CAPÍTULO 20
QUEDABA POCO para la salida del sol.
Jaejoong abrió los ojos y se encontró con el pecho de Yunho. Hundió su nariz en
él, como si fuera la más normal de las cosas, y la frotó cariñosamente mientras
inhalaba todo su aroma. Por el amor de Dios, olía tan bien... La mano de Yunho descansaba
sobre su muslo derecho, que estaba apoyado por completo en la cadera de Yunho.
Su propia mano estaba posada en la
nalga de Yunho, amarrándolo para que no se saliera. Se sonrojó al recordar todo
lo que había pasado entre ellos.
Hacer el amor era algo increíble.
Era la primera vez que confiaba plenamente en alguien. No sólo había entregado
a Yunho su cuerpo, su alma y más de la mitad de su corazón, sino todo.