Capítulo 25
La pierna de Jaejoong estaba
rígida y dolorida, obligándolo a aferrarse a la barandilla mientras se aliviaba
bajando las escaleras en la oscuridad de la madrugada. No era aún las cuatro
a.m. todavía, y Yunho no se había movido cuando Jaejoong salió de la cama, o
cuando dejó la nota en su mesita de noche. Casi lo despierta para despedirse,
pero estaba agotado, probablemente del jet lag. Y de anoche.
El calor recorrió su piel con
ese pensamiento. Ellos no habían tenido solo sexo. Ambos dejaron caer la
barrera haciendo que sea mucho más. Más profundo. Emocionante.
Llegó a la planta baja y
silenciosamente salió de la casa. Una vez en el auto, miró el portavasos vacío
en la consola central. Realmente quería café, debería haber tomado dos minutos
para hacer una taza para llevar con él.
Al final del camino de
entrada, miró su reloj. Tres cincuenta y siete. Maldita sea, no conocía un
Starbucks que abriera tan temprano.
Mala suerte, debía estar
pronto en el trabajo.
Estallidos de luz brillantes
explotaron, quemando sus córneas. Jaejoong clavó los frenos tan fuertes que el
cinturón de seguridad se bloqueó. Levantando sus brazos, se cubrió los ojos.
¿Qué paso?
Thump. Thump.
Giró su cabeza. Oh Dios, un
hombre en su ventana.
Otro flash.
Gritando, apretó los ojos.
Estrellas estallaron bajo sus párpados. El corazón acelerado, el pulso elevado,
no podía tomar aire. El terror se apoderó de su pecho.
No entres en
pánico. Conduce.
Entrecerrando los ojos para
filtrar los flashes, agarró el volante. Una furgoneta estaba estacionada en el
lado de la carretera. Reporteros.
Thump. Thump.
Se encogió lejos del hombre
golpeando la ventana. Atrapado. El miedo lo golpeó sin piedad.
Solo conduce.
Hazlo.
La puerta se abrió de golpe.
Un grito salió de su pecho.
—Jaejoong, soy yo.
Su voz se cortó a través de su
terror. Yunho, vistiendo pantalones de chándal y un aire de amenaza. Se
inclinó, empujó el auto en el aparcamiento, desabrochó el cinturón de seguridad
y la levantó en sus brazos. Instintivamente, se aferró a él.
Kang Joon, vistiendo
pantalones cortos y la misma alborotada y enojada expresión, se deslizó dentro
de su auto.
Yunho acechó a través de las
puertas cuando los flashes se fueron.
Jaejoong luchó por orientarse.
—¿Qué…?
—Tranquilo.
La mañana estaba fría y húmeda,
pero la piel de Yunho irradiaba calor. Un músculo palpitó en su mandíbula. Los
faros del auto de Jaejoong los reflectaron mientras Kang Joon sacaba el auto
dentro de la línea de propiedad. Podía oír los engranajes del cierre de la
puerta. El camino de entrada de Yunho era largo, probablemente de un kilómetro.
—Puedo caminar.
Ignorándolo, siguió su camino,
con los pies descalzos casi silenciosos en el cemento.
Ahora que se había calmado,
sabía lo que había sucedido. Los medios de comunicación habían estado esperando
y lo cogieron por sorpresa. Lo más inteligente hubiera sido seguir conduciendo.
Pero los flashes lo habían desorientado. Probablemente no quería saber lo que Yunho
le había hecho al hombre con la cámara que había estado golpeando en la ventana.
Yunho había estado allí, luego desapareció repentinamente.
Yunho entró por la puerta
principal que estaba abierta y siguió su camino hasta llegar a la sala de
estar. Sentándolo en el sillón reclinable que Young Jae había usado la noche
anterior, Yunho apoyó las manos en sus brazos y se inclinó sobre Jaejoong.
—¿Estás bien?
—Estás loco. —Fue un
comentario tan ridículo, quería golpearse a sí mismo.
—Tropezaste con la alarma
cuando abriste la puerta principal. Alertó a mi teléfono y los monitores de los
dormitorios así como a Kang Joon en la casa de huéspedes. Jesús, Jaejoong,
cuando no estabas a mi lado... —Empujó la silla e irrumpió en la cocina. Su
espalda se agitó con fuerza. —No sé quién coño se metió en mi casa. Si alguien
te hubiera...
Se había olvidado de la
alarma. Estúpido de él. Saltando, se acercó a Yunho y puso su mano en su
espalda.
—No lo pensé, lo siento.
Estabas cansado, y tenía que ir a trabajar. —Todavía tenía que ir, pero después
de que Yunho se calme.
Se dio la vuelta y tiró de Jaejoong
con fuerza contra su pecho.
—No estoy enojado contigo. Es
que... Joder, me asusté, Jaejoong. Entonces conseguí salir allí y vi tu cara,
tan condenadamente pálida. Solo tenía que conseguir alejarte de ellos.
Su admisión hizo que su
corazón se hinchara con ternura. Sosteniéndolo, susurró:
—Estoy bien, estoy seguro. —Le
importaba. Lo protegía. ¿Puede el corazón de una persona estallar con
demasiados sentimientos?
Metió su mano debajo de su
camisa, extendiendo sus dedos posesivamente sobre su piel desnuda.
—Te llevaré a casa, puedes
ducharte y te llevaré al trabajo. Kang Joon me puede recoger allí. —Pero Jaejoong
no podía dejar que haga eso.
— No.
Jaejoong lo miró a la cara.
—Estás agotado, has estado
viajando durante toda la semana. Es por eso que no te he despertado. Ahora
estoy preparado, puedo soportarlo.
Yunho alzó la mano para acunar
su cara.
—Podría ser un poco más
complicado que eso. Nosotros les dimos un espectáculo. Además del fotógrafo,
había un cámara. Si ese material sale en las noticias, mierda. —Sus dedos se
clavaron en su espalda.
Preocupado enderezó su
espalda.
—¿Qué no me estás diciendo?
—Los medios de comunicación
han estado acosándome, tratando de hacerme hablar sobre Foster.
—Y traer a tu madre para
hablar. —Lo recordaba.
Una vena de su sien le
palpitaba.
—Le pagué para que guarde
silencio.
—Yunho, simplemente suéltalo.
No me gustan los secretos. —El secreto de Ryu Jin casi lo había matado.
—Yo soy la razón por la que
Foster fue a la cárcel.
La inquietud se apoderó de sus
músculos.
—¿Vas a decírmelo? ¿O lo
mantendrás en la oscuridad?
—Cuando encontré a Mi Ja,
Foster se había escondido en la casa y trató de escaparse. Lo atrapé. Lo habría
matado, pero Young Jae llegó allí y me paro. —Hizo una pausa centrándose en Jaejoong
—. Declaré en su contra. Hizo algunas amenazas.
Se hundió lentamente. Amenazas.
Yunho nunca había tenido un novio o esposo, las veces que él le había dicho
que sería mejor para Jaejoong si él lo dejara ir... todo se alineaba en un
patrón de protección.
—¿Crees que podría venir
después por mí? —O a cualquier mujer u hombre que a él le preocupara.
Las manchas de color ámbar en
sus ojos se volvieron hielo.
—Han pasado más de trece años,
pero no voy a tomar riesgos. No contigo. — Yunho se relajó y tomó su rostro—.
Nunca pretendí hacer esto. Me hice saber que solo haría el asunto de
acompañante. Ninguna mujer u hombre ha pasado la noche en mi casa. Si pasábamos
una noche juntos, era en un hotel o resort. Era solo sexo. Nada más.
Hasta Jaejoong.
Yunho
había vivido como una isla, negándose a poner en peligro a una pareja. En ese
segundo, nada más le importaba sino la sensación posesiva de su mano en su
espalda, y la forma en que lo miraba como si fuera algo precioso y especial.
Nunca nadie le había hecho
sentir eso. Con Ryu Jin, se había sentido agradecido. Como que quizás si él lo
amaba, entonces sus padres lo considerarían lo suficientemente bueno.
¿Pero Yunho lo está mirando
fijamente? Eso invocó ardiente energía y demoledora vulnerabilidad. El corazón
se le subió hasta la garganta.
—No somos solo sexo.
—Ayer por la noche cuando
entraste en casa, nunca había sentido eso. Nunca. —Tragó saliva, su nuez de
Adán deslizándose en su larga garganta.
—¿Qué?
Los colores en sus ojos se
calentaron y se mezclaron con el caramelo.
—Siempre y cuando pueda verte,
tocarte, entonces podemos cerrar la puerta y dejar fuera toda la otra mierda.
Simplemente estar bien juntos.
—Tienes el poder de romper mi
corazón. —Las palabras salieron de su boca. Lo que asustó a su alma al sentirse
de esta manera. Ya se había equivocado una vez.
Dejó caer su frente en la de Jaejoong.
—Te dejaré ir si eso es lo que
quieres.
¿Quería? ¿Terminar
ahora mientras Jaejoong tal vez podría ser capaz de recuperarse? ¿O es que voy
ir a por ello y vivir, sentir, experimentar y luego pagar el precio cuando todo
termine? La imagen de Yunho anoche lo consumió. Lo forma en que Yunho había
tomado sus manos uniendo sus dedos y sus cuerpos, que no había sido solo sexo.
Ellos habían estado haciendo el amor, y cuando sus emociones salieron de
Jaejoong en lágrimas, Yunho lo besó y le dijo que se aferrara a él. Había
mantenido su corazón a salvo mientras hacía el amor con Jaejoong. Eso era más
poderoso que las palabras.
Poniendo su mano sobre su
pecho, sintió el latido regular de su corazón.
—No dejes que me vaya.
Después de trabajar el
domingo, Jaejoong aparcó el auto delante de la casa de Yunho. Ya un poco tarde
para la barbacoa, se bajó del auto y entró en la casa.
Voces llamaron su atención en
la cubierta. Yunho llevaba unas bermudas negras y giraba las hamburguesas
mientras que los chicos adolescentes descansaban a su alrededor.
—Oh, Jaejoong, ahí estás. —Heechul
entró en la casa, vistiendo un traje de baño negro —. Estamos a punto de comer.
Consigue tu traje de baño y únete a nosotros. ¿Quieres una cerveza?
—No he traído traje de baño. —Heechul
luciendo tan fresco solo enfatizaba el estado cansado y sucio de Jaejoong.
Había trabajado desde las cuatro y media y no había tenido tiempo para ir a
casa para una ducha y cambiarse.
—Yunho tiene una selección de trajes
de baño para ti. Ve a ver, están en su habitación.
—¿Qué? ¿Cuándo ha tenido
tiempo para ir de compras? ¿O saber mi talla? —¿Y por qué? Jaejoong no quería
que comprara sus cosas.
Heechul se echó a reír.
—Yunho no va de compras. Tiene
gente cayendo sobre sí mismos llevándole selecciones de lo que sea que quiera.
Hay como dos estantes de trajes y trajes de baño esperando para que elijas lo
que quieras. Lo sé porque fui a mirar y cogí este. No encajaría en ti. Soy más
grande que tú.
Jaejoong dejó ese comentario
ir porque era tristemente cierto.
—Yunho tenía un personal
shopper llevando bikinis. —¿Quién hace eso?
—Ropa de verano, sombreros y
zapatos.
Por él. Pero no usaba traje de
baño, no desde que había aterrorizado a una niña con sus cicatrices poco
después de su primera cirugía.
—¿Jaejoong? ¿No traías el
postre?
—¿Qué? Oh, sí. Lo dejé en el
auto. Tenía dos entregas de camino. Voy a traerlo. —Se volvió, huyendo por la
puerta que acababa de entrar.
El aire sofocante fue cortado
con la brisa fresca del mar. Después de abrir la puerta del auto, comenzó a
inclinarse para coger las dos cajas fuera del asiento de atrás cuando unas
manos calientes atraparon sus caderas tirando de él hacia atrás.
Yunho. Reconoció su toque y le
dejó envolver sus brazos alrededor de él. Olía a sol caliente, a mar salado y
el olor más rico que era Yunho. Apoyándose contra el pecho caliente, alzó la
vista hasta su cara, pero sus ojos estaban cubiertos de sombras.
—¿Compraste dos estantes de
ropa?
—Nop. Solo pago lo que
guardamos. Y Marla, los servicios de mi personal shopper. —Pasó sus nudillos
por el lado de su cara. —Necesitas
algunos trajes de baño aquí. Y un par más para tu casa si lo deseas. Escoge lo
que quieras.
—No me pongo trajes de baño.
—Tu elección cuando estamos
con otras personas. Hay algunos trajes de verano largos que cubren la pierna si
quieres estar más cómodo. Con ellos van a estar más fresco. — Yunho besó su
cabello y añadió—: Pero elige un par de trajes de baño para cuando estemos
solos y estemos en el jacuzzi.
Jaejoong se volvió en sus
brazos, se acercó y se quitó las gafas de sol.
—Haces que sea tan fácil.
—Es una barbacoa, se supone
que debe ser fácil y divertido. Te ves caliente no importa lo que lleves. Ve a
ponerte cómodo.
Lo soltó, recolocándose sus
gafas de sol en el rostro. Después de que Yunho cogiera las cajas de galletas y
pastelitos, caminaron juntos.
—La cena está casi lista. Ve.
—Presionó sus manos entre sus omóplatos, instándolo hacia las escaleras.
Dos estantes era quedarse
corto. La cama estaba cubierta de más ropa, montones de ropa para dormir,
algunas batas, tangas y equipo de entrenamiento. Chanclas, sandalias y zapatos
deportivos descansaban sobre mesas plegables de exposición. Girando en círculos, no sabía qué hacer. Sería
más fácil quedarse en su ropa de trabajo. Pero Yunho había terminado con todo
ese problema.
Jaejoong fue al estante de los
trajes. Exactamente como había prometido, había una selección de largos. Un traje
destacaba, blanco con remolinos rojos. Cubriría su pierna, y aun así se vería
de barbacoa veraniega. Lo sacó del estante y se dirigió al cuarto de baño.
La barra de color rojo capturo
su mirada. Un traje de baño rojo, recordándole el que había tenido en la
universidad. Nostalgia recorrió por su pecho. Acarició la suave tela. Rojo. Un color tan potente. Jaejoong quería
más rojo en su vida de nuevo. Ir abajo en un traje de baño era más para lo que
estaba preparado. Incluso con una envoltura. Pero podía usarlo debajo de la
ropa. Y tal vez después de que todos se fueran, se lo mostraría a Yunho.
Decidiendo a intentarlo, entro en el baño.
—No hay manera. —Aturdido, Jaejoong
observó el baño hecho en ricos colores de chocolate y arena. El segundo tocador
tenía lociones, cepillos, secador de cabello. Incluso desodorante—. Es una
locura. —O tal vez lo era. Tal vez sus padres tenían razón y él había sufrido
un daño permanente desde la conmoción cerebral. Ahora vive en una realidad
alternativa donde un chico caliente, obscenamente rico compró sus cosas.
Un golpe en la puerta lo
sobresaltó.
—¿Jaejoong? —gritó Heechul—. Yunho
me envió aquí para sacarte a comer.
—Apuesto a que sí. —Se quitó
los zapatos y se desnudó.
—Me dijo que si venía él
mismo, no bajaríais por un tiempo.
Rodando los ojos, Jaejoong se
puso el traje de baño. El material rojo estaba sexy. La camiseta sin mangas. Se
miró en el espejo.
—También mencionó que si no
bajas ahora, vendría aquí.
—Las amenazas son una gran
manera de seducir a un chico.
—¿Estás vestido?
—No exactamente. —Se quedó
mirando su imagen, agradecido de que no hubiera un espejo de cuerpo entero en
el baño. Sin ver su pierna, por unos segundos, podía fingir…
La puerta se abrió, y Heechul
se acercó:
—Oh infierno sí. Rompes con
ese traje de baño.
Jaejoong levantó una ceja.
—Vamos, entra. —Él alcanzó el traje
y lo dejó caer sobre su cabeza.
—Me haces sentir mal vestido.
Se cepilló el cabello y miró a
Heechul en el espejo.
—Tienes que trabajar en esa
inseguridad.
Riendo, Heechul agarró el
brazo de Jaejoong.
—Te ves muy bien, vamos. —Él
sacó a Jaejoong del cuarto de baño.
—¿Los zapatos?
—Cariño, hay cinco
adolescentes ahí fuera, dos grandes ex-luchadores y mis dos niños. Ellos
abrirán paso a través de toda la comida y nos dejarán una hoja de lechuga para
dividir si no nos movemos. Olvídate de los zapatos.
Y Heechul tenía un maldito
agarre fuerte en su brazo. Siguiéndolo, Jaejoong vio el tatuaje de un escudo en
la parte baja de su espalda.
—Tu tatuaje es una versión más
pequeña que la de Siwon. Está bien. —Sus manos le picaban por trazarlo, conocer
las líneas para poder replicarlo sobre un pastel.
Heechul miró hacia atrás, con
los ojos llenos de amor.
—Él lo tiene en la espalda. No
importa donde yo esté, lo que esté haciendo, Siwon me cubrirá.
Fue tan conmovedor, que no
tenía palabras. Jaejoong se limitó a asentir y reducir sus pasos mientras se
acercaban a la cubierta. Las enormes puertas de cristal se abrieron, creando un
espacio desde el interior al exterior. Yunho tenía un jacuzzi en uno de los
extremos, asientos y mesas en el medio, y una zona de cocina barbacoa
incorporada y dividida por una barra.
En este momento, Siwon y Yunho
estaban rodeados por una media docena de niños sosteniendo platos mientras los
dos hombres pasaban las hamburguesas y perritos calientes a la parrilla. La
mayoría de los niños parecían estar en la adolescencia, pero un chico joven y
una chica estaban en la mezcla.
—Será mejor que rescate a
Kylie.
—¿Ese pedazo de chica
empujando a los chicos alrededor para llegar a ser la primera?
Heechul sonrió.
—Esa es mi hija.
—Eh, nunca lo habría
adivinado. Sin embargo, teniendo en cuenta lo que Yunho y Siwon están
acumulando en su plato, va a necesitar algo de ayuda para llevarlo. —Mirando a
su alrededor, vio a Young Jae tendido en una tumbona acolchada. Mientras Heechul
fue a ayudar a su hija, Jaejoong se acercó a él.
—Hola, Jaejoong. Estás muy
guapo.
Él se veía mejor en la
actualidad. Arrastró una silla y se sentó.
—¿Quieres algo de comer?
—Quiero una cerveza. Yunho
también está siendo un mariquita sobre eso.
—¿Sí? —Echó un vistazo para
ver que la manada de niños estaban adelgazando—. Te diré algo. Come un poco y
estaré de acuerdo con eso, voy a compartir una cerveza contigo.
Young Jae se quitó sus gafas
de sol.
—¿Es un acuerdo?
—Sip. A menos que Yunho me
atrape, y luego me mate y tire mi cuerpo en el océano. Que pondría fin a
nuestro acuerdo.
—¿Qué acuerdo? —Una mano
cálida se estableció en su hombro.
—¿En serio? —Jaejoong espetó a
Young Jae—. ¿No me podías avisar de que estaba acercándose sigilosamente?
Su boca se torció.
—Podía, pero la mirada de
asombro en su cara cuando mencionaste atrapándote y matándote, ha valido la
pena.
—¿Qué estáis tramando?
Jaejoong lo miró.
—Estamos teniendo una
negociación seria. Vete.
—Por supuesto que no. La
última vez que negociaste con él, terminé viendo un espectáculo de danza. En mi
casa, en mi televisor. No se puede confiar en vosotros dos.
Encogiéndose de hombros, se
puso de pie.
—Iré a traer un par de platos
de comida.
—Te ayudaré. —Yunho la
siguió—. Por cierto, gatito, te ves sexy con ese traje.
—Aun así no te lo diré. —Cogió
dos platos e inspeccionó la comida. Hamburguesas y perritos calientes pueden
ser muy difíciles de digerir. Entonces vio las pechugas de pollo sin hueso. Young
Jae estaba probablemente harto de aves de corral pero era más fácil en un
estómago sensible que la carne vacuna. Casi se sentía culpable de tomar una
hamburguesa para él, pero se moría de hambre.
Detrás de él, Yunho acarició
la correa de su ropa.
—Estás usando un traje de baño
debajo de esto. —Temblores corrieron por Jaejoong.
—Sí. —Jaejoong se sorprendió
de lo sexy que se sentía solo por el hecho de saber lo que él llevaba puesto.
Dándose la vuelta, alzo la
vista.
—Gracias, fue encantador que
hicieras esto. Pero no puedo aceptar más.
—Lo harás. —Llegó a su
alrededor y apiló dos hamburguesas y un perrito caliente en un plato.
Jaejoong rodó sus ojos.
—¿Hambre?
Yunho se acercó más.
—Hambriento por ver ese traje de
baño en ti, y entonces arrancarlo. Puesto que soy el único que estará
destruyendo tu ropa, voy estar comprando para ti. —Cogió su plato y el de Jaejoong,
dejando el de Young Jae para que Jaejoong lo lleve.
Agarrando una cerveza y agua, Jaejoong
se unió a los otros. Algunos chicos adolescentes vistiendo bermudas al igual
que Yunho y Siwon sacaron las sillas. Con el tiempo clasificó a los niños. Ben,
el más joven de los chicos, era hijo de Siwon y Heechul. Los otros cinco
chicos, que van desde alrededor de los doce a dieciséis, eran niños que Yunho, Siwon
y Young Jae enseñaban. Los chicos estaban hablando sobre estar fuera en el
barco de Yunho ese mismo día. Y estaban tratando de conseguir un partido de
voleibol después de comer.
Jaejoong observó la zona de
voleibol creada en la arena justo al final de las escaleras de la cubierta.
Arena y un montón de chicos adolescentes tratando de demostrar su valía a un
par de ex luchadores de UFC sonaba como una receta para el dolor de él. ¿Ahora,
si solo fuera Jaejoong y Yunho? Podría distraerlo con su traje de baño.
Se levantó, encontró un vaso
de papel y se sirvió un poco de cerveza en él mientras todos discutían sobre
los equipos. Después de regresar a su asiento, se giró para entregar el vaso de
Young Jae, mientras todos estaban ocupados.
—Las pálidas cicatrices en tu
pierna. ¿Cómo te las has hecho?
Young Jae agarró el vaso
cuando Jaejoong casi derramó la cerveza. Sacudiendo su cabeza, miró al chico
que había hablado. Jaejoong pensaba que su nombre era Ryan, pero no estaba
seguro. Todo el mundo dejó de hablar. La mirada de Yunho se asentó en Jaejoong,
cálida y de apoyo, pero no dijo nada.
De repente, no fue un gran
problema. El chico había hecho una pregunta. Jaejoong se encogió de hombros y
tiró de su ropa, dejando al descubierto su pierna.
—Un bate de béisbol rompió mi
tibia. Lo que llevó a tener dos placas y un puñado de tornillos para mantenerlo
todo junto.
—Genial.
—Increíble.
Kylie se deslizó a su lado,
grandes ojos azules.
—¿Te dolió mucho?
Se veía tan preocupada. Jaejoong
quería abrazarla. Lamentando que él había mencionado un bate de béisbol, trató
de tranquilizar a la niña.
—Estaba en el hospital.
Cuidaban de mí y me dieron la medicina, así que estaba bien.
—¿Te duele ahora? ¿Puedo
tocarla?
—Kylie. —Heechul se puso de
pie.
Jaejoong sacudió la cabeza
ante Heechul.
—Claro, puedes tocarla. Solo
duele un poco cuando lo hago demasiado.
Kylie se inclinó, rozando las
cicatrices con toques suaves.
—Es un poco irregular.
Los chicos comenzaron a
reunirse.
—Podrías conseguir un poco de
tinta. Eso sería justo.
—Oh. —Kylie se puso de pie—.
Flores bonitas creciendo fuera de las cicatrices. Eso estaría bien, ¿verdad,
mamá?
—Por supuesto, cariño, —estuvo
de acuerdo Heechul—. Si eso es lo que quiere Jaejoong. Es su pierna.
Yunho dijo:
—¡Vamos a limpiar y poner en
marcha el juego. El equipo que gane obtiene la primera selección de los
pastelitos y galletas que trajo Jaejoong.
Cuando el momento había
llegado a su fin. Todo el mundo se levantó, limpiando los platos y recogiendo
los restos de comida. Jaejoong comenzó a levantarse.
Yunho se inclinó sobre él.
—Tu no. Estás en tiempo de
espera por colar cerveza a Young Jae. Ahora tienes que sentarte ahí y relajarte
con Young Jae.
—Eso apesta.
Yunho sonrió, se apoderó de su
barbilla y lo besó.
—Eres increíble. Lo manejaste
tan bien. ¿Cómo te sientes?
Su elogio hizo agitar su
corazón.
—Bastante bien. —Liberado, en
realidad. Como si algo dentro de él se hubiera desbloqueado en los brazos de Yunho
la noche del viernes.
—Si mi equipo gana, pierdes la
ropa y te mostraré el jacuzzi. ¿De acuerdo?
Con Yunho tan cerca de él, la
valentía cantaba a través de Jaejoong.
—De acuerdo.
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