Mi lista de blogs

Bajo el rojo sangre de la Luna: Capitulo 17

Capítulo 17


—Buenos días, Dae, ¿está mí hermano? — La boca abierta de Dae y su expresión sorprendida hicieron que Jaejoong se diera cuenta de que debía de haber cometido un error. — Dae, ¿ocurre algo?
—Excusadme, es que no sabía que habíais salido de la casa. He debido confundirme.
Jaejoong recordó, demasiado tarde, que a Dae, al igual que a su hermano, le habían hecho creer que él seguía viviendo en casa. Lo que no sabía era cómo se las arreglaban los hombres de Yunho para mantener la farsa todos los días.
Jaejoong, sintiéndose ligeramente culpable, trató de tranquilizarlo.
—No te preocupes. Acababa de salir cuando recordé que tenía que hablar con Changmin. Está dentro, ¿verdad?
—Me temo que el príncipe Shim salió esta mañana temprano para ocuparse de unos asuntos. Regresará enseguida.
—Eso está muy bien. — Jaejoong estaba tan feliz aquella mañana que no le importaba tener que esperar horas a que regresara su hermano. Yunho había accedido a dejarlo ir a su casa con la condición de que Siwon lo esperase al otro lado de la puerta, que era donde el leal Siwon estaba en esos momentos.
Al pensar en Yunho, sintió que se le calentaban las entrañas. Habían vuelto a hacer el amor al amanecer, antes de que él se fuera.
Vente conmigo. Sus palabras de la noche anterior se agitaban dentro de su cabeza, dándole ganas de bailar de alegría. Cierto que no era una proposición de matrimonio en toda regla, pero eso no tardaría en llegar ahora que Yunho le había demostrado que quería estar con él.
—Dae, por favor, cuando llegue Changmin dile que le estoy esperando en la sala de música.
—Sí —dijo Dae con una inclinación de cabeza.
Jaejoong acababa de terminar una sonata de Chaikovski cuando oyó que se abría la puerta.
—Changmin, gracias a Dios, me estaba haciendo viejo esperándote.
—Soy yo, querido —dijo Lady Yoon Joon en un susurro.
— ¡Lady Yoon Joon! Me alegro mucho de verte. Al no saber de ti en toda la semana, pensé que te habías ido a tu casa de campo sin decirnos nada —dijo, levantándose para coger a su tía del brazo y acompañarla hasta una silla cercana.
—No querido. No me sentía muy bien debido al clima, eso es todo —dijo su tía, sorbiéndose la nariz mientras se sentaba en la silla que le ofrecía Jaejoong.
—Siento mucho oír eso, tía. ¿Quieres que te pida un té?
—No, no, no hace falta, cariño —dijo, aclarándose la voz y respirando hondo, como si tratara de tranquilizarse—. He venido a contarte algo que deberías saber hace mucho tiempo.
A Jaejoong le sorprendió la frialdad con que hablaba su tía. Nunca había visto una expresión tan seria en el rostro de la mujer.
— ¿Qué es, tía?
Lady Yoon Joon comenzó a hablar con mirada ausente.
—Ya te conté que tu madre pasó dos años en esas horribles tierras altas. Lo que no te dije es que se casó estando allí. Joon Hyun era un hombre muy guapo, con un encanto diabólico y tu madre muy joven. No pudo hacer nada por oponerse a él y al cabo de un año de su llegada se casaron. Entonces tu abuelo, felizmente ignorante del enorme error que su hija mayor estaba cometiendo, pero yo lo supe. Estuve en su boda.
»Tu madre no dejaba de insistir en que era muy dichosa. Joon Hyun era señor de un hermoso castillo. Aún veo la cara de tu madre mientras me enseñaba la inmensa habitación que me habían preparado…
Jaejoong procuró no moverse cuando su tía dejó de hablar. No conocía esa historia y la verdad era que le resultaba increíble, pero una sensación inexplicable que surgía de su interior lo incitaba a saber más.
—Yo tenía razón. Todos mis recelos y sospechas resultaron acertados. Estaba loco. Al principio no nos dimos cuenta. Tu madre se negaba a admitirlo, pero yo lo sabía. Lo sorprendí saliendo a escondidas de la casa, a medianoche, para ir a los bosques. Lo vi… advertí a tu madre que aquel hombre le haría daño, pero no quiso creerme —dijo Lady Yoon Joon mirando a Jaejoong con ojos ardientes—. No me creyó.
Su tía se recobró y continuó con voz más calmada.
—Tuvimos suerte. Un día, Joon Hyun desapareció. Cuando tu madre perdió la esperanza de que volviera, decidió regresar a casa conmigo. Entonces no supe la verdadera razón del regreso, pero seis meses después de casarse con Nae Sang, la supe.
— ¿Supiste qué? —preguntó Jaejoong. No podía creer lo que estaba oyendo.
—Volvió por ti, Jaejoong. Sabía que su única oportunidad de hacer una buena boda estaba aquí y no quería que nacieras sin padre.
— ¿Qué? —La pregunta brotó como un susurro.
—Oh, cariño —dijo Lady Yoon Joon alargando las manos y cogiendo la cara de Jaejoong —. Querido mío. Debes estar agradecido por ser tan maravillosamente normal. Somos tan afortunados, tanto… Si hubieras conocido a tu padre… ¡era un monstruo!
Jaejoong apartó las manos de su tía y se puso en pie. Las palabras se atropellaban en su mente y no podía contenerlas. ¡Nada de todo aquello tenía sentido!
Yunho, pensó desesperado. Él sabría qué hacer… sabría lo que significaba todo aquello.
—Tengo que irme —dijo, dirigiéndose a la puerta a toda prisa, sin preocuparse por su imperdonablemente grosería.
— ¿Adónde vas? Jaejoong, espera… —Su tía se puso en pie para seguirlo, pero Jaejoong no se detuvo. No podía detenerse. Pasó rápidamente junto al sorprendido Dae y encontró a Siwon esperando al lado de la puerta.
—Tengo que ver a Yunho —dijo y sin esperar respuesta, subió al carruaje. Siwon lo siguió dentro.
—No lo puedo llevar allí, Yunho…
— ¡Por favor! —casi gritó y Siwon se echó hacia atrás—. Por favor, Siwon, llévame con él.
Tras un momento de silencio, Siwon se asomó por la ventanilla y dio al conductor unas instrucciones que Jaejoong no pudo oír. Cuando el carruaje se puso en marcha, Jaejoong se recostó en el asiento y cerró los ojos.
No era posible. Su padre no era su padre. Joon Hyun… un terrateniente era su padre, y era… ¿era un monstruo?

---------------------------

— ¿Qué está haciendo él aquí? —El tono airado de Yunho era palpable cuando se dirigió a Siwon, sin prestar atención a Jaejoong. Su primera reacción al verlo entrar en el apartamento de la tercera planta de un edificio cercano a los muelles fue de felicidad. Su mera presencia le hizo desear que todo el mundo saliera de la habitación y besarlo hasta que no le importara ser poseído en el suelo.
Y por esa misma razón, tenía que irse.
—Tengo que hablar contigo.
Siwon levantó las manos y retrocedió para que a Yunho no le quedara más remedio que mirarlo a Jaejoong. Hermoso, le parecía condenadamente hermoso. Tras examinarlo con más detenimiento, vio la señal reveladora de su preocupación.
— ¿Qué ha pasado?
Jaejoong miró a los vampiros reunidos alrededor de la gran mesa cubierta de mapas.
— ¿Podemos hablar a solas en algún sitio?
Yunho lo cogió del brazo y lo llevó a una pequeña antesala.
—Habla.
—Esta mañana fui a hablar con mi hermano, como te dije, pero Changmin no estaba en casa.
Conteniendo a duras penas la impaciencia, Yunho esperó a que continuase.
—Le estaba esperando cuando llegó Lady Yoon Joon y me contó… me contó que mi padre no es en realidad mi padre.
Yunho se llevó el dedo pulgar y el índice al puente de la nariz y se lo frotó, algo confuso.
—Jaejoong, lo que dices no tiene sentido.
—Mi madre estaba embarazada de otro hombre cuando se casó con Nae Sang.
—Ya veo —dijo Yunho, tratando de entender por qué aquella noticia la ponía tan nervioso. Sí, tenía que haber sido un golpe, pero, por lo que sabía, Nae Sang estaba muerto, así que no era probable que cambiaran mucho las cosas. A menos que supiera quién era su verdadero padre y quisiera encontrarlo—. ¿Y sabes quién es tu verdadero padre?
—Sólo sé su nombre, pero no se me ocurre cómo puedo descubrir quién es si está muerto. A menos que Lady Yoon Joon me lo diga…
—Jaejoong —lo interrumpió Yunho, al que se le estaba acabando la paciencia. Le habría gustado mostrarse más sensible y cariñoso, pero tenía que encontrar a Seog Min y al asesino antes de que mataran a más inocentes, y en opinión de Yunho eso era algo prioritario—. ¿Podemos hablar de esto más tarde?
Jaejoong pareció sorprendido ante su sugerencia y pronto entendió por qué.
— ¿No te importa?
—Por supuesto que sí me importas…
—Me refiero a si te da igual.
¿Es que hablaba en un idioma diferente? Lo que decía no tenía sentido para él.
— ¿Por qué no iba a darme igual, Jaejoong?
Jaejoong pareció aliviado. Rió brevemente y se encogió de hombros.
—Oh, no lo sé. Supongo que otros hombres se preocuparían si no supieran cual es la descendencia de la persona con la que piensan casarse. Después de todo, mi padre podía estar loco, o enfermo, o…
— ¿Casarnos? —La palabra salió de su boca antes de que le diera tiempo a pensar. El silencio que cayó sobre la habitación fue la primera advertencia de que había cometido un error garrafal—. Jaejoong, no sé cuándo te he dado la impresión de que quería casarme —dijo Yunho con voz titubeante. ¡Maldita boca! No quería hablar de aquel tema. No en ese momento, no antes de que tuviera tiempo de hablar con Jaejoong sobre sus obligaciones para con su clan.
—Hiciste el amor conmigo.
Yunho se estremeció al percibir incredulidad en su voz.
—Sí, te deseaba Jaejoong. Y sigo deseándote.
—Pero sólo para ser tu puto personal, ¿no? —Quiso ofenderle con el sarcasmo y lo consiguió. Yunho no sabía cómo habían llegado a aquel punto, pero al ver su expresión herida quiso acercarse a Jaejoong y abrazarlo, aunque sabía que Jaejoong no iba a permitírselo. No en un momento en que estaba tan irritado.
—Jaejoong, sabes que eso no es cierto.
— ¡Tonto, qué tonto he sido! —dijo alejándose de él—. ¿Por qué me pediste que fuera contigo? —Dijo, dando media vuelta—. ¿No tienes suficientes amantes para ocuparse de tus necesidades, príncipe Jung?
Yunho también empezó a enfadarse. No quería decir nada de lo que pudiera arrepentirse más tarde, así que cerró los ojos y esperó en silencio a que pasara el arrebato de ira.
Abrió los ojos al oír el portazo. Jaejoong se había ido. Dio un paso para seguirlo, pero se detuvo. Estaba demasiado alterado para hablar con él racionalmente. Siwon lo llevaría a casa y más tarde, cuando hubiera terminado su trabajo, se lo explicaría todo. Pero por el momento tenía que volver dentro y tratar de descubrir quién había estado pasando información a Seong Min. Era evidente que había alguien haciéndolo, pues era la única explicación de que no hubiera sido capturado hasta entonces.
------------------

Seong Min se paseaba por el recibidor lleno de frustración. Heechul no se había presentado con información desde hacía más de veinticuatro horas. Empezaba a creer que no acudiría nunca, lo que significaba que su tiempo se acababa.
— ¿Cómo has podido fracasar tan lamentablemente? Te encargué un trabajo, un simple trabajo. Sólo tenías que matar a ese muchacho; eso habría sido suficiente para indignar a Yunho.
No salió ninguna respuesta del rincón de la habitación donde había una figura sentada en las sombras.
—Ahora el muchacho está demasiado bien protegido. Tenemos que apuntar más alto. Esa persona nos ha estropeado los planes. Según nuestro Heechul, está bajo la protección del príncipe y vive bajo su techo. Debe morir. — Seong Min miró al asesino de vampiros y sintió un odio intenso; tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para que no se le notara.
—Esto no puedes hacerlo tú solo. Yo te traeré lo traeré. Lo único que tendrás que hacer es matarlo. ¿Crees que podrás?
Unos ruidosos arañazos llenaron la habitación cuando el asesino se puso en pie y cogió la daga que había en la mesa situada entre ellos; era un sí.

---------------

— ¿Qué estaba haciendo hoy Hyun Joong en casa de Junsu?
Jaejoong cogió la toalla que acababa de tirar al lado de la gran bañera y se rodeó con ella.
— ¿Cómo te atreves a entrar aquí sin ni siquiera llamar a la puerta?
Yunho lo miró como diciendo: no es nada que no haya visto antes, y continuó como si Jaejoong no hubiera hablado.
—Te he hecho una pregunta, Jaejoong.
—Y yo te he hecho otra —dijo Jaejoong, que no estaba de humor para amilanarse. Acababa de pasar una hora tomando el té con Hyun Joong y se había sentido como un horrible farsante. El hecho de que tuviera que casarse con él no le aliviaba en absoluto. De pie frente a Jaejoong, con los ojos relampagueantes de indignación, estaba el hombre al que amaba de verdad.
Quizá pudiera llegar a olvidarlo y quizá incluso pudiera aprender a amar a hyun Joong… quizá.
Yunho suspiró y se pellizcó el puente de la nariz.
—Esta es mi casa y aquí hago lo que me place. Ahora contéstame, si eres tan amable.
—Invité a Hyun Joong a tomar el té; eso estaba haciendo allí.
Aunque Yunho no se movió, Jaejoong tuvo la impresión de que se estaba reprimiendo.
— ¿Acaso tratas de volverme loco? —El tono apagado de la pregunta debería haberlo advertido de que la indignación de Yunho estaba en su punto de ebullición, pero Jaejoong no hizo caso.
—No alcanzo a entender qué tiene que ver eso contigo.
Yunho dio un paso hacia él y, para vergüenza suya, Jaejoong retrocedió. No tenía miedo de él, tenía miedo de sí mismo. Si Yunho lo tocaba, era muy probable que se viniera abajo y le suplicara que reconsiderara todo.
—Jaejoong, eres mío. Si tomas el té con otros hombres, ¡por supuesto que es asunto mío!
— ¡Yo no soy tuyo! —La exclamación, casi un grito, sorprendió a los dos, pero Jaejoong continuó—: y el hombre del que estás hablando me pidió en matrimonio y yo acepté.
—Es eso, ¿no, Jaejoong? ¡Te vas con él porque yo no puedo casarme contigo!
— ¡No quieres casarte conmigo! Hay una diferencia, Yunho.
Yunho se alisó el pelo con la mano y se paseó por la alfombra.
—No puedo casarme contigo, Jaejoong. Escúchame —dijo, deteniéndose y señalando una otomana que había a los pies de Jaejoong —. Siéntate un momento y escúchame.
Jaejoong se dejó caer de mala gana, apretándose la toalla y maldiciendo su parcial desnudez. ¿Por qué tenían que tener aquella conversación en aquel preciso momento? El no ir vestido lo hacía sentirse indefenso.
—Ya te habrás enterado de que nuestra raza se está extinguiendo —comenzó Yunho.
Jaejoong asintió con la cabeza.
—Y de que sólo somos fértiles cuando cumplimos los quinientos años.
—Yunho, ve al grano —dijo Jaejoong con impaciencia.
—Los vampiros no pueden procrear con humanos, Jaejoong. Tengo la obligación de engendrar hijos y no puedo tenerlos contigo. He de casarme con un vampiro.
Su explicación lo dejó sin habla. Los vampiros no podían tener hijos con los humanos… él nunca tendría un hijo de Yunho. Nunca tendría a un hijo en brazos.
Jaejoong siempre había querido tener hijos, y al enfrentarse a la posibilidad de no tenerlos nunca, se dio cuenta de lo mucho que deseaba tenerlos.
Y aun así, aun así, quería, no, necesitaba a Yunho mucho más. Una vida sin hijos podía ser difícil, pero una vida sin Yunho sería insoportable.
Sus ojos revelaban tristeza al mirar al hombre abrumado que tenía delante. Veía que se preocupaba por él, se reflejaba en su rostro… y quizá eso le dolía más que ninguna otra cosa. Yunho se preocupaba; lo quería, pero no lo bastante. No lo quería lo bastante.
—Te quiero, Yunho —dijo con suavidad—. Y no sé si tú me quieres a mí. Nunca lo has dicho, pero quizá si lo hicieras, incluso si tú… no me quieres lo suficiente.
La expresión de Yunho permaneció inalterable, sin parpadear siquiera. Era como si no lo hubiera oído y Jaejoong no podía soportarlo.
—Déjame, por favor; tengo que vestirme para un baile y se me está haciendo tarde.
Yunho lo miró un momento antes de dar media vuelta y salir.
Jaejoong sintió que la habitación se había quedado helada. Siguió sentado inmóvil en la otomana mientras el espejo mostraba un rostro que debía pertenecer a alguna otra persona. Era el semblante de alguien sin esperanzas; alguien vacío.
Jaejoong se dirigió hacia el espejo apretando la toalla contra su pecho.
Su mirada siguió el trayecto del blanco tejido mientras se deslizaba por su cuerpo y caía a sus pies. Las lágrimas nublaron su vista y bañaron sus mejillas, desoyendo su deseo de ser fuerte.
—Deja de llorar, tonto. Recupera la compostura, por el amor de Dios. —Si al menos las lágrimas escuchasen, pensó mientras se frotaba las mejillas con las manos.
Un punto oscuro en el espejo llamó su atención y Jaejoong alargó la mano para limpiarlo.
— ¿Qué? —El punto se movió cuando tocó el espejo y Jaejoong se miró la cintura. Allí, encima del ombligo, había una marca negra. —No puede ser.
Aturdido, Jaejoong fue a la mesita de noche y recogió el grueso libro negro. Indiferente a su desnudez, se sentó y pasó las páginas hasta que encontró lo que estaba buscando.
«Y cuando la mujer  u hombre vampiro llega a la mayoría de edad y se queda embarazado, verá la marca de nuestros antepasados en su estómago.»
Jaejoong miró el dibujo que había al final de la página y cerró los ojos.
El dibujo era una media luna con un círculo dentro, la misma marca que acababa de ver en su cuerpo.
Jaejoong se frotó la señal con el dedo. Primero despacio, luego más deprisa.
—Vamos —murmuró, frotando con más fuerza y dejando marcas rojas en la piel, pero la infamante señal no desaparecía.
Embarazado. La palabra resonó en su cabeza una y otra vez hasta que le entraron ganas de reír a carcajadas. La ironía no tenía precio. Yunho no iba a casarse con él porque aseguraba que los humanos no podían tener hijos vampiros y allí estaba él… ¡embarazado!
¿Y ahora qué se suponía que tenía que hacer? No podía casarse con Hyun Joong en ese estado. Tendría que contarle a Changmin cómo estaba su economía.
¿Y si caía enfermo? ¡Maldita sea! No pensaba casarse con Yunho después de aquel rechazo… lo mataría estar con él sabiendo que sólo lo quería porque iba a tener un hijo suyo. Pero ¿y si Changmin caía enfermo? Quizá pudiera casarse con Hyun Joong a pesar de todo.
Su madre estaba embarazada cuando se casó con su padre; pero no, él no podía hacerle eso a Hyun Joong. Al menos su madre estaba embarazada de un hijo normal.
¡Señor, Señor! ¡Iba a dar a luz a un vampiro!
Jaejoong perdió el equilibrio y cayó al suelo. Y le entraron ganas de vomitar.

-------------------------

Jaejoong esquivaba a los conocidos mientras recorría el salón de baile en busca de Changmin. Vio a Heechul hablando animadamente con varios amigos. Sin ganas de sonreír a los extraños, se fue en dirección opuesta, hacia una planta que había visto antes.
Le recordaba la otra planta tras la que se había escondido unos días antes, aunque parecía que habían transcurrido años. Estando detrás de aquella planta había visto por primera vez a Yunho. Y allí había conocido a Hyun Joong.
Qué extraño resultaba pensar que su vida había cambiado tanto simplemente porque había decidido esconderse detrás de unas hojas gigantes.
Jaejoong acarició la delgada corteza de la planta, percibiendo su fragilidad. Unas pequeñas manchas, debidas seguramente a alguna plaga, afeaban varias hojas, mientras que otras se habían enroscado como si hubieran estado demasiado expuestas al sol. Y sin embargo, la planta seguía en pie.
Era como la vida misma, ¿no? Mantenerse en pie incluso cuando las cosas se ponían feas o cuando otros trataban de erosionar tu firmeza.
— ¿Me concedes este baile?
Se dio la vuelta. Hyun Joong estaba a unos pasos, igual que aquella primera vez. Jaejoong no estaba preparado para enfrentarse a él, para decirle que no podía estar con él. Pero Hyun Joong no esperó su respuesta y lo cogió de la mano antes de que pudiera darle una negativa.
Jaejoong se puso a la defensiva; tenía los nervios de punta y pensó en recurrir al sarcasmo, como acostumbraba, pero decidió no hacerlo. Ya no necesitaba el sarcasmo ni las grandes hojas, ni cabalgadas a la luz de la luna por verdes praderas.
Jaejoong ya se había escondido bastante del mundo. Pronto tendría un hijo.
— ¿Cómo te encuentras? —preguntó Hyun Joong cuando empezaron a bailar.
—Bien, gracias —respondió suavemente—. ¿Y tú?
Hyun Joong guardó silencio y apartó un momento la mirada de la suya.
—Bien, aunque estaré mejor cuando me cuentes qué ocurre.
—Tienes razón, Hyun Joong, no me encuentro bien. Tengo que decirte algo.
— ¿Qué es, amor mío? ¿Qué te inquieta?
¿Por qué tenía que ser tan dulce? Jaejoong reprimió el deseo de echar a correr mientras él lo conducía rítmicamente por la sala de baile. Respiró hondo y lo miró a los ojos.
—No puedo casarme contigo, Hyun Joong.
Hyun Joong estuvo a punto de tropezar, pero se recuperó de inmediato.
— ¿Por qué?
Jaejoong consideró todas las razones posibles que podía darle. Pensó en un millón de excusas, pero ninguna le satisfacía. Hyun Joong siempre se había portado de maravilla con él y merecía la verdad.
—Estoy embarazado —dijo, tensando el cuerpo, listo para que Hyun Joong lo dejara allí plantado y se fuera. O quizá montara una escena, lo insultara y se fuera. No lo pillaría por sorpresa ni lo culparía. ¿Cómo podían habérsele ido las cosas de la mano hasta tal extremo?
— ¿Vas a casarte con él?
La pregunta lo sorprendió. ¿Cómo es que estaba tan tranquilo? ¿No se había enfadado?
—No.
Sintió que el hombro en el que apoyaba la mano se ponía rígido y supo que Hyun Joong estaba tratando de calmarse.
— ¿Y no cambiarás de idea mañana?
Jaejoong no entendía adonde quería llegar con sus preguntas, pero no le negó las respuestas. Se merecía eso y mucho más.
—Quizá no sea justo ocultarte su identidad, pero mereces saber que no nos casaremos. Él no me quiere, Hyun Joong.
— ¿Y tú le amas? No… no respondas a eso. No quiero saberlo. Podemos superarlo, Jaejoong. Cásate conmigo, ya, hoy, y tu hijo será mío.
A Jaejoong se le llenaron los ojos de lágrimas mientras negaba con la cabeza.
—No puedo, Hyun Joong. No puedo hacer…
Hyun Joong lo interrumpió antes de que terminara.
—No digas que no puedes hacerme eso. Si se trata sólo de mí, he de decirte, Jaejoong, que yo te quiero. Lo peor que puedes hacerme es abandonarme. Y si no se trata de mí, ¿de qué se trata? ¿Es que no deseas casarte conmigo?
Si al menos se enfadara, pensó Jaejoong con desesperación. Su indignación habría sido mucho más fácil de soportar que aquella terrible tristeza de su voz.
—Lo siento, Hyun Joong.
Hyun Joong dejó de bailar, se dirigió con él al borde de la pista y le besó las manos. Cuando lo miró a los ojos, a Jaejoong casi se le partió el corazón.
—Tú le amas —dijo el hombre, mirando hacia las grandes puertas del salón—. No quiero dejarte, pero he de hacerlo. Me duele el corazón, Jaejoong. Me duele por tu dolor y por el mío. Te he dicho que estaba dispuesto a aceptarte, con niño y todo, pero no quiero que luego te arrepientas.
—Hyun Joong —dijo Jaejoong suavemente, apartándole un mechón de cabello de los ojos—. No sé qué decir.
—Lo siento, querido; te he colocado en una posición en la que realmente no hay nada que puedas decir. Si cambias de opinión, sabes dónde encontrarme.
Y con una inclinación de cabeza, se fue.
Jaejoong se sintió como si acabara de recibir un baño de agua helada. Se le puso la carne de gallina y le temblaron las manos.
— ¿Jaejoong?
¿Es que no iban a dejarlo en paz? Esbozando una falsa sonrisa, Jaejoong se volvió hacia su hermano.
—Te he estado buscando por todas partes —dijo alegremente, esforzándose por contener la bilis que le subía por la garganta. Acababa de romperle el corazón a un buen hombre, un hombre maravilloso. Santo Dios, quería meterse debajo de las mantas y dormir. Ya no podía casarse por dinero. Estaba embarazado y tenía que buscar la manera de contarle a Changmin que pronto estarían en la ruina.
Changmin sonreía despreocupadamente y Jaejoong deseó arrojarse en brazos de su hermano y pedirle que matara a todos los dragones, como una vez había prometido hacer.
—Lo siento, no quería hacerte esperar. Aunque me alegro de que vinieras con el esposo del duque, ya que he tenido que quedarme en casa un largo rato.
—Ah, ¿sí? ¿Qué ha sucedido? —dijo Jaejoong, mirando la terraza vacía y preguntándose cómo podía convencer a su hermano de que lo dejara salir a respirar aire fresco. Necesitaba desesperadamente estar solo, tanto que estaba dispuesto a contarle cualquier mentira para conseguirlo.
—Ha pasado algo de lo más extraño. El abogado de nuestro padre apareció cuando estaba a punto de salir. Le recuerdas, ¿verdad?
Jaejoong contuvo la respiración, con el corazón en la boca.
—Bueno, llegó hablando de unos barcos, que les había pasado no se qué, y que deberíamos dar gracias al cielo porque los habían encontrado. Yo no sabía de qué estaba hablando, pero cuando conseguí que el hombre se tranquilizara, me contó que nuestros barcos habían vuelto, y con tantas mercancías que la empresa había ganado mucho más dinero de lo que estaba previsto. — Changmin enarcó las cejas y miró a su hermano—. Ahora que tenemos este botín, imagino que te dedicarás a recorrer todas las joyerías.
—Changmin, necesito aire —dijo Jaejoong, tan abrumado por el alivio que sintió las piernas de gelatina.
— ¿Te encuentras bien? —dijo Changmin, serio ya, cogiéndolo del brazo.
—Sí, sí. Es que hace demasiado calor aquí dentro. El aire fresco me sentará bien, estoy seguro.
Salieron a la terraza que, según comprobó Jaejoong con placer, seguía estando vacía.
—Changmin, no quiero parecer descortés, pero ¿te importaría mucho dejarme solo?
Changmin frunció el entrecejo y miró los oscuros jardines.
—No creo que sea una buena idea, Jaejoong.
—Por favor. No tardaré —prometió—. Déjame solo dos minutos y luego me reuniré con todas esas chismosas que rodean al esposo del duque.
Changmin asintió con desgana y volvió al salón de baile.
—No tardes.
—No tardaré —dijo Jaejoong, volviendo la espalda al salón de baile y dejando escapar un suspiro. Sus emociones eran tan confusas que apenas podía hilar un pensamiento coherente.
Se dirigió hacia el rincón derecho de la terraza para no ser visto y al llegar a la barandilla, su cara se ensombreció. Estaba cansado, cansado de tanta fiesta y tanto baile. Cansado de conspiraciones asesinas, de vampiros y de humanos.
—Libre. —Pronunció la palabra con reverencia. Ya no tenía necesidad de casarse. No tendría que vestirse para asistir a bailes nunca más. Era libre de volver a su finca del campo. Allí podría criar a su hijo y olvidar. Olvidar el dolor que había causado a Hyun Joong, olvidar las intrigas… olvidar a Yunho.
Jaejoong apoyó los brazos en el antepecho esculpido en forma de parra y contempló el jardín lleno de sombras. Estar solo en la terraza era un acto de desafío, su manera de hacer algo impropio, de librarse del dolor que sentía. ¿Tenía algún sentido todo aquello?
—Hola. Permitidme que me presente. Me llamo Seong Min.
Jaejoong apenas tuvo tiempo de tragar una bocanada de aire antes de ser arrastrado por encima de la barandilla.

--------------------------------

— ¿Dónde está?
Junsu se volvió al notar ansiedad en la pregunta.
— ¿Yunho? ¿Cuándo has llegado, pícaro? La verdad es que no…
Yunho lo interrumpió mientras recorría el salón con la mirada.
—Junsu, no tengo tiempo para cumplidos. Estoy buscando a Jaejoong. ¿Dónde está?
Junsu lo miró con interés.
—Estaba bailando con Hyun Joong hace un momento. Estoy seguro de que volverá enseguida.
Yunho frunció el entrecejo e inspeccionó la sala de baile con los ojos. No había tardado mucho tiempo en darse cuenta de que no podía vivir sin él, pero su Jaejoong siempre iba un paso por delante.
— ¿Y qué hace con él?
—Es su novio, ¿qué puede haber más normal que el hecho de que bailen los dos? — Junsu también inspeccionó la sala en busca de Jaejoong que había llegado a considerar como un hijo.
—No por mucho tiempo.
— ¿A qué te refieres? — Junsu centró su atención en el hombre que tenía al lado. Yunho le había parecido enfadado un momento antes, pero ahora lucía su habitual personalidad: impasible y con dominio de sí.
—He dicho que no será su novio mucho tiempo.
Junsu frunció el entrecejo al oír la noticia.
— ¿Y por qué no va a serlo?
—Porque se va a casar conmigo.
— ¿Qué? — Junsu no habría parecido más sorprendido aunque lo hubiera ensayado—. ¿Qué quieres decir?
Junsu vio que Yunho inspeccionaba la estancia por última vez y luego se volvió hacia él. Lo que vio lo hizo retroceder sin poder evitarlo. Jung Yunho, el hombre que no mostraba sus emociones, el hombre que nunca perdía el control, estaba sonriendo.
—Voy a pedirle que se case conmigo.
— ¿Qué es lo que has dicho? —preguntó Yoochun poniéndose al lado de su esposo.
—Yunho va a pedirle a nuestro Jaejoong que se case con él —dijo Junsu, incapaz de creérselo.
Yoochun miró a su amigo y frunció el entrecejo.
—No podréis tener hijos.
—No puedo pensar con claridad cuando Jaejoong está a mi lado, pero cuando no está, no puedo pensar en absoluto. Mi primera obligación con el clan, aparte de engendrar hijos, es ser un buen jefe. Y sin él no puedo serlo.
El grupo se echó a reír y Yoochun dio unos golpecitos a Yunho en el hombro.
—Bueno, maldita sea. Lo quieres, ¿no?
Ahora le tocó a Yunho mostrarse desconcertado.
Junsu le dio un beso en la mejilla a su esposo y también se echó a reír.
—Creo que acaba de darse cuenta.
—Bueno, ¿dónde está Jaejoong? —preguntó Yoochun, buscando al aludido con la mirada.
—Estaba bailando…
Una voz irrumpió en la cabeza de Yunho.
Yunho.
—Está aquí, acabo de oír su voz —dijo Yunho, interrumpiendo las explicaciones de Junsu.
Yoochun miró a su alrededor.
—No lo veo por ninguna parte, Yunho. No te preocupes. Siwon estará con él, o Changmin. Seguro que vuelve enseguida.
— ¿Hola? —dijo Shim Changmin, acercándose al grupo con alguna vacilación.
—Vaya, hola, Changmin, ¿ocurre algo? —preguntó Junsu al ver preocupación en el rostro del joven.
—No exactamente —dijo Changmin, mirando a los hombres con algún remordimiento—. Sólo que no encuentro a mi hermano. Hace unos momentos estaba en la terraza, dijo que quería respirar aire fresco, pero ha desaparecido.
Yunho sintió un nudo en la boca del estómago. Algo no iba bien, algo…
Yunho.
Yunho echó a correr.

6 comentarios:

  1. nooooo porq porq !! aww ojala no le haga nada ><
    maldito Seong Min ashh e.e lo bueno esq yunho pudo escuchar a JJ en su mente *-*
    creo q el asesino de vampiros si es
    hyun T-T espero q no quiera hacerle daño a JJ xq lo rechazo abuu
    gracias x la actu !!

    ResponderEliminar
  2. Oh!!!! no por que se meten con jae ToT
    justo cuando Yunnie se habia dado cuenta de que queria estar con él por la eternidad!!!!
    Aww espero que ese seong min no le haga daño! y que lo encuentren pronto
    por que ahira jae lo tiene todo, dinero, hijo y claro a Yunho

    ResponderEliminar
  3. Noooooooooooooo! justo cuando Yunho se iba a confesar, decirle que lo ama con locura y que se case con el...
    Pobre Jae lo que estará pasando, no le pueden hacer daño, Yunho no lo permitirá
    ahhhhhh que ansias por saber como continua asi que no esperaré mas tiempo y leeré el final.

    ResponderEliminar
  4. Oh oh Jae tendrá un bebe yey...
    Maldito vampiro del mal... Donde esta Jae donde?
    Tienen q encontrarlo Yunho tiene que salvarlo

    ResponderEliminar
  5. Jae le dara el hijo que tanto pide el clan #*# ahora que pasara yunho debes protegerlooo *+*

    ResponderEliminar
  6. YH, eres un hijo de la chingada o.ó!!! No pues si, que sea tu concubino nada más pa eso lo quieres, si de verdad te hubiera importado hubieras hablado claro con él desde el inicio o.Ó!!!
    JJ, te hubieras quedado con HJ aunq estuvieras embarazado >\\< !!!
    Mendrugo

    ResponderEliminar

Thief: Capítulo 16

Capítulo 16 Presente   Dejo a Jaejoong en su oficina. En el camino hacia allí, apenas me dice dos palabras. Después de lo que acababa ...