Capítulo 44
Menos mal que no estaba conduciendo.
La famosa concentración de Yunho se había vuelto una mierda. Cada kilómetro que
viajaba lejos de su casa y más cerca de su objetivo final, aumentaba su
ansiedad.
Eres
importante para mí, pero tengo que hacer esto esta noche. Eso es lo
que le había dicho a Jaejoong. Luego lo dejó atrás para que cuidara a Young Jae.
Porque tenía cosas mejores que
hacer. ¿Ansioso? Más bien un idiota total. Lo había jodido con Jaejoong. ¿Por
qué no le había dicho que lo amaba o algo mejor?
Kang Joon lo miró.
—¿Está mi manera de conducir
haciéndote sentir incómodo?
—No. —Había puesto a Kang Joon
detrás del volante para estar absolutamente seguro de que el chico no
desarrollaba una fobia. El ataque al corazón había sucedido mientras que había
estado conduciendo y se desvaneció totalmente. Eso podría arruinarle la cabeza.
Era mejor ponerlo detrás del volante ahora, cuando solo habían pasado tres
semanas.
—¿Por qué no te trajiste a Jaejoong
contigo esta noche? Me podría haber quedado en casa con Young Jae y Zack.
Yunho frunció el ceño. Nunca
le había pedido que fuera porque no quería que Jaejoong estuviera cerca de
Foster.
—No le gustan las peleas.
Kang Joon se encogió de
hombros.
—Solo preguntaba. Porque si es
por el dinero, le habría dado mi entrada. Era la entrada de Young Jae de todos
modos, no la mía.
Yunho se esforzó por tener
paciencia.
—No es por el dinero. Te
hubiera conseguido tu propia entrada si Young Jae fuese esta noche.
El chico se calló. Yunho
trabajaba por conseguir poner su cabeza en la pelea y no pensar en su novio
pastelero. Iba a…
—¿Pero no a Jaejoong?
—¿Qué?
Kang Joon tamborileó con sus
pulgares sobre el volante.
—¿No le comprarías una
entrada?
Todo el cuerpo de Yunho vibró.
Fuertemente.
—No le gustan las peleas. No
le pedí que fuera. Déjalo.
—Está bien. Pero Heechul irá.
¿Qué mierda de mosca le había
picado?
—Dilo de una vez.
Kang Joon lo miró.
—Escuché a Heechul y Jaejoong
hablando de ello. Heechul estaba emocionada y mostrándole ropa a Jaejoong en
internet, preguntándole qué iba a llevar puesto.
Mierda. Yunho lo vio venir.
—¿Qué dijo Jaejoong?
—Trató de cambiar de tema.
Pero Heechul siguió presionando. Por último, dijo que no le habías pedido que
fuera. Y además...
Yunho cerró los puños.
—¿Qué?
—Que no podía permitirse la
entrada. Y que tenía que quedarse con Young Jae.
Jesús, no sabía qué decir.
¿Pensaba que no iba a gastar el dinero en una entrada para él? Jaejoong no le
había mencionado nada. Ni una maldita palabra. En el pasado, le había dicho que
las peleas podrían inducir a sus ataques de pánico. Había hecho lo correcto al
no invitarlo. No era por el dinero, tenía que saberlo. Lo estaba protegiendo.
Entonces, ¿por qué se sentía
como una mierda? ¿Por qué de repente, deseaba desesperadamente que Jaejoong estuviera
ahí ahora y que estuviera allí esta noche? Así podría mirarlo y recordar que él
era más que un asesino. ¿Habría estado allí para él si él se lo hubiera pedido?
No lo sabía porque no le había dado la oportunidad de descubrirlo, ¿lo habría
hecho? En cambio, lo había hecho a un lado para cuidar de Young Jae.
Como si lo
estuviera escondiendo. Aquellas palabras golpearon su cerebro. Cristo, ¿era eso
lo que pensaba?
Yunho sacó su teléfono pero en
lugar de llamar a Jaejoong, le preguntó a su chofer:
—¿Por qué has esperado hasta
ahora para decírmelo?
Kang Joon se sonrojó.
—Jaejoong me rogó que no lo
hiciera. Le ofrecí mi entrada y quedarme con Young Jae. Jaejoong nos dijo a
ambos, a Heechul y a mí que no insistiéramos y que te dejáramos en paz.
—Young Jae también estaba
allí, ¿verdad?
—Sí.
—Mierda. —Eso explicaba los
comentarios de Young Jae de antes. Jaejoong probablemente había estado
avergonzado y humillado, mientras trataba de explicar que Yunho no lo quería en
la pelea. El gran evento cargado de ricos, invitados socialmente prominentes y
entradas tan exclusivas que tenían una lista de espera de personas dispuestas a
pagar cantidades obscenas de dinero por ellas.
Se quedó mirando el teléfono
en la mano. ¿Qué le diría a Jaejoong? Oye, lo siento por no invitarte, pero
he tenido cosas muy importantes en la cabeza.
O podía dejarlo correr. Hacer
lo que tenía que hacer y compensárselo más tarde. Decirle que lo había estado
protegiendo porque sabía que odiaba las peleas y no lo quería cerca de Foster.
Cuando la verdad era simple:
no había pensado en cómo lo haría sentir todo esto. No, había estado demasiado
ocupado en averiguar su jodida gran decisión y cómo conseguir todo lo que
quería. No pedirle a Jaejoong si quería ir, había sido para protegerse a sí
mismo.
No quería que Jaejoong lo
viera asesinar, no podía enfrentarse al horror que mancharía sus ojos. Así que
lo había apartado a un lado.
—Da la vuelta. Nos vamos a
casa.
Kang Joon saltó a su lado.
—¿Qué?
—Vamos a volver a por Jaejoong.
Si quiere ir, va a ir.
—Pero va a necesitar tiempo
para prepararse y esas cosas, ¿no?
—Siwon y Liza pueden manejar
las cosas en la pelea hasta que lleguemos allí. —Si Jaejoong quería ir, él lo
haría realidad. Tenía el dinero para hacer que las cosas sucedieran. Pero tenía
que llegar a casa con Jaejoong para averiguarlo. Darle la oportunidad. Dejar de
hacerlo a un lado.
Hacerle entender que Jaejoong lo
era todo para él, que era lo primero.
—¿Y si no quiere ir?
El lugar de Yunho estaba junto
a Jaejoong.
—Entonces no lo hacemos. —Su
tensión anterior y el cansancio se alivió con esa decisión. Se desplazó por sus
contactos y llamó a Siwon mientras Kang Joon los llevaba a casa.
* * * *
El terror se apoderó de la
mente de Jaejoong como un tornillo exprimidor de cerebros. El cuchillo presionaba
en la piel del cuello de Young Jae. Foster no debería estar aquí.
—Se supone que tienes que
estar en la pelea.
El hombre entrecerró los ojos.
—Voy a tener más diversión
aquí. Mientras Jung manipulaba ese programa, hice mis propios planes. El bastardo
destruyó mi vida por una vagabunda sin valor. Es tiempo de un poco de venganza.
Corre. Cada célula
de su cuerpo le decía que corriera hacia la puerta. O al garaje. O al baño de Young
Jae y cerrara la puerta. Pero no podía dejar a Young Jae.
—Ven aquí —ordenó Foster.
—¡Corre, Jaejoong! —Young Jae
trató de retorcerse en el agarre.
Foster sacudió la cabeza de Young
Jae hacia atrás y lo cortó en el cuello.
—¡No! ¡Oh Dios! —Ocurrió tan
rápido que Jaejoong apenas pudo seguirlo. Por un instante se preguntó si lo
había imaginado, pero luego una delgada línea roja de sangre brotó de la
garganta de Young Jae. Corrió hacia adelante.
—¡Detente! ¡Estoy aquí! —El
mareo ondeaba en su cabeza, pero Jaejoong clavó las uñas en las palmas de las
manos. Estaba lo bastante cerca como para ver que el corte de Young Jae era
poco profundo. Más doloroso que dañino.
Foster puso en sus labios una
sonrisa.
—Vamos a ver lo que llamó la
atención de Jung sobre ti. Desnúdate. —Cambió de posición el cuchillo en su
mano para que la hoja quedara apuntando hacia abajo—. Rápido, o lo voy a
apuñalar en el muslo y seguir adelante.
Young Jae trató de sacudir
frenéticamente la cabeza, pero Foster apretó su brazo debajo de su barbilla.
Una horrorizada comprensión
estalló en su cerebro. Iba a obligarlo a quitarse la ropa. Luego a violarlo.
Los mataría a los dos. Foster levantó el cuchillo.
No estaba bromeando.
—¡Está bien! Lo haré.
—Temblando violentamente, con las manos entumecidas por el pánico, Jaejoong se
quitó su camiseta. No podía luchar contra esto, no sabía cómo. Pero no podía
dejar que lastimara más a Young Jae.
—Pecho pequeño. No veo mucho
todavía. Sigue adelante.
Sus ojos sobre Jaejoong lo hacían
temblar. La humillación se deslizó a través de Jaejoong. Cruzando los brazos
trató de hacerse más pequeño. Invisible.
—No lo hagas Jaejoong. —Young
Jae luchó, tratando de luchar contra el hombre más grande.
Foster lo sujetaba con
facilidad mientras dirigía su mirada hacia Jaejoong.
—¿Quieres oírlo gritar?
Oh Dios, oh
Dios.
Jaejoong tiró sus zapatos mientras buscaba los botones de sus pantalones
vaqueros. Sus dedos entumecidos se deslizaban. ¿Qué debía hacer? No había
ayuda. Yunho no estaría en casa durante horas. No sabía dónde estaba Zack.
Nadie iba a venir.
Foster empujó la punta del
cuchillo en el muslo de Young Jae. El anciano gruñó, sacudiendo su cuerpo
contra el dolor.
—Desnúdate perra. —Foster
retorció el cuchillo, arrancando un grito débil de Young Jae.
—Lo haré. No le hagas daño.
Por favor. —Calientes lágrimas se derramaban indefensas por su rostro y le
tapaban la nariz. Se obligó a que los vaqueros le pasaran por las rodillas y
salieran.
Los ojos de Foster sin
vergüenza paseaban sobre su pecho, su vientre, sus diminutos boxers, con sus
cicatrices que iban desde la rodilla hasta la mitad de la pantorrilla. Su piel
se puso de gallina cuando la alegría profana cruzó su rostro. Como si sus
cicatrices lo excitaran.
Serpientes de terror se
dispararon a través de Jaejoong. Había sentido esto antes, cuando un hombre le
sujetaba los brazos y el otro blandía un bate.
—¡Corre, Jaejoong! —gruñó Young
Jae contra el brazo alrededor de su cuello.
Foster hizo girar el cuchillo,
empujándolo más profundo. Un débil silbido doloroso se escapó de Young Jae.
—Déjalo en paz. —Sollozó al
decir las palabras.
La mirada de Foster se
estrelló contra Jaejoong.
—Está bien —tiró el cuchillo y
arrojó lejos a Young Jae como si fuera basura. El anciano se acurrucó en el
suelo cerca de la mesa de café.
—Young Jae. —Se mantuvo erguido,
necesitaba llegar hasta él. Ayudarlo.
—Voy a jugar contigo.
La mirada de Foster chocó con Jaejoong,
encendiendo un pánico animal que lo impulsó a huir. Girándose, dio dos pasos
antes de que su pierna cediera. No. ¡Oh Dios! Tambaleándose, trató de
recuperar el equilibrio. Un brazo se enganchó alrededor de su cuello y tiró de Jaejoong
hacia atrás. Sofocándose, agarró frenéticamente el brazo que lo sostenía.
El cuchillo se movió en frente
de su cara. Sus pulmones se quedaron sin aire. Un feroz zumbido explotó en su
cabeza. Las manchas aparecieron en su visión.
¿Dónde estaba Young Jae? ¿Vivo
y asustado? ¿Obligado a ver lo que Foster le haría?
La ira aumentó, empujando
hacia atrás su pánico. Lucha. Sobrevive. Jaejoong era la única
oportunidad de Young Jae. Jaejoong extendió bruscamente su brazo, golpeando la
mano de Foster que sostenía el cuchillo.
Por la sorpresa, él aflojó la
presión en el cuello de Jaejoong.
Su entrenamiento salió a la
luz. Jaejoong se giró de lado, llevando su brazo interior hacia arriba entre
ellos y pegándole a Foster en los hombros y la cabeza. La rabia y el miedo lo
guiaban mientras arañaba su rostro.
Libre, se dio la vuelta para
escapar.
—¡Jodida puta!
—¡Vete! —Young Jae se lanzó a
sí mismo hacia la mesa de café, tratando de ponerse de pie. La sangre manchaba
la camisa y el pantalón del pijama, pero sus ojos tenían un brillo de calmada
determinación—. Fuera, a la terraza.
En el espacio de un segundo, Jaejoong
miró las puertas abiertas y luego al hombre tratando de ponerse de pie. Un segundo
para elegir. Podría escapar, dejando a Young Jae morir por Jaejoong.
No, no podía hacerlo.
Jaejoong se detuvo, dio media
vuelta en frente de Young Jae y se dejó caer en su posición de combate.
La sangre goteaba por la cara
de Foster por los cuatro arañazos. Con los brazos extendidos, con una mano
agarrando el cuchillo, se dirigió hacia Jaejoong con furia asesina en sus ojos.
Otro paso lo acercó.
—Vas a pagar por…
Sus palabras se cortaron con
el sonido de una puerta abriéndose. Jaejoong volvió la mirada hacia la puerta
que daba al garaje. ¿Qué? ¿Cómo?
Yunho dio dos zancadas y se
quedó inmóvil. Su expresión relajada palideció. Sus ojos se helaron. Una oleada
de energía feroz crujía a su alrededor.
Entre un parpadeo y el
siguiente, Yunho se lanzó. Su mano golpeó la encimera de granito y voló por
encima.
Foster giró con el cuchillo
hacia arriba.
La bilis se disparó en la
garganta de Jaejoong. Foster heriría a Yunho. Tenía que ayudar, tenía que hacer
algo.
—No. Vete.
La voz débil y temblorosa de Young
Jae hizo que cayera de rodillas a su lado. El dolor se disparó por la pierna,
dándole calambres a su vejiga. No le importaba. Young Jae se había derrumbado
de nuevo al suelo. Su cara estaba gris y los labios blancos. Gruñidos,
maldiciones y golpes sordos rugían a su derecha.
Concéntrate
en Young Jae.
Agarrando su camiseta del suelo, lo llevó a la herida en el muslo de Young Jae.
Kang Joon corrió por las
puertas abiertas. No sabía cómo ni por qué él y Yunho habían vuelto,
simplemente estaba agradecido de que lo hubieran hecho.
Le rogó a Kang Joon.
—Ayuda a Yunho.
—Él no lo necesita. —Kang Joon
se quitó su camisa abotonada y lo ayudó a ponérsela—. La policía está en
camino.
Jaejoong estiró su cabeza
alrededor.
Yunho bloqueaba el cuchillo de
Foster en su pecho, pero la hoja le cortó la manga y en el antebrazo. Él no se
dio cuenta. Yunho dio un salto atrás evitando un golpe dirigido a su rodilla y
luego rompió una patada en la cara de Foster.
El hombre voló hacia atrás y
aterrizó a medio metro de Jaejoong. Trató de rodar, pero Yunho saltó sobre él,
dirigiendo puñetazos y golpes rígidos con el codo contra el rostro de Foster.
La sangre caliente golpeó su
piel. Jaejoong miró hacia abajo, viendo salpicaduras rojas florecer en la
camisa blanca como la nieve que Kang Joon puso sobre él. Los sonidos de la
carne y los huesos crujiendo resonaban. No quería mirar, pero de alguna manera
lo hizo. Su estómago se revolvió en horror. El rostro de Foster se estaba
disolviendo en pulpa.
—Detenlo. —La mano de Young
Jae le sostuvo el brazo—. Jaejoong.
La súplica de Young Jae lo
sacó de su sorpresa. Pero, ¿cómo lograría alcanzarlo?
—¿Yunho?
Nada. Yunho no lo escuchaba y
seguía golpeando con furia violenta. Una furia asesina se montó en su rostro,
sus músculos a punto de estallar por debajo de la camiseta. La sangre manaba de
su brazo cortado.
Foster no se movía.
Temblando, con turbias náuseas,
Jaejoong se acercó y golpeó tres veces en la espalda de Yunho.
Su cabeza giró bruscamente,
con los ojos fijos en Jaejoong, dándole una vista de primer plano de su furia
mortal.
Yunho no le haría daño.
—Yunho, está derrotado. —Tal
vez incluso está muerto. No lo sabía, no le importaba. Solo le preocupaba Yunho.
Necesitaba una toalla para el brazo de Yunho. Young Jae necesitaba ayuda—. Te
necesitamos.
* * * *
Yunho miró al ensangrentado y
roto hombre debajo de él. El hijo de puta jadeó, así que estaba vivo, pero no
iba a moverse pronto. Ya no le importaba.
Solo Jaejoong y Young Jae
importaban. Yunho fue hacia ellos. Jaejoong tenía la cabeza de Young Jae en su
regazo, se inclinaba sobre él en un ángulo incómodo, tratando de detener la
hemorragia en el muslo. El corte en la garganta de Young Jae era poco profundo
y ya había coagulado.
Rápidamente, le arrancó la
pernera de los pantalones del pijama de Young Jae, revelando el pequeño agujero
desigual en el muslo del hombre. Yunho tomó el trapo de la mano de Jaejoong
presionando firmemente contra la herida.
Kang Joon colocó una manta
alrededor de Jaejoong y le entregó el tubo de oxígeno para Young Jae. De
rodillas al lado de Yunho, el chico ató una toalla alrededor del brazo de Yunho.
—Sostén esto y yo me encargo
de Young Jae.
Yunho presionaba la toalla
sobre la herida de cuchillo.
Los dedos de Young Jae tocaron
la pierna de Yunho.
—Jaejoong no quería dejarme.
Traté de hacer que se fuera.
Olvidando su herida, Yunho
tomó la mano de Young Jae y se quedó mirando a los ojos de su mentor. La
ternura lo abrumó.
—Jaejoong te quiere. Él no
abandona a sus amigos. —O a su amante. A él. Manteniendo la mano de Young
Jae en la suya, se deslizó hacia Jaejoong, poniendo su brazo alrededor de él,
con cuidado de la cabeza de Young Jae en su regazo. Young Jae había estado
dispuesto a morir para protegerlo y Jaejoong había estado decidido a luchar por
Young Jae.
Jaejoong levantó los ojos
hacia Yunho.
—¿Cómo sabías que debías
volver?
Negó con la cabeza, sin poder
creerlo.
—No lo sabía. Volví por ti.
Nunca te pregunté si querías venir esta noche... volví para preguntártelo. Y si
no querías venir, entonces iba a quedarme aquí con vosotros. Pero no tenía ni
idea hasta que entré que Foster estaba aquí. El auto de Zack estaba en la
entrada. Todo parecía normal.
Kang Joon agregó:
—Yo venía detrás de Yunho y vi
lo que estaba sucediendo. Corrí a la parte trasera, mientras llamaba al 911 y
vine de esta manera para sacaros a los dos.
Yunho miró al hombre con el
que había llegado a encariñarse como si fuera un hermano menor.
—Por eso te confío la vida del
chico que amo. Tienes tus prioridades bien delimitadas.
—Simplemente me alegro de que
regresáramos.
Dios, si no
lo hubieran hecho...
Pero lo hicieron. Había estado
cerca, había regresado. Yunho estrechó a Jaejoong contra él.
—Tú estás primero, Gatito.
Cada maldita vez.
Mientras las sirenas sonaban
al final de la calle, Yunho abrazó a su familia.
Wow, este capitulo me hizo sudar… el suspenso me hacia comer las uñas. Cuando YH llegó casi doy saltos de emoción y le gritaba, apúrate YH, apurate. Pobre JJ y Young Jae, hubiese sido un sacrificio el uno por el otro. Todo pasó.. ya puedo respirAr. Que gran capítulo.
ResponderEliminar