Capítulo 11
Desperté sobre mi estómago, desnudo y
enredado en las sabanas de Jung Yunho. Mantuve mis ojos cerrados, sintiendo
como sus dedos acariciaban mi brazo y espalda.
Suspiró profundo, contento, y habló en
voz baja.
—Te amo, Jae. Voy a hacerte feliz, lo
juro.
La cama se hundió al moverse, y luego sus
labios se movieron en lentos y cortos besos hacia mi espalda. Me quedé quieto,
y justo cuando iba a alcanzar la piel debajo de mi oreja, me abandonó y caminó
hacia el baño al otro lado de la habitación. Sus pasos se escuchaban tranquilos
por el pasillo, y las tuberías chillaron con la presión del agua en la
regadera.