Capítulo 6
Se
lamió los labios secos y se pasó la áspera lengua por los agudos colmillos.
Tenía sed de nuevo. Siempre tenía sed.
Habían
pasado varios días desde el último banquete y los efectos de la sed le estaban pasando
factura a sus sentidos. El sol que caldeaba las bulliciosas calles le hacía
daño en los ojos, y se le encogían las entrañas cada vez que un humano pasaba a
su lado, ignorante del dulce aroma que exhalaba.
Le
tentaba la idea de alargar el brazo y apoderarse de cualquiera de los niños de
pelo castaño que se ofrecían a limpiarle las botas. Qué fácil sería asirlos por
la delgada muñeca y clavar los dientes en las venas que tan dulcemente se le
insinuaban.
Pero
no sentía ningún interés por los niños, ni tampoco por los varones. Las
mujeres; las mujeres humanas eran más suaves, tenían más cosas que dar.
Echó
un rápido vistazo a la calle. Necesitaba sentirse vivo, y pronto. Después,
mucho después, llamaría al hombre para darle algunas briznas más de
información. Y entonces el humano estaría listo por fin para causar estragos y
comenzar la guerra más sangrienta que habían conocido los siglos.
—Espérame
aquí, enseguida vuelvo – dijo una mujer a su cochero.
Se
volvió al oír la voz y vio a una mujer que acababa de despedir a su conductor y
entraba en una mercería. Llevaba un vestido rosa pálido con unos volantes más
apropiados para un baile. Con aquella larga nariz, los carrillos generosos y
las cejas altas, nadie habría dicho que fuera una belleza, pero sus curvas y su
sangre de dulce olor la hacían perfecta.
Sonrió
enseñando los agudos dientes mientras se dirigía a la tienda, palpando el
collar de granates que llevaba en el bolsillo. Quedaría perfecto rodeando su
pálida piel. Era lo que le gustaba. Llevaban sombreros, guantes y cremas, todo
para que la piel no se les oscureciese.
— ¿Qué haces? —preguntó
una voz dentro de su mente a la que no prestó atención. Sabía exactamente lo
que hacía. Estaba buscando la cena y poniendo otra ficha en la cima de la
torre, aquella torre que pronto se vendría abajo con su ayuda.
Cuando
la mujer salió de la tienda, tintineó una campanita. La mujer anduvo con
pasitos cortos hacia el carruaje que la esperaba. Mirando al conductor, señaló
hacia atrás para que fuera a recoger los paquetes. El hombre entró con rapidez
en la tienda después de ayudarla a subir.
Seong
Min esperó a que el conductor entrara en la tienda para abrir la puerta del
carruaje y colarse dentro.
—Pero
¿qué…?
Cállate. Atenazó
la mente femenina con firmeza, deleitándose en el miedo que veía en sus ojos.
Sabía que trataba de gritar y de moverse, pero no podía hacerlo. No podía
porque él era muy poderoso, ¡y ahora era su amo!
El
rumor de pasos rápidos le advirtió de la llegada del conductor.
Dile que lleve los paquetes en el pescante y que
te dé un paseo durante un rato.
La
mujer se inclinó y apartó las cortinas amarillas para asomarse por la
ventanilla del carruaje y hablar con el conductor.
—Deja
los paquetes en el pescante. Quiero pasear un rato…
Seong
Min interrumpió la frase de la mujer, que sintió un pinchazo agudo en el
cerebro. Trató de gritar, pero no emitió ningún sonido.
—Sí,
señora —dijo, haciendo una inclinación de cabeza y subiendo al pescante.
Seong
Min corrió
la cortinilla y sonrió. La mujer lo miraba paralizada de miedo. Él sabía que no
podía hacer nada, y eso le gustaba.
Miró
su vestido de cuello alto. Aunque normalmente le gustaba tomarse su tiempo,
aquel día no estaba de humor.
Desabróchate el vestido.
La
mujer obedeció, aunque en su expresión se reflejaba la lucha que estaba
librando para contrarrestar su poder. Por sus mejillas corrieron lágrimas de
dolor mental cuando desabrochó el último botón de la parte superior del
vestido.
Seong
Min sonrió al bajarle el vestido hasta la cintura. Con un rápido movimiento, le
rasgó la ropa interior y varios metros de tejido quedaron colgando, dejando al
descubierto sus grandes pechos y su vientre.
El
hombre se puso rígido, pero su deseo sexual era menos prioritario que su sed de
sangre. Aunque la arteria del cuello femenino latía salvajemente, se fijó en
los globos redondeados que subían y bajaban a causa del traqueteo del carruaje.
Sacó
el collar de granates del bolsillo y se lo puso a la mujer, que tenía la carne
de gallina, algo que le sentaba estupendamente; cada poro erizado era como una
gota de sangre; ahora le pertenecía.
Aflojó la tenaza mental lo suficiente para que la
mujer gimiera, un sonido que le excitaba hasta lo indecible. Sujetándola por
los brazos, clavó los dientes en su pecho y sorbió.
Apareció el malo, Yunho lo detendra antes de que se desate la caceria?
ResponderEliminarAhhhh ya quiero que Yunho y Jae se encuentren de nuevo!!!!
Esto se pone cada vez mas interesante aunque fue un capitulo corto ,dio a conocer de quien tanto se especula ... aunque me hubiera gustado saber mas de nuestro yunjae esperare hasta el prox capi y ver que es lo que pasará .. ---> misa chan
ResponderEliminarwaaa el dolor de cabeza de yunho !!
ResponderEliminarcreo q dara muchos problemas en el transcurso de la historia
cada vez mas interesante
gracias x compartirlo :3
Wow ese vampiro si que esta sediento,..
ResponderEliminarYunho tiene que capturarlo pronto antes de que empiecen a sospechar los humanos..
Y el villano apareció tan a su estilooo#*#
ResponderEliminarQuien rayos será ese mendrugoo.O?
ResponderEliminaruy qué horrible situación .pobre infeliz ahí sin poder hacer nada mientras es asesinada.. Yunho debe parar a ese monstruo sanguinario.se me ha hecho muy corto el capítulo. jajaj. estoy ansiosa por más. gracias.
ResponderEliminarSeong Min pienso quiere que se desate de nuevo la cacería de vampiros, pero porque?
ResponderEliminarGracias!!!