CAPÍTULO 22
JAEJOONG OBSERVABA su reflejo en el
espejo. Estaba vestido hasta los tobillos, de color rojo, con claras alusiones
griegas, anudado con una cinta de seda negra bajo el pecho.
Se había delineado los ojos con kohl
negro.
Junsu se le acercó por detrás y
admiró su obra.
— ¿Crees que le gustaré a Yunho? —se
pasó las manos por encima de la ropa en un gesto de agitación.
Junsu lo miró con incredulidad.
— ¿Me tomas el pelo? A mi hermano le
gustarías incluso cubierto de escupitajos.
—Eso es asqueroso.
—Cierto —se echó a reír.
—Tú también estás muy guapo, Junsu
—reconoció él.
—Gracias —asintió con modestia Junsu.
—Nos vestimos así en recuerdo a
nuestros rituales. La noche de las hogueras es realmente toda una declaración
de intenciones tanto para hombres como para mujeres. Mi hermano no habrá
querido agobiarte más de lo necesario, por eso no te ha contado nada.
— ¿Tú crees? —se giró para mirarle a
los ojos.
Junsu le había explicado que esa
noche, ellos se enlazaban a través de una ceremonia a aquellos que escogían
como parejas. El símbolo del fuego representaba el alma y la pasión, de ahí que
esa noche se llamara de las hogueras, porque todo se relacionaba con ese
elemento que hace que todo arda.
—Cuando los dioses nos
transformaron, la muy zorra de Freyja conjuró que si alguna vez un vanirio
encontraba a su pareja, no se vincularían totalmente hasta que llevaran el
sello divino. Y ellos otorgan ese sello.
— ¿Cómo es eso? —le había preguntado
Jaejoong con un estremecimiento.
—Es una marca sobre la piel. Un
tatuaje de color marrón que sale en una zona representativa del cuerpo, un
lugar especial que simbolice algo de vuestra relación. El sello es
definitivamente lo que te pone el rótulo de «No tocar» a ojos de los demás.
— ¿Me van a tatuar?
—Nadie lo hará. El símbolo aparecerá
sobre tu piel.
—No estoy seguro de querer llevar un
tatuaje.
—No puedes hacer nada al respecto.
—Ya, claro, como no... —exhaló con
irritación mientras Junsu sonreía por su actitud. — ¿Y únicamente sale esa
marca de vinculación en esta noche?
—No. En realidad, debería salir a la
tercera vez que se vinculan íntimamente, con el intercambio de sangre incluido
por supuesto —se ruborizó.
Jaejoong pensaba sobre eso, de pie
ante Junsu, observándolo con admiración y reconocimiento por haber encontrado a
alguien amigable que le contara las cosas con conciencia y paciencia. Él lo
trataba con cariño, como bien podría hacerlo Heechul. Sí, iba a ser un gran
amigo.
—Yo no lo tengo y te aseguro que...
—Más de tres veces, supongo — Junsu
supuso correctamente.
—Sí —asintió mirando a otro lado.
—Es porque no te estás dando a él al
cien por cien. ¿Todavía le privas tu mente?
—No quiero ser tan transparente
cuando él no lo es. Y no creas que no tengo ganas de abrirme a él, pero si me
vuelve a ocultar algo o a engañar, no podré volver a hacerlo de nuevo. Las
emociones aquí son muy fuertes y, por ahora, no puedo con ellas.
—Yunho está arrepentido por todo.
—Lo sé.
Junsu asintió.
—Todo saldrá bien, pero se tienen
que arriesgar.
Jaejoong pensó en Yunho y sintió su
corazón calentarse. Arriesgar. Como si ya no fuera un suicida en lo que a Yunho
respectaba. Se aclaró la garganta.
— ¿Cómo es el tatuaje que nos sale?
Junsu inclinó un extremo de su labio
en una tenue sonrisa.
—Es un nudo perenne.
— ¿Un nudo?
—Es un símbolo celta. El nudo
perenne nunca se deshace y representa el complemento, el apoyo incondicional,
la fuerza y la fusión de la pareja. Los celtas lo intercambiábamos con los
amantes demostrando así que esa relación era para siempre. Supongo que a Freyja
le gustó esa idea romántica, así que decidió marcar a aquellos que se vinculaban
con el mismo símbolo.
—Vaya con la diosa...
—Es una gran cabrona. Fastidia a las
parejas y les hace pasar las de Caín sólo porque el salido mental de su marido
era un asalta-camas. Aún no entiendo cómo Morgana no ha salido en nuestra
defensa y le ha pateado su bonito culo.
—Así que no te gustó lo que hizo con
ustedes —se echó a reír. —Ya sabes... los colmillos, la sed de sangre y, por
supuesto, la exigencia de saber que si no encuentras realmente a tu pareja, no
puedes ser feliz.
—Es una vinculación muy exigente y
muy dura. Creo que no siempre se puede encontrar a tu media naranja, ¿sabes? A
veces puedes equivocarte cuando crees que la has encontrado... —sus ojos se
tiñeron de tristeza, pero cambiaron tan rápido de expresión que Jaejoong creyó
que se lo había imaginado. —Pero no deberían cerrarnos las puertas ante la
posibilidad de intentar ser dichosos con otras personas. Nosotros somos un clan
poderoso, intentamos cuidar de la humanidad y nos pasamos la vida ocultos, para
que no sepan que existimos. Nosotros como parejas estamos muy protegidos y no
tenemos mucha libertad. Así que siempre estamos rodeados de los mismos hombres,
de manera que no se nos da la posibilidad de encontrarnos con nadie que pueda
estimularnos, alguien que nos fascine... como, por ejemplo, le ha pasado a Yunho
contigo.
—Así que está fascinado conmigo
—susurró divertido.
—Tienes a mi hermano en un estado de
atontamiento muy preocupante, chico.
—Me gusta —dijo orgulloso.
Junsu se echó a reír.
— ¿Tienes tú un nudo perenne en tu
piel?
—No.
— ¿Por qué no tienes pareja? —le
dijo Jaejoong de sopetón.
Junsu tomó el lápiz de ojos negro y
lo hizo rodar entre sus dedos mientras se pensaba la respuesta.
—Mi corazón está... está herido de
muerte —se encogió de hombros. Nunca le había sido tan fácil hablar con alguien
como lo hacía con Jaejoong. Él le inspiraba confianza. —Mírame, te voy a
repasar.
— ¿Estuviste enamorado?
A Junsu le entraron ganas de reír. ¿Enamorado?
Él había vivido, respirado y luchado por otra persona durante muchos años, en
su juventud. No había estado enamorado, sino completamente abducido por él.
Luego, todo cambió.
—Lo estuve muchísimo tiempo
—contestó con pena.
— ¿Qué pasó?
—Elegí mal —hizo una mueca con los
labios.
Jaejoong siguió con atención las
expresiones de Junsu mientras le pintaba los ojos.
— ¿Tú y Yoochun siempre se han
llevado tan mal?
Junsu dio un respingo. Jaejoong era
muy directo y tenía que acostumbrarse a él.
Junsu devolvió el kohl a su lugar.
— ¿Es él verdad? Él te ha roto el
corazón —inquirió Jaejoong.
—Es difícil... Él y yo...
—Puedes hablar con él. A veces se
hacen cosas horribles creyendo que es lo que se debe hacer —lo tomó de la mano
apretándosela con dulzura. —Esas decisiones hacen daño tanto al que las toma
como a quién sufre las consecuencias y entonces te llenas de odio y rencor y
crees que jamás volverás a creer en esa persona que tanto te ha hecho sufrir.
Pero hay que saber perdonar, porque si no lo intentas, si no consigues
transmutar el dolor en aceptación y en amor, te privas de la posibilidad de ser
feliz. Sólo aquéllos a los que más quieres y que más te quieren son los que nos
harán más daño.
Junsu agrandó los ojos ante las
palabras de Jaejoong.
—También eres sabio, Jaejoong, y un
gran orador. Me gustaría que otros pudieran escucharte —le apretó la mano en
reconocimiento.
—No sé qué te hizo, pero...
—Jaejoong, no —le dio un beso en la
mejilla. Estaba acongojado y realmente parecía sufrir con ese tema. —Ya has
dicho mucho y yo todavía no estoy preparado para hablar de ello.
—Está bien. Pero recuerda lo que me
ha hecho a mí tu hermano. Y mírame ahora... He tenido que perdonarle, Junsu,
porque el odio me carcomía y me hacía sufrir y porque sentía algo mucho más
fuerte por él de lo que nunca he llegado a imaginar que fuera posible.
—Pero todavía no se lo has perdonado
del todo. No estás marcado y es porque no confías en él —señaló Junsu con
suficiencia.
—Me está costando, Junsu. No es
fácil. Pero, en fin, creo que tampoco soy el más idóneo para dar consejos. Mi
cabeza es un caos.
—Tú lo has dicho —sonrió comprensivo.
—Aun así, tu caso y el mío... son diferentes. Pero estoy orgulloso tanto de ti
como de él. Ha sido valiente por su parte. Mi hermano ahora está rodeado de luz
y nunca lo había visto tan cautivado. Vuelve a estar vivo.
—Tú también volverás a estarlo —
Jaejoong estaba convencido de ello. Alguien como Junsu encontraría el amor.
Debía ser amado.
—No lo veo tan claro. Una vez viví
bajo el sol, pero ahora me hace daño.
—Junsu...
—Vamos —lo tomó de la mano y tiró de
él. —Cuando mi hermano te vea, va a sufrir un colapso.
Jaejoong asintió. Esperaba de
corazón que Junsu sanara de sus heridas. Le había cogido mucho cariño y deseaba
que Yoochun y Junsu arreglaran sus desavenencias, porque si veía algo claro en
su historia, era que Yoochun había sido el culpable de herir de muerte a su
corazón.
*
* *
Cuando Yunho lo vio aparecer entre
las hogueras que rodeaban el bosque, sencillamente sufrió un colapso. Jaejoong vestía
como las parejas celtas y su porte denotaba la misma actitud. Un hombre
orgulloso, hermoso y muy consciente de su magnetismo. Su vestimenta roja bailaba
con el viento y su melena perfectamente arreglada.
Junsu hablaba con él y ambos sonreían.
Yunho no podía dejar de mirar al hijo de su mejor amigo. Era todo un
espectáculo de luz y colores para él.
—Jaejoong —le dijo Junsu entre
dientes. —Ahí está mi hermano. Tienes que ver la cara que pone nada más
mirarte.
Jaejoong alzó la mirada y buscó con
los ojos a Yunho. No le hizo falta buscar mucho. Ya lo olía y, además, Yunho era
el hombre más atractivo que había en aquel inmenso bosque rodeado de hogueras
cercadas con piedras. Sus ojos lo estaban evaluando centímetro a centímetro.
Yunho lo miró fijamente. Jaejoong lo
miró a él. Y el fuego de las hogueras alcanzaré cuotas altísimas con sus
llamas.
—Vaya, Yunho —le dijo Jong Hyun con
una mirada de admiración a Jaejoong. —Tu cáraid puede dejar a un hombre sin
aliento — Yunho no apartó la vista de su pareja y no contestó a Jong Hyun. — ¿Verdad,
Yoochun?
Yoochun estaba apoyado en un árbol
mirando fijamente al chico que acompañaba a Jaejoong. Tenía dos rayas negras
sobre la mejilla derecha. Jong Hyun alzó las cejas y se echó a reír.
—Por favor —exclamó exasperado. —Mírense...
Dan pena. Embobados por dos chicos. Juro por Odín que esto no me sucederá a mí
—burlándose de ellos se dio media vuelta y se fue a rondar a las vanirias que
estaban allí reunidas.
Yoochun se acercó a Yunho y se cruzó
de brazos para ver cómo se acercaban los chicos.
—Si en algún momento percibimos algo
extraño...
—Tranquilo, Yoochun. Estamos todos
en alerta. Si fuera por mí, ahora no estaría aquí, sino que estaría en un lugar
más seguro con Jaejoong. Pero es la única fiesta que realmente celebramos, es
parte de nuestra cultura y una de las noches en las que se pueden emparejar
nuestros chicos.
Yoochun apretó la mandíbula.
—Si se atreven a atacarnos esta
noche...
—No. No esta noche. No tan pronto.
Ya saben que los hemos descubierto y, además, han sitiado las propiedades de Ryu
Jin. Estará muy entretenido ahora ocultándose y reorganizando su secta.
—No es sólo él quien me preocupa.
—Seth y Lucio no están en
Inglaterra. Tenemos vigilancia en todo el país y, de momento, no hay noticias
de ellos.
—Seth vendrá —aseguró con vehemencia.
—Lo presiento.
—Puede ser. Les acabamos de declarar
la guerra. Ahora sabemos quiénes son y qué hacen, y nosotros nos estamos
uniendo para combatirles. No se quedaran de brazos cruzados mientras les
saboteamos.
Yoochun miró a Junsu y asintió con
decisión.
—Hay que vigilarlo, Yunho.
Yunho lo miró de reojo y asintió con
un leve gesto de la barbilla.
— ¿Qué tienes pensado?
—Me lo llevaré. No sé ni cuándo ni
cómo —se encogió de hombros.
—Sé que la protegerás, Yoochun. Junsu
es muy importante para nosotros.
—No tienes que preocuparte por ella,
amigo mío. Debes ocuparte de él. — Yoochun se sorprendió al oír hablar a Yunho
de aquel modo. Jaejoong lo estaba cambiando, lo serenaba y lo llenaba de paz,
de ahí que surgieran sus sabios consejos. Más que nunca admiró a Jaejoong por
hacer de su amigo un hombre feliz y admiró a Yunho por no haberle temido al
amor y al poder que éste despierta en el interior de las personas cuando se
comparte con la pareja perfecta.
Junsu y Jaejoong llegaron a su misma
altura y Yoochun retrocedió un paso hasta volver a apoyarse en el mismo árbol
donde estaba anteriormente. Miró a Junsu con un falso gesto indiferente y éste
lo miró a él durante unos largos segundos que parecieron eternos y luego saludó
cariñosamente a su hermano, como si nunca se hubiera fijado en Yoochun.
Cuando Yunho miró a Jaejoong para
piropearlo, Ji Hye y Cha Don que se acercaban a ellos con las manos
entrelazadas, se adelantaron.
—Jaejoong, estás precioso —le dijo Ji
Hye saludándolo cariñosamente y besándolo en la mejilla. Miró a Yunho y los
ojos le brillaron de complicidad. —Me alegra que compartas esta noche con
nosotros —reconoció la hermosa mujer volviéndolo a mirar.
—Gracias —contestó Jaejoong sonrojándose
ligeramente. Parecía que todos allí sabían lo que iba a suceder entre Yunho y él.
—Yunho —dijo Cha Don desviando la
atención. —As y sus chicos ya están aquí.
—Gracias por invitarlos, Yunho —le
dijo Jaejoong agradecido.
—De nada —asintió él.
—De hecho, ahora están tomando un
poco de nuestro preciado hidromiel —comentó Cha Don complacido.
—Entonces tendrán que disculparme un
momento —resopló Yunho pesaroso. —Jong Hyun preparó esta vez todo el proceso y
creo que lo dejó fermentar demasiado... Está muy fuerte y hay que advertirles.
— ¿Hidromiel? —preguntó Jaejoong.
—Es nuestra bebida predilecta en
noches de solsticio y rituales —contestó Ji Hye. Tomó del brazo a Jaejoong y Junsu
y se los llevó con ella.
Yunho y Jaejoong se miraron
fugazmente y él habría jurado que Yunho se disculpaba por no poder atenderlo
personalmente.
— ¿Qué es? —inquirió Jaejoong centrándose
en Ji Hye.
—Está hecha de agua de lluvia y miel
—le dijo la alta mujer. — ¿Quieres que vayamos y la probemos?
—Sí —soltó Junsu. —Será divertido.
— ¿Lleva... lleva alcohol?
—Es como vino... y sí —asintió Ji
Hye divertida. —Se te sube a la cabeza.
— ¿Ustedes se emborrachan? —dijo un
escéptico Jaejoong dejándose arrastrar hacia la zona donde bebían.
Todas las mujeres y hombres parejas
de los vanirios estaban ataviados. Jaejoong admiró tanta belleza junta. Todos
eran preciosos, esbeltos y con cierto aire aristocrático.
El mundo vanirio era un mundo
visceral y nocturno. Sin embargo, todo en él estaba impregnado de belleza.
Todos lo miraron y le sonrieron
dándole la bienvenida. Jaejoong enseguida se sintió cómodo, pero cuando creyó
que le faltaba su mejor amigo, Heechul apareció de en medio de ellos.
— ¿Heechul? —exclamó Jaejoong feliz.
—Dios mío, Jaejoong... — Heechul estaba
tan bonito. Incluso a él también lo habían vestido igual y su espeso pelo
brillaba como si fuera fuego. —Este vino lo carga el diablo.
Todos se echaron a reír ante la
ocurrencia de Heechul. Jaejoong admiró la facilidad que tenía su amigo para
contactar con la gente.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó.
—Junsu es misericordioso —contestó Heechul
sonriendo al hermano de Yunho. —Nos dijo que nos vendría bien despejarnos y
conocer mejor su mundo. Además, tu querido novio es un nazi, ¿lo sabías? Ya nos
está dando trabajo que hacer y pretendía que nos quedáramos encerrados en la
casa. Lo ha dispuesto todo para que estemos allí y tenemos guardaespaldas que
no nos dejan a sol ni a sombra. Sólo llevamos unas horas en esa mansión y ya me
estaba ahogando —sorbió cerrando los ojos con placer. —Que bueno está esto...
Por cierto, la casa es tan grande que voy a necesitar un mapa para no perderme.
— ¿Changmin también está aquí? —
Jaejoong miró a los alrededores.
De repente se oyeron vítores y
carcajadas al otro lado, donde bebían los hombres de los barriles. Allí, un Yunho
muy divertido golpeaba la espalda de Changmin para que no se ahogara con el
hidromiel. No le fue difícil imaginarlos hace dos mil años con las caras
pintadas, las espadas y los escudos en mano, vitoreando y chillando de alegría
cuando ganaban una batalla.
Jaejoong sintió fuego en las
entrañas cuando miró el alto cuerpo de Yunho junto al de su mejor amigo,
Changmin también era grande.
Cuando se giró para mirar a Junsu,
éste ya le ofrecía la primera copa de hidromiel.
—Por ti, Jaejoong. Bienvenido a
casa.
Al mirar, todos tenían una copa en
la mano y lo miraban esperando que él bebiera. Heechul volvió a llenar su copa
del barril y alzó el brazo preparado para brindar.
Jaejoong inspiró profundamente y al
exhalar dijo.
—Por ustedes.
Todos vaciaron sus copas de golpe y Jaejoong
siguió su ejemplo. Cuando aquel gustoso y dulce líquido se deslizó por su
garganta, se relajó por completo maravillado por el regusto que dejaba en su
lengua y en el paladar.
—Madre mía... —susurró. —Esto hay
que comercializarlo, porque nos haríamos ricos.
—Está bueno, ¿verdad? — Ji Hye le
pasó un brazo por encima. El hidromiel desinhibía a todos. —Por eso los romanos
luchaban contra Asterix. Querían su pócima —sonrió aceptando otra copa que le
ofrecía Heechul.
—Que no decaiga... —musitó Heechul pasándose
la lengua por los labios.
—Huele bien, brilla como el oro y es
buenísimo.
—Amén —exclamó Junsu bebiendo de su
segunda copa.
— ¿Y Jong Hyun ha hecho esto?
—preguntó una incrédula Jaejoong al aceptar la segunda copa de Ji Hye.
Algunos suspiraron al oír el nombre
de Jong Hyun.
—Uff, ese hombre los pone cachondos,
querido —murmuró Heechul mirándolos de reojo. —La verdad es que está muy bueno.
Todos se echaron a reír ante el
atrevimiento de Heechul.
—Jong Hyun es un terrible mujeriego
—dijo Junsu observando a lo lejos al susodicho. —Pero sabe cómo hacer una buena
fermentación alcohólica de la miel... —bebió de un trago su segunda copa y le
dio el vaso a Heechul para que se lo llenara. —Y su hermano es un inepto.
Quiero otra copa.
—Vaya turco vas a coger, Junsu —comentó
Heechul mientras le volvía a llenar la copa.
—Bienvenido sea —alzó la copa de
nuevo y todos, incluidos Ji Hye y Jaejoong lo imitaron. —Por un mundo sin
trípodes que nos amarguen la vida —exclamó mirando a los hombres que reían y
jugaban entre ellos.
Ji Hye se echó a reír con Junsu y
entonces, cuando abrazó al hermano de Yunho muerta de la risa, Jaejoong divisó
su tatuaje. En el hombro derecho, había un precioso tribal circular de color
marrón oscuro, del tamaño de una moneda. En el centro del intrincado dibujo
había una especie de gema de color amarillo. Sin duda era un sello hermoso.
— ¿Te gusta su tatuaje, Jaejoong?
—preguntó Heechul observando el diseño.
Ji Hye se giró hacia ellos y sonrió
orgullosa.
—Es mi sello.
— ¿Cha Don lo tiene igual? —preguntó
Jaejoong maravillado por el dibujo.
—Oh, sí —asintió Ji Hye mirando a Cha
Don a lo lejos. Cha Don percibió que Ji Hye lo observaba, se giró y le guiñó un
ojo. —Él me pertenece.
Jaejoong miró a la pareja y sintió
un poco de envidia por la aceptación que había entre ellos.
—Creo que llevan muy lejos lo de la
pertenencia —musitó Jaejoong por encima de su copa.
—A ti también te sucederá — Ji Hye se
encogió de hombros y bebió de su copa. — ¿No estás marcado aún?
—No.
— ¿No me quieres preguntar nada? —lo
miró de reojo con complicidad.
—No sé...
— ¿Quieres saber si te dolerá?
— ¿Me dolerá? —frunció el cejo
oscureciendo sus ojos lilas.
—Sí —intentó no echarse a reír.
—Fantástico —replicó desganado. — ¿Y
a él?
—Oh, a él también. Pero se les
pasará.
—Basta, no los aguanto —les dijo Junsu.
—Tomen otra copa por los que no tienen a nadie a quien arrimarse, me están dando
ganas de vomitar. Brindemos por mí —levantó su copa de nuevo y todos lo
imitaron.
— ¿Es un club nuevo? —preguntó Heechul.
— ¿Me puedo apuntar? —miró de soslayo al grupo de hombres formado por
berserkers y vanirios. Entre ellos estaba el desagradable de Siwon. — ¿No traen
a sus parejas?
— ¿Quiénes? ¿Los berserkers? —dijo Junsu
señalándolos con la cabeza. —No pueden. Es luna llena y necesitan descansar
para lo que les espera.
— ¿El qué? —preguntó Jaejoong
curioso.
—Son noches de acoplamiento. ¿Es que
no te ha contado nada tu abuelo?
—No sobre eso.
—Cuenta, Junsu — Heechul lo animó a
proseguir mientras miraba divertido al berserker que ahora lo miraba a él con
desdén. Heechul parecía caerle tan bien como Siwon a él.
—De hecho, es todo un detalle que
los machos berserkers estén hoy aquí. Supongo que se irán porque sus parejas los
necesitan. Necesitan acoplarse con ellos, culpa de la luna —se encogió de
hombros y él misma volvió a llenarse un nuevo vaso de hidromiel. —Se pasan
toooodo el día cardando —sonreía divertido.
— ¿Y tú cómo lo sabes? —preguntó Ji
Hye intrigada.
—Una noche vi a una pareja en acción
—confesó algo avergonzado. —Hace años. Era luna llena. No se pueden imaginar lo
salvajes que son...
— ¿Ah, sí? — Heechul alzó una ceja y
volvió a mirar a Siwon desde lo lejos. Siwon lo observó completamente quieto
mientras vaciaba su hidromiel. Devolvió el vaso a Yunho, le dijo algo y el
vanirio volvió a llenarle el vaso.
—Cariño — Ji Hye puso una mano sobre
el hombro de Junsu, —cuando encuentres a tu cáraid verás que los vanirios no es
que estén muy domesticados en ese aspecto —luego miró a Jaejoong y le guiñó un
ojo.
Jaejoong sonrió mientras bebía y
luego controló los movimientos de Yunho. Quería verlo. Quería estar con él.
Allí estaba ese hombre, haciendo de
anfitrión de los que hasta hacía unos días eran aciagos enemigos de su raza. Yong
Hwa le había golpeado y, sin embargo, ahora hablaba con él y el berserker
parecía que le prodigaba un enorme respeto.
Los coches rodeaban el claro del
bosque donde estaban celebrando. Jong Hyun se dirigió al suyo, abrió la puerta
del piloto y encendió su equipo de música.
Inmediatamente la canción No fear, de The Rasmus, sonó alto y
claro, a una gran escala de decibelios.
—Que empiece la fiesta... —gritó
eufórico con el cuello echado hacia atrás.
Jaejoong sintió una profunda emoción
al ver lo que allí sucedía. Las parejas de los vanirios corrieron para ubicarse
en el centro de las hogueras y empezaron a mover sus caderas sinuosamente. No
atendían a los hombres, les daba igual si los miraban.
Estaban disfrutando de su
sensualidad juntos, entre ellos, y no se avergonzaban ante el público.
Los berserkers los miraban embobados
ante su coqueta desinhibición.
Los vanirios enseguida se animaron a
bailar con ellos, cogiéndolos en brazos, entrelazando piernas, caderas con
caderas... Ellos gritaban divertidos y achispados por el hidromiel.
Heechul no tardó en unirse a ellos.
—Ven, Jaejoong... —lo animó.
Jaejoong observó a Yunho a lo lejos
y pudo comprobar que él la controlaba de reojo mientras hablaba con Siwon.
—Sí, ahora iré —le contestó mientras
se acercaba al corrillo de hombres entre los que se encontraba él.
—Vale... —inmediatamente un enorme
berserker tomó a Heechul de la mano para que bailara con él. Era atractivo. —No
hace falta ni que me lo pidas, guapo —le sonrió encantadoramente mientras se
cogía a sus hombros y se dejaba llevar.
Jaejoong se echó a reír al ver a su
mejor amigo tan divertido. A medio camino su abuelo As se detuvo a saludarlo.
— ¿Lo pasas bien, pequeño? —le
preguntó.
Jaejoong se alegró al verlo en un
momento tan animoso y lo abrazó.
—Hola, abuelo —frotó su mejilla
contra su pecho. —También has venido.
—Yunho nos invitó a tomar hidromiel.
No podía rechazar la invitación —lo tomó de la cara con ambas manos. Sus ojos
parecían desafiantes. — ¿Te está tratando bien, Jaejoong? Si no es así, dímelo
y yo...
—No, no, abuelo —se apresuró a
cortarlo. —Él... La verdad es que sí.
—Yo no quería forzarte a que
estuvieras con él. ¿Me crees? No quería obligarte, pero... Es un tema delicado
y él realmente es tu pareja y yo...
—Abuelo —tomó su inmensa y callosa
mano entre las suyas, —lo comprendo. Me está costando entender este mundo. No
es sencillo. Me educaron como a un humano y tengo unos patrones mentales muy
cerrados, pero...
— ¿Sí?
—Pero también está en mi naturaleza
aceptar todo lo que me sucede ahora. Yo formo parte de esto —miró encantado
todo lo que les rodeaba. —Rituales, hechizos, dioses, magia, guerra...
colmillos. No me parece tan descabellado y, cada día que pasa, lo entiendo
mejor.
—Entonces, no es tan horrible, ¿no?
—No —contestó mirando a Yunho, que
ahora tenía los ojos velados de incertidumbre. ¿Desde cuándo se mostraba tan
transparente con él? —Creo que no.
—Tenía miedo de que estuvieras
resentido conmigo por imponerte tu relación con él —As se giró y lo saludó con
un gesto de la cabeza. —Es un hombre de honor, Jaejoong. Él te tratará como te
mereces y yo estaré tranquilo si permaneces a su lado.
—Abuelo —se abrazó a él. —No puedo
estar enfadado contigo ni siquiera con él —se sorprendió al reconocer eso en
voz alta. —Todo lo que me ha pasado me ha revelado quién soy.
—Eres valiente —dijo As con
admiración. —Como tu madre lo fue al arriesgarse por amor.
—Tú... ¿Tú la has perdonado?
As apretó la mandíbula y bajó la
mirada.
—Ella huyó de mí porque temía que no
entendiera su relación con Seong Hun. Lo que más odio es reconocer que Jade
tenía razón. Yo la habría castigado y repudiado por ello, Jaejoong. Entonces no
sabíamos nada de lo que sabemos ahora —suspiró y observó a su nieto con ojos
llorosos. —Ella fue valiente al luchar por lo que quería, se dejó de objeciones
sociales entre nosotros, de prejuicios y racismo, y al final su valentía dio un
fruto maravilloso.
Jaejoong tragó saliva para aliviar
el nudo que sentía en la garganta.
—Tú, Jaejoong —prosiguió, —nos has
abierto los ojos y nos has dado la posibilidad de hacernos más fuertes. Eres el
recuerdo viviente de mi hija y te quiero por lo que estás consiguiendo y por el
hombre que eres.
—Gracias —se abrazó fuertemente a
él. No quería llorar y le costó mucho encarcelar a las lágrimas para que no se
derramasen sobre sus mejillas. —Gracias.
—A ti, cariño —besó su cabeza y se
alejó un poco. —Entonces, ya me voy —sonrió avergonzado. — ¿Vas a estar bien,
verdad?
—Sí. Estaré bien.
—Cualquier cosa, ya sabes dónde
estoy.
—Sí, pesado —se echó a reír.
—Bien —sonrió abiertamente.
—Bien —le dio un beso en la mejilla.
—Anda, vete.
As se alejó de él. Le dio la mano a Yunho
para despedirse, le dijo algo al oído y éste asintió solemnemente para luego
mirarlo a él con ojos encendidos.
Jaejoong sintió un escalofrío al ver
a Yunho acercarse a él. Grácil, masculino, seguro y elegante. Poderoso, pensó
mientras pasaba alrededor de las llamas que cercaban la zona.
Yunho no le quitaba los ojos de
encima. Hacía rato que quería escoltarla toda la noche, explicarle qué significaba
un día así para ellos, pero todos se lo robaban.
Cuando no le quedaba más que cinco
pasos para llegar a Jaejoong, Yong Hwa se cruzó en su camino.
Jaejoong agrandó los ojos al verlo y
le regaló una enorme sonrisa de complacencia.
— ¿Bailas conmigo? —le preguntó el
berserker haciéndole una reverencia. Jaejoong se puso de puntillas para mirar a
Yunho. Éste frunció el ceño.
—Pues es que...
—Es sólo un baile, Jaejoong. Luego
me iré — Yong Hwa inclinó el cuello a un lado y le sonrió pícaramente. —Por
favor. — Jaejoong sacudió la cabeza y sonrió.
—Está bien, sólo uno.
Yunho se apartó mientras ambos iban
juntos a esa pista improvisada donde todos bailaban desinhibidos. No se hubiera
imaginado que unos seres tan letales y agresivos pudieran tener tanto sentido
del ritmo.
Sonaba de fondo la canción de All Good Things Come To An End.
Yong Hwa lo cogió de la cintura
mientras se movían al son de la música con gracia y elegancia.
—Y dime —le susurró Yong Hwa al oído,
— ¿cómo te va con el colmillos?
Jaejoong se aclaró la garganta.
—Bien, gracias. Se llama Yunho.
— ¿Te trata bien? —le dio una vuelta
para luego volver a cogerlo de la cintura. — ¿Es bueno contigo?
—Es muy bueno —lo miró censurándolo.
— ¿Todavía sigues enfadado conmigo
por lo que le hice?
Jaejoong recordó con amargura los
latigazos que prodigó Yong Hwa a Yunho.
—Debía de haber un castigo por lo
que te hizo, Jaejoong. ¿Me entiendes? —sus ojos lo miraron rogando perdón.
—No me apetece hablar de eso ahora.
— ¿Y bien?
—No. No estoy enfadado. No apruebo
esas acciones. Me... me sacude por dentro tanta violencia.
—Lo hice por ti —ahora Yong Hwa lo
mecía más suavemente con sus manos dulces y ligeras.
—Bueno... no sé si darte las gracias
—apoyó una mano en su hombro para guardar las distancias.
—Cuando llegaste a la manada...
—Cuando me recogieron, hace apenas
unos días —rectificó él dulcemente. —No somos animales, recuérdalo.
—Sí. Pensé que ibas a ser para mí.
Mi... Pareja. — Jaejoong se paró en seco y lo miró asombrado. —Sigue bailando
—lo animó él arrastrándolo. —Yo creí que era mi momento de emparejarme —se
encogió de hombros. —Y de verdad que no me importaría hacerlo contigo.
—Yong Hwa, yo...
—Pero creo que Yunho ha llegado
antes que yo, ¿verdad? —le sonrió con tristeza.
—Sí.
—No has dudado ni un segundo —hizo
una mueca de disgusto.
—No, no he dudado —afirmó Jaejoong observando
el bello rostro de su amigo.
— ¿Lo amas?
— ¿Mmm?
—Lo amas.
—Yo no he dicho...
—Bien —exhaló el aire bruscamente. —Ahora
que estoy seguro de que estás convencido ya me puedo ir de esta fiesta de
borrachos. Pero, Jaejoong...
Jaejoong todavía estaba confundido
por la afirmación tan rotunda de Yong Hwa acerca de sus sentimientos por Yunho.
— ¿Qué?
—Si te cansas de él, siempre puedes
venir a mí —un brillo de diversión relampagueó en sus ojos ambarinos.
—Oh, cállate —le golpeó en el pecho
con fuerza.
—Tienes mi número —le hizo el gesto
del teléfono con las manos. —Llámame, cariño.
—Seguro —levantó el dedo corazón.
Cuando Yong Hwa se fue, arrastró con
él a Siwon, que seguía mirando furioso a Heechul, y éste lo despedía besando su
dedo corazón y deletreando la palabra gilipollas con los labios mientras
meneaba el trasero rozando la entrepierna de uno de los de su manada.
Jaejoong hizo negaciones con la
cabeza. Se odiaban.
Luego observó a Junsu, que bailaba
rodeada de vanirios. Intocable. Lejano. Inalcanzable para todos. Y Yoochun no
le sacaba el ojo de encima. Qué complicado parecía todo entre ellos.
Más tarde, sus ojos se detuvieron
ante el espectáculo que ofrecían Ji Hye y Cha Don. Aquello era sexo implícito
en cada uno de sus movimientos. Cha Don dejaba que ella se agitara y se moviera
entre sus brazos, él aprovechaba y le olía el pelo, le besaba el cuello, le
lamía la oreja... El quería tocarla, pero ella no le dejaba. Mantenía sus manos
lejos de ella y lo provocaba. Y cuando se miraron, no sólo había deseo, sino
adoración. Habían perdido a dos niños por el camino, pero tenían una vida
inmortal juntos para resarcirse. Ambos se amaban y su amor era más fuerte que
nada.
Un amor como el que él sentía por Yunho.
Sí. No iba a negarlo más. Jaejoong buscó a Yunho con los ojos y lo vio
alejándose de las hogueras y cruzando unos matorrales que lo ocultaron por
completo.
Jaejoong aceleró el paso y lo
siguió. ¿Por qué se iba?
Cuando cruzó los matorrales, se
encontró en una planicie oculta por árboles, en cuyo centro había unas piedras
enormes a modo de altares. No había rastro de Yunho.
— ¿Yunho? —preguntó alzando la voz.
— ¿Te estás divirtiendo, príncipe?
La voz venía de su espalda. Cuando
se giró lo encontró a apoyado en uno de los árboles con las manos en los
bolsillos de sus pantalones negros de piel. La cintura del pantalón le quedaba
por debajo del ombligo y su piel dibujaba todos los músculos a la luz de la
luna. Su torso desnudo, como el de todos los vanirios en una noche como ésa. En
su mejilla derecha, tres líneas perfectas de igual medida resaltaban de color
negro.
Jaejoong lo miró de arriba abajo y
se quedó hipnotizado. Pero cuando se centró en sus ojos, tembló de emoción, de
anticipación ante lo que podría suceder entre ellos.
—Hoy todos querían hablar contigo,
por lo visto —se acercó a Jaejoong pero no lo tocó.
—Sí.
—Y tu abuelo As.
—Y Yong Hwa —murmuró entre dientes.
—Sí, Yong Hwa también —contestó él
achicando los ojos. No parecía muy tierno, precisamente.
—Has bailado con él y te has reído
con él —le levantó la barbilla.
— ¿Por eso te has ido?
—Me he ido para dejarles intimidad.
Parece que la necesitaban. Dime, Jaejoong, ¿él te gusta? Si yo no hubiera
estado aquí, ¿te habrías ido con él?
Jaejoong sintió cómo si alguien le
echara un cubo de agua helada por encima.
—No me lo puedo creer... Claro —le
espetó provocándolo. —En cuanto te dieras la vuelta —levantó la barbilla
desafiándolo. Los ojos le brillaban por las lágrimas. La rabia se dejaba ver en
sus palabras.
—Dímelo, Jaejoong. Y no juegues
conmigo —le cogió de los brazos apretándolos con fuerza. — ¿Es por eso? ¿Por
eso no me dejas entrar en ti? No sé ni lo que piensas ni lo que sientes por él.
Dímelo... Sé que a él le gustas.
—Jódete, Yunho. Te odio. Te odio...
Cerdo... Te odio... —le golpeó el pecho con fuerza para alejarlo de él.
¿Cómo se atrevía a insinuar algo
así? ¿Cómo podía siquiera pensarlo?
—Por favor, Jaejoong —lo apretó
contra él abrazándolo con fuerza. Jaejoong seguía peleando con Yunho, —me estoy
volviendo loco. Necesito el contacto contigo y no sé si lo que me dices es
verdad. No tengo modo de comprobarlo.
—Entonces, confía en mí... —volvió a
golpearlo en el pecho. —No puede ser tan difícil...
—Pero...
—Tienes que confiar en mí, Yunho...
Tienes que hacerlo... Si no... Si no me respetas y no aceptas este desafío,
nada funcionará entre nosotros —le dijo desesperado sin ninguna posibilidad de
detener el torrente de lágrimas. —Tienes que esforzarte igual que yo me
esfuerzo en comprenderte.
—Jaejoong, no está en mi naturaleza
hacer las cosas así.
—Sí lo está... Jodido cobarde...
¿Crees que yo no quiero fundirme contigo? —sus mejillas estaban rojas de la ira
y la frustración.
— ¿Lo quieres? —preguntó Yunho
tembloroso.
—Claro que lo quiero, Yunho... Pero
necesito saber hasta qué punto puedo confiar en ti otra vez. Necesito estar
seguro de que no te guardas nada para ti.
—Pero lo de anoche...
—Anoche fue genial —replicó Jaejoong
apretando los puños. —Pero no es suficiente. No para mí. Tú te abres mientras
me manoseas y te corres... pero sólo lo haces en ese momento. Ayer, además,
estabas drogado. Cuando todo eso se te pasa, luego, vuelves a desconfiar de mí.
A guardarte cosas. Esta mañana has vuelto a hacerlo y me he visto obligado a
tratarte mal, Yunho, y no me gusta.
—Pero a ti te gusta lo que te hago.
Disfrutas conmigo.
—Tenemos que separar lo que sucede
entre nosotros en la cama de lo que sucede fuera de ella. Tienes que ser mi
mejor amigo, no sólo mi amante —se puso la mano sobre la frente y exhaló con
fuerza. —Quiero un compañero que no dude en dármelo todo, porque yo no dudaré
en dártelo todo.
—Jaejoong...
—Junsu me dijo que tenías muchas
corazas. Es cierto —le señaló con el dedo obligándolo a que Yunho retrocediera.
—No quieres que nadie escarbe en ellas, que nadie las derrumbe, porque crees
que eso te hace vulnerable. Pero yo no soy tu enemigo, Yunho. ¿Me entiendes? No
soy tu enemigo —gritó furioso clavándole el dedo índice en el pecho. —No voy a
ceder hasta que vea que realmente te abres a mí. Esfuérzate. Háblame y
explícamelo todo. Y hazlo no sólo porque yo me meta a la fuerza en tu cabeza y
averigüe las cosas, sino porque realmente te apetece decirlas.
Yunho temblaba de la ira y la
impotencia que lo recorría.
—Pero no somos humanos —gruñó. —Las
parejas vanirias no se comunican así.
—A la mierda las parejas vanirias...
Vas a tratarme como yo me merezco, como yo te digo... Has sido horrible, Yunho.
Desde el principio. Tú apareces, coaccionas y lo ocupas todo. Y él único que ha
cedido y es flexible aquí soy yo. Yo... yo no puedo respirar.
—Yo tampoco —explotó. — ¿Crees que
me gusta ver cómo otras parejas se sienten tranquilas entre ellas porque tienen
un contacto del que me priva mi pareja? Lo odio... Me has vuelto loco... Tú,
insoportable... No puedo pensar — caminó hacia Jaejoong. —Todo eres tú. Mire
donde mire, ahí estás tú, aquí dentro —se golpeó la cabeza. —Y no sé qué
hacer... Soy idiota y torpe. Me siento estúpido... Me has vuelto un inútil.
Así... yo... no puedo protegerte. Yo no tengo nada bueno que darte... Estoy
podrido... Llevo muchos años peleando... Yo sé de guerra, no sé de... no sé qué
es... Pero tú estás ahí... estás aquí —se golpeó el pecho— como un torniquete,
haciéndome sangrar a cada momento. Y no sé cómo hacer que tú... que puedas...
porque yo realmente quiero... —realmente estaba agobiado y por fin revelaba
algo más de sí mismo. —Déjalo —se dio media vuelta abatido y murmuró. — Yong
Hwa sería mejor que yo.
Jaejoong sintió que algo explotaba
en su interior al oír su rendición.
—Cobarde... Ven aquí... Eres un
cobarde —le gritó entre lágrimas. Corrió hacia Yunho y lo golpeó en la espalda.
— ¿Quieres que me vaya con él? ¿Dime? ¿Sería más fácil para ti? Te odio, Yunho...
Yunho se giró y lo cogió de las
muñecas para que dejara de golpearlo.
— ¿Te irías con él? —le preguntó
desolado y triste. Desesperado porque no sabía cómo hacerle ver lo que Jaejoong
significaba en su vida. —Si eso te va a hacer feliz, hazlo. Yo sólo...
— ¿Tú qué? —sollozó.
—Si prefieres a Yong Hwa cógelo, mi dulce corazón.
Jaejoong cerró los ojos y negó con
la cabeza.
—Deja de tratarme así. No puedes
provocarme tanto... —gimió rogándole. Lo estaba volviendo loco. —Por favor, Yunho.
— ¿A quién prefieres? ¿Con quién te
irías? —lo zarandeó levemente. —Él seguramente es más compatible contigo de lo
que yo lo soy —cada palabra que decía en favor del berserker le desgarraba el
corazón. —Yo sólo quiero dejar de hacerte llorar... y Odín sabe que yo no
soportaría saber que otro te toca, pero, si eso va a ser mejor para ti...
—Te odio —le dijo con rabia
agarrándole del pelo.
—Jaejoong —lo tomó de la cara. —Sólo
contéstame. Déjame oírlo. Necesito oírlo.
—Te elijo a ti —le gritó. Lo miró
desesperado y hundió su cara en el pecho de Yunho y arrancó a llorar como un
niño. —Bruto insensible... Te elijo a ti... —golpeó su pectoral rendido y
abatido.
Yunho lo observó temblar sobre su
pecho. Lo rodeó con sus brazos y lo abrazó. Sabía que lo había llevado al
límite, pero no sabía hacer las cosas de otro modo. Sin embargo, se dio cuenta
de algo valioso para él. Algo que nunca había sentido. Le creía. Creía en Jaejoong.
Confiaba en sus palabras. Confiaba en él. Y del mismo modo deseó... No. Del
mismo modo quería que Jaejoong confiara en él. No estaba preparado para decirle
que lo amaba, pero lo amaba. Lo amaba. Como no supo decírselo, hundió el rostro
en el hueco de su cuello y lo besó dulcemente.
—Te elijo a ti, Jaejoong —le susurró
apasionadamente.
—Déjame en paz —contestó Jaejoong entre
sollozos intentando apartarse de Yunho. —No es verdad. Me estabas entregando a
otro cuando yo...
—Sí, lo es, mi dulce corazón. Mi
dulce corazón —quiso besarlo pero
Jaejoong le apartó la cara. —Ven, no te apartes.
— ¿Por que? ¿Por qué? —exigió
mirándolo con los ojos arrasados en lágrimas. — ¿Por qué me eliges ahora?
—Porque necesito esto para empezar a
cambiar... —le tocó los labios y deslizó la punta de sus dedos por su cuello hasta
llegar a su pecho. —Sólo esto —le puso la mano sobre el corazón. —Soy todo
tuyo, Jaejoong. Tu eres mi dulce corazón y te necesito.
—No —sollozó.
—Sí. Ven —abarcó su cara con las
manos.
— ¿Intentarás confiar en mí? Te lo
he dicho esta mañana. Esto no funcionará si no nos abrimos. Sólo inténtalo, te
lo suplico.
—Mírame. No estoy drogado ni bajo
presión. Te estoy hablando desde dentro —le acarició la mejilla y se inclinó
para besarla. —Aquí el único que debe suplicar por ti soy yo. Te demostraré que
soy de fiar, que puedo entregarme por completo y que puedes confiar en mí. Yo
ya confío en ti, Jaejoong. Pero yo soy el problema. Verás que podrás confiar en
mí —le mordió los labios y él tembló entre sus brazos.
— ¿Por qué? — Jaejoong no pudo
resistir besarlo con dulzura. Realmente Yunho se estaba abriendo. Lo sentía en
su interior, como si entre ellos fluyera una energía poderosa e inquebrantable
que no había fluido antes, y le gustaba.
—Porque me pongo enfermo sin ti —lo
cogió en brazos y lo besó como si fuera a comérselao.
— ¿Te pones enfermo sin mí? —se
abrazó a Yunho y besó su cuello.
—Sí —lo abrazó con fuerza y Jaejoong
se dejó mimar. El cuerpo de Jaejoong era un bálsamo de luz y de paz para Yunho.
—Estás celoso de Yong Hwa, ¿por eso
me has hablado así?
—Sí —reconoció besándolo de nuevo.
—Pero sabes que yo no podría dejarme
tocar por nadie que no fueras tú. Lo sabes, ¿verdad?
—Sí, te creo cuando lo dices
—reconoció humildemente.
— ¿Y por qué me presionas de esta
manera? Me acorralas constantemente.
—Porque él es más amigo tuyo que yo.
Con él estás tranquilo y relajado. Conmigo nunca estás así.
—Entonces relájame, Yunho.
Tranquilízame —le pasó la mano por cabello y lo atrajo hacia él. Lo besó de un
modo que era pecado. No había un lugar de su boca que su lengua no acariciara.
—Nunca le he hecho esto a él. ¿Qué crees que querrá decir? —preguntó sobre sus
labios.
—Y te mataré si se lo haces —se pasó
la lengua por los labios y saboreó a Jaejoong. — ¿Quieres... quieres bailar
conmigo?
Jaejoong miró sus cuerpos. A Jaejoong
le colgaban los pies porque Yunho lo tenía aupada con todo su cuerpo en
contacto con el de él.
—No aquí —le dijo Yuhno con la voz
ronca.
— ¿Dónde?
—Tú sólo dime si aceptas. ¿Vendrás
conmigo?
—Sí. Me voy contigo —sonrió y se
agarró mejor a Yunho.
— ¿Te gusta que te diga mi pequeño?
—lo abrazó mejor.
—Me gusta todo lo que me dices
cuando te pones tierno —acarició su nariz con la suya.
—Y a mí me pones a mil.
—Bien —susurró al sentir el deseo en
su sangre. —Llévame a bailar, Yunho.
—Agárrate, pequeño.
De un salto se impulsó con Jaejoong hacia
el cielo y salieron como una bala del espeso bosque donde se encontraban. A sus
pies, seguía la fiesta, corría el hidromiel, se agitaban los cuerpos y danzaban
las hogueras.
Pegado a su cuerpo sintió una
extraña sensación en el bajo vientre, como si se le deslizara miel líquida. Yunho
se apretó más a él y acunó su erección entre las piernas de Jaejoong.
—Yunho —gimió él. —Estoy ardiendo.
—Y yo, nene —gimió Yuhno también
acelerando el vuelo. —Me muero de ganas de...
—No, estoy ardiendo de verdad. Me
quema —esta vez su voz sonó desesperada.
— ¿Qué te quema cariño? —preguntó Yunho
preocupado.
—Abajo —musitó Jaejoong apretando la
cara contra su cuello. —Y... ah...
— ¿Qué?
—No sé qué me pasa, pero... me
duele.
— ¿Te duele? Aguanta, ya llegamos a
casa.
—No. No lo aguanto —se
abrazó más fuerte a Yunho y le rodeó la cintura con las piernas apretándose
fuertemente contra su erección.
Nota: Este fic ya esta por terminar se que hubieran querido el desarrollo de las demás parejas pero esta novela es parte de una saga, así que deja inconclusas muchas cosas.
No
Gracias por comentar.
Nota: Este fic ya esta por terminar se que hubieran querido el desarrollo de las demás parejas pero esta novela es parte de una saga, así que deja inconclusas muchas cosas.
No
Gracias por comentar.
Waaa q le arde a jaejoong?,el pipi rojo?,la cola?,queeee?!!
ResponderEliminara fuck justo. Ahi tenia q terminar ><
Por un momento pense q yunho d vdd dejaria a jj ese par son bn necios y no ceden,hasta a mi me lastimaron con leer eso TnT abbu,pero al final jaejoong fue por el, es obvio q lo ama y no podria vivir sin el
Heechul no esta lejos d ser en esta historia lo q es en la vida real xD
waaa me encanto este cap todo fue tan lindo *-*
ResponderEliminaralfin esos dos se estan entendiendo que lastima q ya va a terminar
me hubiera gustado saber q pasa con el YooSu y el Sichul ♥
gracias x la actu !!
Pense que seguirían con la pelea que bueno que no fue así, y se me hace que lo que le arde a JJ sera el "tatuaje" que lo marca a yunho, ay ojala sea eso y no algo problematico y todo! que más quisiera que esta adaptación no acabe pero no se puede T-T! ame el capítulo y amo demasiada esta historia, mil gracias por compartirla!
ResponderEliminaraaaaaaaaaaaaaaaaah le duele a jae por que se le esta poniendo la marca de que por fin se a emparejado con yunho acaso ha ha y como cree jae que yunho se lo dejaría a otro si tanto que le a costado que jae lo acepte como para que llegue otro y le permita que se lo lleve ha ha que ni lo sueñe ni loco yunho lo soltara
ResponderEliminarPor un momento pensé que la pelea se haría más grande y que cada quién por su lado estaría molesto pero menos me equivoque y creo que al abrirse así los dioses vieron que ellos se pertenecen mutuamente y por ello les pondrán los sellos y de ahí debe provenir el dolor que siente Jaejoong.
ResponderEliminarAMO esta adaptación con locura y pasión desmedida(?) xDDDD
y me dará pena que termine ;-;
Oh! será que ya le saldrá la marca a JJ wiii!!! u.u yo esperaba que se desarrollaran las demás parejas T.T creo que tendré que leer la versión original para saber acerca de ellos
ResponderEliminarCon respecto al fic ... me encanto esta traducción espero leer ansiosa su final
Gracias por publicar nos leemos ^.^
misa-chan <3
seria muy interesante leer la historia de las otras parejas ....pero es pedir mucho verdad, gracias.
ResponderEliminarme la he apsado tres dias sin dormir desde que encontre esta historia y hoy lelgue ahsta aqui ..
ResponderEliminarsolo te dire una cosa me encanto todo lo que escribes es genial simpletne genial, no em arrepiento de ser un zombi por andar leyendo jejej :)
esperare el otro capitulo >.<
.... quiero saber q hay entre junsu y yoochun u.u
woooo jaejoong si que esta ardiendo pero en deseo, se le avento
ResponderEliminara yunnie, que mas quiere yunho, estara feliz de ver en esa faceta a
su cared *q*
Dios tremendo susto que me ha dado Yunho... Pensé que iban a pelear y acabar todo de nuevo...
ResponderEliminarQue le pasa a Jae?...arde? Arde que?... Espero que no sea nada malo
ya seguro estaba realmente hermoso vestido asi... :3 :3
ResponderEliminarme hubiese gustado verlo <3 <3
pensé que ese par se iva a pelear de nuevo ya estaba renegando XD!
pero menos mal que no y jae se a sincero con yunho
ahora que le pasa a jejoong que le arde (?) (*///*)
a Jae le agarró la fiebre de hacer el amor descontroladamente??
ResponderEliminarme gustaría saber qué pasó con Junsu y Yoochum que están separados pero se nota que están enamorados
gracias por el capítulo
Me imagino a JJ vistiendo así y *Q* !!!
ResponderEliminarTenían que darse los celos si no no eran felices xD aún ya YH se pasa de infntil xD
Es una saga !! Voy a buscar los demas libros esta muy interesante la historia
ResponderEliminarSerá la marca de su emparejamiento lo que esta quemando a Jae?, ojalá que si para que ya no duden tanto de su amor.
ResponderEliminarGracias!!!
Ohhh que le pasa a Jae??? Será el nudo no debe ser a ambos de igual momento???
ResponderEliminarPero q bonitos ellos celandose jejeje
Nooooo xq pasa eso ahora que empiezan a estar juntos ... Una trampa que feo... Donde andan todos los demás ojalá que con lo que hizo Jae despierten a los demas
ResponderEliminarUhhhh es por la luna llena verdas????❤️❤️
ResponderEliminarOh que tristeza… como se llama la saga? Me gusta mucho esta historia.
ResponderEliminar