CAPÍTULO 20
QUEDABA POCO para la salida del sol.
Jaejoong abrió los ojos y se encontró con el pecho de Yunho. Hundió su nariz en
él, como si fuera la más normal de las cosas, y la frotó cariñosamente mientras
inhalaba todo su aroma. Por el amor de Dios, olía tan bien... La mano de Yunho descansaba
sobre su muslo derecho, que estaba apoyado por completo en la cadera de Yunho.
Su propia mano estaba posada en la
nalga de Yunho, amarrándolo para que no se saliera. Se sonrojó al recordar todo
lo que había pasado entre ellos.
Hacer el amor era algo increíble.
Era la primera vez que confiaba plenamente en alguien. No sólo había entregado
a Yunho su cuerpo, su alma y más de la mitad de su corazón, sino todo.
Jaejoong lo observó dormido. Su
barbilla no tenía ese gesto severo y mandón que tanto lo sacaba de sus
casillas. Estaba relajado y sus labios semi-abiertos eran los más apetecibles
que jamás había visto.
Cómo lo habían besado, qué sinceras
habían sonado todas las palabras dichas de esa boca. Apretó los músculos
internos y lo acarició en toda su largura. Seguía dentro de Jaejoong. Se
estremeció cuando se dio cuenta de que incluso relajado era enorme.
Cómo lo había mordido. Menuda noche...
Esa noche con Yunho, rindiéndole homenaje a su cuerpo, había visto los mejores
fuegos artificiales de su vida.
Suspiró más que satisfecho, rozó con
sus dedos aquellos labios de pecado y perfiló su forma y su silueta.
Sí, menuda noche... Justo cuando
creía que Yunho iba a volver a derribarlo, que iban a volver a reñir, Yunho lo
volvió a sorprender con todas esas declaraciones.
Pero no podía sorprenderse, porque Jaejoong
sentía la misma necesidad por él. Y ya le daba igual si era por algo genético o
por algo espiritual o emocional. Yunho había confesado todo lo que él también
pensaba.
Sonrió y volvió a agradecer haber
vivido una noche tan explosiva. Sí.
Entre sus brazos podía degustar la
seguridad y la protección de aquellos músculos fuertes y grandes. Podía
degustar la calma y la serenidad que otorgaba un verdadero abrazo. Un abrazo de
oso como el de Yunho. Volvió a sonreír. Pegó su cara a su pecho, inhaló y se
dejó envolver por el aroma del vanirio.
Menuda noche...
Sintió la caricia de Yunho. Le
acariciaba el pelo con la vista clavada en su cara. Jaejoong era una bendición
y todavía no podía creer que le perteneciera, que lo tuviera relajado sobre él.
Estaba lo suficientemente confiado como para yacer desnudo semi-apoyado en su
cuerpo y adormecido.
Jaejoong se desperezó como un gatito,
acariciando conscientemente el pecho de Yunho con la mejilla. Se encontró con
la mirada concentrada de él. Sonrió y le besó la tetilla como si ese gesto
fuese lo más normal del mundo con él.
— ¿Hora de levantarse? —preguntó Jaejoong
con voz ronca.
—Sí. Ahora viene cuando me dices que
no quieres saber nada de mí y que lo que hay entre nosotros no es tan
importante, bla, bla, bla —gesticuló de manera cómica.
Jaejoong se apoyó en el codo y lo
miró con unos ojos que mezclaban la diversión y la aflicción.
—No lo diré —negó mirándolo con
ternura. —No te pongas nervioso.
— ¿No lo dirás?
Jaejoong negó con la cabeza y se
acercó para besarlo en la mejilla.
—No estoy nervioso —sentenció Yunho intentando
parecer fuerte.
Jaejoong sintió que algo se deshacía
dentro de él. Sí que estaba nervioso. Había sentido lo doloroso que es el
rechazo entre parejas y estaba segurísimo de que Yunho no quería sentirse tan
vulnerable. Pero lo era. Lo era por él.
—Claro. No te diré nada de eso,
guerrero. En cambio... —susurró mientras ascendía hasta su oreja y lamió su
lóbulo, mordisqueándolo juguetón. —Mmm... Sabes tan bien... Te daré los buenos
días. Buenos días —descendió hasta besarle el pulso acelerado de la garganta y
la marca de los colmillos que Jaejoong le había dejado.
— ¿Me has marcado? —preguntó Yunho con
la voz débil. Nunca había amanecido de una manera más dulce.
Jaejoong observó orgulloso su marca
en la piel de Yunho.
—Sí. Tú también me has marcado a mí
—replicó Jaejoong.
Yunho levantó una mano y rozó con
los dedos la señal que le había dejado en el pecho y en el cuello.
— ¿Quieres que te las quite?
—No —dijo ofendido y se llevó una
mano al cuello para proteger la marca.
Yunho sonrió, esperó un momento y alzó
las cejas.
— ¿No me vas a preguntar si yo
quiero llevar tu marca?
—La vas a llevar digas lo que digas
—salió de la cama tan rápido que a Yunho no le dio tiempo de retenerlo. Se
metió en el baño. —No quiero que te la quites —gritó en voz alta.
Yunho sonrió y entrelazó sus manos
detrás de su nuca. Se quedó mirando al techo un buen rato, pensando en lo
posesivo que iba a ser Jaejoong.
—
¿Crees que soy posesivo?
—Creo
que sí.
—
¿Y no te gusta?
Yunho no contestó y Jaejoong se
tensó. Salió del baño con las manos en las caderas, mirándolo amenazadoramente.
—Te he hecho una pregunta, Yunho.
—Ven aquí y comprueba tú mismo si me
gusta o no —lo provocó con una sonrisa ladeada apartando la sábana de su cuerpo
de un solo tirón.
A Jaejoong no le hacía falta
acercarse. La erección de Yunho demostraba lo mucho que lo deseaba así.
— ¿Cómo puede ser que todavía tengas
ganas? —le preguntó Jaejoong fascinado por su cuerpo.
— Tú te mueres de ganas de tocarme.
—Sí, pero si tuviésemos que ceder a
nuestros instintos, estaríamos en posición horizontal la mayor parte del tiempo
— con una sonrisa le ofreció la mano. —Ven conmigo.
— ¿Y qué hacemos con esto? —miró su
erección.
—Ignórala un ratito —le dijo Jaejoong
extendiendo la mano hacia él. —Siempre quiere ser el centro de atención
—bromeó.
— ¿Adonde me llevas?
Yunho entrelazó los dedos con los de
Jaejoong, maravillado por la paz que lo embargaba con su sólo contacto.
Jaejoong lo guió hasta el baño.
—He preparado un baño aromático
—dijo seductoramente arrastrándolo hacia el inmenso jacuzzi.
Yunho se perdió en la piel lisa,
tersa y suave de Jaejoong y dejó que él lo sumergiera poco a poco. El agua
estaba caliente, pero Yunho era un volcán. Lo miró de arriba abajo y no pudo
evitar un ronquido de deseo.
—Es tan grande que parece una piscina
—comentó Jaejoong ajeno al modo en que Yunho lo miraba. —Esta casa es
espectacular y no me puedo creer que sea mía.
Yunho dio un paso hacia Jaejoong y
se pegó a su cuerpo por la espalda. Jaejoong apoyó el peso en él y dejó que lo
acariciara y lo tocara a su antojo.
—Es toda tuya, Jaejoong. Te has
convertido en un hombre rico —lo besó en el cuello con dulzura.
—Es extraño —murmuró Jaejoong cerrando
los ojos, presa del deseo.
— ¿El qué? — Yunho pasó los pulgares
por sus pezones y después le lamió el hombro.
—Mi nueva vida. Esta intimidad... —
Jaejoong se giró y se agarró a sus hombros. —Todo lo que nos sucede a ti y a mí
cuando estamos juntos.
—Es natural entre aquellos que están
destinados a compartirse — Yunho sonrió y le rodeó la cintura para alzarlo y
besarlo a placer. El cuerpo de Jaejoong reaccionaba al suyo con tanta
naturalidad que lo tenía fascinado. Le pasó la lengua por los labios, más
blandos después del beso.
—Entonces... —desvió la mirada para
no enfrentarse a sus ojos inquisidores. — ¿Vamos a compartirlo todo, dices?
Yunho lo miró fijamente e intentó
adivinar por qué la cautela teñía su voz.
—Lo quiero compartir todo contigo,
sí.
—Te acompañaré a interrogar a Goon.
—Contaba con ello —dijo Yunho rindiéndose.
—Bien. Es un buen comienzo —aseguró Jaejoong
sonriéndole complacido. —Pero quiero algo más.
—Sí. ¿Qué quieres, Jaejoong?
—Comparte lo que viste en los vídeos
de las bases de datos de la empresa de Min Ki — Jaejoong lo abrazó con más
fuerza al ver que tensaba la espalda. —Enséñame lo que le hicieron a mis
padres, Yunho.
—No.
— ¿No? —un brillo de advertencia
iluminó los ojos violeta de Jaejoong.
—No, Jaejoong. No me hagas esto
—dijo con la voz desgarrada por la preocupación. —No quiero mostrarte algo así.
—Pero yo quiero verlo —suplicó sin
inflexiones en la voz. —Eran mis padres, Yunho.
—Te hará daño —hundió su cara en su
cuello y acarició su espalda para consolarlo. —Y no lo puedo permitir. Se
supone que estoy aquí para protegerte y no para...
—Basta, Yunho. Soy adulto —su voz
era en sí un desafío. —Si me niegas esto, no nos llevaremos bien —deslizó la
mano hasta su entrepierna y sintió cómo Yunho se endurecía al contacto. —Déjame
entrar. Ahora —lo miró fijamente y entró en su mente como un invasor.
Yunho alucinaba. Jaejoong estaba
arrasando con su cabeza y con su sentido común. Lo tenía en sus recuerdos y Yunho
estaba literalmente en sus manos. Se había apoderado de su mente y de su
cuerpo, y se sentía violado.
Iba a matar a su hermano.
—Joder, Jaejoong... — Jaejoong era
muy fuerte y no podía sacarlo de su cabeza.
—No te cierres —susurró Jaejoong aplastándose
contra su cuerpo y enredando su otra mano en la melena de Yunho. Y lo besó,
introduciéndole la lengua de una manera agresiva.
Yunho se encontró con que no podía
resistirse a él. Era un torbellino. Jaejoong estaba dentro de él, hurgando en
sus recuerdos, en sus sentimientos. Estaba en su nariz, su olor lo enloquecía y
su contacto era apabullante.
Jaejoong seguía masajeando toda la
largura de Yunho, pero no disfrutaba del contacto, Jaejoong iba a lo que iba.
Encontró una puerta mental cerrada y la empujó, pero Yuhno se resistía.
—Detente,
cariño... —le pidió
Yunho.
—Déjame,
Yunho. Quiero verlo
—gruñó furioso y le mordió el labio mientras movía la mano sobre su verga más
rápidamente.
Yunho cerró los ojos e intentó echar
la cabeza hacia atrás para gemir de placer, pero Jaejoong lo amarraba del pelo
para exigirle obediencia.
—Deja
de resistirte, por favor...
—rogó Jaejoong soltándole los labios teñidos con dos puntitos de sangre que Jaejoong
le había hecho.
—Estás
jugando duro —dijo Yunho
excitado por la pequeña batalla de voluntades.
A Jaejoong le entraron ganas de
gritar al ver cómo Yunho se atrincheraba para él. Aquello no era confianza y en
ese momento Jaejoong no quería su protección, sólo quería que Yunho le mostrara
la verdad.
La puerta mental estaba ahí. Si Jaejoong
la derribaba él no podría hacer nada, así que sin pensárselo dos veces lo
agarró de los testículos y los apretó. Yunho estaba vulnerable, entregado a los
mimos de Jaejoong, pero en cuanto Jaejoong lo agarró de ese modo Yunho se puso
en tensión y abrió los ojos para mirarlo sorprendido.
Entonces Jaejoong, pidiéndole
disculpas con la mirada, hundió los dientes en su cuello y finalmente Yunho
quedó derrotado y todo, absolutamente todo, se abrió para él.
Lo vio todo. A su madre tirada en
una mesa metálica, llorando, gritando el nombre de Seong Hun, mientras otros la
hacían sangrar con todo tipo de instrumentos. Vio a Seong Hun, gritando y
golpeándose contra las paredes metálicas, con los ojos enrojecidos de dolor por
la necesidad de proteger a su cáraid.
Separados, cada uno en una sala
contigua, oyendo los gritos y los sollozos del otro, sin poder protegerse, sin
poder darse calor.
Su madre muerta. Su padre
enloquecido. Y finalmente...
Jaejoong desclavó los colmillos y
tragó con fuerza y con la mirada perdida. No notó que Yunho agarraba su muñeca
y la apretaba para que lo soltara. Yunho tenía los ojos brillantes enrojecidos
también por el dolor.
Jaejoong miró su mano que apretaba a
Yunho con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos. Blancos por la tensión y
por el sufrimiento del que Jaejoong había sido presente, a pesar de haber
escuchado las advertencias de Yunho. De repente tuvo ganas de vomitar, no sólo
por lo que había visto, sino por lo que le había hecho a Yunho para que
finalmente cediera.
—Yunho, yo... —no parpadeaba, le
temblaban los labios y las lágrimas caían con fuerza por sus mejillas. Estaba
horrorizado, Jaejoong no era así.
— ¿Ya has visto lo que querías? —
Yunho le retiró la mano y siseó al notar cómo sus testículos luchaban por
recuperar la normalidad.
—Sí —contestó Jaejoong arrepentido.
—Espero que te sientas mejor...
—susurró sumergiéndose en el agua. Yunho era don cabreo.
Lo había excitado para derribar sus
murallas y luego, cuando más entregado estaba, lo había lastimado.
Jaejoong vio cómo Yunho salía a la
superficie con la espalda más recta de lo normal e intentando simular una
normalidad que no existía. Cogió el jabón de frutas y se llenó las manos de él,
pero en vez de aplicárselo Yunho mismo, se giró y encaró a Jaejoong.
—Ven —le ordenó. —Quiero lavarte.
— ¿Qué?
—Que vengas.
Jaejoong dio dos pasos titubeantes y
se puso delante de Yunho.
El cuerpo de Jaejoong temblaba
todavía por la impresión de lo que había visto y las lágrimas no dejaban de
resbalar por sus mejillas. Y, además, se sentía fatal por haberle hecho daño a Yunho.
Ésa había sido una parte mezquina de sí mismo.
— ¿Cómo te encuentras? — Yunho apretó
tanto la mandíbula que tarde o temprano iban a saltarle los dientes.
—Mal — Jaejoong apartó la mirada de
sus ojos furiosos.
Yunho explotó.
— ¿Por qué crees que no quería
enseñarte nada? ¿Eh? Responde...
—Yo...
—Mírate... ¿Crees que me gusta verte
así?
Jaejoong sacudió la cabeza en un
gesto que indicaba negación. Sólo quería llorar y que Yunho lo consolara.
Yunho lo cogió de los hombros
siguiendo sus instintos, ya que no podía leer su mente si Jaejoong no le
dejaba, y entonces lo abrazó sin dejar partes de su cuerpo sin contacto con él.
Le acarició la espalda con las manos enjabonadas y procedió a masajearlo
mientras Yunho mismo se reprochaba su mal humor.
Jaejoong hundió la cara en su hombro
y empezó a sollozar de un modo hiriente y desgarrador. Las caricias de Yunho le
daban consuelo.
—Chist... Tranquilo, pequeño. Ya
está —lo mecía como a un niño. —No quería chillarte.
—Está bien, Yunho. Me lo merezco...
pe... pero necesitaba saber... —cogió aire entrecortadamente.
—No hacía falta eso.
—Cla... claro que sí. Eran mis pa...
padres — Jaejoong le rodeó la cintura con los brazos y lo abrazó. —Es horrible.
¿Cómo son capaces de hacer algo así?
—El mal adopta muchas formas, Jaejoong.
Tú sólo has visto una de ellas.
—Los mataron. Los torturaron. No les
dieron clemencia... —su voz estaba teñida de ira.
—Lo sé, pequeño —apoyó la barbilla
sobre su cabeza y le acarició el pelo.
—Quiero que vayamos a ver a Goon.
—Iremos hoy mismo.
—Quiero verlo ahora —exigió sin
apartarse de su cuerpo.
—Nos encargaremos de Goon juntos —se
apartó de Jaejoong y le alzó la barbilla para limpiarle las lágrimas con los
pulgares. —Tú y yo. Nos iremos de aquí en un rato. Ahora relájate y déjame
acariciarte.
Jaejoong sintió cómo la mirada de Yunho
lo llenaba de calor. Con Yunho estaba seguro y protegido. Algo en el interior
de su pecho se expandió al darse cuenta de que entre sus brazos conseguía la
calidez de un hogar que nunca había tenido.
—No puedo leerte, Jaejoong —llevó
una mano llena de jabón hasta su entrepierna y lo acarició suavemente,
excitándolo con total deliberación. —Eres muy fuerte. ¿En qué estás pensando
ahora? —preguntó intrigado al ver el brillo de sus ojos.
Pensaba decirle que lo necesitaba y
lo quería a su lado para siempre. Pero la fuerza de ese sentimiento, de esa revelación
que era una verdad, lo hizo recular.
—En que lo siento. Siento haberte
hecho daño —se mordió el labio para no gemir de placer ante lo que Yunho le
hacía allí abajo. Tomó su muñeca y la apartó de él.
—Has sido un gran estratega —sonrió Yunho,
pero sus ojos no reían. —Hacerme creer que me deseabas y luego... —estaba
dramatizando más de la cuenta, pero le gustaba ver a Jaejoong arrepentido.
—Y te deseaba.
—No es verdad. Lo has hecho para
sacar tu beneficio —deslizó las manos hasta su cuello y rozó la yugular con el
pulgar. Sintió orgulloso cómo el corazón se le aceleraba ante ese roce.
—No —negó con la cabeza. Jaejoong hizo
un mohín sincero. —Ya te he dicho que lo siento —susurró. —Quería tocarte como
tú me tocas a mí, pero me daba rabia que no cedieras a lo que te estaba
pidiendo. Fui cruel.
— ¿Y entiendes ahora por qué no
quería ceder, Jaejoong?
Jaejoong asintió en silencio, pero
no se amilanó. Alzó la mirada y clavó sus ojos en los suyos con una chispa de
algo que Yunho no supo qué era.
—Por una vez, yo he hecho de Yunho.
He sido egoísta, cruel y malo. Muy malo. Yunho 10 – Jaejoong 1. Todavía ganas
por goleada.
Yunho lo miró amenazadoramente, pero
tenía razón. Él había sido así con Jaejoong al principio.
—Pero puedo arreglar el daño que te
he hecho —murmuró Jaejoong sin una pizca de vergüenza.
Yunho tuvo que coger aire para no
ceder al relámpago de deseo que recorrió su ingle y su columna vertebral.
— ¿Qué me vas a hacer? —preguntó
ahogadamente.
Jaejoong alargó la mano hasta
acariciar otra vez toda la longitud de Yunho. Estaba dura, caliente y mojada
por el agua. Yunho dio un respingo en sus manos para hacerse más grande.
—Te puedo acariciar, si quieres.
— ¿Me vas a estrujar como antes?
—No —gimió Jaejoong con pesar. —Ven
—lo besó dulcemente en la mejilla para borrar esa parte. —Lo que quería decir
es... Te puedo acariciar así —susurró hundiendo la boca en su cuello mientras
lo masajeaba arriba y abajo.
—Ah...
— ¿Te hago daño? —deslizó la lengua
hasta su mandíbula y le beso en los labios y lamio la sangre que ya se había
secado. Luego se retiró con fuego en la mirada.
—Por los dioses, Jaejoong, ah...
— ¿Ah...? ¿Qué quiere decir eso?
—preguntó divertido sobre su boca. Deslizó la otra mano por su espalda y
descendió hasta clavar los dedos en las nalgas. —Me gusta que crezcas en mis
manos, Yunho. Me encanta —inclinó la cabeza hasta meterse un pezón de Yunho en
la boca. Lo mordía y lo lamía como Yunho le hacía a él. —Así me siento cuando
me besas tú aquí. Es como si el mundo desapareciera.
Yunho que hasta entonces tenía
cerrados los ojos, los abrió mostrando un brillo sensual en la mirada. Lo
arrinconó contra la pared del jacuzzi y lo besó en los labios de manera
insaciable abriéndole la boca y metiéndole la lengua como un conquistador.
Jaejoong sonrió mientras se dejaba
avasallar por Yunho.
Jaejoong seguía mimándolo con las manos
y Yunho se mecía de manera descarada y sin reparos, sacudiéndose entre sus
dedos. Disfrutaba de su actitud, de su total abandono.
A aquel hombre le gustaba el sexo
con Jaejoong y era incapaz de disimularlo. Tomaba lo que quería y a Jaejoong lo
tenía fascinado, porque ese mismo anhelo era el que la ponía a él de rodillas
cada vez que lo veía. Sólo que ahora, junto con el deseo, había un vínculo más
fuerte. Más poderoso. Algo que podría mover cualquier cosa, cambiarlo,
regenerarlo o destruirlo, y eso lo atemorizaba más que nada.
—Jaejoong, tus amigos están aquí
abajo esperándote —el comunicador se activó y se oyó la voz de María.
Yunho y Jaejoong miraron
desorientados el comunicador de mesa a la vez.
—No contestes —susurró Yunho poniéndole
las manos sobre el pecho. Lo masajeó y miro los pezones cómo si fueran una
tarta.
Jaejoong tuvo que hundir el rostro
en el pecho de Yunho para que no le oyera reírse. Yunho sonrió al sentir que a
él le temblaban los hombros de la risa.
Miró a Jaejoong y luego observó cómo
Jaejoong seguía meciéndolo en su mano.
—Me quiero quedar aquí contigo
—susurró Yunho en su oído. —Y que me toques así toda la vida.
—Hay que bajar, Yunho — le dio un
beso suave y provocador en los labios. —Querrán ver si sigo vivo.
— ¿Por qué iban a dudarlo?
—Ayer no estabas muy manso —alzó una
ceja negra y sonrió. —Quizá creen que me has comido.
Yunho lo miró de pies a cabeza y su
mirada se oscureció.
—No, todavía. Pero puede que esta
noche...
—Para o no saldremos de aquí —lo
regañó Jaejoong apartándolo para salir de la bañera.
—Espera —lo tomó del brazo para que
se girara. Le cogió del mentón y lo alzó hacia él. —No te he dado las gracias, Jaejoong.
Jaejoong se tensó. ¿Gracias?
¿Gracias por los servicios?
— ¿Cómo dices? —le tembló la voz.
Yunho entendió que él temía sus palabras.
Seguramente pensaba que lo volvería a herir.
—Te doy las gracias por aceptarme.
Ayer, cuando el dolor carcomía todo mi cuerpo, tú fuiste mi cura —Jaejoong lo
miraba con los ojos grandes y lilas más abiertos que nunca. —Y quiero que sepas
que fue un regalo para mí, de hecho, el mejor que nunca he recibido. Eres lo
más importante que tengo, cáraid, y quiero que sepas que voy a cuidarte —
Jaejoong tragó saliva sin saber muy bien qué decir. Yunho lo besó con
intensidad, lo abrazó fuertemente y Jaejoong respondió echándole los brazos al
cuello y apretándolo contra él. Sus labios eran pura miel para el vanirio.
— ¿Bajamos? —preguntó Jaejoong
emocionado. No estaba seguro de decir nada más porque sólo tenía ganas de
llorar y reír de alegría. Yo también quiero cuidarte, pensó enternecido. Yunho
asintió y lo ayudó a salir del baño.
*
* *
Cuando bajaron al salón, Yunho iba
delante de él y lo llevaba cogida de la mano con los dedos entrelazados.
Los dos llevaban ropa informal. Yunho
unos téjanos desgastados y camiseta negra. Jaejoong unos pantalones negros
ajustados y una camiseta blanca.
Jaejoong tenía el corazón hecho un
lío. No entendía muy bien cómo esa sensación de cariño y anhelo por Yunho podía
crecer a cada minuto, estuvieran juntos o separados.
Yunho lo miró de reojo y alzó la
comisura de sus labios en una sonrisa arrebatadora y provocadora.
—Me gusta llevarte de la mano, Jaejoong.
Me hace sentir bien.
Le gustaba porque era como un
símbolo de propiedad. Jaejoong era suyo y quería que todos lo supieran.
— ¿No dices nada? ¿No me respondes?
—le preguntó Yunho falsamente ofendido.
—No —se aclaró la voz. —No sé qué
quieres que diga.
—Quiero que empieces a decir en voz
alta lo que yo te hago sentir —se paró ante Jaejoong y lo tomó de los hombros.
—Me gustaría mucho escuchar cosas bonitas de tus labios. El simpático de mi
hermano te ha enseñado a protegerte y ahora te cierras a mí continuamente. No
tendría problemas en entrar en tu mente si no fueras medio berserker, pero lo
eres y eso lo hace todo mucho más difícil, pues tus patrones mentales son
parecidos a los de ellos y un vanirio no los puede leer. A no ser que tú te
abras a mí... Y no lo haces. Así no sé si lo estoy haciendo bien o no —confesó
afligido. — ¿Vas a dejarme fuera para siempre?
Jaejoong se lo quedó mirando
intensamente. Realmente parecía triste. Yunho quería oír cosas bonitas de su
boca, quería compartir sus pensamientos.
—Necesito un poco de intimidad y tú
tampoco me abres tus secretos especialmente —replicó Jaejoong cerrándose en
banda.
Se miraron el uno al otro en
silencio, estudiándose sin saber muy bien quién era la presa y quién el
cazador. Había un problema de confianza y ambos lo sabían.
—Quiero que confíes en mí —susurró Yunho
levantándole la barbilla con una mano.
—No es fácil, Yunho. Tú sabes muchas
más cosas que yo, cosas que eran importantes para mí y no me las has dicho
porque...
—Porque quería protegerte —se
defendió Yunho.
—Confundes la protección con el
hecho de mantenerme al margen. A veces la información nos ayuda a estar más
preparados, a ser más fuertes —levantó una mano y le acarició la mejilla. —Entiendo
que es su manera de comportarse. Sean así. Pero, Yunho, no estás tratando con
alguien de tu clan. Te estoy pidiendo que me dejes formar parte de tu mundo y
eso implica contármelo todo. ¿Entiendes? Enseñarme lo que tú sabes.
—Tienes una manera de pensar muy
distinta a la mía, Jaejoong — Yunho se frotó en su mano como un perrito. —Si te
enseñara, tú querrías acompañarme, vendrías conmigo. Eres así, lo he visto en
tu interior. Me asusta ponerte en peligro. Yo querría tenerte sólo para mí —lo
abrazó como si no quisiera dejarlo escapar nunca. —Guardarte en un lugar donde
nadie pudiera hacerte daño.
—Si me relegaras, me harías daño —su
voz sonó amortiguada por el pecho de Yunho.
—Pero no te mataría.
—Hay muchas maneras de morir
—susurró. —No soy frágil.
—No —dijo Yunho orgulloso y prendado
de Jaejoong. —No lo eres. Eres como mi hermano. Él siempre insiste en venir, en
acompañarnos, y no es consciente de lo peligroso que es para nosotros perder a
una pareja. La guerra no está hecha para algo tan bello. No nos entienden...
son lo más valioso para nosotros. ¿Cómo crees que podríamos mantenernos en el
buen camino si a ustedes les hacen daño? ¿Quién nos iluminaría luego?
—Pero aunque no luchemos, hay otras
maneras de ayudarlos, otro modo de colaborar con ustedes —replicó apasionado. —
nos sobreprotegen, nos guardan con recelo como tesoros, en vez de dejar que
brillemos e iluminemos el mundo en el que viven con todos los dones y la
sensibilidad que poseen. Yo... no podría estar contigo si tú me trataras así, Yunho
—apartó la mirada para que Yunho no viera el brillo de las lágrimas asomar por
sus ojos. Le dolía el corazón al verse en ese dilema.
—Tienes razón —contestó Yunho
inesperadamente. No podía leerle la mente, pero las parejas eran empáticas y sí
que sentía su aflicción. —Veré lo que le puedo hacer. Lo intentaré —lo tomó de
la cara y lo besó con una ternura tan intensa que Jaejoong tuvo que agarrarse a
la pechera de su camiseta para no caerse. — ¿Lloras por qué te dolería
apartarte de mí si así fuera ?—le preguntó juntando su frente con la de Jaejoong.
Jaejoong tragó el nudo que tenía en
la garganta y lo miró con los ojos implorantes.
—No sé por qué lloro —negó con la cabeza.
—Me descolocas, Yunho.
—Yo sí que lo sé. Lloras porque te
dolería —puso los dedos sobre sus labios para acallarlo. —Te dolería porque
me...
—Por fin, Yunho —la voz de Junsu
cortó la conversación de cuajo.
Yunho y Jaejoong se giraron para
mirarlo un poco avergonzados por su melosa actitud.
Junsu advirtió las lágrimas de Jaejoong
y frunció el ceño.
—He interrumpido algo. Lo siento.
—No, tranquilo — Jaejoong se limpió
las lágrimas en un gesto rápido. —Ya bajábamos.
—Jaejoong — Yunho lo tomó de la
muñeca.
—Luego, Yunho —le advirtió Jaejoong en
un tono que sólo él podía oír.
—Pero yo...
—Luego.
Esta noche —le
repitió mentalmente.
Yunho asintió. No se le daba muy
bien esperar, la paciencia no era precisamente una de sus virtudes.
—Esta
noche entonces
—entrelazó los dedos con los de Jaejoong y bajaron juntos las escaleras.
*
* *
Se habían reunido todos en la
inmensa cocina. Junsu miraba a su hermano y a Jaejoong como si quisiera
averiguar por qué Jaejoong lloraba. Yoochun y Jong Hyun no dejaban de arrasar el
frigorífico ante la mirada de asombro de Heechul y Changmin. María preparaba
unos gofres para intentar saciar el apetito de todos. Yong Hwa y Siwon acababan
de llegar. Yong Hwa se había sentado sobre la encimera de la cocina y Siwon estaba
apoyado en la mesa al lado de la silla donde Heechul había tomado asiento.
En realidad, todos intentaban fingir
que no querían asegurarse de que Jaejoong estaba bien, entero. Querían
cerciorarse de que la nueva pareja, como mínimo, no reñía.
— ¿Cómo estás, Jaejoong? —preguntó Heechul
preocupado. —Ya sabes... ¿Estás... bien?
—Sí —dijo María. — ¿Cómo dormiste,
jovencito?
Jaejoong intentó no sonreír al ver
cómo todos esperaban una respuesta. Yunho estaba divertido ante tanta
preocupación. Changmin, sin embargo, lo miraba exigiendo venganza.
—Bien —contestó Jaejoong sonriéndole
para tranquilizarla. Tomó un mango, lo peló, lo cortó y le ofreció un trozo a Yunho
sin ser consciente de lo íntimo que eso era ante los ojos del resto. —Dormí muy
bien, aunque me costó conciliar el sueño.
Yunho lo miró divertido y sus ojos
se encendieron de calor. Lo tomó de la muñeca, acercó su mano y se metió los
dedos con la pieza de fruta en toda la boca. Jaejoong entreabrió los labios
cuando sintió que Yunho le relamía uno a uno los dedos y luego le plantaba un
beso en toda la palma.
—Mmm... Qué bueno... —sonrió Yunho
pícaramente.
—Yunho...
Compórtate... —le
ordenó Jaejoong.
—
¿Me das comida de tu propia mano y me dices que me comporte? Eso es muy
erótico, pequeño.
—Basta,
no seas absurdo. A ti te parecería erótico hasta ver cagar a un cerdo.
Yunho soltó una carcajada. Una de
las auténticas, de ésas que nacen en el estómago y te hacen cosquillas en la
garganta. Fue una risa sincera que sorprendió a su hermano y a sus amigos y a
ellos también les hizo sonreír y mirar a Jaejoong complacidos, aprobando al
joven cáraid de Yunho.
—Pues sí —dijo Heechul alzando las
cejas y mirando a su amigo con aprobación. —Sí que estás bien.
—Entonces... ¿Han dormido bien? ¿No
te duele nada, Yunho? —preguntó Jong Hyun cruzándose de brazos y sonriéndoles.
—Ayer estabas bastante indispuesto.
Jaejoong lo miró echando fuego por
los ojos.
—Muy bien, Jong Hyun —contestó Yunho
repasando a Jaejoong con ojos hambrientos. —Ya no me duele nada.
— ¿Qué le dolía, señor? —preguntó
María untando los gofres de chocolate.
Junsu se aclaró la garganta al ver
las marcas de los incisivos, ligeras, pero marcas al fin y al cabo, en sus
cuellos. Aquella conversación se estaba saliendo del tiesto.
—Los huevos —comentó Yoochun haciendo
que todos se partieran de la risa.
— ¿Perdón? —dijo María agrandando
los ojos de una manera no demasiado inocente.
—Huevos —corrigió él. — ¿Podría
hacerme unos huevos fritos, también?
—Claro —contestó María achicando los
ojos. — Joven Junsu, ¿me acercas los huevos de Yoochun?
Aquel comentario tomó a todos
desprevenidos y de repente estallaron a carcajadas. No se podían aguantar.
Junsu lo miró de reojo de un modo
desafiante. Cogió dos huevos de encima de la mesa y él misma se encargó de
partirlos y echarlos a la sartén.
—Dos huevos, muy hechos. Tostaditos
a poder ser —sugirió Junsu.
—Chico... —susurró Jong Hyun
limpiándose las lágrimas de tanto reírse. —Qué crudo lo tienes.
María se fue de la cocina y los dejó
solos.
Yoochun no contestó. Sus ojos
estaban clavados en Junsu. En su manera de moverse, en ese porte elegante y
sexy que lo hacía parecer inaccesible.
Heechul miró a Yoochun y a Junsu con
ojos de alcahueto. Luego sonrió al ver a Jaejoong, tan cómodo y a gusto con la
cercanía de Yunho. Y finalmente tuvo que girarse a mirar a los dos berserkers. Yong
Hwa era todo porte. Siwon, el que tenía al lado, parecía ocupar todo el espacio
y el aire de alrededor.
Siwon lo miró. No le sonrió, no le
hizo ningún gesto para que se sintiera cómodo. Simplemente lo miró cómo si no
hubiese nadie más en la cocina, sus ojos eran todo un espectáculo.
—Bueno — Yong Hwa se apartó del
respaldo de la puerta, —ya veo que estás bien, Jaejoong. Me alegro.
Jaejoong se sonrojó pero no lo
suficiente para apartar la mirada.
—Gracias. ¿A eso han venido todos?
—preguntó mientras cortaba otro trozo de mango y se lo metía en la boca. — ¿A
ver si sigo vivo?
—Antes de contestar —dijo Siwon, — ¿hasta
qué punto ellos pueden escuchar? —señaló a Heechul y a Changmin.
— ¿Perdona? —dijo Heechul girándose
hacia él con los ojos refulgiendo de incredulidad. — ¿Crees que no me acuerdo
de lo que pasó la otra noche? ¿Te enseño las marcas que me dejaron en el
estómago? —irritado se levantó la camiseta negra que llevaba y les enseñó a
todos una fantástica porción de su estómago plano y del diamante que tenía en
el ombligo. Las marcas ya casi habían desaparecido. —Sé muy bien de lo que van
a hablar aquí así que no me intentes apartar.
Siwon gruñó extrañamente y se cernió
sobre Heechul para encubrirlo ante los ojos de los demás. Eso lo obligó a
retroceder.
—Y yo sé muy bien lo que te pasó.
Cúbrete —contestó con un tono frío. —Yo estaba allí. Todos estábamos allí. Es
sólo que... —no le salían las palabras y se giró para hablar con Jaejoong. —Son
humanos.
—Premio para el niño —soltó Changmin.
—Relájate, no es para tanto.
—Hola, estoy aquí —dijo Heechul
ofendido al sentirse ignorado.
—No está bien que ellos sepan nada
de esto. Nunca ha sido así —continuó el berserker.
—Demasiado tarde —murmuró Heechul. —Ya
lo sabemos todo.
—Es peligroso que ellos —siguió Siwon
sin hacerle caso— sepan de nuestra existencia. Nos pondrán en peligro.
—Oye, guapo —dijo Heechul
encarándolo, — ¿crees que estamos tan locos de airear lo que vimos? Mi amigo es
un medio hombre lobo con colmillos. ¿Crees que lo pondría en peligro? No soy
tan tonto como para revelar nada de esto.
—Me fío de mis amigos, Siwon —dijo Jaejoong
caminando hacia ellos. —Jamás dirán nada.
— ¿Estás seguro? —preguntó él
mirando a Heechul de un modo que al chico no le gustó nada. —Éste es distinto.
Lo puedo oler.
—No te pases —advirtió Changmin señalándolo
con el dedo.
— ¿Que me puedes oler? —repitió Heechul
poniéndose a un centímetro de su apuesta cara. Era guapo. Muy guapo. — cuidado
con lo que dices, no me gusta cómo me hablas.
—Paren ya los dos —ordenó Jaejoong
sorprendido ante la actitud de Siwon y Heechul. —Mis amigos se quedan, Siwon.
No los voy a echar de mi vida.
—Sí, me quedo. Digo, nos quedamos —
Heechul miró a Changmin. —Nos hemos pasado la noche hablando de lo que hemos
vivido aquí. Queremos ayudarlos en su misión de ahuyentar a los vampiros y a
los lobeznos.
—Tú no puedes ahuyentar a nadie.
Eres un imán para los problemas, bonito —lo cortó Siwon.
Heechul lo miró extrañado, sin
entender muy bien a qué venía esa actitud agresiva hacia él.
— ¿Qué pasa contigo? ¿Hoy no te han
dado tu ración de comida? Pobrecito —musitó Heechul desafiante. — ¿Es que no
tiene correa? —miró a Yong Hwa enfurecido.
—Claro —contestó Siwon atravesándolo
con las palabras. — ¿Quieres unos azotes?
Heechul palideció al oír ese
comentario. Miró a Siwon como si él supiera cosas de su vida que había
intentado enterrar. Como si Siwon lo conociera.
—Siwon — Jaejoong corrió a abrazarlo
al ver lo lívido que estaba Heechul. Sólo Jaejoong conocía los detalles
escabrosos de la vida de Heechul y no permitiría que nadie volviera a herirlo
así.
— ¿Por qué has dicho eso?
Heechul se apartó de su abrazo. La
vulnerabilidad se reflejaba en el temblor de sus labios, pero sus ojos
volvieron a desafiarlo.
—Bobby, perro bonito —tomó una
naranja, miró a Siwon y la tiró al comedor haciendo que volara y luego rodara
por el suelo. —Busca.
Yong Hwa agrandó los ojos
sorprendido. Ese chico era el primero que desafiaba a su amigo de un modo tan
abierto.
Siwon tensó los músculos de la mandíbula
hasta hacerlos palpitar.
Los vanirios miraban la escena sin
poder creérselo.
Yunho se tensó al sentir la alarma
de Jaejoong ante las palabras del berserker.
Siwon miró fijamente a Heechul y
luego miró a Jaejoong.
—Traerá problemas —y dicho eso, Siwon
les dio la espalda y se fue.
Yong Hwa se lo quedó mirando. Lo
estudiaba. Nunca había visto a Siwon perder los nervios.
—Jaejoong, te llamaré —dijo Yong Hwa
disculpándose.
—Dile a mi abuelo que estoy vivo
—ordenó mientras acariciaba el pelo de Heechul.
—Sí — Heechul se frotaba los brazos,
todavía un poco consternado por el comentario de Siwon — y, de paso, le dices
que saque a ese desagradable a pasear más a menudo. Está muy tenso.
—Cuidado, chico —advirtió Yong Hwa
dándole la espalda. —Hay que tener mucho cuidado con él.
Jaejoong esperó a escuchar la puerta
de la entrada cerrarse. Luego se volvió a mirar a Heechul.
— ¿Qué quieres decir con que quieres
ayudarnos?
— ¿Cómo no íbamos a quererlo?
—repitió Heechul abriendo los brazos. — ¿Cuántas veces tiene una persona de
vivir lo que hemos vivido nosotros en dos días que llevamos aquí? Es algo impensable.
Cuando éramos pequeños jugábamos a los superhéroes, ¿te acuerdas?
—Sí —asintió Jaejoong y sonrió con
melancolía.
—Tú puedes ser un héroe con tus
dones, Jaejoong. Yo lo puedo ser con mis acciones. Quiero quedarme aquí y
ayudarlos, como sea. No puedo seguir siendo indiferente a todo esto. Dime ¿con
qué cara volverías a retomar tu vida si supieras de esto? Y sé sincero, Jaejoong
—le señaló con un dedo desafiándolo.
—Pero, Heechul...
—Nada de peros. Lo tengo decidido.
Aquí nos quedamos —lo cortó su amigo alzando el mentón. —Ahora lo único que tienes
que decirnos es cómo podemos ayudarlos.
Jaejoong miró a Changmin con la boca
abierta.
—No pueden hablar en serio. Tienen
una vida, tienen...
—Nimiedades —contestó Changmin metiéndose
un cacho de gofre en la boca.
—La familia no es ninguna nimiedad
—dijo Jaejoong frunciendo el ceño.
—La familia es la que te toca. Y tú
conoces bien cómo es la mía —le dijo Heechul cruzándose de brazos. —Sabes
perfectamente que si por mí fuera elegiría una nueva.
—Se pondrán en peligro y no quiero
que les hagan daño —confesó Jaejoong como último recurso mirando a Yunho. —Diles
algo.
—No puedo decirles nada, Jaejoong.
Son sus decisiones y creo que a ti te hará bien tenerlos cerca. Además, tienen
razón. Necesitamos ayuda —se encogió de hombros. —Y ellos necesitaran
protección y nosotros se la daremos.
— ¿Qué? —preguntó Jaejoong en un
susurro. — Yunho, no.
—Necesitamos ayuda —repitió Yunho
acercándose a Jaejoong. —Las cosas tienen que cambiar y nos vendrá bien tener
un apoyo humano. He estado pensando en ello y creo que sé cómo pueden
ayudarnos. Ya no están a salvo. ¿Quieres llevar todo este caos a Corea?
—No, no quiero. Pero... —rebatió Jaejoong.
—Son frágiles y, además, son los únicos amigos que tengo. No soportaría que les
hicieran daño.
—Harán todo lo posible para
alcanzarte a través de ellos y querrán cazarlos. Desde la noche en el pub, se
han convertido también en objetivos. Tarde o temprano lo habrían sido. Min Ki y
Goon los habrían utilizado en tu contra y lo sabes —Yunho le puso las manos
sobre los hombros para tranquilizarlo. —Por eso los traje aquí. Nosotros
podemos darles la protección y ellos pueden echarnos una mano.
Jaejoong lo miró unos segundos y
finalmente bajó los hombros.
—Tienes razón... Creo.
Yunho sonrió y Heechul abrazó a Jaejoong
para tranquilizarlo.
—No nos pasará nada —le
aseguró. — ¿Y a qué les vamos a ayudar? —preguntó Heechul excitado.Nota: Les agradezco sus comentarios...
waaaa chul es unico xDD lo amoo *-* y se nota q a siwon el mueve el
ResponderEliminarpiso♥ pero seguro van a estar como perros y gatos como todos xDD
ademas sospecho q chul tiene algun poder o no se pero seguro no es
un simple humano e.e waaa esta genial !! gracias x la actu !! espero
el sig con ansias :)
huy que noche que pasaron yunho y jae claro que no durmieron casi nada por no decir que nada pero ya están juntos amándose mucho yunho y jae y muy cómico que resulto el encuentro de los amigos de jae con los huevos de yoochun y heechul desafiando a Booby el perrito siwon ese heechul si que tiene muchas agallas pues no sabe como reaccionara este a tal insulto creo que a de ser muy violento sino por que se asustaron sus amigos ante esa situación lo bueno es que se retiro sin ningún problema aparente es que se nota que a siwon le gusta heechul y por eso lo tolera bueno me voy espero actualices pronto estaré esperando bye bye
ResponderEliminarjojojo la chula a la vista siempre tan diva xD por eso lo amo.. y me mori de la risa con el comentario de los huevos de Yoochun xDDDDD pero q bueno q jae y yunho se llevan bn no tan bn pero bn al fin de cuenta... aunq creo q siwon tiene algo de razon porq la chula no parece un humano normal... puede q hallan hecho experimentos con el y no se acuerda o es un gran actor...
ResponderEliminar*-* que buen despertar tuvo ese par, lo malo vino después con lo hizo Jaejoong ya. que el mismo resulto herido ;-;
ResponderEliminarJaejoong es muy fuerte y eso que no esta consiente de todo el poder que tiene pero aún así YunHo no quiere que sufra y Jaejoong ya. entendio eso.
sabes me intriga la relación que tienen YooChun y JunSu, como también la que puedan llegar a tener siwon y heechul.
muchas gracias por el capítulo!!!!
Y lo mejor es que tambien tenemos el 'Sichul'
ResponderEliminaresa parte de los huevos me mató XD
también la parte donde JJ ve a sus padres morir T_T
no te preocupes JJ, YH te cuidará.
Un abrazo psicológico para ti. Gracias
Tension entre el sichul ya dieron los primeros pasos, se desagradan, pero se desean,xD
ResponderEliminarMaria y su comentario con doble sentido, ni se dio cuenta la pobre pero los demas se reian a carcajadas
Jaejoong y yunho juntos
Owww aun les falta por ceder, pero ya dieron un paso muy importante
Yunho temiendo que Jaejoong al despertar lo rechace pero quién no xD, que bueno que no ocurrió y ahora estan más unidos, siento que detrás de heechul hay un misterio del que nadie es consciente a ver como resultan las cosas, el enfrentamiento con siwon estuvo uf, morí en las partes en que se tiraban indirectas y bromeaban fue genial jaja.
ResponderEliminardisculpa por el spam, n se porque algunos de mis comentarios se publican doble o incluso triple :/ lo siento, y muchas gracias por compartir esta historia y actualizar, en serio!
jaejoong ecxito a yunho para q le abriera su mente y ambos salieron
ResponderEliminarlastimados por este proceder de jae. yunho se sintio violado como lei
mientras q jae vio la cruel muerte de sus padres :(
Jae eso de editar a Yunho fue un truco sucio ...
ResponderEliminarYunho de quedo con las ganas...
Heechul siempre con su personalidad única...mis que saco de sus casillas a Siwon...ñ.ñ
pero que terco jaejoong debió de hacer caso a yunho y evitar ese dolor que sintió por como ver que torturaran a sus padres eso fue muy traumatico :(
ResponderEliminarque tendrá hechul que no pueden meterse en su mente y siwon sospecha de el uhmmm me dio risa como siwon se enojo cuando hechul se levanto el polo XD!
aquí pasa algo entre Heechul y Siwon. estos dos se atraen y no se dan cuenta aún.
ResponderEliminary el Yunjae en pleno romance, tan enamorados.
preciosos los dos.
qué miedo me da que Jae vea al doctor y a su padre adoptivo.
gracias
Fiuuu estuvo apunto pero a la mera hora no hubo pelea pos-sexo xD
ResponderEliminarVamos bien no hubo pelea ... aun ... hay cositas por resolver entre Siwon y Heechul y entre Yoochun y Junsu quiero que el yoosu se reconcilie
ResponderEliminarHeechul es diferente y eso lo hace atrayente para Siwon, haber que resulta de esa posible pareja. Junsu y Yoochun que se reconcilien, los hará hará fuertes para lo que les viene.
ResponderEliminarPoco a poco ceden y crece su confianza y amor de Jae y Yunho.
Gracias!!!
Jajakaaja Los Huevos🤣😂🤣😂😂 hay Yoochun te amo jajaajjaaja
ResponderEliminarEl yunjae va muy bien!! Se pusieron cariñosos jej...y que onda con heechul y siwon...? Omg...me gusta esa pareja
ResponderEliminarPor fin están dando pasos, ahora falta mas confianza y serán una pareja muy fuerte. Creo que Heechul es in ser especial tambien ,talvez es adoptado y no sabe su naturaleza. Creo que es la pareja de Siwon, pero este se niega, porque cree que es humano. pensé que Junsu y Changmin iban a tener romance, pero parece que Yoosu talvez resuelva sus problemas. Aunque me encantaría que termine con Changmin. Alli voy x el siguiente capitulo. Esta historia es genial.
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