Capítulo 2
—
¿Yoochun?
Junsu esperó a que su marido se incorporara en la cama y lo
mirase de frente. Su marido estudió su expresión antes de dirigir la mirada a
su vientre ligeramente abombado.
—
¿Qué sucede?
—Absolutamente
nada que tenga que ver con nuestro hijo, así que puedes apartar esa mirada de preocupación
de mi ombligo, ¡muchísimas gracias!
Park
Yoochun, duque y jefe del Clan de los Vampiros del
Norte apartó la ya indiferente mirada y suspiró.
—Junsu,
hay momentos…
Junsu
alargó la mano y le acarició la barba castaña de tres días.
—Momentos
en que te preguntas por qué me amas tan profundamente; sí, lo sé.
Yoochun
no pudo menos de reírse mientras esperaba que su esposo le contara qué lo
mantenía en vela.
—Estaba
pensando en el futuro de nuestro hijo y… Yoochun, ¿cómo va a encontrar una compañera
o compañero para toda la vida? Nuestra raza se está muriendo; cada siglo
quedamos menos.
Su
marido no hizo comentario alguno. Junsu se recostó y miró el ornamentado techo
en busca de respuestas que no podía encontrar.
—
¿Dónde están los Elegidos? ¿Cuándo llegarán? Los necesitamos, Yoochun. Nuestro
hijo los necesita. No quiero que termine como la mayoría de los de nuestra
clase: sumidos en la oscuridad, sin ganas de vivir.
Yoochun
le acarició el rojo cabello y suspiró.
—Puede
que los Elegidos sólo sean una leyenda, Junsu, pero no tienes por qué preocuparte;
encontraremos la manera de salir adelante, siempre lo hemos hecho.
—
¡No pueden ser una leyenda! El libro de historia habla de ellos, del único
linaje humano que puede procrear con vampiros; si lo encontramos, podremos
evolucionar. No volveríamos a tener sed nunca más, Yoochun, imagínatelo.
Imagina a los hijos de nuestros hijos sin necesidad de sangre para sobrevivir…
tiene que ser verdad. El libro de historia no miente nunca, Yoochun.
Yoochun
apartó las frazadas. El jefe que llevaba dentro necesitaba alejarse de su
emotivo esposo. Sus pies tocaron el suelo. Quería pensar con lógica, como debe
hacerlo el cabecilla de un clan.
Junsu
observó las anchas espaldas del hombre que amaba. Lo vio agachar la cabeza y suspirar.
Al cabo de un momento, estaba de nuevo a su lado y lo atraía hacia sí,
acariciándole el cabello.
—No
temas, amor mío, todo irá bien.
Junsu
asintió con la cabeza apoyada en su pecho y dijo con voz ahogada:
—No
suelo ser tan infantil, ya lo sabes. Es el embarazo; me hace ver visiones.
Yoochun
rió entre dientes.
—No
temas que olvide lo feroz que eres realmente, cariño. Recuerdo especialmente un
campo de batalla en el que los hombres se encogían de miedo sólo con verte.
—Y
al verte a ti —dijo Junsu, sonriendo.
Un
pacífico silencio cayó sobre ellos mientras el reloj de pared contaba los
segundos.
—
¿Y Seong Min? —preguntó Junsu al cabo de un rato.
El
primer impulso de Yoochun fue apartar a su esposo, pero lo abrazó con más
fuerza.
—
¿Vamos a convertir esto en una sesión de preocupaciones?
Junsu
le acarició el brazo con los dedos mientras pensaba en voz alta.
—Causó
estragos en el territorio del Clan Occidental. Diez de los nuestros fueron exterminados,
con el doble de humanos. No fueron capaces de detenerlo. ¡Al paso que va Seong
Min, alertará a los humanos de nuestra existencia y traerá otra era de
ejecutores de vampiros! Le llaman Ladrón de Sangre en los periódicos; piénsalo,
por lo que sabemos…
—Calla
ahora. —Yoochun sabía que Junsu tenía razón. Era lo que Seong Min quería.
Durante años había despotricado contra las leyes de los vampiros, aprovechando
cada reunión como una oportunidad para conseguir seguidores entre los súbditos
leales de los clanes. Seong Min quería vampiros para reinar sobre los humanos,
y cuando se lo prohibieron, decidió pasar a la acción sin contar con los jefes.
Si conseguía que su existencia atrajera la atención de los humanos, la guerra estallaría
como había ocurrido en otras ocasiones.
Seong
Min era
un peligro para su raza, pero Yoochun no permitiría que Junsu se pusiera nervioso
por este asunto, y mucho menos cuando podía afectar a su hijo.
—Se
le detendrá, querido. Anoche recibí un comunicado de Dan diciendo que había enviado
a buscar a Yunho.
Junsu
arqueó las cejas mientras se incorporaba para mirar a Yoochun a la cara.
—
¿Yunho está en camino? —Hacía mucho tiempo que no veía a su viejo amigo… demasiado
tiempo. Se había retirado tras la muerte de Seol y se había aislado de
cualquiera que se preocupara por él. Junsu había intentado con todas sus
fuerzas sacarlo de la oscuridad que había elegido, pero había fracasado. A
pesar de su pena, Yunho seguía
siendo el más fuerte, un ejecutor nato de la ley de los vampiros.
—Sí.
Junsu
suspiró, se acurrucó en el pecho de Yoochun y cerró los ojos. Si Yunho estaba
en camino, Seong Min no podría causar problemas durante mucho más tiempo.
—Muy
bien. Vamos a dormir.
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Yunho observó el líquido espumoso de su vaso y ahogó una maldición.
No quería aguachirle. Quería sangre.
El
viaje había sido largo y pesado, y por primera vez en su vida tenía los nervios
a flor de piel.
—El
hombre del rincón pronto se aproximará a nosotros, príncipe.
Yunho
recorrió con la mirada el recinto de la pequeña taberna. Las mesas eran
baratas, las sillas apenas se tenían en pie y los ocupantes aún estaban en peor
estado. Estaba en una guarida de ladrones y encima no parecía que fuera por una
buena razón.
Aunque
habían encontrado a la última víctima de Seong Min a la vuelta de la esquina
aquella mañana, en la mente de aquellos hombres no había nada que se
relacionase con vampiros; sólo pensaban en violación y asesinato.
Cambió
de postura en la desvencijada silla, dando la espalda a la rata de alcantarilla
que había en el rincón y que había estado fantaseando con rebanarle el cuello a
Yunho, sin más finalidad que entretenerse, desde el momento en que había
entrado en aquel lóbrego cuchitril horas antes.
—
¿Quieres algo? —preguntó Yunho, pasando por alto el comentario de Siwon.
—No,
príncipe —respondió Siwon, sin apartar la vista de la rata en ningún momento. A
Yunho le hacía gracia el talante protector del vampiro. Ningún hombre, fuera
cual fuese su tamaño, era amenaza para él, ni siquiera en el debilitado estado
en que se encontraba.
Yunho
tamborileaba en la mesa con los dedos cuando su mirada se cruzó con la de una moza
que pasaba. La chica sonrió y se ajustó el corsé de colores chillones para que
sus pechos resaltaran sobre sus frágiles huesos.
—Entonces,
¿qué van a tomar? —preguntó, ladeando la cadera y mirando primero a Yunho y
luego a Siwon; aunque su falda levantada y su mohín indicaban que no le
importaría que la tomaran a ella, Yunho no volvió a mirar su semidesnudo cuerpo.
—Otro
—dijo, señalando su vaso. La chica asintió con la cabeza, obviamente decepcionada,
y se dirigió hacia la sucia barra que había al fondo.
Siwon
se aclaró la garganta y se pasó la mano por el cabello. Ambos se habían vestido
informalmente para aquel vagabundeo, pero ni con una sencilla camisa y un
sencillo pantalón podían tomarlos por otra cosa que por caballeros.
—Quizá
debiera ocuparme de él antes de que cause problemas —dijo con algún titubeo en la
voz.
Yunho
miró al joven sentado al otro lado de la mesa. Siwon había acudido a él hacía cuarenta
años, asegurando que quería pagar su deuda. Yunho tardó un momento en recordar que
casi dos siglos antes había salvado a aquel muchacho. El cabello de Siwon había
oscurecido y llevaba barba, pero los ojos seguían siendo los mismos. El
muchacho había estado a su lado desde entonces. Su leal sirviente.
—No
hace falta; pronto nos iremos.
Siwon
miró a su alrededor y sacudió la cabeza con asco. Yunho comprendió aquel gesto.
Los hombres que se apiñaban alrededor de las mesas eran, como poco, ladrones.
El hombre medio calvo y con mechones mugrientos en el cráneo que se sentaba dos
mesas más allá acababa de darle una paliza a un viejo para quitarle el dinero.
El muy bastardo sólo había encontrado unas míseras monedas en el bolsillo del
hombre, pero había disfrutado enormemente a la vista de la sangre con la que se
había manchado las manos.
—La
rata está a punto de acercarse —advirtió Siwon sin dejar de observar al tipo
que jugueteaba con un cuchillo en el rincón de la taberna. Yunho había leído la
mente de aquel hombre y sabía que con él no tenía ni para empezar.
Bebió
un sorbo de la insípida pinta de Siwon para borrar el amargo sabor de boca que
sintió al recordar los pensamientos de aquel hombre, que había desechado
rápidamente. Se trataba de un violador y un asesino que estaba pensando en
visitar esa misma noche una casa pintada de naranja, en la que había visto a
una niña de unos cinco años con un precioso cabello castaño.
—Aquí
tiene, señor —dijo la camarera, dejando la cerveza sobre la inestable mesa y
todavía sonriendo, con la esperanza de que los caballeros cambiaran de idea.
—Gracias.
— Yunho asintió con la cabeza y le dio monedas suficientes para pagar la bebida
y alimentarse durante varias semanas.
—Oh,
señor… —dijo la mujer, apenas sin habla—. Yo… yo, le doy las gracias con todo mi
corazón, ¡de veras que sí!
Yunho
vio que Siwon se ponía tenso y supo que la noche se volvería aún más desagradable
de lo que había sido hasta entonces.
—
¿Qué tenemos aquí, Hee? ¿Te está ofendiendo este tipo? —La rata se acercó a la
mesa y cogió las monedas de la mano de la camarera.
—
¡Sang, por favor! —protestó Hee débilmente.
Yunho
observó el breve diálogo con los ojos entornados. Al parecer, Sang era un
cliente habitual de aquel tugurio y creía que podía molestar a cualquier recién
llegado sin que el dueño pusiera pegas. Yunho era hombre de pocas palabras,
pero quiso ayudar a la mujer y dijo en voz baja:
—Dale
las monedas a la chica y márchate.
Sang
emitió un gruñido.
—Me
parece que no. Has ofendido a nuestra Hee y vas a pagarlo.
Siwon
fue a ponerse en pie, pero Yunho se lo impidió. Era obvio que Sang creía que su
estatura y sus anchos brazos lo intimidarían. Lástima que además tuviera cabeza
de alcornoque. Yunho esperaba no verse en la necesidad de darle una lección.
—Sólo
te lo diré una vez más. Dale las monedas y vuelve a tu rincón.
Las
carcajadas llenaron el tugurio cuando Sang señaló con la cabeza a varios
compinches, que fueron acercándose a la mesa sonriendo, con las intenciones
escritas en el rostro.
—
¡Por favor, Sang, déjale en paz! —gritó Hee a Sang en el momento en que Yunho echaba
atrás su silla, rascando el suelo con las patas con tanta fuerza que despertó a
los huéspedes que dormían en el piso de arriba.
La
mente de Yunho no dejaba de dar vueltas mientras esperaba que atacaran los rufianes.
¿Por qué se molestaba con aquella escoria? No tenía la costumbre de interferir
en asuntos humanos. Sí, dejar ilesos a aquellos bastardos aquella noche
significaría que la niña en la que pensaba Sang
no viviría para ver el día siguiente y que muchas otras personas
resultarían heridas, pero eso no era asunto suyo. Era el protector de su
pueblo, los vampiros, y ya era carga suficiente para tener que sentirse
responsable además de las vidas de millones de seres de otra estirpe.
Había
habido muchísimos inocentes… había visto morir a muchísimos inocentes en su vida;
mujeres, niños y ancianos a los que no había podido salvar.
Pero
podía salvar a la niña. ¡Por todos los infiernos, vaya fastidio!
Los
hombres se miraron entre sí y luego centraron la atención en Yunho.
La
ley del Clan establecía que ningún humano podía ser herido a menos que atacara
a un vampiro. Él había dedicado su vida a defender la ley del Clan, así que
Yunho esperó. Uno, dos, tres, cuatro… pasaron los segundos; a los diez segundos
estarían encima de él y comenzaría la lección.
—Llévate
a Hee de aquí.
Siwon
asintió con la cabeza. Nunca había discutido una orden de Yunho, pero era obvio que no le hacía
ninguna gracia dejarlo solo en la pelea que se avecinaba.
—Bueno,
bueno, ¿qué tenemos aquí?
Yunho
vio al pequeño calvo moverse hacia él con expresión de desprecio. Eran tres, un
número decepcionante. El feo maleante que estaba perdiendo el pelo, un
delgaducho con la nariz torcida a la izquierda y el animal que se llamaba Sang.
Le habría gustado hacer un poco de ejercicio, pero no era probable que aquel
lamentable grupo le permitiera moverse a conciencia.
—Sé
un buen chico y vacíate los bolsillos. —El feo enseñó un cuchillo oxidado
mientras se acercaba. Yunho se limitó a mirarlo y a fruncir el entrecejo. El
olor del entusiasmo de aquellos sujetos le daba náuseas, pero el olor de su
sangre le abría el apetito.
—Entonces
date prisa —dijo con sencillez, mirando fijamente el cuchillo. El feo se sintió
ofendido por su actitud y embistió por un lado. Los clientes corrieron hacia la
puerta mientras Yunho esquivaba con facilidad el ataque, saltaba de lado y enviaba
al hombre volando sobre varias mesas hasta el otro extremo del local.
A
continuación cargó el de la nariz torcida, con el cuchillo levantado. Yunho levantó
una mano y atenazó al hombre por la muñeca, rompiéndole varios huesos. Sang retrocedió
un paso cuando su compinche cayó a tierra, gritando de dolor.
Yunho
miró hacia donde estaban los dos hombres caídos y persiguió al tercero, que había
echado a correr hacia la puerta. Atrapó a Sang por el cuello en el momento en el que el último
cliente salía del edificio. El rufián giró sobre sus talones con el cuchillo
por delante y le arañó el pecho. Dando un gruñido, Yunho lo tiró al suelo y le
dio tal pisotón en la pierna que oyó crujir los huesos.
—Ahora,
hasta las niñas correrán más deprisa que tú —dijo, acariciándose con un dedo el
corte de la camisa. La herida había dejado de sangrar un segundo después de que
le arañara el cuchillo, pero la camisa necesitaba un zurcido. Mejor aún, la
quemaría.
Sang
estaba inmóvil, desmayado a causa del dolor. Yunho no sentía ninguna
satisfacción por aquel alarde de violencia; más bien se sentía vagamente
mareado.
Se
alejó del cuerpo encogido y salió del tugurio. Siwon estaba apoyado en la
pared, con las piernas y los brazos cruzados.
—
¿Te has ocupado de la mujer?
Siwon
asintió con la cabeza.
—No
tendrá que volver a trabajar, a menos que quiera.
—Bien.
— Yunho echó a andar sin decir una palabra más.
Aunque
un humano habría tardado al menos su buena media hora, los dos vampiros apenas
tardaron unos minutos en llegar a la residencia de tres plantas.
—Notifica
al jefe del Clan del Norte nuestra llegada —dijo Yunho, entrando en su estudio
y cerrando la puerta. Estaba oscuro. Una sola vela ardía sobre la mesa que
había en el centro de la habitación. El polvo que se había acumulado en las
gruesas cortinas había formado dibujos negros sobre el verde tejido y el
empapelado color burdeos estaba desgastado por los bordes; hacía más de una
década que no ponía los pies en aquella casa.
—Príncipe
—dijo Siwon, entrando en la habitación.
—
¿Sí?
—Acaba
de llegar un mensajero del duque con una misiva.
Yunho
cogió la carta.
—Gracias,
Siwon.
Ahora ve a descansar.
Siwon
asintió y desapareció por el pasillo, mientras Yunho terminaba de leer.
Por
lo visto, la noche no había hecho más que empezar.
Woo!!! Yunho!!!!! definitivamente me esta gustando esto!!!! Algún día leeré el libro, pero esperare pacientemente tu versión Yunjae, por sí, definitivamente, si es yaoi es mucho mas hermoso :)
ResponderEliminarwaa yunho !!! ♥
ResponderEliminarse acerca el encuentro yunjae *----*??
awwwww el yoosu esta esperando baby
que lindo♥ esta muy interesante :3
ayyy...el yoosu espera un nene vampiritoo.. que bonitoo
ResponderEliminarya quiero el encuentro YUNJAE...
gracias por el capitulo
Yunho siempre tan sexy y fuerte, me encanto como acabo con esos desgraciados ladrones. Jae no se puede quejar que Yunho no esta como para comerslo jajajaj.
ResponderEliminarEl Yoosu va a tener retoños kyaaaa!! me encanta cuando tienen sus retoños... A leer el siguiente capitulo... :)
Ahh el sexy Yunho ...
ResponderEliminarTan lindo el yoosu ... Habrán bebés muy prontos awww...
Se pone interesante el yoosu espera un bebe que libros ^_^
ResponderEliminarEl YooSu esta preñado xD quiero que el YJ también espere bebés *^*
ResponderEliminarkyaaaa Se vienen babys para el Yoosu *O* Ya quiero que el Yunjae se encuentren ^ ^
ResponderEliminar*se va a leer el siguiente*
Excelente capítulo me dejo muy emocionada e intrigada, gracias
ResponderEliminarExcelente capítulo me dejo muy emocionada e intrigada, gracias
ResponderEliminarExcelente capítulo me dejo muy emocionada e intrigada, gracias
ResponderEliminarcómo me gusta este Yunho, tan valeroso, tan caballero... un vampiro que viene a salvar a su pueblo. amo esta temática.
ResponderEliminargracias
Yunho un caballero que se deshara de los malos y salvará a los suyos cuando encuentre a Jae, pues es el elegido, que emoción.
ResponderEliminarGracias!!!
Sexy and masculine vampire… i can imagine YH, fits right into the character.
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