Capítulo
26
Yunho se relajó en el sofá
mientras todo el mundo se dispersaba sobre los muebles o el suelo mirando la
película que había puesto. Jaejoong había sonreído cuando el equipo de Yunho
había perdido, la pequeña bromista. Ahora estaba sentado en el suelo con Kylie,
dibujando diseños de tartas que emocionaban a la niñita. Estaba seguro de que
había gastado todo su suministro de papel de la impresora.
Los chicos estaban lanzando
sugerencias. De alguna manera, Jaejoong terminó prometiéndoles a todos una
tarta especial en sus cumpleaños.
El hombre era ridículamente
generoso y sin embargo se resistía cuando le compraba algo de ropa.
—La película terminó. —Siwon
se puso de pie—. A limpiar. Es hora de llevar los chicos a casa.
Yunho apagó el reproductor de
DVD, volvió a poner el televisor en el canal que había tenido puesto antes de
la película, y cogió el teléfono. Envió a Kang Joon un mensaje de texto para
que trajera la limusina en diez minutos para llevar a todos los niños a casa.
—Hey, Yunho, ese eres tú. Y Jaejoong
—dijo Kevin, el chico del que era mentor desde hacía dos años.
¿Qué
demonios? El
vídeo de la mañana de ayer cuando Jaejoong había sido emboscado por los medios
de comunicación apareció en la pantalla de su TV. Pulsando el botón de
información, gruñó ante lo que vio. “Secuelas”. El pseudo-legítimo show
que seguía a las víctimas de crímenes y a sus familias para exponer las
secuelas de su dolor. Putos imbéciles.
La cinta mostraba la mañana de
ayer exactamente como la recordaba. Yunho vistiendo los pantalones de deporte
que apenas había pensado en ponerse, saliendo por las puertas a la carrera. El
cámara había captado su expresión furiosa cuando Yunho había visto al fotógrafo
que alternaba los golpes en la ventana del auto de Jaejoong con la toma de
fotografías.
Y la cara de Jaejoong. Cristo,
estaba paralizado y pálido por el terror.
El show siguió ampliando la información
mientras Yunho tiraba al fotógrafo a un lado y abría la puerta de golpe. Luego
levantaba a Jaejoong, todo su cuerpo curvándose alrededor de él para protegerlo
de lo que estaba sucediendo.
Nadie que viera eso podía
confundir sus sentimientos por Jaejoong.
Heechul dijo:
—Eso fue romántico, de un modo
tipo cavernícola.
La escena fue cortada para
mostrar una toma exterior de la Pastelería Sugar Dancer.
—Maldita sea. —Poniéndose en
pie, miró a Jaejoong—. ¿Los medios de comunicación han estado allí?
—Sí, pero no hablé con ellos y
se fueron. Quería decírtelo, pero supongo que he estado muy ocupado. — Jaejoong
se fijó en la pantalla del televisor.
—¿Estás enfadado con Jaejoong?
—preguntó Kylie.
—No. —Se acercó y recogió
Kylie en sus brazos—. Estoy enfadado con la gente que lo molesta cuando está
ocupado en el trabajo.
—No le grites a él.
Dios, esta niña tenía gran
parte de su madre en ella.
—Te prometo que no voy a
gritarle a Jaejoong.
—Está bien. Puedes gritarle a
la gente que molesta a Jaejoong. No son agradables. Se le veía muy asustado en
el auto.
—No se acercarán a él otra
vez. —Entregó a Kylie a su madre y puso a Jaejoong contra él—. Me aseguraré de
ello.
Una parte de su cerebro le
gritaba que lo dejara ir. Hacer una separación muy pública con Jaejoong. Antes
de que Lee Foster decidiera seguir adelante con sus amenazas.
Pero una mirada al video
mientras lo repetían otra vez le dijo a Yunho que era demasiado tarde.
Jodidamente tarde.
La rabia y la posesión de Yunho
estaban claramente estampadas en su rostro. Lo que había hecho ni siquiera
había tenido sentido. Lo lógico habría sido instalarla en el asiento del
copiloto, entrar en el auto y conducir de vuelta a la seguridad privada de su
propiedad.
Yunho no había pensado
racionalmente. Había reaccionado de puro instinto para llegar a ponerlo a salvo
en sus brazos. Incluso ahora, en este mismo momento, tenía su brazo cerrado
alrededor de sus hombros, necesitando sentirlo contra él.
Ese hijo de puta no se
acercaría a Jaejoong.
Yunho iba a asegurarse de
ello. Aunque le costara perder a Jaejoong, lo haría. Pero al menos Jaejoong estaría
a salvo.
Jaejoong se apoyó en la
barandilla de la cubierta, mirando como el sol comenzaba a hundirse en el
océano. El jacuzzi burbujeaba detrás de él, mientras que enfrente las olas se
elevaban y se estrellaban en la playa. Yunho estaba al teléfono y con su
ordenador portátil, y su ayudante también preparando la seguridad para Jaejoong.
La ironía de que pudiera estar
en peligro por alguien de la vida de Yunho era como si la historia se
repitiera, excepto por un detalle. Cuando llegó el momento, Yunho le había
dicho la verdad. No estaba mintiendo, no se escondía. Eso hizo que se sintiera
más seguro emocionalmente de lo que había hecho desde aquella noche de hace
seis años.
—Hey. —Los brazos de Yunho
llegaron para rodearlo—. Tienes a una pequeña campeona en Kylie.
Jaejoong sonrió, inclinando su
cabeza contra su pecho.
—Soy un hombre afortunado. Voy
a preguntarle a Heechul si puedo pedir prestada a Kylie durante unas horas para
hacer unas galletas.
—Dirá que sí.
—Hablando de Heechul. Gracias
por encontrarla para ayudar a entrenarme. Cuando la necesite, sin embargo, haré
los arreglos y le pagaré.
—Puedes hacer todos los
arreglos que desees, siempre y cuando estés protegido. Pero Heechul me
facturará a mí.
—Tú no puedes…
—Puedo, porque me lo puedo
permitir. Tú vas a centrarte en Sugar Dancer y en tus planes de expansión.
Luego vamos a repasarlos juntos. — Yunho apretó sus brazos—. No te pongas rígido
ni te ofendas. Parte de ello es pura curiosidad, pero parte es que quiero
asegurarme de que estás a salvo. Vas a elevar tu perfil público de manera
significativa al hacer esto. Estoy preocupado por lo que quiera que sea que
está metido el condenado Dr. Imbécil, y por Foster. Así que esto no es
negociable.
Jaejoong vio otra ola romper,
pensando en lo que decía.
—¿No estás tratando de
detenerme?
—No. — Yunho rozó su boca
sobre su cabello—. Si me dejaras, me gustaría hacer que suceda para ti.
Su pecho se inundó de amor y
ansiedad.
—Entonces no sería mi éxito.
—Le gustaba trabajar duro y sentir ese destello cansado de satisfacción. Había
nacido creativo, pero estaba aprendiendo a ser un hombre de negocios.
Volviéndose más fuerte cada día. En muchos sentidos, estaba empezando a
gustarle y a respetar al hombre en el que se estaba convirtiendo. Jaejoong no
quería perder eso.
—Lo entiendo. Así que lo único
que te pido es que me dejes echar un vistazo a tus planes para garantizar tu
seguridad. Protección. Probablemente te ofreceré consejo. Puede que discutamos
sobre ello. Pero al final, Sugar Dancer es tuya. Tú tomas las decisiones,
siempre y cuando estés fuera de peligro.
Todos esos años sus padres
habían tratado de protegerlo obligándolo a ser algo que no era. Eso no es lo
que estaba haciendo Yunho. Quería protegerlo mientras Jaejoong iba tras sus
sueños. Le estaba dando tanto, inundándolo con exuberantes sentimientos y un
sentido de sí mismo
—Durante años, he vivido
envuelto en color gris que solo fue roto por los colores de mi pastelería.
Sugar Dancer me trajo esos bonitos destellos de color que me mantuvieron
siguiendo adelante. Pero pensé que eso era todo lo más que iba a conseguir.
Debido a que estaba dañado. Roto. Ya había nacido como una persona del montón,
pero después del ataque, era mucho menos.
—Siempre fuiste más. Siempre.
—Es eso mismo, Yunho, esas
pequeñas palabras son los colores brillantes que iluminan mi mundo, que hacen
que mi sangre cante y mi corazón sienta tanto que me duele de la mejor manera posible.
— Jaejoong se apoyó contra Yunho para tomar valor—. Te dije una vez que no me
veía a mí mismo enamorándome de ti. Pero estaba equivocado. —Lo dejó ahí. Jaejoong
no estaba tratando de asustar a Yunho, solo quería que supiera que le tenía
cariño.
Su silencio hizo que las olas
y el burbujeante jacuzzi parecieran demasiado altos. Demasiado mal augurio.
Incluso su punzada de
decepción fue más aguda, pero lo aceptó. Tenían lo que tenían, y era
suficiente. Más de lo que nunca había tenido. Siempre apreciaría este tiempo
con Yunho.
—Cuando Mi Ja y yo estábamos
creciendo, Ah Hyun pasó por todo eso del amor con cualquier hombre que se
cruzaba en su camino. Todo lo demás se detenía. Dejábamos de existir en su
mundo. Si tenía un trabajo, terminaba siendo despedida porque nada importaba,
solo ese tipo.
Jaejoong odiaba a la mujer que
nunca había conocido.
—Era terriblemente egoísta.
—Eso es todo lo que he
conocido del amor. Eso es todo lo que vi al crecer. Me dirigía a un infierno de
un montón de problemas cuando Young Jae me encontró.
—¿Eso fue antes de que Mi Ja...
antes de que sucediera?
—Sí. Él me dejó entrenar en su
gimnasio, trabajó conmigo en las artes marciales mixtas y me ayudó a encontrar
trabajos para pagar las clases. Pero estaba tan concentrado en eso, que no
estaba allí cuando Mi Ja me necesitaba.
Jaejoong se volvió en sus
brazos. Con la puesta del sol detrás de él, sus ojos estaban ensombrecidos por
la culpa sin fin.
—Tú no la mataste.
—No directamente, no. Pero la
abandoné con tanta seguridad como Ah Hyun lo hizo.
—Tu madre... —Jaejoong
entendía ahora por qué no la llamaba mamá, la mujer no tenía derecho al
título—, os abandonó a los dos.
Yunho se encogió de hombros y
le sostuvo la cara entre sus manos.
—Me preocupo por ti más de lo
que pensaba que fuera posible. Siento cosas que nunca he sentido. Probablemente
amor. Pero esto es lo que sé. Voy a joderlo todo y a perderte. Porque aunque
quiero negarlo, soy el hijo de mi madre.
—Te equivocas. Tú no abandonas
a las personas. Al igual que Young Jae, que está durmiendo en la habitación de
invitados que convertiste en una sala de hospital virtual con todas las
comodidades que podía soñar, sabiendo que está rodeado por los que lo aman
mientras lucha su última pelea. —Las lágrimas ardían en sus ojos, pero a Jaejoong
no le importaba. La forma en que Yunho cuidaba de Young Jae, era real y hacía
que le doliera el pecho—. No eres para nada como ella.
El pecho y los hombros de Yunho
se expandieron mientras arrastraba el aliento. Secándole la única lágrima que
cayó, dijo:
—Me encanta que creas eso.
—Lo sé. —No estaba diciendo
que no le rompería el corazón.
Quizás Jaejoong era lo que Yunho
necesitaba en este momento, pero no para siempre. Más tarde, podría querer a un
hombre que fuera menos un pastelero y estuviera preparado para la sociedad. Eso
no hacía que lo que tenían ahora fuera menos real.
—Vamos a centrarnos en lo que
tenemos ahora. Una especie de relación de acompañantes y no hacerlo más
complicado.
Las comisuras de los labios de
Yunho se elevaron.
—Acompañantes. Eso significa
que tengo la oportunidad de ver ese traje de baño con el que has estado
provocándome durante horas. —El dolor en sus ojos se desvaneció.
A Jaejoong le gustaba la
sensación de su mirada sobre él. Dejó que la prenda se deslizara por su cuerpo
hasta que termino amontonada sobre la cubierta.
—Maldita sea, hombre.
Su voz salió como un gruñido,
su mirada caliente subió y bajó a un ritmo lento. Sus shorts negros no hicieron
nada por ocultar su creciente reacción.
—Date la vuelta.
Sintiéndose sexy, Jaejoong giró
para ver en el horizonte del sol hundiéndose en el océano. Una ilusión, pero
una preciosa. Jaejoong apoyó los brazos en la barandilla, empujando su trasero
hacia fuera. El cabello le caía sobre los hombros. Estaba posando para Yunho, y
el gemido que provenía de Yunho le dijo que estaba funcionando.
Cubriendo su espalda con su
cuerpo, le apartó el cabello a un lado.
—Voy a hacerte el amor aquí.
Ahora. Mientras vemos juntos la puesta de sol.
Jaejoong se entregó a la
poderosa caricia de Yunho. Le quitó el traje de baño e introdujo lentamente su
polla dentro de él, tocándolo donde nadie más lo había hecho. En ese momento,
deseó poder congelar este momento en el tiempo para siempre.
Este momento perfecto.
Diooooooooos me encanta pero ya veo que se viene la parte triste y que me partirá el corazon. Gracias por esta adaptación , me gusta la personalidad de JJ porque es súper luchador y comprensivo con Yunho, y trata de luchar contra sus miedos. Yunho me frustra aveces pero es demasiado caliente! Hahah
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