CAPÍTULO 07
—CORRE,
JAEJOONG... Corre, Jaejoong... No mires atrás...
El
recuerdo de las voces de su madre y de su padre se entremezclaba con el viento
y con los pasos de esos hombres que lo perseguían. Respiraba agitadamente,
temeroso de mirar hacia atrás. Una mano lo agarró del cuello, lo tiró al suelo
y le dio un batazo en la cabeza. Se quedó con los ojos medio abiertos, pero no
estaba del todo consciente. Lo único que vio fue un rostro de barba blanca y
mirada aguileña que se inclinó sobre él. Min Ki, algo más joven. Además, tenía
el muslo desgarrado por tres arañazos.
—Lo
podrías haber matado, estúpido... —reprendió Min Ki al que llevaba el bate.
—Creo
que está en estado de shock.
—Lo
que está es inconsciente. Agárralo, nos lo llevaremos. Veremos cómo sacarle
provecho.
—
¿Y los padres?
—Los
dejaremos en el centro de investigación. Pero antes... déjame a la madre un
ratito, se arrepentirá de haberme desgarrado el cuádriceps. Mierda, puede que
me quede cojo —susurró con vehemencia.
*
* *
Había amanecido. O a lo mejor era
que estaba muerto. No lo sabía.
Había soñado con lo que sucedió el
día en que perdió a sus padres, porque ahora estaba convencido de que se
trataba de sus verdaderos padres. Había recordado el día en que quedó
inconsciente tendido en la hierba y Min Ki se lo llevó con él.
Min Ki era cojo por culpa de Jade,
pues ella le había herido de gravedad intentando defenderlo.
Debería estar impresionado por la
revelación de que él no fuera su padre. Pero no lo estaba. Al contrario, se
sentía calmado y en paz por primera vez desde hacía... en fin, nunca se había
sentido así.
Sí, él era ese Jaejoong. Hijo de Seong
Hun y de Jade. No sabía a ciencia cierta lo que le había sucedido esa trágica
noche. Los habían perseguido seguro, pero no podía aclarar nada más. Sin
embargo, podía recordarlos. Podía recordar cuánto adoraba y admiraba a su madre
Jade o cuánto amaba a su padre Seong Hun. Sentía el amor que le procesaban, un
amor grabado ahora en su sangre y en su corazón. La alegría de haberse sabido
un hijo realmente querido y protegido le llenó el alma magullada. Se tapó la
cara con las manos y se echó a llorar.
Necesitaba desahogarse. Demasiadas
emociones en un corto intervalo de tiempo. Cuando se calmó, no sabía lo que
sería de él a partir de ese momento, pero sabía que, puesto que nada iba a ser
igual que antes, él debía amoldarse y tenía la seguridad de que iba a hacerlo.
Siempre había sido así de práctico.
Debía hacerlo, debía encontrar el
sentido a todo lo que le había pasado, el control de su vida, fuese la que
fuese.
Se frotó los ojos con la mano
vendada y se sorprendió al notar que no le dolía. Enfocó los ojos a la muñeca.
No parecía ni siquiera hinchada y se la habían roto la noche anterior. Con
curiosidad empezó a deshacer el vendaje, poco a poco, hasta sacárselo por
completo.
Parecía imposible. La muñeca había
sanado por completo, como si nunca se la hubieran roto.
Se incorporó. Estaba en una
habitación hecha toda de madera. Por la ventana se colaba la luz de la mañana y
aparecían unas vistas bien bonitas de árboles y montañas. Sin embargo, no hacía
sol, pero por primera vez le gustó ese amanecer nublado.
Se sentía como nuevo. Tenía un
hambre de mil demonios y necesitaba ducharse. Palpó a su lado. ¿Y el libro? ¿Y
el puñal?
Se levantó de un brinco y se quedó
inmóvil. Miró sus pies, sus piernas... Vaya, por Dios, habían vuelto a quitarle
los pantalones. Qué manía tenían todos con desnudarlo...
Echó un vistazo a su estómago plano,
su pecho y se tocó la cara. Algo había cambiado. ¿Qué era?
Buscó un espejo en aquella cálida
habitación. Y mientras giraba sobre sí mismo para localizarlo, abrieron la
puerta.
Entraron dos chicos altos y
atléticos, con el pelo al estilo militar, muy corto y morenos de piel. A uno lo
recordaba ligeramente.
Unos de ellos tenía un pendiente de
madera que le atravesaba la oreja como si fuese una estaca.
El otro lo llevaba en la ceja. Sus
ojos eran grandes y sus labios gruesos. Ambos muy guapos, por cierto.
Los dos se acercaron a él y uno se
le puso delante y el otro detrás.
—Por Dios... —dijo uno. —Estás para
que te unten con nata, precioso.
Jaejoong alzó las cejas y les dio
una sonrisa ladeada.
—Y tú seguro que no te comes ni una
rosca si crees que puedes ligar así —le contestó. —Devuélvanme mis pantalones,
ahora mismo —estaba nervioso, pero no tenía miedo. Se sentía bien. Su cara
estaba relajada, pero su tono era duro y exigente. ¿Desde cuándo podía sonar
tan frío y altivo?
—Mmm... —el otro tomó un mechón
azabache de Jaejoong y lo olió. — ¿Quién ha sido el colmillos que te ha
montado, cariño? Lo vamos a matar —rozó su cuello con su nariz.
— ¿Colmillos? ¿Cómo sabes que...?
—se apartó de él bruscamente. Nada de tocar. Nadie iba a ponerle un dedo encima
nunca más.
—Hueles a él —le dijo alzándole la
barbilla con la mano. —Te ha marcado.
—No. Lo de la cara no me lo hizo él...
—La cara la tienes estupenda,
precioso. Es tu piel, tu olor. Te ha dejado su esencia —susurró mirándolo con
asombro a los ojos. —Madre mía, tus ojos son...
Jaejoong se palpó la mejilla y el
labio. No sentía ni dolor ni hinchazón. Intentó apartarse de ellos.
— ¿Me sacaron del parque? ¿Qué me ha
pasado? Denme un espejo.
—Así que todavía no te has visto...
—murmuró divertido el otro. Empezó a ponerse nervioso.
—Dejen al muchacho en paz —ordenó
una voz desde la puerta.
Un hombre de unos cincuenta años, bastante
alto, con melena negra, se acercó a él. Vestía téjanos, botas de montaña y una
camisa roja y negra a cuadros.
—Jaejoong —inclinó la cabeza a modo
de saludo.
Jaejoong entrecerró los ojos y miró
al nuevo visitante.
— ¿Cómo sabes quién soy? —le preguntó
sorprendido.
—Toma —le entregó el libro y el
puñal. —Todavía no puedo creerme quién eres. Pero es inevitable no darse cuenta
de tu parecido con ella.
Cogió los dos objetos con recelo.
— ¿A quién me parezco? —preguntó
deseando oír la respuesta.
—Eres igual que tu madre. Jade.
Jaejoong tragó saliva. Intentaba
asimilarlo con rapidez, pero le costaba. Podría jurar que lo que sintió
entonces fue alegría al oír que se parecía a ella.
—Supongo que no me creerás si te
digo que no recuerdo mucho a mi madre para serte sincero. Ni siquiera a mi
padre —los dos chicos gruñeron como si fueran perros, pero Jaejoong los ignoró.
— ¿Quién eres tú? ¿Quiénes son?
—Callen —les ordenó. El hombre miró
a Jaejoong de hito en hito y finalmente sonrió. —Hay mucho de qué hablar, pero
antes —lo tomó de los hombros, abrió la puerta del baño y lo puso enfrente del
espejo de cuerpo entero que había al lado de la bañera— mírate.
Por todos los santos del cielo...
había cambiado. Su cuerpo era el mismo, pero más terso y suave como advirtió al
tocarse el estómago. Su pelo lacio y azabache brillaba de un modo natural, casi
de peluquería, pero Jaejoong no había estado en una desde hacía varias semanas.
Su cara. Era igual que antes sólo
que si antes era bonito ahora... ahora lo era más. No sabía cómo explicarlo
pero, a todos los efectos, si antes llamaba la atención, ahora simplemente la
llamaría... mucho, muchísimo más.
Entonces advirtió el cambio radical.
Sus ojos. Ya no eran oscuros, sino que habían adquirido el color de las
campanillas en primavera. Un lila tan claro que no parecía posible en ojos
humanos. Seong Hun tenía ese color de ojos cuando lo transformaron. Eso decía
el libro.
¿Quién lo transformó? Y ¿por qué?
Tenía tantas preguntas sin responder.
Para empezar la primera: ¿Él seguía siendo
humano?
Abrió la boca y enseñó los dientes.
Sus dientes eran más blancos de lo normal y, con la lengua, notó unos colmillos
más afilados que antes. A simple vista nadie lo notaría, pero si se fijaban
bien, las diferencias estaban ahí. No tenía el moratón en la mejilla, había
desaparecido. Y su labio ya no estaba partido.
— ¿Te reconoces? —preguntó el
hombre.
Jaejoong se echó el pelo para atrás
en un gesto coqueto y se puso de lado para ver su silueta de perfil.
—Soy más... —se aclaró la garganta intentando
definir lo que veía en el espejo. —En fin, me encuentro bien.
—Eres precioso, niño —dijo el hombre
mirándolo con admiración y dulzura.
—Soy como antes, con diferencias.
Los tres se miraron confusos y Jaejoong
tuvo que explicarse.
—Hasta hace unas horas, era hijo de
Min Ki, mi madre había muerto al nacer yo, vivía en Corea y trabajaba en una
empresa que por lo visto daba caza a berserkers, que todavía no sé que son —
explicitó, —y a vanirios por igual. Desde ahora, me llamo Jaejoong, soy hijo de
Jade, una princesa berserker, y de Seong Hun, un guerrero vanirio. Y mejor que
no ladren —reprochó con el dedo a los dos jóvenes. —Me he dado cuenta que gruñen
al mencionar a mi verdadero padre. En fin, me encuentro en Inglaterra, después
de que me secuestraran unos vanirios psicópatas y violentos. Fui su rehén unas
horas, pero me escapé y luego llegué a Wolverhampton, donde gracias a un sueño
que tuve la misma noche que perdí... bueno, eso da igual, descubrí que mis
verdaderos padres habían dejado un regalo para mí bajo el puente. Los regalos
eran este diario y el puñal. Leí el diario mientras un dolor me recorría las
entrañas y los huesos, y entonces leí que mi madre, se había convertido en Berserker
a los 22 años. Hoy es mi cumpleaños, 22 —se cruzó de brazos y endureció la
mirada. — ¿Me dice alguien ahora en qué se supone que me he convertido?
El hombre puso sus manos sobre los
finos y suaves hombros de Jaejoong.
—Me llamo As. Soy el jefe de esta
manada. Los vanirios nos llaman Bestia-Lobo, lobos salvajes. Nosotros
preferimos Berserker. Mi hija era Jade. Este era su diario —señaló el libro que
Jaejoong tenía en sus manos. —Y tú eres mi nieto.
Jaejoong lo miró desde el espejo y
se giró bruscamente hacia él.
— ¿Qué has dicho?
—Soy tu abuelo. Y créeme cuando te
juro que lo que digo es cierto.
—Necesito sentarme —le temblaban las
rodillas y estaba convencido de que si no se apoyaba, se caería tarde o
temprano.
As lo ayudó a sentarse de nuevo
sobre la cama.
—Quiero mis pantalones —ordenó. No
podía hablar sintiéndose casi desnudo.
As miró a los dos chicos y les hizo
un gesto con la cabeza. Unos de los chicos abrió un armario empotrado y sacó
los pantalones téjanos lavados y planchados. Se los ofreció.
—Te prefiero sin ellos, bonito
—soltó el otro descarado.
Jaejoong le arrancó los pantalones
de las manos con muy mal humor. Se levantó y se los puso. Luego volvió a
sentarse y As se sentó con él.
— ¿Dices que soy un hombre lobo...?
—Creo que eres una mezcla de dos
razas ancestrales muy poderosas.
—Berserker y vanirio—resumió el chico
sonriéndole. —Me parece atroz.
Jaejoong sacudió la cabeza y la
apoyó sobre sus manos.
—Entonces es verdad. Me he
convertido... Esto no puede estar pasando realmente —susurró.
As le colocó una mano en la espalda
y la masajeó. Alzó la mirada y con un gesto indicó a los chicos que se fueran
de la habitación.
—Déjennos solos —ordenó.
Los dos chicos se fueron en lo que
dura un suspiro.
—Debo de estar volviéndome loco
—continuó Jaejoong.
—Jaejoong, necesito que me expliques
todo lo que te ha pasado. No estás loco. Déjame entender.
— ¿Desde cuándo? —preguntó sin
levantar la mirada hacia él. As se dio cuenta de que las lágrimas se habían
juntado en su barbilla y que goteaban sobre sus rodillas.
—Entiendo que estés asustado, y
que...
—No. No entiendes nada... —gritó
mirándolo a los ojos. —Yo... yo creo que he enloquecido, que...
—No, Jaejoong.
— ¿Berserker? ¿Vanirio? Yo no creo
en estas cosas... esto... me supera.
—Es sólo la primera impresión. Ven
aquí.
Sin pedirle permiso, lo acercó a su
pecho y lo abrazó. Apoyó la barbilla sobre su cabeza y le acarició el pelo. Jaejoong
agradeció el contacto y, por primera vez desde que lo habían arrancado de su
casa, se relajó.
As lo meció y le empezó a cantar una
nana y automáticamente su cuerpo se volvió gelatina.
—Esa nana —susurró Jaejoong hipando
de tanto llorar. —La recuerdo...
— ¿La recuerdas? —preguntó él con
sorpresa. —Yo se la cantaba a Jade cuando era pequeña.
—Pues la recuerdo. Creo que sí. Los
recuerdos me vienen poco a poco, desde... anteayer por la noche.
—Jaejoong, necesito saber qué es lo
que te ha sucedido. ¿Por qué no recordabas a tus padres? Necesito entender por
qué tengo un nieto a quien no conozco. Todos estos años creí que a Jade la
habían raptado y matado los vanirios. Explícame qué ha pasado... Quiero saberlo
todo, desde donde tú recuerdas.
Jaejoong tomó aire para explicarle
todo lo que él sabía hasta hacía unas horas. Y las últimas revelaciones que
había tenido después de que lo secuestraran. Cuando acabó de contárselo todo,
As seguía abrazándolo como si fuera lo más preciado de su vida.
— ¿Y bien? — Jaejoong se apartó del
círculo protector de sus brazos y lo miró a la cara. — ¿No dices nada?
Desde que Jaejoong había empezado su
historia, él no perdía el hilo de nada. El joven que cobijaban sus brazos tenía
la misma edad que tenía su hija Jade cuando se fue. Era igual de hermoso o más.
Le recordaba tanto a su hija pérdida.
Su voz, su pelo. Sonrió.
Lo que le habían hecho no estaba
bien. Era injusto que su recién aparecido nieto sufriera de ese modo, pero,
gracias a eso, ahora él lo conocía. Tenía la fortaleza y el carácter de Jade.
As inhaló profundamente, se levantó y
le ofreció la mano para que lo acompañara.
—Salgamos a dar una vuelta. Quiero
que te dé el aire, Jaejoong. — Jaejoong no supo muy bien cómo lo hizo, pero
adivinó lo que As realmente estaba pensando.
—No, no quieres que me dé el aire.
Quieres ver cómo responde mi cuerpo a la luz del día. Si mi padre era un
vanirio, entonces yo...
As echó los hombros para atrás y lo miró
con orgullo. Su nieto no era tonto.
— ¿Te molesta que quiera saberlo?
—No, no me molesta. Pero agradecería
que fueras sincero conmigo. Ya he soportado demasiadas mentiras, ¿no te parece?
—reprochó. —Soy un bicho raro. Es eso, ¿verdad?
—No, Jaejoong. Tú, más que nadie,
eres un fenómeno de la naturaleza. Perdóname —se agachó y le tomó las manos. —No
quería herirte. Es simplemente que el tuyo es el primer caso de hibridación. Tu
madre era una berserker que se apareó con un vanirio. No creíamos que fuera posible
la fecundación entre las dos razas, pero tú estás aquí —le besó la mano con
cariño.
—Explícamelo todo. Necesito entender
lo que soy —suplicó apretándole las manos.
—Ven conmigo entonces. Daremos una
vuelta por el jardín y el resto de la manada te conocerá. Yo te contaré todo lo
que sepa. — Jaejoong se levantó y As lo siguió.
— ¿Eres mi abuelo, entonces? —le
preguntó Jaejoong temblándole la voz. — ¿De verdad?
—Soy tu abuelo, sí —le dijo él
apartándole un mechón de pelo de la cara. —Nos acostumbraremos el uno al otro,
ya lo verás. Te mudarás aquí a vivir conmigo. No volverás a Corea.
Jaejoong bajó la mirada y asintió
nervioso. Nunca había tenido abuelo. Alzó los ojos de nuevo y apretó los
labios.
—Tengo amigos allí. No quiero dejar
de verlos.
—No lo harás. No estarás encarcelado.
Podrás viajar siempre que quieras.
—Te advierto que, en realidad, estoy
muy asustado aunque no lo parezca, pero no sé por qué tengo esta actitud tan a
la defensiva. Yo soy agradable, en realidad.
As le tomó la cara con las dos manos
y encogió los hombros.
—Los berserkers tenemos esos rasgos.
Somos gruñones y precavidos, pero tú eres muy dulce, cariño —dijo él corrigiéndolo.
—Yo juraría que eres una mezcla perfecta y turbadora de las dos cosas. Un
híbrido, Jaejoong.
Cuando salieron juntos al jardín,
los dos chicos los secundaron colocándose detrás de ellos. As tenía un brazo
pasado por encima de los hombros de él y lo abrazaba dándole calor.
La casa en la que había estado era
una mansión hecha toda de madera. Entraba mucha luz por las amplias ventanas
que daban a cada una de las habitaciones. Sobre todo en el salón.
Al salir al jardín, la claridad del
día le molestó. Pero sus ojos se adaptaron al cabo de unos segundos.
— ¿Te encuentras bien? —preguntó As
preocupado.
—Sí.
— ¿No te escuece la piel? ¿No te
quema?
Jaejoong miró sus brazos. Su piel,
no parecía reaccionar a la luz del sol. Se sintió aliviado.
—No siento ninguna molestia.
—Buenas noticias —comentó el abuelo
As. —Por lo visto no has adoptado ese rasgo tan irritante de los vanirios.
Jaejoong pensó en Yunho y en sus
amigos. Le alegraba no ser así.
—No quiero ser como ellos —susurró
con voz débil.
—Pero tienes cosas de ellos —aseguró
As. —Es inevitable. Tu... padre... Dejémoslo. Te han cambiado los ojos y también
se te han desarrollado los incisivos superiores —señaló su boca. —Eso, al
menos, es lo que se ve a simple vista.
— ¿Me estás diciendo que a simple
vista soy un vampiro? No. No quiero serlo...
—Está bien, está bien, tranquilo —se
detuvieron y lo volvió a abrazar sonriendo. —En realidad, Jaejoong, cualquiera
que te vea pensará que eres demasiado bonito para ser real. No sé si tú lo
aprecias, pero esos ojos que tienes tendrían de estar censurados. Volverás loco
a cualquiera que mires con ellos. Me va a costar mucho trabajo alejar a los
machos de ti.
Jaejoong sonrió contra el pecho de
su abuelo. Eso estaba mejor. Aunque lo de los machos...
—Y tus colmillos... apenas se notan.
Aunque deberemos saber hasta qué punto se te pueden desarrollar. Y en cuanto a
lo de la sangre...
Jaejoong tensó los músculos. No
había pensado en eso. En realidad no había pensado en nada de lo que comportaba
su transformación.
—Me niego a beber sangre.
— ¿No te apetece? —As lo miró a los
ojos para asegurarse de ello.
—No, por Dios —dijo disgustado
poniéndose la mano en el estómago. —La sola idea me repugna. Tengo hambre y me
suenan las tripas, pero en lo último que pienso es en sangre. Prefiero un buen
plato de pasta y un poco de tarta... no sé si lo podrás solucionar...
—Por supuesto que sí. Le diré al
mayordomo que te prepare un buen manjar —dijo As riendo. —Todos estarán más
tranquilos al saber eso.
Siguieron caminando.
—Hasta hace unos días creí estar
enfermo. Me dijeron que a los siete años me habían diagnosticado diabetes
mellitus. Ahora sé que no estoy enfermo, lo siento en mi cuerpo. Y me apetece
tarta, algo dulce con miles de calorías.
—No estás enfermo. Si lo estuvieras
no habrías hecho la conversión— explicó As. —Los vanirios estaban en lo cierto.
Seguramente te drogaron para que olvidaras quien eras y te hicieron creer que
lo que te pinchaban era insulina.
—Me siento tan... utilizado y
engañado —tenía los ojos tristes y en la voz se denotaba un punto de
derrotismo.
—No pienses ahora en eso. Intenta
mirar adelante.
—Creo que me retenían hasta que
llegase mi mutación. Ellos me querían a mí... —apretó los puños hasta casi
hacerse sangre.
—Relájate, Jaejoong —As apretó el
brazo en torno a él. —Averiguaremos quiénes son y qué quieren exactamente.
— ¿Qué me va a pasar las noches de luna
llena? —preguntó Jaejoong mientras jugaba con los dedos de la mano. Haría un
esfuerzo por conseguir domar la rabia que sentía en ese momento.
As puso gesto de sorpresa y luego se
echó a reír como un loco. Jaejoong lo miró un tanto irritado.
— ¿Qué? ¿He dicho una estupidez?
—No, cariño—As se calmó. —Eso es
parte de las leyendas urbanas. Los berserkers nos transformamos cuando nos
apetece o cuando nos irritan de un modo excesivo, pero incluso podemos llegar a
controlar eso. Lo que pasa las noches de luna llena... es... —vaya, por Dios,
se encontraba un poco incómodo hablando de algo así con su nieto. —Nosotros no
somos como los hombres lobo.
—Lo que quiere decir As —explicó uno
de los chicos — es que en luna llena la testosterona y la progesterona se nos dispara
—arqueó las cejas y le mostró una sonrisa de lo más sensual. —Y a ti, cielo —se
acercó a Jaejoong y le susurró al oído, —tendrán que encerrarte en un lugar
seguro para que no nos echemos encima de ti.
Jaejoong tragó saliva. Si pretendía
avergonzarlo, lo había conseguido. Eso no estaba bien.
— ¿Qué le has dicho, Yong Hwa?
—preguntó As.
—Nada, As —contestó con gesto
indiferente. —Sólo que no creo que deba preocuparse por eso mientras huela a
varón vanirio.
—Te olvidas de mencionar que también
me has dicho que tú estarías más que dispuesto a quitarme ese olor — Jaejoong sonrió
con desdén. No iba a ofenderlo nadie más. Ya no.
¿De dónde sacaba el valor para
hablar de ese modo tan osado y tan seductor a la vez? Él no era así.
— Touché —sonrió Yong Hwa.
Jaejoong se acercó a su abuelo
pidiéndole con lenguaje corporal que volviese a pasarle el brazo por encima. Él
lo hizo.
—Entonces... tienes hambre, no te
apetece la sangre y toleras la luz del sol —resumió As con alegría. —Es
fantástico.
—Volvamos a lo de transformarme.
Tampoco quiero hacerlo.
—A lo mejor tampoco puedes. No sé
cuál ha sido la auténtica mutación que ha experimentado tu cuerpo ni si la
hibridación te permite desarrollar todas las cualidades de las dos razas. A lo
mejor, la sangre vaniria te ha anulado parte del potencial berserker, y al
revés.
— ¿Por qué me he transformado ahora?
¿Por qué no fui así desde que nací? ¿Y desde cuando hay berserkers y vanirios
en la tierra? Creía que eran mitos y leyendas surgidos de la imaginación de la
mente humana.
—Jaejoong, todos los mitos y
leyendas siempre tienen una parte de verdad —afirmó As mirando hacia el frente.
—Sentémonos allí.
Una mesa de mimbre oscuro con sillas
alrededor a conjunto les esperaba para que se sentaran. Sobre ellas, una carpa
muy elegante de madera los cubría del sol. Tomaron asiento y As prosiguió la
conversación.
—Nuestra raza procede de los tiempos
ancestrales —explicó el hombre. —Mucho se ha dicho sobre los hombres lobo,
aquellos que tienen el poder de transformarse en animales sangrientos en luna
llena y matan y asesinan a humanos. Ese no es nuestro caso. Somos berserkers.
—Cuéntame qué es un berserker
—inquirió Jaejoong con énfasis.
—Somos guerreros de Odín —esperó a
que Jaejoong le interrumpiera, pero en vez de eso, él asintió con la cabeza.
—Ya, continúa.
—Odín es un dios nórdico. El padre
de todos —aclaró él esperando una réplica.
—Aha, sigue —frunció los labios.
—Está bien. Hace miles de años los
dioses recibieron una profecía llamada El ocaso de los dioses, el Ragnarok. La
profecía decía que habría una guerra entre los dioses del cielo. La guerra se
produciría por la rebelión de una parte de los dioses —As miraba de vez en
cuando a Jaejoong, pero este no mostraba ningún tipo de reacción así que
continuó. —Una parte de los dioses estaría a favor de dar a los humanos el
libre albedrío hasta que por sí solos evolucionaran como civilización y se
convirtieran en maestros de sus propios maestros. Otra parte minoritaria
estaría en contra, ya que veían a estos seres inferiores como para prestarles
tanta atención. Así que unos dioses lucharon a favor de la sumisión de los
humanos, porque estaban asustados por creer que esa raza inferior que poblaba
la tierra llegara a ser más poderosos que ellos y los desbancara en el poder
supremo del orden del universo. Otros, sin embargo, se decantaron a favor de
entregarles las riendas y la libertad observándoles en su evolución como
civilización, sin hacerles dependientes de deidades y sin que supieran de la
existencia de los dioses. Sólo evaluándolos y estudiando su propio avance como
seres independientes.
—Había unos dioses que querían
controlar a los humanos y otros que decían que mejor dejarnos tranquilos y a
nuestro rollo, ¿no?
—Veo que lo entiendes.
Jaejoong siguió con la mirada a los
dos chicos berserkers que daban vueltas a su alrededor.
—Lo intento, créeme.
—Bien. Los dioses no pudieron llegar
a ningún acuerdo y hubo una batalla llamada Ragnarok. ¿Has estudiado mitología?
—No, pero tengo un amigo al que le
volvería loco todo lo que me estás explicando —sugirió Jaejoong cruzándose de
brazos en un gesto no muy paciente. —Continúa, por favor.
—En esa batalla morían los buenos
—aclaró As. —Los dioses aesir y los vanir se unieron a Odín y aportaron sus
propias criaturas fantásticas. Pero a él lo mataban y entonces llegaba el fin
del mundo. Los jotuns, los traidores liderados por el dios Loki, acababan con
todos ellos.
—Mmmm... qué tranquilizador —comentó
Jaejoong con sarcasmo. —Menos mal que es una profecía.
—Pero es muy real. Por eso Odín
decidió encarcelar a Loki en una cárcel de cristal en el Asgard, el cielo,
antes de que iniciara la rebelión. Pero Loki se escapó de alguna manera
utilizando algún tipo de hechicería y descendió a el Midgard, la tierra. Aquí
se quedó, conjurando su propia cárcel y haciendo la vida imposible a la
humanidad que tanto detesta.
— ¿Descendió como un ángel caído?
—Sí. Loki podría ser perfectamente
el ser que la tradición conoce como diablo.
— ¿Y qué hizo Odín para ayudar a los
seres humanos contra Loki?
—Odín se sirvió de un ejército de
seres mágicos que él mismo creó como las valquirias o los einherjars que eran
guerreros implacables y también los llamados berserkers. Al principio, eran
humanos einherjars, guerreros y fuertes, pero Odín entregó dones sobrenaturales
a los más desarrollados en el arte de la guerra cuando les tocó con la punta de
su lanza y les otorgó el od. Od quiere decir furia y berserker significa furia
desenfrenada. Los dones que les otorgó fueron la capacidad de metamorfosearse.
Es la extensión de los músculos doblando el tamaño original. Los incisivos
inferiores y superiores se alargan, el pelo de la cabeza crece después de cada
transformación, sale bello en la piel y los ojos se dilatan y se vuelven
amarillos.
—Oh, por favor... —lo miró asombrado.
— ¿Cuánto hace que Loki descendió a la tierra?
— ¿Cómo de antiguo es el demonio?
—No me lo puedo creer —susurró. — ¿Cuántos
años tiene tú?
—Demasiados —contestó él sin querer
darle importancia. —Vengo de uno de los originarios.
— ¿Cuántos?
—Tres mil años.
Jaejoong dejó la mirada perdida e
hizo negaciones con la cabeza.
—Uff... demasiada información.
— ¿Te encuentras bien?
—Sí, sí... —sonrió para
tranquilizarle. —Eres viejísimo.
As soltó una carcajada. Jaejoong no
perdía el sentido del humor ni en esas circunstancias. Se sintió orgulloso de
ello.
—Odín y el resto de dioses no
pudieron detener a Loki en su descenso al mundo de los humanos —continuó—pero,
en cambio, y, para reprimir las futuras acciones de Loki, decidieron hacer
descender al Midgard a integrantes de su ejército. Berserkers, guerreros
einherjars y valquirias. Yo soy descendiente de esos berserkers.
—Y los desparramaron por el mundo
para que fueran los protectores de los humanos... —resumió Jaejoong intentando
no reírse.
— ¿Qué te pasa, bonito? —le dijo Yong
Hwa algo irritado. — ¿Te hace gracia?
— ¿Gracia? —repitió Jaejoong mirándolo
de reojo. —No es eso, es que... Tengo la inoportuna costumbre de reírme cuando
estoy muy nervioso.
—Jaejoong, todavía no he acabado de
explicarte qué eres —advirtió As con severidad. —Presta atención.
Jaejoong se mordió la lengua y lo
invitó con la mirada a que continuara.
—En teoría nuestros antepasados
vinieron aquí a imponer justicia a Loki, a mantenerlo a raya para que no se
propasara con los humanos. Y durante un tiempo, eso fue posible. Hasta que los
miembros del ejército de Odín se dejaron llevar por la energía del Midgard.
—No te entiendo —dijo Jaejoong frunciendo
el ceño.
—Resultó que los hombres y las
mujeres humanas eran hermosos y atrayentes. Uno de los mandamientos de Odín era
que no se mantendrían relaciones sexuales con los terrestres. Pero ese
mandamiento se quebró. Así que empezaron a mantener relaciones sexuales con los
humanos, creando así un linaje que se ha extendido hasta el día de hoy. Los
berserkers originales, los puros, eran incorruptibles, pero no así los hijos
que tuvieron con los humanos. Muchos de ellos sucumbieron al poder de Loki y
sus secuaces, y se unieron a él en su plan de atormentar a la humanidad. La
mente del ser humano está llena de deseos y debilidades. Eso es muy atrayente
para Loki.
—Lo que intentas decir es que hubo
una división entre la raza berserker, cuando se hibridaron con los humanos,
¿verdad?
—Inclúyete, cariño—susurró el chico.
—Tú también eres de los nuestros.
—Siwon... —le advirtió As.
Jaejoong lo ignoró por completo y
siguió hablando con su abuelo.
—La hibridación hizo posible que
Loki pudiera influir en los hijos de los berserkers debido a su naturaleza
humana, más débil, ¿no es así? — As asintió.
—Loki mutó a los descendientes de
los berserkers que se unieron a él y los transformó en auténticos monstruos.
Esos son llamados lobeznos, auténticas abominaciones salvajes en forma de
lobos. La humanidad debe temerlos a ellos, no a nosotros. Nosotros somos buenos,
Jaejoong. Quiero que lo entiendas y que no temas a lo que eres —tomó sus manos
y se las apretó impregnándole fuerza y valentía.
—No es fácil comprender... —dijo Jaejoong
confuso. — ¿Y estos lobeznos están ahí afuera acechando a los humanos?
—Sí, cielo. Se alimentan de ellos.
Están a las órdenes de Loki, son sus creaciones, igual que los nosferátums.
Jaejoong tragó saliva y asintió.
—Repítemelo otra vez... ¿Ustedes
están aquí para proteger a los humanos de estos seres?
—Sí. Intentamos aplacarlos y que no
hagan más daño del que han hecho ya a la humanidad.
— ¿Y qué hay de la profecía? ¿Cuándo
se supone que va a cumplirse?
—No lo sabemos. Y espero que el
destino se haya reescrito de nuevo con cada una de las acciones hechas hasta
ahora porque si el Ragnarok llega de verdad, el infierno se desatará en la
tierra —contestó As. —Pero, de momento, estamos peleando aquí por tus amigos.
Ellos merecen una oportunidad.
—Y... ¿se llevan mal con los
vanirios?—era más una afirmación que una pregunta.
—Somos incompatibles.
—No son tan incompatibles como para
no tener hijos entre ustedes —comentó Jaejoong afilando las palabras. Él era
una prueba de su teoría.
—Y nos sorprende.
—Y dime, abuelo As —su tono era algo
desafiante, — ¿qué piensa la manada de mí? Si tanta aversión tienen a los
vanirios... Mi padre, Seong Hun, era uno de ellos... ¿Yo también les resulto
repulsivo?
—Tú eres mi nieto, Jaejoong...
—golpeó la mesa con el puño y se puso de pie. —Y mataré con mis propias manos a
aquél que te insulte o te haga daño... Empezando por Yunho y su clan.
Yong Hwa y Siwon se colocaron detrás de él y cruzaron los
brazos. Con ese gesto le dieron a entender que ellos también serían sus
protectores y que querían venganza.
Jaejoong se acongojó y luchó por
controlar las lágrimas. Odiaba ser tan emocional.
—No creo que sea conveniente luchar
contra ellos —titubeó Jaejoong. Aunque bien se merecían un castigo ejemplar,
sobre todo Yunho.
—Jaejoong, tú eres de los nuestros y
debes saber que quién hace daño a uno de nosotros, lo acaba pagando —comentó Yong
Hwa mirándolo fijamente.
— ¿Qué te hizo Yunho? —preguntó Siwon
como si fuera un inquisidor.
Jaejoong se puso rígido. Apartó la
mirada de los ojos Yong Hwa y apretó la mandíbula.
—Lo hecho, hecho está. No quiero que
nadie se haga daño.
As negó con la cabeza a su nieto.
—No, cielo. Creo que no lo
entiendes. Hoy mismo vamos por él.
—Lo defiendes, Jaejoong —dijo Yong
Hwa con tono acusador. De repente abrió los ojos y sonrió incrédulo. — ¿Es él
verdad? ¿Él te ha marcado así?
—Basta... —gritó Jaejoong. No quería
recordarlo, no quería pensar en él. —Escúchame abuelo As. Hace diecisiete años
mientras el grupo de Min Ki nos perseguía, mis padres me pidieron que los
encontrara y que les diera el libro de Jade y el puñal. Pero también me
dijeron, que me llevaran hasta El hombre de la noche. ¿Qué es?
—Jaejoong — dijo como si él fuese un
niño. — Seong Hun quiso que te lleváramos hasta los vanirios, pero eso no va a
suceder. Tú mismo has estado allí y no tienes un grato recuerdo. Ni hablar —se
cerró en banda sin darle opción a rechistar.
—Quiero ir con ustedes esta noche
—dijo alzando la barbilla.
¿Por qué? ¿Quería volver a verlos?
No, no era eso. Quería ver cómo se le quedaba la cara a Yunho cuando lo viera.
Jaejoong era el hijo de Seong Hun y él era curiosamente su mejor amigo. Se
moría de ganas de verlo arrepentido por lo que le había hecho. Quería
devastarlo y hacérselo pagar. Y quería... quería volverlo loco. ¿Cómo iba a
hacer eso?
—No —contestó As.
—Sí —replicó él. —Por favor, déjame
ir.
—No quiero que te pase nada —As
rodeó la mesa y le acarició la mejilla. —No, ahora que te he encontrado.
—No me va a pasar nada. No, estando
con ustedes. Y no, teniendo los argumentos que tenemos para contactar con
ellos. Son los deseos de mi padre.
— ¿Cuál es tu argumento, Jaejoong?
—preguntó Yong Hwa. —Ése no me sirve.
—Mi argumento es el de todos, Yong
Hwa —contestó marcando cada una de las letras de su nombre. —Hay una sociedad
secreta de humanos que están dando caza a berserkers y vanirios por igual. No
es agradable saber lo que les hacen cuando los raptan, créanme —dijo recordando
las palabras de Yunho. —Estos humanos están acompañados de nosferátums. Así
captan las ondas mentales de ambas razas y también de los lobeznos. En Rumania,
berserkers y vanirios se unieron para la causa. No se sabe exactamente por qué
estos humanos nos acechan — Jaejoong se detuvo. ¿Sentía esa causa como suya? —Pero
quieren obtener algo de nuestros cuerpos, algo relacionado con el estudio de
nuestras mutaciones genéticas y creo que para ningún fin honrado.
—Nada que tenga que ver con
nosferátums y lobeznos es honrado. Ellos son los jotuns, el ejército de Loki
—explicó Siwon.
—No tengo noticias de que los
berserkers de los Balcanes trabajaran codo con codo con los vanirios —admitió
As incrédulo.
—No tienes noticias porque no están en
contacto. Y por eso, debido a su poca comunicación, estas sociedades secretas
se han hecho más fuertes. Mis padres regresaron para alertar a ambos clanes,
pero... los cogieron antes. Y los cogieron aquí... En esta tierra. Yo no soy la
verdadera sorpresa que ha traído el libro de Jade. La sorpresa es lo que el
libro de Jade puede cambiar. Mi madre dejó escritas unas palabras que
proclamaban la necesidad de unir las razas, de luchar juntos por una causa
justa.
—Jaejoong, espera —As lo miró
fijamente. —Es cierto que han desaparecido muchos berserkers en los últimos dos
años, pero lo atribuimos a pleitos con los vanirios. Los cuerpos que
encontrábamos olían a ellos, no a humanos ni a lobeznos. No tiene por qué
significar que...
—Pero no es así —reprochó Jaejoong.
—Se están aprovechando de sus diferencias para hacerles creer que siguen en
guerra los unos con los otros y mientras ellos siguen limpiándose las manos.
Estas sociedades se han unido con los nosferátums y los lobeznos, o como sea
que se llamen, para encontrarlos y retenerlos. No digo que de repente se hagan amigos
íntimos de los vanirios, pero sí que formemos una buena empresa entre nosotros.
Puede que sea el único modo de detener a estos cazadores y averiguar lo que hay
detrás de ellos. Tienen que hablar de esto. Hay que hacer algo...
— ¿Por qué te interesa tanto, Jaejoong?
—preguntó Siwon. —Tú eres relativamente el nueva de la familia. No puedes
removerlo todo y ponerlo patas arriba. Son muchos años de diferencias.
—Claro que puedo, Siwon... —gruñó
apretando los puños. —Mis padres murieron por culpa de esta gente. Las
diferencias entre ustedes, sus prohibiciones, sus tabúes, todas esas cosas
empezaron a matarlos... —le señaló con el dedo. —Puedo... Puedo porque me han
robado mi vida... Y no es justo que a uno le quiten lo que es suyo... Me niego
a quedarme quieto cuando me han revelado todo el pastel. Quiero venganza y... y
justicia...
Siwon levantó una ceja, sonrió y le
hizo una reverencia.
—Mis disculpas. Pero no voto a favor
de que nos acompañes. No es un lugar para un niño como tú.
—Eso lo decidiré yo. O ¿acaso no crees
que podrán protegerme? —preguntó con malicia. Si les daba en el orgullo,
cederían.
—Vendrás — Yong Hwa lo agarró del
brazo con suavidad, pero era un gesto contrario a sus palabras. —Vendrás y
verás cómo nos comemos las entrañas de Yunho —buscaba la reacción de Jaejoong,
pero sólo pudo ver cómo él asentía con la cabeza— y verás cómo le dejamos bien
claro a quién perteneces.
Jaejoong notó que se disparaban
todas las alarmas en su interior. No debía preocuparle que a Yunho lo pusieran
en su lugar. Pero no quería que nadie le pegara. De hecho, no quería que nadie
se pegara por su culpa. Sobre todo cuando había cosas más importantes que
solucionar.
As observaba con satisfacción como
su nieto plantaba cara a los dos hombres del clan. Yong Hwa y Siwon eran sus
manos derechas y, cuando él estaba ausente, ellos se hacían cargo de la manada.
Jaejoong podría controlarlos a su
antojo si se lo propusiera. Su madre, Jade, también lo hacía. Tenía locos a los
machos, pero nunca dejó que nadie confundiera su belleza agitanada con una
supuesta vulnerabilidad. Jaejoong era más bello, sin duda, y todavía más fiera.
No se amilanaba por nada.
As se aclaró la garganta y lo apartó
de ellos volviéndolo a arropar como lo había hecho antes.
Yong Hwa y Siwon se miraron el uno
al otro, un tanto preocupados por las réplicas de Jaejoong. Ese chico era muy
testarudo.
—No va a ser agradable —le dijo As.
—Ya lo sé —admitió Jaejoong relajándose.
Su abuelo le provocaba la misma reacción que una tila. —Pero no quiero
ocultarme. Quiero que paguen por cómo me trataron, pero no quiero una guerra.
En cuanto sepan que soy el hijo de Seong Hun, se retractarán. Tengo suficiente
con eso y con que me muestren el respeto que no me demostraron, no sólo como
híbrido que soy ahora, sino como ser humano que fui y que todavía siento que
soy. Como hombre. Es importante que sepan lo que pasa y tú lo sabes. Háblame de
ellos, abuelo.
— ¿De los vanirios? —preguntó
sorprendido. —Eso sí que no puedo hacerlo. Es un acuerdo aesir. Si quieres
saber algo de ellos, tendrás que ir y preguntarles. Entre clanes no hablamos
los unos de los otros.
— ¿No está en el protocolo? —le
preguntó malhumorado.
—No te tomes esto a guasa, jovencito.
Esta guerra ha durado muchísimo tiempo y va a ser difícil que cese tan
fácilmente.
—Perdona, es que... es todo
demasiado hermético. No entiendo por qué se llevan tan mal, aunque entiendo que
no les caigan bien. Lo poco que sé de ellos me produce jaqueca y unas ganas
horribles de escupir.
As sonrió ante el sarcasmo de Jaejoong.
—Te dejaré el libro de los Edda para
que entiendas de dónde vienen las diferencias entre vanir y aesir. Pero no
pienso hablarte de los colmillos. A mí, ya me está bien el concepto que se tiene
ahora de ellos.
A Jaejoong no le pareció muy justo
el comentario de As, pero tampoco le importó demasiado. Si iba a saber algo de
los vanir, él mismo lo averiguaría.
Siguieron caminando, adentrándose
más en el interior del bosque. Aquello seguía siendo propiedad privada, por lo
visto.
—Todo esto que ves es nuestro —dijo
As abriendo los brazos.
Jaejoong miró los alrededores y fijó
la vista en un punto, donde había algo parecido a un tótem. Alrededor del
tótem, a medida que se acercaban, vio a un grupo numeroso de personas en
círculo. Cuando llegaron ante ellos, Jaejoong sintió que no le quitaban los
ojos de encima. Oía comentarios de asombro y susurros que pretendían ser más
sonoros de lo que fingían. Había gente de todas las edades: niños, jóvenes y
adultos.
Los niños lo miraban con vergüenza,
sonriéndole y agachando la cabeza. Jaejoong creyó que eran adorables. Pero eso
lo pensaba de todos los niños. A él le encantaban.
Los jóvenes, sobre todo los chicos,
lo desnudaban con la mirada, y las chicas, salvajemente preciosas, no le
prestaban mucha atención, aunque Jaejoong sintió que lo hacían más para no violentarlo
que para ignorarlo y hacerlo sentir mal.
Los mayores sonreían con aprobación.
Muchos agradablemente sorprendidos por verlo.
Cuando As había dado la noticia de
que el hijo de Jade había llegado a su casa, nadie pudo creérselo del todo. Así
que para comprobarlo, toda la manada estaba allí.
Jaejoong alzó la vista para mirar el
tótem. Era un lobo de tres metros de altura. Muy propicio, pensó.
En realidad, si lo que tenía enfrente
eran berserkers, no parecían muy furiosos. Aunque todavía no había visto a uno
enfurecerse. Parecían gente desenfadada, no tan altivos como los vanirios, pero
aun así cada uno de ellos tenía un porte de distinción que los diferenciaba del
resto.
As lo cogió por los hombros y lo
puso enfrente de él, mirando hacia delante. Jaejoong no sabía cómo actuar, pero
ni mucho menos estaba intimidado. Todos se callaron.
—Él es el hijo de Jade. Mi nieto, Jaejoong.
Qué directo, pensó Jaejoong. Ni
introducciones, ni nada... ¿Quieren ver a Jaejoong? Aquí está. Genial.
—Jaejoong —siguió alzando la voz— ha
cumplido hoy veintidós años. Y...
—Es diferente —dijo una niña. — ¿Por
qué?
—Jaejoong es...
—Abuelo —le interrumpió él pidiendo
la palabra. Él lo miró con dudas, pero Jaejoong lo tranquilizó con una sonrisa
cándida y relajada. —Está bien, déjame hablar.
As asintió y lo dejó hacer.
—Necesito hablar de muchas cosas y
les pido que mientras yo tenga la palabra, no me interrumpan. ¿Lo harán por mí?
—preguntó con dulzura.
Todos asintieron embelesados,
mujeres, hombres y niños por igual. El encanto de Jaejoong era incontestable.
—Esto me sorprende tanto como a ustedes.
Hasta ayer yo no sabía quién era. La historia que les voy a contar se remolca a
hace veintitrés años, cuando Jade desapareció de la manada. El motivo de su
desaparición podría ser sencillo para muchos, porque todos conocen de personas
que se fugaron por amor, que lo dejaron todo por amor. Pero el caso de mi madre
es especial. Ella se enamoró de Seong Hun, el vanirio.
Y así, ante el asombro de As, Yong
Hwa y Siwon, Jaejoong procedió a explicarles a todos quién era. Explicó lo que
le había sucedido, quiénes lo habían secuestrado, qué le habían hecho y lo que
posteriormente él había descubierto sobre su origen y luego sobre su
transformación. Caramba, en dos días había vivido más cosas que en los 22 años
de vida. Habló con el corazón, como sólo él sabía hablar, se guió por la
intuición, por la honestidad y no les ocultó nada. Su voz adquiría tonos dulces
y sedosos que obligaban a prestarle atención.
Sus ojos, llenos de expresión y
jovialidad, miraron a todos y cada uno de los allí presentes. Jaejoong debía
hacerse presente en todos, debía cruzar las miradas con todos los asistentes y
creía haber contado a más de cien. Y como buen pedagogo que era, logró que todos
le prestaran atención y que lo respetaran.
Al acabar de hablar dio un paso
hacia atrás y topó con el duro pectoral de su abuelo As. Él se inclinó hacia Jaejoong
y le susurró al oído:
—Deberías presentarte a las
elecciones. Con esa labia, todos te votarían.
Jaejoong giró la cabeza hacia él y
le contestó:
—La labia no lo hace todo. Lo que
realmente provoca la atención de la gente es que sientas realmente lo que
dices.
Los hombres de la manada se
reunieron en torno a As y decidieron unánimemente que debían hablar con los
vanirios y contarles todo lo que habían descubierto. Intentar llegar a un
concilio.
Yong Hwa y Siwon lo escoltaban en todo
momento, no se apartaban de él ni un solo instante. Advertían con la mirada a
todos aquellos machos que venían a oler a Jaejoong.
Jaejoong les había contado lo que
había pasado con Yunho. Yunho había hablado abiertamente con su clan, no fue
ningún secreto lo que iba a hacerle. Jaejoong tampoco iba a guardarse nada. Los
detalles innecesarios sí, pero no los hechos. Y Yunho se había acostado con él.
En realidad, lo había sodomizado y, aunque odiaba admitirlo, gracias a esa
usurpación de su cuerpo, él había logrado soñar por primera vez con sus padres.
Algo positivo, al menos. Bueno, eso y que había tenido dos orgasmos seguidos
devastadores.
Cuando lo acompañaron a la casa de
su abuelo, Yong Hwa y Siwon no dejaban de repasarlo con los ojos. De arriba
abajo y de abajo arriba.
— ¿No se cansan nunca? —les preguntó
divertido sin mirarlos.
—Nadie se cansa de los buenos
espectáculos, bonito —contestó Yong Hwa con un brillo seductor en sus ojos. —Por
cierto, esta noche Jaejoong, no te separes de nosotros, ¿entendido?
Ese tono denotaba auténtica
preocupación por él. Jaejoong lo miró con serenidad y asintió.
—Está bien.
Esto fue bastante interesante. Ahora ya se que son los bersekers. Además me agrada las parte en Jae pide justicia, Yunho tendrá que presentarle su respeto. Ahh!! ya estoy ansiosa por saber que pasará cuando se encuentren!!!
ResponderEliminarOsea es hermoso ya. Y ahora es mas brutalmente hermoso,cuando Yunho lo vea seguro se le caen las bolas xD
ResponderEliminarY se volvera loco al no poder tenerlo y q jae ande con otros coqeteando?,seguro lo qerra provocar es especialista en darle celos al vanirio yunho
Bueno jae ya no esta solo tiene a su abuelo y con yunho el solo qiere hacerle sufrir
Y su padre que?,eso me tiene curiosa
jajaja XD se le caen las bolaasss >>>>>
Eliminar*0* un capítulo increíblemente bueno
ResponderEliminarwaooo Jaejoong se convirtió y esta más bello que antes cuando YunHo lo vea se le parará el corazón y otra cosa también xDDDDD
pleasee quiero otro capítulo!!!!!
wooo yunho se va ir de culo cuando lo vea xDD
ResponderEliminarhay deoz esos dos lobeznos q andan cuidando de jejung van
a despertar los hermosos celos de yunho asdads me encanta *O*
gracias x compartirlo esta genial !! espero el prx con ansias :)
Oh!! este capitulo tuvo bastante explicación ... bueno y eso era lo que necesitaba .. bien ahora que jae ya sabe que es, veamos como le queda el ojo a yunho .. muajaja quiero que ya se vean ... jaejoong es mas hermoso eso es impensable tanta hermosura debería ser ilegal .. si si
ResponderEliminargracias por publicar otro nuevo capitulo unnie .. nos comentamos pronto
---> misa-chan
mas hermoso q antes woooo ya quiero ver como reaccionara yunho al verlo y tambien al saber q es hijo de su amigo por el cual clamaba venganza,ahora si yunnie sentira un gran cargo de conciencia, mas del q ya siente. que lindo q nos lo compartas, muchas gracias :)
ResponderEliminarHola;
ResponderEliminarDemasiada buena! Esa historia esta cada vez mejor!
En lo fin del capitulo yo estabas dicendo :"No,por favor,no termines!Yo quiero más!"
Espero muchísimo ansiosa por lo próximo capitulo.
Un abrazo y matta ne.
Hanajima-san.
que bueno que JJ haya llegado a buenas manos >..
ResponderEliminarJJ se puso mas guapo???
que hara YH cuando lo encuentre se le va a caer la baba ,,,,=]=
contiiiiiiiii????????,,,,,,/////>>.....
Lo bueno es q Jae ya ha conocido a su tío y a su abuelo aunq a ryu no lo conoció en el mejor momento pero igual...
ResponderEliminarEl abuelo de Jae es un amor ^^
jaejoong mas hermoso de lo que era (?)
ResponderEliminarsera eso posible ? *Q*
como me gustaría poder verlo o imaginarme como quedo *Q*
que bueno que jaejoong haya encontrado a un familiar y que mejor que su abuelo y por lo visto parece ser bueno y lo quiere :)
ya quiero ver la expresión de yunho al ver a jaejoong como quedo después de su transformación :3
demasiado interesante.
ResponderEliminarestoy atrapada totalmente en la historia
Jae es un príncipe y un guerrero a la vez.
ahora van a castigar a Yunho, qué sentirá Jae cuando se vuelvan a ver?
Pobre de la mamá de JJ, se ve q fue la q más sufrió T-T
ResponderEliminarMuy interesante la historia de los bersekers *^*
Gracias a Dios JJ no está sólo y ahora tiene a su abuelo para q lo mime ^^
Siii, den le su merecido a YH >_> , ojalá JJ sea fuerte y no lo Pelé cuando lo vea u.u un poquito de castigo no le hará mal a YH.
Jajaja... Ya quiero ver la reacción de Yunho y de los otros, además de saber que son parientes, Jae será la primera unión de esas dos razas.
ResponderEliminarGracias!!!
Ya quiero leer como reaccionarán Yunho y los demás, cuando sepan quién es Jae en realidad, que hasta parientes son, jajaja...
ResponderEliminarGracias!!!
Pensé que no se había publicado el comentario, pero ya ví que si, pero como anónimo, que raro!
EliminarJaejoong se hizo mas bonito de lo que ya era??? Eso ds posible??xD asdasd..quiero ver la cara de yunho y los demas cuando se enteren de la verdad
ResponderEliminarWow, se aclararon muchas cosas, me gustó la explicación, y tiene razón JJ, si no se unen y mantienen comunicación los unos con los otros, entonces siempre estarán en riesgo de ser eliminados por los cazadores. Mientras mas se unan y estén comunicado globalmente, tendrán mas oportunidad de ser mas fuertes y vencer a los cazadores y los lobeznos y vampiros.
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