿crees que puedes irrumpir en mi apartamento y obligarme?
—No te he obligado a hacer nada. —Sonrío—. Aún.
Silencio.
Se apoyó contra la pared, esperando a que yo hablara, pero no pude hacer salir ni una palabra.
Aparta la mirada de él… Aparta la mirada de él…
Como si supiera el poder que su mirada tenía sobre mí, sonrió y cogió uno de mis martinis improvisados.
Levantando una de las cerezas del licor, la colocó contra sus labios.
¿Piensas estar  ahí de pie  toda  la  noche  mirándome,  o vas  a responder  mi pregunta?
No dije, apartando por fin la mirada de él. Después de la forma en que me trataste hoy en tu oficina, no te debo absolutamente nada. Puedes permanecer allí toda la noche, no me importa en absoluto. Caminé hacia mi habitación. Incluso hay una entrega de sándwich en camino si decides…
Mi aliento se atascó en mi garganta cuando me agarró por detrás y me tiró contra su pecho. Rápidamente me dio la vuelta, de manera que quedamos cara a cara, y luego arrancó la toalla de mi cuerpo, dejándola caer al suelo.
La cereza que levantó se encontraba en su boca, y estaba presionándola sobre mis labios ordenándome silenciosamente que abriera y me la comiera.
Saqué la lengua para tomarla, pero antes de deslizarla hacia mí, susurró—: No mastiques… Quiero ver cuánto eres capaz de tragar.
Mi jadeo hizo que me la tragara.
Buen chico dijo, aflojando su agarre alrededor de mi cintura. Ahora, retrocede y sostente a la pared.
—¿Qué?
Me empujó contra la pared antes de que pudiera tomar otro aliento, agarrando mis manos y elevándolas por encima de mi cabeza.
Sostente a la pared…
Asentí, presionando mis manos contra la fría superficie.
Con una mirada de "no-jodas-conmigo" en su rostro, chupó mi labio inferior en su boca, y habló suavemente—: Voy a hacer que te arrepientas si te sueltas.
—Sí…
—Eso no era una pregunta. —La expresión en su rostro se suavizó, y estaba seguro de que podía oír el ruidoso latido en mi pecho.
Cerré los ojos mientras él pasaba sus manos arriba y abajo por mis costados.
Podía sentir su polla endureciéndose a través de sus pantalones mientras bajaba sus besos hasta mi pecho y hacía girar su lengua alrededor de mis pezones.
Su boca bajó por mi estómago, y sus manos acariciaron cada centímetro de mientras se abría camino hacia abajo.
U-know… jadeé cuando su lengua rozó mis muslos.
Mi nombre es Yunho. Se puso de rodillas. Hemos terminado de jugar ese juego. Atrapó mis piernas con sus manos y apretó su boca contra mi miembro. Lamiéndome suavemente, masajeó con su pulgar.
Traté de no gemir demasiado alto, traté de reprimirlo todo, pero cada vez que giraba su lengua, mi boca dejaba escapar otro sonido.
—Estás tan jodidamente mojado… —gimió—. Tan jodidamente mojado… Deslizó dos gruesos dedos en mi interior, empujándolos tan lejos como llegaban. Mis ojos se abrieron cuando añadió un tercer dedo mientras susurraba: Tan apretado…
Ahhh… Yunho… —Me di por vencido de intentar estar en silencio.
—¿Sí? Lentamente sacó sus dedos de y levantó la mirada, esperando a que yo dijera algo, pero no podía concentrarme cuando me miraba de esa manera.
Sin iniciativas de besos en absoluto, enterró su cabeza en mi miembro y malditamente me devoró.
Ohhh… grité en indescriptible placer.    Ohhh,  Diooosss, Yunhoww… Esperaaaa… despacio…
Me ignoró, pasando su lengua cada vez más y más.
No pude evitar soltarme de la pared. Dejé caer mis manos en su cabeza, agarrando puñados de su cabello para mantener el equilibrio. Cuanto más fuerte tiraba de su cabello, más arremetía su lengua contra sin piedad.
De repente hubo un fuerte golpe en la puerta, pero Yunho no se molestó en parar. En su lugar, levantó mi pierna derecha y la puso sobre su hombro. Agarró mi muslo para que no pudiera moverme, y luego deslizó su lengua en un poco más lamiendo cada rincón de mi.
A punto de venirme, agarré sus hombros mientras mi miembro palpitaba. Pero se detuvo abruptamente.
Movió mi pierna y besó su camino de regreso por mi cuerpo, deteniéndose al llegar a mi pecho.  Torció bruscamente mis pezones.
Te dije que no te soltaras de la pared dijo, bajando la mirada hacia mientras bajaba la cremallera de sus pantalones.
Miré de nuevo sus ojos, casi sin aliento.
Te lo dije, ¿verdad? Agarró mi mano y la presionó contra su pecho, moviéndola lentamente más y más abajo.
Cuando mi mano finalmente alcanzó su polla, bajé la mirada en total conmoción. Era inmensa, enormemente gruesa, y mi mandíbula colgaba totalmente abierta.
¿No te gusta? Levantó mi barbilla y sonrió.
Me encontraba completamente sin habla, pero no podía negar lo caliente que me sentía justo ahora. Recordando lo que había dicho por teléfono, bajé la cabeza para probarlo, pero me detuvo.
No esta noche. Sacó un condón de su bolsillo, y mantuvo sus ojos en mientras se lo ponía.
Conduciéndome hasta el sofá, se sentó y me llevó a su regazo.
Me incliné para besar sus labios, pero rápidamente me reposicionó, de forma que me hallaba de espaldas a él. Entonces se burló de mí con la cabeza de su polla frotándola contra mi hendidura. Una y otra vez.
¿Recuerdas cómo dijiste que querías montarme hasta que me viniera dentro de ti? susurró en mi oído. ¿Cómo querías frotarte contra hasta que te rogara que pararas?
Sí… —gemí.
Me empujó por los hombros y me sentó en su polla, enterrándose hasta el final, centímetro a centímetro. Cuanto más me deslizaba sobre él, más gemía. Más decía mi nombre.
Cuando estuvo completamente dentro de mí, me mantuvo inmóvil y apretó sus labios contra la parte trasera de mi cuello, dejándome adaptarme a su longitud.
La sensación de él era como nada que hubiera sentido nunca antes. Era intenso, potente y adictivo.
Móntame, Jaejoong …  —Me empujó hacia adelante—.  Jodidamente móntame…
Tomé una profunda respiración y me moví contra él, lentamente, estirando mi interior más y más. Apenas podía mantener el ritmo; su plenitud era casi demasiado, y él estaba frotando mi miembro con su pulgar, volviéndome loco.
—Te sientes tan malditamente bien en este momento… —Me tiró hacia atrás por mi cabello—. No pares, maldita sea.
Se puso de pie y lo miré mientras caminaba hasta la cocina y tiraba el condón. Levantó mi toalla del suelo y caminó de regreso a mí.
No hice ademán de levantarme, pero volví a envolver la toalla a alrededor.
—¿Hay algo sobre lo que no me hayas mentido? —Su voz fue un susurro.
—Sí…
—¿Y qué seria eso?
—Te eché de menos…
Me aferré a sus piernas para no perder el equilibrio, levantando mi cuerpo ligeramente arriba y abajo. Traté de establecer por fin un ritmo, para finalmente tomar el control.
Yunhoww… No podía manejar su polla más—. Estoy… estoy a punto de venirme
No. —Agarró mi cadera más fuerte que nunca—. Aún no.
De repente, se puso de pie conmigo todavía empalado en su polla y me dobló.
Coge esa mesa y no la sueltes.
Mis dedos se aferraron al borde de la mesa de centro y él arremetió contra una y otra vez, golpeando mi culo cada vez que gritaba.
Te dije que iba a tener tu culosusurró con dureza. No te vengas hasta que yo diga que jodidamente te vengas… Su polla palpitaba dentro de mí, y mis músculos se apretaban con cada golpe.
—Joder… ¡Jodeeer! Mis piernas comenzaban a fallar mientras una intensa presión se construía dentro de mí, mientras me follaba sin descanso. Yunhowwww…
No te dejes ir —advirtió, pero no pude evitarlo.
Mi orgasmo tomó el control de mí en un apuro y me derrumbé. Antes de que pudiera aterrizar de bruces sobre la mesa de centro, me empujó hacia atrás y continuó golpeando contra mí hasta que llegó a su propia liberación.
Cerré los ojos y me recosté contra él, jadeando pesadamente mientras tratábamos de recuperar el aliento. Varios minutos después, Yunho levantó suavemente mi cadera y salió de mí.
Levantó una ceja, manteniendo el resto de su rostro estoico. Inexpresivo. Comenzó a abrocharse el cinturón de sus pantalones, sin apartar sus ojos de los míos.
Tenía la esperanza de que dijera algo, cualquier cosa, pero no lo hizo.
Se alisó la camisa con las manos y se dirigió hacia la puerta. De repente, se detuvo y miró por encima de su hombro. Entonces se acercó a y besó suavemente mis labios rozando su pulgar contra mi mejilla.
Quería hablar, preguntar lo que pensaba, pero se apartó y se fue. Esta vez él se fue.

6 comentarios:

  1. Wow...q fuerte...pero a q fue Yunho...solo a justificar cof cof tenersexoconjae cof cof el comportamiento de hero?? Xq dijo en su oficina q no lo perdonará y q se alejara de su vista y mira...ay va nuestro abogado x su premio jajaja

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  2. Y que fue esto una espesie de venganza por que creo le mintió o que pues aun que Yunho quiera que esto sea de una ves lo dudo si sólo fue por vengarse de Jae esto lo atrapara y seguir en busca de más pues Yunho se combertira en adicto por Jae
    Gracias

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  3. Kyaaaaa Yunho es bipolar primero le habla feo a Jae por mentirlo y no le da chance a Jae de explicarse y luego va a su depto y tienen sexo y luego se va sin decir nada,que pasara despues???

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  4. Intenso y xq se se fue así.. bipolar no polipolar jejejejej primero no me hables luego. quiere venganza y luego respóndeme santa y hasta que terminó con jae solo se va ósea....no dame una explicación... jejejejejej muy bueno...🤗

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  5. Bipolar o no Yunho hizo su deseo realidad, así que no debe ponerse otravez todo loco con Jae.

    Gracias!!!

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  6. Woooo que capítulos intensos,veremos que pasa....gracias

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Thief: Capítulo 16

Capítulo 16 Presente   Dejo a Jaejoong en su oficina. En el camino hacia allí, apenas me dice dos palabras. Después de lo que acababa ...