Capítulo 5
Yunho hizo una seña a Siwon para que cerrara la puerta de la
inmensa sala. Dieciocho pares de ojos le miraban fijamente mientras avanzaba
hacia la chimenea, en la que ardía un brillante fuego. Siempre había sentido
afinidad con el fuego. Las enormes llamas amarillas, rojas y azules ejercían un
extraño efecto calmante en su siempre tenso cuerpo.
—
¿Yunho?
Yoochun, el duque, sentado en un sillón cercano, tenía todo el
aspecto de un rey. Con el corte impecable de su traje y su corbatín, y el
cabello castaño que le llegaba hasta el cuello de la camisa, parecía la viva
imagen de la dignidad.
Yoochun
se levantó majestuosamente y se acercó a la chimenea. Aunque por su aspecto
físico no parecía tener más de cuarenta años, sus ojos reflejaban la
experiencia de varios siglos.
—Ha
pasado mucho tiempo, Yunho.
—Pues
sí, Yoochun. Tienes buen aspecto.
—Tú
también. Gracias por venir tan pronto. Me avergüenza decir que no somos capaces
de manejar solos el asunto.
Yunho,
comprendiendo la carga que soportaba, puso una mano en el hombro del hombre que
había sido su compañero en varias guerras. La sorpresa que reflejó el rostro de
Yoochun no le pasó inadvertida, y entonces se dio cuenta de lo poco habitual
que era su gesto. Apartó la mano; después de todo, no era un hombre al que le
gustara tocar, ni que lo tocasen.
—Comencemos.
Yoochun
asintió con la cabeza y se volvió hacia los otros miembros del clan. Por un
momento había recordado al viejo Yunho, el amigo que había reído a mandíbula
batiente. Habían sido buenos años, años despreocupados. Pero la muerte de Seol
lo había cambiado todo. Ahora tenía delante a un hombre diferente, un hombre
que había cerrado su corazón a cal y canto.
—Para
aquellos de vosotros que no tengáis el honor, permitidme que os presente a Jung
Yunho, príncipe, jefe del Clan Oriental.
Nadie
rompió el silencio y Yoochun prosiguió:
—Yunho
está aquí porque lo hemos llamado para que nos ayude a llevar a Seong Min ante
la justicia. Todos somos conscientes del poder de ese vampiro. Ha matado muchas
veces en los últimos meses. —Yunho recorrió la estancia con la vista mientras
el duque hablaba. Yoochun era un hombre de voz suave, un hombre compasivo, pero
aun así era el candidato perfecto para ser el jefe del Clan del Norte. Los
suyos lo trataban con respeto y lo escuchaban embelesados.
Yunho
estaba casi seguro de la lealtad de aquellos miembros, pero no era propio de él
dejar nada al azar.
Apoyándose
en la pared, comenzó a analizar las mentes de los allí presentes. Sus pensamientos
eran muy parecidos. Seong Min había despertado mucha aversión en aquel grupo de
vampiros. Y mucho miedo.
Casi
había llegado al último miembro cuando se encontró con un bloqueo. La mayoría
ni siquiera se había dado cuenta de su intrusión, y los dos que lo notaron no
habían opuesto resistencia. En cambio, aquel héroe estaba tratando de demostrar
algo, aunque Yunho no sabía qué. Miró al vampiro con curiosidad. Cabello y ojos
castaños, rasgos comunes y corrientes… no había nada en él que destacara.
Cuando Yoochun finalizara su discurso, largo como siempre, Yunho trataría de
averiguar algo más sobre aquel individuo. Pero de momento no tenía tiempo para
juegos.
Con
un ligero empujón, Yunho rompió la barrera y se introdujo en los pensamientos errantes
de aquel hombre.
Los
ojos del hombre dejaron de mirar a Yoochun y se clavaron en él. No era cólera,
sino sorpresa, lo que Yunho vio en su expresión. No tardó mucho en darse cuenta
de que el hombre lo estaba poniendo a prueba para ver si era apropiado… cosa
que Yunho podía entender.
—Os presento mis respetos. Vuestro bloqueo es más
fuerte que el de la mayoría.
— ¿Cómo lo habéis hecho? ¡Nadie había conseguido
hasta ahora introducirse en mi mente!
—Yo no soy un don nadie.
—Os pido perdón, príncipe. Seong Min asesinó a mi
mujer. Me he quedado solo con un hijo que no llega a la mayoría de edad.
Necesito asegurarme de que la expedición que me va a alejar de él no será
infructuosa. Y ahora veo que dará fruto. Estoy a vuestro servicio.
—Lo llevaremos ante la justicia.
Y
con esta frase, Yunho salió de la mente del hombre para continuar con la
siguiente.
—…
el príncipe Jung coordinará la búsqueda de Seong Min. — Yoochun terminó su alocución
y regresó a su asiento, al lado del fuego.
Yunho
no era tan dado a los discursos largos como su amigo, así que comenzó a su manera
directa, sin preámbulos.
—Seong
Min es más fuerte que la mayoría de vosotros, que todos vosotros,
probablemente. También es más aficionado que vosotros a matar. Su mente es más fuerte
que la vuestra y tiene más aguzado el instinto de supervivencia.
Se
detuvo para que sus palabras calaran en el público, que empezó a agitarse.
Varios hombres se levantaron de sus asientos; ante el peligro, su instinto
natural les empujaba a moverse.
—Os
lo digo porque es esencial reconocer que vuestra baza principal radica en
vuestro número. Seong Min está solo, y aunque sea más fuerte que cualquiera de
vosotros por separado, no podrá enfrentarse a todos a la vez. Por tanto, a
partir de ahora una de vuestras obligaciones será no estar solos nunca frente a
él.
»Se
envió a dos vampiros de este mismo clan. Dos vampiros muy capaces que juntos podrían
haber reducido a Seong Min, pero solos no tuvieron la menor oportunidad.
Yunho
observó todos los rostros de la silenciosa habitación y prosiguió:
—No
deben morir más vampiros y no se tolerará ningún error. ¿Está claro?
La
palabra sí resonó en toda la estancia.
—Muy
bien. Señoras, caballeros, Seong Min está aquí y detenerlo es asunto nuestro. Quiero
que todos hagáis mucha vida social durante los próximos días. Tened los ojos y
los oídos abiertos. Yoochun celebrará un baile dentro de tres días. Será un
acontecimiento y, si Seong Min es tan engreído como su última acción me hace creer, es
muy posible que se presente. Así que espero que todos vosotros asistáis.
Mientras
los vampiros salían en hilera de la casa, Yunho se quedó pensando con los ojos entornados.
El chico de azul no había acudido. Faltaban tres miembros, sí, pero era porque
se encontraban en el territorio del Clan Occidental y no les había dado tiempo.
Esta excusa no era válida para él.
Yunho
enlazó las manos y se quedó mirando el fuego, que se iba apagando lentamente. No
había podido quitárselo de la cabeza desde que lo había visto la tarde
anterior. Aquel hombre tenía algo…
—
¿Es usted el príncipe Jung, el que extinguió la Rebelión de 1678 sin ayuda de
nadie?
Yunho
dio media vuelta y miró al joven que estaba detrás del sofá frunciendo el entrecejo.
El
hombre con el que había conversado poco antes se acercó rápidamente y rodeó al
joven con el brazo.
—Perdonad
a mi hijo; es joven y no sabe bien cómo comportarse.
Un
vampiro joven, en opinión de Yunho, suele causar más mal que bien. Sin
pronunciar una palabra, se acercó al muchacho, que estaba tan quieto y asustado
como un ratón de iglesia, y le puso la mano en la frente.
¿Qué está haciendo?
Me va a matar.
La casa es más grande que la nuestra.
Tengo que sonreír para que mi padre no se
preocupe.
Madre, te echo de menos.
Yunho apartó la mano de la ya sudada frente del muchacho y habló
suavemente.
—No
lo hice solo; tuve mucha ayuda. ¿Cómo te llamas?
—Won
—respondió el chico con timidez.
—
¿Y cuántos años tienes, Won?
—Trece.
Los
niños vampiros eran una rareza; hacía mucho que no conocía a ninguno tan joven.
Lo más probable era que la sed de sangre le despertara dentro de poco, una
sensación muy dolorosa para la mayoría de los vampiros.
Yunho
recordó la época en que le había ocurrido a él. Había perdido el control de sus
sentidos. Vagó de un lado para otro durante semanas, con ganas de morder a todo
el mundo que se le acercara, obligado a ocultar sus ojos brillantes y sus
crecidos colmillos durante el día.
Aunque
Yunho no veía ninguna expresión salvaje en los ojos del muchacho, sabía que no
tardaría mucho en sentirlo. Antes de que ocurriera, Won necesitaba ser iniciado
en el clan y sus leyes.
Yunho
volvió a la chimenea y se dirigió al padre de Won.
—Se
iniciará pronto.
Aunque
no fue una pregunta, Woo respondió como si lo fuera.
—Sí,
príncipe Jung. Debido a los sucesos, el duque ha decidido que se llevará a cabo
sin la tradicional ceremonia de tres días, pero la iniciación tendrá lugar
pronto. Won ya ha comenzado a sentir dolores.
Yunho
estuvo de acuerdo con la decisión de Yoochun. La iniciación enseñaría al muchacho
a controlar sus ansias antes de que éstas le controlaran a él, por tanto era
mejor no posponerla.
—Muy
bien. Me ocuparé de los detalles.
Woo
tragó saliva. La muerte de su esposa estaba muy reciente y aún se cebaba en su capacidad
para razonar. Ni siquiera había caído en la cuenta de que tendría que buscar a
alguien que ocupara el lugar de su esposa en la iniciación de Won. La madre era
la encargada de buscar al recién nacido que se utilizaba, ¿cómo lo había
olvidado?
—Os
estaremos muy agradecidos —dijo Woo con sinceridad. Empujó a su hijo en el hombro para que se
moviera.
—Adiós,
príncipe Jung —dijo el muchacho sonriendo.
Yunho
los observó hasta que salieron de la habitación. No había pensado mucho en hijos,
aunque suponía que debería haberlo hecho. Pocos vampiros vivían hasta la edad
de procrear y a Yunho le había llegado el momento. Estaba obligado a engendrar
un hijo, era su deber con la raza de los vampiros, pero tendría que esperar a
terminar el trabajo.
—
¿Te apetece algo fuerte?
Yoochun
se acercó a él y le tendió un vaso. El líquido color rubí sabía bien al bajarle
por la garganta.
—
¿Vas a quedarte a pasar la noche, Yoochun?
—No,
me iré en seguida. Junsu está embarazado de nuestro primer hijo y me cuesta dejarlo
solo aunque sólo sea por poco tiempo.
Yunho
enarcó las cejas con sorpresa.
—
¡Enhorabuena! Tendría que habérseme ocurrido que sólo una razón como esa habría
mantenido lejos a Junsu. Nunca fue capaz de quedarse sentado a esperar.
Yoochun
se pasó la mano por el cabello y sonrió.
—La
verdad es que fui yo quien impidió que viniera. Si dependiera de él, estaría en
la calle buscando a Seong Min.
Yunho
cabeceó con buen humor y se sirvió otro vaso. La sangre bajó ardiendo por su garganta
hasta llegar al estómago.
—
¿Cómo te las has arreglado? Recuerdo lo difícil que era conseguir que ese
hombre te trajera un té. No me imagino que se quede sentado en casa, si no
quiere hacerlo.
Yoochun
dejó el vaso y se estiró la chaqueta. Hablar de su esposo le había hecho tener
más ganas de verlo.
—Mi
cargo de jefe de clan tiene sus ventajas, Yunho. Para él es una cuestión de
honor obedecerme, como para el resto del clan. Y ahora, con tu permiso, me voy
a casa con mi enfadado esposo.
Yunho
acompañó a su amigo hasta la puerta y entonces volvió a verlo en su mente.
—Antes
de que me olvide, ¿os ha visitado algún vampiro aquí?
—Que
yo sepa no —dijo Yoochun, frunciendo el entrecejo—. ¿Por qué lo preguntas?
—Anoche
en el baile vi a un vampiro que no conocía. Puede que acabe de llegar y no comunique
su visita hasta mañana —razonó Yunho en voz alta.
Yoochun
asintió con la cabeza.
—Cuando
lo comunique, me aseguraré de notificarle lo que está pasando. — Yoochun miró
las oscuras calles y luego a Yunho, y se fue.
Yunho
volvió al salón y se quedó en silencio, mirando las brasas convertirse en
cenizas. Le recordaban a sí mismo, el rojo resplandor de la leña
desvaneciéndose poco a poco.
En
sus primeros años, Yunho había disfrutado mucho de la vida. En su cama siempre podía
encontrarse una mujer o un hombre, y cuando el placer sexual había dejado de
impresionarle, había librado guerras y coqueteado con el arte. Había llegado un
momento en que había sido un maestro en el arte de la pintura, y cuando pintaba
sentía su alma iluminada por el fuego.
Ahora
parecía que ese fuego se había apagado y él era como los troncos de la
chimenea, tratando desesperadamente de mantener dentro de sí el calor rojizo,
esperando que una brisa lo avivara de nuevo.
El
humo se elevaba en espirales en la chimenea, danzando con agilidad… Seol.
Su
mente vagó hasta una época lejana, una época en que su hermana bailaba
alegremente…
—Oh vamos, solo un baile más, Yunho —decía Seol dando vueltas alrededor de él, con el cabello danzando tras ella,
su sonrisa como un rayo de sol.
—No tengo tiempo para bailes, Seol; por si no lo
has notado, estamos en guerra.
Seol se había detenido frente a él con las manos
en las caderas y le había reprendido:
— ¡Jung Yunho, no creo que eso sea una excusa,
porque siempre estás librando una guerra u otra! Venga, déjame. ¿Qué mejor
manera hay de disfrutar de la vida que ser parte de ella? Cuando bailas, hasta
tú te conviertes en alegría, ya lo sabes.
Yunho cabeceó y le colocó un mechón de pelo suelto
tras la oreja.
— ¿Qué haría sin ti, querida? ¿Quién iba a
recordarme que sonriera, o a reñirme por arrugar demasiado la frente, o a
convencerme de que bailara en vísperas de una batalla?
—Oh, no necesitas preocuparte por algo así. Tengo
el hermano más temible del mundo, ¿sabes? Nunca permitiría que me ocurriera
nada malo, así que pienso estar aquí durante mucho tiempo. —Seol adoptó una expresión
seria, sus ojos grises resplandecieron de amor y levantó las manos—. Ahora
baila conmigo, antes de que los turcos nos estropeen la diversión.
Con
el estómago encogido por los remordimientos, Yunho golpeó la pared con el puño.
Cuando la piedra machacada llegó al suelo, la sensación había desaparecido.
La
tristeza era una emoción que Yunho no conocía bien. Estaba demasiado seguro de sí,
demasiado orgulloso quizá, para dejarse arrastrar por los oscuros tentáculos de
la depresión como tantos otros antes que él. Pero el sentimiento de culpa era
su compañero constante y raramente lo abandonaba.
Oh! Pobre Yunho, le sucedieron muchas cosas. Se pone muy interesante la historia :)
ResponderEliminarpobree debe extrañar mucho a su hermana QuQ
ResponderEliminarwaa esta muy interesante y ya muero xq se vuelva a encontrar
con JJ *----*
waaaaaaaaaa Yunho se siente culpable de lo que le paso a su hermana pobrecito pero pronto llegará Jae para consolarlo y cuidarlo.
ResponderEliminarEspero que el encuentro de ellos dos sea grandioso y que puedan entenderse y comprenderse.
bye
Pobre Yunho...
ResponderEliminarExtraña y se culpa por lo q le pasó a su hermana... :(
Yunho se llevará tremenda sorpresa al saber que Jae no es un vampiro ...
Yh ha pasado por tantas cosas lo mas triste la perdida de su hermana esperemos y pronto se encuentre con jae ^_^
ResponderEliminarPobrecito, tener que lamentar los recuerdos y la pérdida de su hermana por tantos años T^T creo q se encariñara con el vampiro adolescente por lo mismo >.<
ResponderEliminarYa preguntando por su mujer >v>
pobre Yunho siente remordimientos. pero qué le habrá pasado a su hermana?? no puede sacarse de la cabeza a Jae, se cree que es un vampiro... qué intriga.... gracias
ResponderEliminarYo creo que ni Jae sabe que es un vampiro al igual que Changmin, y espero ansiosa su encuentro con Yunho y con esa verdad sobre él.
ResponderEliminarGracias!!!