Capítulo 28
En la sala de conferencias, Yunho
escuchaba el lanzamiento del Vodka SLAM con creciente interés cuando su
teléfono vibró sobre la mesa. Un destello de preocupación por Young Jae golpeó
su estómago. Ojeó la pantalla.
No era Young Jae, si no
Whitney, una de los guardaespaldas de Jaejoong.
Se puso de pie de golpe y
salió a zancadas de la habitación, ignorando el asombrado silencio de la sala
de juntas. Una vez en el vestíbulo, contestó:
—Yunho Jung.
Un frío polar estalló en sus
venas mientras escuchaba. La rabia latía en su cabeza. Ah Hyun. Esa jodida
zorra. Maldita sea. Había estado tan concentrado en proteger a Jaejoong de
Foster, que no había previsto esto. Debió haberse dado cuenta de que una vez
que el vídeo de las noticias de él y de Jaejoong saliera a la luz, su madre destruiría
la única cosa buena en su vida.
Jaejoong.
No podía perderlo.
—Estoy de camino, dile...
—Interrumpió sus palabras ante el sonido de un breve forcejeo.
—¿Es verdad? —Exigió Jaejoong.
Oír su voz lo llevó a un
desconocido modo de pánico.
—No. No hagas esto. No tiene
nada que ver con nosotros, con lo que tenemos. — Jaejoong lo era todo para Yunho.
—Respóndeme. Todo este tiempo,
mientras me estabas convenciendo para que confiara en ti, para que te amara...
—Su voz se quebró.
Su dolor le abrió el pecho y
quemó su corazón como un hierro candente. Nunca quiso hacerle daño, sólo quería
amarlo.
—Todo este tiempo tú tenías
este plan secreto que sabías que nos destruiría. — Jaejoong aspiró un agitado y
torturado aliento—. ¿Es verdad?
Los recuerdos le atacaron,
rodando rápidos y furiosos a través de su mente. La primera vez que lo vio en
esa sala de baile, el primer beso, la forma en que Jaejoong confió en él con su
cuerpo, y luego con su corazón.
Jaejoong le había entregado
libremente el regalo incalculable de su amor.
Y él lo había jodido.
Los había destrozado a ambos.
Nunca se lo había merecido.
Nunca. Pero Jaejoong merecía la verdad.
—Sí.
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