Capitulo 6
La cita por la noche superó todas mis
expectativas. Comimos comida china mientras yo reía ante las habilidades de Changmin
con los palillos. Cuando él me llevó a casa, Yunho abrió antes de que pudiera
darme un beso. Cuando salimos el miércoles por la noche, Changmin se aseguró de
besarme en el coche.
El jueves durante el almuerzo, Changmin me
encontró en la cafetería y sorprendió a todos cuando se sentó en el lugar de Yunho.
Cuando Yunho terminó su cigarrillo y entró, caminó pasando a Changmin con
indiferencia, sentándose al final de la mesa. Da Hae se acercó a él, pero se
mostró decepcionado cuando Yunho lo despidió con la mano. Después de eso, todos
en la mesa estaban en silencio y me resultaba difícil concentrarme en cualquier
cosa que Changmin decía.
—Asumo que no estaba invitado —dijo Changmin,
capturando mi atención.
— ¿Qué?
—He oído que tu fiesta de cumpleaños es
el domingo. ¿No estoy invitado?
Junsu miró a Yunho, quien miró a Changmin,
como si estuviera a punto de arrancarle la cabeza.
—Era una fiesta sorpresa, Changmin. —dijo
Junsu en voz baja.
—Oh. —dijo Changmin, encogiéndose.
— ¿Me estás dando una fiesta sorpresa?
—Le pregunté a Junsu.
Junsu se encogió de hombros.
—La idea fue de Yunho. Es en el lugar de Jun
Ki el domingo. Seis de la tarde.
Las mejillas de Changmin se tornaron de
un rojo tenue.
—Supongo que ahora realmente no
estoy invitado.
— ¡No! ¡Por supuesto que lo estás! —dije,
sosteniendo su mano por encima de la mesa. Doce pares de ojos se centraron en
nuestras manos. Pude notar que Changmin estaba tan incómodo con la atención al
igual que yo, así que retiré mi mano.
Changmin se puso de pie.
—Tengo algunas cosas que hacer antes de
clases. Te llamaré más tarde.
—Está bien. —dije, ofreciéndole una
sonrisa de disculpa.
Changmin se inclinó sobre la mesa y me
besó en los labios. El silencio en la mesa se prolongó y Junsu me dio un codazo
después de que Changmin se marchó.
— ¿No es espeluznante cómo todo el mundo
te mira? —Susurró. Junsu miró a su alrededor con el ceño fruncido—. ¿Qué?
—Gritó Junsu —. ¡Ocúpense de sus asuntos, pervertidos!
Uno por uno se volvieron hacia otro lado
y los murmullos continuaron.
Me cubrí los ojos con las manos.
—Sabes, antes era patético porque
pensaban que era el novio de Yunho. Ahora soy malo porque todo el mundo piensa
que estoy rebotando entre Yunho y Changmin como una pelota de ping pon. —Cuando
Junsu no hizo ningún comentario, lo miré—. ¿Qué? ¡No me digas que tú también
crees esa mierda!
— ¡No he dicho nada! —dijo.
Lo miré con incredulidad.
— ¿Pero eso es lo que tú piensas?
Junsu negó con la cabeza, pero no dijo
nada más. Las heladas miradas de los otros estudiantes de pronto eran aparentes
y me puse de pie, caminando hasta el final de la mesa.
—Tenemos que hablar. —dije, tocando el
hombro de Yunho. Traté de sonar amable, pero la ira burbujeando dentro de mí
provocó un filo a mis palabras. La población estudiantil, incluyendo mi mejor
amigo, pensaba que estaba haciendo malabares con dos hombres. Sólo había una
solución.
—Pues habla —dijo Yunho, lanzando algo
empanado y frito en su boca.
Me inquieté, notando las miradas curiosas
de todos a nuestro alcance. Cuando Yunho seguía sin moverse, lo agarré del
brazo y le di un buen tirón. Se levantó y me siguió afuera con una sonrisa en
su rostro.
— ¿Qué, Boo? —dijo, mirando de mi mano a su
brazo y luego a mí.
—Tienes que dejarme salir de la apuesta
—le supliqué.
Su cara cayó.
— ¿Te quieres ir? ¿Por qué? ¿Qué
he hecho?
—No hiciste nada, Yunho. ¿No has notado a
todo el mundo mirándonos? Estoy convirtiéndome rápidamente en la paria de la
Universidad completa.
Yunho sacudió la cabeza y encendió un
cigarrillo.
—No es mi problema.
—Sí, lo es. Changmin dijo que todo
el mundo piensa que tiene deseos de morir porque estás enamorado de mí.
Las cejas de Yunho se levantaron y se
atragantó con el soplo de humo que acababa de inhalar.
— ¿La gente está diciendo eso? —dijo,
mientras tocía.
Asentí con la cabeza. Miró a lo lejos con
los ojos muy abiertos, tomando otra calada.
— ¡Yunho! ¡Tienes que dejarme salir de la
apuesta! No puedo salir con Changmin y vivir contigo al mismo tiempo. ¡Se ve
terrible!
—Deja de salir con Changmin.
Lo fulminé con la mirada.
—Ese no es el problema y lo sabes.
— ¿Es esa la única razón por la que
quieres irte? ¿Por lo que dice la gente?
—Por lo menos antes yo era el tonto y tú
eras el tipo malo. —me quejé.
—Responde la pregunta, Boo.
— ¡Sí!
Yunho miró más allá de mí a los
estudiantes que entraban y salían de la cafetería. Yunho estaba deliberando y
me impacienté mientras él tomaba su decisión.
Finalmente, se mantuvo firme, resuelto.
—No.
Negué con la cabeza, seguro de haber
entendido mal.
— ¿Disculpa?
—No. Tú mismo lo dijiste: una apuesta es
una apuesta. Después del mes, estarás con Changmin, él se convertirá en un
médico, se casarán y tendrán hijos y nunca te volveré a ver. —Hizo una mueca
ante sus propias palabras—. Aún tengo tres semanas. No las dejaré pasar por
chismes en el comedor.
Miré a través de la ventana de cristal
para ver a todos en la cafetería mirándonos. La atención no deseada hizo que
mis ojos ardieran. Pasé junto a Yunho para dirigirme a la siguiente clase.
—Boo —llamó Yunho después de mí.
No me di la vuelta.
Esa noche, Junsu se sentó en el suelo de
azulejo del cuarto de baño, balbuceando sobre chicos mientras yo estaba en
frente del espejo arreglando mi pelo. Sólo escuchaba a medias, pensando en que
tan paciente Yunho había sido—para Yunho —sabiendo que a él no le gustaba la
idea de Changmin recogiéndome de su apartamento casi todas las noches.
La expresión del rostro de Yunho destelló
en mi mente cuando le pedí que me dejara salir de la apuesta, y nuevamente
cuando le dije que la gente decía que él estaba enamorado de mí. No podía dejar
de preguntarme por qué él no lo negó.
—Bueno, Chun piensa que estás siendo
demasiado duro con Yunho. Él nunca ha tenido a nadie lo suficiente importante
para….
Yunho asomó la cabeza y sonrió mientras
miraba mi cabello alborotado.
— ¿Quieres ir a cenar? —Preguntó.
Junsu se puso de pie para mirarse en el
espejo, pasando sus dedos por su pelo.
—Chun quiere visitar el nuevo lugar
Mexicano en el centro si ustedes quieren ir.
Yunho sacudió la cabeza.
—Pensé que Boo y yo podríamos ir solos
esta noche.
—Voy a salir con Changmin.
— ¿Otra vez? —dijo, molesto.
—Otra vez —le dije con una voz cantarina.
El timbre de la puerta sonó y me apresuré
para abrirla. Changmin estaba delante de mí, su cabellera encima de su recién
cara afeitada.
— ¿Alguna vez te vez menos que magnifico?
—preguntó Changmin.
—Basándome en la primera vez que vino
aquí, tendré que decir que sí —dijo Yunho detrás de mí.
Puse los ojos en blanco y sonreí,
levantando un dedo hacia Changmin, señalándole que esperara. Me volví y eché
los brazos alrededor de Yunho. Se puso rígido con sorpresa y luego se relajó,
tirando fuertemente de mí hacia él.
Miré a sus ojos y sonreí.
—Gracias por organizar mi fiesta de
cumpleaños. ¿Puedo tomar un vale para la cena?
Una docena de emociones se desplazaron
por la cara de Yunho, y entonces, las comisuras de sus labios se elevaron.
— ¿Mañana?
Lo abracé y sonreí.
—Absolutamente. —Me despedí de Yunho mientras
Changmin me tomaba de la mano.
— ¿Qué fue eso? —Preguntó Changmin.
—No hemos estado llevándonos bien
últimamente. Esa fue mi versión de una rama de olivo.
— ¿Debería preocuparme? —preguntó,
abriendo la puerta.
—No. —dije sonriendo, besando su mejilla.
En la cena, Changmin habló de Harvard, de
la Casa y sus planes de buscar un apartamento. Sus cejas se juntaron.
— ¿Te escoltará Yunho a tu fiesta de
cumpleaños?
—No estoy muy seguro. No ha dicho nada al
respecto.
—Si no le importa, me gustaría llevarte.
—Él tomó mi mano y me besó los dedos.
—Le voy a preguntar. La fiesta fue su
idea, así que…
—Lo entiendo. Si no, te veré allí.
—sonrió.
Changmin me llevó al apartamento,
aparcando en el estacionamiento. Cuando me beso, sus labios se mantuvieron en
los míos. Tiró del freno de mano mientras sus labios viajaron a lo largo de mi
mandíbula al oído, y luego hacia mi cuello. Me tomó por sorpresa y dejé escapar
un suspiro en respuesta.
—Eres tan hermoso —susurró—. He estado
distraído durante toda la noche, con tu cuello. — Changmin repartió besos por
mi cuello y exhalé, un gemido escapando con mi aliento.
— ¿Por qué tardaste tanto? —Sonreí,
levantando mi barbilla para darle mejor acceso.
Changmin se enfocó en mis labios. Agarró
cada lado de mi cara, dándome un beso un poco más firme que de costumbre. No
teníamos mucho espacio en el coche, pero hicimos que el reducido espacio estuviera
a nuestro favor. Se apoyó en mí, doblé mi rodilla cuando me dejé caer contra la
ventana. Su lengua se deslizó dentro de mi boca y su mano tomó mi tobillo y
luego la deslizó a lo largo de mi pierna a mi muslo. Las ventanas se empañaron
en minutos con nuestra respiración dificultosa, pegándose en las heladas
ventanas. Sus labios rozaron mi clavícula y luego su cabeza se elevó cuando el
cristal vibró con varios golpes fuertes.
Changmin se sentó y yo me enderecé,
ajustando mi ropa. Di un salto cuando la puerta se abrió. Yunho y Junsu estaban
al lado del coche. Junsu tenía una expresión simpática y Yunho parecía estar a
punto de una rabieta.
— ¿Qué demonios, Yunho? —Gritó Changmin.
De pronto, la situación se sintió
peligrosa. Nunca había oído a Changmin levantar la voz, los nudillos de Yunho estaban
blancos mientras él apretaba sus manos en puños a los costados—y yo estaba en
medio.
La mano de Junsu parecía minúscula cuando
la colocó en el voluminoso brazo de Yunho, sacudiendo la cabeza hacia Changmin en
una alerta silenciosa.
—Vamos, Jae. Necesito hablar contigo
—dijo Yunho.
— ¿Sobre qué?
— ¡Sólo ven! —gritó.
Miré a Changmin, viendo la irritación en
sus ojos.
—Lo siento, me tengo que ir.
—No, está bien. Ve.
Yunho me ayudó a salir del Porsche y
luego pateó la puerta, cerrándola. Me volteé, interponiéndome entre él y el
coche, empujando su hombro.
— ¿Qué te pasa? ¡Basta!
Junsu parecía nervioso. No tomó mucho
tiempo saber por qué. Yunho olía a whisky; Junsu había insistido en acompañarlo
o Yunho le había pedido que viniera. De cualquier manera, Junsu era un elemento
de disuasión a la violencia.
Las ruedas del Porsche de Changmin chillaron
fuera del estacionamiento y Yunho encendió un cigarrillo.
—Puedes entrar, Junsu.
Junsu tiró de mí.
—Vamos, Jae.
— ¿Por qué no te quedas, Jae? —Bulló.
Asentí con la cabeza para que Junsu siguiera
adelante y de mala gana Junsu cumplió. Me crucé de brazos, listo para una
pelea, preparándome para arremeterlo contra la inevitable charla. Yunho tomó
varias caladas de su cigarrillo y cuando fue obvio que Yunho no iba a explicar
nada, mi paciencia se agotó.
— ¿Por qué hiciste eso? —Le
pregunté.
— ¿Por qué? ¡Porque estaba
follándote delante de mi apartamento! —Gritó. Sus ojos estaban desenfocados y
podía ver que él era incapaz de tener una conversación racional.
Mantuve mi voz tranquila.
—Puede que esté quedándome en tu casa,
pero lo que hago, y con quien lo haga, es mi problema.
Tiró el cigarrillo al suelo.
—Eres mucho mejor que eso, Boo. No dejes
que te folle en un coche como una barata cita de graduación.
— ¡No iba a tener relaciones sexuales con
él!
Hizo un gesto hacia el espacio vacío
donde el coche de Changmin estaba.
— ¿Qué estaban haciendo, entonces?
— ¿Nunca has besado a alguien sin que
llegue a nada más?
Frunció el ceño y sacudió la cabeza como
si estuviera hablando locuras.
— ¿Cuál es el punto en eso?
—Es el concepto que existe para mucha
gente… sobre todo para aquellos que tienen citas.
—Todas las ventanas estaban empañadas, el
coche se estaba sacudiendo… ¿Cómo iba yo a saber? —dijo, agitando sus brazos en
la dirección del estacionamiento vacío.
— ¡Tal vez no deberías espiarme!
Se frotó la cara y sacudió la cabeza.
—No puedo soportar esto, Boo. Siento que
me estoy volviendo loco.
Tiré mis manos al aire y las dejé caer
golpeando mis muslos.
— ¿No puedes soportar qué?
—Si tú duermes con él, no quiero saberlo.
Iré a la cárcel por mucho tiempo si me entero que… simplemente no me lo digas.
—Yunho —bullí—. ¡No puedo creer que hayas
dicho eso! ¡Eso es un gran paso para mí!
— ¡Eso es lo que todos los chicos dicen!
— ¡No me refiero a los putos con los que
lidias! ¡Me refiero a mí! —Dije, sosteniendo mi mano contra mi pecho—.
¡Yo no he… ugh! No importa.
Me alejé de Yunho, pero me agarró del
brazo, girándome hacia él.
— ¿Tú no qué? —preguntó. No le respondí;
no tenía que hacerlo. Podía ver el reconocimiento atravesar su rostro y se rió
una vez—. ¿Eres virgen?
— ¿Y qué? —dije, la sangre
arremolinándose en mis mejillas.
Sus ojos se dirigieron a los míos.
—Es por eso que Junsu estaba tan seguro
que no irías tan lejos.
—Tuve el mismo novio los cuatro años de
escuela secundaria. ¡Él era un aspirante a ministro bautista! ¡Esto nunca fue
un tema para nosotros!
La ira de Yunho se desvaneció y el alivio
era evidente en sus ojos.
— ¿Un ministro de la juventud? ¿Qué pasó
después de toda la dura abstinencia?
—Él quería casarse y quedarse en… Seogwipo.
Yo no lo hacía. —Estaba desesperado por cambiar de tema. La diversión en los
ojos de Yunho era lo suficientemente humillante. No quería que él cavara más
lejos en mi pasado.
Dio un paso hacia mí y sostuvo cada lado
de mi cara.
—Virgen —dijo, sacudiendo la cabeza—.
Nunca me lo hubiera imaginado con la forma en que bailaste en el club.
—Muy gracioso. —le dije, dirigiéndome a
las escaleras.
Yunho intentó seguirme, pero tropezó y
cayó, volviéndose boca arriba y riendo histéricamente.
— ¿Qué estás haciendo? ¡Levántate! —dije,
ayudándolo a ponerse de pie.
Enganchó su brazo alrededor de mi cuello
y le ayudé a subir las escaleras. Yoochun y Junsu ya estaban en cama, por lo
que sin ayuda a plena vista, me encargue de guiar a Yunho a la habitación. Cayó
de espaldas a la cama, tirando de mí con él.
Cuando aterrizamos, mi cara estaba a
pocos centímetros de la suya. Su expresión era repentinamente seria. Se
inclinó, casi besándome, pero lo alejé. Las cejas de Yunho se elevaron.
—Ya basta, Yunho —dije.
Me abrazó fuertemente contra él hasta que
dejé de luchar y luego empezó a desabrochar mi camisa, haciendo que ésta descubriera
mi hombro.
—Desde que la palabra virgen salió de tus
labios… tengo una urgencia repentina de ayudarte a salir de esta ropa.
—Qué mal. Estabas dispuesto a matar a Changmin
por la misma razón hace veinte minutos, así que no seas un hipócrita.
—Al diablo con Changmin. Él no te conoce
como yo.
—Anda, Yunho. Vamos a quitarte la ropa y
meterte a la cama.
—De eso es de lo que estoy hablando. —rió
entre dientes.
— ¿Cuánto has bebido? —pregunté,
consiguiendo finalmente poner mi pie entre sus piernas.
—Lo suficiente. —sonrió, tirando de mi
camisa.
—Probablemente superaste lo suficiente
hace mucho, —le dije, dándole una palmada en la mano. Coloqué mi rodilla en
el colchón junto a él y tirando de su camisa sobre su cabeza. Intentó tomarme
otra vez pero lo agarré de la muñeca, oliendo el hedor de acre en el aire—.
Dios, Yunho, apestas a Jack Daniels.
—Jim Beam —corrigió con una inclinación
ebria.
—Huele a madera quemada y productos
químicos.
—Sabe así, también. —dijo riendo. Abrí la
hebilla de su cinturón y tiré de los bucles. Se echó a reír con las sacudidas
del movimiento y luego levantó la cabeza para mirarme—. Es mejor que cuides tu
virginidad, Boo. Sabes que me gusta duro.
—Cállate. —dije, desabrochándole los
pantalones vaqueros, deslizándolos hacia abajo sobre sus caderas y luego sus
piernas. Tiré los vaqueros al suelo y me paré con las manos en mis caderas, mi
respiración era dificultosa. Sus piernas estaban colgando de la cama, sus ojos
cerrados y su respiración profunda y pesada. Se había quedado dormido.
Tomé una respiración profunda y caminé al
armario. Sacudiendo mi cabeza mientras revolvía la ropa. Me quite el pantalón.
Los pateé a la esquina, me sacudí el pelo desordenandolo.
El armario estaba lleno de su ropa y la
mía, solté una respiración, soplando mi cabello fuera de mi rostro mientras
buscaba a través del desorden por una camiseta. Mientras que retiraba una de la
percha, Yunho se estrelló contra mi espalda, envolviendo sus brazos alrededor
de mi cintura.
— ¡Me asustaste hasta la mierda! —Me
quejé.
Deslizó sus manos sobre mi piel. Me di
cuenta de que se sentían diferentes; lentos y pausados. Cerré los ojos cuando
tiró de mí contra él y enterró su cara en mi pelo, acariciando mi cuello. El
sentir su piel desnuda contra la mía, hizo que me tomara un momento para
protestar.
—Yunho…
Movió mi corto cabello de la nuca y rozó
sus labios a lo largo de mi espalda, de un hombro a otro. Besó la piel desnuda
en la base de mi cuello y cerré los ojos, la cálida suavidad de su boca se
sentía demasiado bien para detenerlo. Un silencioso gemido escapó de su
garganta cuando él apretó su pelvis contra la mía, y pude sentir lo mucho que
me deseaba a través de sus bóxers. Contuve la respiración, sabiendo que lo
único que nos mantenía de ese gran paso que hace momentos estaba en contra eran
sólo dos piezas de tela delgada.
Yunho me volvió hacia él y luego presionó
contra mí, inclinando mi espalda contra la pared. Nuestros ojos se encontraron,
y pude ver el dolor en su expresión mientras analizaba mi piel desnuda. Lo
había visto persuadir a los hombres, pero esto era diferente. Él no me quería
conquistar; él quería que le dijera que sí.
Se inclinó para besarme, deteniéndose a
tan sólo una pulgada de distancia. Podía sentir el calor radiando de su piel
contra mis labios, y tuve que detenerme a mí mismo de atraerlo el resto del
camino. Sus dedos se clavaron en mi piel mientras él deliberaba, y luego sus
manos se deslizaron desde mi espalda hasta el dobladillo de mi ropa interior.
Su dedo índice se deslizó por mis caderas, entre mi piel y el tejido de la ropa,
y en el momento en que estaba a punto de tirar hacia abajo los delicados resortes,
dudó. Justo cuando abrí la boca para decir sí, cerró los ojos.
—No así. —susurró, rozando sus labios
contra los míos—. Te deseo, pero no sucederá así.
Se tambaleó hacia atrás, cayendo sobre su
espalda en la cama, y yo me quedé por un momento con los brazos cruzados a
través de mi estómago. Cuando su respiración se reguló, metí mis brazos a
través de la camisa que aún tenía en la mano y tiré de ella sobre mi cabeza. Yunho
no se movió y dejé escapar una respiración de alivio, sabiendo que no podría
contenernos a cualquiera de nosotros si él se despertaba con una menos honorable
perspectiva.
Me apresuré al sillón reclinable y me
desplomé en el, cubriendo mi cara con mis manos. Sentí las capas de frustración
danzando de un lado a otro para luego estrellarse en sí dentro de mí. Changmin se
había ido sintiéndose menospreciado, Yunho esperó hasta que yo estaba viendo a
alguien—alguien quien realmente me gustaba—para mostrar un interés en mí y yo
parecía ser el único chico con el cual no era capaz de dormir, incluso, cuando
estaba ebrio.
A la mañana siguiente, serví el jugo de
naranja en un vaso grande y tomé un sorbo mientras sacudía la cabeza al ritmo
de la música que descendía de mi iPod. Me había despertado antes de que saliera
el sol, y luego me retorcí en el sillón hasta las ocho. Después de eso, decidí
limpiar la cocina para pasar el rato hasta que mis menos ambiciosos compañeros
se despertaran. Había cargado el lavavajillas, barrido y trapeado, y luego
limpié los mostradores. Cuando la cocina estaba reluciente, agarré la cesta de ropa
limpia y me senté en el sofá, doblándola hasta que hubo más de una docena de
pilas de ella rodeándome.
Murmullos provinieron de la habitación de
Yoochun. Junsu rió y luego se quedó en silencio unos minutos más, seguido por
ruidos que me hicieron sentir un poco incómodo estar sentado solo en la sala de
estar.
Apilé los montones de ropa doblada en la
cesta y la llevé a la habitación de Yunho, sonriendo al ver que no se había
movido del lugar donde cayó la noche anterior. Dejé la cesta en el suelo y tiré
de la sábana sobre él, ahogando una risa cuando se dio la vuelta.
—Ven, Boo —dijo, murmurando algo
inaudible antes de que su respiración se tornara lenta y profunda.
No pude evitar verlo dormir, sabiendo que
él estaba soñando sobre mí envió una emoción a través de mis venas que no podía
explicar. Yunho se quedó en silencio, así que tomé una ducha, esperando el
sonido de que alguien despierto calmaría los gemidos de Yoochun y Junsu y los
crujidos y los golpes contra la pared. Cuando apagué el agua, me di cuenta de
que ellos no estaban preocupados de quién los pudiera escuchar.
Me peiné, poniendo los ojos en blanco
ante los gritos de Junsu, más pareciendo a un perro de lana que a una estrella
de porno. El timbre de la puerta sonó y agarré mi bata azul y ajusté el
cinturón, trotando a través de la habitación hacia la puerta. Los ruidos de la
habitación de Yoochun se detuvieron de inmediato y abrí la puerta para
encontrarme con un Changmin sonriente.
—Buenos días —dijo.
Retiré mi pelo mojado hacia atrás con los
dedos.
— ¿Qué estás haciendo aquí?
—No me gustó la forma en que nos
despedimos ayer por la noche. Salí esta mañana para buscar tu regalo de
cumpleaños, y no podía esperar para dártelo. Así que —dijo, sacando una caja
brillante del bolsillo de la chaqueta—, feliz cumpleaños, Jae.
Puso el paquete en mi mano y me incliné
para besarlo en la mejilla.
—Gracias.
—Ábrelo. Quiero ver tu cara cuando lo
hagas.
Metí el dedo por debajo de la cinta en la
parte inferior de la caja y luego retiré el papel, entregándoselo. Una pulsera
de brillantes diamantes reposaba en la caja.
—Changmin. —susurré.
Sonrió.
— ¿Te gusta?
—Por supuesto —dije sosteniendo el
brazalete en frente de mi cara en admiración—, pero es demasiado. No podría
aceptar esto aunque hubiésemos estado saliendo por un año, mucho menos a la
semana.
Changmin hizo una mueca.
—Pensé que dirías eso. Busqué de arriba a
abajo toda la mañana por tu perfecto regalo de cumpleaños, y cuando lo vi, supe
que sólo había un lugar donde debía pertenecer —dijo, tomándolo de mis dedos y
colocándolo alrededor de mi muñeca—. Y tenía razón. Se ve increíble en ti.
Levanté mi muñeca y sacudí la cabeza,
hipnotizado por el brillo de colores que desprendían a la luz del sol.
—Es lo más hermoso que he visto. Nadie
nunca me había dado algo tan… —caro vino a mi mente, pero no quería
decir eso—, elaborado. No sé qué decir.
Changmin se echó a reír y luego besó mi
mejilla.
—Di que lo llevarás mañana.
Sonreí de oreja a oreja.
—Lo llevaré —le dije, observando mi
muñeca.
—Me alegro que te guste. La expresión en
tu rostro vale la pena por las siete tiendas a las que fui.
Suspiré.
— ¿Fuiste a siete tiendas? —Él
asintió con la cabeza y tomé su rostro entre mis manos—. Gracias. Es perfecto
—le dije, besándolo rápidamente.
Me abrazó fuerte.
—Tengo que irme. Tengo un almuerzo con
mis padres, pero te llamo después, ¿de acuerdo?
—Está bien. ¡Gracias! —Llamé detrás de
él, mirándolo trotar por las escaleras.
Me apresuré a entrar en el apartamento,
sin poder apartar los ojos de mi muñeca.
— ¡Mierda, Jae! —Dijo Junsu, tomando mi
mano—. ¿De dónde sacaste esto?
—Changmin lo trajo. Es mi regalo de
cumpleaños —le dije.
Junsu me miró boquiabierto y luego hacia
a la pulsera.
— ¿Él te compró una pulsera de diamantes?
¿Después de una semana? Si no lo supiera mejor, ¡diría que tienes una
entrepierna mágica!
Me reí en voz alta, comenzando un
ridículo festival de risa en la sala de estar.
Yoochun salió de su habitación, viéndose
cansado y satisfecho.
— ¿Sobre qué están chillando los
pastelitos de frutas?
Junsu levantó mi muñeca.
— ¡Mira! ¡Su regalo de cumpleaños de Changmin!
Yoochun entrecerró los ojos y después se
agrandaron.
—Vaya.
— ¿Verdad que sí? —dijo Junsu, asintiendo
con la cabeza.
Yunho tropezó en la vuelta de la esquina,
pareciendo un poco enfermo.
—Ustedes son jodidamente ruidosos —gimió,
abotonándose sus vaqueros.
—Lo siento —le dije, tirando de mi mano
del agarre de Junsu. Nuestro casi-momento se deslizó en mi mente y parecía que
no podía verlo a los ojos.
Se tomó el resto de mi jugo de naranja y
luego se secó su boca.
— ¿Quién diablos me dejó beber tanto ayer
por la noche?
Junsu se burló.
—Tú lo hiciste. Te fuiste a comprar un
quinto después de que Jae se fuese con Changmin y arruinaste todo el asunto
cuando él regresó.
—Maldita sea —dijo, sacudiendo la
cabeza—. ¿Te divertiste? —Preguntó, mirándome.
— ¿Hablas en serio? —Pregunté,
mostrando mi ira antes de pensarlo.
— ¿Qué?
Junsu se echó a reír.
—Lo sacaste del coche de Changmin, viendo
todo rojo cuando los sorprendiste acaramelados como estudiantes de secundaria.
¡Empañaron las ventanas y todo!
Los ojos de Yunho se desenfocaron, buscando
los recuerdos de la noche anterior en su mente. Traté de sofocar mi
temperamento. Si él no recordaba sacándome del coche, entonces no recordaría
que estuve a punto de entregarle mi virginidad en una bandeja de plata.
— ¿Qué tan cabreado estás? —preguntó,
haciendo una mueca.
—Bastante. —Estaba furioso de que mis
sentimientos no tenían nada que ver con Changmin. Apreté la bata y pisoteé por
el pasillo. Los pasos de Yunho estaban detrás de mí.
—Boo —dijo, capturando la puerta cuando
la cerré en su cara. Poco a poco la abrió y se puso delante de mí, esperando
para sufrir ante mi ira.
— ¿No recuerdas nada de lo que me dijiste
la noche anterior? —Le pregunté.
—No. ¿Por qué? ¿Fui grosero contigo? —Sus
ojos inyectados de sangre estaban cargados de preocupación, lo que sólo sirvió
para amplificar mi ira.
— ¡No, no fuiste grosero conmigo! Tú…
nosotros… —Cubrí mis ojos con mis manos y luego me congelé cuando sentí la mano
de Yunho en mi muñeca.
— ¿De dónde salió esto? —dijo, mirando la
pulsera.
—Es mía. —le dije, alejándome de él.
Yunho no quitaba los ojos de encima de mi
muñeca.
—Nunca la había visto antes. Parece
nueva.
—Lo es.
— ¿De dónde la has sacado?
—Changmin me la dio hace unos quince
minutos —le dije, mirando su expresión pasar de la confusión a la ira.
— ¿Qué diablos estaba haciendo ese
imbécil aquí? ¿Pasó la noche aquí? —Preguntó, levantando la voz con cada
pregunta.
Me crucé de brazos.
—Changmin fue de compras en busca de mi
regalo de cumpleaños esta mañana y lo trajo.
—No es tu cumpleaños, todavía. —Su rostro
se volvió en un intenso color rojo mientras intentaba mantener su temperamento
bajo control.
—No podía esperar. —dije, levantando la
barbilla con orgullo.
—No es de extrañar que tuve que arrastrar
tu trasero de su coche, parece que tú… —Se detuvo, presionando sus labios.
Entrecerré los ojos.
— ¿Qué? Parece como si estuviera, ¿Qué?
Su mandíbula se tensó y tomó una
respiración profunda, soplando a través de su nariz.
—Nada. Estoy cabreado e iba a decir algo
que no quería decir.
—Nunca te has detenido antes.
—Lo sé. Estoy trabajando en ello —dijo
caminando hacia la puerta—. Dejaré que te vistas.
Cuando tomó el pomo, se detuvo,
frotándose el brazo. Tan pronto como sus dedos tocaron el morete purpura que se
acumulaba bajo su piel, levantó su codo y vio la contusión. Yunho la miró por
un momento y luego se volvió hacia mí.
—Me caí en las escaleras la noche
anterior. Y tú me ayudaste a llegar a la cama… —dijo, analizando las imágenes
borrosas en su mente.
Mi corazón latía con fuerza y tragué
saliva cuando noté que lo había recordado. Sus ojos se estrecharon.
—Nosotros —comenzó, dando un paso hacia
mí, mirando el armario y luego a la cama.
—No, no lo hicimos. No pasó nada —dije,
sacudiendo la cabeza.
Se encogió, la memoria, obviamente,
repitiéndose en su mente.
—Empañaron las ventanas de Changmin, te
saqué del coche y después traté de… —dijo, sacudiendo la cabeza. Se dio la
vuelta hacia la puerta y cogió el pomo, sus nudillos blancos—. Estás
volviéndome en un jodido psicópata, Boo —gruñó sobre su hombro—. No puedo
pensar bien cuando estoy cerca de ti.
— ¿Así que es mi culpa?
Se dio la vuelta. Sus ojos se posaron en
de mi rostro a mi bata, a mis piernas y luego a los pies, después volviendo a
mis ojos.
—No sé. Mi memoria es un poco confusa…
pero no recuerdo que dijeras que no.
Di un paso adelante, dispuesto a discutir
ese hecho irreverente, pero no pude. Él estaba en lo cierto.
— ¿Qué quieres que diga, Yunho?
Miró la pulsera y luego a mí con ojos
acusadores.
— ¿Estabas esperando que no lo recordara?
— ¡No! ¡Estaba furioso porque se te
olvidó!
Sus ojos marrones se clavaron en los
míos.
— ¿Por qué?
—Porque si yo… si nosotros… ¡No sé por
qué! ¡Sólo lo estaba!
Yunho atravesó por la habitación,
deteniéndose a centímetros de mí. Sus manos tocaron cada lado de mi rostro.
— ¿Qué estamos haciendo, Boo?
Mis ojos comenzaron en su cinturón y
luego se deslizaron sobre los músculos y tatuajes de su estómago y pecho,
reposando, finalmente, en el cálido color marrón de sus ojos.
—Tú dímelo.
><Aggg odiare a jaejoong si se mete a follar con changmin y yunho al mismo tiempo
ResponderEliminarNose porq siento q yunho sufrira por jaejoong
Seguro sera indeciso, pero es bno ver q aqi nose qiero. Q yunnie sufra sera un cambio
Aggg nose q pasara con estos dos; -;
Gracias!! waaa ojala subas dos capitulos segidos pronto xD
A este par no los entiendo, me tienen igual de confundida como ellos lo estan, mira que Jaejoong anda con changmin y aunque lo niegue siente algo por yunho, y no se me hace justo que juegue con eso, ya que se decida y yunho igual sea claro, espero todo mejore en lugar de empeorar, gracias por adaptar esta historia , es maravilloso, gracias por tu tiempo y espero pronto la actualización, estoy que muero de ansías por saber que pasará xD JE
ResponderEliminarESTOS DOS QUE ALGUIEN LES DE UN GOLPE EN LA CABEZA PARA VER SI SE LES ACOMODA LAS IDEAS.....¬¬
ResponderEliminarsi >< yo lo hago
Eliminarya jae manda a bolar a min con la pena pero yunho tiene la de ganar pues aunque el te conoció primero y fue el primero en acercarse el va demasiado lento y yo pienso que aun que min te guste a quien de verdad amas es a yunho así no te ayas dado cuenta de esto por fa be con yunho y el que te enseñe lo que es el verdadero amor si tu lo estas queriendo nomas que no te animas espero y el primero y único sea yunho pues con min no creo que se den las cosas lastima por el pobre de min pero ni modo hoy le toco perder a el
ResponderEliminaresto de que jae ande aceptando regalitos tan caros por salir una semana con minnie le va a traer problemas pareciera como si se vendiera; pobre yunho va a envejecer a mil por hora y encima acabara demente, jae estas portandote muy mal.
ResponderEliminarDios q regalo para más caro... Pero ps el costo es lo menos importante lo q importa es el sentimiento...
ResponderEliminarChico confundidos ... Pff ya Jae debes reaccionar y Yunho también...
no se creo que si lo del minjae acaba mal, chanmgin le hará algo a jaejoogn..no se porque me da esa sensación...
ResponderEliminargracias por el capitulo
Es un desbarajusté la relación de estos tres >\\< que bueno que YH se detuvo! no me hubiera gustado que se acostara con JJ estando borracho ( aunq de declarada xD) es mejor que los dos estén conscientes ^^
ResponderEliminar0_0 no puedo creerlo ellos solos estan confundiendo su relacion mas cada dia ...
ResponderEliminarsi no se quieren que se alejen pero si lo hacen, lo cual es mas que obvio, deben ser mas sinceros con sus sentimientos y dejarse de tonterias que solo vuelvan las cosas mas confusas .....
Espero que Jae sea mas consiente de sus acciones y dejar de jugar con los dos poruqe eso parece que esta haciendo
Esta confusión esta enredándose aun mas, ambos tienen que reaccionar ya! Jae no quiere ver lo que siente por Yunho, y Yunho no es muy claro tampoco u.u Realmente voy a odiar a Jae si juega con ambos...
ResponderEliminarMin se me hace un niño muy bueno, un hijito de mamá, y Jae con su personalidad necesita a alguien con más fuego, con más enjundia, jajajaja. O sea Yunho.
ResponderEliminarGracias
Oh dios! que emocionante se puso, ya se dio cuenta que siente algo por Yun... Quiero beso! ya hubi mucho intentos fallidos. No quiero que min sufra, espero que jae se aleje a tiempo de él.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Jaejoong le confeso que era virgen jajajaja. Quiero que se confiesen mutuamente y se den un besito tierno <3
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