CAPÍTULO 15
UN CUERPO inmenso y duro le daba
calor en la espalda. Su cabeza estaba apoyada en el brazo de Yunho, su pelo
desparramado por la almohada. El vanirio le acarició la nuca con la nariz. Jaejoong
intentó mover las piernas pero Yunho las tenía inmovilizadas con una de las suyas.
Estaban encajados como dos cucharas, perfectamente amoldados.
Jaejoong sonrió. Yunho era una caja
de sorpresas. Sintió un dedo de Yunho siguiendo su columna vertebral de arriba
abajo. Toda la piel se le erizó. El contacto más mínimo del vanirio, lo
despertaba y lo hacía hervir como un volcán a punto de estallar. Qué locura.
— ¿Te encuentras bien? —susurró Yunho
en su oreja.
—Estoy... bien —sorprendido por la
respuesta, dio gracias porque Yunho no viera lo sonrojado que estaba.
— ¿Te he hecho daño? —su voz sonaba
preocupada. Para Jaejoong era su segunda vez, todavía era nuevo en eso.
—No, no me has hecho daño...
—contestó dándose cuenta de lo importante que era para Yunho no volverle a
hacer daño ni a intimidarlo en la cama— esta vez.
Yunho lo abrazó y apretó su pecho y
todo lo que sobresalía de su cuerpo contra la espalda y las nalgas de Jaejoong.
Tenía miedo de que Jaejoong no aceptara todo lo que había visto en él.
— ¿Qué ha pasado ahí dentro? ¿En qué
me he convertido? —exclamó Jaejoong con incredulidad. —Te he mordido.
—Mmm... Sí y me ha encantado —cogió
con los dientes el lóbulo de su oreja. —Así hacemos el amor los vanirios. ¿Y a
ti? ¿Te ha gustado?
Jaejoong enmudeció y se pensó la
respuesta.
—Sí —apretó la cara contra la
almohada. Sentía vergüenza. — ¿Cómo puede gustarme beber sangre?
—Beber sangre es generalizar —lo
corrigió Yunho sonriendo. —A ti te gusta sólo mi sangre, que te quede claro
precioso. Igual que a mí sólo me gusta la tuya. Tu sangre es muy poderosa
—reconoció pasándole la lengua dulcemente por la oreja. —Nunca me había sentido
tan bien.
—La tuya es... buena. Buena no,
deliciosa.
—Gracias —le dio un beso húmedo en
la nuca.
— ¿Y si bebo tu sangre... ya no
tendré hambre hasta...?
—Bebemos una vez al día el uno del
otro y gracias a eso podemos disfrutar de la buena comida. Ahora puedes
alimentarte de cualquier cosa y sentir como la comida te sacia, porque mi
sangre te ha saciado por hoy. Iremos a restaurantes preciosos y únicos en el
mundo, mi pequeño Jaejoong. Disfrutaremos juntos de tantas cosas... —lo abrazó
con más fuerza, demostrándole la alegría de haberlo encontrado por fin y de ser
aceptado.
Pensando en sus palabras, Jaejoong recordó
como lo había llenado en todos los sentidos. Su sangre era un manjar y su
manera de hacer el amor... estaba sorprendido de que todavía siguieran vivos.
Entonces almacenó todas las imágenes
de la vida de Yunho. Habían pasado ante sus ojos como una película mientras se
alimentaba de él.
—Ahora yo también lo sé todo de ti
—susurró Jaejoong.
Hubo un largo y prolongado silencio.
—Te he visto pelear contra romanos, Yunho.
Contra vikingos...
—Germanos —le dijo Yunho con un tono
duro.
—Sí... —se giró hacia él sin salir
del círculo de sus brazos. —Fuiste de los pocos que aguantaste el asedio del
antiguo imperio romano.
Asintió con la cabeza. Yunho lo
miraba con atención, intentando averiguar si había rechazo en su mirada. Tomó
un muslo de Jaejoong y lo colocó por encima de su cadera.
—No, espera —se quejó Jaejoong. —Quiero...
—Tranquilo —le dijo Yunho
acariciándole la pierna. —Me gusta sentir el peso de tu cuerpo. No te haré
nada... por ahora —un brillo travieso iluminó su mirada. —Pero no soy una
momia, te lo advierto.
—Tienes dos mil años —lo pinchó Jaejoong
sonriendo. —Ahora estate quietecito ¿vale? Quiero que hablemos de lo que he
visto y no puedo pensar si tu...
— ¿Si te toco? —dijo Yunho alzando
las cejas y sonriendo pícaramente.
Jaejoong se sorprendió admirando la
sonrisa genuina y traviesa de Yunho. Se estaba deshaciendo por Yunho.
Obligándose a centrar sus pensamientos, prosiguió con sus visiones.
—Céntrate, quiero hablar de lo que
he visto —musitó Jaejoong mirándole la barbilla. —Tú y mi padre lideraron a su pueblo
en sus guerras —se le humedecieron los ojos. —Lo querías mucho.
—Sí —asintió él con sus ojos
abiertos y solemnes. —Ya te dije que era como un hermano para mí —le puso un
mechón de pelo detrás de la oreja.
—Era muy guapo ¿verdad?
—Supongo —hizo una mueca y luego
sonrió divertido. —Sólo hay que verte.
—He visto muchísimas cosas, Yunho
—lo miró con ternura. —He visto a un grupo de niños intentando sobrevivir en
los bosques después de que los romanos y los germanos les arrebataran casi
todo.
—Se llevaron a nuestras madres,
mataron a nuestros padres delante de nuestras narices. A nosotros, pensaban
reclutarnos para los próximos ejércitos y lo que debía de ser el nuevo ejército
centurión, pero... nos escapamos. Nunca lo podrían haber conseguido si algunos
de los perros sarnosos de nuestra aldea no nos hubiesen traicionado.
—Luego huyeron a los bosques, se
ocultaron y se prepararon para enfrentarlos a ellos. Pero sólo eran niños.
—Sí, ellos pensaban que nos
mantendríamos dóciles hasta que llegaran por nosotros. Éramos más de veinte
niños en nuestro poblado. Pero no nos conocían, no se les ocurrió que los niños
tenían la misma sangre guerrera en las venas que los hombres contra los que
habían luchado. Hombres valientes que protegían sus tierras y sus familias con
su propia vida.
—Tú y mi padre fueron los líderes de
esos niños, los instruyeron y los prepararon para las grandes batallas.
—Sí —confirmó con melancolía
mientras acariciaba la espalda de Jaejoong.
—Siento lo de tu madre —apretó los
labios. —Ese hombre...
—Se la llevó. Era uno de los mejores
amigos de mi padre, se llamaba Gall. Los keltoi no éramos fáciles de derrotar,
así que algunos centuriones romanos intentaron comprar a miembros de nuestro
clan. Gall nos vendió. En todos sitios siempre hay alguien que cede al miedo y
al poder ¿sabes? Él mató a mi padre y se llevó a mi madre. Era tan buena y tan
hermosa... —se aclaró la garganta. —Tus abuelos también murieron ese día. Los
romanos arrasaron con todo ¿sabes? —apoyó la barbilla sobre su cabeza. — Seong
Hun era el mayor de todos los niños que dejaron en la aldea. Tenía cinco años
más que yo —le explicó apretándolo más contra él. —Era un guerrero increíble,
el más poderoso de todos los que yo he visto. Él nos enseñó a luchar y a defendernos.
Ryu Jin también luchaba bien pero donde Seong Hun era frío y calculador, Ryu
Jin se dejaba llevar por el odio y la ira y a veces por su inconsciencia nos
encontramos en más de un apuro. Cuando llegó el momento arrasamos con uno de los
campamentos romanos asentados. Fuimos uno por uno hasta dar con la zona donde
estaba Gall. Lo maté con mis propias manos, a él y al resto de centuriones y
traidores que disfrutaban de la protección del Emperador.
— ¿Y qué pasó con tu madre?
—Gall la vendió como esclava por un
puñado de monedas —dijo asqueado. —Duró con ella un mes, hasta que se cansó. Ni
Junsu ni yo volvimos a saber de ella. Tampoco Yoochun, Jong Hyun y el resto
supieron de las suyas. Nos dejaron huérfanos, pero el tiro les salió por la
culata.
—Eran niños, Yunho —alzó la barbilla
para mirarle a los ojos. Tenía la mirada perdida y el rostro lleno de
determinación. —No debieron vivir nada de eso.
—Éramos fuertes, altos y expertos en
el arte de la guerra y de la magia —volvió a enfocar su mirada en Jaejoong y le
acarició la barbilla. —Muchos de nosotros tenemos sangre druida en nuestras
venas. No nos hizo falta nada más que la rabia y el orgullo keltoi para dar con
todos y matarlos. Luego fuimos invencibles, y nos encargamos de que los romanos
salieran de nuestras tierras. Vencieron al rey, es cierto, pero nunca pudieron
llegar a dominarnos. Nosotros fuimos los culpables —su voz se manchó de orgullo.
—nuestra tierra nunca fue de Roma. Cuando los vanir nos convirtieron, nos
prohibieron participar en guerras entre humanos —hizo una mueca. —Nosotros sólo
debíamos equilibrar la balanza en caso de que algún lobezno o nosferátum
abusara de su poder contra los débiles. No pudimos evitar que Roma finalmente
obligara a los keltoi a pagar tributo y jurar fidelidad.
— ¿Cuántos fueron transformados,
exactamente?
—Éramos veinte, pero luego se nos
unieron trece miembros más que recogimos por el camino, procedentes de otros
clanes.
—Treinta y tres entonces.
—Aha.
— ¿Siguen todos juntos?
—No. Muchos se dispersaron por otras
partes del mundo y hemos perdido el contacto. No permanecimos unidos. Sin
embargo, somos más de treinta y tres —la miró a los ojos. —Algunos empezaron a
tener relaciones...
—Ya, claro, como los berserkers. Se relacionaron
con hombres y mujeres humanas y... tachan... nacieron mini-vanirios por todo el
mundo.
—Hay muy pocos niños en nuestro
clan, al menos aquí. La verdad es que Ji Hye y Cha Don tenían dos pequeños,
pero desaparecieron hace diez años. Cuando capturamos a uno de los cazadores,
vimos en sus recuerdos lo que les hicieron a los pequeños. No sé si murieron o
no. Cha Don no cesa en su búsqueda, desde luego, y Ji Hye cada día pierde un
poco más la esperanza. Luego hay otra pareja más del clan, Iain y Shenna,
también originarios. Hace siete años que alumbraron a dos mellizos, niña y
niño. Y hay tres niños más de diez años que forman parte de los vanirios.
— ¿Sólo cinco en dos mil años?
—Bueno. Luego están los hijos de los
híbridos. Al principio, con nuestro don y nuestra necesidad de beber sangre y
de encontrar a nuestras parejas cometimos muchos errores.
— ¿Han transformado a mucha gente?
—Yo nunca, pero sé de otros que no
lo han llevado nada bien. Como no establecimos comunicación entre nosotros y
nos esparcimos por todo el mundo, yo no sé lo que ha sido de ellos. No sé si
hay más niños, no sé si hay más híbridos.
—Y... ¿los hijos de los vanirios de
qué se alimentan?
—Son alimentados por sus
progenitores, pero luego tenemos que lidiar con ellos para que aprendan a
soportar el hambre.
— ¿Y el alimento humano les sirve
para crecer?
—No, pero es como la nicotina para
un fumador adicto. Pueden comer, pero gracias a Yoochun descubrimos que crecen
mejor y con menos ansiedad si les damos suplementos ricos en hierro.
—Ah... —agrandó los ojos interesado.
—No debe de ser fácil ser un niño vanirio.
—No —lo miró de arriba abajo con
ojos hambrientos. —No lo es.
Se miraron fijamente, intentando
leerse la mente el uno al otro.
—Yunho, no hemos utilizado
protección.
—No te preocupes, no tengo ninguna
enfermedad. Somos inmunes.
—Ya, me dejas más tranquilo aunque
ya me lo imaginaba. Pero, puedes tener hijos... Yo estoy en tratamiento para no
embarazarme desde los dieciocho años.
—Chico listo —sonrió Yunho.
Yunho acercó su boca a la de Jaejoong
y rozó sus labios en un beso que pareció más un aleteo de una mariposa. Al
volver a apartarse, notó la mirada llena de fuego de Jaejoong. Jaejoong miró
sus labios y luego alzó la vista para estudiar sus facciones. Era puro pecado.
— ¿Por qué me miras así? —preguntó Yunho
inseguro.
Jaejoong pasó un dedo por su viril
mandíbula y añadió:
—Te responsabilizas de lo que les
sucedió a tus padres y a toda la aldea. ¿Por qué? —dijo Jaejoong solemne.
Yunho tomó aire incómodo. Jaejoong era
su cáraid. Su pareja. Sorprendido y terriblemente confiado como nunca descubrió
que tenía ganas de hablarle de ello a su apasionado y dulce amante.
—Cada poblado tenía un vigía, un
observador que alerta al pueblo encendiendo un fuego cuando se acercan enemigos
u hostiles. Mi padre era el de nuestro clan —tomó la mano de Jaejoong y le besó
la palma para luego dejarla sobre su cara. A Jaejoong le rascó la barba
incipiente que iba a crecerle. —El día que fue arrasada nuestra aldea mi padre
no se encontraba bien, tenía mal el estómago. Mi madre y yo le aconsejamos que
se quedara en la casa. Le aseguré que yo me encargaría de la guardia, y así
hice. Gall, que conocía nuestro proceder, nos tendió una emboscada esperando
encontrar a mi padre en su puesto de vigía. Junto con él habían los cuatro
centuriones romanos vestidos como nosotros. Yo no les pude diferenciar y dejé
que se acercaran. Gall me encontró a mí en lugar de mi padre —se encogió de
hombros. —Me dieron una paliza entre los cuatro, no me dio tiempo de alertar a
nadie. Me ataron al caballo de Gall. Recorrí todo el camino hasta la aldea
arrastrado por ese maldito caballo que corría como el viento — Jaejoong cerró
los ojos, dolido por lo que Yunho tuvo que sufrir. —No... Pude avisar a los
míos —musitó con reproche hacia sí mismo. —Los mataron a todos. Sacaron a mi
padre de casa y le cortaron la cabeza delante de mi madre y de mi hermano. Y
luego se llevaron hombres y mujeres para violarlos, venderlos o canjearlos por
otras cosas.
—Yunho... —susurró con el corazón
encogido.
—No. Escúchame, no quiero compasión
—le dijo en tono amenazador.
—No siento compasión —contestó Jaejoong.
—He visto ese recuerdo y creo que te culpas por algo que no podías controlar.
—Era mi deber alertar a la gente y
fracasé. Fui débil.
—Eras un niño —protestó Jaejoong acariciándole
la mejilla.
—Era un hombre.
—Hasta donde yo sé —puso un dedo
sobre sus labios y lo obligó a callarse, —un niño con catorce años no es ningún
hombre. Creo que nadie debería culparte por eso. Es más, creo que nadie de tu
clan lo hace. Eres admirado y respetado por todos, Yunho. No seas injusto
contigo mismo. Para mí no fue culpa tuya —confesó mirándolo con ternura. —Lo
que pasó fue que cuatro hombres le dieron una paliza a un muchacho. Eso es un
abuso, es juego sucio.
—Yo era mayor para...
—No lo eras.
—Sí, para nosotros. En nuestra
cultura un niño deja de serlo cuando puede embarazar.
Jaejoong agrandó los ojos y se
esforzó por no reírse.
—De verdad, Yunho, me parece una
atrocidad que juzguen la madurez tan a la ligera.
— ¿Cómo?
—Es escandaloso para mí escucharte
hablar así... —contestó. — ¿Eso les inculcaban? ¿Así les enseñaban?
—Cuidado con lo que dices, pequeño
brujo —lo advirtió haciéndose el ofendido. —Te estás riendo de una cultura muy
antigua y poderosa.
—No me río —dijo Jaejoong levantando
los brazos. — Les compadezco —tomó una de sus fuertes manos y le besó los
nudillos como Yunho había hecho. —Eres muy susceptible ¿sabes? Sólo digo que no
me parece justo. Es mucha responsabilidad ser un hombre a los catorce años. Si
fuera humano y pudiera realizar ese trabajo de educación sociocultural,
propondría que empezáramos con ustedes como un claro ejemplo de qué es lo que
no se debe inculcar. Pero no puedo — dijo con pesar. —Yo ya no puedo realizar
lo que me gusta y ustedes se supone que ya no existen, así que... —se encogió
de hombros rindiéndose ante la evidencia.
Yunho miró su gesto de derrota y se
sintió furioso por Jaejoong, porque ya no podría desempeñar algo que le
gustaba. Yunho quería ayudarlo, sus problemas eran ahora los suyos y no iba a
permitir que Jaejoong se sintiera infeliz. Tal vez él podría hacer algo al
respecto. Jaejoong era terriblemente bueno en lo que hacía y además era muy
convincente hablando. Podría enseñar miles de valores nuevos a muchos niños.
Puede que Jaejoong fuera importante para los clanes, no sólo para los vanirios,
sino también para los berserkers. Moldearía una idea sobre las posibilidades de
tener a alguien como Jaejoong no sólo en su vida, sino en la de los clanes.
Puede que Jaejoong fuese clave en ese cambio que debía instalarse entre las dos
razas para una mejor convivencia y una fluida comunicación. Pero ya pensaría en
eso más tarde. Ahora lo tenía en su cama, tierno y cariñoso, y eso era más de
lo que podía soportar su ya de por sí endurecido cuerpo.
— ¿Qué más has visto, pequeño
intrépido? —sonrió maliciosamente.
A Jaejoong le pareció increíblemente
sexy haciendo esa media sonrisa devastadora. Él quería seguir hablando del tema
de Yunho y su autoinculpación, pero entendió que ya había sido mucho para Yunho
hablarle de eso. Probaría en otro momento. Le dolía que Yunho sintiese ese
dolor hacia algo que no estaba en sus manos. Le sonrió y contestó a su
pregunta.
—No se pueden transformar en nada
—contestó Jaejoong mirándole los colmillos. —Pensaba que podían convertirse en
bruma o en murciélagos y en cosas de esas... en lobos como Drácula de Bram
Stoker ¿sabes?
—Son mitos. Nosotros somos como una
especie de magos inmortales con colmillos. No bebemos sangre humana para
sobrevivir, a no ser que como en mi caso —rozó su nariz con la de Jaejoong —
haya encontrado a mi pareja.
— Entonces los colmillos sólo son
estéticos. Se les desarrollaron sólo para el goce de su pareja, únicamente. Qué
romántico —entornó los ojos con guasa. —Por cierto, no me dejarás marca
¿verdad?
—Quiero dejártela.
— ¿Por qué? —preguntó Jaejoong
curioso.
—Todos sabrán que eres mío.
— ¿Así que por eso tienen colmillos?
¿Tú Tarzán y yo Jane? —se mofó Jaejoong algo enfadado.
—Nuestros colmillos son muy
funcionales —replicó Yunho riéndose. —Puedo desgarrar un cuello entero sólo con
un mordisco. Puedo arrancar extremidades con un pequeño movimiento de mi cabeza
y con estos —se señaló los dientes— bien clavados en la carne. Puedo beber
sangre. Pero no para alimentarme, sino para extraer información. Por supuesto
no necesito grandes cantidades, únicamente con un sorbito tengo suficiente. Es
Loki el que ha creado lobeznos y nosferátums a partir de nuestra naturaleza.
Ellos sí que son vampiros. Bueno, ya los has visto...
—Uno de ellos quería raptarme. Me
quería llevar con él... creo que fue el que tú mataste.
—Notan que eres distinto, sabían
quién eras. Min Ki te tenía encerrado por algo, Jaejoong. Él esperaba tu
transformación para luego someterte a sus estudios. Pero no hay de qué
preocuparse, no dejaré que te pase nada —acarició su hombro desnudo con los
nudillos.
—Necesito que me hagas partícipe de
lo que vas a hacer, Yunho —confesó con la piel de gallina por su caricia. —No
sólo les persiguen a ustedes y a los berserkers, sino que también me persiguen
a mí. Puede que todavía no sepa controlar mis poderes, pero me sentiré más
seguro si formo parte de esto. No estoy hecho para quedarme asustado en un
rincón esperando a que me salven y lo sabes. Has estado en mi cabeza, has visto
toda mi vida.
Yunho lo miró fijamente, valorando
sus palabras y analizando la situación. Era cierto, Jaejoong no quería ser
protegido, él quería luchar también. Pero Yunho no iba a permitírselo. Cerró su
mente a la intromisión de Jaejoong, y cambió de tema rápidamente.
—Ya veremos... ¿Qué más sabes de mí?
—No tienes hijos —era una afirmación.
—Nunca has tenido una relación con nadie.
—He tenido montones —contestó Yunho
serio.
Jaejoong alzó la mano y le acarició
el labio inferior.
—Has tenido encuentros de una o dos
horas, Yunho. No has tenido ninguna pareja, jamás. Ni siquiera cuando eras
humano.
—No. Mi clan era lo más importante,
no tenía tiempo para tonterías románticas —espetó. —Luego cuando fui tocado por
los dioses, me centré en la protección de los humanos. Sabía que había alguien
destinado para mí, pero no me obsesioné hasta el punto de ir a buscarlo.
—Claro —bajó la mirada. — ¿Para qué,
no? Si ya tenías a todos los demás que se abrían de piernas para calmarte la
libido, los usabas y punto.
—No quería que vieras eso —se
lamentó alzándole la barbilla y acariciando su boca con la suya. —Pero me he
abierto a ti con todas las consecuencias, no quería reservarme nada. Quiero que
me conozcas.
Jaejoong asintió con la cabeza,
calibrando la importancia que estaba dando Yunho a lo sucedido entre ellos y lo
importante que también era para Jaejoong que Yunho le revelara todo. Lo miró y
sacó valor para la siguiente pregunta.
— ¿Tenías previsto para mí algo como
lo que Gall le hizo a tu madre, verdad? —no titubeó ni por un segundo. — ¿Querías
atarme a ti a la fuerza? Que fuera tu concubino, que no es lo mismo que
compañero. ¿Querías eso, verdad? De ahí que Junsu recriminara tu
comportamiento. ¿Qué hubiera pasado si hubieras encontrado a tu verdadero compañero?
¿Qué hubieras hecho conmigo?
Yunho apretó la mandíbula y frunció
el ceño.
—Tendría que matarte. Correrías el
riesgo de convertirte en un vampiro. Sin mi sangre, sin mi sustento, beberías
de otros y te convertirías y eso es muy peligroso.
—No lo hubiera permitido. No habría
dejado que ninguno de ustedes acabara con mi vida. Yo me hubiera entregado al
sol, como dicen ustedes.
Yunho se estremeció al pensarlo.
—Pero yo no sabía quién eras en
realidad. Aunque desde que te vi titubeé en mi decisión, pero no lo quise
reconocer —se encogió de hombros, conforme con su contestación. —Luego las
cosas fueron como fueron... —deslizó sus manos hasta sus caderas y las dejó
allí. —Si no hubieras provocado lo que provocas en mí y tan sólo fueras un
humano inocente y no quién eres en realidad te habría dejado libre y con un
buen lavado de cerebro. Pero eres quién eres y ahora estás aquí.
Sus palabras a veces frías y sin
emociones no concordaban con su manera tierna y dulce de tocarlo. Jaejoong no
se dio cuenta de que retenía el aire hasta que lo exhaló nerviosamente cuando Yunho
lo acercó a su cuerpo.
—No te doy miedo ¿verdad? Después de
todo lo que has visto de mí...
—No exactamente. ¿Debería tenerte
miedo, Yunho? —no era miedo lo que tenía, sino terror a que Yunho acabara
convirtiéndose en alguien indispensable para él. Jaejoong jamás había dependido
de nadie.
Yunho era un hombre peligroso. Un
luchador, un guerrero y un rival mortal para cualquiera que se enfrentara a él.
No tenía compasión en el campo de batalla y además disfrutaba de lo que les hacía
a sus adversarios. Era un verdadero artista de la guerra, en el caso de que la
guerra tuviera algún tipo de arte. Pero era un hombre apasionado y lleno de
recuerdos amorosos. Amaba a sus padres y se los habían arrebatado. Quería a Seong
Hun con devoción y se lo habían arrebatado. Ambos se habían salvado la vida
mutuamente en varias ocasiones, pero Seong Hun había desaparecido una vez de su
vida y ya no lo había vuelto a ver más. Ahora sólo le quedaba Junsu, su única
familia. En más de dos mil años de existencia no había conseguido vincularse
con nadie más que no fueran él, su padre Seong Hun, Yoochun y Joong Hyun. Era
celoso de los suyos y muy protector. En el clan todos lo respetaban y lo
consideraban el líder después de la muerte de Thor. Y él actuaba según esa
etiqueta pero no por aparentar nada, sino porque eran valores que estaban en su
propia naturaleza, en su corazón. No daba nunca el brazo a torcer, porque casi
siempre llevaba razón, como también creía al cien por cien que él llevaba la
razón respecto a Jaejoong y su relación con él. Era un hombre duro e imponente
por fuera, pero cuando ese caparazón se agrietaba, aparecía parte del niño que
una vez había sido y el miedo por perder a aquellos que quería lo dejaba
indefenso e inseguro. Sólo Jaejoong había visto esa parte de Yunho y por eso Yunho
quería someterlo constantemente. Yunho quería mandar. No le gustaba sentirse
débil ante Jaejoong ni ante nadie.
Jaejoong tenía muchísimo poder sobre
Yunho, y se sentía turbado por el descubrimiento.
—No tienes que tenerme miedo si te
portas bien, pequeño.
Jaejoong alzó las cejas incrédulo.
— ¿Y eso qué quiere decir?
—Somos pareja, ángel. Tienes que
obedecerme.
—Espera, espera —le dijo Jaejoong sacudiendo
la cabeza. —Lo que has dicho no me gusta nada. Nos hemos acostado pero —lo
empujó intentando liberarse de su abrazo— eso... no quiere decir que yo te
pertenezca, ni que tú me pertenezcas a mí ni nada que se le asemeje... ¿me
oyes? Suficiente estoy haciendo al tomarme con la máxima calma posible todo lo que
me ha sucedido como para que ahora me tenga que regir a tus objeciones — Yunho
lo apretó más contra él hasta que ni el aire corría entre sus cuerpos desnudos.
— Yunho, no. Basta.
— ¿Es que no has entendido nada? ¿Te
ha gustado hacer el amor conmigo? —murmuró contra sus labios. —Dímelo.
Jaejoong intentó apartar la cara,
pero Yunho le tomó la nuca con una mano brusca y autoritaria y lo inmovilizó.
—Entiendo que parte de tu mente
humana esté luchando todavía contra tu verdadera naturaleza —aclaró dulcemente.
—Deja de pelear conmigo —le ordenó bajando la voz. El cuerpo de Jaejoong quedó
flexible como la gelatina. —Si intentas separarte de mí, si intentas...
—No puedo creer que me estés
sugestionando de este modo. Déjame moverme... —replicó intentando mover sus
extremidades. Ese era el hombre con el que acababa de hacer el amor de un modo
insultantemente íntimo y confiado y ahora estaba dominándolo y sometiéndolo a
su voluntad como si su opinión no valiera nada. Se le llenaron los ojos de
lágrimas. No debía de ser así, pero así era, y por eso Jaejoong no quería
entregarse a Yunho por completo. Siempre lo vapulearía.
—Si intentas —volvió a poner su boca
sobre la de Jaejoong lamentándose al ver sus ojos enrojecidos— hacer una vida
aparte de la mía, no sólo no serás feliz, sino que además algo se te romperá
por dentro. ¿Recuerdas la sensación que tuviste cuando perdí el contacto mental
contigo? Pues a ver si se te mete esto dentro de esa preciosa y adorable
cabecita terca que tienes. Entonces, no nos habíamos acostado después de tu
conversión y lloraste toda la noche. Temblabas y sentías dolor físico ante mi
ausencia. ¿Cómo crees que será ahora después de habernos vinculado de un modo
tan íntimo, Jaejoong? Ni tú ni yo somos ya humanos. Ellos pueden acostarse con
quiénes les apetezca e incluso pueden hacer la vista gorda en cuanto se les
aparece su media naranja, pueden atreverse a ignorarla y escoger no estar con
ella. Pueden serles infieles si les apetece. Nosotros no. Los vanirios no. La
pasión que sentimos nos duele. Nosotros vivimos para la pareja. Tú eres mi
cáraid y tú vivirás también para mí. Y no porque yo te lo esté ordenando, Jaejoong,
sino porque es nuestra manera de correspondernos, de pertenecer a alguien, de
involucrarse con alguien y de comprometerse. Así nos relacionamos. ¿Lo
entiendes?
Jaejoong abrió los ojos consternado.
El recuerdo de lo mal que lo había pasado ante la ausencia del contacto mental
de Yunho lo dejó frío y tembloroso. No quería volver a sentirse así, jamás. Un
miedo atroz le recorrió el espinazo. ¿Pero cómo iba a poder convivir con un
hombre que lo sometía constantemente? Y no sólo eso. ¿Cómo iba a comprometerse
de esa manera?
—Soy dominante —le dijo Yunho — y tú
un cabezón, Jaejoong. Pero me convierto en un pusilánime inofensivo cuando
estoy a solas contigo —reconoció pidiendo un poco de colaboración con
la mirada. —No tienes de qué preocuparte cuando estemos en la intimidad. Soy
una marioneta en tus manos, pero mi actitud protectora ante las multitudes
puede que te moleste. No
puedo hacer nada ante eso. Desde ahora tú eres responsabilidad mía, de nadie
más. Lo siento, pero tú me has elegido. Tu olfato ha escogido por ti. Tú eres
lo más importante, ahora es mi obligación velar por nosotros dos.
Jaejoong comprendió lo mucho que
había marcado a Yunho el suceso de la vigía de su clan cuando era humano.
Quería controlarlo todo, responsabilizarse de todo. Por eso todo debía de
hacerse a su modo.
— ¿Y qué hay de lo que yo quiero?
—No tienes elección.
—Claro que la tengo —contestó Jaejoong
con un gruñido. —Elegí acostarme contigo. Puedo elegir no volver a hacerlo y
esto puede quedarse en un simple revolcón.
Si le hubiera escupido, no se habría
sorprendido tanto. ¿Un revolcón? Y no un revolcón cualquiera, sino uno simple.
¿Eso creía Jaejoong que había sido la frenética unión que habían experimentado?
Yunho nunca había hecho el amor antes. Sexo, sí. Revolcones, a montones. Pero
con Jaejoong no había sido nada de eso, ni siquiera la primera vez.
El mismo desconcierto que había
sentido al descubrir que había algo más entre ellos que la dependencia de las
parejas vanirias fue el que le hizo colocarse sobre Jaejoong y aplastarlo
contra el colchón.
— ¿Un revolcón has dicho? —repitió
con la voz cortante. — ¿De verdad crees que hay algo que puedas controlar entre
tú y yo? ¿Entre lo que sentimos?
—No me gusta esta posición, Yunho
—observó nervioso como su cuerpo estaba literalmente aplastado por el de Yunho.
—Salte de encima.
—Quítate esa idea homosapiens de la
mente. Esto es completamente distinto a nada de lo que hayas conocido —lo
zarandeó. —La relación entre cáraids es arrolladora, abrasadora y casi
humillante de lo dependiente que es.
—Yo no te he elegido —replicó Jaejoong
débil. —Yo no voy a depender de ti. Yo... no te quiero —alzó el mentón con orgullo.
—No hay amor, sólo lujuria desenfrenada y tú tampoco estás enamorado de mi —lo
desafió a que la contradijera. — ¿A qué no?
Yunho lo fundió con sus ojos.
¿Estaba enamorado de Jaejoong? Sabía que lo necesitaba, que lo deseaba con locura,
que no dejaba de pensar en él, pero ¿era eso amor? ¿O era obsesión? ¿Qué sabía Yunho
del amor hacia alguien más? Nada. Jamás había estado con alguien tanto tiempo.
Su hermano era el único que lo conocía y aun así procuraba que Junsu no viera
todo lo débil que él podría llegar a ser. ¿Y con Jaejoong? Jaejoong ya era una
debilidad de por sí. ¿Estaba enamorado?
Jaejoong esperaba una respuesta. Jaejoong
había visto qué y quién era Yunho. Cómo era su corazón y lo difícil que era
acceder a sus pensamientos, sus recuerdos, a su alma. Había hecho el amor con Yunho
y nunca se había sentido tan completo cómo cuando había estado entre sus
brazos. Pero... ¿qué implicaba reconocer que se estaba enamorando de Yunho?
¿Era eso amor? ¿Qué quería oír de Yunho? No podía doblegarse a la voluntad de Yunho.
Ya lo había hecho durante muchos años con Min Ki como para que ahora Yunho se
comportara igual. ¿Por qué se sintió ligeramente deshinchado cuando Yunho no
respondió?
—No es mi corazón el que te ha
elegido, sino mi instinto, mi olfato, mi... paladar —necesitaba defenderse de Yunho.
—Y a ti te ha pasado lo mismo— aseguró rotundo. —No tenemos que fingir que
estamos enamorados, ¿entiendes?
—No me amas, todavía —dijo más
dulcemente mordiéndole el labio inferior. —Pero tampoco lo necesitamos ahora.
No hay opción para nosotros.
Jaejoong intentó sacárselo de
encima, pero Yunho gruñó sobre su boca.
—No me apartes —le advirtió
seriamente.
—Yunho, eres tan romántico —se burló
Jaejoong más frágil de lo que deseaba.
— ¿Quién necesita el romanticismo si
tenemos esto?
Yunho lo besó apasionadamente hasta
que Jaejoong perdió el hilo de lo que iba a decir.
—Quiero ser libre de elegir —Yunho
seguía besándolo, mordiéndole los labios, —quiero poder escoger. Necesito saber
que controlo mi vida... y tú no me ayudas. Lo que nos pasa es... una reacción
física, no emocional.
Yunho asintió con la cabeza, dándole
la razón sólo para que Jaejoong se callara y le dejara besarlo.
—No. Lo que nos pasa es un milagro
—puso sus labios sobre su garganta, lamiéndola y mordisqueándola con pericia. Deslizó
sus labios por la clavícula y descendió hasta el enhiesto pezón, —un alma que
complementa a otra a la perfección. Los humanos se conforman con que sus
parejas sean algo compatibles, no necesitan la verdadera alma gemela porque les
da igual —dio un osado lametón al rosado pezón. —Mientras tengan sexo, una vida
social sana y no se queden solos al final, que sean o no su media naranja no
les quita el sueño. Ellos piensan: «mientras se parezca, aunque sea un poquito
a lo que yo quiero...» —abrió la boca y la cerró sobre el montículo duro y
suave.
Jaejoong espiró todo el aire de sus
pulmones y lo cogió del pelo.
— ¿Qué... haces, Yunho? —no sabía si
retirarlo o apretarlo más contra él.
—Se pasan la vida con otra persona
que cumpla sólo un poco sus expectativas, que comparta un poco sus gustos... y
con eso se conforman. Hasta que un día descubren que ese poco no es suficiente
—volvió a arremeter contra el pezón mientras con la mano le masajeaba el otro —
y entonces... van por otra flor o por otro capullo, que seguramente tampoco les
complemente ni les dé la paz que necesiten. Esa otra flor será algo nuevo que
comparta otro tipo de gustos y que cumpla otro tipo de expectativas, pero
seguirá teniendo carencias. Y así se pasan la vida, buscando sin llegar a
encontrar lo que realmente necesitan. Nosotros no. ¿Sabes por qué?
Jaejoong tenía los ojos cerrados y
se mordía los labios, para evitar chillar del placer. Negó con la cabeza y Yunho
sonrió.
—El alma gemela, la de verdad,
desprende un olor especial. Todos liberamos unas feromonas que llaman a
nuestras parejas. Si tenemos los sentidos suficientemente desarrollados,
podemos llegar a diferenciar el olor. Así nos elegimos, por el olor. Yo te
huelo a mango y tú me hueles a pastel de frambuesa y queso, que casualmente son
nuestros sabores favoritos —ascendió rozándole la piel con la lengua y los
labios, hasta que llegó a su boca y la invadió.
Jaejoong no rechazó el beso, sino
que abrió bien los labios y entrelazó su lengua con la de Yunho profundizando más
en su boca, disfrutando del sabor excitante del vanirio, olvidándose de todos
los peros y los contras de estar con Yunho y entregándose a su dulce pasión. Yunho
enmarcó sus piernas con las suyas, impidiéndole que se moviera. El calor empezó
a emerger de su piel. La carne le vibraba, la sangre corría a gran velocidad
por todo su cuerpo y se le agolpaba en el pecho, la cabeza y el vientre.
—No... —dijo Jaejoong con un sonido
ahogado intentando recuperar el aliento. —Mira, yo... te doy la libertad. No te
quiero ¿queda claro? Seguro que allí afuera hay alguien que realmente te
complemente, pero esa persona no puedo ser yo.
Yunho se echó a reír con fuerza.
— ¿Me das la libertad? —preguntó
alzando una ceja. —No puedes vivir sin mi sangre. No sabes lo que dices.
—Entonces... entonces procuraremos
encontrar la manera de tener a nuestra disposición botellas con nuestro plasma
sanguíneo. Como en Underworld que tenían bancos de sangre a su disposición. ¿Se
puede hacer, verdad?
A Yunho se le fue la risa de
repente. Realmente Jaejoong estaba hablando en serio y había visto demasiadas
películas. Se apartó ligeramente de Jaejoong apoyándose sobre las manos,
liberándolo ligeramente de su peso.
—No sólo es la sangre lo que necesitamos
el uno del otro, pequeño tonto.
—No me insultes.
—Es esto también —lo agarró de la
mano y lo llevó a su pene que de nuevo estaba erecto y duro como una piedra. —No
podemos ignorarlo.
Jaejoong tocó su miembro por primera
vez. Era suave, terso, sedoso y fuerte. Palpitaba contra sus dedos y estaba
caliente. Tragó saliva y apretó la mandíbula apartando la mano.
—Te libero de eso también ¿de
acuerdo? —estaba nervioso. Necesitaba meditar sobre ellos dos, sobre lo que
sentía por Yunho. ¿Qué venía del hambre? ¿Qué venía realmente de las
necesidades de su corazón?
— ¿Que tú me liberas? —repitió
perdiendo la paciencia por momentos.
—Sí, yo te libero... —hizo
aspavientos con las manos. —Mira, no sé por qué estúpida razón el destino ha
querido que tú y yo nos encontráramos en esta situación. Desde luego no somos
compatibles. Me he acostado contigo... y no tengo palabras para describirlo,
pero tú no eres mi pareja.
—No lo sabes —contestó Yunho
cortante.
—Créeme, sé lo suficiente —se
esforzó por sonreír. —Quiero darme la oportunidad de conocer a mi verdadera pareja.
Quiero que me seduzcan, que...
Yunho frunció el ceño y golpeó la
almohada con el puño.
— ¿Me estás tomando el pelo? —su
mirada se oscureció. — ¿Es que no entiendes lo que has sentido conmigo? Nunca
lo vas a sentir con nadie más.
—Tú eso no lo sabes...
—Claro que lo sé... Me he acostado
con muchos, Jaejoong, y con ninguno he sentido lo que he sentido contigo.
Jaejoong se calló por un momento. No
quería sonreír como un tonto por lo que le había dicho Yunho, y por Dios que no
lo haría, no iba a demostrarle lo mucho que le complacía oír eso.
—Al menos tú puedes comparar —en el
momento en que pronunció esas palabras se arrepintió. La mirada de Yunho se
tornó inexpresiva. El rostro pétreo. —Quiero decir...
—Vaya, vaya con el híbrido. Sé
perfectamente lo que quieres decir — Yunho dio un salto y se levantó de la cama
con su espléndida erección y un cabreo de campeonato. Se sentía herido en su
orgullo. ¿Cómo podía Jaejoong querer comparar lo que ambos habían tenido? Se
quedó de pie, mirándolo con frialdad. — ¿Entonces qué quieres, bonito?
Jaejoong se arrodilló sobre la cama
y se tapó con la sábana, se sentía desnudo y no sólo físicamente. Ahora la
discusión era fría y fea de verdad.
—Quiero mi independencia, Yunho.
Vivir en mi casa, volver con mis amigos, y recuperar mi vida. Desde ayer por la
noche no sé ni siquiera dónde están, si están bien...
—Por eso no te preocupes, Junsu está
con ellos —dijo seco. —Pero me refería a ti y a mí. ¿Qué quieres?
—Yo...
—Según tus palabras, quieres
comparar. No te fías de tus instintos y quieres ver si por ahí está tu
verdadero príncipe azul —se cruzó de brazos, espléndido y maravillosamente sexy
en su desnudez. —Yo te doy miedo, a mí no me quieres. Eso has dicho.
Jaejoong se sentía fatal al oír sus
propias palabras de boca de Yunho. Así sonaban crudas, vacías y superficiales.
—Sólo quiero espacio y
tiempo—susurró apretando las sábanas contra su pecho. —Todo esto me abruma. Tú
me abrumas. Tienes que entender que...
—Lo que entiendo es que quieres
probar a otros —siseó con malicia y cortándolo— para ver si no te sientes tan
abrumado —repitió con sorna. —Hace unas horas me dijiste que no querías que me
acercara a nadie más. ¿Qué se supone que debo hacer ahora? ¿Se supone que soy
libre de hacer lo que quiera? ¿Esa es la libertad de la que me hablas? ¿Eso es
lo que deseas?
Jaejoong se quedó en silencio y
apartó la mirada. Yunho lo observaba como si quisiera arrancarle la sábana y
demostrarle quién lo iba a abrumar de verdad. Pero para su sorpresa relajó los
brazos a ambos lados de su cuerpo.
—Te dije que no te iba a obligar a
nada —le recordó Yunho sin ningún tipo de ternura en la voz. —No lo voy a
hacer, Jaejoong. Cumpliré mi palabra. ¿Quieres espacio? Perfecto, yo te daré
espacio. ¿Quieres experimentar? Haz lo que te venga en gana. Tú mismo. Pero
¿sabes una cosa? No tienes ni idea de lo que nos vas a hacer, ni idea —se
acercó a Jaejoong y se inclinó sobre la cama poniendo una mano a cada lado de
su cuerpo, arrinconándolo. — ¿Sabes qué? Yo también voy a probar a ser abrumado
por otros —dijo con desprecio, —a lo mejor a ellos no les doy miedo. Si tú
tienes derecho, yo también ¿no?
Jaejoong sintió como un puñal en
forma de palabras se le clavaban en el corazón y se retorcían haciéndolo
sangrar. No le gustaba nada oír eso, unos repentinos celos lo aguijonearon en
carne viva.
— ¿Por qué quieres tomar esa
decisión? —preguntó intranquilo al ver que a Jaejoong le dolían esas palabras.
—No lo hagas tan difícil... Te dije que tú ibas a llevar el ritmo de esta
relación, podemos ir poco a poco, tú mandas —su voz implicaba ternura y
comprensión.
—Hace un momento me has dicho que no
tenía elección y que debía obedecerte —se apartó el pelo de la cara y levantó
el mentón. — ¿En qué quedamos, Yunho?
Jaejoong lo sacaba de quicio. Yunho sonrió
sin que los ojos llegaran a reír. Retorció las sábanas con sus manos para no
tener que zarandearlo y besarlo hasta quitarle ésa idea absurda de la cabeza.
Cerró los ojos, frunció los labios y negó con la cabeza, incorporándose de
nuevo y alejándose del cuerpo caliente de Jaejoong.
—Hablaré con Yoochun. Él nos ayudará
con lo de la sangre.
Jaejoong tragó saliva y miró el
gesto derrotado de Yunho. Por una parte quería rectificar lo dicho sólo para
aliviar el dolor del vanirio, pero era su derecho el poder elegir. ¿Por qué no?
Jaejoong sería quien eligiera su pareja, no un absurdo juego de sangre y
olores. Aun así, se le partía el alma de ver a Yunho tan triste con la cabeza
agachada, caminando de espaldas a él y dirigiéndose a las escaleras.
—Yunho,
escúchame...
—No —se giró hacia Jaejoong apoyándose
en el reposa manos de la escalera. —Quieres tu espacio, eso me has dicho.
Quieres pensar y no lo podrás hacer conmigo dentro de tu mente, así que te lo
digo ya. No hablaré contigo mentalmente. No me busques.
—Pero...
—Jaejoong —sus palabras eran bruscas
y afiladas, —déjame obedecer tus órdenes. Te lo debo, me has salvado la vida
¿verdad? Deseas tener tu oportunidad, ser dueño de tus propias elecciones. Has
elegido alejarte de mí y eso vas a hacer. Tienes que ser consecuente con lo que
deseas y yo quiero que comprendas lo que hay entre tú y yo. Considéralo tu
regalo de cumpleaños, la libertad. Pero te advierto: luego no me vengas
llorando.
Jaejoong tensó los hombros. ¿Qué no
le fuera llorando? ¿Qué no le fuera llorando? Era un borde presuntuoso...
—Tranquilo —replicó Jaejoong
orgulloso y sarcástico. —Intentaré no arrastrarme ante ti, arrogante.
—Esto no va a ser agradable, Jaejoong
—sonrió divertido ante el insulto. —Te lo vuelvo a preguntar: ¿estás seguro de
que quieres que te deje en paz?
—Sí... segurísimo —había dudado ante
la respuesta.
Yunho asintió lentamente y salió de
la habitación para dirigirse al vestidor y coger ropa nueva.
Jaejoong se quedó mirando la puerta
con el corazón y los labios temblando. Tragándose unas inesperadas lágrimas
apartó las sábanas y salió de la cama. Se dirigió al baño y abrió la ducha de
hidromasaje. El agua estaba calentita, así que se colocó debajo del chorro, echó
la cabeza hacia atrás y abrió la boca para que el agua entrara dentro. Se
enjabonó rápido intentando no pensar en el modo que tenía Yunho de tocarlo, de
acariciarlo y de contactar con él tan íntimamente. El jabón olía
deliciosamente, a cítricos. Como Yunho.
Salió de la ducha vestido con una
toalla que cubría su desnudez y con el pelo negro mojado. Lo desenredó y lo
dejó todo peinado hacia atrás. Se sentó en la cama, sintiéndose todavía
ligeramente conmocionado ahí abajo. Yunho era realmente grande.
Yunho abrió la puerta con ropa para
él. Se la entregó sin mirarlo a los ojos. Había comprado una tienda entera de
accesorios y ropa de todo tipo para Jaejoong y algunas prendas se las había
quedado él para días como esos, pensando que tendría muchos con Jaejoong, en
los que Jaejoong acabaría en su cama sin haberlo tenido planeado.
Se suponía que Jaejoong tendría que
estar deseando acostarse con él de nuevo, pero no era así. Jaejoong quería huir.
Todos sus amantes que hubo antes que él se morían por estar con él después de
practicar el sexo y él los repudiaba. Ahora sucedía al revés, Yunho era el
rechazado y no le gustaba como se sentía.
—Toma, ponte esto —le dijo.
Jaejoong cogió la camiseta negra
ajustada y los téjanos bajos de cintura. Incluso había ropa interior. Se
levantó de la cama, agarrándose la toalla.
Yunho lo observó y tuvo que reprimir
un suspiro. Dios, era tan hermoso. Se le notaba incómodo e inseguro. Lo miró
con esos ojos de color violeta y le dijo:
—Gracias.
Yunho se aclaró la garganta.
—Tu abuelo viene hacia aquí. Vístete
rápido, está muy mosqueado porque has pasado aquí la noche.
—Ya... bueno —tenía que quitarse la
toalla de encima y, ahora después de todo lo dicho, no parecía correcto
desnudarse ante Yunho. — ¿Podrías...? —con la mano le indicó que se diera la
vuelta.
—No, por supuesto que no —su mirada
era fría, pero en sus pupilas dilatadas también había un leve reflejo de dolor.
—No hay nada que no haya visto ya. Date prisa, le quedan cinco minutos.
Parado frente a Jaejoong, alto, tan
amenazador y espléndido, tuvo que hacer acopio de fuerzas para no echarse
encima de Yunho y violarlo en el suelo. Yunho era un adonis moreno y de una
belleza tan salvaje y cautivadora que no parecía real.
Yunho se estaba comportando como un
borde. Quería incomodarlo pero Jaejoong no podía detener la reacción de sus
hormonas ante Yunho. Era perfecto y su gusto por la moda, impecable. Ahora
llevaba un pantalón negro y una camisa ligeramente abierta hasta el pecho, que
combinaba con el color de ojos de Aileen. Llevaba un Tagheuer enorme en la
muñeca y miró la hora. Yunho olía a Allure.
En un impulso Jaejoong dejó caer la
toalla y se quedó desnudo frente a Yunho, mirándolo con desaprobación porque no
se había dado la vuelta, pero con innegable deseo. Oh Dios, lo deseaba de
verdad otra vez.
Yunho lo miró de arriba abajo,
acariciando con la mirada el espléndido cuerpo desnudo de Jaejoong. Las piernas
duras y ligeramente musculadas, los gráciles huesos de sus caderas, su abdomen
liso, su cintura estrecha, el pecho perfecto y aquella cara adorable y bella.
Jaejoong no supo muy bien como
sucedió, pero al instante estaba deseando como loco que Yunho lo tocara. ¿Pero
estaba enfermo o qué? Le había dicho que no se iban a acostar más y al cabo de
nada estaba rogándole con lenguaje corporal que lo manoseara y lo estimulara
como antes. Así no lo iba a tomar en serio nadie.
Yunho tuvo una erección de caballo,
pero sus ojos se mantenían inexpresivos mientras lo exploraban como si Jaejoong
fuera una mercancía.
—Yunho, yo... —dio un paso hacia Yunho.
— ¿Tú qué? —se acercó amenazador.
Ocultó las manos en los bolsillos, para que Jaejoong no se diera cuenta de lo
apretado que tenía los puños.
Jaejoong tragó saliva, pero no
retrocedió. Yunho quería asustarlo, estaba enfadado. Y Jaejoong sentía de nuevo
necesidad de él y no sabía ni disimular ni quería hacerlo. Sólo quería que Yunho
volviera a abrazarlo y a hacerle el amor.
—Mira, a lo mejor yo... estoy un
poco c...
—Cachondo.
—Iba a decir confundido —gruñó
ofendido por sus palabras.
—Ahora estás cachondo —le dijo en
tono hiriente, —y quieres que te toque ¿verdad? Pero, cariño, es sólo algo
físico, como tú bien dices... una reacción que seguro —se burló incrédulo— te
puede despertar otro. No seré yo quien te quite esa ilusión.
Sus palabras eran un chorro de agua
fría. Jaejoong bajó la mirada a su cuerpo expuesto y se puso los bóxers lo más
rápido que pudo, ante los ojos duros de Yunho. Nunca había sentido vergüenza de
su cuerpo. Ahora, sí.
—Necesitas una ducha fría, Jaejoong.
¿Cómo podía ser tan cruel? Jaejoong sentía
la necesidad de estar con él físicamente, de unirse a su cáraid. Pobrecito,
pronto lo estaría deseando tanto que hasta le dolería el cuerpo por ello y Jaejoong
era un completo novato en esto. Inconscientemente se le había ofrecido en bandeja,
pero por esa misma razón lo había rechazado. Está bien, también quería
devolverle el golpe, pero Jaejoong tenía que saber que aparte de esa unión
sexual había algo más fuerte. Yunho lo sabía y él también tenía que saberlo.
Jaejoong apretó los dientes. Se la
camiseta y los téjanos. Pero no dejó de mirarlo en ningún momento, aguantando
como un campeón el bochorno. Estaba rojo como un tomate y sentía un poco
resquebrajado el corazón. Bueno, ya sabía lo que se sentía al ser rechazado.
¿Así se habría sentido Yunho?
Yunho no entendió muy bien todo lo
que salió de su boca una vez lo vio vestido. Pero fueron palabras que hubiera
deseado no decir jamás, palabras escogidas para lastimar el orgullo de un ser
hermoso como Jaejoong. Palabras que ningún cáraid quisiera oír y menos uno con
sangre berserker en sus venas.
— ¿Creías que iba a caer a tus pies,
bonito? ¿Qué no me iba a poder resistir? —frunció el ceño. —Te sobrevaloras
demasiado —se estaba pasando. — ¿Me crees un animal, Jaejoong? Sí, ya veo. Uno
que al verte desnudo se hubiera arrodillado ante ti y hubiera olvidado todo lo
que has propuesto sólo para poder follarte. Soy un guerrero, guapo —dijo con
desprecio— y no me gusta que me vapuleen — se plantó ante Jaejoong y este lo
miro. Los colmillos de Yunho sobresalían de su labio superior. —Así que, ya
ves. De nada te ha servido actuar como un «calientapollas». No he caído —sonrió
orgulloso. —A lo mejor no eres tan irresistible como te piensas. Bueno, nunca
es tarde para que te pongan los pies en el suelo. Vaya... —puso un gesto
teatral de asombro— esto me hace pensar... A lo mejor no eres tú mi cáraid y
nos hemos equivocado rotundamente, ¿acaso no es eso lo que crees? —lo tomó de
la barbilla para asegurarse de que veía sus ojos cuando le soltara la última
puñalada. — ¿Dime Jaejoong? Porque a lo mejor tienes razón ¿sabes?.. Mi cáraid —señaló—
tiene que ser más hombre, no un niño caprichoso y miedoso. Tiene que tener
mucho más poder sobre mí, volverme loco de deseo, ser más valiente y tú hoy
—sonrió con malicia— no me has demostrado eso. Aunque tienes un buen polvo
¿sabes? —sonó el timbre de la casa. —Salvado por la campana, ¿eh Jaejoong? Tu
abuelo ya está aquí.
Se apartó de Jaejoong, pero no lo
suficientemente rápido como para no ver que por las comisuras de sus ojos
lilas, descendían los lagrimones más grandes que Yunho había visto en su
extensa existencia. Era ruin hacerle eso, sobre todo cuando Yunho sabía
perfectamente que Jaejoong estaba confundido, como muy bien había querido decir
él.
Por ahora, eso era lo mejor. Si
tenían que verse, y no poder estar juntos, al menos si ambos se distanciaban
después de esa humillación, las cosas podían ser más fáciles.
—Dile a mi abuelo que aho... ahora
subo —su voz estaba entrecortada por los sollozos silenciosos.
Yunho apretó tanto el mango de la
puerta que iba a volar por los aires. Jaejoong lloraba como un niño pequeño,
herido de verdad. Lo miró por encima del hombro. Se había tapado la cara,
estaba sentado en la cama, y sus hombros no dejaban de temblar.
Inspiró profundamente y salió de la
habitación como alma que lleva el diablo. Sí, mejor así.
Jaejoong tenía ganas de gritar, de
arrancarse el corazón por lo mucho que le dolía. No lo habían preparado para
ese tipo de dolor, de desplante. Yunho lo había humillado, horas después de
hacer el amor. Se había burlado de él, ensañado como si no valiera una mierda.
Y todo porque le había dicho que no quería acostarse con él de nuevo. Yunho le
había querido devolver la jugada, pero se la había devuelto con creces. Además,
Jaejoong estaba a punto de corregirse, de decirle que puede que se sintiera
confundido respecto a él y Yunho, a su relación. Ya no importaba. No tenía más
valor si le había dicho eso por sentirse rechazado, por venganza o por si
realmente lo sentía. Esas palabras no se le decían a una pareja. Jamás. Y eso Jaejoong
lo sabía por el diario de Jade y también por los instintos que él tenía. Jade
dijo que el rechazo de una pareja, de un cáraid, era una herida abierta y
sangrante, y que ese era el mayor dolor que se podría infligir. Junsu también
se lo había dicho. Toda su naturaleza berserker y vaniria se había despertado
con sus palabras. Estaba enrabiado, pero también hundido.
De
nada te ha servido actuar como un «calientapollas». A lo mejor tú no eres mi
cáraid... Mi cáraid tiene que ser más hombre...
y tú hoy no me has demostrado eso.
Oyó la voz de su abuelo y
se levantó de la cama de un brinco. Estaba muy cabreado y como no lo viera
pronto iba a ocurrir algo muy feo. Se metió en el baño y se enjuagó la cara con
agua helada. La secó con la toalla y corrió hasta abrir la puerta y aparecer en
el comedor. Yunho no iba a verlo llorar de nuevo. Ni hablar.
Parecía que iban a empezar bien la relación entre ellos pero ya vimos que les falta superar mucho para poder esta juntos.
ResponderEliminarAmbos se lastimaron así que ya veremos como les va.
ups pobre jae pero el se lo a buscado por ser tan cabeza dura y no aceptar a yunho como su cáraid pero ya lo entenderá y se arrepentirá por lo que dijo aun que pienso que ya lo a de estar lamentando no haberse dado la oportunidad de estar con yunho y comprobar que real mente era su pareja eterna y que no puede vivir sin el pero espero y se puedan perdonar por haberse ofendido y regresen a estar juntos y contentos amándose mucho espero el siguiente capitulo espero no demores esta muy bueno y ya quiero ver que aran ese par de enamorados desesperados por no poder tocarse y comerse entre ellos hasta pronto bye bye no demores, no demores, no demores por fissssssssssssssss GRACIAS
ResponderEliminarrayos tambn que iban.... aunq me dio lastima Jae creo q fue su culpa porque Yunho ya acepto lo que siente por jae... y el no lo acepta pobre yunnie pero si hace lo q dijo de buscarse a alguien mas Jae no lo soportara y se le lanza encima... xDD
ResponderEliminargracias por el cap... estoy ansiosa por el proximo
agg ambos si que saben cagarla e,e cuando todo parecia ir perfecto !!
ResponderEliminarporq no solo pueden tener mucho sexo ??? xD ambos son idiotas creo no saben expresarse
y por eso todo el maldito problema >< uff espero se arreglen pronto asdada gracias x la actu !!
esta genial :)
Auch!! hasta a mi me dolió leer todo lo que los dos se dijeron, pero sobre todo lo que dijo Yunho ... pero es que jaejoong ya se estaba pasando. Yo sabia que algo les faltaba por superar y esto me lo ha confirmado ... hay espero que jaejoong recapacite rápido, porque ya se acerca la guerra contra Minki y si ellos dos siguen asi no va a ser de mucha ayuda.
ResponderEliminarAhora hay que ver que es lo que le va a pasar a jaejoong estando lejos de yunho porque de que va a sufrir como lo hizo yunho va sufrir ... asi que a esperar .
misa-chan
!I DIED!
ResponderEliminarCon la actitud d Jaejoong casi pierdo la teta izqierda >o< mira que decirle eso a yunho lo provoco y este pues sus celos se dispersaron si es un semental que siempre ha querido dominar y jaejoong nomas que no cede , esa yegua indomable que es necia y terca
y la mariposona de JJ qiere ir d pistilo y pistolo visitando otros nidos , porque al pacerer qiere comparar quien es mejor si yunho o con los que vaya a follar...
y ahora mira yunho se pone en el plan de que le dara lo que el qiere y si qiere alejarse a si sera
!OmaiGaga con todo y carnes en el cuerpo!
>o< se puso tenso y me gusta! *W* angust ya venia bien un ,poco d eso sabia que JJ no iba a ceder facil , el dijo que fue un revolcon mientras que yunho piensa que hicieron el amor...
aww a ver q sera d estos
T_T espera con tortura el otro cap T_T
no yo los mato los mato, por dios esos son unos tontos tontos tontos
ResponderEliminarOWWWWW iba tan bien n,n pero JJ con sus dudas lo malogro todo T,,,,T
ResponderEliminarYH pobresillo T,,,,T JJ ojala que ya empiece a asimilar su nueva vida junto a YH n,n
espero una actu pronto n,n
Estoy angus waa que pasara ><
ResponderEliminarespero actua pronto
Jaejoong no qiere estar con yunho solo lo qiere para un rato?
Esto se pone más intenso conforme avanza la trama ><, ay este jaejoong que sigue negando lo que siente por yunho, y las cosas que se dijeron, vaya que se dieron con todo, y todo por no sincerarse, entiendo que yunho le haya dicho todo eso por estar dolido, pero se paso con jaejoong, veamos que pasa ahora que se necesiten con tanta intensidad que los supere, ah gracias por compartir y adaptar esta maravillosa historia!
ResponderEliminarAY estos dos me estan poniendo de nervios, ahora merecen que les den un duro golpe en la cabeza para ver si reaccionan caramba, ya no se puede razonar con ellos, no saben pensar ni hablar. Tambien que iban y abren la boca y lo malogran todo el momento T_T.
ResponderEliminarEspero que el proximo capitulo ya se pueden comportar como personas adultas y razonantes y no sigan metiendo la pata.,,.aunque me encanta la historia...;)
Pff Jae metiste la pata...
ResponderEliminarPensé que todo iba a ir bien pero Jae metió la pata... Niño tonto..
A ver como actuarán este par en el otro cap...
Jae niño tienes que rendirte a Yunho pronto pronto... El es tu caraid y sufrirán por la necesidad el uno del otro si no aceptas q eres de Yunho y él tuyo
hayy... jaejoong por que tienes que ser tan testarudo e indeciso .... :(
ResponderEliminara yunho creo que se le esta acabando la paciencia pero no era tampoco para que le hablara a jaejoong así... ToT
me dan cólera.! todo estaba yendo muy bien , no pueden estar tranquilos de una vez ambos.!
aishh como me hacen renegar....
ya se pelearon??
ResponderEliminary Jae ahora por qué sale con que quiere espacio??
y Yunho tan orgulloso y diciéndole semejantes palabras hirientes.
estos dos son unas cabezas duras.
ahora vendrá el sufrimiento .
gracias
Pinche YH hijo de tu maíz nuevo ó.ó!! Que no captas que el otro necesita su espacio para asimilar lo que le esta pasando? No es fácil renunciar a todo lo que él quería y conocía para ahora estar bajo el cuidado de un macho retrógrada >_> .....
ResponderEliminarPobre JJ, tener que aguantar de nuevo la falta de respeto de YH T-T
Je me estas cayendo mal ... en serio quien te entiende ... no podias intentar conciliar tu empezaste todo aunque la remato con lo que dijo ... porque tienen que ser tan dificiles ustedes dos?!!
ResponderEliminarQ feo yunho, una cosa es estar con tu alma gemela y otra someterse a ella eso no me gustó y jae tenía mucha razón en lo q dijo Pues todo es nuevo para él sobre todo en lo q respecta a una relación y de buenas a primeras lo quieren mandar, q horrible quien quiere una relación asi de machista por decir lo de algún modo, yunho se porto muy cruel... En fin esperemos q las cosas mejoren, gracias x este cap
ResponderEliminarQ feo yunho, una cosa es estar con tu alma gemela y otra someterse a ella eso no me gustó y jae tenía mucha razón en lo q dijo Pues todo es nuevo para él sobre todo en lo q respecta a una relación y de buenas a primeras lo quieren mandar, q horrible quien quiere una relación asi de machista por decir lo de algún modo, yunho se porto muy cruel... En fin esperemos q las cosas mejoren, gracias x este cap
ResponderEliminarQ feo yunho, una cosa es estar con tu alma gemela y otra someterse a ella eso no me gustó y jae tenía mucha razón en lo q dijo Pues todo es nuevo para él sobre todo en lo q respecta a una relación y de buenas a primeras lo quieren mandar, q horrible quien quiere una relación asi de machista por decir lo de algún modo, yunho se porto muy cruel... En fin esperemos q las cosas mejoren, gracias x este cap
ResponderEliminarQ feo yunho, una cosa es estar con tu alma gemela y otra someterse a ella eso no me gustó y jae tenía mucha razón en lo q dijo Pues todo es nuevo para él sobre todo en lo q respecta a una relación y de buenas a primeras lo quieren mandar, q horrible quien quiere una relación asi de machista por decir lo de algún modo, yunho se porto muy cruel... En fin esperemos q las cosas mejoren, gracias x este cap
ResponderEliminarQ feo yunho, una cosa es estar con tu alma gemela y otra someterse a ella eso no me gustó y jae tenía mucha razón en lo q dijo Pues todo es nuevo para él sobre todo en lo q respecta a una relación y de buenas a primeras lo quieren mandar, q horrible quien quiere una relación asi de machista por decir lo de algún modo, yunho se porto muy cruel... En fin esperemos q las cosas mejoren, gracias x este cap
ResponderEliminarA Jae lo que lo prende como chinanpina es que Yunho lo mande, se imponga y no tome en cuenta lo que el quiere y hace que él sea peleonero por ser libre, lo malo es que ya tomo de Yunho y no podrá ser tan inmune a él.
ResponderEliminarGracias!!!
Estaban tan cerca .. pero sus bocotas como siempre lo arruinan ahhhhh carambol
ResponderEliminarLos dos se lastiman mutuamente, pero yunho se fue a la mierda pfff
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